jueves, 22 de mayo de 2014

LA NARANJA MECÁNICA - A CLOCKWORK ORANGE

Programa 7 (29-04-2013)



EDITORIAL

Un domingo como cualquier otro, ya había terminado de llover y el sol entraba tímidamente por la ventana. Mi ojo derecho, hinchado y molestándome, ya me había quitado el sueño y no me dejaba volver a retomar la historia que me contaba, tan real, mi mente. Así comenzaba la semana, nada especial que modificara el transcurso normal de mi día. Pasaron las horas y entre canción y canción resolvía la manera de unir los pensamientos que tenia dando vueltas para terminar un texto que giraba alrededor de una idea principal, La violencia. Intente por un lado tratarlo tomando distancia y evitando cualquier tipo de subjetividad. Por otro lado sentía la necesidad de remitirme a las ideas de algunos autores que serian las columnas en las que se apoyarían mis pensamientos. Miraba el reloj y por momentos daba la sensación de que las agujas pesaban más que nunca y por eso el tiempo parecía inmóvil. Seguía en mi tarea y, cada vez más, me acercaba al final del texto. Pero ocurrió algo que me obligo tragarme todas oraciones que habían estado surgiendo.
Salí a comprar un medicamento que me habían recetado para curar mi ojo. Salgo a la vereda y miro hacia la farmacia de enfrente de mi casa. Estaba cerrada. Bueno, voy a la otra, esa nueva que están abriendo por todos lados y justamente tiene una sucursal a tres cuadras. Empiezo a caminar tranquilo, todavía pensando en el texto y sintiendo una especie de bienestar. 


Una vez en la farmacia, atravieso todo el largo del local, esquivando entre las estrechas góndolas a la gente, saco mi número y espero mientras observo a la gente que está en silencio hasta que les toca pedirle a una de las dos señoritas detrás del mostrador lo que necesita. Una vez que llego mi turno entregué la receta del medicamento, en silencio,  cosa que me llamo la atención por un instante. Aunque enseguida volví la mirada en dirigirme a través de las góndolas hasta la caja. Al llegar veo una larga fila que seguía una figura que tenía forma de laberinto fácil y estaba formada por estantes que sostenían una cantidad exagerada de golosinas y otras estupideces con la que las personas llenaban sus manos. Llegué al medio de esa fila después de hacer zigzag dos veces y de repente me vi encerrado entre los alfajores y chocolates a los costados. Adelante y detrás de mí, gente tosiendo y con una calma desesperante. Sentí mucho malestar, empecé a imaginar mi cara poniéndose cada vez mas blanca y un mareo cada vez mas agudo. La bronca e impotencia rebalsó hasta salir de mi boca en forma de palabras. -¡Esto es violencia!- dije - ¿Para esta basura cerró la farmacia de la otra cuadra?, ¡Uno se siente para el orto y viene a la farmacia para comprarse una aspirina, no viene a un maxi quiosco! La gente se dio vuelta, sorprendida porque de repente se rompió ese silencio rebalsado de luces blancas y ruidos de caja registradora. Una señora que estaba atrás mío, pero que todavía le faltaban dos vueltas para llegar a la caja, asentía con la cabeza y su esposo se aterraba ante mis palabras sinceras y le pedía que no se metiera. El resto hacia lo que hace siempre ante una injusticia de este estilo. Se hacia la boluda e ignoraba la situación. Y yo seguía. – Claro porque el otro día estaban todos acá afuera, quejándose por boludeces, pero se bancan este manoseo como si fuera algo normal. Logré divisar en sus caras una vergüenza que me daba la razón.


Me callé cuando el de seguridad me pidió calma y comencé a sentirme mejor. Era todo ese circo absurdo el que me había sacado de quicio. Soporte lo que faltaba de la fila hasta llegar, todavía con bronca, al cajero, a quien le pregunte si creía que yo estaba equivocado al pensar eso, a lo que me contesto:  - Perdona pero no se dé que me estás hablando. Otra vez la bronca me invadió. Sólo que le dije: - bueno al fin y al cabo vos sólo estás laburando. Le di las gracias y salí a la calle de nuevo. Ya no pensaba en lo mismo que cuando salí de mi casa. Pensaba en las personas que hicieron toda esa fila como yo y aceptaron esa violencia comercial de la mejor manera. Seguramente deben ser de aquellas que te preguntan ¿Como soportas ver esas películas o escuchas esas cosas violentas? A lo que respondes, - lo soporto porque cosas llenas de violencia las veo todos los días y en cualquier lugar-.
Me pregunte si aquella situación les había movido algo. Si a partir del instante en el que callé, esa fila se transformó, de algún modo, en otra cosa ante sus ojos. Si ese mal momento fue real o más bien ficticio. Si es necesario que nos indignemos ante estas mentiras o es mejor creérselo todo hasta llegar al punto de aceptar lo que unos pocos quieren que seamos, una especie con aspecto natural pero funcional y automático, algo semejante a una naranja mecánica…

Alan Beneitez

Canción elegida para la Editorial 



Impresiones sobre La Naranja Mecánica


Damas y caballeros, estamos frente a un Stanley Kubrick. Esto ya nos condiciona. Es como estar parados frente a un Escher o un Cortázar. Son nombres que de por sí ya generan un respeto, que lo hacen a uno pararse de otra manera frente a la obra. Un Kubrick necesita atención, necesita tiempo y sobre todo, disfrute. Ya, desde las placas iniciales, el director, nos sitúa en el arte pop, arte que vestirá cada una de las escenas del relato y que ayudara a acentuar el tono grotesco sobre el cual está montado el film. La mirada de Alex, el protagonista de la obra, abre la película. Es una mirada alterada, sádica, desequilibrada. Es una mirada a cámara, una mirada hacia vos, hacia mí. Este es un efecto ya trabajado por Alfred Hitchcock en “La ventana indiscreta”. Lo que genera es una intensa incomodidad en el espectador, debido a que su goce vouyerista es interrumpido al ser descubierto por el personaje de la obra. Ya no somos aquella persona anónima que espía las peripecias que construyen el relato. Alex al mirarnos, nos incluye y nos descubre, y eso molesta. Nos intimida de tal manera aquella mirada siniestra que nos dan ganas de alejarnos de aquel personaje, y así lo hacemos. Comienza un travelling hacia atrás, esto es un movimiento de cámara, no sobre el eje, como sería un paneo, sino un desplazamiento de la cámara misma. El travelling hacia atrás va abriendo el encuadre de un primer plano a un plano general cargado de simbolismos. Descubrimos que estamos en el Korova Milkbar, que Alex no está solo, esta junto a sus amigos, quienes visten todos de blanco y con ropas particulares, lo que marca claramente un grupo de pertenencia. El lugar esta decorado con maniquíes de mujeres desnudas en posiciones de sumisión, utilizados como mesas, maniquíes de cuyos senos emana la leche con aquella sustancia necesaria para llegar al estado de ultra violencia. 


Descubrimos también que el relato va a estar apoyado por una voz en off, o sea una voz fuera de campo, que no es otra que la del propio Alex, el cual muchas veces se definirá así mismo como “Su humilde narrador” Esta voz cuenta desde el saber absoluto, posee toda la información. Lo que quiero decir es que no se irá sorprendiendo con nosotros a través de las distintas situaciones. Nos narra el pasado, y muchas veces dejara escapar cierta angustia o reproche frente a las imágenes que vemos. La estructura elegida por Stanley es, a pesar de que nos narran el pasado, lineal. Nuca llegaremos al presente de la voz, lo que convertiría al relato en un racconto, Alex nos habla siempre desde un futuro que nunca veremos. La película está repleta de imágenes fuertes y cargadas de violencia. Veremos violaciones, batallas campales, torturas, pero todo a través del filtro del grotesco, lo que ayudara a que los distintos elementos mantengan un equilibrio inestable entre lo risible y lo trágico.


Las actuaciones estarán casi caricaturizadas, lo que ayudara a remarcar la frialdad y la falsedad reinante en la sociedad descripta dentro del verosímil de la obra. En cuanto a la fotografía, y recordemos acá que Stanley Kubrick comenzó su carrera siendo fotógrafo, podemos decir que es realmente destacable y que genera, creo yo, una distinción autoral. El uso de la lente gran angular en tomas de larga duración, los travellings tanto laterales como hacia atrás, la clara intencionalidad en el uso de las sombras gigantescas creadas por los personajes, el uso de tamaños de planos grandes como panorámicas o planos generales,  son todas herramientas distintivas del cine de este genial autor. La Naranja Mecánica, es un relato circular y esta es otra característica de su cine. Comienza contándonos los delitos efectuados por Alex y su banda quien al ser apresado y utilizado como conejillo de inda del gobierno es dejado en libertad. Luego, Alex, teóricamente regenerado, vuelve, digamos por casualidad, digamos, quizás, por aquel eterno retorno, a pasar por las mismas situaciones del comienzo de la obra pero ya modificado. En un momento de la película, Alex grita, ¡soy una víctima!. 


Creo que esa frase describe la esencia del protagonista. Alex, va a ser víctima durante todo el relato. Inicialmente es el producto de una sociedad frívola y vacía, carente de toda sensibilidad, huérfana de posibilidades. Alex, es el personaje que se revela y busca derribar aquella escenografía barata en la que se convirtió ese futuro narrado. Aquel futuro en que no se abren las puertas a los necesitados, en donde los humildes se acostumbraron a vivir entre la basura y en el que nuestra piel de animales se vistió de colores fuertes y ridículas ropas de lana. Alex es el YO encerrado en su lucha con el SUPERYO, es la hierba que se abre paso a través de la baldosa. Luego llegara la mano disciplinaria del estado bajo la figura de la prisión y luego del neuropsiquiátrico, ambos instrumentos de poder y de control hacia la sociedad, que buscaran canalizar aquella naturaleza, aquellos instintos del hombre en placeres aceptables y aceptados. Instituciones que buscan reeducar y clasificar para someter y controlar. Alex es víctima por segunda vez. Al ser condenado, la sociedad lo aísla y lo agrede ahora bajo un marco legal. Hasta sus padres le dan la espalda y el personaje de Joe, aquel cobarde y nefasto Joe, personaje que alquila la pieza que había dejado libre al ir a prisión Alex, hace un monologo repleto de moralidad y reivindicando las buenas costumbre, tan discriminatorio y violento como la peor de las violaciones o peleas antes vistas. La Naranja Mecánica deja en claro el maltrato y el lugar que ocupan en la sociedad aquellos que son los excluidos, los que viven al margen y sufren la violencia por no encajar y no aceptar las leyes de una sociedad que los paraliza. Nuestra mesa esta repleta de esa gente. Personas, que como el primer plano de Alex, dejan ver la bella pantera que todavía son. Personas, que como este equipo, piensan que aquel futuro de papel picado que nos narraban nuestro padres al ir al dormir, esta repleto de soledad y de miseria. Patearemos el blando culo de esta sociedad y pagaremos el costo que esto nos traiga. Lucharemos hasta que nuestras manos sangren contra aquellos canallas del tiempo.-

Lucas Itze.-    

CANCIÓN POST ANÁLISIS



También sonó:


Y nos fuimos con una canción que nos recuerda que el futuro... ya llegó:



FICHA TÉCNICA

Título original: A Clockwork Orange
Año: 1971
Duración: 137 min.
País: Reino Unido
Director: Stanley Kubrick
Guión: Stanley Kubrick (Novela: Anthony Burgess)
Música: Wendy Carlos
Fotografía: John Alcott
Reparto: Malcolm McDowell, Patrick Magee, Michael Bates, Adrienne Corri, Warren Clarke, John Clive, Aubrey Morris, Carl Duering, Paul Farrell, Clive Francis, Michael Gover, Miriam Karlin, James Marcus, Geoffrey Quigley, Sheila Raynor, Madge Ryan, Philip Stone, David Prowse             

Argumento


Alex DeLarge es el líder de los “drugos” un grupo de cuatro chicos (Alex, Pete, Georgie y Dim) que se dedica a los actos de ultraviolencia y vandalismo, en una Gran Bretaña del futuro. Además de la ultraviolencia, la música de Beethoven es algo que a Alex lo llena de placer. Sus ataques comienzan llamando a la puerta de una casa pidiendo ayuda porque ha habido un accidente, una vez adentro cometen atrocidades sin importar quien esté enfrente. En uno de sus tantos ataques, Alex es engañado por sus amigos y la policía lo atrapa. Con una condena por asesinato de 14 años, se somete a un nuevo método de reeducación, por lo que a los dos años es reinsertado en la sociedad, pero cuando vuelve a su casa, sus padres no sólo se han olvidado de él, sino que además tiene un huésped en su habitación. Desahuciado empieza a caminar sin rumbo y recibe la venganza de la gente a la que él atacó (incluidos sus drugos, ahora policías). Luego de caer en la casa de un escritor al que había sometido y que le da su ayuda, Alex siente el deseo de terminar con su vida, pero le sale mal y termina en el hospital todo enyesado, mientras tanto, la prensa culpa al gobierno del intento de suicidio del joven.

TRAILER


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