lunes, 17 de mayo de 2021

EL SUR

PROGRAMA 327 (07-05-2021)

 

SINOPSIS

 

La Gaviota” es un caserón situado en las afueras de una ciudad del norte de España. En ella viven Agustín, médico y zahorí, su mujer, maestra represaliada por el franquismo, y su hija Estrella. La niña, desde su infancia, sospecha que su padre oculta un secreto. (FILMAFFINITY)

 

EDITORIAL

 

Habían pasado pocos días desde que le había escuchado decir a Enrique aquello de que El orden es el intento del tiempo por matar la eternidad. El viejo siempre me impresionaba con su retórica, aquel modo extravagante de hablar y de argumentar, esa gesticulación siempre exagerada, casi actoral, aquella boca desdentada y letal. La charla se había escapado sin darnos cuenta por la ventana del bar y el viejo la remató desde su silla con aquella frase. Luego de un breve silencio a dos voces, pague las copas, nos abrazábamos fríamente, y me fui. Creo que esa fue la última vez que lo vi en persona. Unas semanas más tarde me enteraría de su muerte por una nota perdida entre las últimas hojas de un diario local. Se referían a él como el artista del underground y no como el poeta que realmente era, quiero decir, que había sido. Despedían al conflictivo, al amigo de los rockeros, al drogadicto, al periodista que terminó sus días viviendo en las calles en una completa y angustiosa soledad. No hubo ni una línea dedicada al novelista, al escritor, al pensador. La nota era más un comentario breve urgido en la ansiedad de pasar pronto a la rispidez de otros temas más importantes que la merecida despedida a un prolífero colega. En aquel punto final no solo moría la nota, sino que también el viejo. Lo cierto es que una fría noche de otoño, yo caminaba por Defensa hacia el parque Lezama disfrutando del calor de la brasa de mi último cigarrillo cuando el recuerdo del viejo volvió a mi memoria en aquella frase sentenciosa sobre el tiempo. Siempre el orden de las cosas me resultó absurdo, incomprensible. 



Siempre en nombre de la lógica acepté el aburrido devenir mecánico de las circunstancias. La vida está repleta de cosas lógicas y es por eso que la gente se ríe tan poco, se sorprende tan poco. Uno sale a la calle y ahí encuentra lo esperable, lo consensuado, lo convenido, lo  acordado. Uno camina por Defensa en el sentido del tránsito y llega al parque Lezama hasta que se convenga nuevamente el sentido contrario de la calle o el molesto traslado del citado parque a otro sitio tal vez más adecuado o de mayor alcurnia. Siempre supe que la vida que importa, no la que pasa inevitablemente, sino aquella que genera anécdotas, se encontraba ahí, en aquellos sabrosos descuidos de los procuradores del orden, la breve y esporádica ruptura del devenir cotidiano y lógico. En aquella brevedad, tal como decía el viejo, éramos eternos. Me animé a pensar, mientras daba la última pitada y arrojaba la colilla de mi último cigarrillo, que en aquel recuerdo, efímero descuido del olvido, lo hacía a Enrique eterno. Tal vez pensando en el viejo, con fuerza, concentrado de verdad, podría vencer la inabarcable distancia que generaba su muerte. Me reí y mi carcajada retumbo entre las paredes de la desolada calle. El viejo me hubiera cagado a pedos y me hubiera dicho enojado tal vez que él prefería la eternidad de bulto, esa eternidad de carne y hueso y no la boludez supina del recuerdo, halago bastardo y masturbatorio de quien lo evoca. Seguí caminando mientras mi risa se apagaba despacio y llegue entonces a la plaza Martín Fierro. La calle que había tomado, no era Defensa.

 

Lucas Itze.-

 

Canción elegida para la editorial

 


IMPRESIONES SOBRE EL SUR

 


Desmitificar al héroe es quizás el principio del fin. Cuando ese ser todopoderoso deja de serlo, automáticamente la vida traspasa su frontera. Es la muerte de la infancia y el nacimiento de la adultez. Cuando como Alicia caemos en la madriguera, el juego cambiará, y empezarán las preguntas. El recuerdo del ayer será esa puerta de entrada al pasado. Allí encontraremos esos momentos perfectos, donde el tiempo era sólo una aguja corriendo. Y serán esas imágenes del pasado, las que volverán deformadas. Allí entonces nos daremos cuenta de que no todo es como parecía. Entonces caminaremos esas veredas buscando respuestas en las baldosas flojas. Examinaremos en algún baúl guardado, esa luz resplandeciente que espantaba tinieblas. Dejaremos la persiana abierta para que la oscuridad desaparezca como cuando éramos chicos. Para que esas voces vuelvan con la frescura de la niñez. Despertarse de ese sueño y pensar que todo es como antes. Y que el héroe haga su último truco de magia. Y si lo descubrimos, se acabó todo. Será Víctor Erice, con su film El Sur, quien nos vaya mostrando esos cambios desde la perspectiva de Estrella, su protagonista. Ya desde el inicio hay que estar atentos. A medida que pasan los créditos, la pantalla estará en negro mientras de fondo hay un incesante sonido a lluvia y viento y si uno afina el oído, hasta se puede oír un tic tac sonando sin parar. De repente notamos que ese fondo oscuro no es más que una habitación en la que empieza a entrar la claridad del amanecer. Silbidos y un perro ladrando serán parte de ese trabajo minucioso de sonido. 



Como un labor de orfebrería, Erice nos empezará a mostrar esa habitación desde un plano fijo, casi como si fuera en tiempo real. Mientras escuchamos voces que vienen de otras partes de la casa, Estrella, una adolescente, se despertará y notará que su padre dejó bajo la almohada un péndulo. Ella entenderá todo rápidamente. Y será su voz en off la que iniciará luego el relato en forma de racconto. Desde ese otoño de 1957 nos iremos para atrás en el tiempo. La historia transcurre en el norte de España, en una casona alejada de la ciudad llamada La Gaviota. Allí viven Agustín, médico y zahorí (personas que tienen el don de descubrir lo que está oculto) y Julia, una maestra que ha sufridos represalias del franquismo, con su hija Estrella. Han huido del sur luego de la Guerra Civil y estuvieron en varios lugares antes de afincarse allí. Los primeros minutos serán para la presentación de personajes. Notaremos en la fotografía una amalgama de colores fríos que contrastan con las imágenes más cálidas y más floridas que vienen de las postales del sur, marcando la diferencia entre ambos puntos cardinales, pero también la ilusión por ese lugar desconocido para la joven protagonista. Ciertas imágenes se compondrán de una poética visual y repletos de claroscuros, que parecerán salidos del arte Barroco, como si fueran pinturas de Vermeer, Caravaggio o Rembrandt. En ese tipo de puesta de escena, en la iluminación y en la fotografía de José Luis Alcaine (quien luego trabajó casi toda la carrera con un tal Almodóvar) estarán los puntales del film. La banda sonora te transportará al lugar de inmediato, como comentábamos anteriormente sobre ese comienzo. 



En cuanto a lo musical, se servirá de alguna canción en particular (en dos momentos claves del film) y algunas composiciones de Enrique Granados. Los planos serán en su mayoría fijos, con planos generales para el exterior, ciertos planos detalle para remarcar algunos objetos y encuadres frontales bien armados. No abusará de los movimientos de cámara, serán pocos y en los momentos justos, como el travelling utilizado en el Gran Hotel. La historia será narrada desde la visión de Estrella. Verá a su padre como un héroe. Nosotros notaremos en Agustín a un taciturno y solitario hombre, que quizás su mayor luz sea justamente su hija. Ella no sabrá nada de su pasado, ni de ese exilio que parece ser un tema tabú, lo que genera esa sensación de soledad y ruptura en la familia. Esa frontera que es el camino que lleva del pueblo a la ciudad, es la metáfora que une los dos puntos: El Sur y su pasado, y el Norte y su presente. La comunión de Estrella será el punto de partida para la curva dramática del film. Más adelante ella descubrirá un secreto de su padre y entonces será cuando el héroe dejará de serlo. Una elipsis a través de esa llamada “frontera” nos unirá otra vez con 1957. La relación estará en crisis. Como la que sufrió el director luego de ver cercenada su película a la mitad. El productor Elías Querejeta decidió cortar la filmación a la mitad del guión. El cierre abierto del film nos dejó, a pesar de la excelencia del relato, con varias preguntas por responder y unos cuantos cabos sin atar. ¿Que sería de la vida de Estrella en su viaje al Sur, habrá sido como ella lo imaginaba? ¿Qué pasado oculto tenía Agustín allí? Las acciones y decisiones de los protagonistas quedaron en la nebulosa por culpa de alguien que no entendió el cuento. Y aunque, parafraseando a Solari, el cielo de los nabos es cada vez más ancho, siempre buscaremos al Erice que nos haga descubrir una nueva Estrella de la constelación...

 

Marcelo De Nicola.-


Canción post impresiones  



UNIVERSO ERICE


 

Nacido en Vizcaya en 1940, empezó estudiando Ciencias Políticas para luego ir dedicándose poco a poco al cine, cuando ingresó en la Universidad del Cine. Empezó a participar como crítico de cine en algunas revistas y luego empezó a escribir sus propios guiones, como Oscuros sueños de agosto, dirigida por Miguel Picazo y Antoñito vuelve a casa, de Manuel Revuelta.

Su primera vez detrás de las cámaras para un largometraje fue con el film Los desafíos del año 1969, junto a los directores Claudio Guerín y José Luis Egea, donde cada uno cuenta una historia y todas terminan con un tema en común: la violencia.

En 1973 filma El espíritu de la colmena, ambientada en la Segunda Guerra Mundial, con el debut de Ana Torrent (Tesis), una niña que después de ver el Doctor Frankestein, empieza a preguntarle a su hermana mayor sobre el monstruo, debido a la impresión que le ha dado. Obtuvo el máximo galardón en el festival de San Sebastián.

Después de dedicarse a filmar publicidades y programas para la tv española, llega en 1983 El Sur, sobre una familia donde la hija, desde su infancia, sospecha que su padre tiene un pasado oculto. Nominada a la Palma de Oro en Cannes, y con gran éxito de crítica, para Erice la película debe considerarse incompleta, porque según él, el productor terminó antes el rodaje por una cuestión de dinero.

Luego intentó adaptar dos relatos de Borges, entre ellos, La muerte y la brújula, que finalmente adaptó Carlos Saura. Vuelve a dirigir publicidades y especiales para televisión, e inclusive dirige el doblaje del film El último emperador.

Luego de filmar El sol del membrillo, filma un par de cortos y films con distintos directores.



Su primer corto fue Alumbramiento en 2002, fue incluido en el film Ten Minutes Older: The Trumpet, junto a directores de la talla de Wim Wenders, Werner Herzog, Aki Kaurismaki, Spike Lee y Jim Jarmusch. Los films hablan del tiempo como entidad metafísica.

En 2005 filma Arroyo de la luz, un corto estilo documental, donde el director les proyecta a un grupo de alumnos el film ¿Dónde está la casa de mi amigo? De Abbas Kiarostami y les hace plantear el dilema moral que trabaja la película.

Un año después sale Sea Mail, que muestra al director leyendo un fragmento de Robayyat y en ese momento se le ocurre escribir una carta.

En 2006 dirige La Morte Rouge (Soliloquio), un documental sobre las experiencias de un niño sobre el primer film que ve en su vida, y se trata de La garra escarlata de 1944.

En 2012 participa en el homenaje a las víctimas del terremoto de Japón titulado 3.11 A Sense of Home, en el que cada corto dura ese tiempo, tiempo que tardó el terremoto en destruir miles de vidas.

También en ese año se une a los directores Pedro Costa, Manoel de Oliveira y Aki Kaurismaki para el film Centro Histórico, donde cada uno ofrece una mirada a la ciudad de Guimaraes, con cuatro historias que pasan en esa ciudad portuguesa. Luego hace el  documental titulado Víctor Erice: Abbas Kiarostami. Correspondencias. Participa en 2018 en la película documental Wiara del director polaco Michał Biegański, donde se reúnen entrevistas a varios realizadores, incluyendo también a Abel Ferrara, Pedro Costa, Carlos Reygadas, Apichatpong Weerasethakul y Tsai Ming-Liang. La película trata de la visión de estos autores sobre la trascendencia, el misticismo, la espiritualidad y la vida después de la muerte. En 2018 filma el corto Plegaria y su último trabajo después de tres años de tanteo del proyecto, Erice rueda en Navarra, Piedra y cielo, una videoinstalación producida por el museo de Bellas Artes de Bilbao en torno a la obra escultórica de Jorge de Oteiza y el arquitecto Luis Vallet de Montano en memoria del músico Aita Donostia ubicado en la cima del monte Agiña (Lesaka).

La obra consta de dos partes, tituladas 'Espacio Día' y 'Espacio Noche', de once y seis minutos de duración respectivamente. Las imágenes se acompañan de un tema musical de Aita Donostia, Andante doloroso, interpretada por el pianista Josu Okiñena, así como de dos fragmentos de la poesía de Oteiza. Pocos films, pero a pesar de eso, uno de los directores más importantes del cine español.

 

FICHA TÉCNICA

 

Título original: El Sur

Año: 1983

Duración: 93 min.

País: España

Dirección: Víctor Erice

Guion: Víctor Erice. Historia: Adelaida García Morales

Música: Varios, Enrique Granados

Fotografía: José Luis Alcaine

Reparto: Omero Antonutti, Sonsoles Aranguren, Icíar Bollaín, Lola Cardona, Rafaela Aparicio, Germaine Montero, Aurore Clément, María Caro, Francisco Merino, José Vivó

 

PELÍCULA COMPLETA

lunes, 3 de mayo de 2021

MAR ADENTRO

PROGRAMA 326 (30-04-2021)

 

SINOPSIS

 

Ramón (Javier Bardem) lleva casi treinta años postrado en una cama al cuidado de su familia. Su única ventana al mundo es la de su habitación, que da al mar, donde sufrió el accidente que interrumpió su juventud. Desde entonces, su único deseo es morir dignamente. En su vida ejercen una gran influencia dos mujeres: Julia (Belén Rueda), una abogada que apoya su causa, y Rosa (Lola Dueñas), una vecina que intenta convencerlo de que vivir merece la pena. Pero también ellas, cautivadas por la luminosa personalidad de Ramón, se replantearán los principios que rigen sus vidas. Él sabe que sólo quien de verdad le ame le ayudará a emprender el último viaje. (FILMAFFINITY)

 

EDITORIAL

 

Se la espera, casi siempre, con temor. Algunos encontrarán en ella la paz que nunca tuvieron. Otros se ilusionarán que luego de su llegada, volverán a encontrarse con esas personas que tanto han extrañado. Y como todo en este mundo, también es un negocio. En las guerras, en las iglesias, en las casas velatorias, en los cementerios. Ni siquiera allí, en la muerte, estamos exentos de pagar el impuesto por haber vivido. Alguna vez el filósofo Séneca dijo: “La muerte es un castigo para algunos, para otros un regalo, y para muchos un favor.” Quizás esto último es la solución a ciertos castigos de ese Dios del cual nos hablan. ¿Que la vida es maravillosa no importa cuál sea la dificultad? La respuesta no es universal. Vayan y convenzan a un niño sirio que la vida es maravillosa luego de haber perdido medio cuerpo por unas bombas de una guerra que nunca pelearon... 



O a nuestros pibes de Malvinas que un borracho mandó a inmolar para ganar una batalla que la nefasta Junta Militar ya tenía perdida. Todo esto, sin hablar de enfermedades y ciertos destinos del Señor. Porque como dijo Ramón Sampedro, una vida que quita libertad, no es vida. Y como la vida es un derecho y no una obligación, la muerte propia, también debería serlo. Mucha gente lleva años esperando que llegue su final. La eutanasia está prohibida en casi todo el mundo y algunos tienen que recurrir a medidas para nada alegres para cumplir su mandato. Solo siete países la consideran legal. Los Países Bajos fueron los adelantados en 2002. Y justamente España fue uno de los últimos en sumarse hace poco más de un año... La lucha fue ardua, tan complicada como la vida misma. Pero el sueño de cerrar los ojos y volar ya está en marcha. Serán los herederos de ese dolor imposible. Donde en ese último latido encontrarán la paz. Para por fin poder pegar el salto y sumergirse Mar Adentro...

 

Marcelo De Nicola.-

 

Canción elegida para la editorial

 


IMPRESIONES PARA MAR ADENTRO


 

Sin escala alguna recurramos a un amigo de esta casa, el filósofo de Salamanca, Don Miguel de Unamuno. En aquella obra inmensa llamada Del sentimiento trágico de la vida, Miguel sentencia que pensar en la muerte es el verdadero origen de la experiencia filosófica. El hombre no se puede concebir no existiendo sin un sentimiento de angustia o de congoja. Vendrá entonces allí a jugar sus cartas aquella necesidad de perpetuación, aquel anhelo de eternidad. El amor será la gran excusa para eternizarse en el otro, ese será su único motor. Antropológicamente hablando es sabido que lo que distingue más radicalmente a lo humano de los animales es el culto a los muertos. Es el ansia de inmortalidad personal origen y esencia de todas las religiones. Comercializar a través de la fe destinos paradisíacos o infernales, azarosas reencarnaciones, merecidos destinos, no es más que un intento desesperado de prolongar aquello que entendemos finito. Pero vamos, repitámoslo una vez más esto que hemos dicho ya tantas veces desde este mismo micrófono: después de la muerte la nada. Después de la muerte el verdadero final y allí el origen de esta filosa angustia, la angustia de ser al fin nada. Schopenhauer decía que es el desenfrenado amor a la vida lo que conduce muchas veces a la muerte, al suicidio. El que se suicida no lo hace porque desee la muerte, o sea la nada, sino porque le gustaría tener una vida más plena y rica que la que está viviendo. Es el ansia suprema de vivir mejor y de perpetuar y prolongar su vida lo que lleva al suicida a acabar con ella. Detengámonos un instante a pensar en el humano, en el ser humano, en lo que lo determina como uno y no otro, hablo de lo que lo define como el que es y no el que no es. Surgirá de aquella reflexión la idea de principio de unidad y principio de continuidad. Allí residirá su exclusividad. El principio de unidad se ejercerá, claro, en el espacio, aquella ocupación ejercida por un cuerpo. El de continuidad en la acción y en el propósito. Reza una vieja máxima de la dramaturgia, haciendo referencia al concepto técnico de premisa, que en cada momento de nuestras vidas tenemos un propósito, y a él conspira la sinergia de todas nuestras acciones. Ahora, ¿Qué hacer cuando aquel propósito, aquella premisa estructural, no es otra sino la muerte digna?  



Tal es el caso del personaje Ramón Sampedro, protagonista del impecable film de nuestro amigo Alejandro Amenábar llamado Mar Adentro. Amigos, amigas, estamos frente a una obra cruda, valiente y por todo esto dolorosa. Una obra armada con inteligencia sobre un concepto estético delicado. Una obra que abarcará varios temas pero cuyo conflicto principal será la lucha legal de Ramón por acabar, sin ninguna represalia legal, con su propia vida, aquella que ya no es siquiera suya. La lucha de Ramón porque la ley acepte su libertad de elegir la nada para así no soportar más ese calvario en que se convirtió su existencia luego de aquel trágico accidente que lo inmovilizó e insensibilizo del cuello a los pies. El film comenzará con un recurso similar al utilizado por el propio Amenábar en su opera prima Tesis. Desde el negro absoluto se oirán las relajantes olas de un calmo mar. Una voz en off dirá la palabra: tranquilo, y allí comenzará algo parecido a una relajación guiada. Esta será la primer palabra que se oiga en todo el film, y se resignificará en su devenir. Tomará entonces el pesado sentido de definir la sentencia a la que Ramón estará sujeto durante todo el relato. Aunque su mundo se desarme o se altere, aunque las cosas no salgan según sus pretensiones, aunque las ventanas no den al mar, a Ramón solo le queda buscar la tranquilidad mental para no enloquecer dentro de aquella cárcel que es su cuerpo inútil e inmóvil el cual lo condena a ser espectador de una vida que ya no le pertenece. Esa será la continuación del relato de la voz en off, la cual invitará al espectador a ser consciente de lo que ya es, un ser pasivo e inmóvil cuyo único propósito será el de observar sin participar la historia que otro hizo. Alguien postrado que mira las aventuras de otros, los amores y desamores de otros, las pasiones incendiando otros cuerpos. 



Para esto aquella voz nos invitará a imaginar una pantalla de cine donde aparecerá por su invocación un paisaje. Continuará solicitando agudizar los sentidos en las tonalidades lumínicas, las texturas, la temperatura y los colores que visten aquella escena imaginada. Con sutil inteligencia, Amenábar nos hará sentir de forma poética, lúdica, vamos, artística el tortuoso punto de vista de su protagonista. Respiración e imaginación, nada más. El relato contará con una paleta de colores que remitirá claramente a aquel cuadro de Dalí llamado La Muchacha en la Ventana. Habrá ese color único del mediterráneo, habrá esos blancos, esos celestes. La estructura del guión será en su mayoría lineal recurriendo a la herramienta del flashback en pocas ocasiones. Contará la narración con una calidad actoral de un nivel superlativo. Se logrará una naturalidad llamativa en el no movimiento. Javier Bardem cargará con seguridad con el trabajo más difícil de la obra que será el de expresar utilizando únicamente como herramientas la palabra, el silencio y los mínimos movimientos faciales. Se notará un trabajo de dirección en todo aquello fuerte, minucioso, exacto, tal vez único. Alejandro utilizará todos los recursos del cineasta con precisión quirúrgica. La fotografía contará con movimientos de cámaras realmente elaborados y con finalidades claras y logradas. Habrá planos secuencias que nos invitarán a viajar junto a las fantasías de Ramón, sentiremos en aquel devenir de planos sin cortes de montaje la misma liberación del protagonista, sentiremos junto a él la arena en nuestros pies, el olor del pelo de ella, la sal del mar sobre nuestros labios resecos. 



El guión tendrá un trabajo muy cuidado sobre la línea de diálogos, consiguiendo de esa manera frases contundentes, cargadas de dolor y significado. Habrá mucho sentido de verdad en el decir de los personajes y se utilizará de manera dosificada la herramienta de diálogo interrumpido. Un personaje comenzará a decir algo y será cortado por otro o hasta por él mismo frustrando de esa manera el devenir natural de su línea. Este recurso servirá con sutileza a reforzar la idea del conflicto madre, aquella interrupción en la fluidez de la vida del protagonista. Algo que comienza y no logra terminar porque es interrumpido abruptamente por otra cosa. Una cadencia intervenida que no logrará finalizar del modo previsto. Flotará aquel fantasma por toda la cinta recordándonos con un susurro gélido al oído aquella estupidez de eternizarnos en el tiempo a través de nuestra compleja elaboración de acciones planificadas. Ramón nos hablará del amor denunciando la posesión sobre el otro, la proyección del que ama sobre el ser amado. Nos hablará de la libertad y traerá aquello dicho en este mismo foro respecto de su relación intrínseca con la privacidad. Nadie puede ser realmente libre cuando todos sus actos son públicos. Terminará planteándonos la idea de la muerte no como un dolor en la perdida sino como el digno final a una vida de calvario. La muerte para honrar de verdad a la vida. La muerte para reafirmar que la vida es un derecho y nunca una obligación. La muerte como el último acto heroico de verdadera libertad. Gracias Ramón por poner con clara honestidad sobre la mesa aquello que tantos se empeñaron en ocultar y negar. Buen viaje compañero, hasta que ninguna muerte nos distancie.

                                                                               

Lucas Itze.-

 

Canción post impresiones

 


UNIVERSO AMENÁBAR


 

Alejandro Amenábar nació en Santiago de Chile el 31 de marzo de 1972. De madre española y padre chileno, al año la familia se volvió a España por el golpe de Estado de Pinochet. Sus padres celosos de su educación, no le permitían ver mucha televisión ni películas, por lo en su infancia sus aficiones eran escribir relatos y leer libros. Recién a la edad de 15 años empezó a visitar los cines con más frecuencia y eso hizo que quiera estudiar algo relacionado con el séptimo arte. Empezó a estudiar en la Facultad de Ciencias de la Información de Madrid, donde no llegó a terminar sus estudios, pues consideró que eran unos estudios excesivamente teóricos y muy despegados de la realidad profesional. Entre 1991 y 1995 realizó cuatro cortometrajes que, de un modo muy significativo, influyeron posteriormente en sus primeras películas: los cortos La cabeza, Himenóptero y Luna tienen sus hermanos mayores en Tesis, Mar adentro y Abre los ojos. También desde pequeño empezó con la música,  ya que componía melodías con el teclado y la guitarra con la misma fluidez que al escribir historias. Aprendió música de un modo autodidacta para poder musicalizar sus cortometrajes. Sin embargo, todo cambió cuando conoció a José Luis Cuerda (La educación de las hadas, La lengua de las mariposas). Un compañero de Cuerda le entregó el corto de Himenóptero para que éste le diera su opinión. A partir de entonces, Cuerda se interesó por el guión de la futura película Tesis (1996) y se convirtió en su productor. 



Su ópera prima fue un éxito y se llevó 7 premios Goya, incluidos Mejor Película, dirección y guión. Un año después llega Abre tus ojos, un estupendo thriller surrealista, donde trabaja nuevamente con Eduardo Noriega y Fele Martínez al que se suma Penélope Cruz. Tuvo tanto éxito que hubo una remake en Estados Unidos llamada Vanilla Sky y protagonizada por Tom Cruise. Gracias a eso se le abrieron las puertas de Hollywood para filmar Los Otros, con Nicole Kidman. Ambientada en la Segunda Guerra Mundial, ella es una madre que espera que su marido regrese de la guerra y educa a sus hijos bajo rígidas normas religiosas. Además ellos tienen una extraña enfermedad: no puede ver la luz del día por lo que siempre tienen que estar a oscuras. El film le dio el segundo Goya a Amenábar y lo hizo reconocido en el mundo entero gracias, también, al excelente trabajo de Nicole Kidman. 



En 2004 llega otra de sus grandes obras: Mar adentro, con un Javier Bardem irreconocible, cuenta la historia de un hombre que vive postrado hace 30 años y su único deseo es morir dignamente. Otro éxito rotundo confirmado con el Oscar a mejor película extranjera y una catarata de premios en todo el mundo. Viaja en el tiempo para en 2009 filmar Agora con Rachel Weisz, la historia de la brillante astrónoma Hypatia en Egipto del Imperio Romano del siglo IV, en medio de una batalla cultural que amenaza con quemar la Biblioteca más importante de Alejandría. Obtiene el mejor guión en los Goya. En 2015 filma quizás su película más floja: Regresión, otro thriller policial sobre abusos sexuales basados en una historial real que sucedió en Minnesota en 1990, con Ethan Hawke y Emma Watson. Su último film se estrenó el año pasado bajo el nombre de Mientras dure la guerra, la historia del célebre Miguel de Unamuno y el apoyo a la sublevación militar frente al gobierno republicano del general Franco y sus consecuencias como rector de la Universidad de Salamanca.

 

 

FICHA TÉCNICA

 

Título original: Mar adentro

Año: 2004

Duración: 125 min.

País: España

Dirección: Alejandro Amenábar

Guion: Alejandro Amenábar, Mateo Gil

Música: Alejandro Amenábar

Fotografía: Javier Aguirresarobe

Reparto: Javier Bardem, Belén Rueda, Lola Dueñas, Mabel Rivera, Clara Segura, Joan

Dalmau, Tamar Novas, Josep Maria Pou, Celso Bugallo, Francesc Garrido

 

PELÍCULA COMPLETA

TODO O NADA - THE FULL MONTY

PROGRAMA 325 (23-04-2021)

 

SINOPSIS

 

El cierre de la fábrica de acero de Yorkshire deja sin trabajo a casi toda la población masculina. Gaz, uno de los obreros afectados, perderá el derecho de ver a su hijo si no consigue dinero para pagar la pensión de manutención familiar a su mujer. En medio de la desesperación, se le ocurre una idea, a primera vista disparatada, y se la plantea a los amigos que están en la misma situación: organizar un espectáculo de strip-tease. (FILMAFFINITY)

 

EDITORIAL

 

En su concepción más clásica y también filosófica, la belleza siempre estuvo emparentada a la idea de simetría, de ritmo, de cierta regularidad reconocible de los intervalos. Con astucia, Borges nos recordaba alguna vez aquellos versos de Silesius que decían que “la rosa es sin porque, florece porque florece, no se fija en sí misma, no pregunta si la ven”. Al escribir estas líneas, Silesius no hizo otra cosa que negar con inteligencia y fina sutileza toda posibilidad de existencia de cualquier tipo de estética. En la antigua Grecia se consideraba a lo bello como una característica que provenía  directamente de los dioses, por lo que muchas veces aquel regalo divino causaba temor en quienes lo observaban. ¿Cuántas veces hemos sentido temor por lo extremadamente bello? ¿Cuántas veces hemos ido a menos, hemos apostado poco y en aquella retirada absurda hemos preferido un amor de segunda o tercera fila por el solo hecho de sentirnos apabullado por una belleza realmente divina? La soledad de los dioses es siempre abrumadora. Lo cierto es que el concepto de belleza modifica sus cánones con el correr del tiempo imponiendo estéticas, figuras, formas y también cuerpos. La rosa ya deja de ser sin porque para comenzar a preguntarse con que ojos la ven. Porque claro, el concepto de belleza operara fuertemente sobre la mirada del otro, se impondrá una idea general acribillando con ferocidad cualquier tipo de individualidad. A los que aquel ojo seleccione arbitrariamente, como lo es toda significación después de todo, dejaran de ser personas para pasar a ser modelos. Tal como lo hemos dicho hace instantes, dioses inalcanzables. 



Sobre esta idea armará sus conceptos y estrategias la publicidad, grandes operadores en la resignificación constante de dioses. Trabajarán sin escrúpulos sobre la nefasta construcción de la idea de que la gente bella es feliz y por lo tanto completa, y dirán luego que esa gente, claro, no consume. Pondrán entonces la idea de belleza bien lejos y le adjudicarán características muy definidas e inalcanzables con el macabro objetivo de contribuir al malestar general, a las inseguridades, al terrible fantasma de no pertenecer y no ser aceptado. Los que esta mesa ocupamos, preferimos entender a la belleza de los cuerpos y de los objetos más ligada a aquel otro concepto trabajado en un inicio por el crítico francés Louis Delluc y luego por el ensayista y realizador, Jean Epstein, aquel concepto complejo que llamaron fotogenia. Podríamos definirla rápidamente como aquel lado poético de los objetos y de las personas que a través del lenguaje del cine se transforman y se les añade una nueva expresividad, una nueva belleza y por lo tanto una nueva sensibilidad. Recordemos aquellos cortometrajes de los hermanos Lumiere. Pensemos en ellos unos instantes. Aquel tren llegando a la estación, la inmensa puerta de la fábrica abriéndose, el jardinero regando las plantas y el niño jugando a su lado. Lo fotogénico de todo aquello, lo bello, no está, claro, en lo narrativo, ni en el espectáculo sino en el maravilloso redescubrimiento de lo cotidiano. Aquel volver a ver, a observar lo que ya no producía maravilla ni encanto en quien lo miraba. Aquellos rostros, aquellos entornos ya conocidos y transitados, aquella fábrica. Nunca fue la llegada del tren lo que causó realmente fascinación en los espectadores sino la belleza encontrada por quien miraba. El reencontrarse con aquella particular belleza que ya no se veía, que estaba opacada por otras miradas. Ese es quizás nuestro mensaje, esa será siempre nuestra búsqueda.         

 

Lucas Itze.-

 

Canción elegida para la editorial

 


IMPRESIONES PARA TODO O NADA


 

La mirada intimida. La opinión del otro impacta en nuestra autoestima. El ser humano es constantemente juzgado. Las publicidades y los medios nos muestran cuerpos perfectos. El ideal de belleza siempre está ligado a lo exterior. Si no formas parte de ese combo, sos desechable. La crítica feroz, de la cuales también somos culpables, se hace cada vez más mortífera. Desde pequeños empezamos a denostar ciertos estereotipos que sólo nos hacen más miserables por dentro. El tiempo, siempre el tiempo, intentará aleccionarnos. Será el que nos obligue a ponernos en el lugar del otro. A enseñarnos, a veces cruelmente, que un día estás arriba y otro día abajo. Y que cuando hay hambre, todos somos iguales. En el desempleo no hay belleza para admirar. Y la creatividad puede ser una solución mágica. Entonces, una chispa puede encender una gran idea, aunque el miedo nos paralice. Y será el tiempo de animarse a romper los propios prejuicios, como entendió Gaz, el protagonista de Todo o nada (The Full Monty), de Peter Cattaneo. Con un interesante guión de Simon Beaufoy, el film comenzará en clave documental lo que servirá para ponernos en contexto. Veremos la ciudad de Yorkshire, en Sheffield en los años ´70 y sus grandes fábricas de acero que empiezan a florecer. La vida en la ciudad es festiva. 25 años después, Tatcherismo mediante, poco queda de esas imágenes. El desempleo es un factor común. El capitalismo ha desindustrializado la zona y la gente en paro es cada vez más. 



Estaremos ante un relato lineal. La película tendrá ecos del cine de denuncia social británica de esos tiempos, con Ken Loach o Mike Leigh a la cabeza, pero lo hará en clave de comedia, y hasta con pasos de humor negro en ciertos momentos. La fotografía mostrará la monotonía de la ciudad, con colores fríos y otoñales. La banda musical ideada por Anne Dudley (ganadora del Oscar) nos llevará por distintos clásicos desde Tom Jones o Gary Glitter hasta Donna Summer. No habrá grandes planos ni encuadres inolvidables. La importancia estará en los diálogos y en las convincentes actuaciones del  terceto protagonista. Gaz y Dave (Robert Carlyle y Mark Addy) están desempleados después del cierre de la fábrica en la que trabajaban. También su antiguo jefe Gerald, interpretando maravillosamente por Tom Wilkinson, se quedará en la calle. Y le costará adaptarse a ser igual que el resto. Son Dave y Gerald los personajes que más crecen en el film. Pese a la tridimesionalidad de sus personajes, Gaz es quizás el más monocorde, ya que su objetivo a lo largo de los 90 minutos de metraje es el mismo. En cambio, de los demás iremos viendo un crecimiento sostenido, a la vez que vamos descubriendo sus secretos y sus angustias. El desempleo será la pérdida de prestigio, de estatus y de un nivel de vida acorde a sus necesidades. 



Mientras la gente se divierte, ellos ven las risas como algo ajeno. Y tiene relevancia en todo su micromundo: desde las relaciones familiares y sus amistades hasta el sexo. Un cartel de strippers y un show serán el puntapié inicial para que Gaz intente convencer a otros perdedores como él a animarse a todo. Y será en ese momento cuando el film no nos hable solamente del desempleo. Sino que será algo más global. Servirá como un análisis sociológico de la condición del ser humano ante las adversidades. Y descubrirán otro mundo. Empezarán a notar que ese mundo patriarcal y machista también está cambiando. Será Gaz quien piense que los hombres pronto serán desechables, quizás dándose cuenta que su ex mujer es la que tiene un buen pasar económico gracias a su trabajo y su condición de mujer independiente. Aflorarán entonces los miedos y también será otro proceso olvidarse del que dirán. Ellos, quienes veían a los strippers como “maricas”, serán los que entiendan que primero, tendrán que descontruirse y aceptarse como son. Tendrán que dejar los complejos de lado. Será entonces cuando esos hombres que trabajaban en fábricas de acero, esos machos para su propio ideal, se conviertan en bailarines. Y quedarán solos frente a la multitud, desnudos de cuerpo y alma, buscando una nueva oportunidad.

 

Marcelo De Nicola.-

 

Canción post impresiones

 


UNIVERSO CATTANEO


 

Peter Cattaneo nació en Twickenham, Londres el 1 de julio de 1964. Su padre era animador y el estudió arte en el famoso Royal College of Art, de donde salieron directores como los hermanos Tony y Ridley Scott. Se graduó en el año 1989 y un año después obtuvo su primera nominación al Oscar por el cortometraje Dear Rosie. En 1995 dirige el telefilm Amándonos y en 1997 llega su ópera prima The Full Monty, que lo catapultó a la fama. El film fue nominado a 4 premios Oscars, incluyendo Mejor Película, Dirección y Guión y se llevó la estatuilla a mejor banda sonora, en un año que Titanic arrasó llevándose casi todo. Además logró los premios a mejor película en los Globos de Oro, BAFTA, Goya y Premios del Cine Europeo. Un debut soñado. Su segundo film llegó en 2001 y se llamó Lucky Break, esta vez los que se ponen pelucas y salen a bailar, son los presos de Long Rudford. Su tercer film fue Pobby and Dingan, que cuenta la historia de una niña australiana y sus amigos imaginarios. 



Siguió en 2008 con el film The Rocker, la historia de un baterista que es echado de su banda y 20 años después intenta volver a los viejos tiempos. Luego se dedicó a dirigir series para la tv británica como la multipremiada Rev., The A Word, Flack y también el documental Diana and I sobre la princesa de Gales. Su último film llegó en 2019 y fue Military Wifes, la historia de esposas de militares que arman un coro en una base militar, donde esperan a sus maridos que están en la guerra de Afganistán.

 

FICHA TÉCNICA

 

Título original: The Full Monty

Año: 1997

Duración: 83 min.

País: Reino Unido

Dirección: Peter Cattaneo

Guion: Simon Beaufoy

Música: Anne Dudley

Fotografía: John de Borman

Reparto: Robert Carlyle, Mark Addy, Tom Wilkinson, Lesley Sharp, Paul Barber, William Snape, Steve Huison, Hugo Speer, Emily Woof, Deirdre Costello, Paul Butterworth, Dave Hill, Bruce Jones, Vinny Dhillon, Kate Layden, June Broughton, Kate Rutter

 

PELÍCULA COMPLETA