sábado, 26 de julio de 2014

DESPUÉS DE HORA - AFTER HOURS

Programa 59 (06-06-2014)


EDITORIAL

Busqué ser una mejor persona y me embriagué. Y ante cada intento terminé siempre con la boca ácida y nuevas preguntas. Intentando acercarme a la aceptación de este complejo aparato social me discrimino por ser tan áspero y cabeza dura. Y eso que veo rostros felices. Callados pero felices de todos modos. No porque no hablen, si bien emiten palabras, aquellas simplemente no dicen nada. Puras obviedades sin sentido que lo único que consiguen es alimentar toda esta gran mentira. Me pregunto entonces: ¿Por qué será que me aterra más el silencio? ¿Será que acostumbrado a la constante marea verbal llegue a despreciar hasta un simple “te quiero”, o porque después de escuchar cientos de afirmaciones y promesas las vi desaparecer cuando tiraron de la cadena del baño? Al fin y al cabo silencio y no silencio parece la misma cosa hasta ahora, porque lo único que los diferencia es un sonido que en lugar de aclararte las cosas, te terminan aturdiendo y llevándote como a un estado hipnótico de sordera. La única certeza hasta ahora parece indicar que la bondad no es amiga de la cordura en este lugar. La sinceridad es una ruta a la soledad. La voluntad de seguir por esta senda, mi cruz. Por eso es que corro día y noche huyendo de todo que me invade como certezas pero que individualmente no logro creer. Aquella mano invisible amenaza con aplastarme si me quedo quieto. 


Me niego a abandonar los cuestionamientos y entregarme con esta ignorancia a esperar una moneda arrojada por un alma bondadosa porque estoy seguro de que eso no es bondad, lo único bondadoso en este mundo es aquel acto sexual que nos da la vida a cada uno de nosotros, el resto es pura suerte. Acepto el lugar que me tocó en esta sociedad y las reglas que están sujetas a ellas, pero de ninguna manera pienso regalar el poco tiempo que sobra para permanecer estático y quedar a la suerte de algún verdugo. Será suerte entonces mi cruz, Será este momento junto a estos locos que también sé que se resisten a aceptar determinados comportamientos que parecen dados por la naturaleza. Será suerte el próximo brindis por las palabras con sentido sólido y verdadero que las hagan perdurar más allá de esta conciencia. Y será suerte el día en que comprenda que hasta ese momento no conocía las palabras y estas al fin encuadren en un marco adecuado. Quizás ese día no se necesite decir más nada, seguramente ya no se pueda hablar, no seremos esclavos de nuestra conciencia colectiva, no habrán más sueños sin dormir y lloverá sobre nuestros pies. Por el momento habrá que conformarse con estos pequeños momentos que valen más de lo que cuestan. Por suerte ya todos conocemos aquellos lugares en donde ir a darle vida a aquellas resacas. Y también sabemos que todo aquel mundo se encuentra si uno no se queda quieto y sale a la calle a buscarlo. Pero acordáte, lo encontrarás siempre después de hora…

Alan Beneitez.

Canción elegida para la editorial



IMPRESIONES SOBRE DESPUÉS DE HORA


En el año 1975, Roger Waters, escribió una oscura observación que no hizo más que atormentar mi alma. En aquel puñado de palabras, de frías palabras, tan prudentes de adjetivos, tan claras de imágenes, Waters, nos describía de la siguiente manera: “Somos solamente dos almas perdidas nadando en una pecera, año tras año. Corriendo por el mismo suelo viejo. ¿Qué hemos encontrado? Los mismos viejos miedos” Varias veces, desde esta misma trinchera, hemos denunciado la existencia del plan. Lloramos abrazados, tantas veces, al descubrir su perversidad en la muerte de nuestros sueños, en la inconsistencia de nuestras promesas. Lo sentimos penetrar como un virus en nuestro cerebro, condicionando nuestras palabras, encadenando nuestro brillo, modelando mi deseo. La noche se nos hizo, por fin, ajena. El sol, repetitivo. Festejamos un destello con la alegría de una gran fogata. Entendimos, finalmente, que comunicarnos era imposible, porque preferís otras palabras, porque tus oídos lucen orgullosos los nombres de la voz autorizada, y porque quizás ya no estés ahí.  Ayer, una pared me gritaba en la cara “¿Que harías si no tuvieras miedo?”. Mi respuesta no es otra más que animarme. Animarme a mirar con tus ojos, a usar más tiempo para equivocarme. Animarme a caminar distinto, a desconfiar de mi lógica, a buscar otros barrios. Paul Hackett, interpretado por Griffin Dune en la extraordinaria película de Martin Scorsese, After Hours, es quizás, un claro ejemplo de todo esto. El film nos demostrará, claramente, la teoría marxista de la alineación


Veremos, en su devenir, las distorsiones que causa la estructura de la sociedad capitalista en la naturaleza humana. Paul, será un empleado con sus sueños devastados, anestesiado por transcurso de sus apagados días. Scorsese, recordándonos una vez más su genialidad, nos presenta ya en el comienzo del relato, la tridimensionalidad de Paul con una serie de planos precisos y claros. Recordemos aquel inicio maravilloso: El protagonista le explica el trabajo a un nuevo empleado. Este, en medio de la charla, le explica a Paul que ese trabajo es temporal para el. Comienza así una extensa explicación de sus sueños. Paul, entonces, se pierde en la contemplación de lo que es su mundo. Vemos formularios, vemos teclados, vemos, finalmente un almanaque. El plano siguiente a este último, es un primer plano de Paul. Scorssese, a través de esta yuxtaposición de planos, nos genera una triste comparación entre estos dos objetos. Luego lo veremos a Paul saliendo del trabajo, dos corpulentos empleados abrirán las pesadas puertas para liberar a los empleados en una secuencia que quizás nos recuerde aquel maravilloso cortometraje de los hermanos Lumiere “Salida de la Fábrica”, asociación que no hará mas que resignificar esta secuencia. Luego lo veremos en la soledad de su casa, aburrida de colores monocromáticos, decorada con la fealdad de cuadros estructurados. Pero habrá una esperanza, la cual vendrá de la mano de un gran amigo de esta casa. Hablo del señor Henry Miller. Paul, sumergido en el terrible hastío de su hogar, decide ir a leer a un bar, el libro será Trópico de Capricornio. Y acá estará el punto de ataque de la obra. Recuerdo aquella maravillosa frase de Miller “Pinta como quieras y se feliz”. 


La lectura de Paul, nos invitará a pensar que, quizás, el comienza a hartarse de pintar como los demás le dicen. Conocerá, en aquel bar a Marcy, quien le dejara su número de teléfono y unas ganas terribles de volver a verla. El llegará a su casa y decidirá llamarla. Será en este punto donde comenzará el verdadero viaje de Paul. El portal, en los términos de Joseph Cambell, será aquel taxi hostil que lo llevará al Soho. Luego vendrán una serie de periplos que no harán mas que demostrarle a Paul su alienación. Se chocará con una realidad alejada de ordenadores, de tristes almanaques. Se enfrentará a pasiones desmedidas, a reacciones embellecidas por la falta de cualquier lógica. Aquella realidad lo escupirá con la llegada del día, dejándole en claro que la vida no se encuentra en la fantasía de algunos pocos peligros sensatos.

Lucas Itze.-                           

Canción post análisis


Siempre tenemos un poco de mala suerte


Y nos despedimos con algo de Fito...


FICHA TÉCNICA

Título original: After Hours
Año: 1985
Duración: 94 min.
País: Estados Unidos
Director: Martin Scorsese
Guión: Joseph Minion
Música: Howard Shore
Fotografía: Michael Ballhaus
Reparto: Griffin Dunne, Rosanna Arquette, Linda Fiorentino, Bronson Pinchot, John Heard, Verna Bloom, Martin Scorsese, Teri Garr, Cheech Marin, Tommy Chong, Catherine O´Hara.

Argumento

Al finalizar su jornada laboral, Paul, un solitario empleado de una compañía de informática (Griffin Dunne), se ve envuelto en una serie de extrañas circunstancias que le llevan a uno de los peores barrios de Nueva York en el Soho, donde pierde el último metro de la noche. Así comienza una aventura urbana inquietante, fascinante y peligrosa. Primero conoce en un bar a una joven llamada Marcy (Rosanna Arquette) que lo invita a su casa. Luego de diferentes hechos, Paul empieza a pensar que todos están en su contra, y el, lo único que desea, es llegar a su casa. Aunque no la tendrá para nada fácil.


TRAILER


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