martes, 20 de abril de 2021

ESCENAS DE LA VIDA CONYUGAL - SCENNER UR ETT ÄKTENSKAP

PROGRAMA 324 (16-04-2021)

 

SINOPSIS

 

El matrimonio formado por Johan, profesor de psicología, y Marianne, abogada, recibe una noche en su casa la visita de sus amigos Peter y Katerina. Al poco tiempo, los invitados empiezan una fuerte discusión en la que los anfitriones intentan mediar sin éxito alguno. Cuando se quedan solos, Johan y Marianne empiezan a hablar de su matrimonio y de sus problemas. (FILMAFFINITY)

 

EDITORIAL

 

El sonido de la puerta retumbó en la habitación. Luego, el silencio. La última taza de café se fue helando de a poco, casi como nuestros sentimientos. Las cenizas de esa última madera del hogar se apagaron en el fulgor de los recuerdos. Las charlas, las risas y las miradas que decían más que las palabras quedaron atornilladas en un estante. La casa se volvió gris. Las sombras se hicieron más frecuentes y el calor se transformó en un otoño interminable. Las hornallas emanaban, quizás, el poco fuego que quedaba. No había mañana. Y el ayer terminó siendo un cuento intenso pero incierto. En los recovecos de la memoria se plantaron los momentos inolvidables. 



Los aromas tan nuestros se fueron escapando de las sábanas. Quedó alguna confesión perdida en ciertas noches de alcohol. Quedó el sabor de tus labios en esa maldita copa de vino. De ese mismo vino que bebimos años después. No importaba que el gusto ya no sea el mismo. La brevedad de una noche que se consumió en segundos. Taciturnos, esperando amaneceres ajenos. No había necesidad de que las palabras destruyan esa alegría efímera. Volver a ser, nuevamente. Sentirnos para después olvidarnos para siempre. Para que ese dolor al menos tenga un antibiótico natural. Y aprender de nosotros mismos. Para empezar una nueva historia. Y editar esos guiones para que no formen parte de nuestras próximas Escenas de la vida conyugal.

 

Marcelo De Nicola.-

 

Canción elegida para la editorial

 


IMPRESIONES SOBRE ESCENAS DE LA VIDA CONYUGAL

 


Hay una idea que alguna vez supo esbozar nuestro amigo poeta Oliverio que logró conmover en lo profundo a los que este programa hacemos. Desde la inmensa oscuridad de su piloto negro, Oliverio, con su vista reposada sobre otro presente, un presente descarnado y fatalmente sincero, se animó a decirnos que el amor es un pretexto para adueñarse del otro, para volverlo tu esclavo, para transformar su vida en tu vida. En este sentido, cabe señalar y con esto alertar rápidamente al oyente, que el amor siempre es trágico porque en su ejercicio no hacemos más que entregar la conducción para que sea otro el que nos gobierne. Aquel otro que será la muerte misma de la aventura, que encadenará al deseo dentro de una casa, de una rutina con horarios marcados como los de una fábrica o una cárcel. ¿Cuál será la mercancía que se intentará comercializar en el quilombito aquel que es el amor? ¿Cuál será el lugar que se le dará a la familia en el gran mercado de la vida? Conocer el trágico sentido de la vida, aquella verdad, tal vez la única, de sabernos finitos, de entender que tanto nuestra vida como la de la gente que nos importa algún día acabará, algún día serán recuerdo para luego ser nada, tomar conciencia de que lo único certero es que todo esto tiene un final, pone en evidencia un abismo intolerable. En este contexto todo será miserable. Todo responderá al miedo, a las angustias, a las dudas, todo se convertirá en exigencia y perversión. 



El amor acorralado en su claustro monogámico y domesticado en su figura institucionalizada de la familia soplará avivando las llamas de una construcción social de la idea de seguridad, una triste ilusión de control y continuidad. Armaremos la farsa sobre esta idea, romantizando sin escrúpulos la posesión del otro, alimentando finalmente aquella vieja patraña de la completitud. Un amigo nuestro, Alejandro Dolina, ha dicho alguna vez algo así como que el amor es tan maravilloso que por eso uno busca que dure para siempre, y eso es lo terrible del amor. Dentro de la obra fílmica Escenas de la vida conyugal del maestro Bergman se denunciará esta idea institucionalizada del amor. Pongamos en claro algo: quien les habla cree fuertemente que este director es quizás uno de los mejores de la historia cinematográfica mundial, por lo que reconozco y por eso expongo sobre la mesa más temprano que tarde la falta de objetividad evidente en la construcción de las ideas que a continuación se expresan. Dicho esto y huyendo despavorido  de aquella objetividad que jamás tuvimos podemos decir que abordar esta obra es siempre una tarea insuficiente, fragmentada e incompleta. Bergman ha logrado en la historia de su filmografía lo que muchos intentaron y fallaron: hacer teatro con lenguaje cinematográfico. La mayoría de sus films y en particular Escenas de la vida conyugal se desarrollan dentro de una estructura donde el montaje viene a aportar a lo narrativo sin entrar en conflicto con la historia. Es fácil percibir la frescura en la utilización de los diálogos, es allí donde Bergman brilla más que cualquiera. Quien quizás más se acerca a esa genialidad es Woody Allen, tal vez su mejor alumno. 



El desarrollo dramático estará fuertemente sostenido desde las líneas de diálogos, las cuales aportaran información de los personajes y su pasado de manera profunda e inteligente. Invito a los y las oyentes a detenerse realmente en este punto. A permitirse saborear cada intervención y más aun cada silencio. Se encontrarán frente a algo pocas veces visto y escuchado, podrán percibir el trabajo minucioso de un verdadero orfebre de la palabra.  Recomendamos también la lectura de sus guiones originales en donde se puede hacer un trabajo similar al recién enunciado. Descubrirán que con un grato asombro que los libros cinematográficos de Bergman no solo se leen sino que también se escuchan y hasta se huelen. Tal es el efecto vivencial logrado. Habrá en Escenas de la vida Conyugal un trabajo cuidado desde el sonido. Vale rescatar una escena en particular del segundo acto de la obra, en donde la pareja comienza a discutir sobre sus diferencias y carencias. Ya no queda nada de ellos, de aquello que fueron o simularon ser. Allí donde antes parecía estar el amor ahora se evidencia un hueco, un vacío profundo, tal vez una distancia. Bergman tomará la acertada decisión entonces de hacer sonar los diálogos con algo de rebote, una casi imperceptible reverberación, logrando remarcar de esta manera la profundidad del escenario… el fondo pesando sobre la figura, la imposibilidad de ambos personajes de llenar cualquier vacío, ningún espacio. Con el devenir del conflicto, el cual se tornara violento no tanto desde las acciones de los personajes sino desde sus silencios, nos daremos cuenta que la única forma que encuentran de funcionar es desde la destrucción total de aquella figura de familia impuesta. Funcionarán rescatando al deseo de toda institución. Recordando que el amor nace en la ruptura misma de toda posesión. Funcionarán desde la idea más pura del amor que no es otra sino la de la única gambeta posible y eficaz para distraer aunque sea por un instante a la muerte.      

 

Lucas Itze.-       

 

Canción post impresiones

 


UNIVERSO BERGMAN

 


Hijo de un pastor luterano y de una dominante madre de origen valón, Ingmar Bergman nació en el seno de una familia muy estricta, en la que la buena conducta y la represión de los instintos se consideraban virtudes. No resulta pues extraño que, tanto él como su hermana Margareta, se refuguaran en un universo imaginario: juntos compraban trozos de película para el proyector familiar y construyeron también un teatro de marionetas. Bergman no contaba aún veinte años cuando dejó a sus padres para instalarse en Estocolmo. Desde entonces, se dedicó al teatro universitario y fue en esta época, entre finales de los 30 y comienzos de los 40, cuando entabló amistad con Erland Josephson y Vilgot Sjöman. En 1942, tras el estreno de una de sus obras, La muerte de Punch, Bergman fue invitado a formar parte del equipo de guionistas de la Svensk Filmindustri, donde pasó dos años revisando guiones, mientras seguía escribiendo obras favorablemente acogidas por la crítica. Ya su primer guión, Tortura, llevado a la pantalla por el importante cineasta sueco Alf Sjöberg, se basa en un recuerdo personal: el terror que inspirara a Bergman uno de sus profesores, que le hizo objeto de todo tipo de vejaciones y engaños en Estocolmo. Al año siguiente, 1945, la Svensk Filmindustri ofrece a Bergman la oportunidad de dirigir su primera película, Crisis, adaptación de una obra danesa cuyo protagonista, como en casi todos sus primeros trabajos, es un alter ego apenas encubierto del autor, que expresa así sus temores, ansiedades o aversiones o aspiraciones personales. Ese mismo año también dirigió Llueve sobre nuestro amor. Si Barco hacia la India (1947) y Puerto (1948) son perfectamente representativas de este periodo, las dos últimas obras de esta década, La sed (1949) y Hacia la felicidad (1949), muestran una nueva preocupación en Bergman, que aborda el tema de la pareja enredada en una lucha sin cuartel. Prisioneros el uno del otro, los amantes protagonistas de sus películas se entregan a un combate cuerpo a cuerpo, un torneo oratorio despiadado con evidentes resonancias de Strindberg. En el medio aparecen películas como Música en la nocheLos demonios nos gobiernan o Esto no puede ocurrir aquí. Los años 50 permitieron afianzarse a Bergman. Al principio de la década rodó dos brillantes historias de amor que exaltaban a la vez el esplendor del verano sueco y los fuegos efímeros de la pasión: Juegos de verano, también llamada Juventud, divino tesoro (1950), que fue presentada en Punta del Este, y esto llevó al éxito del director en lugares tan lejanos a sus país, como lo son Argentina, Uruguay y Brasil. También dirigió Un verano con Monika (1952), donde alcanzó su plenitud la sexualidad de Harriet Andersson. La carrera de Bergman en Suecia estuvo a punto de verse frenada a causa de la desfavorable recepción crítica de Noche de circo (1953), un análisis mordaz del deseo, el sentimiento de culpa y la vulnerabilidad humana. Pero la obtención por parte de Sonrisa de una noche de verano del Premio Especial del Jurado en el Festival de Cannes de 1955, volvió a situarle en posición privilegiada en Europa y Estados Unidos y le permitió abordar un proyecto que acariciaba desde tiempo atrás: El séptimo sello (1956), alegoría sobre la vida y la muerte donde refleja a la vez su concepción afectiva e intelectual de Dios y su intuición del posible holocausto nuclear. 



El clamoroso éxito obtenido por el film ofreció la posibilidad de dirigir, uno tras otro, cuatro importantes títulos: el primero fue Fresas salvajes (1956), con el director de cine Victor Sjöstrom como protagonista. Bergman recurriría nuevamente a sus recuerdos de infancia para efectuar un acercamiento lúcido y benévolo a la vejez, con toda su carga de lamentos y recriminaciones. Rodó después Cuando huye el día (1957), un ejercicio de apariencia más documental que disecciona las reacciones de tres mujeres ante la maternidad. En El rostro (1958), un mago que no es otro que el propio Bergman, se gana la vida fascinando al público y exponiéndose a la vez a sus sarcasmos. Finalmente, El manantial de la doncella (1959) es una cruel historia de violación, asesinato y venganza, basada en una balada medieval. En el transcurso de los años siguientes, el estilo de Bergman experimentaría un cambio sensible. El cineasta aborda una etapa aparentemente austera. Una técnica más depurada y, una temática más profunda se ponían al servicio de un pensamiento inquieto y desgarrado. Tras filmar El ojo del diablo, llega la trilogía formada por Como en un espejo (1961), Los comulgantes (1962) y El Silencio (1963) que le permitió ajustar cuentas definitivamente con su educación religiosa. 



Dejando a un lado su preocupación por el lugar del hombre en el Universo para considerar el del artista en el seno de la sociedad, Bergman, se convirtió en portavoz intelectual de su tiempo, persuadido de que el ser humano había llegado a una fase crítica de su evolución y de que la apatía del mundo moderno era tan sólo el reflejo de un cierto desencanto. Luego dirige ¡Esas mujeres! parodiando al cine de Fellini. Persona (1966), una obra profundamente marcada por la influencia de Jung y el psicoanálisis, reunió a Bergman, que entonces vivía en la desolada isla de Faro, con la actriz noruega Liv UllmanA su alrededor, el cineasta tejió en los años siguientes una serie de dramas que destacan por su crudeza y violencia, como La hora del lobo (1967), La vergüenza (1968) o Pasión (1970), que fue la primera en color. 



En 1971, Bergman rodó en inglés La carcoma, con Elliot Gould, que supuso un completo fracaso comercial. Por contra Gritos y susurros (1972), alucinante estudio en blanco y negro de los últimos días de vida de una mujer enferma de cáncer y del comportamiento de sus hermanas, es encumbrada como una de sus obras maestras. El director sueco siempre fue consciente del impacto de la televisión, y desde 1969, año en que realizó El rito para la pequeña pantalla, mantuvo una relación fluida con el medio, también destino original de Secretos de un matrimonio (1973) y la adaptación de La flauta mágica (1974). En 1976 dirigió Cara a Cara, y luego un escándalo fiscal llevó a Begman a exiliarse en Munich, donde dirigió para Dino de Laurentiis El huevo de la serpiente (1977), ambiciosa reconstrucción del Berlín inmediato a la posguerra. La película se hizo eco del desasosiego y las preocupaciones del realizador como ocurrió también en De la vida de las marionetas (1980), donde se reflejan la impotencia y el sentimiento de fracaso de un individuo perseguido por la sociedad. En 1978 dirigió Sonata de otoño, con la que tuvo varias nominaciones. En 1982, presentó Fanny y Alexander y anunció que sería su última producción para la pantalla grande. 



Fuertes connotaciones autobiográficas aclaran retrospectivamente los temas de su obra: la fascinación por el mundo de los actores, el temor a los tabúes religiosos, la complicidad con el universo femenino, el descubrimiento de la muerte... Todo dentro del marco de una gran familia de Upsala a principios del siglo XX, visto a través de los ojos de un niño de doce años que, una vez más, puede considerarse el alter ego de Bergman. A partir de entonces, trabaja regularmente en el medio televisivo, para el que dirige títulos como Después del ensayo (1983), Los dos bienaventurados (1986), En presencia de un payaso (1997), o Saraband mientras que sus guiones son llevados al cine por otros cineastas, generalmente cercanos a su entorno, como su hijo Daniel Bergman, firmante de Niños del domingo (1992), el danés Bille August, que trasladó a la pantalla Las mejores intenciones (1992), y su ex-compañera sentimental, la actriz y directora Liv Ullman, realizadora de Confesiones privadas (1997) e Infiel (2000). Bergman falleció el 30 de julio del 2007, el mismo día que se otro grande del cine europeo: Michelangelo Antonioni.

 

FICHA TÉCNICA

 

Título original: Scener ur ett äktenskap

Año: 1974

Duración: 168 min.

País: Suecia

Dirección: Ingmar Bergman

Guion: Ingmar Bergman

Fotografía: Sven Nykvist

Reparto: Liv Ullmann, Erland Josephson, Bibi Andersson, Jan Malmsjö, Anita Wall, Gunnel Lindblom

 

PELÍCULA COMPLETA




MUERTOS DE RISA - SHAUN OF THE DEAD

PROGRAMA 323 (09-04-2021)

 

SINOPSIS

 

Una comedia romántica... con zombies. La vida de Shaun (Simon Pegg) es un callejón sin salida. Se pasa la vida en la taberna local, "The Winchester", con su íntimo amigo Ed (Nick Frost), discute con su madre y descuida a su novia, Liz (Kate Ashfield). Cuando Liz le deja plantado, Shaun decide, finalmente, poner su vida en orden: tiene que reconquistar el corazón de su novia, mejorar las relaciones con su madre y enfrentarse a las responsabilidades de un adulto. Pero, por desgracia, los muertos están volviendo a la vida, y tratan de devorar a los vivos. Así que Shaun tendrá que enfrentarse a un problema más. Armado con un palo de cricket y una pala, emprende una guerra sin cuartel contra una horda de zombies para rescatar a su madre, a su novia e incluso, aunque a regañadientes, a su padrastro, al de su novia... llevándolos a todos al lugar más seguro y protegido que conoce: "The Winchester". (FILMAFFINITY)

 

EDITORIAL

 

Hemos hablado más de una vez sobre las características particulares que definen a ese animal narrador que somos. Aquel ser atravesado por el lenguaje, que habla y que a su vez es hablado. Aquel homo sapien, ese hombre sabio que soltó la piedra para erguirse sobre la vertiginosa y siempre inexacta estructura del lenguaje. La palabra, sin duda otra piedra. Marx lo pensaba como el animal que trabaja. Entender lo humano es entender al ser produciendo, es entenderlo en su organización del trabajo con el otro. Es entender todo aquel entramado de poder cuyo objetivo final no es otro sino la organización propia del trabajo. La historia de la humanidad entonces, es la historia de la lucha de clases. Mejor decirlo pronto: Si el trabajo que tenemos no lo elegimos ni se corresponde con nuestro deseo, entonces el ser no se realiza como humano. El ser, queridos amigos y amigas, trabaja para sobrevivir. Trabajamos por un salario siempre injusto, aceptando tareas que nos son impuestas lo que nos lleva a concluir tristemente que nada de lo que hacemos tiene algún sentido. Decimos que todo salario es injusto por que supone la inmoralidad de la peor de las traiciones,  una no realización propia. Trabajamos siempre para otro, para el beneficio real de ese otro, un otro que se lleva siempre el fruto de nuestro esfuerzo y eso es frustrante, angustiante y claro, enajenante. 



Los engranajes que movilizan al mundo se aceitan inaceptablemente con vidas humanas y tal como dice Michel Onfray, al inadmisible precio de la salud psíquica y la integridad corporal de quien lo ejerce. Sacrificar hombres y mujeres a los imperativos económicos, dejar de lado la singularidad en beneficio del conjunto son los trágicos objetivos que este sistema ostenta. Y en aquel conjunto estará el hombre masa, aquel hombre incapaz de acceder a una instancia superior. Dentro del conjunto seremos siempre lo mismo estancados sobre el aberrante peso de una palabra, de una definición, de una clase. En aquel conjunto se definirán injustamente nuestras posibilidades, nuestras oportunidades, nuestro miserable futuro. Nos alejaran de nuestras familias por un salario, escupirán sobre nuestros deseos en el sonar de una sirena, nos impondrán una jornada agobiante, infinita estúpidamente injusta y hasta seremos nosotros mismos quienes buscaremos alargarla en beneficio de un mínimo rédito económico. Tener más, siempre más, para no llegar nunca. No viviremos nuestra vida, sino la vida de otro. De aquel dueño de las máquinas, aquel maldito capitalista que jamás conoceremos su cara ni su nombre. Sobre su tumba escupirá el ultimo de nosotros y con el último de los esfuerzo levantará su copa. Aquella copa sucia de esclavo. Aquella copa vacía de sueños. Aquella copa repleta de nada, esa última copa que nos dejará muertos de risa.

                                      

Lucas Itze.-

 

Canción elegida para la editorial

 


IMPRESIONES SOBRE MUERTOS DE RISA

 


¿Y si no hay mañana? Cuántas veces en estas tertulias hemos intentado responder esta pregunta que nos hacemos desde el principio de nuestros días. ¿El miedo nos dejaría quietos o intentaríamos escapar para sobrevivir? Hace muchos años, cuando este programa estaba dando sus primeros pasos, charlamos de quizás el film menos reconocido, y no por ello menos importante, de nuestro admirado Martin Scorsese. Hablamos de After Hours, donde el neoyorkino hacía una crítica de la alienación en esos años ochenta. Y nuestro compañero Lucas decía lo siguiente: Ayer, una pared me gritaba en la cara “¿Que harías si no tuvieras miedo?”. Mi respuesta no es otra más que animarme. Animarme a mirar con tus ojos, a usar más tiempo para equivocarme. Animarme a caminar distinto, a desconfiar de mi lógica, a buscar otros barrios. Quizás ese animarse al cambio fue lo que terminó motivando a Shaun a que el miedo no lo paralice. Hablamos del protagonista de Shaun of the Dead del británico Edgar Wright, que aquí se tradujo con el facilón título de Muertos de risa, como aquella película de Alex de la Iglesia. Simon Pegg, co-guionista del film, es el protagonista de esta película sobre zombies. Desde los inicios del cine, la parodia fue el modo de ciertos guionistas o directores de homenajear o criticar ciertos films, sobre todo, de género. Todavía recordamos grandes películas (Top Secret, o quizás la saga de La pistola Desnuda) y otras que comenzaron con una idea interesante pero se terminaron repitiendo hasta satirizarse a ellas mismas (Scary Movie y todo lo que vino a continuación). Con el tiempo las ideas se fueron acabando y cada vez era más fácil entrar por el lado del “vamos a reírnos de ciertos films” como punto de partida. 



Tenía que venir entonces esta dupla conformada por Pegg y Wright para mostrar que detrás de esa sátira, de las risas y los gags, se podía encontrar una crítica social sin ser una acumulación de planos. Y nadie mejor que los ingleses para encontrar ese humor ácido y crítico dosificado en partes iguales, como lo hacían los inolvidables Monty Phyton o en estos tiempos el políticamente incorrecto Ricky Gervais (como en la original The Office o la reciente After Life). El film contará la historia de Shaun, un inmaduro londinense en la que el pub de la esquina, Ed (su amigo con quien convive) y la cultura pop (cine, videojuegos, vinilos) son parte de su rutinaria vida. Y es la suma de cosas por la que su novia Liz, decide dejarlo. Y luego de un breve momento de amargura Shaun se da cuenta que debe cambiar, aunque no cuenta con que algo tremendo está azotando a la ciudad: los zombis. El film seguirá una historia lineal donde a medida que avancen los minutos, las trabas que encontrarán los protagonistas serán más complejas. Luego de la presentación de personajes, con imágenes estilo sitcoms incluidas, seguiremos atentamente la evolución del protagonista, que crece a medida que toma fuerza la trama. Veremos en algunos momentos efectos de montaje estilo videoclip y allí recordaremos a directores como Danny Boyle con Trainspotting y sobre todo, Darren Aronofsky con Réquiem por un sueño. Encontraremos esos cortes rápidos al estilo de otro británico como Guy Ritchie para que las elipsis mantengan su ritmo narrativo. No faltarán homenajes a los grandes del género, como George Romero (desde el nombre del film directamente) o Sam Raimi, particularmente en las escenas más gore de la película. Encontraremos unos travellings donde seguimos a Shaun por el barrio, desde la casa hasta el mercado mientras la música suena de fondo. 



La banda musical, realizada por Pete Woodhead y Daniel Mudford, también será un componente importante, con Queen a la cabeza en una de las escenas más salvajes del film. Se basaron para idearla en la banda italiana Goblin, quienes musicalizan el filme Dawn of the Dead de George Romero del año 1978, e incluso se puede oír diálogos de esa película. Si bien no habrá planos o encuadres especiales si se utilizarán los movimientos rápidos de cámara para jugar con el efecto de la sorpresa y de la tensión. La fotografía pasará de la claridad natural del día a la oscuridad del bar por la noche para hacerse cada vez más lúgubre sobre el final. Estará en el casting uno de los grandes aciertos, ya que los personajes conforman un grupo en donde no habrá súper héroes sino que todos intentarán salvarse como puedan, básicamente un grupo de perdedores que tendrán que encontrar la salida. Las risas se apagarán y sobre el final se hará más dramática, como la vida misma. Será la media hora inicial donde tendremos que tener el ojo más atento. Veremos un colectivo lleno de caras perdidas, alienadas y que no se diferenciarán en nada con los zombies que aparecerán más adelante. Encontraremos en Shaun y Ed personas sin ambición ni intereses por cambiar su vida, como si fuese ese No Future reinante del que hablaban los Sex Pistols allá por fines de los ´70. Como todo capitalismo mercantil, algunos zombies sobrevivientes serán utilizados como esclavos, ya sea en un comercio o en el fondo de una casa. Será el fiel reflejo de esa juventud británica perdida. La alienación entonces es parte de este consumismo que nos persigue desde que abrimos los ojos. En los medios, en las autopistas o hasta en una parada de colectivo. Para mantenerte ocupado y no pensar por si mismo. Quizás entonces pensar en el mañana sea la única manera de lograr salir de esta sátira que se ha convertido nuestra vida. Entonces llegará el tiempo de correr para escapar de nosotros mismos antes de que terminemos convertidos en zombis.

 

Marcelo De Nicola.-

 

Canción post impresiones


 

UNIVERSO WRIGHT

 


Edgar Wright nació el 18 de abril de 1974 en Dorset, Inglaterra. Su pasión por el cine fue gracias a un miembro de su familia que le regaló una súper 8. Más adelante le regalaron una cámara de video 8 con la que empezó a realizar cortos, y llegó a ganar una competencia en el programa de tv Going Live. Generalmente se trataba de parodias de distintos géneros populares. Entre 1992 y 1994 estudió diseño audiovisual en Bournemouth. Su primer film llegó en 1995 con sólo 20 años y con lo mejor que saber hacer: parodias. El film se llamó A Fistful of Fingers (Por un puñado de dedos) y era un western donde homenajeaba a los clásicos de Sergio Leone. Más adelante dirigió varias comedias del canal Paramount Comedy, donde conoció a quienes fueron sus socios durante varios años: Simon Pegg y Jessica Hynes. Ellos crearon Spaced para Canal 4 y lo llamaron para ser parte de ese proyecto, que con sólo dos temporadas de 7 episodios cada una, se transformó en una de las series inglesas más importantes de todos los tiempos. Era una historia sobre un dibujante de cómics y una actriz frustrada, donde se mezcla la rutina, la ironía y el surrealismo, todo relacionado con la cultura pop. Luego llegó su segundo largometraje, Muertos de risa, donde volvía a utilizar las armas que mejor le sentaban, esta vez con zombis de por medio. Así da comienzo a lo que se llamó La Trilogía del Cornetto. La segunda parte llega en 2007 con Hot Fuzz (Arma Fatal), donde cuentan la historia de un súper policía que es trasladado a un pueblo, que no es tan tranquilo como parece. Otro éxito de crítica y público, nuevamente con Simon Pegg y Nick Frost como protagonistas. En 2010 llega otra película que con el tiempo se convirtió en “de culto” y con fans en todo el mundo: Scott Pilgrim vs The World (o los ex de la chica de mis sueños), basado en un cómic, el enamorado tiene que vencer a sus a sus rivales que tienen poderes especiales. 



Pone fin a la trilogía del Cornetto con Este es el fin donde cinco amigos de la infancia se reúnen después de 20 años porque uno de ellos está empeñado en volver a probar suerte en un maratón alcohólico que nunca pudieron llegar a completar pero no saben que se viene el apocalipsis, otra sátira esta vez sobre la ciencia ficción, con excelentes críticas y sus dos actores de siempre. En 2017 filma Baby, el aprendiz del crimen, la historia de un joven y talentoso conductor especializado en fugas, depende del ritmo de su banda sonora personal para ser el mejor en lo suyo. Un film de robos y atracos al ritmo de la musicalización de la película, con un montaje exquisito. Para este año se planea el estreno de Last Nigh in Soho, con nuestra Anya Taylor-Joy como protagonista. Un trhriller ambientado en el Soho londinense. Y ya estamos esperando verla...

 

FICHA TÉCNICA

 

Título original: Shaun of the Dead

Año: 2004

Duración: 99 min.

País: Reino Unido

Dirección: Edgar Wright

Guion: Edgar Wright, Simon Pegg

Música: Dan Mudford, Pete Woodhead

Fotografía: David M. Dunlap

Reparto: Simon Pegg, Kate Ashfield, Nick Frost, Dylan Moran, Lucy Davis, Bill Nighy, Penelope Wilton, Peter Serafinowicz, Martin Freeman, Jessica Hynes, Rafe Spall, Nicola Cunningham

 

PELÍCULA COMPLETA

lunes, 19 de abril de 2021

MEMORIES OF MURDER - SALINUI CHUEOK

PROGRAMA 322 (26-03-2021)

 

SINOPSIS

 

Corea del Sur, 1986. Una joven aparece brutalmente violada y asesinada. Dos meses después, se producen una serie de violaciones y asesinatos en circunstancias similares. Para buscar al asesino, se organiza un destacamento especial, encabezado por un detective de la policía local (Park Doo-man) y un detective de la policía de Seúl (Seo Tae-yoon), que ha solicitado ser asignado al caso. (FILMAFFINITY)

 

EDITORIAL

 

Sigo escuchando ese jadeo constante. Mientras la noche se hace más oscura, la respiración aumenta a un nivel irritante. Los pasos se hacen cada vez más cercanos. Veo manchas y huellas a cada momento. Se doblegan los esfuerzos para dar con ese monstruo pero es siempre la misma historia. El engaño se ha consumado. 6 de la mañana, el reloj cacarea sin sentido. Nuevo día. Otra vez la taza de café echando vapor frente a mis ojos todavía dormidos, que nunca descansaron. Suena el celular. La misma noticia de siempre. Otra vez el horror y la vida que se apaga. Y nuevamente a empezar. Pericias, datos, perfiles de víctimas, búsqueda de coincidencias. Siempre un plan nuevo arruina todo. Está más adelante que yo. ¿Seré su propio juego? No hay indicios, ni un mísero argumento para acercarse a la verdad. Mis pies se entumecen por las heladas lluvias. Mi cuerpo abatido busca encontrar un consuelo en recortes de diarios viejos y en bibliotecas desvencijadas intentando hallar una solución. 



Nada está inventado, siempre hay un mentor, quizás como falsa creencia. Lleno páginas de informes sólo para distraerme de lo cotidiano. Los medios encaran preguntas sin respuestas y sólo entorpecen la búsqueda. Son los jueces condenatorios que necesita la sociedad. Los meses se suceden casi sin sentido. Mi vida ya no tiene una rutina ordinaria. Ya lo sé. Estoy encerrado en un juego donde solo él tiene la llave. Entonces será el tiempo de cambiar de cuerpo y de mente. De seguir sus trucos y adivinar el próximo golpe. Habrá que embarrarse para que en el lodo encuentre las respuestas. Pero no se cómo. Sólo esas mentes perversas pueden jugar ese partido. Somos solo árbitros necesarios para su historia. Somos los que tenemos el silbato para pitar el final. Pero estamos lejos de eso. Y el tiempo se acorta. Y otra vida sigue en peligro. Y ahí estoy. Frente al espejo, con la cara demacrada y los labios secos por el frío. Ni el café ya me salva. Sólo busco esa llave. Esa maldita llave que me lleve a entrar en la memoria de un asesino...

 

Marcelo De Nicola.-

 

Canción elegida para la editorial

 


IMPRESIONES SOBRE MEMORIES OF MURDER


 

Hemos charlado algunas veces, en el abrigo de estas noches que ya son tan suyas como nuestras, sobre el peso y la importancia que logra adquirir la mirada. La mirada del otro, la mirada ajena, aquella oscura laguna donde nos reflejamos inevitablemente. Aquella mirada que limita, que es siempre preformativa e insuficiente. Aquella que muta, se corrompe, se degrada e inexorablemente muere. ¿Cuál es la verdad que puede surgir de aquel órgano falible y embustero? ¿Qué es lo que podemos asegurar al estructurar y organizar la realidad a través de aquel dispositivo previo y heredado creador de subjetividades? Platón pensaba que el mundo que percibimos con los sentidos es un mundo aparente, es un mundo que no es verdadero porque está hecho de materialidad, la cual siempre es inestable. Según el pensador griego, al estar atados a un cuerpo que siente estamos condenados a un acceso sectario de la realidad. La finitud nos condena siempre a parcializar. Protágoras alguna vez sentencio: Homo Mensura, el hombre es la medida de todas las cosas. La mirada inexacta creando sentido, la sociedad imperturbable sentenciando la historia. Es un hecho que el haber rescatado a la verdad del mundo de las ideas no valido jamás la mirada ejercida por la otredad sobre el objeto ni sobre su modo de conocerlo. 



Pero lo que sí podemos asegurar es que aquel rescate heroico trajo a la pregunta, a la desconfianza sobre toda certeza impuesta y naturalizada, sobre aquellas verdades narradas en los textos sagrados. El saber, las verdades, ya no se irían a buscar a los escritos realizados por las autoridades, sino que se depositarían en cada uno de los seres humanos, en la individualización de cada ser. La duda como método de búsqueda y acceso a la verdad. La duda como método de desconfianza al modo en que la verdad se nos presenta. Y aquí estará el juego que se plantea en el film de Bong Joon – ho llamado Memories of Murder. La película narrará la historia de unos detectives obsesionados en la siempre fallida búsqueda de un asesino en serie. Uno de ellos, el protagonista, el detective Kim Roe-Ha se jactará de su particular y polémico método para detectar culpables, el cual consistirá en mirar al sospechoso directo a los ojos. Su mirada, la del detective, será la sentencia, será el juicio y obviamente la verdad. Los hechos, las pruebas y los testigos no justificarán su dictamen sino que funcionara al revés. Será a través de su dictamen inexorable que las pruebas se produzcan, los hechos se narren y los testigos declaren. Por otro lado, también involucrado en la intensa búsqueda del asesino, estará el detective Seo Tae-Yoon, cuyo método se basará justamente en el ejercicio de la duda sobre las realidades impuestas por su compañero. 



Dudará de los testimonios por él obtenidos y de la tortura como herramienta para conseguirlos, dudará de la culpabilidad de los sentenciados, y claro, dudará ferozmente de su modo de trabajo. La fotografía del film estará bastante buscada construyendo así un relato audiovisual que contará con encuadres acertados y en algunos casos compuestos de manera delicada y pictórica. La estructura del film será lineal sorprendiendo llegando el final con una elipsis de casi 20 años. Las actuaciones impregnarán de dinamismo y naturalidad las más de dos horas de película, aportando de esa manera a la fluidez en la dosificación del conflicto dramático que no perderá de vista jamás la atención del espectador. El relato comenzará con la llegada del detective rudo a la escena del crimen. Unos niños jugaran por ahí cerca, entorpeciéndolo todo. Uno de ellos se quedará al lado del protagonista y comenzará a hacerle burla, a repetir miméticamente cada palabra dicha por él. Será fácil reconocerlo en la torpeza de aquel niño, en el juego básico de la mímica. Ya en el final de la cinta, luego de haber recorrido toda la curva dramática, nuestro detective llegará modificado al tercer acto y se repetirá la misma escena pero ahora varios años después. Una niña será en este caso la que irrumpa en el cuadro y lo hará desde la duda. Lo hará con una pregunta. Lo hará desde la seriedad imperiosa y urgente de la curiosidad infantil. Será entonces que entenderemos que lo único incuestionable, queridos amigos y amigas, es la evidencia del aquí y ahora.   

 

Lucas Itze.-          

 

Canción post impresiones

 


UNIVERSO BONG JOON-HO

 


Nacido en Daegu, Corea del Sur el 14 de septiembre de 1969, viene de una familia de artistas (padre diseñador, abuelo autor). Recibido en Sociología en 1989, a comienzos de los ´90 arrancó Academia Coreana de Artes Fílmicas. Allí hizo muchos cortos de 16 mm y su trabajo de graduación "Recuerdo en el Cuadro e incoherencia" fue convocado a proyectarse en los festivales internacionales de cine de Vancouver y Hong Kong. Su primer corto fue Gente Blanca en 1994. Su primer largo fue en 2000 bajo el título Perro que ladra no muerde, una comedia negra sobre un aspirante a profesor que intenta deshacerse de un perro que ladra y que traerá consecuencias para todo el edificio. Memories of Murder fue su siguiente film, en el que empieza a hacerse reconocido en el país y donde logra el premio en el Festival de San Sebastián a mejor director. Su siguiente largometraje fue The Host, la historia de un monstruo que cuelga de un puente y devora todo lo que encuentra en su camino. El film se convirtió en el más taquillero de la historia de su país. 



En 2008 participa del film Tokyo sobre la capital japonesa junto a Michel Gondry y Leos Carax. En 2009 filma Madre, la historia de una madre que busca defender a su hijo con retraso madurativo de la acusación de asesinato de una mujer. Logra el Premio a mejor película en habla no inglesa en diferentes festivales o asociaciones. En 2013 adapta el cómic francés Le Transperceneige, titulado Snowpiercer, donde el calentamiento global puso en jaque el planeta y los sobrevivientes viajan en un tren que recorre el mundo... Aunque las clases sociales se dividen por vagones. Con un elenco internacional el film se convirtió en un éxito y hoy tiene un reboot con una serie estadounidense. En conjunto con Netflix en 2017 llega Okja, otra vez con Tilda Swinton como protagonista. La historia de un cerdo inmenso que es cuidado en Corea del Sur y vendido a una multinacional estadounidense que hará que su antigua cuidadora haga todo por que lo devuelvan a su sitio. El 2019/2020 fueron sus años más importantes. Ya que con Parasite, la historia de dos familias que pertenecientes a mundos distintos y que empiezan a unirse con resultados imprevisibles, se convirtió en un éxito impensado. 



El film logró la Palma de Oro en Cannes, el Globo de Oro y se convirtió en el primer film extranjero en ganar el Oscar a Mejor película (además de mejor director y mejor guion original). Este año fue el presidente del Jurado del prestigioso Festival de Venecia. Veremos si llegó a su techo o lo que viene será mejor todavía...

 

FICHA TÉCNICA

 

Título original: Salinui chueok

Año: 2003

Duración: 130 min.

País: Corea del Sur

Dirección: Bong Joon-ho

Guion

Bong Joon-ho, Shim Sung-bo (Historia: Kim Kwang-rim)

Música

Tarô Iwashiro

Fotografía

Kim Hyeong-gyu

Reparto

Song Kang-ho, Kim Sang-Kyung, Kim Roe-ha, Song Jae-ho, Byeon Hie-bong, Koh Seo-hee, Park No-Sik, Park Hae-Il, Choi Jong-ryol, Jeon Mi-seon, Tae-ho Ryu, Seo Young-hwa, Woo Go-na, Lee Ok-joo, Yoo Seung-mok, Lee Hun-kyung, Hyeon-jong Sin, Lee Jae-eung, Jung In-sun, Byung-Gil Kwun

 

PELÍCULA COMPLETA