viernes, 27 de abril de 2018

NACIDO PARA MATAR - FULL METAL JACKET



EDITORIAL

Camino por las calles del fuego, la fría señora ha vaciado ya su vientre sobre aquellos miserables sentenciados. La luna ha muerto. ¿Son entonces aquellas las estrellas? La victoria huele a carne quemada y su canto es un grito desgarrado que se oye desde cualquier lado y se apaga lento como una chispa que se entrega a las gélidas y oscuras manos del universo. ¿Qué frutos crecerán sobre estas tierras regadas con la sangre de mis hermanos? Buenos días Bagdad. Las aguas del mediterráneo ya no cantan. La bruma del infierno oculta tras sus temibles cortinas de niebla todos sus colores. El llanto de mil pueblos ahoga sus costas enmudeciendo tal vez para siempre las blanquecinas arenas de sus playas. Su marea acumula los cuerpos sin vida en las orillas, como una solemne mano que pone ante nuestros ojos la inevitable imagen que devuelven los espejos en aquel antiguo pacto del reflejo, reproduciendo incansablemente todo el horror del que somos capaces. 


Y los que no vuelven habrán encontrado al fin su refugio en aquel marítimo vientre, en aquella celeste tumba del olvido. La victoria se acumula ensordecida sobre el oscuro fondo de sus aguas. La victoria es la última madera húmeda que se hunde, es un niño sobre la arena que ya no juega. Buenos días Beirut, buenos días Egipto. Ya no quedan calles pero tampoco campos. Solo queda este baldío devastado. Las cifras se incrementan a cada instante y en ellas se conduce la sorpresa del mundo. Los números son fríos y lejanos. Los números ocupan solo un lugar en el interminable inventario de números que buscan definir al mundo. Los números son la distancia necesaria para que aquel beso de la bella dama duela menos. Buen día Manila, buen día Varsovia, buen día Malvinas. La victoria es un número. Pero allí afuera, no tan lejos de casa, las ciudades siguen cayendo, y un niño nace.-
                       
Lucas Itze.-

Canción elegida para la editorial


Un clásico de Vietnam


IMPRESIONES SOBRE NACIDO PARA MATAR


Las voces se escuchan hasta en los sueños más profundos. Saben que en poco tiempo llegará el momento de dejar los juegos y empezar a defender su propia vida. Ya pasaron por el pequeño infierno pero no lograrán entenderlo cuando pasen a uno infinitamente más gigante. Ya soportaron todo tipo de martirios que jamás imaginaron. Ya sobrevivieron, y eso, se cuenta como una pequeña victoria, la primera batalla ganada. Alrededor solo se ven rostros flacos y desalineados. Meses o años después, esas mismas caras estarán demacradas, mutiladas por heridas inconcebibles, que quizás no dejen marcas en el cuerpo, pero si en la mente. Esos sueños estallarán en mil pedazos hasta prenderse fuego en el olvido. Ese odio aparecerá como refugio en una sociedad individualista que olvida a los perdedores. Un odio creado desde las mismas instituciones, para salir con la rabia a flor de piel. El corte de cabello típico es la primera pérdida de identidad, para pasar a ser un simple número más. Esa máquina será la primera arma, la que marca el comienzo de la desgarradora Full Metal Jacket del maestro Stanley Kubrick, mientras la canción Hello Vietnam de Johnny Wright empieza a sonar de fondo. Luego llegará la presentación del Sargento Hartman (el fallecido R. Lee Ermey), el duro maestro de los futuros marines, presentado en un magnífico travelling, técnica utilizada en varias partes del film, con una excelencia propia del director. 


El film estará basado en una novela de Gustav Hasford, quien participó del guion, llamada The Short-Timers y publicada solo tres años después de la guerra de Vietnam. La película tendrá una narrativa lineal, pero estará dividida en dos partes casi totalmente independientes. En la primera veremos el entrenamiento de los soldados dirigidos por Hartman, un instructor autoritario y amenazante, quien busca siempre mostrar los lados débiles de sus pupilos. Allí veremos la curva dramática del personaje clave de ese primer envío, hablamos de Pyle, un muchacho tímido y fornido que es el objeto de burla del Sargento y del grupo. El joven, interpretado magníficamente por Vincent D´Onofrio, irá logrando entrar en el mundo militar una vez que logra conectar con su rifle, o su novia, como le dicen en el campo pero a su vez su personalidad empezará a transformarse por completo, pese a la ayuda de su compañero Joker, quien fue el primero en desafiar a Hartman y ganarse un lugar de respeto. La tragedia inminente de la guerra sucumbe el día posterior al recibimiento, cuando Pyle decide terminar con la vida de Hartman y pegarse un tiro, todo ante la vista de Joker (Matthew Modine), quien empieza como alguien secundario, pero desde la voz en off empezamos a darnos cuenta que sobre él girará el resto del film. Ese resto del film será la segunda parte, donde a diferencia de la mayoría de las películas sobre Vietnam, no será en la jungla, sino en la ciudad. 


Kubrick decide mostrar otra parte de la guerra, sin lluvia ni noches feroces, sino con toda la claridad del sol, en una ciudad derrumbándose por dentro y por fuera. Será a partir de Joker, quien se alista como periodista, donde descubriremos lo más atroz del ser humano. Allí veremos cómo se miente desde las más altas esferas hacia las más bajas, recordando el nefasto estamos ganando que los argentinos vivimos en carne propia hace más de tres décadas atrás. El director jugará mucho con la dualidad, marcada principalmente en el personaje de Joker, quien usa un pin con el símbolo de paz mientras tiene en el casco la leyenda nacido para matar. Quizás porque como él dijo, la única forma de volver vivo al barrio es teniendo una víctima en su bolsillo. Mostrará la guerra desde planos lejanos, recordando las excelentes escenas de la francotiradora como las más bellas del films. También utilizará la ralentización de la cámara en los momentos más tensos, esos en que los heridos reciben las balas mortales. Estarán, como no podía ser de otra manera, la simetría y los encuadres típicos del cine de Kubrick, una marca registrada a esa altura, otorgando a cada escena una profundidad naturalmente bella. 


El trabajo de fotografía de Douglas Milsome será realmente interesante, dividiendo el film también en dos, sobre todo en esa segunda parte, reconociendo que el escenario no es natural, ya que en lugar de filmarse en las húmedas selvas de Vietnam se hizo en unos estudios en las afueras de Londres. Por tal motivo el diseño de producción tuvo que estar a la altura para recrear dicho evento. Otro de los puntos fuertes del film es la banda musical, que conecta perfectamente en cada escena. Entre esas canciones que aparecen, los marines entonan la de Mickey Mouse, en otra dualidad de las que hacíamos mención anteriormente, que tiene en el famoso ratón de Disney, hasta un muñequito en la zona de prensa de la guerra. Creemos que el director lo utiliza relacionando el famoso dibujo animado con la juventud de la mayoría de los soldados, que tenían alrededor de 19 años. Esa juventud a la que obligan a matar sin saber porque en un terreno desconocido. A matar por venganza, o por piedad, como tuvo que hacer Joker en esa elección final, pero recordando que al final está vivo en un mundo de mierda. Ese mundo al que ellos volverán pero nunca dejarán de ser el extraño visitante.

Marcelo De Nicola.-

Canción post impresiones


Un tema del film, en la versión de los Ramones


UNIVERSO KUBRICK


Nacido en el Bronx de Nueva York en el año 1928, empezó de niño con tres aficiones que tenía como hobbie: el jazz, el ajedrez y algo que lo marcó para siempre, la fotografía.
Empezó como fotógrafo para la revista Look. Su primer corto fue Day of the Fight, en el año 1951, duró 13 minutos y fue sobre la base de un trabajo fotográfico, hecho por él mismo para Look, acerca del boxeador Walter Cartier.
Después siguió con dos documentales Flyng Padre y The Seafarers. Luego en 1953 filmó su primer largo Miedo y deseo. El film trata de un pelotón de soldados que lucha en una tierra sin nombre, y se exhibió en circuitos de salas de arte.
En 1955 filma Killer´s Kiss, sobre un boxeador que se enamora de la mujer de un mafioso. Kubrick hizo de operador, montador, ayudante de montaje, técnico de efectos especiales, además de director, y el trabajo de Kubrick con la fotografía en blanco y negro llamó la atención de James B. Harris, un productor de la NBC.
En sociedad con Harris sale su primer gran éxito, Atraco perfecto (1956), con grandes estrellas de la época. Nominada al Bafta como mejor película.
Y los clásicos no pararon.  En 1957 llega Senderos de gloria, film antibelicista sobre la 1GM con Kirk Douglas. Nominada al Bafta como mejor película.


En 1960 llega Espartacus, la historia de Espartaco, el esclavo que llegó a liderar su propio ejército en el sur de Italia. Ganadora de 4 Oscars, Globo de Oro a Mejor Película, y varias nominaciones más.
En 1962 dirige Lolita, sobre la homónima novela de Vladimir Nabokov. Otra vez nominado a todos los premios posibles, pero sin tantos galardones.
Dos años después demuestra todo su talento al meterse en un género hasta ahí desconocido, la sátira, con Dr. Strangelove. Para muchos, la mejor película sobre la guerra fría de la historia del cine. Nominada a Mejor película y ganadora en los Bafta.
Un año más tarde, dirige uno de sus más grandes clásicos: 2001, Odisea en el espacio. Para muchos, la película de ciencia-ficción por excelencia de la historia del cine…


Año 1971, un antes y después en la vida de Kubrick. Tres palabras: La naranja mecánica. Una de las películas más emblemáticas del cine…


En 1975 filma Barry Lyndon, un drama de época de más de 3 hs de duración. Una película multipremiada en todo el mundo.
Tardó 5 años para filmar su próxima película: El Resplandor, otro de los grandes clasicos del cine.


Y otros 7 años más para la que le siguió: una de las mejores películas antimilitares del cine: Nacido para matar (Full Metal Jacket). Sobre un grupo de reclutas que son entrenados para la Guerra.
Su último film fue 12 años después y ni siquiera pudo terminar de rodarlo. Ojos bien cerrados, el nombre, parecía indicar el final de uno de los más grandes directores de todos los tiempos.
Días después de acabar de montar la película, a los 70 años, Stanley Kubrick moría en la cama de su residencia de Hertfordshire, al sureste de Inglaterra, de un ataque al corazón. Su muerte congregó gran interés por parte de la prensa mundial debido a la enorme fama y reputación tanto profesional como el mito personal que ganó durante sus años de vida.

SINOPSIS

Un retrato sensible de la vida de un soldado durante la guerra de Vietnam. Un pragmático marine de Estados Unidos observa los efectos deshumanizantes que la guerra de Vietnam ha creado sobre sus reclutas. La primera mitad de la película se centra en la formación de un escuadrón de marines en Parish Island, centro habitual de entrenamiento de la marina norteamericana. Allí se encuentra el duro y castigador sargento mayor de artillería Hartmann (R. Lee Ermey), quien aplica sus estrictos métodos y sus implacables prácticas a los novatos para convertirlos en soldados fuertes y suficientemente preparados para combatir. La segunda parte muestra uno de esos reclutas, James T. Davis, apodado ‘Bufón’ (Matthew Modine), quien se ha convertido en cabo y ahora es corresponsal de guerra para el periódico militar ‘Barras y Estrellas‘, durante la batalla culminante de la ofensiva Tet de 1968 en Hue, Vietnam.

lunes, 23 de abril de 2018

LA TUMBA DE LAS LUCIÉRNAGAS - HOTARU NO HAKA



EDITORIAL

Todavía las olas golpean tímidamente aquellos zapatitos pequeños e inertes. El cuerpito yace boca abajo, su cabeza aun apunta al mar que en su rítmico vaivén pareciera querer acariciar la ternura que aún conserva aquel rostro hinchado y pálido. Su remerita roja empapada intenta en vano acobijar del frio su pequeño cuerpo. Sus pantaloncitos de jean azul cubren hasta las rodillas a aquellas piernitas exhausta. Ya no hay gritos. Ya no hay miedo.  Tampoco esperanzas. El murmullo del mar guardará para siempre aquella historia en mejores manos que las nuestras. Aquel vientre oscuro del mediterráneo será tal vez mejor cuna para sus fantasías de juegos y pelotas, de muñecos, libros y dibujos. El lugar es Turquía, aquel cuerpo de solo tres años es el de Aylan Kurdi. Por allí, en algún otro lado estarán también tendidos su hermano Galip de 5 años y su madre, perdidos entre una veintena más de cuerpos  kurdos ya sin vida, de familias y sueños destrozados, ahogados en el pánico y la desesperación del naufragio de todo anhelo.  La fotografía es de septiembre del 2015. La fotografía es la guerra y la guerra es la muerte por la muerte misma. Lo que se firma en su declaración no es más que la desvalorización absoluta e irrevocable de la vida. No es más que el sometimiento a un desmesurado egoísmo, a una desventajosa ambición.  Abril del 2018, desde las páginas de los diarios, desde su traje gris, con su cuello enlazado sutilmente en una corbata rojo sangre, ocultando sus miserias detrás de un manojo de certeros ademanes cuidadosamente estudiados, se alza la figura amenazante de Mr. Trump


Con un dedo en alto y la soberbia a punto, arroja sobre la mesa en una mezcla de desprecio y secreto goce, una fulminante amenaza sobre Siria pero también sobre Rusia: Prepárense, porque lo que vendrán serán misiles bonitos, nuevos e inteligentes. Aquella también es la fotografía de la guerra, aquella también es la fotografía de la muerte. En pocos renglones y con un grupo de palabras que ya no tienen siquiera el reparo de ocultar nada, se anuncia al mundo todo su desprecio. En nombre de alguna idea que a nadie le importa se violará, se matará, se arrasará, se negociará, se hambreará, se someterá,  se ultrajará. La guerra es sombra, es profundo desprecio. Y todo aquello caerá sobre niños y ancianos, rojos, negros o amarillos, caerá maldiciendo para siempre con aquella voracidad enferma que nada distingue, sobre la propia tierra, aunque la flor aun siga naciendo. Aunque el sol, como un dios que todo lo absuelve, se siga elevando bendiciendo con su luz mansamente lo que antes fue oscuridad. ¿Por qué será que aun después de haber vivido el peor de los infierno, olvidamos tan rápido aquel vaho intenso de la muerte? Corro rápido a abrazar a mis hijos. Quiero darles el calor que quizás un día no tengan. El alimento que tal vez un día les falte. Todo el amor, que una desafortunada frase acaso pueda borrar.

Lucas Itze.-

Canción post editorial



Una gran canción sobre hermanos



IMPRESIONES SOBRE LA TUMBA DE LAS LUCIÉRNAGAS


El horror de la guerra. Mil veces hemos escuchado esas cinco palabras. Tantas veces nos imaginamos lo inimaginable. Pero asumo que no estamos ni cerca de lo que será vivirlo en carne propia. La guerra destruye todo. La vida y la muerte se entremezclan con abrumadora normalidad. La música se construye a base de estruendos y gritos de terror. Los inocentes pagan por el acto más cruel del ser humano. Hasta el último segundo. Hasta que esa puta última bala salga de la recámara. Hasta aquel último suspiro agonizante. Y del último al primer día, los pensamientos pasan y la tragedia queda. Entonces llega el final. Los vencedores y los vencidos. Y nunca entendemos que en esa sucia batalla perdemos todos. Perdemos hogares, amigos, familiares, y hasta la inocencia. Cuando la inocencia se pierde ya no hay marcha atrás. Cuando los niños son víctimas de una guerra es porque, definitivamente, no aprendimos nada. Y ya no sirve barajar y dar de nuevo, porque lo que se perdió, no se recupera. Porque el empezar de cero significa borrar el pasado y eso es algo que no debe olvidarse nunca. Bien lo saben los japoneses que han hecho de ese pasado un recuerdo vivo para entender el futuro. 


Especialistas en renacer una y mil veces, como aprendieron de los viejos samuráis. Alguna vez, un viejo conocido de esas lides, llamado Ota Dokan evaporó estas finales palabras antes de recibir la artera estocada de la muerte: Si no hubiera sabido que ya estaba muerto, habría lamentado perder la vida. Quizás eso fue lo que sintió Seita, el protagonista del film La tumba de las luciérnagas, de Isao Takahata, antes de perder la suya. El director, co-fundador del célebre Estudio Ghibli junto a Hayao Miyazaki, trae a los dibujos animados (o al animé mismo) una dura película dramática. Piedra fundamental para que los films japoneses de animación empiecen a ser tomados de otra manera, Takahata adapta la novela autobiográfica de Akiyuki Nosaka en la que nos muestra la guerra desde la mirada de los niños. El film arrancará el día que Japón se rinde durante la Segunda Guerra Mundial. Aparecerá una voz en off relatando su propia muerte, mientras vemos como en una estación de tren, unos guardias descubren a un adolescente muerto, rodeado de otros que seguirán su mismo camino. La historia estará contada desde el racconto, recordando la vida de Seita junto a Setsuko, su hermana de cuatro años, y este oficia de narrador en off en ciertas partes de la cinta. 


Su vida en Kobe, el bombardeo sobre la ciudad, la pérdida de su madre, un padre combatiendo en la guerra y la mala relación con su tía que queda de encargada, hacen que el destino de ambos sea un refugio a orilla de un lago. El film tendrá una diversidad pictórica encantadora, separada por los momentos de los personajes. Los recuerdos aparecerán con mayoría de rojo y negro, las situaciones angustiantes mientras todo es horror se llenarán de marrones y ocres que imponen su presencia, todo esto confrontando con la belleza de los colores alegres durante esa libertad que era su vida allí afuera, rodeados del verde de la naturaleza y el celeste del cielo. Lo mismo ocurre con lo que oímos: una banda sonora tremenda, con los eternos y angustiantes minutos donde se escuchan los bombardeos y hasta el ruido del agua llegando a la orilla o el fuego quemando todo por un lado, y por otro una excelente banda musical compuesta por Yoshio Mamiya diferenciando claramente las escenas de guerra con las del mundo donde Seita y Setsuko son felices, donde se logra una armonía perfecta entre imagen y sonido, con la escena de las luciérnagas en el refugio como el momento cumbre. 


Escena en el que se ve ese espíritu nacionalista del protagonista imaginándose en combate, cayendo luego en la cuenta que la protección que importa es la de su hermana, y no la de su país, aunque ambos no quieran contención alguna. Takahaka nos pondrá el dedo en la llaga y llevará la historia de los hermanos hasta que se nos revuelva el estómago y los ojos sean todo lágrimas. Seita hará todo lo posible para que ella sea feliz, el film no nos hablará de la guerra, sino de la supervivencia y de la hermandad. Todos sabíamos el final, pero no hacíamos otra cosa que negar la realidad, tanto como el protagonista. Llegó la muerte, tan siniestra como siempre, para acabar con tanta tristeza. Será el fuego el que consuma todo, en una alegoría de lo que fue el final del país en la guerra, luego de las bombas atómicas que lo dejaron en llamas. El director se despedirá con un mensaje de esperanza, en ese renacer cíclico propio del sol naciente donde vemos a los fantasmas de los hermanos observando a esa ciudad ya renacida de sus cenizas. Mientras seguiremos buscando las luces de las luciérnagas y escuchando los gritos de esas voces que nunca, pero nunca, nos dejarán de llamar.

Marcelo De Nicola.-

Canción elegida para las impresiones



La poesía de Luis Alberto…



UNIVERSO TAKAHATA


Nacido en Japón en 1935, Isao Takahata asistió a la Universidad de Tokio, donde se gradúo en literatura francesa. Fue la película Le Roi et l'Oiseau del animador francés Paul Grimault lo que le llamó la atención por sus posibilidades y decidió dedicarse al mundo de la animación. Takahata inició su carrera en los estudios de Toei Animation como ayudante de dirección, donde dirigió su primera película, Las aventuras de Hols: Príncipe del sol en 1968, en la que también participó Miyazaki. Entre 1974 y 1978, también con la intervención de Miyazaki, trabajó en Nippon Animation para World Masterpiece Theater, series de animación para la televisión basadas en clásicos de la literatura infantil y juvenil. La primera obra fue Heidi, la niña de los Alpes (1974). Revolucionaria por su concepción reposada y costumbrista, lejos de las series de animación de la época con tramas de acción y fantasía, la obra fue un sorprendente éxito mundial. 

Después Takahata dirigió otras dos series de pareja calidad e importancia: Marco (De los Apeninos a los Andes) y Ana de las Tejas Verdes. Dirige los films La Aventura de Panda y sus Amigos en 1972 y diez años después Goshu, el violoncelista. En 1985 funda junto a Hayao Miyazaki los Estudios Ghibli, dirigiendo cinco películas. La primera fue La tumba de las luciérnagas, luego siguió en 1991 con Recuerdos del ayer, la historia de un joven que vuelve a su antiguo pueblo, y en el trayecto irá recordando cosas de ese pasado. En 1994 llega Pompoko, sobre unos mapaches que quieren evitar que su bosque sea urbanizado. 


Cinco años después se estrena Mis vecinos los Yamada, basado en un famoso manga japonés sobre una tradicional familia del país. Su último film fue El cuento de la princesa Kaguya rodado en 2013, basado en un popular cuento chino del siglo IX llamado el Cortador de Bambú, sobre una niña que aparece en una planta de bambú y es adoptada por una pareja de ancianos. Con el tiempo se transforma en una bella mujer que será pretendida por un gran número de poderosos hombres. Isao falleció el jueves 12 de abril de 2018 a los 82 años, luego de sufrir de cáncer de pulmón.

FICHA TÉCNICA

Título original: Hotaru no Hakaaka
Año: 1988
Duración: 93 min.
País: Japón
Dirección: Isao Takahata
Guion: Isao Takahata (Novela: Akiyuki Nosaka)
Música: Yoshio Mamiya
Fotografía: Nobuo Koyama

SINOPSIS

Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Seita y Setsuko son hijos de un oficial de la marina japonesa que viven en Kobe. Un día, durante un bombardeo, no consiguen llegar a tiempo al búnker donde su madre los espera. Cuando después buscan a su madre, la encuentran malherida en la escuela, que ha sido convertida en un hospital de urgencia.

PELÍCULA COMPLETA


lunes, 9 de abril de 2018

EL SABOR DE LAS CEREZAS - TA'M E GUILASS



EDITORIAL

Las venas se hinchan pese a que la sangre ya no quiere correr. Los latidos del corazón se hacen cada vez más eléctricos. Las manos sudan esperando que no caiga la última gota. Los pensamientos se acumulan en la mente. Los pies caminan sin saber hacia dónde. Los recuerdos se vuelven grises o se funden en negro. Las preguntas siguen esperando ciertas respuestas que quizás no llegarán nunca. ¿Cómo llegué a esto? ¿Por qué nunca encontré el freno? ¿Hubo algo que hice mal? Esas son algunas de las dudas que me llevaré a la tumba. La vida vuelve a pasar ante los ojos esperando encontrar el momento exacto donde empezó todo. Marcas, moretones e insultos aparecen como fondo de pantalla. Cada ruido en la noche aterraba los oídos y desgarraba los músculos. Los encierros en la habitación que duraban horas. El olor a alcohol y el humo de los cigarrillos conformaban una pintura dantesca. Era el preludio a la muerte misma, aunque horas después la vida volvía a reírse en la cara. Pero ya no más. La decisión está tomada. Un fogonazo que se hace luz en un suspiro. El olor a muerte contamina todo el aire. Es tiempo de escapar. El plan de fuga ha comenzado. Las sirenas se escuchan cada vez más cerca. Los semáforos se convierten en el principal enemigo. Los árboles rugen ante el paso del viento. Las hojas caen desparramadas en el suelo. La bocina del tren hace su último aviso. Algunos gritos paralizan todo. La vida se desvanece a pura furia. Solo habrá pocas imágenes en las diapositivas finales. Muchas lágrimas, pocas sonrisas, cientos de miradas. Y el mundo que deja de girar luego de años desparramados dentro de un vórtice de locura.

Marcelo De Nicola.-

Canción elegida para la editorial



Otro homenaje a alguien que terminó con su vida


IMPRESIONES SOBRE EL SABOR DE LAS CEREZAS


Como bien todos sabemos aquella vieja idea de la felicidad absoluta no es sino uno de los más siniestros embustes que configura aquella minuciosa y perversa red sobre la que se desarrolla el plan. La felicidad absoluta implica la miserabilidad. Ninguno de nosotros pude ser completamente feliz aun conociendo cómo las temibles mandíbulas del mundo devoran con apasionada ferocidad a los que tenemos al lado. Arrebatando sin distinción alguna sueños, posibilidades, inocencias, dignidades o hasta la propia vida. La felicidad absoluta entonces conlleva la negación de un otro y solo es posible pensarla dentro del desarrollo de un marco de individualidad absoluta. Aventurándonos al oscuro abismo de la profundidad, podríamos aseverar que dicha felicidad es posible solo renunciando a la idea de veracidad. Lo que nos queda, entonces, mis queridos compañeros y compañeras, es solo una felicidad esporádica, titilante, desconfiada, tibia chispa arrojada al gélido huracán del universo. Nuestras cuevas en esta noche eterna no serán muchas, atesoraremos celosamente como únicos refugios tal vez el amor, el arte y el pensamiento. Hegel aseguraba que no se puede ser feliz en un mundo infeliz. ¿Cuál será entonces el sentido de aquello que llamamos vida? ¿Cuál será la finalidad de recorrer este camino tan poco conveniente? 


Los griegos pensaban que la felicidad era el fin de todos los actos, que el bien supremo al que aspiraba todo hombre era alcanzar su plenitud. Aristóteles por su lado agregaba que la finalidad del ser humano era la felicidad y que esta se alcanzaba desarrollando la virtud, o sea aquello que nos es más propio y nos hace ser lo que somos.  De no ser posible entonces esa felicidad, de reconocerla solo en fugaces destellos, repito entonces la pregunta: ¿Cuál será el destino de todo esto? ¿Caminaremos tal vez este adoquín repleto de ausencias, de frías distancias, de tristes desamores y penas, sufriremos todos nuestros sufrimientos solo por nada? Tal vez esa sea la invisible sortija que perseguimos en esta inmunda calesita del universo.  Todo lo que nos pasa, terminara disolviéndose como una lagrima en el infinito mar de la nada. Platón pensaba en la filosofía como un ejercicio para la muerte. Y la muerte es sin dudas aquel pasaje del ser a la nada. Epicuro de Samos afirmaba que había que evitar el dolor y buscar el placer. Decía el filósofo griego que el dolor habita en aquellas cosas que nos generan dependencia y tememos perder. Aprender entonces a desprendernos de las cosas es liberarnos del dolor y es entender que nada es eterno, ni siquiera nuestra propia vida, entonces: ¿Por qué temerle a nuestra propia muerte? 


Y esta será también una de las ideas trabajadas en el film iraní de nuestro amigo Abbas Kiarostami llamado El sabor de las Cerezas. La cinta mostrará el momento en el que el Señor Badii maneja por Teherán en busca de quien sea capaz de enterrar su cuerpo ya sin vida luego de cometer suicidio. El concepto de entierro será trabajado durante toda la película tanto desde la fotografía como desde el sonido. Escucharemos en primer plano, casi hasta el hartazgo, las ruedas del jeep que maneja el protagonista recorrer con lentitud los caminos de tierra y piedras, generando una sofocante sensación de tierra cayendo sobre algo. La paleta de colores se manejará sobre un riguroso marrón, confundiéndolo todo. Se logrará desde la fotografía cumplir la fantasía de Badii, será un solo plano que funcionará como la proyección pictórica del deseo del personaje. El director lo trabajará a través de la utilización de las sombras. Será en el momento donde Badii se acerque a ver una construcción, él que solo quiere desconstruirlo todo, y se quede observando una máquina cavadora. El plano mostrará con delicada melancolía su silueta oscura y la tierra cayendo como una penosa lluvia que intenta no sin amargura lavar para siempre un dolor. 


El relato estará armado sobre una estructura lineal y su conflicto crecerá muy lentamente. Lo incrementarÁ no tanto la lucha entre fuerzas contrapuestas (lucha que en el film es casi inexistente) sino tal vez la ruptura de una armonía aparente. Dicha ruptura será trabajada desde la intriga que generará la extraña actitud del protagonista hasta develar sus intenciones. Allí estará la verdadera tensión que moverá al protagonista sobre la curva dramática. Se romperá aquella regla que indica que el héroe termina su recorrido modificado. Tal vez el director solo busque afectarnos a nosotros como espectadores al plantearnos la moralidad del suicidio. Nunca sabremos las razones de Badii para querer terminar con su vida y tampoco nos importará conocerlas. Su decisión ya está tomada. El, ya es la nada. Borges nombra a la muerte como aquella oscura maravilla que nos acecha, ese otro mar, esa otra flecha que nos libra del sol y la luna. En aquel viaje hacia el fin de la noche se encontrara inmerso Badii en el comienzo del relato para finalmente ser devorado en un certero fundido a negro. Continuaremos nuestro viaje pensando en la suerte de Badii para olvidarlo a la vuelta de la primer esquina, cumpliendo tal vez de esa manera con aquel mandato ruin del universo que une de una manera tan extraña a la muerte y al olvido arrastrando inevitablemente a lo que era todo a ser nada.

Lucas Itze.-

Canción post impresiones



UNIVERSO KIAROSTAMI


Nacido en Teherán en 1940, se convirtió con los años en uno de los más influyentes cineastas asiáticos. Kiarostamí estudió bellas artes en la Universidad de Teherán, trabajó como diseñador gráfico y después ingresó en el Centro para el Desarrollo Intelectural de Niños y Jóvenes Adultos, donde creó una sección de cinematografía. En 1969, cuando la nueva ola iraní comenzó con la película de Dariush Mehrjui Gāv. Su primera producción fue de doce minutos El pan y la calle (1970), una película corta neo-realista acerca de la confrontación de un escolar con un perro agresivo. El recreo siguió en 1972. En la década de 1970, Kiarostami persiguió un estilo individualista de la realización de películas. Él habló de su primera película así:
El pan y la calle fue mi primera experiencia en el cine y debo decir que fue muy difícil. Tenía que trabajar con un niño muy pequeño, un perro, y un equipo poco profesional excepto por el director de fotografía, que estaba molestando y quejándose todo el tiempo. Bueno, el director de fotografía, en cierto sentido, tenía razón porque no seguía las convenciones de la realización de películas a las que estaba acostumbrado.
Tras Experiencia en 1973, sobre un niño huérfano que trabaja en un estudio fotográfico, Kiarostami lanzó El viajero en 1974. El viajero cuenta la historia de Qassem Julayi, un niño con problemas de una pequeña ciudad iraní. Con la intención de asistir a un partido de fútbol en la lejana Teherán, estafa a sus amigos y vecinos para recaudar dinero, y estos viajes al estadio a tiempo para el juego, sólo para encontrarse con un irónico giro del destino. Al abordar la determinación del niño para alcanzar su objetivo, junto con su indiferencia a los efectos de sus acciones amorales, la película examina el comportamiento humano y el equilibrio del bien y el mal. Con esta película se fomentó la reputación de Kiarostami por el realismo, la sencillez diegética, y la complejidad estilística, así como su fascinación por los viajes físicos y espirituales.
En 1975, Kiarostami dirigió Dos soluciones para un problema. A principios de 1976, lanzó Un traje para la boda, la historia de tres adolescentes que entra en conflicto por un traje para una boda. En 1977 dirigió Gozaresh, que giraba en torno a la vida de un recolector de impuestos acusado de aceptar sobornos; el suicidio fue uno de sus temas.
A principios de la década de 1980, Kiarostami dirigió varios cortometrajes entre ellos El coro (1982). En 1983, dirigió el documental Conciudadanos y en 1984 otro llamado Parvulos. Con la película ¿Dónde está la casa de mi amigo? estrenada en 1987 comenzó a ganar reconocimiento fuera de Irán. Kiarostami hizo la película desde el punto de vista de un niño. En ella están retratadas las creencias tradicionales de las poblaciones rurales iraníes. La película se ha caracterizado por su uso poético del paisaje rural iraní y su realismo, ambos elementos importantes en la obra de Kiarostami.


¿Dónde está la casa de mi amigo? (1987), Y La vida continúa (1992) y A través de los olivos (1994) destacan por la crítica como la trilogía de Koker, porque las tres películas cuentan con el pueblo de Koker en el norte de Irán. Las películas también se relacionan con el terremoto de 1990 Manjil-Rudbar, en el que murieron 40.000 personas. Kiarostami utiliza los temas de la vida, la muerte, el cambio y la continuidad para conectar las películas. La trilogía fue un éxito en Francia en la década de 1990 y en otros países de Europa occidental, como en los Países Bajos, Suecia, Alemania y Finlandia. Pero Kiarostami no tuvo en cuenta las tres películas para formar una trilogía. Sugirió que los dos últimos títulos más El sabor de las cerezas (1997) sí comprenden una trilogía, dado su tema común del valor de la vida.
La primera película de la década de Kiarostami fue Close-up (1990), que narra la historia de un hombre que se hizo pasar por el cineasta Mohsen Makhmalbaf, para estafar a una familia sobre la creencia de que podría protagonizar su nueva película. 


Esta película tiene una parte documental, en la que examina la justificación moral de Sabzian por usurpar la identidad de Makhmalbaf, cuestionando su capacidad de percibir su estilo artístico y cultural. Ocupa el puesto número 42 en el Top 50 de las películas más grandes del British Film Institute de todos los tiempos. Close-up recibió elogios de directores como Quentin Tarantino, Martin Scorsese, Werner Herzog, Jean-Luc Godard, y Nanni Moretti y fue lanzada en toda Europa. Sigue con Y la vida continúa, que trata sobre el camino que realizan un padre y un hijo a través de las ruinas de un terremoto en busca de dos muchachos, y a su vez van encontrando supervivientes. Con A través de los olivos, muestra a un equipo de rodaje de una película que vuelve a Koker, el pueblo en plena reconstrucción y es nominado a la Palma de Oro en Cannes. 


Palma que gana con El Sabor de las cerezas en 1997. Luego dirige El viento nos llevará en 1999, con la que ganó el Gran Premio del Jurado (León de Plata) en el Festival Internacional de Cine de Venecia. La película contrasta vistas rurales y urbanas sobre la dignidad del trabajo, aborda temas de igualdad de género y los beneficios del progreso, por medio de la estancia de un extranjero en un pueblo kurdo. Una característica inusual de la película es que muchos de los personajes se escuchan pero no se ven; al menos trece personajes son los que hablan en la película pero nunca se ven.
En 2001, Kiarostami y su asistente, Seifollah Samadian, viajan a Kampala, Uganda, a petición del Fondo Internacional de las Naciones Unidas para el Desarrollo Agrícola, para filmar un documental sobre programas de asistencia a los huérfanos de Uganda. Se quedó durante diez días e hizo ABC África. Al año siguiente, Kiarostami dirigida Diez, revelando un método inusual de la cinematografía y el abandono de muchas convenciones de escritura de guiones. Kiarostami se centró en el panorama socio-político de Irán. Las imágenes se ven a través de los ojos de una mujer como ella conduce por las calles de Teherán durante un período de varios días. Su viaje se compone de diez conversaciones con varios pasajeros, que incluyen a su hermana, una prostituta autostop, y una novia despechada y su hijo exigente. Este estilo de hacer cine fue elogiado por varios críticos. Luego dirige el documental Five basada en una característica poética sin diálogo o caracterización. Se compone de cinco largos planos de la naturaleza que son secuencias de una sola toma, tiro con una cámara de vídeo digital de mano, a lo largo de las orillas del Mar Caspio. En esos años dirige varios documentales y películas de episodios. En 2008 filma Shirin con Juliette Binoche que muestra a las espectadoras (todas mujeres) de una sala de cine que están viendo una película basada en un cuento persa, cuya protagonista, la heroína Shirin, ha huido de un harén y viaja en busca del amor. Vuelve a trabajar con Binoche en Copia Certificada, una historia de amor que tuvo buenas críticas y algunos premios en Festivales como Valladolid o Chicago. 


En 2012 filma en Japón Like Someone in Love, la historia de una mujer japonesa que ejerce la prostitución para pagar sus estudios.
El director falleció el 4 de julio de 2016 a los 76 y dejó un inmenso legado en el cine asiático.

Además sonó un clásico de The Police


FICHA TÉCNICA

Título original: Ta'm e guilass
Año: 1997
Duración: 98 min.
País: Irán
Dirección: Abbas Kiarostami
Guion: Abbas Kiarostami
Fotografía: Homayon Payvar
Reparto: Homayoun Ershadi, Abdolrahman Bagueri, Safar Ali Moradi, Afshin Khorshid Bakhtiari

SINOPSIS

Un hombre de mediana edad decide suicidarse. Su única preocupación es encontrar a alguien que le ayude y se comprometa a enterrarlo. Esta situación le permite conocer a una gran variedad de personajes.

PELÍCULA COMPLETA