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miércoles, 9 de octubre de 2024

EO DE JERZY SKOLIMOWSKI

PROGRAMA 445 (13-09-2024)

 

SINOPSIS

 

El mundo es un lugar misterioso, sobre todo visto a través de los ojos de un animal. En su camino, EO, un asno gris de ojos melancólicos, se topa con buena gente y otra no tan buena, conoce la alegría y la pena, y la rueda de la fortuna transforma, según el momento, su buena suerte en desastre, y su desdicha en felicidad inesperada. Pero nunca, en ningún momento, perderá la inocencia. (FILMAFFINITY)

 

EDITORIAL

 

Hace algún tiempo que miro a la naturaleza con cierta melancolía. Camino sobre el cemento oscuro y agrietado, miro los edificios atravesar las nubes, irguiéndose imponentes como bestias petrificadas que alguna vez pretendieron robarse el sol. Las casas con sus paredes pintadas, con sus pinturas descascaradas como cavernas solitarias perdidas en la multitud apabullante de otras cavernas. Veo los negocios con sus carteles histéricos, con sus luces iluminando tristezas. Están allí comercializando los sueños, vendiendo sin descaro sus promesas. Sigo con mi vista decepcionada aquellos cables que conducen a la nada. Que se cruzan en el aire caprichosamente sin ninguna gracia, que mueren carente de toda estética, inescrupulosamente, ocultando el cielo con el aplomo de una sentencia que se repite hasta el olvido. Escucho en mi andar lento de bípedo cansado, el mecánico aullido del transporte que se amontona desesperado, fingiendo el fin de los tiempos en cada esquina, con aquella ansiedad avasallante que tose el humo negro del vértigo del que se alimenta. Busco un puente. Aquel puente que une al humano con el niño, con aquel niño que es el verdadero hijo de la naturaleza, que conserva lo salvaje, que carece de idioma, de normas y prejuicios. Aquel niño sin dioses, sin moral, sin un otro construido. 



Ese niño desbordado de deseo, con un cuerpo aun carente de discurso, virgen todavía de poder, de fronteras políticas para el placer. Vacío de absolutos, con las posibilidades intactas. Lo busco con las fuerzas que no tengo, trato de imaginarlo, de mentir, aunque sea, aquel recuerdo. De evocar por un instante aquel león que supo ser nuestro espíritu, caminando con firmeza sobre un verde pasto que jamás veremos. Conectado en plenitud con la naturaleza de la que era parte. Sin embargo, solo veo el camello que recorre con su carga extenuante este desierto de cemento repleto de fantasmagóricos espectros de almas obedientes. Nos veo caminar en círculos fingiendo destinos pomposos. Nos veo creer en el progreso, descansando el porvenir en la tecnología, creyendo aún que el futuro está allí adelante. Siento la soledad de estar todos juntos, el miedo feroz que nos une con un objetivo que ya sabemos errado. Veo en nuestros rostros el hartazgo, voy pateando las máscaras que nos sostenían como tribu. Nos veo pasar con la mirada al suelo, castigados por los palos adoctrinadores de las instituciones que dominan nuestras almas, humillan nuestra dignidad y asesinan con crueldad la disidencia y el estado de ánimo. Nos veo caminar los mismos caminos sin mirar a los costados, viendo el poder sin buscar la resistencia. Naturalizando todo, olvidando para siempre nuestro estado salvaje.  

 

Lucas Itze.-

 

Canción elegida para la editorial

 


IMPRESIONES SOBRE EO

 


Pan y circo, vengan todos a ver como se reparten un par de migajas sobre los manteles, pero tengan cuidado de no pisarlos. Elijan luego la fila y disfruten del espectáculo más asombroso del mundo. Y tengan miedo, mucho miedo… porque hay un león enajenado suelto, buscando a sus víctimas más débiles, para así demostrar ser rey de la selva, aunque no haya ni árboles alrededor. Vengan a observar como el circo se desmorona y los antiguos malabaristas ya caen de espaldas hacia el fuego que empieza a crecer como si fuera la sucursal del infierno. A correr, a escapar y tratar de sobrevivir en este caos donde los más viejos morirán primero. A ser testigos de las borracheras de poder y el maquillaje de ocasión. De los pactos y las dádivas cobradas por unos muchos pesos. Allí están, sádicos hambreantes de un pueblo sin júbilo ni futuro. Vengan a ver como estalla la violencia frente a nuestros ojos. Cómo los palos los reciben los mismos de siempre. Vengan a escuchar los ruidos de los casquillos que estallan en el asfalto. Siéntanse como animales desfilando hacia el matadero. Mírennos con esos ojos tiernos que ya no tienen espacio en este lugar. Busquen la salida en una caricia, que tanto nos hace falta en estos tiempos. Olvidémonos por un rato de los debates sin sentido y de los discursos de odio. La violencia en las calles o en una cancha. Los gritos, las amenazas, los insultos y los bocinazos. Todo ese combo que viene incluido en el ser humano. La sociedad desamorada. La muerte del más frágil. La crueldad sin miramientos. ¿Desde dónde miramos esta sociedad satirizada? 



Desde los ojos de un simple burro, imaginó el octogenario cineasta polaco Jerzy Skolimowski en el film EO. Conoceremos entonces a EO (interpretado por seis asnos), que significa la transcripción onomatopéyica del rebuzno de un asno, quien vive en un circo, siendo explotado, pero también cuidado y amado por la joven Kassandra, con quien hace algunos números. Un grupo de ambientalistas irán a protestar y el ayuntamiento decidirá el traslado de EO, y todo se transformará en una especie de road movie siguiendo sus peripecias. Sin dudas, el film será un gran homenaje al film Al azar de Baltasar, de Robert Bresson, aunque está no tendrá un aura Bressoniana, sino más bien será en modo fábula. El guion escrito por el director junto a Eva Piaskowska trabajará un estilo no lineal debido a algunos flashbacks de los recuerdos del protagonista con su cuidadora. Estaremos ante un film con muy poco diálogo, donde tanto la banda sonora como la musical tendrán un papel preponderante. Sentiremos la respiración de EO como si estuviéramos con él. La música nos sumergirá y nos adentrará en la historia, pero también estarán bien aprovechados los silencios. La película estará contada casi de manera episódica, a medida que nuestro animal va cambiando de lugar: del circo a una granja de caballos, a un bosque, al mercado negro, a ser el talismán de un club de fútbol (o el culpable, depende la hinchada) y hasta a salir del país en algún momento. El director trabajará muchos los planos desde la mirada subjetiva del burro, desde esos ojos vemos el mundo que lo rodea. Al haber poco diálogo, las imágenes tendrán que hacer el resto. Ahí aparecerá la mano de Michal Dymek, que pondrá una maravillosa fotografía al servicio del director. Gracias a esa mezcla, notaremos el estado emocional de EO, la belleza de sus momentos libres y ese rojo furioso como señal de alerta a lo largo del metraje. 



Además de la cámara subjetiva, tendremos varios planos generales y algunos planos interiores muy bien logrados, principalmente en el comienzo, cuando nuestro asno se encuentre mirando caballos galopando en campo abierto, en ese contraste entre encierro y libertad. No será una película cien por ciento de oda a los animales sino de una crítica al ser humano. A su crueldad y a su falta de empatía. Sin importar la clase social. Notaremos la miseria en todos los escalafones. Veremos la explotación animal en sus diferentes estados. Nos terminaremos preguntando si, explotado y todo, EO no era más feliz con Kassandra en el circo, alguien que lo cuidaba y quería. Quizás ese número de resucitación con su compañera era el momento donde su vida valía la pena. Habrá algo satírico y grotesco, en una crítica no sólo a la Polonia actual sino a la Europa en general, nacionalismo, elitismo, trabajadores, todos están bajo la mirada del cineasta polaco, pero desde la altura y los ojos del asno. En ellos veremos la tristeza y el desconcierto, con esas lágrimas que caen sobre su pelaje gris. Y la historia nos interpela y nos pregunta ¿Cuán salvajes somos para manipular tanta inocencia? En la Antigua Roma los emperadores usaban el pan y el espectáculo de los circos para mantener a la población feliz y distraída. Ambos eran gratis y servían para que la población se olvide de los asuntos importantes. El Pan y Circo sigue hasta hoy desde diferentes maneras. Y siguiendo con los dichos, todos los caminos conducen a Roma, hasta donde llegó EO sobre el final del film. Quizás para demostrar que, aunque pasen los siglos, los salvajes seremos siempre los mismos, encargándonos de perpetuar este circo romano…

 

Marcelo De Nicola.-

 

Canción post impresiones

 


UNIVERSO SKOLIMOWSKI

 


Jerzy Skolimowski, nació en Łódź, Polonia, hijo de María y Stanisław Skolimowski, arquitecto de profesión. En varias ocasiones a lo largo de su vida, ha reconocido haber tenido una vida marcada por la guerra, pues cuando era pequeño fue testigo de sus brutalidades, habiendo tenido, incluso, que ser rescatado de los escombros de una casa en Varsovia, destruida por una bomba. Su padre, miembro de la resistencia polaca, fue ejecutado por los nazis. Cuenta Skolimowski que su madre escondió en la casa a una familia judía y recuerda que se le insistió en que fuera amable con los nazis para mantener las apariencias. Después de la guerra, su madre fue designada como agregada cultural en la embajada polaca en Praga. Entre sus compañeros en el colegio de Poděbrady, una ciudad balneario cercana a Praga, estaban los futuros directores de cine Milos Forman e Ivan Passer, así como Václav Havel. Skolimowski estaba considerado como un alumno problemático en el colegio pues habitualmente estaba involucrado en todas las travesuras. En el colegio estudió etnografía, historia y literatura y se dedicó al boxeo, que fue también el argumento de un documental de larga duración, la que puede considerarse su primera película. Su interés por el jazz y su relación con el compositor Krzysztof Komeda, le pusieron en contacto con el actor Zbigniew Cybulski y con los directores Andrzej Munk y Roman Polanski



Recién cumplidos los 20 años, Skolimowski ya podía ser considerado escritor, habiendo publicado algunos libros de poemas y de cuentos. Pronto Skolimowski conoció a Andrzej Wajda, director de la entonces denominada 'Escuela Polaca', quien le mostró el guion de una película sobre la juventud, escrito por Jerzy Andrzejewski, el autor de la novela Cenizas y diamantes. A Skolimowski no le gustó el guion y lo rechazó. En cualquier caso, en respuesta al reto de Wajda, produjo su propia versión que a la postre se convirtió en la base de su película Los brujos Inocentes (1960), dirigido por Wajda, con Skolimowski en el papel de boxeador. Skolimowski se matriculó en la Escuela Nacional del Cine en Łódź con la intención de evitarse el largo aprendizaje necesario para poder graduarse como director de cine. Para ello hizo uso de las películas depositadas en la Escuela, que estaban a su disposición para la práctica de los estudios, y tras los consejos iniciales de Andrzej Munk, filmó durante algunos años siguiendo la pauta de rodar escenas muy seguidas. Así, no obstante haber sacado unos resultados muy pobres en los trabajos del curso, Skolimowski, consiguió terminar el rodaje antes de terminar los estudios. Tras terminar sus estudios, Skolimowski empezó a colaborar con Polański, escribiendo los diálogos del guion de Cuchillo en el agua (1962). Entre 1964 y 1984 completó seis películas semiautobiográficas: Marcas identificatorias, ninguna, 1964, Walkover (1965), La barrera (1966), ¡Arriba las manos! (rodada en 1967 y estrenada en 1981), Trabajo Clandestino y El éxito es la mayor venganza, y otras dos entregas La partida, rodada en Bélgica (1967) y Deep End, en Reino Unido, basadas en sus propios guiones originales. 



La barrera ganó el Gran Premio del Festival Internacional de Cine de Bérgamo. La partida ganó el Oso de Oro en el XVII Festival Internacional de Cine de Berlín. Entre 1970 y 1992, mientras vivía y trabajaba en varios países, rodando en varios de ellos:  Las Aventuras de Gerard, El grito y Trabajo clandestino (con Jeremy Irons) en Reino Unido, El rey, la reina y el caballero en Alemania, El éxito es la mayor venganza en Francia y Torrentes de primavera en Italia. Cuando Skolimowski volvió a Polonia para filmar Arriba las manos, la tercera película de la trilogía de Andrzej y la cuarta del sexteto de sus películas polacas. Los temas antiestalinistas de Arriba las manos que contenía esta película hizo que se prohibiera su exhibición, provocando además la expulsión de Skolimowski de la Polonia comunista. Skolimowski entonces se restableció en Londres, donde residió en el mismo edificio que Jimi Hendrix.  Como actor ha trabajado no sólo en Polonia, sino también en el cine anglosajón, tanto británico como estadounidense, bajo dirección de cineastas tan prestigiosos como Volker Schlöndorf, Taylor Hackford, Julien Schabel o David Cronenberg, gracias a su perfecto dominio del inglés. Durante algo más de quince años abandonó la dirección cinematográfica y se retiró para dedicarse a la pintura, realizando exposiciones en Londres, París y Varsovia. En los últimos años volvió al ruedo en su país natal con films como Cuatro noches con Anna, Essential Killing, 11 minutos y EO, hasta ahora su último film. También apareció como actor en una de las películas de Avengers, interpretando a Georgi Luchkov, interrogador de Romanoff y co escribió uno de los últimos films de Polanski: The Palace.

 

FICHA TÉCNICA

 

Título original: EO

Año: 2022

Duración: 88 min.

País: Polonia

Dirección: Jerzy Skolimowski

Guion: Jerzy Skolimowski, Eva Piaskowska

Reparto: Sandra Drzymalska, Isabelle Huppert, Lorenzo Zurzolo, Mateusz Kosciukiewicz, Lolita Chammah, Tomasz Organek, Agata Sasinowska, Anna Rokita, Michal Przybyslawski, Gloria Iradukunda, Piotr Szaja, Andrzej Szeremeta

Música: Pawel Mykietyn

Fotografía: Michal Dymek

 

PELÍCULA COMPLETA

lunes, 17 de abril de 2023

LA PASAJERA - PASAZERKA DE ANDRZEJ MUNK Y WITOLD LESIEWICZ

PROGRAMA 403 (31-03-2023)

 

SINOPSIS

 

Terminada la Segunda Guerra Mundial, Liza huyó de Europa. Hasta entonces había sido vigilante en el campo de concentración de Auschwitz. Cuando años después regresa, durante la travesía en barco reconoce un rostro que no ha podido olvidar... (FILMAFFINITY)

 

EDITORIAL

 

El sufrimiento es el dolor del tiempo

la angustia es la memoria del desamparo

y la depresión apenas una cobardía del cuerpo

el único dolor que confiere nobleza,

es la tristeza.

 

La tristeza del mono cuando comprendió que lo había

atrapado el profesor del universo,

la tristeza del árbol cuando entre sus ramas congeladas

comenzó a escuchar los cuchicheos desesperados de los pájaros,

o la tristeza del hombre primitivo

obligado a quedar atrapado en la jaula de la nostalgia.

 

O la tristeza de mi abuelo

cuando vio desaparecer la ferretería,

luego la tintorería...

y comprendió que pronto iba a esfumarse en la nada

el bar en donde él había construido veinte años atrás,

su hogar nómade.

Esa es la tristeza,

la tristeza de un niño ya un poco más grande

encontrando en los cables

el cadáver de algún barrilete

que remontó hace mucho tiempo.

La tristeza de rememorar,

o la tristeza de un niño pequeño en la playa,

inventando historia dentro del castillo de arena que va construyendo,

historias que el mar inmediatamente destruirá,

tratando de enseñarle al niño las consignas de la existencia:

que nada es real,

que todos están solos,

que la ausencia es eterna.

 


A veces, locamente, me parece comprender

el contenido de todos los argumentos,

el origen de todas las historias,

y hasta… y hasta el destino de todas las intrigas.

 

No es que...

No es que tenga la pretensión de haberlo vivido todo,

ni siquiera lo he soñado todo,

no guardo en los bolsillos de mi memoria

la versión taquigráfica de todo cuanto existe.

 

Pero igual todas las voces me resultan conocidas

como si ya las hubiera escuchado,

y todos los paisajes me parecen vistos

como si ya los hubiera visto.

Escucho la misma canción en la letra de todas las canciones,

sin embargo, no es que guardo en la memoria de mis ojos

el largo laberinto de todos los reflejos.

 

Entonces...

¿Cómo es posible que sienta que a todos he amado?

¿Que todo lo he llorado? ¿Y que ha todos he perdido?

Es como si en una instancia imposible

un misterioso filamento luminoso

uniese todo cuanto existe...

Y aún... lo que no existe.

 

Enrique Symns.-

 

Canción elegida para la editorial

 


IMPRESIONES SOBRE LA PASAJERA

 


Corré, corré lo más que puedas. No pares ni un segundo… Hasta que los músculos se agoten. Hasta que la respiración empiece a flaquear. No se te ocurra mirar atrás. Porque va a venir por vos mucho más rápido de lo que imaginas. Bueno… ya podés dejar de correr. Vas a llegar más cansado y entonces el sueño llegará más temprano que tarde. Entre sueños empezarás a sentir voces. Gritos desgarradores y olores que aparecen de repente. Ya no tenés fuerzas para correr. Los rostros y los números están cada tanto ahí, enfrente tuyo. ¿Cómo será escapar de eso? No lo vas a saber nunca… no mereces saberlo nunca. ¿Qué es todo este preámbulo? ¿A quién me estoy dirigiendo? Tranquilos… esas personas lo saben. Escucharán esto y entenderán por donde viene la mano. Sabrán que la memoria puede también ser su feroz enemiga. Obediencia debida y punto final fue el nefasto juego de palabras que usaron alguna vez. Para intentar desterrar ese pasado que si o si algún día va a alcanzarte. No dudes, algún día llegará a tiempo. Y brindaremos deseando el peor de los castigos. El verdugo será la víctima y las risas flotarán en ciertos ríos y campos. En algunos casos la obra muere con el autor. En muchos otros, siempre esperaremos que ciertas obras (o ciertos actos), no se olviden nunca. El olvido es la más imperdonable de las muertes. Es esa foto que siempre debemos guardar. Será por eso que el cineasta polaco Andrzej Munk dejó cientos de fotogramas guardados. El entendió siempre que la obra no muere con el autor, sino que se engrandece. Y su film La Pasajera no hace otra cosa que confirmarlo. 



Estamos ante una película totalmente diferente. Una película incompleta, de alguna manera. Munk estaba rodando el film cuando fallece en un accidente automovilístico en 1961. Dos años después llegó el estreno, gracias a la finalización por parte de Witold Lesiewicz y de colaboradores cercanos al director. De hecho, el film arranca con la foto del director y la voz over del narrador contando su muerte y como se llegó a finalizar el metraje, que será la historia de una cuidadora de objetos personales del campo de concentración de Auschwitz y su relación con una prisionera. Años después, mientras disfruta de un cruce cree encontrarse con ese rostro que no podrá olvidar… La película está íntegramente formada en dos partes. El final, ese crucero donde la gente va a olvidar sus miserias, será lo que Munk nunca pudo terminar de filmar. “Una isla en el tiempo donde el pasado y el futuro apenas existen, sólo el presente” dice el narrador sobre el lujoso trasatlántico. Como una sabia decisión, el director nos irá contando ese presente en fotos. Veremos el rostro de Liza desencajado y contándole su pasado a su marido. Serán todos fotogramas con la voz de ella de fondo. Será una decisión estética y particularmente brillante. Será el presente inundado de pasado. Será un presente inconcluso, porque nadie tenía un final escrito. Pero si había un pasado y eso está lo más detallado posible. Entonces será el turno de lo fílmico. Allí arrancará un racconto en el que conoceremos ese rostro que Liza pensó no volver a ver. Hablamos de Marta. Liza la elegirá como su ayudante. 



Será su forma de que su conciencia esté menos sucia y se notará con sumo cuidado su interés romántico en ella. Será el juego del amo y el esclavo. Y el rebelarse en ese juego puede romper esquemas. Ambas lo sabían. Y las protagonistas, ambas de gran actuación, lo determinaban con más gestos que palabras. Siempre es difícil imaginarse algunas atrocidades. Siempre es difícil hablar o filmar sobre la guerra, si no estuviste en una. El mismo caso se da para los campos de concentración. Nadie que no haya pasado por ahí puede saber la realidad del caso. Aunque Munk en este caso dejó ciertas imágenes casi poéticas aun en la peor de las bajezas humanas. La película contará con unos encuadres y unos planos que se combinarán con una hermosa fotografía en blanco y negro que resaltará una escala de grises muy bien creada por Krzysztof Winiewicz. El humo negro de las chimeneas se yuxtapondrá con la imagen de una nena acariciando un perro ante la sonrisa de un oficial alemán, mostrando las dos caras del ser humano. Opresor y oprimido en una lucha sin igual. Se explorará la psiquis de Liza y sus intentos por defender su inmoralidad. Intentando transformar a Marta en un objeto más de ese campamento. Se verá el poder de quien puede decidir el destino de una persona con mover sólo un dedo. Autómatas sin corazón que se mueven como pez en el agua. Sin culpas ni lágrimas. Auto justificarse es propio de los humanos dice una voz over sobre el final para confirmar la teoría. El ser humano no puede huir de su pasado y a veces ciertas miradas lo perseguirán hasta el fin de sus días. No sabremos a ciencia cierta si ese rostro era el de Liza. Veinte años es mucho tiempo. Lo que sí sabemos, es que durante ese tiempo ambas tuvieron que crearse un pacto para vivir.

 

Marcelo De Nicola.-

 

Canción post impresiones

 


UNIVERSO MUNK

 


Andrzej Munk nació el 16 de octubre de 1921 en Cracovia, en el seno de una familia judía. Durante la Segunda Guerra Mundial se traslada a Varsovia y se esconde de los soldados nazis. Mientras tanto, con un nombre falso logra entrar a trabajar como operario en la construcción. Fue parte del Alzamiento de Varsovia de 1944 (la mayor rebelión civil contra la Alemania nazi), donde hubo 250 mil civiles muertos y luego se tuvo que trasladar a Kasprowy Wierch, donde empieza a trabajar como conserje en la estación teleférico. Después de la guerra, Munk regresó a Varsovia y se unió a la Facultad de Arquitectura reabierta en la Universidad de Tecnología de Varsovia. Debido a problemas de salud, dejó la universidad y luego estudió derecho en Universidad de Varsovia. Finalmente se mudó a Łódź, donde se unió a la Escuela de Cine y Teatro de Łódź. Se graduó en 1951 y comenzó a trabajar como camarógrafo para la Polska Kronika Filmowa. En este período Munk terminó varios cortometrajes y documentales, entre los que se destacan Destino – Nowa Huta, Diarios de campesinos, Palabras de ferroviarios y Una mañana de domingo. En 1948 se unió al Partido Obrero Unificado Polaco, pero en 1952 fue expulsado por "comportamiento culpable". Su primer trabajo de ficción llegó junto a Jan Riesser bajo el título Los hombres de la cruz azul, un mediometraje sobre algunos miembros de la resistencia eslovaca en la Segunda Guerra Mundial. Su nombre empezó a hacerse conocido en Europa gracias a su primer largometraje: Sangre sobre los rieles, que cuenta la historia de un hombre que muere arrollado por un tren y empiezan a hacerse todas las investigaciones previas. 



Vuelve al nazismo con otro mediometraje titulado Con Bravura y en ese mismo año, 1958, estrena otra de sus grandes obras: Heroica, un conjunto de dos novelas cinematográficas sobre la idea polaca del heroísmo y la virtud, una sobre un hombre que busca sobrevivir de cualquier forma y la otra sobre un grupo de prisioneros que quiere escaparse del campo de concentración. Su siguiente film pareció anticipar lo que venía, hablamos de Mala suerte, una tragicomedia sobre un polaco que siempre se encuentra en el lugar y en el momento equivocado. En 1961 empezó a rodar el film La Pasajera, cuando volviendo de los campos de concentración de Auschwitz encontró la muerte en un accidente automovilístico. Tenía solo 39 años y era ya considerado uno de los grandes directores europeos del futuro. Quien terminó el trabajo fue Witold Liesewicz, que dirigió 24 films entre 1949 y 1979, entre los que se encontraban El desertor, Year One, April o Unknown pero ninguno tuvo éxito fuera de su país. Falleció en marzo de 2012 a los 89 años.

 

FICHA TÉCNICA

 

Título original: Pasazerka

Año: 1963

Duración: 62 min.

País: Polonia

Dirección: Andrzej Munk, Witold Lesiewicz

Guion: Andrzej Munk, Zofia Posmysz-Piasecka

Música: Tadeusz Baird

Fotografía: Krzysztof Winiewicz (B&W)

Reparto: Aleksandra Slaska, Anna Ciepielewska, Janusz Bylczynski, Barbara Horawianka, Anna Jaraczówna, Maria Koscialkowska, Andrzej Krasicki, Irena Malkiewicz, Leon Pietraszkiewicz

 

PELÍCULA COMPLETA

 


miércoles, 29 de septiembre de 2021

NO MATARÁS - KRÓTKI FILM O ZABIJANIU (A SHORT FILM ABOUT KILLING)

 PROGRAMA 344 (17-09-2021)

 

SINOPSIS

 

Varsovia. Un taxista está lavando su coche. Jacek, un joven campesino de mirada turbia, vaga por la ciudad. Piotr, un estudiante de derecho, se prepara para hacer su último examen. Sus destinos se cruzan cuando Jacek coge un taxi para ir a los suburbios de la ciudad, donde asesina brutalmente al taxista golpeándolo con una piedra. (FILMAFFINITY)

 

EDITORIAL

 

La mirada perdida esquivaba cualquier contacto visual. La ropa se había convertido en harapos que deambulaban entre su delgado cuerpo. ¿A dónde se fueron esas sonrisas de cristal? La última imagen estaba ahí, nítida... El olor a sangre cada tanto aparecía de repente. El suspiro final todavía podía sentirse. El humo del cigarrillo mezclaría luego todos los olores. ¿Cuándo sucedió todo? Las preguntas se acumulan en los pasillos de la memoria. La muerte siempre estuvo ahí. Cercana. Distante. En ese caballo de campo sacrificado porque no podía correr más. En esa hormiga aplastada por unas zapatillas desvencijadas. En esa joven a la que le arrebataron los sueños y se transformó en la cara de muchas de ellas. En esa marcha que terminó con vidas que fueron a pedir justicia. En esa bala perdida de algún borracho en Navidad. En esa señora que cruza la calle sin imaginar que será la última vez. En ese joven que no se dio cuenta que discutir a veces no vale la pena. Pero ahí estabas vos y en el éxtasis del momento, la locura te envolvió por completo. Una reacción. Sólo un golpe. Y dos vidas que se apagaban de distinta manera. Ahora queda solo transitar un pequeño pasillo. El Estado se convertirá también en verdugo y se vestirá con tus mismas ropas harapientas en nombre de la justicia. Y serán semejantes, ambos asesinos pero con distinta investidura. Porque la muerte para ellos es sólo un trámite más. Y el que esté libre de pecado que tire la primera piedra, porque nadie podrá salir limpio quienes estén en el fango gritando No matarás.

 

Marcelo De Nicola.-

 

Canción elegida para la editorial

 


IMPRESIONES SOBRE NO MATARÁS

 


Ser humano no es nunca una tarea fácil. El ser humano, aquel animal que habla y por ello también es hablado. Subyugado enteramente bajo las fauces de un lenguaje impuesto, el peor de los virus, la piedra más pesada. Marx lo nombra como aquel animal que trabaja y lo piensa como el ser produciendo en su organización del trabajo con el otro. Entender entonces al humano es pensarlo en función de un entramado inmenso de poder cuyo objetivo final no es otro sino la organización propia del trabajo. El gran conflicto que encontrará Marx es que el ser ejerce un trabajo que no elige, que lo realiza para sobrevivir, el cual por ende no corresponde a su deseo, entonces el ser no se desarrolla jamás como humano. Si no hay desarrollo posible de ningún tipo entonces todo lo que hagamos carece de cualquier sentido. De todos modos, la ilusión de libertad siempre baila en cada descuido seduciendo la torpeza de nuestros sentidos. Aspiramos a ser libres, pero la libertad angustia. El hombre, bien sabemos, es pura posibilidad lo que implica claro una doble trampa, primero aquella construcción ilusoria de poder elegir algo, de ser libre de realizar aquel acto y segundo la obligación ineludible de tener que hacerlo. Nadie escapa a elegir. Nuestra historia quizás no sea otra cosa que el conjunto de aquellas elecciones. Elegir es siempre una negación. Optamos por esto o aquello y en ese mismo instante negamos aquello otro. Optamos por estudiar medicina negando un futuro de futbolista profesional. Elegimos hacer el bien, negando aquello que la moral indica que es el mal. Entender esta dinámica, cuestionarla y hacerla consciente angustia, y esta angustia es objeto directo de nuestra condición humana finita. 



El ser humano es un ser para la muerte decía Heidegger. Un ser para la muerte es un ser para la nada, y si todo conduce a la nada, entonces nada tiene sentido. La angustia es resultado y consciencia de que no hay escape, de que no hay salida alguna. De nada sirve ocuparnos, enamorarnos o hasta relacionarnos, porque en el fondo todo es nada, y esa nada es lo que angustia. Huir de la cotidianidad nos aconseja a los gritos un amigo. Huir de lo cotidiano porque allí está la trampa, allí es donde el plan opera. Lo cotidiano nos convence de alguna manera de que podemos realizarnos en sus prácticas, en sus instituciones, en los vínculos que propone, pero todo esto no hace más que postergarnos y esconder que al final todo se desvanece. Hay una molestia constante que vive en la muerte misma de cada sonrisa. Una sensación de vacío que nos acompaña y no deja completarnos, colmarnos, sentirnos plenos. Lo que molesta es la nada, somos esa molestia, somos la nada. La angustia nos devuelve a ese estado originario y primitivo donde todo se vuelve improductivo. La angustia es improductiva y nos detiene. Nos saca del mundo de vanos objetos donde estamos arrojados, esos objetos que hacen lo posible para que aquella sensación se disipe y así olvidemos, por fin, nuestra desesperante condición. A Short Film About Killing (No matarás), película del polaco Krzysztof Kieślowski, está narrada por personajes conscientes de esta angustia e invadidos fatalmente por una culpa insoslayable. 



Sus personajes estarán abrumados por un hastió insoportable que se representará maravillosamente por la pesada fotografía del film. La imagen que usará esta historia como lenguaje será de las más perturbadoras y particulares que este quien les habla haya visto nunca. Uno puede remitirse a varios films para describirla, pero todos quedaran a mitad de camino, hasta quizás los más experimentales. La dirección fotográfica trabajará en la secuencia inicial del metraje sobre la idea de la muerte, la idea profunda de la ausencia de cualquier futuro. El punto de vista estará siempre atravesado por algo más. Primero un vidrio, luego un espejo. Nunca será un punto de vista directo. Decía el propio director lo siguiente: mi problema no es dónde poner una cámara, sino por qué. Los planos con los que esta historia audiovisual está construida responden todos a ese por qué. Flotará por cada situación visual planteada esta idea de angustia, elección, muerte y nada desarrollada al comienzo de esta charla. Habrá una intención por marcar un punto de vista puntual difuminando los vértices del cuadro. Se trabajará con una paleta de colores sobre el sepia, con tonalidades duras disminuyendo la ratio cromática al mínimo. Todo será una cosa o la otra, nada habrá en el medio. Muchas veces los personajes accionarán desde la espesa oscuridad dando protagonismo al background de la imagen. En otras oportunidades todo será oscuridad y la visión estará concentrada en el centro mismo del cuadro. El relato narrará tres historias aparentemente separadas que se cruzaran por un crimen absurdo. 



Se desarrollará la historia de un taxista mal llevado, la de un abogado recién recibido y la de un joven problemático que pareciera haberse escapado de algún film de François Truffaut. El joven matará y allí se producirá el punto de encuentro. Aquello que pareció azar se convertirá luego en un sinuoso camino cuya dirección estará guiada por la culpa, a veces manifiesta y otras inconsciente, y el intento de lidiar con ella. El joven Jacek será sentenciado a muerte y agregara allí, a último momento de su vida (que casi coincidirá con el narrativo) una ficha importante que resignificará todo, su historia. Hablará de la muerte de su hermana y se preguntará si las cosas hubiesen resultado de la misma manera si él hubiera evitado su accidente. Pondrá de manifiesto con aquel simple cuestionamiento la causalidad de la génesis del crimen, su propia dinámica. La culpa y sus consecuencias quedarán expuestas. Jacek acumulará culpa de manera dosificada durante todo el film. Lo hará en la escena del café cuando ve a las dos chicas y les sonríe, quizás acordándose de su hermana, pero a pesar de eso mancha la vidriera dejando en evidencia aquella otra mancha de la que él es parte. Sumará culpa y maldad cuando tira la piedra a la autopista o cuando espanta adrede las palomas de la plaza. Esta misma dinámica se repetirá en el taxista, al cual se lo ve en todas las circunstancias planteadas por el guionista actuando maliciosamente, despiadadamente. El abogado en cambio vive su culpa por ser parte de un aparato judicial y estatal que está en decadencia y del cual evidentemente descree y hasta odia como sugiere al final del film. Un aparato punitivo que castiga un asesinato efectuando otro. Kieślowski planteará desde el comienzo de su relato un puñado de personajes que tomarán decisiones que parecerán ser azarosas. Decisiones que traerán consecuencias angustiosas y que no harán más que demostrarnos nuestra espantosa condición frente a lo ingobernable. Nuestro carácter finito en este absurdo viaje hacia la nada.

 

Lucas Itze.-


Canción post impresiones

 


UNIVERSO KIESLOWSKI


 

Nacido en Varsovia, durante la ocupación alemana de Polonia el 27 de junio de 1941. Por la enfermedad de su padre (tuberculosis), de niño se trasladaba de ciudad en ciudad. Luego de terminar sus estudios, quiso ser bombero pero a los meses dejó el curso. Empezó a estudiar teatro donde su tío era el director. Allí comenzó como vestuarista de actores renombrados de la época. Luego ingresó en la Universidad de Cine de Lödz donde se graduó en 1970. La carrera cinematográfica de Kieślowski comenzó en 1966 con dos cortos de estudio: The Tramway, que cuenta la historia de un joven que persigue el vehículo del título y The Bureau, que es una sátira de la burocracia. En 1967 dirige Concert de vœux, un cortometraje sobre una salida de la empresa al campo, y en 1968 firma el documental Le Photographer. Su tesis final titulada De la ville de Łódź, escrita en 1969, está dedicada a la vida cotidiana de los habitantes de Lodz. Kieślowski pasó los primeros años de la década de 1970 realizando documentales sobre la sociedad polaca contemporánea en los que enfatizaba aspectos de la realidad a través de elecciones de edición, sonido y filmación, que insinuaban los engranajes implícitos del sistema y los sentimientos profundos de los individuos. “Lo que me interesó en Polonia durante la década de 1970 fue el mundo no representado. Quería describir este mundo. ". En esos años siguieron los documentales como L´Unsine, Antes del Rally, Le Refrain, y The Workers of 71. Casi todos dedicados a la mirada de los obreros. Su primer film de ficción fue el mediometraje Paso Subterráneo en 1974, la película es un profundo estudio sobre el comportamiento humano y las emociones derivadas de la ruptura de una gran historia de amor. Luego de una serie de documentales, llego su primer largometraje para TV: Personnel, que cuenta la historia de Romek, un joven idealista de 19 años, encuentra trabajo como sastre en el departamento de vestuario de una compañía de teatro de Varsovia. A ellos le siguieron otros film de crítica social como La cicatriz, El amateur (sobre un obrero que descubre en una cámara súper 8 una herramienta para visualizar el mundo) y La Calma, que lo empiezan a hacer reconocido en su país y en otras partes del mundo. 



En los ´80 dirige films como Un corto día de trabajo, Chance, Endless o El azar. A fines de esa década llegaría el momento donde se convierte en uno de los más importantes directores de su generación, gracias a la filmación de El Decálogo, hecha para la TV: se centra en unos residentes de un complejo residencial, en la Polonia del comunismo tardío, cuyas vidas están sutilmente entrelazadas. Irán encontrando dilemas emocionales tan profundamente personales como universales. Son diez episodios y cada uno de ellos está basado en uno de los diez mandamientos y están vinculadas por la música creada por Zbigniew Preisner. Dos de esos films fueron presentados como largometrajes: No Matarás que logra premios en Cannes y en el Cine Europeo y Una película de amor que gana en San Sebastián. 



En los ´90 dirige la coproducción franco-polaca La Doble vida de Verónica, que es una historia metafísica sobre dos mujeres idénticas que viven en Polonia y Francia, ambas interpretadas por Irène Jacob. Otro film que fue reconocido en varios festivales. Su próximo proyecto fue la saga Tres Colores: basados en los colores de la bandera de Francia (azul, blanco y rojo) y que cada una represente los lemas de la Revolución Francesa: Libertad, Igualdad y Fraternidad. Las tres películas son un éxito de crítica y público. En la conferencia de Rouge, la última parte de la trilogía, anuncia que se retira del cine: “Rodar es para mí un estrés demasiado pesado, demasiado desproporcionado en relación con la satisfacción que proporciona. El placer de hacer una película es muy caro, demasiado caro” fue una de sus frases. Quería dedicarse a la enseñanza y a la escritura de guiones. 



Tenía pensada una nueva trilogía (Heaven, Hell, Purgatory) pero en 1995 empezó con problemas cardíacos frecuentes. Su vida se apagó el 13 de marzo de 1996 luego de una cirugía cardiaca con solo 54 años. Quedaron dos guiones que luego se convirtieron en películas dirigidas por otros directores. En 2002 el alemán Tom Tykwer dirigió Heaven, que sería la primera parte de la fallida trilogía. La segunda fue dirigida por Danis Tanovic y se llamó L´enfer. Ninguna de las dos recibió buenas críticas pero el director polaco dejó un legado enorme, que hoy se ve en el cine europeo, como Cristian Mungiu, Nuri Bilge Ceylan y los directores polacos que lo siguen homenajeando hasta estos días.

 

FICHA TÉCNICA

 

Título original: Joel

Año: 2018

Duración: 99 min.

País: Argentina

Dirección: Carlos Sorin

Guion: Carlos Sorin

Música: Nicolás Sorin

Fotografía: Iván Gierasinchuk

Reparto: Victoria Almeida, Diego Gentile, Joel Noguera, Ana Katz, Gustavo Daniele, Emilce Festa

 

PELÍCULA COMPLETA