martes, 14 de marzo de 2023

PICKPOCKET DE ROBERT BRESSON

PROGRAMA 398 (17-02-2023)

 

SINOPSIS

 

Michel es un carterista que no roba por necesidad como tampoco lo hace por vicio; no es cleptómano, roba para darse a sí mismo un valor, porque el robo es el medio de expresar sus sentimientos. (FILMAFFINITY)

 

EDITORIAL

 

Recuerdo aquella frase del escritor francés Jean de La Fontein que decía aquello de que "A menudo encontramos nuestro destino, por los caminos que tomamos para evitarlo”.

Camino solo por las calles, no importa cual. Los veo pasar apurados, decididos, demostrando seguridad con sus posturas, con sus movimientos, intentando siempre alcanzar su ego. Todos saben hacia donde ir y tienen un plan. Todos tienen miedo. Todos estamos solos. Nadie te mira, aunque claven sus ojos en tus pupilas. Somos invisibles o somos siempre otra cosa. Nadie te oye, no existe dialogo posible. Todas las charlas son la misma charla. Todas tienen el mismo destino, morir en la incomprensión, en la ausencia misma de sentido. Todas las charlas nacen rotas, huérfanas, mueren por estar mal concebidas desde un comienzo. 



Solo hay ruido, no comunicación. Solo hay interpretación, distorsión del mensaje. Demostramos lo que somos cuando aquel virus de la palabra nos hace hablar. Seres solitarios, sin un destino, con un vacío de sentido insoportable. Desde la ventana de cualquier bar los veo pasar, la lluvia cae sobre ellos y se cubren y evitan los charcos. Se sirven de paraguas para no mojar sus ropas porque en sus mentes siempre hay un después, siempre hay ese destino que está más adelante. ¿Qué los hace caminar tan seguros de sus valores, de ellos mismos, de sus destinos? ¿En qué lugar hallan tanta arrogancia? ¿Qué pasará con ellos cuando se enfrenten a sus propios abismos, a su oscuridad más íntima? Allí, donde no hay plan. Ahí, donde no hay más palabras. En ese lugar, donde ya no existe el ego.

 

Lucas Itze.-

 

Canción elegida para la editorial


 

IMPRESIONES SOBRE PICKPOCKET

 


Más de una vez mi mente agarró caminos sinuosos y empezó a imaginar delirios impensados. Delirios que, para alguien como yo, eran sumamente equivocados. No por ser un paladín de la moral, sino por temas más estrictamente temerosos. ¿Qué es lo que quiero decir? Qué más de una vez pasé por un kiosco y al tener ciertos elementos cerca de la calle, tomar algo y seguir mi camino. O yendo un poco más allá, estar en un transporte público y detenerme a observar cuán fácil sería sacarle las pertenencias a alguien. La adrenalina del momento, quizás, sería lo más interesante para vivenciar. Pero claramente, fueron sólo pensamientos o ensayos sociales que nunca se convirtieron en actos, no sólo por el hecho en sí sino, y creo que esto es lo principal, porque no tengo los huevos necesarios para ejecutarlos. Y, además, porque nunca estuve en una situación económica desesperante como para llegar a eso. Aunque para otros, esa adrenalina suele transformarse en algo habitual, y hasta algunos los transforman en un arte. Un robo millonario en un banco, como los de películas o mismo como alguno que se ha hecho en el país, lo considero una obra de arte. Sí, me van a saltar a la yugular, pero creo que el arte está en muchos lados, y en mi forma de pensar, ese tipo de situaciones consuman varios elementos para que lo nombre de tal modo. 



El cine, ese sin dudas, es otro tipo de arte. Algunos con más talento, otros con menos, pero cada película forma parte de esa rama tan particular. Claramente, Robert Bresson fue uno de los que mejor fusionó sus pensamientos para trasladarlos a la gran pantalla y que se transforme en arte automáticamente. Y en Pickpocket, film de 1959, muestra el arte no sólo de un cineasta sino también de un carterista que busca que sus golpes pasen desapercibidos. La película, de poco más de 75 minutos de duración, nos introduce con el siguiente relato: “Esta no es una película de estilo policíaco. El autor trata de expresar a través de imágenes y de sonidos, la pesadilla de un joven empujado por su debilidad, en una aventura de robo para la cual no estaba hecho. Pero esta aventura, por caminos extraños, reunirá a dos almas, que, sin ella, quizás nunca se hubieran conocido”. Es básicamente una síntesis argumental del film. Y nada más cierto que se basa en imágenes y sonidos, aunque también en sensaciones. Las palabras salen solo por momentos y los silencios son parte fundamental de la película donde Michel, el protagonista, será el narrador. Como es su costumbre, Bresson trabajará con actores no profesionales para darle más veracidad a la historia. De hecho, pocas veces volvió a convocar a un actor con el que haya trabajado. 



En este caso, ciertas dudas de los mismos le sirven para que el personaje sea más parecido a lo que quería reflejar. La película tendrá una hermosa fotografía en blanco y negro a cargo de Léonce-Henri Burel, habitual colaborador y uno de los más renombrados del cine galo y la banda musical será en gran parte de composiciones de Jean-Baptiste Lully. El guion será sencillo, pero no por eso simple y tendrá su base en Crimen y castigo de Dostoievski. Utilizará las elipsis temporales que se sucederán a lo largo del metraje y se conjugarán de gran manera con un montaje que roza la excelencia. Como si fuera un documental o un film neo-realista, el director sacará la cámara al exterior y los sonidos de las calles, del metro o las escenas en bares o estaciones de tren tendrán un carácter de una realidad ineludible. Contará con primeros planos y con encuadres que por momentos encierren a los personajes, creando así espacios claustrofóbicos y asfixiantes. Y así como Tarantino nos enseña los pies de sus estrellas en cada film, Bresson hace lo mismo, pero con las manos. Que son sin dudas las otras protagonistas. Como si fueran sus magos preparando trucos, aquí la magia será para seguir las peripecias de Michel para convertirse en carterista (significado de Pickpocket en castellano). 



Ahí también el montaje demostrará toda su excelencia. Ya desde ese preámbulo, sabemos cómo será el final. Sin embargo, iremos viendo el trabajo artesanal de Michel para convertirse en un eximio ladrón. No lo hará por necesidad sino para sentir adrenalina o tomar valor para cosas cotidianas con las que no puede luchar. Por una vida aburrida, por la falta de trabajo y de desafíos. Lo único con lo que parece sentirse realizado, es con el robo de carteras u otros objetos, que irá perfeccionando con el tiempo. Solo una joven Jeanne podrá rescatarlo de ese encierro físico y mental. Ella, como un bello ángel inocente, será la musa para encontrar una salida. Será con la que habrá una comunicación con la que no tuvo en su vida. Con su silencio y su sufrimiento interior, cosa que el director no pasa por alto. Todo eso está delante de nuestros ojos, pero no siempre es sencillo verlo. “Oh Jeanne, para llegar hasta ti, que extraño camino tuve que tomar” relata al final Michel. Será la única vez que sus sentimientos afloren y se desnude tal cual es. Y viendo en ella una señal sobre qué camino debía tomar.

 

Marcelo De Nicola.-

 

Canción post impresiones

 


UNIVERSO BRESSON

 


Robert Bresson nació en Paris el 25 de septiembre de 1901. Estudió fotografía y periodismo antes de dedicarse al cine. En 1934 realizó su primer cortometraje: Les Affaires publiques, un cortometraje cómico. Recién empezada la Segunda Guerra Mundial, fue apresado por más de un año en un campo de concentración alemán. Por ese motivo, luego realizó en 1943 su primer largo: Los ángeles del pecado (Les Anges du péché), basado en diálogos de Jean Giradoux. Su segundo film llegó dos años después: Las damas del bosque de Bolonia (Les Dames du Bois de Boulogne), guión suyo y diálogos en este caso de Jean Cocteau. Una gran tragedia psicológica. A partir de ahí empezó a imponer su estilo, basado en renunciar a actores profesionales como su gran marca. Así llega en 1950 Diario de un cura rural, basada en la novela homónima de Georges Bernanos, logrando el Gran Premio en el Festival de Venecia. En 1956 llega otra obra maestra: Un condenado a muerte se escapa, donde se mete en el mundo carcelario durante el nazismo, con el que se llevó el premio a Mejor Director en Cannes. En 1959 rueda otro clásico: Pickpocket, sobre un ladrón que no roba por necesidad ni por vicio, sino para sentirse vivo. En 1962 llega El proceso de Juana de Arco, basada en la heroína francesa, con la que logró premios en Cannes y en Valladolid. Luego llegaron dos obras cumbres: Al azar de Baltasar y Mouchette, donde en ambas, habla del trágico paso de la niñez a la adolescencia. 



Al igual que en Baltasar, sigue con sus guiones basadas en relatos de Dostoyevski como en Une femme douce (1969) y Quatre nuits d'un rêveur (1971). En 1974 llega su primer film en color: Lancelot del Lago, adaptación de la historia de Camelot y el rey Arturo. Ya en el final de su carrera llegaron el drama psicológico El diablo probablemente en 1977 y El dinero en 1983, con el que se llevó el premio a mejor director en Cannes. Creador de un lenguaje cinematográfico diferente, fue uno de los grandes realizadores del cine mundial. Ya retirado, se dedicó a escribir, a dar simposios y a cuidarse de una enfermedad que lo tenía a mal traer. Murió en París a los 98 años el 18 de diciembre de 1999.

 

FICHA TÉCNICA

 

Título original: Pickpocket

Año: 1959

Duración: 75 min.

País: Francia

Dirección: Robert Bresson

Guion: Robert Bresson

Música: Jean-Baptiste Lully

Fotografía: Léonce-Henri Burel (B&W)

Reparto: Martin Lasalle, Marika Green, Jean Pelegri, Dolly Scal, Pierre Leymarie, Kassagi, Pierre Étaix, César Gattegno

 

PELÍCULA COMPLETA

No hay comentarios:

Publicar un comentario