miércoles, 13 de junio de 2018

SUEÑOS DE UN SEDUCTOR - PLAY IT AGAIN, SAM



EDITORIAL

Una risa se escucha en un pasillo. El silencio se estremece. La puerta se abre lentamente. Los ojos se posan en ella. Sus cachetes son como dos manzanas. En cada uno ellos se forman un pequeño hoyuelo que enamora hasta al más fuerte. Su sonrisa incompleta ante la mirada ajena derrocha simpatía. Un corazón empieza a latir como nunca antes lo hizo y quizás, como nunca más lo hará. El primer gran amor ha nacido. Vendrán juegos a escondidas y palabras nunca dichas. Años que pasan como si el calendario quisiera despegar todas sus hojas. Llega quizás el tiempo de ese adiós a la niñez en forma de viaje a algún sitio hasta entonces desconocido. Es el momento de actuar y sacar a luz cientos de emociones pero la cobardía muestra su ancho de espadas y el primer juego termina en derrota. Llega la despedida. Algunos harán su camino juntos y otros seguirán su ruta. Ella, desde su rebeldía innata, elegirá la tercera opción. El destierro hacia algún sitio lejano. Miles de veces los sueños vuelven a ese momento inolvidable donde no todo pasa. El lugar eterno en el que nos queremos quedar. En cada colectivo se buscará esa mirada. En cada nuevo sitio visitado se soñará con encontrar esa voz inolvidable. Los años pasan y empiezan las dudas. Pasan los amores y los desamores. Los encuentros fugaces y las citas misteriosas. Pasan miles de almas y cada noche la pregunta es la misma: ¿Y si la tuve enfrente y no la reconocí?


Hora pico. El subte avanza a paso de hombre como de costumbre. A lo lejos, una silueta perfectamente imperfecta se divisa entre la multitud. Los ojos se estremecen. El corazón vuelve a latir como hace más de quince años. El ruido y la gente no dejan movilizarse. El grito queda ahogado ante las voces que se quejan de vivir en el infierno. La silueta se escapa como un fantasma entre miles de cuerpos. El vagón se convierte en una prisión donde salir no es tan sencillo. Una vez afuera, las baldosas escupen la mugre de la ciudad sin el menor inconveniente. Los minutos pasan de golpe. Ya es tarde. La duda será eterna. Se repetirán horarios y se pondrá especial atención a esa estación. La silueta se irá deformando de a poco. El fantasma ha ganado la batalla…

Luces parpadean como un corazón a punto de apagarse. El humo lo envuelve todo. Miles de caderas se menean ante una música que taladra los oídos. Es el último trago. La hora de volver. Llega esa última recorrida para reunir a los sobrevivientes. De repente, el mundo deja de girar. Las luces se prenden y la música se silencia. Los cuerpos parecen en pausa. La mirada se clava en un vestido negro, pero lo que importa es el envase. Está ahí, a metros de cometer el crimen más feroz e inevitable. Como una presa a punto de ser acechada por el animal más salvaje. La cara se desordena al ver que hay una coincidencia pasajera entre la víctima y el victimario. La mente quiere avanzar pero el cuerpo retrocede. Un vaso rueda al piso y todo vuelve a la normalidad. El primer paso está dado. El acercamiento es inevitable. El efecto sorpresa de ella al escuchar nuevamente su nombre logra el efecto deseado. La víctima está a salvo. Se vendrá lo más complicado. Jugar las cartas que quedan en el mazo. Y despojarse de una vez por todas de los malditos estigmas y así dejar de lado al cobarde para amar.
                                                   
Marcelo De Nicola.-

Canción post editorial


Los Ramones también le cantaron al amor


IMPRESIONES SOBRE SUEÑOS DE UN SEDUCTOR


Fue nuestro gran amigo James Whistler quien alguna vez reflexionando sobre los procesos creativos dijo con compleja sencillez aquello de que el arte sucede (art happens). Tal como hemos charlado alguna vez en este mismo foro, aquel concepto notable, puede aplicarse también al amor. Mis queridos amigos, el amor, al igual que el arte, sucede. Desempeñaremos un rol decadente y por qué no triste en esa canallesca tentativa de doblegar voluntades, será violenta nuestra insistencia en aquel acto abrumador e invasivo de la conquista. Escribiremos mala poesía y nos volveremos miserables. Aun así, una voz nos susurrará al oído aquella verdad filosa como la mirada de una pantera, nos dirá para nuestro espanto: no insista, por favor no lo haga, el amor sucede. Será entonces cuando no suceda o deje de suceder, cuando para nosotros solo exista el rechazo y la nada sea la copa de la que bebamos, el momento más oportuno para correr. Correr para salvarnos de aquel tormento, correr dos veces más rápido que el dolor, para tal como señalaba Oscar Wilde, poder encontrar aquel amor perdido en otra mujer. 


Regresar, aunque vivamos en la convicción de que nadie regresa a ningún lado, a aquella que es ausencia, en otra mujer. Y no será otra cosa lo que haga Allan, aquel personaje encarnado por un gran amigo de esta casa, el señor Woody Allen, en el film Sueños de un Seductor. La película tendrá una estructura lineal la cual será brevemente afectada por distintos flashes oníricos que narraran las fantasías alucinatorias del protagonista. En ellas será el mismo Humphrey Bogart quien entrará y saldrá de escena para aconsejar a Allan sobre la seducción de mujeres. El film será dirigido correctamente por Herbert Ross, quien apostará a la solidez del guion elaborado por Allen y se limitará a poner la cámara a disposición del relato escrito. Algunas secuencias poseerán ciertas desprolijidades que serán salvadas sin mayores dificultades por la efectivadad de los Gags humorísticos sobre los que la mayoría del film descansa. Allen es Groucho Marx, es Chaplin y Buster Keaton, pero también es Bergman y Kurosawa, aunque en la juventud de este film aquella faceta no aparezca. La fotografía manejará una paleta de colores dentro de los marrones que luego será un clásico en casi toda la filmografía del guionista y director y mantendrá a través de la construcción en planos aquel espíritu teatral originario del relato. 


Se pondrá a la mujer en un lugar reprochable en el comienzo de la obra para finalmente revalorizarla y dejar en claro la visión crítica de la que el film se sirve para narrar. La película avanzará a través de la dosificación de un conflicto interno del personaje mucho más fuerte y rico que aquel otro externo que servirá de disparador al plantear la separación de la pareja. Notaremos los tres actos aristotélicos clásicos y el recorrido realizado por el protagonista a través de sus decisiones y puntos de giros llegando al final de la obra modificado y con un saber diferente. Allan, tomará coraje y la dejará ir a ella, y en ese ella estará tanto su ex mujer como aquel amorío fugaz con la mujer de su amigo. Estará allí, escondido en aquella actitud, la grandeza de esta película. Será allí, donde los que hoy ocupamos esta mesa, levantaremos nuestra copa y brindaremos con aquel tipo que en un solo gesto se ha convertido en un caballero. El amor, queridos amigos, es peligro y solo nos queda salir mejores de aquellas arenas para certificar su autenticidad, de lo contrario seguiremos viviendo la farsa efímera y vacía que jamás superara a la seguridad aparente del sueño.

Lucas Itze.-

Canción post impresiones


Seamos nosotros…


UNIVERSO ROSS


Nacido en Brooklyn, empezó como actor en la obra Macbeth haciendo de bruja. Luego empezó a actuar como actor en Broadway y más tarde como coreógrafo. En 1968, Ross trabajó junto a Barbra Streisand como coreógrafo y director de números musicales para el film Funny Girl. Al siguiente año, debutó como director con la versión musical del clásico Adiós, Mr. Chips, protagonizado por Peter O'Toole y Petula Clark. Luego siguieron Perdida en la ciudad (T.R. Baskin) (1971) y La gatita y el búho (The Owl and the Pussycat) (1970), hasta que en 1972 filmó Sueños de un seductor. 


El film de Sheila fue el siguiente y en 1975 dirige Funny Lady que obtiene varias nominaciones al Oscar. Sigue con films como La pareja chiflada, Elemental Dr. Freud, Paso decisivo, La chica del adiós, California Suite, Nizhinski, Dinero caído del cielo, Soy tu hija ¿Te acuerdas? y Hola Mr Dugan hasta lograr éxitos en los ochenta como Footloose, Dancers, El secreto de mi éxito y quizás su película más importante: Flores de acero, con un gran reparto femenino como Sally Field, Julia Roberts, Shirley Mac Layne y compañía. Luego realizó cuatro films más con Solo ellas, los chicos a un lado como el último en 1995. Falleció seis años después en Nueva York.

FICHA TÉCNICA

Título original: Play It Again, Sam
Año: 1972
Duración: 87 min.
País: Estados Unidos
Dirección: Herbert Ross
Guion: Woody Allen (Teatro: Woody Allen)
Música: Billy Goldenberg
Fotografía: Owen Roizman
Reparto: Woody Allen, Diane Keaton, Tony Roberts, Jerry Lacy, Susan Anspach, Jennifer Salt, Allelon Ruggiero, Joy Bang.

SINOPSIS

La película narra los frustrados intentos por encontrar pareja de un cinéfilo neurótico e inseguro -interpretado por el propio Woody Allen-, tras haberse divorciado recientemente. La vivaz imaginación del desdichado, de nombre Allan, le lleva a tener visiones de Humphrey Bogart, en las que éste le da consejos de cómo seducir a las mujeres. Una pareja de amigos, Dick y Linda, intentan ayudar a Allan presentándoles a chicas con las que podría congeniar, pero las citas no fructifican. La relación entre los tres se complica cuando Linda y Allan empiezan a sentir una atracción mutua.


martes, 12 de junio de 2018

MADE IN USA



EDITORIAL

Las colinas aparecen como inmortales. Las letras blancas brillan en lo verde. La palabra nos lleva inmediatamente a la meca del cine. Es Hollywood, ni más ni menos. Y es todo lo que lo rodea. Sus mujeres hermosas, rubias como la Monroe o morochas importadas como la Hepburn. Sus apuestos hombres de aspectos tan masculinos como los Humphrey Bogart, los Cary Grant o los Gary Cooper. Es la llegada a la gloria. El sueño americano en el país de las mil oportunidades. El de Mickey Mouse paseándose en la Quinta Avenida, el Empire State brillando en lo alto o la Estatua de la Libertad, cada vez más custodiada. El del rock de Elvis, la sensualidad de Madonna y la danza de Michael Jackson. Donde se mezclan unos y otros. La estupidez y la viveza de la familia amarilla más conocida del mundo. Las porristas universitarias y las masacres escolares. Los hot dogs, las hamburguesas y las gaseosas versión extra large. 


Los presidentes asesinados y los presidentes asesinos. La música de cada estado, desde el Blues de Misisipi hasta el punk neoyorkino. Los escritores malditos y sus rutas interminables. Los Estados robados y los Estados devueltos. Los mártires del pueblo y el Ku Klux Klan. Los deportes montados como un show y sus millonarios sponsors. Los superhéroes y los inmigrantes ilegales. Halloween y el Día de Acción de Gracias. La Blanca Navidad y el Papá Noel vendido al mejor postor. Las guerras como símbolo de nacionalismo barato. Disney y sus parques de lujo. Los pobres y el sueño de las zapatillas imposibles. Los indígenas olvidados y la bolsa de Wall Street. Los edificios interminables y los desiertos eternos. Los supermercados enormes y las gasolinerías rurales. La venta de armas y las balas perdidas por muertes absurdas. El ying y el yang del país más poderoso del mundo. El del último gran héroe y el idiota americano…
                      
Marcelo De Nicola.-

Canción elegida para la editorial



La magia de Charly, siempre presente


IMPRESIONES SOBRE MADE IN USA


Entonces aquella no era sino la muerte. Lloraba. Toda su humanidad yacía desparramada, desprolija sobre la mesa del bar. Su humanidad era insignificante, casi inexistente. Su yacer cómplice. Yo miraba desde la ausente oscuridad aquel sufrimiento, padre de todos los sufrimientos. Aquellas lágrimas que eran la única lágrima, que dibujaban un camino sobre la mejilla fría del espanto y que desembocarían sobre las grises aguas del Aqueronte. La noche completa se enredaba en su caótica melena y una medialuna furtiva parecía querer pescar a aquellos dos oscuros pececitos que tenía por ojos. Una muerte sin corona. Una muerte de barrio y de café al fondo, agazapada como una pantera herida. Susurraba nombres en todos los idiomas, hombres y mujeres se hacían en los labios mismos de la muerte y algo helado bailaba en mi espalda con cada sonido. Intenté acercarme pero su mano me detuvo delicada pero firme. Con su rostro aun escondido a medias entre la oscuridad y la vergüenza, su voz hablo ausente de todo sentimiento, de toda entonación sugerida. Mi nombre es la palabra sin sonido, un estruendo inacabable que al serlo todo ya no es nada, entonces mi historia no debe ser nunca escuchada. 


Y en un solo movimiento la muerte se levantó y se fue, llenándolo todo de una fría e insoportable ausencia. Será tal vez aquella soledad con la que nos convida la muerte, a la que nos enfrenta a través de la frialdad de lo ausente, el disparador o quizás la excusa de nuestro amigo Jean Luc Godard para entretejer las complejas peripecias que terminarán formando aquel relato sorprendente llamado Made In USA. El film poseerá una fotografía exquisita que se servirá de la estética Pop tanto para su paleta de colores como para la  construcción de sus encuadres. Cada recorte que conforma esta narración será compuesto con la sutileza pictórica y la inteligencia de quien construye una obra maestra. Palpitará la obra de Andy Warhol en aquella coherencia compositiva que se desarrollara a lo largo de este trabajo. El relato será un gran ejercicio de la correcta utilización de las convenciones establecidas bajo la pesada lista de los géneros. La construcción de los personajes así como el conflicto planteado, nos ubicaran rápidamente dentro del cine negro norteamericano clásico. Pero el maestro llevara la obra más allá. Buscará complejidad a través del extraordinario uso de otras herramientas comunicacionales. 


Allí estará el quiebre. Allí la película que creíamos estar viendo se desvanecerá en su esencia, invitándonos, tal como lo hiciera Alicia, a saltar dentro de la madriguera. Caeremos entonces, en un jardín repleto de preguntas, insolente de normas y carentes de toda regla. Se hablará sobre el lenguaje y sus carencias, de su triste traición ante la evocación. Se hablará de la guerra y de la ferocidad de las políticas ejercidas por las grandes potencias para someter al hombre, hambrear a los pueblos y satisfacer así su inagotable ansia de poder. Se hablara con crudeza, aun cuando la película coquetee con cierta tonalidad humorística. Se hablará a cámara rompiendo magistralmente aquella cuarta pared planteada por los teóricos dramaturgos, incluyendo al espectador como un personaje más que interpela a la trama dejando aquella forma pasiva y clásica. El experimento será arriesgado y pondrá en juego lo más preciado que una obra audiovisual posee que no es otra cosa que la atención del público. Seguramente habrá quien se levante abandonando la obra en aquella arriesgada pirueta. Pero también estaremos nosotros, los que decidamos quedarnos y jugar aquel juego, buscando en aquella interminable caída dentro de la oscura madriguera, lo que ya no somos, lo que tal vez alguna vez fuimos: algún sueño que valga la pena.-                       

Lucas Itze.- 

Canción post impresiones


Uno de los temas que suena en el film   



UNIVERSO GODARD

Jean Luc Godard nació en París, el 3 de diciembre de 1930. Vivió sus primeros años en Suiza, país en el cual nacieron sus padres, para trasladarse a París durante su adolescencia, donde estudiaba etnología en la Sorbona. En esta época comienza a descubrir su gran pasión por el cine, frecuenta de continuo la Cinemateca Francesa y los cineclub parisinos. En 1950 empezó a trabajar como crítico cinematográfico en varias revistas, entre ellas Cahiers du Cinéma, en las que utilizaba el seudónimo de Hans Lucas. En esta publicación coincidiría con la plana mayor de la nouvelle vague, es decir, con François Truffaut, Éric Rohmer, Claude Chabrol y Jacques Rivette. Al morir su madre en 1954, se trasladó de nuevo a Suiza donde trabajó como albañil, hecho que sirvió como argumento a su primer documental, Operation Béton

Al regresar a París, mientras seguía trabajando en Cahiers du Cinéma, rodó los cortometrajes Une femme coquette (1955) y Tous les garçons s' apellent Patrick (Los chicos se llaman Patrick) (1957) y le siguió otro llamado Charlotte et son Jules (1960). En el verano de 1959 comenzó el rodaje de su primer largometraje, À bout de souffle sobre un guion de François Truffaut —de quien fue por esos años muy amigo— y con la colaboración de Claude Chabrol. La película, protagonizada por Jean-Paul Belmondo y Jean Seberg supuso una revolución en la manera de filmar al utilizar técnicas hasta entonces poco ortodoxas, como rodar cámara en mano, utilizar el estilo documental o saltar de un plano a otro. A pesar de no lograr ningún premio en el Festival de Cannes, ganó el Oso de Plata en el Festival de Berlín, así como el Premio Jean Vigo. 


A partir de ese momento llegaría a filmar, muchas veces, más de un film por año. En 1961 filma Una mujer es una mujer, premio especial del jurado en Berlín. En 1962 llegaron Vivir su vida, premiada en Venecia, y Los siete pecados capitales, siete episodios sobre los mismos filmados por otros tantos directores. En 1963 filma junto a Pasolini, Rosselini y Gregoretti, Rogopag, que es también un conjunto de episodios dirigidos por cada uno. También en ese año salieron a la luz Los carabineros, El soldadito y El desprecio, esta última con Brigitte Bardot, Jack Palance y Fritz Lang. En 1964 filma Banda aparte y Las más famosas estafas del mundo, junto a directores como Chabrol y Polanski entre otros y Una mujer casada. En 1965 filma otra película de episodios como Paris visto por… que contó además con la participación de Chabrol, Rohmer, entre otros. Y llegan dos de sus films más reconocidos: Alphaville, que ganó el Oso de Oro en Berlín, y Pierrot, el loco, con una impecable actuación de Jean Paul Belmondo. 


En 1966 llegan Made In Usa, y Masculino, femenino. En 1967 filma, anotá: El oficio más viejo del mundo (un grupo de cineastas filmando episodios sobre la prostitución), Loin Du Vietnam; Dos o tres cosas que yo sé de ella; La Chinoise (Premio del Jurado en Venecia) y Weekend. Luego de este film Godard decidió poner su cine al servicio del movimiento revolucionario que eclosionaba con el Mayo francés y, adherido a la ideología maoísta, abandonó sus métodos de trabajo anteriores. En mayo de 1968 el Festival de Cannes fue suspendido por la interrupción de las proyecciones que hicieron Godard, François Truffaut, Polanski y otros cineastas, en apoyo y solidaridad al movimiento estudiantil y obrero del Mayo francés. Ese año también dirigió One plus One, más tarde titulado Sympathy for the Devil, un documental que no sólo muestra cómo los Rolling Stones van dando forma a esta canción paso a paso, sino que también es un relato simultáneo de dos o tres discursos políticos y estéticos revolucionarios. 

Con el fin de diluir la propia autoría en un colectivo cinematográfico miliante, creó el Grupo Dziga-Vertov, como homenaje al cineasta soviético Dziga Vertov junto al estudiante de Filosofía Jean-Pierre Gorin, la actriz Juliet Berto y la propia Wiazemsky, entre otros, y muchos de sus filmes, que comenzaría a rodar en 16 mm, se nutrirían de influencias del cine de propaganda soviético. En sus propias palabras, eran «películas revolucionarias para audiencias revolucionarias» y se caracterizaron por una gran desconfianza en las imágenes «bellas», en beneficio de un sonido por veces hipertrofiado, y por un discurso netamente marxista, abandonando las historias de ficción para mostrar ensayos fílmicos de gran radicalidad. Gracias a este grupo en el año 1969 salen los documentales: Pravda y Britsh Song. También dirigiría otro film de episodios como Amor y Rabia junto a Bertolucci. Y La gaya ciencia. Siguiendo con el Grupo Dziga-Vertov en 1970 filma: Vladimir y Rosa; Luchas en Italia y El viento del este, esta película constituyó una suerte de manifiesto fundacional del grupo. En 1972 llegan dos documentales: One Paralell Movie y Letter to Jane, donde a partir de una foto de Jane Fonda publicada en L’Express en la que la actriz norteamericana aparece retratada en Hanoi junto a dos vietnamitas, Jean-Luc Godard y Jean-Pierre Gorin denuncian la hipocresía y falsedad de los medios de comunicación de masas. También ese año filma Todo va bien. Por primera vez se toma unos años para volver al filmar y lo hace en 1975 con Número dos

En 1976 filma otro documental, el bélico Aquí y allá. En 1978 filma Comment Ce va? A partir de los 80 vuelve a los documentales y al cine clásico como por ejemplo en Salve quien pueda de 1980, nominada a la Palma de Oro. Pasión en 1982, Nombre: Carmen en 1983 (León de oro en Venecia); y la polémica Yo te saludo, María en 1984. Una de las películas más polémicas del cine europeo de todos los tiempos, por su libre y moderna interpretación del embarazo de la Virgen María. El Papa Juan Pablo II la condenó duramente de forma pública, a su director Jean-Luc Godard le tiraron una tarta a la cara en el Festival de Cannes, y fieles católicos de todo el mundo protestaron delante de muchos de los cines en los que se proyectaba la polémica cinta. 


En 1985 filma Detective, y en 1986 filma Meeting Woody Allen, una charla sobre cine y televisión con el genio neoyorquino. En 1987 filma Cubre tu derecha y participa del film Aria. También vuelve a dirigir a Allen en El Rey Lear y realiza un documental sobre cine llamado Histories du Cinema, con la participación de dos de las actrices francesas del momento como Juliette Binoche, y Julie Delpy. Ya en los 90 filma mucho menos, aparecen Nouvelle Vague con Alain Delon, nominada a la Palma de Oro en Cannes; Alemagne 90; Helas pour moi. En 1995 Forever Mozart. En 2001 llega Elogio del amor, nominada a la Palma de Oro en Cannes. En el medio y luego filmó varios documentales y películas de episodios. En 2004 dirige Nuestra música, en 2010 Film Socialisme. Su último film fue Adiós al lenguaje, del año 2014, con la participación del 3D, algo que viene utilizando bastante en los últimos años. Ganó el Gran Premio del Jurado en Cannes.

FICHA TÉCNICA

Título original: Made in U.S.A. (Made in USA)
Año: 1966
Duración: 90 min.
País: Francia
Dirección: Jean-Luc Godard
Guion: Jean-Luc Godard (Novela: Donald E. Westlake)
Música: Ludwig van Beethoven, Robert Schumann
Fotografía: Raoul Coutard
Reparto: Anna Karina, Jean-Pierre Léaud, László Szabó, Marianne Faithfull, Ernest Menzer, Yves Afonso.

SINOPSIS

Paula Nelson deberá investigar en Atlantic City (Francia) la muerte de su amante, investigación que se presentará peligrosa debido a la atención que ésta consigue despertar entre los mafiosos de la ciudad. Inspirada en el cine negro americano, Godard realiza un ejercicio de intriga de deliberada incoherencia narrativa.

MI CENA CON ANDRE - MY DINNER WITH ANDRE



EDITORIAL

Ya mis brazos no son aquellas fuertes ramas congeladas en la noche de los tiempos. Hoy la pena ahueca mi pecho donde debía latir con la delicada desesperanza de una pantera encerrada que recorre su jaula con unas garras que ya no son sus garras, con una mirada ausente o tal vez lejana. Es el otoño que sopla las cenizas, que pinta del monótono color del olvido aquellos recuerdos que eran mariposas, es el otoño que espanta  con inefables escobas a  aquellos fantasmas dueños de mis peores soledades. Es el miedo que roba al fin mi nombre, son las palabras insuficientes, que no nombran ni dicen, que se agotan desesperadas y castran la idea y lo cargan todo de  aquella ausencia insoportable. Ya no habrá estampidas de risas desdibujando bocas para siempre, no guardaremos besos en las hogueras de las canciones. Ya se apaga la música y los pies no bailan, y todo se llena de esa quietud perpleja y ocre que se alimentan las lágrimas y suspiros.  Esta es la última noche que me aleja de todo. Cae conmigo todo el mundo que he sido, todas las vastas narraciones de las que me he servido para que todo sea. Despierta. No, no muero, voy hacia la vida.    

Lucas Itze.- 

Canción post editorial


Charly y la palabra justa



IMPRESIONES SOBRE MI CENA CON ANDRE


Nubes grises inundan la paleta de colores. La tarde se vuelve oscura y las manos sudan entre tanta gente. La rutina empieza a llegar a su fin. La multitud se amontona hasta parecer una masa uniforme. Muchos quieren desaparecer y aparecer en una playa o una ciudad turística. Otros, los más humildes, desean encontrarse en su cama para perseguir sus sueños. Todos, y en esto nos ponemos de acuerdo, queremos escapar de la paranoia que nos rodea en la gran ciudad. De dejarlo todo y vivir por uno mismo. De intentar no depender de nadie. De ser libre, ni más ni menos. Algo de eso encontraremos en el film de Louis Mallé, titulado Mi cena con André. Y antes de empezar a desarrollar nuestras ideas les advierto: estamos ante una película extraña, diferente. Pueden parar acá, o nos pueden seguir acompañando en este humilde viaje. El film nos presenta a dos amigos que se juntan a charlar en un restaurante después de años sin verse. Por un lado tenemos a Wallace, alguien que sobrevive como muchos de nosotros, por otro, a André, un hombre que ha pasado por diferentes experiencias que nos iremos enterando a lo largo del film. El director rodará esta película casi como un documental, ya que veremos un mano a mano entre los protagonistas y no mucho más. Y también habrá mucho de teatro en ella. Además contará un prólogo y un epílogo con la voz en off de Wallace y veremos su cambio de parecer entre el antes y después del encuentro. 


No habrá gran composición de planos, será austero con los encuadres, mostrará solo lo que tiene que mostrar. No hará falta música (sonará sólo un tema) y los otros actores que aparecen estarán casi como decoración. El único que tendrá una aparición más tenaz será el mozo, quien asomará cada tanto a cumplir su función. La fotografía también será bastante normal, con una capa de colores otoñales. La película estará basada en un guion firmado por Wallace Shawn y André Gregory, justamente los protagonistas del encuentro, por lo que los actores tienen quizás muchos puntos en común con el personaje que representan, lo que hace que en alguna parte, sintamos que estamos presenciando una charla autobiográfica. El director nos pondrá ante una clara misión: seremos los observadores del duelo. Seremos nosotros quienes estemos también inmiscuidos en esa charla. Nos sentiremos atraídos por las experiencias de uno, pero también comprenderemos las miserias del otro. Pasarán muchos temas por nuestros oídos. André recordará entre plato y plato su teatro de improvisación en un bosque polaco, sus vivencias en India y hasta cierta noche de Halloween en la ciudad de Long Island donde cambió su forma de ver. Y allí también cambia nuestra percepción, que es de lo que habla el protagonista. De esa diferencia entre ver y mirar. 


De saber cuándo estamos ante lo real y cuando parecemos salidos de una obra teatral, de esas que estos dos dramaturgos tanto saben. Hasta que llega esa ambigua identificación sobre el aburrimiento, la tarea de los medios de comunicación y la alienación en las grandes ciudades. Sí, porque la bella y lujosa Nueva York, tiene los encantos pero también los despojos de nuestra querida Buenos Aires. Porque toda gran ciudad está repleta de zombies que mueren y renacen a cada instante. Entonces llega lo que nos preguntamos siempre desde este humilde programa: ¿Cuál es el sentido de la vida? ¿Qué es el amor? Y hablaremos entonces de los poetas malditos, de los filósofos olvidados, de nuestros héroes sin capa que vinieron al mundo a derramarnos su sangre dentro de este infierno para morir en alguna de las más infinitas miserias. De aceptar esa muerte que siempre decimos que es el olvido. De escaparnos un minuto para que nuestras mentes vuelen. De salir a gritar a los cuatro vientos eso que creemos que sólo los locos harían. Y los locos somos nosotros, que nos perdemos entre los yuyos de las creencias. Y así llegaremos al final de todo esto, entre charlas íntimas con nuestros propios yo, para descubrir de una vez lo que estamos buscando.

Marcelo De Nicola.-

Canción post impresiones


Otra de los hombrecitos de Liverpool


UNIVERSO MALLE



Nacido en Thumeries, departamento de Nord en 1932, Malle provenía de una familia de industriales del azúcar (era nieto de Henri Béghin, el fundador de la marca de azúcar Beghin-Say), quienes hicieron su fortuna en las guerras napoleónicas. Creció en un ambiente muy acomodado y pasó por distintos internados católicos. Un amigo suyo que formaba parte del equipo de filmación en el barco Calypso de Jacques-Yves Cousteau, tuvo que cederle a Louis su puesto y en 1955 asumió como asistente de dirección y camarógrafo en el documental El mundo del silencio, por el cual recibió la Palma de Oro en el Festival de Cannes, junto con Jacques-Yves Cousteau. A continuación trabaja con Robert Bresson para preparar (y rodar en parte) Un condamné à mort s'est échappé. Dirigió su primer largometraje a los 25 años, Ascensor para el cadalso (1957) con Jeanne Moreau en la que mostraba su pasión por el jazz, usando una banda musical original de Miles Davis


Luego, realizó Los amantes (1958), también con Jeanne Moreau y en la que atacaba a la burguesía. Más adelante se decidió a adaptar uno de los relatos más difíciles de Raymond Queneau, Zazie en el metro (1960). En 1962 llegó Una vida privada. Más tarde rodó Fuego fatuo (1963), que trataba sobre la depresión y el suicidio: se basaba en un relato trágico, homónimo del colaboracionista Pierre Drieu La Rochelle. El peso de Camus y el teatro del absurdo marcan su trayectoria. 


Mas tarde llegaron ¡Viva María! y El ladrón de París. En 1968 se alejó de Francia y de la ficción para rodar Calcuta, un documental que trata de la vida de los campesinos de la India. Luego dirige otros documental como Humano, demasiado humano y Plaza de la República. Al regreso de su viaje, Malle rodó una película que provocó una gran polémica: El soplo al corazón (1971). La película evoca la relación incestuosa (aunque romántica) entre una madre y su hijo. 


Tres años más tarde, la controversia que suscitó tuvo un carácter político. En Lacombe Lucien (1974), con guion cuidadoso, compartido con el novelista Patrick Modiano, trabajó con actores no profesionales (como el protagonista) mezclados con profesionales, tal como hiciera Robert Bresson. Malle describía el lento progreso de un joven campesino, de familia desarraigada y humilde, hacia el colaboracionismo, cerca de Toulouse, zona en la que hubo masacres nazis destacadas. Quería mostrar una Francia que había estado oculta. En el punto más agrio de esa polémica, Malle decidió emigrar a los Estados Unidos. Ya había rodado un documental en ese país algunos años antes (Humain trop humain, 1973), en el que seguía la vida de los trabajadores estadounidenses pobres, experiencia que repitió en 1985 en God's Country. En Hollywood filmó, entre otras películas, La pequeña (1978) con la joven Brooke Shields y sobre todo Atlantic City (1980), con Burt Lancaster y Susan Sarandon, donde relata las desventuras de un pícaro retirado y de su vecina, en la ciudad de los casinos. Luego hace tres films más: Mi cena con André ("My Dinner with André"), Crackers y Alamo Bay


Cuando regresó a Francia en 1987 volvió a tratar el tema que le había hecho marcharse: la ocupación nazi en Francia, a través de un film que será el punto más alto de su carrera, Adiós, muchachos (1987). En un colegio católico, durante la ocupación, un muchacho burgués descubre que uno de sus compañeros es judío. En esta película, Louis Malle narra sus recuerdos de la guerra. La historia, en parte autobiográfica, ya que él fue testigo de una situación similar durante su infancia, trata de un joven judío que se había ocultado en su internado, pero fue luego descubierto por la Gestapo y deportado. Malle declaró que ese tema le había perseguido desde siempre y que, de hecho, esta historia trágica es la que le había llevado al cine. La película retoma también algunos elementos de películas anteriores; de Lacombe Lucien toma al colaboracionista contra su voluntad; de El soplo en el corazón, la intensa relación entre madre e hijo. La película fue un éxito y ganó diversos premios. Filmó a continuación la comedia Milou en mayo (1989), así como Herida (1992). Su último film fue una magnífica adaptación de Vania en la calle 42 (1994), pieza teatral de Antón Chéjov; este Vanya on 42nd Street se estrenó el 19 de octubre de ese año en los Estados Unidos y el 25 de enero de 1995 en Francia.


FICHA TÉCNICA

Título original: My Dinner with André
Año: 1981
Duración: 110 min.
País: Estados Unidos
Dirección: Louis Malle
Guion: Wallace Shawn, André Gregory
Música: Allen Shawn
Fotografía: Jeri Sopanen
Reparto: Wallace Shawn, André Gregory, Jean Lenauer, Roy Butler.

SINOPSIS

Después de varios años sin verse, los actores y dramaturgos Wallace Shawn y André Gregory quedan una noche a cenar en un elegante restaurante de Nueva York. Como buenos amigos, se empiezan a contar múltiples experiencias personales a través de las cuales comienzan a surgir los grandes temas de la existencia.