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lunes, 17 de mayo de 2021

EL SUR

PROGRAMA 327 (07-05-2021)

 

SINOPSIS

 

La Gaviota” es un caserón situado en las afueras de una ciudad del norte de España. En ella viven Agustín, médico y zahorí, su mujer, maestra represaliada por el franquismo, y su hija Estrella. La niña, desde su infancia, sospecha que su padre oculta un secreto. (FILMAFFINITY)

 

EDITORIAL

 

Habían pasado pocos días desde que le había escuchado decir a Enrique aquello de que El orden es el intento del tiempo por matar la eternidad. El viejo siempre me impresionaba con su retórica, aquel modo extravagante de hablar y de argumentar, esa gesticulación siempre exagerada, casi actoral, aquella boca desdentada y letal. La charla se había escapado sin darnos cuenta por la ventana del bar y el viejo la remató desde su silla con aquella frase. Luego de un breve silencio a dos voces, pague las copas, nos abrazábamos fríamente, y me fui. Creo que esa fue la última vez que lo vi en persona. Unas semanas más tarde me enteraría de su muerte por una nota perdida entre las últimas hojas de un diario local. Se referían a él como el artista del underground y no como el poeta que realmente era, quiero decir, que había sido. Despedían al conflictivo, al amigo de los rockeros, al drogadicto, al periodista que terminó sus días viviendo en las calles en una completa y angustiosa soledad. No hubo ni una línea dedicada al novelista, al escritor, al pensador. La nota era más un comentario breve urgido en la ansiedad de pasar pronto a la rispidez de otros temas más importantes que la merecida despedida a un prolífero colega. En aquel punto final no solo moría la nota, sino que también el viejo. Lo cierto es que una fría noche de otoño, yo caminaba por Defensa hacia el parque Lezama disfrutando del calor de la brasa de mi último cigarrillo cuando el recuerdo del viejo volvió a mi memoria en aquella frase sentenciosa sobre el tiempo. Siempre el orden de las cosas me resultó absurdo, incomprensible. 



Siempre en nombre de la lógica acepté el aburrido devenir mecánico de las circunstancias. La vida está repleta de cosas lógicas y es por eso que la gente se ríe tan poco, se sorprende tan poco. Uno sale a la calle y ahí encuentra lo esperable, lo consensuado, lo convenido, lo  acordado. Uno camina por Defensa en el sentido del tránsito y llega al parque Lezama hasta que se convenga nuevamente el sentido contrario de la calle o el molesto traslado del citado parque a otro sitio tal vez más adecuado o de mayor alcurnia. Siempre supe que la vida que importa, no la que pasa inevitablemente, sino aquella que genera anécdotas, se encontraba ahí, en aquellos sabrosos descuidos de los procuradores del orden, la breve y esporádica ruptura del devenir cotidiano y lógico. En aquella brevedad, tal como decía el viejo, éramos eternos. Me animé a pensar, mientras daba la última pitada y arrojaba la colilla de mi último cigarrillo, que en aquel recuerdo, efímero descuido del olvido, lo hacía a Enrique eterno. Tal vez pensando en el viejo, con fuerza, concentrado de verdad, podría vencer la inabarcable distancia que generaba su muerte. Me reí y mi carcajada retumbo entre las paredes de la desolada calle. El viejo me hubiera cagado a pedos y me hubiera dicho enojado tal vez que él prefería la eternidad de bulto, esa eternidad de carne y hueso y no la boludez supina del recuerdo, halago bastardo y masturbatorio de quien lo evoca. Seguí caminando mientras mi risa se apagaba despacio y llegue entonces a la plaza Martín Fierro. La calle que había tomado, no era Defensa.

 

Lucas Itze.-

 

Canción elegida para la editorial

 


IMPRESIONES SOBRE EL SUR

 


Desmitificar al héroe es quizás el principio del fin. Cuando ese ser todopoderoso deja de serlo, automáticamente la vida traspasa su frontera. Es la muerte de la infancia y el nacimiento de la adultez. Cuando como Alicia caemos en la madriguera, el juego cambiará, y empezarán las preguntas. El recuerdo del ayer será esa puerta de entrada al pasado. Allí encontraremos esos momentos perfectos, donde el tiempo era sólo una aguja corriendo. Y serán esas imágenes del pasado, las que volverán deformadas. Allí entonces nos daremos cuenta de que no todo es como parecía. Entonces caminaremos esas veredas buscando respuestas en las baldosas flojas. Examinaremos en algún baúl guardado, esa luz resplandeciente que espantaba tinieblas. Dejaremos la persiana abierta para que la oscuridad desaparezca como cuando éramos chicos. Para que esas voces vuelvan con la frescura de la niñez. Despertarse de ese sueño y pensar que todo es como antes. Y que el héroe haga su último truco de magia. Y si lo descubrimos, se acabó todo. Será Víctor Erice, con su film El Sur, quien nos vaya mostrando esos cambios desde la perspectiva de Estrella, su protagonista. Ya desde el inicio hay que estar atentos. A medida que pasan los créditos, la pantalla estará en negro mientras de fondo hay un incesante sonido a lluvia y viento y si uno afina el oído, hasta se puede oír un tic tac sonando sin parar. De repente notamos que ese fondo oscuro no es más que una habitación en la que empieza a entrar la claridad del amanecer. Silbidos y un perro ladrando serán parte de ese trabajo minucioso de sonido. 



Como un labor de orfebrería, Erice nos empezará a mostrar esa habitación desde un plano fijo, casi como si fuera en tiempo real. Mientras escuchamos voces que vienen de otras partes de la casa, Estrella, una adolescente, se despertará y notará que su padre dejó bajo la almohada un péndulo. Ella entenderá todo rápidamente. Y será su voz en off la que iniciará luego el relato en forma de racconto. Desde ese otoño de 1957 nos iremos para atrás en el tiempo. La historia transcurre en el norte de España, en una casona alejada de la ciudad llamada La Gaviota. Allí viven Agustín, médico y zahorí (personas que tienen el don de descubrir lo que está oculto) y Julia, una maestra que ha sufridos represalias del franquismo, con su hija Estrella. Han huido del sur luego de la Guerra Civil y estuvieron en varios lugares antes de afincarse allí. Los primeros minutos serán para la presentación de personajes. Notaremos en la fotografía una amalgama de colores fríos que contrastan con las imágenes más cálidas y más floridas que vienen de las postales del sur, marcando la diferencia entre ambos puntos cardinales, pero también la ilusión por ese lugar desconocido para la joven protagonista. Ciertas imágenes se compondrán de una poética visual y repletos de claroscuros, que parecerán salidos del arte Barroco, como si fueran pinturas de Vermeer, Caravaggio o Rembrandt. En ese tipo de puesta de escena, en la iluminación y en la fotografía de José Luis Alcaine (quien luego trabajó casi toda la carrera con un tal Almodóvar) estarán los puntales del film. La banda sonora te transportará al lugar de inmediato, como comentábamos anteriormente sobre ese comienzo. 



En cuanto a lo musical, se servirá de alguna canción en particular (en dos momentos claves del film) y algunas composiciones de Enrique Granados. Los planos serán en su mayoría fijos, con planos generales para el exterior, ciertos planos detalle para remarcar algunos objetos y encuadres frontales bien armados. No abusará de los movimientos de cámara, serán pocos y en los momentos justos, como el travelling utilizado en el Gran Hotel. La historia será narrada desde la visión de Estrella. Verá a su padre como un héroe. Nosotros notaremos en Agustín a un taciturno y solitario hombre, que quizás su mayor luz sea justamente su hija. Ella no sabrá nada de su pasado, ni de ese exilio que parece ser un tema tabú, lo que genera esa sensación de soledad y ruptura en la familia. Esa frontera que es el camino que lleva del pueblo a la ciudad, es la metáfora que une los dos puntos: El Sur y su pasado, y el Norte y su presente. La comunión de Estrella será el punto de partida para la curva dramática del film. Más adelante ella descubrirá un secreto de su padre y entonces será cuando el héroe dejará de serlo. Una elipsis a través de esa llamada “frontera” nos unirá otra vez con 1957. La relación estará en crisis. Como la que sufrió el director luego de ver cercenada su película a la mitad. El productor Elías Querejeta decidió cortar la filmación a la mitad del guión. El cierre abierto del film nos dejó, a pesar de la excelencia del relato, con varias preguntas por responder y unos cuantos cabos sin atar. ¿Que sería de la vida de Estrella en su viaje al Sur, habrá sido como ella lo imaginaba? ¿Qué pasado oculto tenía Agustín allí? Las acciones y decisiones de los protagonistas quedaron en la nebulosa por culpa de alguien que no entendió el cuento. Y aunque, parafraseando a Solari, el cielo de los nabos es cada vez más ancho, siempre buscaremos al Erice que nos haga descubrir una nueva Estrella de la constelación...

 

Marcelo De Nicola.-


Canción post impresiones  



UNIVERSO ERICE


 

Nacido en Vizcaya en 1940, empezó estudiando Ciencias Políticas para luego ir dedicándose poco a poco al cine, cuando ingresó en la Universidad del Cine. Empezó a participar como crítico de cine en algunas revistas y luego empezó a escribir sus propios guiones, como Oscuros sueños de agosto, dirigida por Miguel Picazo y Antoñito vuelve a casa, de Manuel Revuelta.

Su primera vez detrás de las cámaras para un largometraje fue con el film Los desafíos del año 1969, junto a los directores Claudio Guerín y José Luis Egea, donde cada uno cuenta una historia y todas terminan con un tema en común: la violencia.

En 1973 filma El espíritu de la colmena, ambientada en la Segunda Guerra Mundial, con el debut de Ana Torrent (Tesis), una niña que después de ver el Doctor Frankestein, empieza a preguntarle a su hermana mayor sobre el monstruo, debido a la impresión que le ha dado. Obtuvo el máximo galardón en el festival de San Sebastián.

Después de dedicarse a filmar publicidades y programas para la tv española, llega en 1983 El Sur, sobre una familia donde la hija, desde su infancia, sospecha que su padre tiene un pasado oculto. Nominada a la Palma de Oro en Cannes, y con gran éxito de crítica, para Erice la película debe considerarse incompleta, porque según él, el productor terminó antes el rodaje por una cuestión de dinero.

Luego intentó adaptar dos relatos de Borges, entre ellos, La muerte y la brújula, que finalmente adaptó Carlos Saura. Vuelve a dirigir publicidades y especiales para televisión, e inclusive dirige el doblaje del film El último emperador.

Luego de filmar El sol del membrillo, filma un par de cortos y films con distintos directores.



Su primer corto fue Alumbramiento en 2002, fue incluido en el film Ten Minutes Older: The Trumpet, junto a directores de la talla de Wim Wenders, Werner Herzog, Aki Kaurismaki, Spike Lee y Jim Jarmusch. Los films hablan del tiempo como entidad metafísica.

En 2005 filma Arroyo de la luz, un corto estilo documental, donde el director les proyecta a un grupo de alumnos el film ¿Dónde está la casa de mi amigo? De Abbas Kiarostami y les hace plantear el dilema moral que trabaja la película.

Un año después sale Sea Mail, que muestra al director leyendo un fragmento de Robayyat y en ese momento se le ocurre escribir una carta.

En 2006 dirige La Morte Rouge (Soliloquio), un documental sobre las experiencias de un niño sobre el primer film que ve en su vida, y se trata de La garra escarlata de 1944.

En 2012 participa en el homenaje a las víctimas del terremoto de Japón titulado 3.11 A Sense of Home, en el que cada corto dura ese tiempo, tiempo que tardó el terremoto en destruir miles de vidas.

También en ese año se une a los directores Pedro Costa, Manoel de Oliveira y Aki Kaurismaki para el film Centro Histórico, donde cada uno ofrece una mirada a la ciudad de Guimaraes, con cuatro historias que pasan en esa ciudad portuguesa. Luego hace el  documental titulado Víctor Erice: Abbas Kiarostami. Correspondencias. Participa en 2018 en la película documental Wiara del director polaco Michał Biegański, donde se reúnen entrevistas a varios realizadores, incluyendo también a Abel Ferrara, Pedro Costa, Carlos Reygadas, Apichatpong Weerasethakul y Tsai Ming-Liang. La película trata de la visión de estos autores sobre la trascendencia, el misticismo, la espiritualidad y la vida después de la muerte. En 2018 filma el corto Plegaria y su último trabajo después de tres años de tanteo del proyecto, Erice rueda en Navarra, Piedra y cielo, una videoinstalación producida por el museo de Bellas Artes de Bilbao en torno a la obra escultórica de Jorge de Oteiza y el arquitecto Luis Vallet de Montano en memoria del músico Aita Donostia ubicado en la cima del monte Agiña (Lesaka).

La obra consta de dos partes, tituladas 'Espacio Día' y 'Espacio Noche', de once y seis minutos de duración respectivamente. Las imágenes se acompañan de un tema musical de Aita Donostia, Andante doloroso, interpretada por el pianista Josu Okiñena, así como de dos fragmentos de la poesía de Oteiza. Pocos films, pero a pesar de eso, uno de los directores más importantes del cine español.

 

FICHA TÉCNICA

 

Título original: El Sur

Año: 1983

Duración: 93 min.

País: España

Dirección: Víctor Erice

Guion: Víctor Erice. Historia: Adelaida García Morales

Música: Varios, Enrique Granados

Fotografía: José Luis Alcaine

Reparto: Omero Antonutti, Sonsoles Aranguren, Icíar Bollaín, Lola Cardona, Rafaela Aparicio, Germaine Montero, Aurore Clément, María Caro, Francisco Merino, José Vivó

 

PELÍCULA COMPLETA

lunes, 13 de julio de 2015

EL SOL DEL MEMBRILLO


EDITORIAL

Nos han expulsados del barrio por mirar distinto. Nos han acusado muchas veces de frívolos o hasta de traidores por no gritar lo mismo que el resto. Han inventado un dios y un diablo para muchas veces demonizarnos y hasta hemos sido el alimento de sus hogueras, carbonizando así nuestro último poema. Desde allí hemos decidido ver al mundo. Esas son nuestras trincheras. Nuestro mensaje está ahí, delante de tus ojos, navegando en la insolencia de nuestros acordes, respirando en el simbolismo de nuestros versos, denunciando toda sangre derramada desde los colores de mi lienzo. 


Desde allí arderá nuestra lucha y moriremos en ella con la convicción del kamikaze. Nuestros ojos serán honestos aunque el hambre y el frío insistan en querer vencernos. Nos veras comulgando en las esquinas de cualquier barrio, sucios del mundo, lejos de la frialdad de las estúpidas élites. Devolveremos nuestra cordura intacta al extasiarnos con la naturaleza, con los enigmas ancestrales de la vida, con las oscuridades laberínticas del pensamiento. Desataremos desde allí nuestra batalla y aunque quizás no estemos espalda con espalda, es muy probable que nuestro objetivo muchas veces sea el mismo. Ese es nuestro lugar en la tribu. De eso no cabe duda.

Lucas Itze.-

Canción elegida para la editorial



IMPRESIONES SOBRE EL SOL DEL MEMBRILLO


La idea del tiempo ha sido desde el comienzo de la humanidad, una de sus mayores perturbaciones. Aquel concepto dividiría la luz de la sombra, la vida de la muerte y se convertiría en una espiral inabarcable e infinita, quizás el más valioso de los oros. Quien posee el control del tiempo, lo posee todo. Naturalmente, aquella batalla, no es otra que contra la misma eternidad. Los primeros vestigios de aquella desesperanzadora lucha quedaron grabados en las rugosas oscuridades de las antiguas cuevas, donde el hombre, guiado tal vez por la angustiante soledad de saberse abandonado sobre la fría superficie hostil de un ladrillo arrojado hacia la nada, intentó esclavizar al tiempo, en la captura del movimiento de los majestuosos bisontes. Desde entonces, aquella batalla no hace más que susurrarnos al oído la más cruda de las verdades… nos vamos a morir y lo que tal vez aun sea más triste: las personas que amamos, se morirán también. 


Será en esta idea de capturar al tiempo, de inmortalizar el instante, sobre la que se base el film “El Sol del Membrillo” del director español Víctor Erice. La película dejara en claro la apasionada búsqueda del autor por su obra, aquel viaje hacia los propios infiernos en donde se mata o se muere. Trabajará también sobre el compromiso y la posición que adopta el artista frente a la realidad hostil que lo contiene. Curiosamente, la estructura narrativa utilizada por Erice para representar este relato, lejos de hacer provecho grosero de la manipulación del devenir narrativo, será bastante clásica en su linealidad, manteniendo una cronología frívola de almanaque. Vendrán al apoyo del dinamismo del film cierto grupo de elipsis que se llevaran consigo aquellos fragmentos donde el relato se estancaría o disgregaría. El conflicto será externo y se desarrollará de manera lenta, sin afectar esto en la tensión dramática generada sobre el espectador de la obra. La película, a pesar de ser una ficción, estará realizada en clave de documental. Esta dualidad, generará en ciertos pasajes algún aroma a Dogma 95, generando pequeñas desprolijidades en el desarrollo de sus escenas, como por ejemplo, la aparición de algún micrófono o la dureza de algunos diálogos. 


Antonio entra en conflicto con su obra, que no es otra cosa más que entrar en conflicto consigo mismo. Vendrá a su ayuda su amigo Enrique, repleto de melancolía, obsesionado en la búsqueda de cierta foto que los había detenido en el tiempo hace ya tantos años. Rescatará en su dialogo solo medallas ya ganadas, lentas anécdotas sepias, maquilladas de olvido. Enrique funcionará, entonces, como metáfora del conflicto del protagonista, ya que será un ancla arrojada en el tempestuoso océano de los años, y desde allí nos hablara con su cuerpo cansado, con la sombra del olvido aletargando cada palabra. Finalmente Antonio se convertirá en su propia obra y caerá en su madurez volviendo a la tierra, como las hojas de su árbol, como el fruto de su obsesión. Vencido ya de tiempo. El mundo continuará su desarrollo, ignorante de aquella batalla. La radio nos contará sus verdaderas heridas, narrará las batallas que a todos realmente importan, referente a épicos combates financieros o heroicas subas del petróleo. Caerá el mundo así entonces, olvidándose de nosotros, menospreciando nuestras penas. Pero nos iremos con cierta esperanza al ver que entre tanta muerte y tanto olvido, un niño nace.-

Lucas Itze.-

Canción post análisis


Les dejamos esta hermosa versión de El tiempo es veloz


Nos vamos recordando que el tiempo... el tiempo no para


UNIVERSO ERICE


Nacido en Vizcaya en 1940, empezó estudiando Ciencias Políticas para luego ir dedicándose poco a poco al cine, cuando ingresó en la Universidad del Cine. Empezó a participar como crítico de cine en algunas revistas y luego empezó a escribir sus propios guiones, como Oscuros sueños de agosto, dirigida por Miguel Picazo y Antoñito vuelve a casa, de Manuel Revuelta.
Su primera vez detrás de las cámaras para un largometraje fue con el film Los desafíos del año 1969, junto a los directores Claudio Guerín y José Luis Egea, donde cada uno cuenta una historia y todas terminan con un tema en común: la violencia.
En 1973 filma El espíritu de la colmena, ambientada en la Segunda Guerra Mundial, con el debut de Ana Torrent (Tesis), una niña que después de ver el Doctor Frankestein, empieza a preguntarle a su hermana mayor sobre el monstruo, debido a la impresión que le ha dado. Obtuvo el máximo galardón en el festival de San Sebastián.


Después de dedicarse a filmar publicidades y programas para la tv española, llega en 1983 El Sur, sobre una familia donde la hija, desde su infancia, sospecha que su padre tiene un pasado oculto. Nominada a la Palma de Oro en Cannes, y con gran éxito de crítica, para Erice la película debe considerarse incompleta, porque según él, el productor terminó antes el rodaje por una cuestión de dinero.
Luego intentó adaptar dos relatos de Borges, entre ellos, La muerte y la brújula, que finalmente adaptó Carlos Saura. Vuelve a dirigir publicidades y especiales para televisión, e inclusive dirige el doblaje del film El último emperador.
Luego de filmar El sol del membrillo, filma un par de cortos y films con distintos directores.


Su primer corto fue Alumbramiento en 2002, fue incluido en el film Ten Minutes Older: The Trumpet, junto a directores de la talla de Wim Wender, Werner Herzog, Aki Kaurismaki, Spike Lee y Jim Jarmusch. Los films hablan del tiempo como entidad metafísica.
En 2005 filma Arroyo de la luz, un corto estilo documental, donde el director les proyecta a un grupo de alumnos el film ¿Dónde está la casa de mi amigo? De Abbas Kiarostami y les hace plantear el dilema moral que trabaja la película.
Un año después sale Sea Mail, que muestra al director leyendo un fragmento de Robayyat y en ese momento se le ocurre escribir una carta.
En 2006 dirige La Morte Rouge, un documental sobre las experiencias de un niño sobre el primer film que ve en su vida, y se trata de La garra escarlata de 1944.
En 2012 participa en el homenaje a las víctimas del terremoto de Japón titulado 3.11 A Sense of Home, en el que cada corto dura ese tiempo, tiempo que tardó el terremoto en destruir miles de vidas.
También en ese año se une a los directores Pedro Costa, Manoel de Oliveira y Aki Kaurismaki para el film Centro Histórico, donde cada uno ofrece una mirada a la ciudad de Guimaraes, con cuatro historias que pasan en esa ciudad portuguesa.
Pocos films, pero a pesar de eso, uno de los directores más importantes del cine español.

FICHA TÉCNICA

Título original: El sol del membrillo
Año: 1992
Duración: 139 min.
País: España
Director: Víctor Erice
Guión: Víctor Erice
Música: Pascal Gaigne
Fotografía: Javier Aguirresarobe & Ángel Luis Fernández
Reparto: Antonio López, Enrique Gran

SINOPSIS

Madrid, otoño de 1990. El pintor Antonio López hace años plantó en el jardín de su estudio un membrillero. Ahora se decide a pintarlo, justo cuando sus frutos empiezan a madurar. La película nos muestra el proceso creativo del cuadro, desde ciertos aspectos técnicos hasta las conversaciones que el pintor mantiene con las personas que visitan su estudio, fijándose en las sensaciones y expresiones que el pintor tiene en todo ese proceso. Al final de la película, Antonio López nos cuenta un sueño.

PELICULA COMPLETA