viernes, 28 de noviembre de 2014

DOCE MONOS - TWELVE MONKEYS


EDITORIAL

Si hay algo que me hace estar seguro de que el tiempo pasa, ese algo, son las arrugas de mi espíritu.
El tiempo es una franela empercudida sobre el mostrador y mi alma es mesita redonda perdida en ese bar, perdido en esa ciudad, perdida en el mundo...
Sueño que el pasado se destapa, lo siento como presente, y el futuro me ahoga en mares intangibles.
Me sueño de niño, despierto empapado en sudor, no sé si es presente pasado o futuro... me pierdo...
¿Dónde se pone el ancla cuando la locura, esa que se te sube a la mesa, que te grita, que te derrama algo encima, que te babea, que ensucia, se te sienta a la mesa?
Esto parece la descripción de la niñez, pero no importa, ser niño tampoco está bien en esta sociedad.


Lo digo de nuevo, me pierdo, esto no es coherente......
He conocido a alguien, o conoceré. Todo esto en mi sueño, o no...
Sueño que no hay pasado ni futuro y que el presente es dudoso, sin embargo esta ella, ella es mi talismán...
Todos quisiéramos escapar alguna vez, no soy solo yo, ni es ella, es una necesidad mental.
¡Luego nos damos cuenta de que no hay escapatoria!, ¡no la hay!, todo es devenir, hasta el pasado influyendo constantemente...
Fui un héroe, quise serlo, lo seré, no está muy claro, sé que debo volver a algún lugar, o ir... Lo importante es rescatar a alguien para no sé qué propósito...
No quiero olvidar, pero no quiero saber, quiero que lo que tenga que venir que venga y lo que tenga que oír se oiga... pero replegado, allá a lo lejos, casi como un ECO...

Christian Soria

Canción elegida para la editorial



IMPRESIONES PARA 12 MONOS


Recuerdo aquellos versos de Mario Benedetti que decían con melancolía “Mírame pronto, antes que en un descuido me vuelva otro” Uno puede sentir en aquellas palabras, el inevitable paso del tiempo. Hay cierto eco a muerte en su intención. Quien las lee, al llegar a su punto final, culmina sucumbiendo en el descuido, y por lo tanto, naturalmente, siendo otro. Poseer control sobre el tiempo, ha sido desde siempre, uno de los grandes anhelos de la humanidad. Encontraremos, entonces, en esta pretenciosa empresa, a quienes invierten sus días en evitar la abrasión de sus huellas. Encontraremos nostálgicas miradas huyendo por las ventanas de los bares mintiéndose tu recuerdo, besando con la misma pasión aquellos labios que prometieron la distancia, que convidaron a las nieves del olvido. Estarán, también, aquellos obsesionados en vivir hoy el pasado mañana, reduciendo su existencia a los límites de las grillas, exigiendo resultados a los poderes mágicos de la fe, muriendo su espontaneidad en la tinta de una agenda. 


El tiempo, aquel susurro ácido de la ausencia, aquella arena que es mañana o pasado y se escabulle, inconjugable entre los dedos del hoy. El tiempo, padre de todas nuestras angustias, sinécdoque de la muerte, memoria del final. Terry Gilliam, gran compañero en estas calles que huelen a celuloide y a butacas de cuero, nos habló sobre la idea del tiempo en su film “12 monos”. James Cole, héroe de aquel relato excelentemente interpretado por Bruce Willis, será el encargado de viajar en el tiempo para corregir un hecho fatal que llevara a la casi extinción de la especie humana sobre la tierra. La estructura del relato trabajada por David y Janet Peoples, guionistas del film, invita a reflexionar sobre la subjetividad del tiempo, poniendo en duda, en todo momento, el presente de nuestro protagonista. Tal es así, que la linealidad narrativa, se verá aparentemente quebrada en los constantes viajes temporales, generando una falsa idea de flashbacks o flashforwards. La película trabajara una estética ciberpunk para el futuro, teniendo en cuenta como tiempo presente, el presente del conflicto del relato. 


Aquel futuro nos hará acordar a ciertas escenas de otro film del mismo director, pienso aquí en Brazil, con sus máquinas oxidadas asfixiando los encuadres, con aquellas caóticas construcciones tecnológicas chorreando por todos lados como una cascada petrificada en cables y mangueras. “Doce monos” viene a plantearnos la idea de volver en el tiempo para corregir nuestros errores. Quizás por exceso de soberbia, este que les habla, no esta tan de acuerdo con esa idea de volver sobre nuestros pasos para soplar ciertas migas que joden el mantel. Me seduce tal vez más, la otra idea planteada por el film sobre la subjetividad del tiempo. Más de una vez he terminado un café 15 años antes de haberlo empezado. El fin del mundo estará siempre acechándonos por más que intentemos corregir nuestras miserias pasadas. Quizás lo interesante no esté en volver para corregir nuestros errores sino en ver qué diablos hicimos con ellos. Creo ver en aquel retorno, la muerte de la caballerosidad que implica el hacerse cargo. Volver es barrer la basura bajo la alfombra. Los que nos quedamos, probablemente bebamos nuestro vino solos, pero lo haremos en la certeza de haber actuado cristalinamente. Limpiaremos nuestras heridas desde un silencio reflexivo y prudente, recordando, con melancolía, el fin de fiesta.-

Lucas Itze.-

Canción post impresiones


El futuro y el Gran Luis Alberto


Gran cover del inolvidable Joey Ramone


The Killers también sonaron...


Wallas también hace unos años, nos habló de la epidemia...


Y nos fuimos para encontrarnos en el Jardín Del Edén



FICHA TÉCNICA

Título original: Twelve Monkeys (12 Monkeys)
Año: 1995
Duración: 130 min.
País: Estados Unidos
Director: Terry Gilliam
Guión: David Peoples, Janet Peoples (Historia: Chris Marker)
Música: Paul Buckmaster
Fotografía: Roger Pratt
Reparto: Bruce Willis, Madeleine Stowe, Brad Pitt, Christopher Plummer, Jon Seda, Joseph Melito, David Morse, Michael Chance, Vernon Campbell, H. Michael Walls, Bob Adrian, Simon Jones, Carol Florence, Bill Raymond, Ernest Abuba, Irma St. Paule, Joey Perillo

Argumento

James Cole (Bruce Willis) es un convicto que vive en un futuro apocalíptico en Filadelfia en el año 2035.  Entre los años 1996 y 1997 un virus mortal acabó con el 99 por ciento de la población. En el presente, el  1% vive bajo tierra, y sólo los animales habitan en ella.
Un grupo de científicos decide mandar a James a 1996 para que recoja datos del virus, supuestamente liberado por una organización terrorista llamada el Ejercito de los Doce Monos. En primera instancia James es enviado equivocadamente a 1990, donde termina internado en un neurosiquiátrico, donde conoce a un enfermo mental llamado Jeffrey Goines (Brad Pitt) y su doctora, la psiquiatra Kathryn Raiily (Madeleine Stowe).
Luego de crear una especie de amistad con ambos, y sin que la doctora le crea que viene del futuro a localizar el virus, vuelve al presente, donde luego de ver un par de fotografías, descubre que Jeffrey es, en 1996, el líder de los Doce monos.
Nuevamente es enviado a 1996, donde tanto James como Katrhyn empiezan a dudar de sí mismos. Jeffrey, en tanto, secuestra a su propio padre (Christopher Plummer), un doctor especialista en virus para dar rienda suelta a loco objetivo. James y Katrhyn van a intentar frenarlo, aunque nada es como parece…


Trailer


jueves, 27 de noviembre de 2014

EL ARTISTA


EDITORIAL

Las líneas recorren el lienzo hasta llegar a un punto infinito. Los colores se entremezclan, formando un arco iris de diferentes tonalidades. Un poco de azul por acá, otro poco de naranja por allá, bastante de verde, por cierto, quizás recordando inconcientemente esos días acostado sobre un parque, disfrutando de un joven atardecer.
De a poco, van apareciendo manchones negros como para cambiar el tono, haciéndolo más oscuro, más sombrío. Porque desde siempre al negro lo asociamos con lo negativo, con lo feo, con lo malo. Es blanco o negro dicen… ¿Y en qué lugar está escrito que lo negro es negativo? ¿Bajo qué concepto repetimos esas malditas frases hechas?
No hay muchas respuestas, más allá de todo lo relacionado a que se debe a algo cultural e histórico. Entonces será hora de bucear en nuestra propia paleta de colores para definir a nuestro gusto que es lo bueno y lo malo, o mejor dicho, lo que nos interesa y lo que no.


Recordaremos imágenes de pequeños, y sonreiremos, como cuando éramos niños. Seguramente en cada una de esas diapositivas de nuestra vida, habrá un color de referencia. Quizás el azul del cielo, el naranja de las flores, el verde de las plantas, o hasta el rosa del vestido de tu primer amor de primavera. Y ni hablar de los colores de tu equipo favorito, esos que vas a amar hasta el fin de tus días…
Esas imágenes serán sin dudas el punto de partida para tu primera obra… Mientras tu mente se queda en blanco, y la roja sangre de las venas corre más rápido que nunca, vos estarás frente a frente con tu primera obra de arte. Y digo obra de arte porque es tuya y de nadie más, después vendrán las críticas positivas o negativas, alguna exposición, y hasta quizás algún premio, pero lo importante es que lleva tu nombre. Que es tu idea finalmente acabada. Que no le robaste nada a nadie, salvo un poco de inspiración. Que para lo que algunos son líneas sin sentido, para vos son caminos hacia la eternidad. Que donde algunos ven manchas oscuras, para vos son una luz en la oscuridad.
Y finalmente no importa lo que piense el cerebro de turno, ese que seguro criticará hasta el más mínimo detalle, pero que nunca en su vida tuvo la capacidad de hacer algo por sí mismo.
Por eso a veces es necesario agarrar la paleta de colores, mezclar lo bueno y lo malo y seguir adelante. Seguir por la línea recta, tratando de recorrer los mejores paisajes y trazando nuevas perspectivas a cada paso, inventando un nuevo mundo de ilusiones, como cuando dibuja El Artista…

Marcelo De Nicola

Canción elegida para la editorial



IMPRESIONES PARA EL ARTISTA



Hace mucho tiempo ya, el poeta germano Angelus Silesius, escribió con sobriedad que La rosa es porque si, florece porque florece. Disfrazada de inocencia y delicadeza, cualidades otorgadas quizás por la excelente observación y la no menos diestra pluma del poeta, aquel verso, tal vez como lo hace el capullo con la rosa, oculta un simbolismo precioso. Silisius, y esto también lo tomaría nuestro Jorge Luis más adelante, expone de manera extraordinaria, que el arte, al igual que la rosa, también florece porque si, con lo cual se niega a la estética. Creo firmemente en la inutilidad y la soberbia que implica el aventurarse en la triste empresa del análisis de cualquier tipo de arte. Después de todo, como decía nuestro amigo Marcel Duchamp, la significación final de la obra, su decodificación, su contacto con el mundo externo, lo realiza el espectador. 


Cada uno descubrirá en la pintura, entonces, lo que sus ojos le permitan ver. Esta mesa, con la humildad que la distingue, milita estas ideas desde los comienzos iniciales de gestación de esta pequeña tertulia. Es por esto que escribimos, muy modestamente, al comienzo de estas ideas, a modo de título, la palabra impresiones, la cual nos libera de manera casi mágica, del terrible y desolador peso de explicar lo inexplicable. ART HAPPENS, dirá con un golpe sobre la mesa, otro amigo de la casa, el pintor norteamericano James Whistler. El arte sucede o no sucede, sobrara entonces cualquier explicación al respecto. Entonces, por qué exigirle a Jorge, protagonista del interesante film El Artista de los hermanos Duprat, argumentación alguna. Notaremos en el devenir del relato, la insistencia del resto en llenar aquel silencio que él ofrece como respuesta. Tildarán de genialidades sus monosílabos. Aplaudirán con delirio su mutismo. La película planteará en una metáfora hermosa, la disociación entren el artista y su personaje. Por un lado estará ese genio creativo, sombrío, analítico, expectante, que es Romano, interpretado magistralmente por Alberto Laiseca, y por el otro estará Jorge, que será la figura pública, se ocupará de interpretar al artista. La película lo repetirá ad nauseam: lo importante es la obra, no el artista, aunque el entorno no deje de exigirle al autor lo mismo que a su creación. 


El film estará construido en su totalidad con planos fijos, no hallaremos nunca un movimiento de cámara. Quizás esto haga referencia al arte pictórico del cual se nutre la historia. Su fotografía será precisa en el encuadre, y naturalista en su iluminación. Andrés Duprat, realizador del guión original, estructuró el relato de manera lineal dosificando su conflicto de manera precisa. Borges se planteó alguna vez el mismo cuestionamiento que subyace en este relato: ¿Cuál es la tarea del arte? Respondió, entonces, que la tarea del artista no era otra que la de transformar lo que nos ocurre cotidianamente, en símbolos, en música; transformarlo en algo que pueda perdurar en la memoria de los hombres. Ese es el deber del artista, si no lo cumplimos, nos sentimos muy desdichados. Quienes frecuentamos ciertas cantinas del arte, conocemos perfectamente a aquellos argumentadores profesionales, adoradores de las explicaciones extensas, onanistas verbales. Los hemos visto acercarse a nuestras mesas, con la palabra justa, contestando a una pregunta que nadie hizo nunca. Es allí, entonces, cuando quienes creemos que estamos en este ladrillo para conmovernos, sin importar como, tomamos nuestra copa, nos levantamos respetuosamente y nos alejamos preguntando qué pasara cuando el arte ataque. 


Lucas Itze.-

Canción post análisis


También sonaron los Beatles


El himno a la paz


Otro gran tema revolucionario


El himno de Bob Marley


Y nos fuimos gritándole a la Reina



FICHA TÉCNICA
Título original: El artista
Año: 2008
Duración: 91 min.
País: Argentina
Director: Mariano Cohn, Gastón Duprat
Guión: Mariano Cohn, Gastón Duprat
Música: Diego Blieffeld
Fotografía: Mariano Cohn, Gastón Duprat
Reparto: Alberto Laiseca, Sergio Pángaro, Andrés Duprat, Enrique Gagliesi, Ana Laura Loza, Luciana Fauci

SINOPSIS

Jorge (Sergio Pángaro) es un enfermero que pasa de cuidar ancianos en un geriátrico a convertirse en el nuevo niño mimado de la escena artística porteña. Luego de presentar como propias unas pinturas de uno de los ancianos, su vida simple y monótona se transforma de repente en un constante peregrinar por galerías de arte, universidades, programas de televisión, reuniones con artistas e intelectuales.

Película completa




martes, 18 de noviembre de 2014

PERSEPOLIS


EDITORIAL

Veo allá a lo lejos las viejas valijas gastadas que alguna vez pertenecieron a mis abuelos. Esas que protegieron del frio y del olvido sus ropas, sus nombres y sus sueños. Aquellos baúles añosos revelan en su polvo denso el peso de algunas luchas, los restos de escasos laureles. Relatan en la elegancia de su vejez, adioses desesperados, abrazos demasiados cortos para distancias tan largas, las sinceras promesas de borrar las huellas ya pisadas para nunca jamás encontrar el camino de vuelta a casa. Todavía parecen oírse resonar entre sus rincones los ecos de montones de ilusiones prematuras, acribilladas a la vuelta de cualquier esquina. La casa grita los nombres de mis padres. Las paredes vomitan sus credos, el moho verdoso de su humedad insiste en darme consejos. Veo su belleza opacada por el fatigoso empeño de construirme un futuro. 


Los grifos aúllan por los deseos fusilados y cada pasillo insiste en mantener lejos cualquier puerta. Una mano cocina buenas intenciones, siento por allí el perfume de mi madre, que me convida con ciertas seguridades que ya no me conmueven. Voy a tirar paredes. Voy a buscar mis propias heridas. Voy a construirme cada día y a emborrachar mis sueños para no creérmelos jamás. Siento en mi piel el mapa que trazaron otros, sé que mi sombra camina sobre pasiones ya sufridas. Acompañaran este viaje con un prudente silencio, recordando su existencia en cada descuido. Cultivare mi jardín en otras tierras, bajo nuevas reglas. Caerá de una vez este disfraz, dejando mi cuerpo desnudo, ardiendo, bajo un sol verdadero. Derribaré la casa definitivamente y tomaré mi propio camino. Mancharé mis pies descalzos con su barro y estará bien. Brillaré al fin, aunque la herida sea profunda y dolorosa, como el tajo que deja un tango feroz.

Lucas Itze

Canción elegida para la editorial



IMPRESIONES SOBRE PERSEPOLIS


El malandra puede arrepentirse, el fanático no. La colonización ideológica del hombre sobre el hombre, siempre me resultó un hecho nefasto y preocupante. Nuestra única herramienta ante tales atropellos, ante tales sometimientos alarmantes, no es otra que la educación. De su mano, con seguridad, llegará aquel espíritu crítico que lo inundará todo de preguntas, y hará de nosotros personas más complejas, más bellas. Aparecerán, entonces, los instrumentos necesarios para decodificar de manera más completa la realidad que nos rodea. Amanecerá la posibilidad de escapar a ser sujetos pensados, héroes deglutidores de verdades establecidas. Será el cuestionamiento, el martillo que derrote a la verdad absoluta. Será la argumentación su afilado ejército. Marjane, aquella adorable chica que nos lleva de la mano a través del arco dramático que estructura el relato fílmico Persepolis, poseía, afortunadamente, estas armas. Como ya dijimos con anterioridad, su cuestionamiento permanente a lo establecido, a las leyes, a sus costumbres, distinguirá sus ojos con un brillo cada vez más seductor. 


Persepolis será un film de animación y trabajará la estética de historieta en honor, quizás, a sus orígenes. La linealidad temporal del relato se verá afectada por el uso frecuente de raccontos, momento en que el film se instala en el pasado del presente relatado para narrar desde allí parte de la historia de Marjane. Conoceremos, de esta manera, la semilla de la lucha social sembrada por su familia. Asistiremos a terribles pérdidas, dolorosos desengaños. Le gritaremos fuerte en la cara a dios su incompetencia. Oiremos entre sus lecturas a grandes amigos de esta casa. Pasará Bakunin, Sartre, Freud y de todo ese cultivo surgirá la apuesta más fuerte, la rebelión a su propia cultura. 


La película será narrada desde el tierno punto de vista de Marjane. Veremos a través de sus ojos cómo su mirada se viste de cinismo y descreimiento hasta casi apagar la bella llama de la niña que fue. Pero saldrá de aquellas sombras con la furia de quien fue enseñado a no bajar jamás la guardia. Le jurará a sus muertos la integridad. Se irá, entonces, con el mismo doloroso consejo que Alfredo le diera a Toto en Cinema Paradiso. Andáte y no vuelvas nunca, si lo haces, no vengas a visitarme. Atravesará Marjene aquel umbral, con sueños nuevos, con lágrimas viejas, con las herramientas listas para reconstruir su vida lejos de casa. Se alejará sin voltear, como lo hacen los que se van seguros de no dejar ninguna deuda. Se alejará de todos al pisar el aeropuerto una vez más, tomando nuevamente su condición de pasajera en trance.

Lucas Itze.-

Canción post análisis


También sonó otro tema de Charly


Y Bob Marley no podía quedarse afuera


Nos fuimos con los que crearon una revolución...


FICHA TÉCNICA

Título original: Persepolis
Año: 2007
Duración: 95 min.
País: Francia
Director: Marjane Satrapi, Vincent Paronnaud
Guión: Marjane Satrapi, Vincent Paronnaud (Cómic: Marjane Satrapi)
Música: Olivier Bernet

Sinopsis


Narra la conmovedora historia de una niña iraní desde la revolución islámica hasta nuestros días. Cuando los fundamentalistas toman el poder, forzando a las mujeres a llevar velo y encarcelando a miles de personas, y mientras tiene lugar la guerra entre Irak e Irán, Marjane descubre el punk, ABBA y Iron Maiden. Cuando llega a la adolescencia sus padres la envían a Europa, donde conoce otra cultura que nada tiene que ver con la de su país. La protagonista se adapta bien a su nueva vida, pero no soporta la soledad y vuelve con su familia, aunque eso signifique ponerse el velo y someterse a una sociedad tiránica. Voces originales en francés de Catherine Deneuve y Chiara Mastroianni.

Trailer


lunes, 17 de noviembre de 2014

EL HIJO - LE FILS

PROGRAMA 77 (01/11/2014)

EDITORIAL

La vida es eso que dejamos pasar mientras estamos ocupados haciendo otros planes” eternizó, hace ya un tiempo, nuestro amigo Lennon. De esta manera tan sencilla le transmitió a su hijo la complejidad de aprovechar el plan más importante al que estamos sujetos y, que en definitiva, es lo que nos resuelve como individuos. Esa complejidad es la que nos condena a permanecer estáticos, salvo en nuestro ejercicio de creer ciegamente en los sentidos. Del mismo modo creemos ver a las palabras recorriendo el espacio, llegar a un destino y, como consecuencia, deslizar también los objetos que encierran, cuando es demasiado fácil demostrar que todo aquello representado tiene una naturaleza, de por sí, inmóvil. La imagen más apropiada para entender esto sería la concepción del viejo, conocido y efímero presente. Nada representa, como el presente, el sentido de lo inmóvil.
Desde este punto de partida, me gusta jugar con la idea de vernos como si fuésemos espejos. Reflejando, caprichosamente, un universo en constante acción. Adoleciendo desde el vidrio el no poder hacer contacto con nada de lo que se refleja. No poder sujetar un Sol arrojado por una cuerda salvo desde el recuerdo. Entonces será el recuerdo lo que guie la dirección del reflejo. Será recuerdo ese reflejo y así hacia el infinito presente. 


Nos convenceremos, desde esa quietud, que recorremos el espacio a nuestro criterio, porque llamaremos dolor a aquella noche lluviosa en la que corrimos en busca de un beso más. Llamaremos alegría cada aparición majestuosa del sol y la luna. Ante cada reflejo una palabra que la hace rodar. Y entonces, la lejanía. El miedo a que todo se nos escurra entre los dedos de nuestras falsas manos. La desesperación de lograr perpetuar las cosas más amables o por lo menos las menos dolorosas. Y en esa desesperación, la violencia más inhumana, el egoísmo, la venganza. Se velarán aquellos recuerdos de la niñez y con ellos morirán los reflejos más nobles, los actos más bondadosos, el jugar convencidamente de que nunca seremos espejos, sino la energía más pura fluyendo de la realidad misma. Veo resquebrajarse a los vidrios más espesos ante la presencia de esos milagros. Y desde aquellas rajaduras se escapa el amor, la justicia, el perdón, el vivir. Estoy convencido que allí se encuentra la salvación, si es que hay que salvarse de algo. Allí recordaremos las melodías más hermosas y serán nuestras. Tengo la certeza de que a desde de aquella rajadura fue que Lennon escribió pensando en el hijo….

Alan Beneitez

Canción elegida para la editorial



IMPRESIONES SOBRE EL HIJO


Plantar un árbol, escribir un libro, tener un hijo. Tres cosas que habría que hacer en la vida, según dicen que el gran poeta cubano José Martí, esbozó alguna vez. No sabemos si alguna vez Olivier alguna vez plantó un árbol, más bien, sabemos que trabaja con parte de ellos, en una carpintería. Menos, si alguna vez pensó en escribir un libro, me imagino que como mucho, escribía las medidas de los muebles que tan bien tallaba. Lo que si tenemos claro, es que tuvo un hijo…
Y Olivier, interpretado magistralmente por Olivier Gourmet, en el film El Hijo de los hermanos Dardenne, nos demuestra el valor, el coraje y la más absoluta convicción de los ideales, a pesar de tener que lidiar con el dolor más inmenso del mundo.


Jean-Pierre y Luc Dardenne, vuelven a dar en la tecla con una historia de lo más realista. La cámara al hombro, nos permite seguir a Olivier en todo momento, como camina, como respira, como siente y hasta cómo piensa. El film, sin dudas, tiene muchas cosas del Dogma 95 que tan bien trabaja nuestro amigo Lars Von Trier, como bien son la cámara en mano, el sonido natural y el casi nulo uso de la música. Ya desde las primeras imágenes, se va ir notando una tensión en aumento, como los chirridos de las máquinas con las que Olivier trabaja. Y me detengo en estas pequeñas cosas, porque esos sonidos, son los que te envuelven y que te llevan a la trama, estos son tan reales, y la cámara sigue tan de cerca al protagonista, que por momentos, parece que estamos dentro de la pantalla misma y hasta pensamos en darle una palmada en la espalda.
Pero volviendo al film, es desde un primer momento cuando a Olivier le informan de la llegada de un nuevo chico para trabajar con él en esa carpintería, donde todos los demás también forman parte de un grupo de asistencia social.
Desde el comienzo notamos algo especial entre ellos. Olivier trata de evitarlo, mientras Francis, empieza a querer cobijarse bajo su ala. La sensación de que algo está por pasar irá in crescendo. Advertiremos que entre los dos hay una especie de secreto, pero que ninguno se anima a sacarlo a la luz. Nos enteraremos que este joven de 16 años, un niño todavía, es quien hace cinco años atrás acabó con la vida de su hijo. Durante un viaje, Francis confesará que estranguló a un niño, por temor a que lo atrape la policía. Tragaremos saliva, así como hizo Olivier. 


Llegará el momento cumbre, en el medio de una charla formal, donde de la nada, Olivier le dirá que ese era su hijo. Francis correrá, nuevamente por temor, esta vez, ante una represalia. Olivier demostrará que no quiere venganza, ambos se acercarán y los créditos nos dejarán boquiabiertos, esperando algo más… ¿Qué? Una venganza quizás, ya que es algo a lo que estamos acostumbrados. Los Dardenne eligieron por el lado quizás más complejo, a lo Dostoievsky tal vez, por aquello del crimen, el castigo y el perdón. Yo, sinceramente, no se si podría, quizás por estar metido en esta jungla salvaje, no tendría la capacidad de Olivier, quien a pesar de todo, siguió creyendo en sus ideales, sabiendo que todos los días de su vida, iba a levantar la mirada para ver esas lágrimas en el cielo.

Marcelo De Nicola

Canción post impresiones


Charly también le hizo una canción a su hijo Migue


También contamos con esta hermosa versión de Ricardo Mollo


Andrés Ciro Martínez también le cantó a sus hijos


Y nos fuimos con el tema que Chizzo le hizo a su ahijado...



FICHA TÉCNICA

Título original: Le fils
Año: 2002
Duración: 103 min.
País: Bélgica
Director: Jean-Pierre Dardenne, Luc Dardenne
Guión: Jean-Pierre Dardenne, Luc Dardenne
Música: Varios
Fotografía: Alain Marcoen
Reparto: Olivier Gourmet, Morgan Marinne, Isabella Soupart, Rémy Renaud, Nassim Hassaïni, Kevin Leroy, Félicien Pitsaer, Annette Closset, Fabian Marnette

SINOPSIS


Olivier (Olivier Gourmet) es un carpintero belga dedicado a enseñar su oficio a adolescentes conflictivos. Un buen día aparece en su clase Francis (Morgan Marinne), un chico recién salido del reformatorio donde ha cumplido cinco años de condena por homicidio. Entre los dos surgirá una relación marcada por el respeto, la distancia y, sobre todo, por un terrible secreto que comparten sin saberlo.

Trailer