miércoles, 25 de junio de 2014

BAILARINA EN LA OSCURIDAD - DANCER IN THE DARK

Programa 44 (10-02-2014)



EDITORIAL

Ya pudiste alimentarte sin recurrir a la cabeza gacha. Sabes cuantos pasos son desde la felicidad a la tristeza y viceversa. Amaste hasta las 3 del otro día. Aprendiste a correr debajo de la lluvia intensa solo por placer. Caminaste despierto por las vías del tren una noche. Y todavía seguís con miedos. Buscas la confianza en otra persona para solucionar dolores ajenos a tus conocimientos para aprender luego que el perro es fiel y caga en cualquier lugar. Luego de un tiempo, también, te das cuenta de que es el mismo Dios el que te ata una pierna a la piedra pero que no te permite lanzarla al río, entonces no tenes más remedio que sentarte encima de ella y ponerte a llorar. El llanto termina con el amanecer de un nuevo “yo” creyendo en cosas más necesarias y entonces te salvas nuevamente. Un día te cansas de ir por la vida derrochando miserias sin asco, mientras aquel tipo en la calle se fuma el hambre con tabaco barato, y volves a renacer. Te cansaste de cargar a tus padres con tus humillaciones. Ahora tus hijos te miran con atención. 


Te cansaste de vivir una vida en la que pudiste haber hecho las cosas de otra manera. Pudiste haber juzgado con otros ojos, pudiste haber roto más vidrios sin lastimarte. Pudiste haber aprovechado la fuerza de tu cuerpo con más amor. Ahora ya no hay tanta luz pero te vas a descansar feliz de que ya no quedan almas por salvar. Todos inmersos están en un lago de perversidad y de estupidez innecesaria. Nadie se sentirá ahogado, por eso no importara. Mientras tanto aquel recién nacido llorará por los que aún no lograron morir. Ya no quedaran sentimientos por nombrar. En aquella esquina quedará sola esa mujer y yo la veré. Una lágrima suya me pertenecerá por un instante. Y a pocas cuadras se celebrará un casamiento en donde todos desearán estar enamorados. Alguien amará a aquella dama quien no lo ve. Entonces enloquecerá y matará, pero la flor en su espalda justificará el crimen y hasta lo hará bello. Ya no quedarán pecados que cometer. La selva seguirá intacta y todavía no existirá aquel capaz de acabar con la cucaracha. A nadie va a importarle. Ya no asqueará pisar alguna con los pies descalzos. Ya no quedará nada por ver. Ya se habrán inventado hasta las cosas más innecesarias que se puedan inventar y todavía se seguirá esperando sentir más asombro. Nadie va notarlo pero eso no importará. Siempre habrá alguien amando desde las sombras y no va a importarle que el resto no lo perciba. Solo el hecho de actuar por amor dará oxígeno a este mundo cruel. Será el tesoro que no se ve, será la bailarina en la oscuridad.

Alan Beneitez.

Canción elegida para la editorial


IMPRESIONES SOBRE BAILARINA EN LA OSCURIDAD


Lucio Mancilla apunto alguna vez, con la claridad de un relámpago, lo siguiente: El hombre debe ser observado y juzgado por sus obras chicas, no por sus obras grandes. En el cumplimiento de las últimas, está interesado generalmente el honor y el crédito, el amor propio y el orgullo, el egoísmo y la ambición. En el cumplimiento de las primeras no influyen ninguno de estos poderosos resortes del alma humana, sino la conciencia. Selma, magistralmente interpretada por la cantante Björk, estaba completa de pequeñas obras, pequeños actos que no hacían mas que demostrar su grandeza. Selma, quizás uno de los personajes más hermosos y trágicos que este que escribe, haya conocido jamás, era una mujer dulce, ebria de fantasías, danzando inocente en un almuerzo de lobos. Esa inocencia que la invitaba a bailar, a escuchar música donde otros solo oían maquinas, la llenaría de fuerzas para soportar la fabrica, el trabajo duro, alienante y mal pago, la mentira, la traición y también la muerte. En sus ojos, que se van apagando en aquella noche negra, podemos descubrir esa ternura e inocencia que ya habíamos visto en una cinta mucho más vieja. En esa mirada, perdida por la ceguera, en esos ojos que todo lo miran y no miran nada, creo recordar a la hermosa Mouchette, aquella bella niña de ojos gigantes y tristes, los mas tristes quizás, que supo contarnos Robert Bresson una noche sin luna. 


La temática de los relatos quizás sea diferente, la angustia que dejan, les juro, es la misma. Lars Von Trier es sin duda un cineasta maldito. Es Artaud ahogándose en un vomito de cinismo, es Bukowski riéndose de Chinaski, es Kerouak desnudando a una joven mexicana y también es Burroughs destrozando la cabeza de su mujer de un balazo. Bailarina en la oscuridad es un relato trágico y doloroso, una espina furiosa que no deja de gritarnos en la cara lo horrible que puede ser este ladrillo donde vivimos. La apuesta esta perdida hace rato y eso es lo que nos humedece los ojos una y otra vez. Porque el plan está funcionando, con precisión de cirujano. No olvidemos que el que nada en su bondad puede resultar igual de miserable que la peor de las bazofias. Nadie escapa a su piel, nadie está a salvo de nosotros mismos. El film, desde esta perspectiva, logra, una vez más, un análisis profundo sobre las relaciones humanas, sobre la maldad y el individualismo. En su tratamiento, podemos percibir cierto aroma al Dogma 95, con sus cámaras en mano, sus cortes temporales, su fotografía hiperrealista. 


El tiempo narrativo del relato estará escindido a través del uso de flashes oníricos, en donde se trabajará, mediante musicales, las fantasías del personaje. Es aquí donde Selma realmente brillará, donde la ceguera, esa metáfora inmensa de su conexión con el mundo exterior, desaparecerá por completo, por que no hay nada de que protegerse. Cantará y bailará, para escapar entre los compases de su música de aquella maldita agonía que es el mundo en que habita. Cantará y bailará, en aquellos 107 pasos que separan la vida y la muerte. Veremos a aquellos lobos finalmente devorar su almuerzo, comerán con fruición, matando en nombre de la ley y el estado. Ella gritará con un miedo genuino y se desarmará en el suelo igual que todos nosotros. Cantara, finalmente, la canción mas triste del mundo y su melodía se ahogará en el golpe seco de nuestras miserias. Nosotros como espectadores, estaremos obligados a asistir a aquel banquete de la muerte y a sucumbir en su trágico silencio final. 


Fundirán en la pantalla las siguientes palabras: Dicen que es la última canción. Es que no nos conocen. Es solo la última canción si nosotros lo permitimos. Intentaremos creer que la ultima canción todavía no está compuesta. Quizás nos de fuerzas pensar que aquella armonía todavía nada en la borrachera del músico. Nos esconderemos en el anonimato para no mostrar nunca todo el mazo, eso quizás nos regale una sonrisa de vez en cuando, aunque vivamos en la certeza de que, finalmente, y ante la ceguera de todo este maldito mundo, puede fusilarnos hasta la cruz roja.

Lucas Itze.-    

Canción post análisis


También sonó este hermoso tema


FICHA TÉCNICA

Título original: Dancer in the Dark
Año: 2000
Duración: 140 min.
País: Dinamarca
Director: Lars von Trier
Guión: Lars von Trier
Música: Björk
Fotografía: Robby Müller
Reparto: Björk, Catherine Deneuve, David Morse, Peter Stormare, Jean-Marc Barr, Joel Grey, Udo Kier, Vincent Paterson, Cara Seymour, Vladica Kostic, Siobhan Fallon, Zeljko Ivanek, Jens Albinus

Sinopsis


Selma, inmigrante checa y madre soltera, trabaja en la fábrica de un pueblo de los Estados Unidos. La única vía de escape a tan rutinaria vida es su pasión por la música, especialmente por las canciones y los números de baile de los musicales clásicos de Hollywood. Selma esconde un triste secreto: está perdiendo la vista, pero lo peor es que su hijo también se quedará ciego, si ella no consigue, a tiempo, el dinero suficiente para que se opere. Tercera película de la trilogía "Corazón dorado" de Lars Von Traer.

Acá la película completa:


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