SINOPSIS
Un grupo de
jóvenes marginales pasan sus días flirteando con la delincuencia y las drogas
en Xenia, Ohio, un pueblo devastado por un tornado años atrás y que sigue
viviendo en la miseria que este hecho provocó. Estos jóvenes viven como
desechos sociales, como los restos del tornado y sus aspiraciones en la vida
pasan por matar gatos de la forma más cruel e imaginable, robar en tiendas,
esnifar pegamento y descubrir la sexualidad con deficientes mentales. Entre
estos personajes, encontramos a una madre que quiere que su hijo aprenda a
bailar claqué en memoria de su difunto marido; una joven que busca
desesperadamente su gato por todo el pueblo y un chico que va paseando por las
calles con unas enormes orejas rosas de conejo. (FILMAFFINITY)
EDITORIAL
Un olor nauseabundo inunda la escena. Las casas de adoquines son pinturas que mezclan el cubismo y el impresionismo. La banda sonora incluye charcos pisoteados, gritos y risas sádicas. El barro emerge como un enemigo inalterable. El musgo se junta y le pone algo de verde a tanto color grisáceo. Hay algún llanto de bebé que se oye lejano, casi tan lejos de este mundo. Las pieles se raspan, se agrietan y amenazan con derramar sangre en cada esquina. El mundo sabe a muerte. Pero no a esa muerte pacífica sino a la ejercida en nombre de la violencia. Pero también de la ignorancia. La noche espesa logra que ciertos aullidos inviten nuevamente a la luna a salir. Aunque a veces ni ella quiere aparecerse. El sol muere cada mañana, como miles de gatos, perros o pájaros que ni siquiera tienen fuerzas para sobrevivir. Cada día es un lamento. Cada tarde una amenaza. Cada noche una pesadilla. La gente está ahí. Algunos divagan entre tierras y algunos pedazos de cemento. Otros intentan escapar hacia un sitio más seguro. A trabajar de lo que se pueda. Las infancias casi no existen. Están, pero parecen animales sacados de un cuento maldito. Porque la maldad se resignifica a cada paso.
El mundo se transforma en caos. Y el caos se
transforma en guerra. Aunque no haya tanques ni ametralladoras. Tampoco
soldados o generales. Son todos del mismo rango. Y tienen las mismas
posibilidades. Aunque es un presente estancado. Lo único que sale afuera son
los mocos de los pequeños más infelices. O los vómitos de las adolescentes que
saben que algo no llegará al noveno mes. Es el sadismo con los ojos de los
poderosos regodeándose en ese sistema inmundo. Es la miseria que algunos pagan
para ver más de cerca. Es una historia inconexa, sin principio ni final. Aunque
el final ya lo sepamos. Es el mundo que nos patea el culo una y otra vez. Es la
vida que intenta llegar de alguna forma a la adultez mientras todo se derrumba
a nuestro alrededor. Son los viejos que ya no tienen remedios. Y por ende
tampoco tienen remedio. Es la película que pasa una y otra vez mientras la
música sigue sonando. Porque esos gritos siguen resignificándose. Y nos
volvemos a tapar la nariz. Porque sabemos que todo, absolutamente todo, huele
a espíritu adolescente.
Marcelo
De Nicola.-
Canción
elegida para la editorial
IMPRESIONES SOBRE GUMMO
Pido permiso a los presentes para ser autorreferencial por lo menos por unos instantes. La autorreferencia siempre es indecorosa, poco sutil y muchas veces de una ceguera notable e imperdonable. Intentaremos no caer tan evidentemente en ninguna de estas categorías. He sentido durante estos últimos tiempos, que el mundo se me escapa de las manos. He sentido el temporal destrozarlo todo, lo he visto con mis propios ojos. He visto a muchos negarlo, aun cuando sus casas han sido arrasadas, cuando sus mesas han quedado vacías, cuando sus billeteras no consiguen los remedios necesarios para continuar viviendo. Para luchar contra sus cáncer, para combatir aquella leucemia. He visto en medio de este maldito temporal tener que elegir salvar el corazón o una pierna, porque el dinero no alcanzaba para ambos, lo he visto. He visto, en estos últimos tiempos, al mundo irse. Tomar una dirección, que digo una, tomar varias direcciones distintas, huir despavorido, caóticamente hacia algún lado que aún no he podido comprender. Naturalizarlo todo, sin prejuicios, sin moralinas que vengan a cuestionar enojos, exabruptos, arbitrariedades. No hay brújula, no hay norte. Solo se corre para algún lado con la única seguridad de seguir corriendo. Ojo, siempre me apasiono que no haya un adelante, pero la idea de correr por correr me resulta insultante. Mi sensación es la de un cuerpo muerto, inerte, que solo observa. Que es testigo obligado de su época, espectador sentenciado de un drama demencial sin ninguna coherencia. Fragmentos caóticos unidos sin ninguna gracia, sin ningún concepto estético. Un cuerpo muerto que ve el mundo seguir ya sin él, que lo ve continuar como una comparsa sin tiempo ni compas. Sin ritmo ni afinación alguna.
Una comparsa que no une en baile y voces a sus participantes, sino que los suelta ante la lucha fatal de un sálvese quien pueda. Mi cuerpo muerto, inerte, aquel espectador obligado que observa, sufre y no comprende. Pienso en la maldad del ser, en aquella maldad que estuvo desde la primera hora, esa maldad que convirtió en asesino al primer pez que tuvo hambre, y me pregunto por qué vuelve ahora con la misma intensidad. Homo homini lupos me repito como un mantra interminable. Homo homini lupos. De todos modos, no creo en aquella maldad porque sí. En ese lobo contra el hombre por la maldad misma. La inteligencia humana busca lo muerto porque lo vivo se le escapa. Lo vivo, lo que es absolutamente inestable, lo absolutamente individual es, en rigor, ininteligible. Allí quizás una explicación. Gummo, dirigida magistralmente por Harmony Korine, viene a plantearnos, tal vez, estas ideas recién descriptas, este puñado de sensaciones. Un tornado arrasará con Xenia Ohio. Todo será muerte, destrozo, miseria. El director optará por una estética que remitirá a una especie de documental hogareño, tomado con cámaras no profesionales. Como si fuera una reconstrucción de fragmentos de videos encontrados. Habrá claro una cámara que narre la cual guardará con sumo cuidado aquella estética. Esa cámara será un personaje más, acompañará la trama de manera subjetiva, estará en la acción viviéndola y no se limitará solo mostrarla. Habrá una voz en off casi susurrante, que contará sobre el pueblo, sobre la vida, sobre la muerte, sobre el valor hacia ambos.
Será una narración intimista de un personaje que no estaremos seguros de verlo durante el film. Los protagonistas del relato serán dos jóvenes, pero la historia se extenderá hacia la juventud en general de aquel pueblo. El antagonista, como si de una narración de Stephen King se tratara será el mismo Xenia, Ohio luego de aquel huracán. Con todas sus faltas de oportunidades, con todas sus soledades caminando por las calles, con la pobreza robando a los pobres. Allí estarán claramente las dos fuerzas contrapuestas, o como prefiere llamarlo tanto Machalski como nosotros, la ruptura de un orden aparente. En todo este caos habrá un niño disfrazado de conejo rosa. Será lo vivo, lo inestable, lo individual, lo ininteligible. Aquello que ya dijimos que se le escapa a la inteligencia humana. Sera por eso que aparecerá siempre solo, siempre perseguido, siempre golpeado. Claro que la maldad será el tema flotante durante todo el film. Será el resultado del tedio, de la falta de objetivos, de oportunidades. Estará ahí al alcance de la mano. No habrá educación para combatirla, no habrá una palabra que guíe a aquellos chicos y chicas, no habrá nada porque todo se lo habrá llevado el tornado dejando la nada misma. Homo homini lupos, volvamos a esto, el hombre es el lobo del hombre. La maldad innata, originaria. Es verdad que la crueldad humana puede llegar a lugares de una oscuridad inimaginable. Ejemplos no faltan. Salgan a la ventana ahora mismo y verán varios. Pero aquella pelea entre el bien y el mal es eterna y así lo será por los tiempos de los tiempos.
Es por eso que corremos de inmediato de la
discusión el factor innato de la
malicia. Pensemos en algo sencillo, pero practico. ¿Qué pasaría si esa pelea la
ganara cualquiera de las dos fuerzas? ¿Qué quedaría? Se perdería con seguridad
el sentido de toda ética, ya que la coexistencia de lo bueno y lo malo es
necesaria para situar las bases de posturas diferentes. El otro existe como una
amenaza inminente pero también existe como método identificatorio. Yo soy lo que el otro no es. Así entonces el bien necesita del mal para instalar
definitivamente la oposición del concepto. Pero tal como venimos diciendo,
el bien esta intervenido de mal porque no importa cuál sea la vereda en donde
nos paremos, siempre actuaremos con la certeza de estar haciendo lo correcto.
Siempre, sea lo que sea que hagamos, pensaremos que lo estamos haciendo en
nombre de algún bien. Es por eso que, reflexionando en lo sucedido en Xenia,
Ohio, el mejor consejo que podemos dar desde este humilde espacio es: mejor no hablar de ciertas cosas.
Lucas Itze.-
Canción post
impresiones
UNIVERSO KORINE
Nació en California el 4 de enero de 1973. Es el hijo de Eve y Sol
Korine. A la edad de 5 años, Korine se mudó con su familia a la costa este de
los Estados Unidos, concretamente a Nashville (Tennessee), lugar donde pasó su
juventud. Desde muy pequeño sintió pasión por el cine, dedicando sus ratos
libres a ver películas de Rainer Werner Fassbinder, Douglas
Sirk, Jean-Luc Godard o Werner Herzog, el cual
aparecería en la futura película de Korine Julien Donkey-Boy. Al cumplir la
mayoría de edad, se trasladó a Nueva York, donde comenzó a estudiar escritura
dramática en el Tisch School of the Arts, dejándolo por su interés
en el baile de tap profesional. Recién llegado a la Gran Manzana, se topó con
el director y fotógrafo Larry Clark en el Square Park de
Washington, en el que Korine practicaba habitualmente skate con sus amigos.
Este le llamó la atención a Clark, que le tomó una serie de fotografías.
Comenzaron a hablar y Korine le mostró un guion que había escrito
recientemente. Le gustó tanto que le sugirió que escribiese un nuevo guion, que
finalmente se convertiría en el de la película Kids, dirigida por el mismo Clark. Después de esto,
ambos entablaron una estrecha relación y Clark pasó a ser el mentor de Korine.
Tras el estreno de Kids, que generó bastante controversia y polémicas debido a
sus escenas de sexo y consumo de drogas por adolescentes, Korine creció y
realizó su primer film como director en 1997, Gummo. Se trata de
una exploración a lo más profundo y crudo de Estados Unidos, donde las escenas
de maltrato a animales se entremezclan con otras de prostitución y abuso sexual
sin que haya ninguna continuidad lineal entre ellas. Sus escenas filmadas en
vídeo y el manejo del sonido tiñen a la película de una fuerte impronta
experimental. Después de esto dirigió el cortometraje El Diario de Anna
Frank Parte II, con algunos de los actores no profesionales de Gummo. En
1999, Korine se propuso realizar otra película basada en la vida de su tío
esquizofrénico. De aquí nace Julien Donkey-Boy. Este filme
pertenece al manifiesto Dogma 95. Julien es interpretado por Ewen
Bremner (Trainspotting) y su padre lo interpreta el
director Werner Herzog. Tres años más tarde, Larry Clark
dirige Ken Park, película basada en un guion de Korine que se narra
la vida y los problemas de un grupo de amigos adolescentes. Fue prohibido en
algunos países debido a sus explícitas escenas de sexo entre los jóvenes, así
como de abusos y violencia. Korine no participó en la producción de Ken Park a
causa de algunas diferencias con el director.
Tras unos años sin tener noticias del director, en 2006 revive con su
tercera película, Mr. Lonely. La cinta cuenta la historia de un
hombre que dedica su vida a imitar a Michael Jackson, y que se va a
vivir a una isla de imitadores, contando con la presencia de Marilyn
Monroe, Charlie Chaplin y James Dean, entre
otros. Se trata de su película mejor aceptada hasta el momento, ya que ablanda
el dramatismo de la historia y no hay escenas tan extremas como en las
anteriores. En el certamen del Festival Internacional de Cine de Toronto de
2009 se estrenó película Trash Humpers, pudiendo verse por primera
vez en España en el 47° certamen del Festival de Cine de Gijón, se trata de una
historia de narrativa no tradicional -se trata de un cine muy alejado del
comercial en cuanto a estética y guión- que retrata personajes esperpénticos
que han abandonado las normas convencionales, y que muchas veces son la envidia
de aquellos que se rigen por el contrato social. En 2012 creó Spring
Breakers, que expone el "sueño americano" de una manera cruda e
impactante, sobre cuatro jóvenes integrantes que terminan en la cárcel luego de
un allanamiento por drogas en su casa. Un joven traficante, que ve en ellas
posibles delincuentes, las saca bajo fianza. En 2019 llegó el momento es Rimas
y Alcohol que sigue las hilarantes desventuras de Moondog, un hombre
rebelde y adorable que vive la vida a lo grande. Su último film fue Baby Invasion, descrito como un
'thriller interactivo', es un largometraje sobre invasores de viviendas, rodado
desde la perspectiva de un shooter en primera persona. Las imágenes se han
creado con seis cámaras corporales (una de ellas la lleva el propio Korine).
Ah, y las caras de los invasores se han tratado con tecnología de inteligencia
artificial para que parezcan bebés. Además de sus proyectos cinematográficos, Korine realizó
otros en diferentes campos comunicativos. Publicó en 1998 un libro titulado
A Crack Up at the Race Riots. En 2002 colaboró en la realización
de Pass the Bitch Chicken, con una serie de fotografías. También
dirigió una serie de videos musicales, entre los que están “Living Proof” de
Cat Power, “Sunday” de Sonic Youth, “Workhorse” de Will Oldham y “Needed Me” de
Rihanna.
FICHA TÉCNICA
Título original: Gummo
Año: 1997
Duración: 89 min.
País: Estados Unidos
Dirección: Harmony Korine
Guion: Harmony
Korine
Reparto: Linda Manz,
Max Perlich, Jacob Reynolds, Chloë Sevigny, Jacob Sewell.
Música: Randall Poster
Fotografía: Jean-Yves Escoffier