viernes, 14 de junio de 2019

LA MONTAÑA SAGRADA - THE HOLY MOUNTAIN



SINOPSIS

Reunido alrededor de un guía místico, un grupo de personas que simbolizan a los planetas del Sistema Solar se inicia en un camino espiritual por medio de una serie de ritos. A través de esa liturgia el colectivo debe alcanzar un nuevo estadio que le permita viajar a la isla de Loto, donde emprenderá la ascensión a la Montaña Sagrada, con el objetivo de sustituir a las divinidades inmortales que rigen el universo. (SENSACINE)

EDITORIAL

Nacido bajo el signo del fuego decidió caminar sin rumbo. Atravesó mares, selvas y montañas en busca de ese sitio sagrado. Compartió charlas inconexas con los pájaros que habitaban los bosques. Estos lo ayudaron a escapar del fuego, subiéndose a gigantes árboles que nunca terminaban de incendiarse. Cruzó pantanos cabalgando sobre sapos enormes que luego se transformaban en piedras brillantes. Caminó por cada color del arco iris yendo de una punta a la otra del universo. Rompió todas las estructuras para desafiar al caos. Sobrevivió a noches eternas donde las estrellas parecían extinguirse y la oscuridad era su fiel compañera. En cada noche ciertos aullidos le hacían presagiar lo peor. Sonoras batucadas señalaban el comienzo de un nuevo día que escondía su amanecer. Presagios del mal lo obligaban a seguir su camino. A lo largo de los años descansó en playas paradisíacas, escaló cerros, sufrió aludes de nieve que lo obligaron a buscar refugios bajo nidos de águilas y se cruzó con figuras sin rostro que levitaban en medio del océano. Se transformó en un estado más de la naturaleza. Se mimetizaba ante cada aparición fortuita que significara peligro. 


Se había convertido sin saberlo en un truco de magia en sí mismo. Podía aparecer y desaparecer de la vista de cualquier enemigo. De tanto andar llego a la civilización. Y consecuentemente, a la barbarie. Aprendió a amar pero descubrió que el odio avanza más rápidamente. Trató de escapar de ese mundo tan real y tan inhabitable. Muerte, miseria, venganza, vejaciones eran sinónimo de la vida en sociedad. Descubrió de repente que eran esclavos de su propio sistema y que nunca serían capaces de encontrar la sincera felicidad. Eso venía de a puchos en un mundo dominado por las clases más altas. Con Dios como excusa aniquilaban poblaciones enteras. En nombre del avance industrial mutilaron miles de ecosistemas. Ya no había magia para paliar tanto dolor. Ya era una cara visible en el medio de esa metrópolis sin rumbo. Solo quedaba sentarse a esperar. O tratar de encontrar una salida. Eligió la segunda y trató de volver desde donde vino. Todo había cambiado. Hasta los colores del arco iris se veían diferentes, aunque no tanto como ese viejo azul del océano. Los pasos se hicieron más lentos hasta que un día no pudo avanzar más. Se transformó de a poco en una parte más de la fotografía del sitio. En una piedra más que se posa frente a la montaña sagrada.

Marcelo De Nicola.-

Canción elegida para la editorial


IMPRESIONES SOBRE LA MONTAÑA SAGRADA


En 1980 nuestro gran amigo Roland Barthes publica su último libro, un ensayo en donde realiza reflexiones en torno a la imagen, el cual lleva el título de “La cámara Lúcida”. En él, el autor divide el relato en dos partes, la primera se ocupa del análisis de la relación entre el tema aparente de la imagen y la vista del espectador, y en la segunda se centrará en el estudio de una imagen en particular. Por aquellas páginas Barthes expresara su deseo de hacer que su propia imagen, que considera móvil, sometida al traqueteo de mil fotos cambiantes, a merced de las situaciones, de las edades, coincida siempre con su “yo” profundo, o sea con aquella imagen de sí mismo que el busca armar para ser fotografiada. Sin embargo, concluye que esta coincidencia jamás se produce y avanza diciendo que es la imagen la que es pesada, inmóvil, obstinada (es la causa por la que la sociedad se apoya en ella) y es el “yo” quien es ligero, dividido, disperso. En otro tramo del libro nos dirá que “cuando me siento observado por el objetivo, todo cambia: me constituyo en arte de posar, me fabrico instantáneamente otro cuerpo, me transformo por adelantando en imagen”. Hará notar más adelante, el giro producido por la fotografía, la cual en un primer tiempo busca capturar lo notable para muy pronto decretar notable lo que ella misma captura. Por último, hablará de las cuatro fuerzas que se ejercen en el momento de captura las cuales se cruzan, se afrontan, se deforman y describirá con certeza que ante el objetivo soy a la vez aquel que creo ser, aquel que quisiera que crean, aquel que el fotógrafo cree que soy y aquel del que se sirve para exhibir su arte. 


¿Qué rastros quedarán del ser luego de tal desmesurada batalla? ¿Podría salir alguien ileso de aquella celda repleta de valores culturales y morales, desbordante de preconceptos y truncas intenciones? El director Alejandro Jodorowsky tomara algunas de estas ideas y las desarrollará con otra profundidad en su estimulante film Holy Mountain. El relato manejará cierta linealidad aun habiendo abolido el tiempo narrativo. Veremos los acontecimientos sucederse unos a otros conservando la relación de consecuencia entre ellos, pero no tendremos demasiada referencia del espacio tiempo. El film se desarrollará dentro de las convenciones surrealistas, por lo que construirá sentido a través de las dos leyes que operan en el inconsciente a saber la condensación por un lado y el desplazamiento por el otro. Habrá un quiebre entonces en la significación Saussureana en donde será otro el significado / sentido ya que estará conformado por la conjunción de varios otros al que llegaremos a través del significante / imagen desplazado. El film comenzará con una advertencia tal como lo hiciera hace muchísimos años el emblemático mediometraje surrealista “El perro Andaluz”. Habrá en imagen dos personajes similares a Marilyn Monroe y un mago negro, entre la gravedad vibrante de un mantra cantado por monjes que creara la atmosfera de un ritual, las despojará de sus ropas, sus joyas, sus maquillajes y sus cabelleras. Luego vendrá una llave que cortará a cientos de ojos en plano detalle que observaran al espectador. Sera allí que tomaremos aquel guante y lo usaremos de la manera más digna. Nos haremos cargo de aquella propuesta de cambiar nuestra visión de espectadores. Nos preparará esto para lo que vendrá. 


Será un aviso para el espectador distraído que anunciará que lo que viene nada tiene que ver con aquel cine del Star system, aquel cine ligado a la gran industria y por esto sentenciado a un ritmo y a un cómo. El juego se abrirá entonces y estará en nosotros jugarlo. Se desplegaran allí aquellas fuerzas mencionadas por Barthes respecto de la fotografía: empezara la película que el director cree que es, la que el cree que los demás quieren que sea, la que el espectador cree estar viendo  y la que el director se sirve para mostrar su arte. Será todo un delirio alucinante en donde descubriremos algunos recursos del camino del héroe, algunos planos de una potencia pictórica y un peso simbólico casi insoportable y hasta algunas referencias sutiles al cine de otros maestros surrealista como Buñuel. Se podrá percibir también cierta idea Nietzscheana respecto al despojarse de todo lo humano, a destruir al hombre para que nazca de sus cenizas el superhombre, el hombre nuevo, el ser de selección en términos de Ortega y Gasset. Subir a aquella montaña que no es otra cosa que superarnos a nosotros mismos, que no es más que remitirnos a una instancia superior capaz de modificarnos. El film planteará la idea de que el mundo es una gran ilusión y que la realidad no hará más que someternos a actuar un papel tal como lo hace el objetivo de la cámara que describía Barthes. Nietzsche alguna vez dijo: Soy un campo de batalla, porque dentro de mí discurren multitud de ideas que se confrontan entre ellas. ¿Cómo entonces, mis queridos amigos, pretendemos detener la realidad en un discurso? ¿Cómo encerrar entre palabras aquella fiera conflictiva que somos? El mundo nos miente. El sueño ha terminado.

Lucas Itze.-

Canción post impresiones


UNIVERSO JODOROWSKY



Hablar de Alejandro Jodorowsky es hablar de alguien que se movió en diferentes ramas de la cultura y además, el mismo fue mutando de un lugar a otro, al igual que su familia. Sus abuelos paternos eran judíos emigrantes de Ucrania. Pasaron por Francia, para luego irse a Chile, donde nació su padre. Su abuela materna, por su parte, vivía en Rusia y por ser una sefaradí fue violada por un cosaco y terminó huyendo hacia Sudamérica, recalando en Argentina. Esa niña nacida luego de una violación fue Sara, la madre de Alejandro. Luego se fueron a Chile, donde sus padres se conocieron y de esa pareja nació Alejandro un 17 de febrero de 1927. Desde muy joven se interesó por el cine y la literatura. En 1945 publicó sus primeras poesías y luego trabajó con poeta como Nicanor Parra y Enrique Lihn. También ejercía su arte con marionetas o pantomima. A los 17 debutó como actor y junto a Lihn fundan el grupo de pantomima Teatro Mímico. Estudió filosofía y Psicología. En 1948 escribió su primer texto dramático: la pieza para títeres La fantasma cosquillosa. En 1950 funda el Teatro de Títeres del Teatro Experimental de la Universidad de Chile (TEUCH) y dos años después, junto a Lihn y Parra, crean el collage Quebrantahuesos, poesía mural con recortes de periódicos. Luego viaja a Francia donde viaja con la compañía del gran Marcel Marceau. En 1957 realiza su primer cortometraje “mimo”: La Cravate, alabado por Jean Cocteau, que escribió un prólogo para este filme, una adaptación sin diálogos de una novela de Thomas Mann, centrada en una mujer parisina que vive vendiendo cabezas humanas (la copia en celuloide de este corto estuvo perdida durante medio siglo, hasta que apareció en 2006 por azar en un desván en Alemania). 


Además de esto, siguió en su faceta de escritor y también de guionista de cómics, como Aníbal 5 que debutó en 1966 y es uno de los grandes exponentes latinoamericanos, al haber creado más de cuarenta historietas, entre ellos El Incal, basado en una de las cartas del tarot. En 1967, el padre de su secretario particular le ofreció financiación para realizar su siguiente obra teatral y rueda con él su primera película, Fando y Lis, adaptación de la obra homónima de Fernando Arraba, que se proyectó en el festival de Acapulco en México y Jodorowsky tuvo que salir huyendo para evitar ser linchado. El Indio Fernández (famoso director de la época de Oro del cine mexicano) indignado por las imágenes de la película, llegó incluso a sacar su pistola. Atacada por la prensa, la cinta fue defendida ante los periodistas por Roman Polanski, quien había acudido invitado al festival en compañía de su esposa Sharon Tate. El film cuenta la historia de una joven pareja en busca de la ciudad encantada de Tar, donde se encuentra el éxtasis espiritual. Fando es impotente y Lis está paralítica. En 1970 llega El Topo, donde en un Oeste imaginario, el pistolero Topo se enfrenta a una banda de fetichistas, dirigida por un coronel lascivo, que tiene atemorizada a una congregación franciscana. 


John Lennon quedó maravillado con esta película y ofreció producir su próximo film, La montaña sagrada y a George Harrison como protagonista, pero este declinó la oferta porque tenía que aparecer su ano en primer plano en la pantalla. Mientras, supervisó el montaje de La última película, film escrito y dirigido por su amigo Dennis Hopper. Ya en Francia y en 1980 dirige Tusk, la singular y empática relación entre un elefante y una niña de clase alta que nacen el mismo día. En 1989 dirige Santa Sangre, la historia de un niño que trabaja en un circo, cuya madre es líder de un culto satánico que hace que su hijo termine internado en un hospital psiquiátrico. En 1990 llega El ladrón del arco iris, bajo un guion de la pintora mexicana Berta Dominguez D. , que cuenta la historia de dos marginales que viven bajo las alcantarillas de la ciudad y buscan la mítica poción mágica al final del arco iris. El film reunió a tres leyendas del cine británico: Omar Sharif, Peter O'Toole y Christopher Lee. Volvió en 2013 para filmar en su país natal La danza de la realidad, una película autobiográfica donde relata su infancia en Tocopilla y su relación con sus padres. Tres de sus hijos actúan en la película. 


Tres años después llega la secuela, Poesía sin fin, donde narra la adolescencia y su amistad con Parra, Lihn y demás poetas de la época. Pese a sus pocos films, su aporte a la literatura, los cómics, el mundo del tarot, la psicomagia (técnica creada por él) y decenas de proyectos más, hacen de Jodorowsky un personaje admirado por diferentes personajes del arte, entre los que se destacan Dennis Hopper, Federico Fellini, David Lynch, Darren Aronofsky, John Lennon, Marilyn Manson, Peter Gabriel, Mars Volta entre tantos otros. Hoy con 90 años, y luego de la muerte de su amigo Nicanor Parra se ha convertido en el poeta en español con una obra poética más prolongada en el tiempo, pues abarca setenta y cinco años, desde sus primeros poemas escritos en 1943 hasta hoy.

FICHA TÉCNICA

Título original: La montaña sagrada (The Holy Mountain)
Año: 1973
Duración: 109 min.
País: México
Dirección: Alejandro Jodorowsky
Guion: Alejandro Jodorowsky
Música: Alejandro Jodorowsky, Don Cherry, Ronald Frangipane
Fotografía: Rafael Corkidi
Reparto: Alejandro Jodorowsky, Horácio Salinas, Zamira Saunders, Juan Ferrara, Adriana Page, Richard Rutowski, Luis Lomeli, Ana De Sade, Arielle Dombasle.

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