SINOPSIS
Un día en la vida de un hombre con múltiples
personalidades: asesino, mendigo, ejecutivo, monstruo y padre de familia. El
protagonista encarna personajes diversos como si se tratase de una película
dentro de una película. (FILMAFFINITY)
EDITORIAL
Fue Unamuno
quien resaltó que la inteligencia humana busca lo muerto, pues lo vivo se le
escapa. Lo vivo, lo que es absolutamente inestable, lo absolutamente individual
es, en rigor, ininteligible. La frescura de nuestros actos morirá en el
desamparado abismo del filo de la palabra. Todo será viejo detrás del nombre.
Hablaremos de la muerte del brillo, significaremos ante todo la desesperante
muerte de la sorpresa. Allí el camino estará señalizado para el caminante y el
fármaco una vez más habrá triunfado. Nos apropiamos de la realidad a través de
un saber que fue nuestra propia plaga. Matamos al pájaro, porque nosotros somos
la jaula. Entonces, el deseo se domesticó detrás de la moral y la gramática
ordenó nuestros pensamientos, y la medicina amplió nuestra estadía en el
restorán de la existencia. El miedo al abismo hizo imponernos y el guion allí
se puso en marcha. Nuestras angustias estarán prolijamente inventariadas; aun
sin objeto sabremos como nombrarlas. Nuestras sonrisas sonaran en el libro de
todas las sonrisas y nuestro amor, aun
el más perverso, o sea el único posible, habrá sido escrito hace millones de
años. El teatro está abierto y el plan funciona a la perfección.
Vos que estas
del otro lado, que escuchas cada palabra aprendida y reconoces en su devenir la
pesada sentencia del mensaje, que decodificas su significado para volver a
codificarlo en otras ideas y nuevas sensaciones ya descriptas en el tedioso
inventario de las sensaciones, vos,
también sos parte de este desesperado elenco de títeres que ensayan sus
contratiempos y miran su agenda para sentirse libres. Pero no desesperes, tu
rebeldía ya fue pensada y su alcance perversamente calculado. Tu grito es parte
del plan. Quien les habla, ha tenido también la modesta precaución de guionar
estos enojos disfrazados de certezas que preceden torpemente a la obra también
por miedo al silencio que no es otra cosa que el propio miedo a la nada. La
obra dentro de la obra. El guion que el guionista escribió que escribe y que
alguien proyectó que escribiría. El desesperado grito que alzamos aun
percibiendo en él la pesada sustancia de un eco antiguo. Llegará el día, espero
que llegue, en que las hojas del guion ardan en aquel fuego que aun soñamos
desde los escombros mismos de los sueños. Aquel día levantaremos nuestra copa
por la ausencia de ideas. Aquel día festejaremos tal vez sin saberlo, la
silenciosa muerte de la salvaje y despiadada dictadura del lenguaje.
Lucas Itze.-
Canción elegida para la editorial
IMPRESIONES
SOBRE HOLY MOTORS
Un minuto de verdad podría abarcar quizás, la misma intensidad
que la de toda una vida de mentiras. ¿Tendremos la suerte de ser protagonistas
aunque sea por unos instantes desde una realidad que nos pertenezca? ¿Y si
existiese una realidad descontaminada de los múltiples factores que la velan,
hay una posibilidad alguna de empoderamiento de lo real? Intentando mantener la
cabeza a flote en este mar austero y cambiante de mareas ficticias e irreales,
a lo único real que podemos sujetarnos es a nuestra capacidad de pensar. Y es
ese salvavidas el que nos permite llegar a costas de conclusiones e identificar
a aquellos factores que nos hacen poner un disfraz según cada situación. Porque
no hablamos en los mismos términos con nuestros padres que con nuestras
amistades, no nos vestimos de la misma manera cuando pensamos que tenemos que
ir a trabajar o cuando sabemos que terminaremos haciendo el amor. Y no nos
sentamos de la misma manera teniendo un currículum o una lata de cerveza en
nuestras manos.
El medio nos condiciona, nos amolda y seguimos cada vez con más
intensidad a rajatabla el papel que nos corresponde ante cada situación. Creo
entender que Léos Carax intenta
persuadirnos del abismo que nos espera al final si seguimos por esta senda tan
vertiginosa a las que fuimos acostumbrados como sociedad, cada día más. A
través de los ojos de Oscar, el protagonista, un actor que
pasa sus días movilizándose en una limusina por una París con acento
futurístico. Veremos la odisea que atraviesa entre un set de filmación y otro,
casi como un corredor de triatlón. Utilizará aquel transporte como camarín. Él
mismo será el encargado de construir desde la actuación y el maquillaje todos
sus personajes, que al bajar interpretará en una sola toma, para luego subirse
y comenzar nuevamente con el siguiente papel. Con este pretexto y el detalle
que nuestro protagonista se dedica a la actuación será más efectivo confundir
al espectador de Holy Motors por
generar un efecto en el cual la vida real y actoral se entremezclan de una
manera muy sutil y bien lograda desde el guion.
Seremos testigo de cómo la
minimización al extremo de los recursos humanos y materiales que utiliza una
productora, en este caso generará una presión tal al protagonista que a base de
cigarrillos y alcohol intentará esquivar aquel fantasma de la paranoia en la
cual sabe que está predestinado a caer. Resulta complicado deslindar el relato
siendo breves por lo complejo del film, desde el guion atravesaremos cierto
aire surrealista, sino es del todo. Una historia más fácil de ver que de explicar.
En tal caso, los invitamos a presenciar por ustedes mismos esta obra del
francés Léos Carax, y quien sabe, sea una buena excusa para empezar a
interpelarlos, intentando tener la certeza de lo que somos realmente capaces de dar.
Alan Beneitez.-
Canción post impresiones
UNIVERSO CARAX
Nacido
el 22 de noviembre de 1960 en Suresnes, Francia, es hijo de la periodista
norteamericana y crítica de cine Joan Dupont (International Herald Tribune) y
del periodista de la ciencia francés Georges Dupont.
Su nombre artístico es un anagrama de Alex
que es el nombre del personaje principal en la mayoría de sus películas (y el
nombre que le dieron sus padres) y de Oscar
en referencia a los Premios Óscar: “Nací
en 1976 en una cámara oscura y sería muy difícil para mí que me hubieran hecho
nacer antes bajo un nombre sacado del papeleo. He hecho cine para ser huérfano.
Antes, era como si yo hubiera dormido durante diecisiete años”, declara Carax.
A finales de la década de los 70 estudió en el centro Censier de la Universidad Sorbona Nueva - París, donde conoció a Serge Daney y Serge Toubiana que lo presentaron con los Cahiers du Cinéma, donde permanece un corto periodo. Comenzó el
rodaje de un filme de bajo presupuesto, en el cual fracasó, llamado La fille rêvée; la empresa terminó
cuando un proyector roto encendió las cortinas de un restaurante chino donde se
había realizado una de las escenas.
Con apenas 24 años, Carax, realiza Boy meets girl (1984), que llama la
atención por un estilo visual maduro, el film tiene la influencia de cineastas
como Cocteau, Dreyer, Godard o Bresson. Le siguió el filme de ciencia ficción Mala sangre en 1986. La película es un
claro homenaje a la Nouvelle vague,
y en especial a una de sus grandes influencias, Jean-Luc Godard. Continúa con su exploración del amor en los
tiempos modernos, que adquiere un tono más oscuro y extremo en esta cinta.
Cinco años más tarde filma Los amantes
del Pont-Neuf que sufre grandes retrasos debido a la financiación, a pesar
de que terminó siendo la más cara del cine francés.
En 1999 filma Pola X, una adaptación del cuento de Herman Melville, "Pierre o las ambigüedades", sobre
un joven que conoce en el bosque una misteriosa chica que cambiará su vida. A
finales de 2007, participa con el segmento titulado "Merde" en el largometraje japonés Tokyo! Trece años después de su última película, en 2012, presenta Holy Motors,
protagonizada otra vez por Denis Lavant
donde muestra un día en la vida de un hombre con múltiples personalidades:
asesino, mendigo, ejecutivo, monstruo y padre de familia. El protagonista
encarna personajes diversos como si se tratase de una película dentro de una
película. Lo último que ha filmado es el cortometraje Gradiva.
FICHA TÉCNICA
Título original: Holy motors
Año: 2012
Duración: 111 min.
País: Francia
Dirección: Leos Carax
Guion: Leos Carax
Música: Neil Hannon
Fotografía: Yves Cape, Caroline Champetier
Reparto: Denis Lavant, Edith Scob, Kylie Minogue, Michel
Piccoli, Eva Mendes, Jean-François Balmer, Big John, François Rimbau, Elise
Lhomeau, Jeanne Disson, Leos Carax, Nastya Golubeva Carax, Reda
Oumouzoune, Zlata.
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