miércoles, 3 de agosto de 2022

LA CONVERSACIÓN - THE CONVERSATION DE FRANCIS FORD COPPOLA

PROGRAMA 377 (22-07-2022)

 

SINOPSIS

 

Harry Caul, un detective de reconocido prestigio como especialista en vigilancia y sistemas de seguridad, es contratado por un magnate para investigar a su joven esposa, que mantiene una relación con uno de sus empleados. La misión, para un experto de su categoría, resulta a primera vista inexplicable, ya que la pareja no ofrece ningún interés. Sin embargo, cuando Harry da por finalizado su trabajo, advierte que algo extraño se oculta tras la banalidad del caso, ya que su cliente se niega a identificarse, utilizando siempre intermediarios. (FILMAFFINITY)

 

EDITORIAL

 

El ojo nos vigila... Siempre latente, siempre encubierto. Nuestras voces están en todos lados. Hoy, saben todo de nosotros. La intimidad ha muerto. Y la culpa es exclusivamente nuestra. De repente, aprendimos nuevas palabras. En nuestros tiempos, Stalker se refería a un film del gran Andrei Tarkovski. Hoy esa palabra se usa más a menudo... y casi sin darnos cuenta, todos somos parte de ese universo. Vivimos stalkeando perfiles. Una especie de espías informáticos. Pero sólo somos un diminuto organismo en ese micro cosmos globalizado. Vivimos en un Gran Hermano gigante. Nombramos algo en particular durante una conversación sin sentido y en minutos tendremos algún anuncio sobre esa charla... 



Somos parte de miles de algoritmos diagramados para que sigamos consumiendo. O para que pensemos como ellos quieren. Nuestros celulares, nuestras computadoras, son un resumen de nuestras vidas. De nuestros gustos y hasta de nuestros anhelos. ¿Quién está atrás de todo esto? ¿Las corporaciones tecnológicas que ganan cada vez más millones? ¿Los gobiernos para tenernos vigilados? ¿Organismos como la CIA o el FBI para perpetuar su poder? No lo sabemos... en breve seremos reemplazados por voces que nos limitarán aún más. Será el tiempo del sálvese quien pueda. Habrá que estar atentos a ver como sigue el juego y saber de que lado estaremos. Tendremos que decidir si hablamos por lo bajo o si gritamos a los cuatro vientos. Pero con cuidado, porque ahí están, aguardando nuestra caída. Aunque no los veamos. Sólo sabemos una cosa: que en este momento, un agente secreto está escuchando nuestra conversación.

                                          

Marcelo De Nicola.-

 

Canción elegida para la editorial

 


IMPRESIONES PARA LA CONVERSACIÓN

 


Fue nuestro querido amigo Jaques Derrida quien dijera alguna vez aquello de no hay nada fuera del texto. El hombre nombra, designa, da entidad. Se estructura y se articula su universo perceptivo y cognitivo a través de un sistema heredado, arbitrario y naturalizador. El ser genera el texto y busca que encaje para narrar su realidad, porque sabe que fuera de él, tal como dice Derrida, lo único que hay es nada. El hombre, aquel animal que relata. Estamos atravesados por el discurso, por un lenguaje, somos sujetos hablados e intertextuales. Nuestro cuerpo se inscribe dentro de un discurso social que lo contiene y delimita, nuestro deseo busca ser nombrado para huir intempestivamente de aquel encierro, de aquella jaula mortal, de aquella trampa inexorable que sabe que es la palabra.  La narración, por otro lado, da seguridad, es farmacológica podríamos decir. Definir, nombrar, establecer, estructurar, sistematizar, naturalizar es de alguna manera evitar que la nada nos devore, que el abismo nos trague con sus oscuras y feroces fauces. No hace mucho conveníamos con un compañero Licenciado en Psicología que gran parte de su trabajo se centraba en lograr que el discurso encaje. En dar herramientas para que la palabra opere aquel sistema de acomodamiento. Un discurso que cierre, que encuadre dentro de unos parámetros de normalidad socialmente aceptados, arbitrariamente escogidos por el poder normalizante. 



Un discurso que sea capaz de desencadenar la angustia sobre la cual trabajar. El conflicto claro, deviene cuando aquel discurso falla. Cuando el relato describe lo que no es, o peor aún, describe lo que es pero no debería ser. Cuando las palabras interconectan otros relatos que traen consigo otros dolores, otras angustias. Es allí cuando urge la necesidad de corregir la narrativa, de rearmar y trabajar sobre un nuevo discurso que compatibilice con la existencia. Descartar una estructura que ya no funciona en su manera de contar una realidad por otras palabras que logren algún sentido. Esta es la situación por la que transita Harry en el tormentoso film de nuestro querido amigo Francis Ford Coppola. El relato hablará sobre la historia de un especialista en seguridad privada, Harry Caul, capaz de esconder micrófonos para espiar victimas en los lugares menos esperados, el mejor sin dudas en su rubro. Harry tiene una culpa que lo va a ir devorando durante todo el metraje, una pareja fue asesinada a raíz de uno de sus trabajos. Ese será su fantasma, el tropiezo real de su relato. El film tendrá un trabajo notable en su banda sonora. Harry es Caul de apellido, que sonoramente suena a llamada en inglés, idioma original del film. Ese juego no es azaroso ya que el trabajo de Harry principalmente se basa en pinchar comunicaciones telefónicas. 



El protagonista se obsesionará con una escucha en particular, su trabajo del momento. En aquella escucha logrará captar un diálogo de manera extremadamente clara y a varios metros de distancia entre una pareja. Un gran trabajo, quizás una de sus mejores capturas. Pero con el devenir del film descubrirá algo en aquel relato, en aquel discurso, en aquella charla que no cierra. Aquella obsesión lo irá llevando al extremo de la locura. Coppola logrará transmitir la transición del personaje a través no solo de la capacidad actoral de Gene Hackman sino también a través del recurso sonoro. Habrá una especie de acoso desde el sonido que padecerá el espectador el cual dará cuenta de los disturbios crecientes que comenzará a padecer Harry. Los diálogos se empezaran a deformar, a escuchar con ruido, serán en algunos momentos sucios, muy agudos, sin frecuencias medias. Habrá también una especie de collage montado con aquel dialogo aparentemente inocente que Harry capta. Lo atacara (nos atacara) en distintos momentos del film, los cuales se irán repitiendo con más insistencia hasta invitar al delirio. La estructura narrativa será no lineal, aparecerán en ciertos momentos flashes oníricos relatando fantasías, visiones. El director trabajará sobre las convenciones típicas del policial negro y el thriller, el personaje de Harry nos llevará por esos rumbos aún sin encontrar el film una definición en aquella tonalidad. Habrá una femme fatal que lo engañe, él será el mejor en su rubro, tendrá problemas de sociabilización, desconfiará tanto de todos y de todo que eso le impedirá mantener una relación amorosa, se encubrirá tanto que culminará perdiéndose de él mismo. 



Desde la fotografía se trabajará bastante con teleobjetivos o sea lentes mayores a los 50 mm lo que hará que se remarquen las rectas que componen la imagen y se disminuya en gran medida las profundidades de campo. La imagen que dará Harry será un poco eso, mostrará solo su aquí y ahora sin un antes ni un después, una imagen plana sin demasiada profundidad, lista para mostrarse y volver a ser en el mismo instante una sombra. Allí entonces estará el teleobjetivo trabajando en función de aquel aspecto del personaje. Su tridimensionalidad se ira formando a través de anécdotas contadas por su entorno, allí estarán los únicos datos que sabremos del personaje. Lo que sí sabremos por él será lo que realmente importe para el drama, aquella muerte que lo persigue desde su moral cristiana, desde la culpa que busca lavar hipócritamente a través del método de la confesión sacerdotal. Allí estará su conflicto interno, allí estará su infierno. En aquel relato que no cierra, que es excedido por la realidad, en aquella imposibilidad de atrapar lo verdadero, de capturar lo esencial, en aquella desesperante imagen del cazador cazado.       

 

Lucas Itze.-

 

Canción post impresiones

 


UNIVERSO COPPOLA

 


Nacido en Michigan un 7 de abril de 1939, viene de familia de artistas. Su padre Carmine era director de orquesta y su madre, Italia era actriz en el país que debe su nombre. Su hermana, Talia, también es actriz y protagonista de sus films. Luego vinieron sus hijos, Gian Carlo (fallecido a los 22 en un accidente de lancha), Roman y Sofía y sus sobrinos Nicolas Cage y Jason Schwartzman. Por una poliomelitis a los 9 años estuvo un año postrado y en ese tiempo su única distracción eran unas marionetas y películas familiares filmadas en Súper 8, lo que fue el inicio de todo. Luego de terminar la secundaria se inscribió en la escuela de Artes Dramáticas que culminó en 1960, año en que se graduó en la  Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), en ambos lugares ya hizo contactos que luego colaborarían con su carrera. En los años ´60 empezó a hacer películas eróticas de bajo presupuesto, la primera fue The Bellboy and the Playgirls, Una comedia erótica alemana ("Mit Eva Fing die Sünde an" realizada en 1958), remontada con secuencias adicionales por Coppola en los inicios de su carrera. Luego conoce al director Roger Corman, uno de los grandes del cine de terror de la época (entre sus filmes más conocidos destaca su serie de películas basadas en historias de Edgar Allan Poe incluyendo La caída de la casa Usher (1960), El péndulo de la muerte (1961), El cuervo (1963) y La máscara de la muerte roja (1964)), quien rápidamente lo convirtió en su asistente personal. Su primer film importante fue uno de terror hecho justamente para Corman llamado Demencia 13. Como a Corman no le gustó el resultado final y contrató a alguien para finalizar el film, la relación se rompió definitivamente. En esa década siguieron films como Tú eres un gran chico, Más allá del arco iris y La gente de la lluvia, con la que logra el premio a mejor película en San Sebastián, lo que le da el empujón que necesitaba. En 1969 funda su propia compañía productora, American Zoetrope, de la que era presidente ejecutivo y George Lucas vicepresidente. Los ´70 arrancan con todo, ya que escribe el guión de Patton para Franklin J. Schaffner, logrando su primer Oscar en 1971. Entre 1971 y 1972 empezó la idea de adaptar la novela de Mario Puzo llamada El Padrino. 52 días de rodaje y peleas con las productoras por los actores terminaron dándole la razón a Coppola logrando una de las grandes películas de la historia. Ganaría el Oscar a mejor película y a guión adaptado. 



Ya siendo millonario se embarcó en dos proyectos que salieron el mismo año. Primero llegó La Conversación, con la que fue nominado a Mejor Película y guion original. Protagonizada por Gene Hackman en uno de sus más aclamados trabajos, era un sorprendente estudio del sonido dirigido por Walter Murch, por el que ganaría el Óscar al mejor montaje de sonido (no en vano Hackman encarna a un profesional de las escuchas telefónicas), para un relato sombrío y lento, de gran densidad psicológica, basada en los silencios y en la reflexión más que en una dinámica más habitual en el género de la intriga. Y además ganadora del Festival de Cannes. Una enorme película que se vio ensombrecida por su otra obra: El padrino 2. La segunda parte de la trilogía confirmó el talento de Coppola y lo llevó a ganar 6 oscars más, incluyendo película, dirección y guion adaptado... Cinco años más tarde llegaría otra de sus obras magnas: Apocalypse Now, uno de los grandes relatos sobre la crueldad de la guerra.



Terminaban los 70 y Coppola dirigía cuatro films que entrarían para muchos, entre los mejores de la historia. Empezaba la caída, su estudio al ser ajeno a Hollywood solo producía deudas y Coppola tenía que vender hasta su casa y empezar a hacer films de encargo para salir adelante. Así arrancó 1981 con el musical Golpe al Corazón y dos años después llegarían dos films sobre jóvenes adolescentes que serían las grandes estrellas de los años siguientes: La ley de la calle y The Outsiders, con jóvenes promesas como Matt Dillon, Mickey Rourke, Diane Lane, Nicolas Cage, Ralph Macchio, Patrick Swayze, Emilio Estévez, Rob Lowe, Laurence Fishburne o Tom Cruise. Un año después dirige a otra estrella emergente: Richard Gere en Cotton Club. Luego siguen otros films de encargo donde siempre deja su marca: Peggy Sue, Jardines de piedra y Tucker. Para salir de la crisis económica, Coppola accedió a filmar la tercera parte de la trilogía El Padrino, que lo volvería a poner en las altas cumbres, pese a no ser tan genial como sus antecesoras. Eso le da la chance para hacer en 1992 su última gran película: Drácula de Bram Stocker, con un reparto de lujo.



Los films que ha hecho después han tenido más críticas que elogios: Jack con Robin Williams en 1996, El poder de la justicia, una de las que se salva, con Matt Damon y Danny De Vito en 1997. Diez años después llegó Juventud sin juventud y en 2009 nos emocionamos cuando vino con Vincent Gallo a nuestro país a filmar Tetro, con actores nacionales como Sofía Gala, Rodrigo de la Serna, Leticia Brédice, Mike Amigorena o Erica Rivas. En 2011 dirigió su último film llamado Twixt, una cinta de terror con Val Kilmer. Sus próximos pasos son la superproducción Megalópolis, que se sigue esperando y para diciembre se dice que hará un nuevo final de la tercera parte de El Padrino. Veremos con que aparece el genio...

 

FICHA TÉCNICA

 

Título original: The Conversation

Año: 1974

Duración: 113 min.

País: Estados Unidos

Dirección: Francis Ford Coppola

Guion: Francis Ford Coppola

Música: David Shire

Fotografía: Bill Butler, Haskell Wexler

Reparto: Gene Hackman, John Cazale, Allen Garfield, Cindy Williams, Frederic Forrest, Teri Garr, Robert Duvall, Harrison Ford, Michael Higgins, Elizabeth MacRae, Mark Wheeler, Robert Shields

 

PELÍCULA COMPLETA

 

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