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miércoles, 29 de septiembre de 2021

NO MATARÁS - KRÓTKI FILM O ZABIJANIU (A SHORT FILM ABOUT KILLING)

 PROGRAMA 344 (17-09-2021)

 

SINOPSIS

 

Varsovia. Un taxista está lavando su coche. Jacek, un joven campesino de mirada turbia, vaga por la ciudad. Piotr, un estudiante de derecho, se prepara para hacer su último examen. Sus destinos se cruzan cuando Jacek coge un taxi para ir a los suburbios de la ciudad, donde asesina brutalmente al taxista golpeándolo con una piedra. (FILMAFFINITY)

 

EDITORIAL

 

La mirada perdida esquivaba cualquier contacto visual. La ropa se había convertido en harapos que deambulaban entre su delgado cuerpo. ¿A dónde se fueron esas sonrisas de cristal? La última imagen estaba ahí, nítida... El olor a sangre cada tanto aparecía de repente. El suspiro final todavía podía sentirse. El humo del cigarrillo mezclaría luego todos los olores. ¿Cuándo sucedió todo? Las preguntas se acumulan en los pasillos de la memoria. La muerte siempre estuvo ahí. Cercana. Distante. En ese caballo de campo sacrificado porque no podía correr más. En esa hormiga aplastada por unas zapatillas desvencijadas. En esa joven a la que le arrebataron los sueños y se transformó en la cara de muchas de ellas. En esa marcha que terminó con vidas que fueron a pedir justicia. En esa bala perdida de algún borracho en Navidad. En esa señora que cruza la calle sin imaginar que será la última vez. En ese joven que no se dio cuenta que discutir a veces no vale la pena. Pero ahí estabas vos y en el éxtasis del momento, la locura te envolvió por completo. Una reacción. Sólo un golpe. Y dos vidas que se apagaban de distinta manera. Ahora queda solo transitar un pequeño pasillo. El Estado se convertirá también en verdugo y se vestirá con tus mismas ropas harapientas en nombre de la justicia. Y serán semejantes, ambos asesinos pero con distinta investidura. Porque la muerte para ellos es sólo un trámite más. Y el que esté libre de pecado que tire la primera piedra, porque nadie podrá salir limpio quienes estén en el fango gritando No matarás.

 

Marcelo De Nicola.-

 

Canción elegida para la editorial

 


IMPRESIONES SOBRE NO MATARÁS

 


Ser humano no es nunca una tarea fácil. El ser humano, aquel animal que habla y por ello también es hablado. Subyugado enteramente bajo las fauces de un lenguaje impuesto, el peor de los virus, la piedra más pesada. Marx lo nombra como aquel animal que trabaja y lo piensa como el ser produciendo en su organización del trabajo con el otro. Entender entonces al humano es pensarlo en función de un entramado inmenso de poder cuyo objetivo final no es otro sino la organización propia del trabajo. El gran conflicto que encontrará Marx es que el ser ejerce un trabajo que no elige, que lo realiza para sobrevivir, el cual por ende no corresponde a su deseo, entonces el ser no se desarrolla jamás como humano. Si no hay desarrollo posible de ningún tipo entonces todo lo que hagamos carece de cualquier sentido. De todos modos, la ilusión de libertad siempre baila en cada descuido seduciendo la torpeza de nuestros sentidos. Aspiramos a ser libres, pero la libertad angustia. El hombre, bien sabemos, es pura posibilidad lo que implica claro una doble trampa, primero aquella construcción ilusoria de poder elegir algo, de ser libre de realizar aquel acto y segundo la obligación ineludible de tener que hacerlo. Nadie escapa a elegir. Nuestra historia quizás no sea otra cosa que el conjunto de aquellas elecciones. Elegir es siempre una negación. Optamos por esto o aquello y en ese mismo instante negamos aquello otro. Optamos por estudiar medicina negando un futuro de futbolista profesional. Elegimos hacer el bien, negando aquello que la moral indica que es el mal. Entender esta dinámica, cuestionarla y hacerla consciente angustia, y esta angustia es objeto directo de nuestra condición humana finita. 



El ser humano es un ser para la muerte decía Heidegger. Un ser para la muerte es un ser para la nada, y si todo conduce a la nada, entonces nada tiene sentido. La angustia es resultado y consciencia de que no hay escape, de que no hay salida alguna. De nada sirve ocuparnos, enamorarnos o hasta relacionarnos, porque en el fondo todo es nada, y esa nada es lo que angustia. Huir de la cotidianidad nos aconseja a los gritos un amigo. Huir de lo cotidiano porque allí está la trampa, allí es donde el plan opera. Lo cotidiano nos convence de alguna manera de que podemos realizarnos en sus prácticas, en sus instituciones, en los vínculos que propone, pero todo esto no hace más que postergarnos y esconder que al final todo se desvanece. Hay una molestia constante que vive en la muerte misma de cada sonrisa. Una sensación de vacío que nos acompaña y no deja completarnos, colmarnos, sentirnos plenos. Lo que molesta es la nada, somos esa molestia, somos la nada. La angustia nos devuelve a ese estado originario y primitivo donde todo se vuelve improductivo. La angustia es improductiva y nos detiene. Nos saca del mundo de vanos objetos donde estamos arrojados, esos objetos que hacen lo posible para que aquella sensación se disipe y así olvidemos, por fin, nuestra desesperante condición. A Short Film About Killing (No matarás), película del polaco Krzysztof Kieślowski, está narrada por personajes conscientes de esta angustia e invadidos fatalmente por una culpa insoslayable. 



Sus personajes estarán abrumados por un hastió insoportable que se representará maravillosamente por la pesada fotografía del film. La imagen que usará esta historia como lenguaje será de las más perturbadoras y particulares que este quien les habla haya visto nunca. Uno puede remitirse a varios films para describirla, pero todos quedaran a mitad de camino, hasta quizás los más experimentales. La dirección fotográfica trabajará en la secuencia inicial del metraje sobre la idea de la muerte, la idea profunda de la ausencia de cualquier futuro. El punto de vista estará siempre atravesado por algo más. Primero un vidrio, luego un espejo. Nunca será un punto de vista directo. Decía el propio director lo siguiente: mi problema no es dónde poner una cámara, sino por qué. Los planos con los que esta historia audiovisual está construida responden todos a ese por qué. Flotará por cada situación visual planteada esta idea de angustia, elección, muerte y nada desarrollada al comienzo de esta charla. Habrá una intención por marcar un punto de vista puntual difuminando los vértices del cuadro. Se trabajará con una paleta de colores sobre el sepia, con tonalidades duras disminuyendo la ratio cromática al mínimo. Todo será una cosa o la otra, nada habrá en el medio. Muchas veces los personajes accionarán desde la espesa oscuridad dando protagonismo al background de la imagen. En otras oportunidades todo será oscuridad y la visión estará concentrada en el centro mismo del cuadro. El relato narrará tres historias aparentemente separadas que se cruzaran por un crimen absurdo. 



Se desarrollará la historia de un taxista mal llevado, la de un abogado recién recibido y la de un joven problemático que pareciera haberse escapado de algún film de François Truffaut. El joven matará y allí se producirá el punto de encuentro. Aquello que pareció azar se convertirá luego en un sinuoso camino cuya dirección estará guiada por la culpa, a veces manifiesta y otras inconsciente, y el intento de lidiar con ella. El joven Jacek será sentenciado a muerte y agregara allí, a último momento de su vida (que casi coincidirá con el narrativo) una ficha importante que resignificará todo, su historia. Hablará de la muerte de su hermana y se preguntará si las cosas hubiesen resultado de la misma manera si él hubiera evitado su accidente. Pondrá de manifiesto con aquel simple cuestionamiento la causalidad de la génesis del crimen, su propia dinámica. La culpa y sus consecuencias quedarán expuestas. Jacek acumulará culpa de manera dosificada durante todo el film. Lo hará en la escena del café cuando ve a las dos chicas y les sonríe, quizás acordándose de su hermana, pero a pesar de eso mancha la vidriera dejando en evidencia aquella otra mancha de la que él es parte. Sumará culpa y maldad cuando tira la piedra a la autopista o cuando espanta adrede las palomas de la plaza. Esta misma dinámica se repetirá en el taxista, al cual se lo ve en todas las circunstancias planteadas por el guionista actuando maliciosamente, despiadadamente. El abogado en cambio vive su culpa por ser parte de un aparato judicial y estatal que está en decadencia y del cual evidentemente descree y hasta odia como sugiere al final del film. Un aparato punitivo que castiga un asesinato efectuando otro. Kieślowski planteará desde el comienzo de su relato un puñado de personajes que tomarán decisiones que parecerán ser azarosas. Decisiones que traerán consecuencias angustiosas y que no harán más que demostrarnos nuestra espantosa condición frente a lo ingobernable. Nuestro carácter finito en este absurdo viaje hacia la nada.

 

Lucas Itze.-


Canción post impresiones

 


UNIVERSO KIESLOWSKI


 

Nacido en Varsovia, durante la ocupación alemana de Polonia el 27 de junio de 1941. Por la enfermedad de su padre (tuberculosis), de niño se trasladaba de ciudad en ciudad. Luego de terminar sus estudios, quiso ser bombero pero a los meses dejó el curso. Empezó a estudiar teatro donde su tío era el director. Allí comenzó como vestuarista de actores renombrados de la época. Luego ingresó en la Universidad de Cine de Lödz donde se graduó en 1970. La carrera cinematográfica de Kieślowski comenzó en 1966 con dos cortos de estudio: The Tramway, que cuenta la historia de un joven que persigue el vehículo del título y The Bureau, que es una sátira de la burocracia. En 1967 dirige Concert de vœux, un cortometraje sobre una salida de la empresa al campo, y en 1968 firma el documental Le Photographer. Su tesis final titulada De la ville de Łódź, escrita en 1969, está dedicada a la vida cotidiana de los habitantes de Lodz. Kieślowski pasó los primeros años de la década de 1970 realizando documentales sobre la sociedad polaca contemporánea en los que enfatizaba aspectos de la realidad a través de elecciones de edición, sonido y filmación, que insinuaban los engranajes implícitos del sistema y los sentimientos profundos de los individuos. “Lo que me interesó en Polonia durante la década de 1970 fue el mundo no representado. Quería describir este mundo. ". En esos años siguieron los documentales como L´Unsine, Antes del Rally, Le Refrain, y The Workers of 71. Casi todos dedicados a la mirada de los obreros. Su primer film de ficción fue el mediometraje Paso Subterráneo en 1974, la película es un profundo estudio sobre el comportamiento humano y las emociones derivadas de la ruptura de una gran historia de amor. Luego de una serie de documentales, llego su primer largometraje para TV: Personnel, que cuenta la historia de Romek, un joven idealista de 19 años, encuentra trabajo como sastre en el departamento de vestuario de una compañía de teatro de Varsovia. A ellos le siguieron otros film de crítica social como La cicatriz, El amateur (sobre un obrero que descubre en una cámara súper 8 una herramienta para visualizar el mundo) y La Calma, que lo empiezan a hacer reconocido en su país y en otras partes del mundo. 



En los ´80 dirige films como Un corto día de trabajo, Chance, Endless o El azar. A fines de esa década llegaría el momento donde se convierte en uno de los más importantes directores de su generación, gracias a la filmación de El Decálogo, hecha para la TV: se centra en unos residentes de un complejo residencial, en la Polonia del comunismo tardío, cuyas vidas están sutilmente entrelazadas. Irán encontrando dilemas emocionales tan profundamente personales como universales. Son diez episodios y cada uno de ellos está basado en uno de los diez mandamientos y están vinculadas por la música creada por Zbigniew Preisner. Dos de esos films fueron presentados como largometrajes: No Matarás que logra premios en Cannes y en el Cine Europeo y Una película de amor que gana en San Sebastián. 



En los ´90 dirige la coproducción franco-polaca La Doble vida de Verónica, que es una historia metafísica sobre dos mujeres idénticas que viven en Polonia y Francia, ambas interpretadas por Irène Jacob. Otro film que fue reconocido en varios festivales. Su próximo proyecto fue la saga Tres Colores: basados en los colores de la bandera de Francia (azul, blanco y rojo) y que cada una represente los lemas de la Revolución Francesa: Libertad, Igualdad y Fraternidad. Las tres películas son un éxito de crítica y público. En la conferencia de Rouge, la última parte de la trilogía, anuncia que se retira del cine: “Rodar es para mí un estrés demasiado pesado, demasiado desproporcionado en relación con la satisfacción que proporciona. El placer de hacer una película es muy caro, demasiado caro” fue una de sus frases. Quería dedicarse a la enseñanza y a la escritura de guiones. 



Tenía pensada una nueva trilogía (Heaven, Hell, Purgatory) pero en 1995 empezó con problemas cardíacos frecuentes. Su vida se apagó el 13 de marzo de 1996 luego de una cirugía cardiaca con solo 54 años. Quedaron dos guiones que luego se convirtieron en películas dirigidas por otros directores. En 2002 el alemán Tom Tykwer dirigió Heaven, que sería la primera parte de la fallida trilogía. La segunda fue dirigida por Danis Tanovic y se llamó L´enfer. Ninguna de las dos recibió buenas críticas pero el director polaco dejó un legado enorme, que hoy se ve en el cine europeo, como Cristian Mungiu, Nuri Bilge Ceylan y los directores polacos que lo siguen homenajeando hasta estos días.

 

FICHA TÉCNICA

 

Título original: Joel

Año: 2018

Duración: 99 min.

País: Argentina

Dirección: Carlos Sorin

Guion: Carlos Sorin

Música: Nicolás Sorin

Fotografía: Iván Gierasinchuk

Reparto: Victoria Almeida, Diego Gentile, Joel Noguera, Ana Katz, Gustavo Daniele, Emilce Festa

 

PELÍCULA COMPLETA

domingo, 29 de agosto de 2021

TRES COLORES: AZUL - TROIS COULEURS: BLEU

PROGRAMA 339 (13-08-2021)

 

SINOPSIS

 

En un accidente de coche, Julie pierde a su marido Patrice, un prestigioso compositor, y a su hija Anna. Al recuperarse de sus lesiones, decide comenzar una nueva vida, independiente, solitaria y anónima, alejada de los privilegios que antes disfrutaba. Olivier, el ayudante de Patrice, intenta sacarla de su aislamiento. Olivier está enamorado de ella desde hace muchos años y acaba convenciéndola para que termine el «Concierto para Europa», una ambiciosa obra inacabada de Patrice. (FILMAFFINITY)

 

EDITORIAL

 

Comencemos esto invocando a la musa para que nos inspire con las palabras adecuadas, para que traiga a esta noche la música justa. Invoquemos a la diosa, cualquiera sea su forma, para que libere de alguna manera al mundo de las ideas y haga fluir lo que este pecho celosamente esconde. Decía nuestro amigo, nuestra musa más deseada, hablo del mago de las imágenes y las palabras, el cineasta Orson Welles, aquello de que nacemos solos, vivimos solos y también morimos solos. Únicamente a través del amor y la amistad (nosotros agregamos modestamente al arte en aquella ensalada gramática) podemos crear la ilusión momentánea de la ausencia de la soledad. Desde este mismo espacio hemos advertido sobre esta idea más de una vez. Estamos solos en medio de esta multitud de gente. Solos en este jardín del que ya nadie se ocupa. Solos caminando entre una muchedumbre que nada oye, a la que nada ya nos une. Solos  entre este montón de palabras sordas que nos escupen bien lejos de toda verdad, de cualquier sentimiento. 



El mundo se cae cuando muere la palabra. Se derrumban inexorablemente sus paredes acartonadas ante la muerte misma del verbo. La palabra, aquel reflejo ensombrecido de las ideas. La muerte, ese silencio profundo, aquella antesala fría de la nada. La celosa muerte que con sus finos dedos dobla cualquier esquina. Solo a través del amor, el arte y el conocimiento, entendiendo a la amistad claro como una forma más del amor, podremos gambetear en la brevedad del instante a la soledad. De esos instantes, de aquellas migajas de tiempo, de aquellos breves destellos de momentos, vivirán nuestros pasos en la pobreza de este camino. Sobre aquel truco del lenguaje construiremos nuestros recuerdos, nuestras emociones y este universo conceptual que nos rodea, nos define y nos nombra con soberbia. Sobre aquellos efímeros puentes se paseará esta soledad que nos invade, esta tristeza que irremediablemente nos completa. El único paraíso posible es el paraíso perdido. Al final de cada historia bien sabemos que nos espera la muerte. La felicidad del último párrafo dependerá de cuando nosotros decidamos terminar de contar el relato. 

 

Lucas Itze.-

                 

Canción post editorial

 


IMPRESIONES SOBRE TRES COLORES: AZUL


 

¿Qué son cinco segundos en la vida de una persona? Estamos en un mundo donde el tiempo pasa sin darnos cuenta. Los días, meses o años se nos caen del calendario y de repente nuestros cabellos peinan canas, si tuviéramos la dicha de tenerlos. En este universo donde todo es aquí y ahora, tomarse cinco segundos para pensar es un hecho bastante infrecuente. Ese es el tiempo en donde uno puede llegar a situaciones límite como la pelea entre la vida o la muerte, pero también algo tan simple como ver un terrón de azúcar impregnándose en café...Las imágenes quedarán petrificadas como recuerdos mientras todo se apaga y uno sólo quiere dejar de ser. Quedará la soledad como fiel compañera, la única que no nos abandonará hasta los últimos cinco segundos de nuestra vida. La soledad mezclada con el intento de anonimato, serán la piedra angular de esa siempre bella Juliette Binoche interpretando a Julie, en el segmento Azul de la trilogía Tres Colores del cineasta polaco Krzysztof Kieślowski. Estamos ante una experiencia diferente. 



El director, monta el segmento Azul, mientras dirige Blanco y termina de escribir el guión de Rojo, junto a su co guionista Krzysztof Piesiewicz. Son los tres colores de la bandera francesa y el lema de la Revolución de ese país: Libertad, Igualdad y Fraternidad. Cada historia tendrá su epicentro en uno de esos lemas. Cada paleta de colores será particular. En Azul, lógicamente todo estará impregnado del primer color de la bandera gala. Será un sinónimo de la frialdad y la soledad en la que se encuentra Julie. Aparecerán por momentos ciertos blancos y ciertos rojos que se intrometerán en algunas escenas para jugar con las otras dos películas y luego volver al estado natural. Kieslowski trabajará con tres directores de fotografía diferentes para cada envío. En esta primera parte, la magia vendrá de la mano de Slawomir Idziak. Conoceremos a Julie lleva una vida normal y alegre. Es madre de una niña y esposa de un importante compositor. Cuando ellos pierden la vida en un accidente, Julie tendrá que afrontar a vivir con la soledad, pero también con la libertad de ya no depender de nadie. 



Dejará de ser “la mujer de” para volver a ser ella misma. Y ahí preferirá el anonimato. Vender todo para empezar de cero. Un desarraigo forzado para que esos recuerdos desaparezcan pero siempre volverán de alguna manera. El film estará dotado de una belleza poética en donde cada plano estará perfectamente pensado. Como si se tratara de un castillo de naipes, cada carta estará diseñada para que no se caiga. Será un film de silencios y de miradas que dicen mucho más que cualquier palabra, un plano detalle bastará para entenderlo todo. Tendrá a la actriz perfecta para cumplir ese objetivo. La Binoche demostrará su talento tanto emocional como físicamente, aunque le sangren las manos. Pero habrá alguien más a quien mencionar. El film trata sobre la pérdida de un gran compositor y como afecta eso a su viuda. Ahí es cuando aparece el nombre de Zbigniew Preisner, el otro eje fundamental de la película. El creador de la banda musical logra comunicar con cada estrofa cual es el sentimiento de Julie. Habrá un sinfín de melodías para cada momento. 



Nos sumergiremos con ella en esa pileta azul u oiremos esa flauta mágica mientras la música nos envuelve. Será también parte de los fundidos a negro del montaje ideado por el director. En su conjunto, será una pieza de orfebrería. Seremos invitados a seguir los pasos de esa joven que buscará en la soledad, esa libertad que es la única manera que encuentra para seguir viva. “Ahora sé que solo haré una cosa: nada. No quiero posesiones, ni recuerdos, ni amigos, ni ataduras. Son todo trampas” le dice a su madre, quien padece Alzheimer y no reconoce ni a su propia hija. Ambas estarán envueltas en la nada misma. Una para olvidar, otra por el olvido propiamente dicho. Lo único que queda es acabar esa sinfonía pero ella sólo quiere que ese sentimiento de odio alcance el cenit en esa nada misma. Pero allí estará el amor nuevamente para demostrar, como siempre decimos desde nuestra guarida, que siempre termina venciendo al odio. Será entonces cuando se permita soltar esa lágrima y entender que habrá que vivir lo que queda sin ataduras, porque aunque queramos escondernos en el olvido, siempre habrá alguien que piense en uno no importa donde estemos.

 

Marcelo De Nicola.-


Canción post impresiones



UNIVERSO KIESLOWSKI


 

Nacido en Varsovia, durante la ocupación alemana de Polonia el 27 de junio de 1941. Por la enfermedad de su padre (tuberculosis), de niño se trasladaba de ciudad en ciudad. Luego de terminar sus estudios, quiso ser bombero pero a los meses dejó el curso. Empezó a estudiar teatro donde su tío era el director. Allí comenzó como vestuarista de actores renombrados de la época. Luego ingresó en la Universidad de Cine de Lödz donde se graduó en 1970. La carrera cinematográfica de Kieślowski comenzó en 1966 con dos cortos de estudio: The Tramway, que cuenta la historia de un joven que persigue el vehículo del título y The Bureau, que es una sátira de la burocracia. En 1967 dirige Concert de vœux, un cortometraje sobre una salida de la empresa al campo, y en 1968 firma el documental Le Photographer. Su tesis final titulada De la ville de Łódź, escrita en 1969, está dedicada a la vida cotidiana de los habitantes de Lodz. Kieślowski pasó los primeros años de la década de 1970 realizando documentales sobre la sociedad polaca contemporánea en los que enfatizaba aspectos de la realidad a través de elecciones de edición, sonido y filmación, que insinuaban los engranajes implícitos del sistema y los sentimientos profundos de los individuos. “Lo que me interesó en Polonia durante la década de 1970 fue el mundo no representado. Quería describir este mundo. ". En esos años siguieron los documentales como L´Unsine, Antes del Rally, Le Refrain, y The Workers of 71. Casi todos dedicados a la mirada de los obreros. Su primer film de ficción fue el mediometraje Paso Subterráneo en 1974, la película es un profundo estudio sobre el comportamiento humano y las emociones derivadas de la ruptura de una gran historia de amor. Luego de una serie de documentales, llego su primer largometraje para TV: Personnel, que cuenta la historia de Romek, un joven idealista de 19 años, encuentra trabajo como sastre en el departamento de vestuario de una compañía de teatro de Varsovia. A ellos le siguieron otros film de crítica social como La cicatriz, El amateur (sobre un obrero que descubre en una cámara súper 8 una herramienta para visualizar el mundo) y La Calma, que lo empiezan a hacer reconocido en su país y en otras partes del mundo. 



En los ´80 dirige films como Un corto día de trabajo, Chance, Endless o El azar. A fines de esa década llegaría el momento donde se convierte en uno de los más importantes directores de su generación, gracias a la filmación de El Decálogo, hecha para la TV: se centra en unos residentes de un complejo residencial, en la Polonia del comunismo tardío, cuyas vidas están sutilmente entrelazadas. Irán encontrando dilemas emocionales tan profundamente personales como universales. Son diez episodios y cada uno de ellos está basado en uno de los diez mandamientos y están vinculadas por la música creada por Zbigniew Preisner. Dos de esos films fueron presentados como largometrajes: No Matarás que logra premios en Cannes y en el Cine Europeo y Una película de amor que gana en San Sebastián. 



En los ´90 dirige la coproducción franco-polaca La Doble vida de Verónica, que es una historia metafísica sobre dos mujeres idénticas que viven en Polonia y Francia, ambas interpretadas por Irène Jacob. Otro film que fue reconocido en varios festivales. Su próximo proyecto fue la saga Tres Colores: basados en los colores de la bandera de Francia (azul, blanco y rojo) y que cada una represente los lemas de la Revolución Francesa: Libertad, Igualdad y Fraternidad. Las tres películas son un éxito de crítica y público. 



En la conferencia de Rouge, la última parte de la trilogía, anuncia que se retira del cine: “Rodar es para mí un estrés demasiado pesado, demasiado desproporcionado en relación con la satisfacción que proporciona. El placer de hacer una película es muy caro, demasiado caro” fue una de sus frases. Quería dedicarse a la enseñanza y a la escritura de guiones. Tenía pensada una nueva trilogía (Heaven, Hell, Purgatory) pero en 1995 empezó con problemas cardíacos frecuentes. Su vida se apagó el 13 de marzo de 1996 luego de una cirugía cardiaca con solo 54 años. Quedaron dos guiones que luego se convirtieron en películas dirigidas por otros directores. En 2002 el alemán Tom Tykwer dirigió Heaven, que sería la primera parte de la fallida trilogía. La segunda fue dirigida por Danis Tanovic y se llamó L´enfer. Ninguna de las dos recibió buenas críticas pero el director polaco dejó un legado enorme, que hoy se ve en el cine europeo, como Cristian Mungiu, Nuri Bilge Ceylan y los directores polacos que lo siguen homenajeando hasta estos días.

 

FICHA TÉCNICA

 

Título original: Trois couleurs : Bleu (Three Colours: Blue)

Año: 1993

Duración: 98 min.

País: Francia

Dirección: Krzysztof Kieślowski

Guion: Krzysztof Piesiewicz, Krzysztof Kieślowski

Música: Zbigniew Preisner

Fotografía: Slawomir Idziak

Reparto: Juliette Binoche, Benoît Régent, Florence Pernel, Charlotte Vêry, Hélène Vincent, Philippe Volter, Claude Duneton, Emmanuelle Riva

 

PELÍCULA COMPLETA