miércoles, 1 de noviembre de 2023

EXPRESO DE MEDIANOCHE - MIDNIGHT EXPRESS DE ALAN PARKER

PROGRAMA 427 (20-10-2023)

 

SINOPSIS

 

Billy Hayes (Brad Davis), un joven estadounidense, fue detenido en el aeropuerto de Estambul cuando se disponía a subir a un avión con varios paquetes de hachís. Acusado de uno de los delitos considerados más graves en Turquía, Billy es condenado a cuatro años de cárcel. En prisión sufrirá las atrocidades propias de un sistema penitenciario brutal e inhumano. (FILMAFFINITY)

 

EDITORIAL

 

La noche se vuelve más oscura que de costumbre. Los lobos aúllan con más fiereza. Hay cierta extrañeza en esos sonidos que parecen lejanos, pero no lo son tanto. Hay como un mundo en movimiento oliendo sangre. Y vienen por todo. Podemos ser presos de nuestro propio destino. Ay! Que tan cerca estamos de eso. El miedo muchas veces no nos deja pensar. El odio, nos lleva a lugares irracionales. Esta prisión se está volviendo cada vez más caótica. Y en el caos los locos reinan. Están en su salsa. Bailan el tango más desquiciado sobre un charco de sangre. Las manos tiemblan. El sudor del cuerpo que empieza a sentir como todo se prende fuego alrededor. No! No alcanzarán los gritos. Cuando lo intentes hacer ya estarás mudo de la impotencia. Bailarás al compás de una fogata sedienta de venganza. 



Serás el prisionero ideal. En nombre de la libertad y la justicia. Algunos balbucearán palabras incomprensibles. La celda será un cementerio de humo que se esconde en cada rincón. La agonía se hace cada vez más larga. La respiración se vuelve más lenta. Hay agitación y un olor a muerte que se avecina. Risas en el taller del diablo diría uno de nuestros pelados preferidos. Y el shock. Un ultimátum. Una última oportunidad. Será una aventura indeseable. No importa cómo, pero hay que asomar la cabeza. Escapar del humo y vencer esos barrotes que te impiden ser libre, pero libre en serio. Vomitar nuestras verdades y salir con la cabeza en alto. Caminar entre la marea que sólo brota de furia. Y llegar erguido a ese destino que será nuestro expreso de medianoche.

 

Marcelo De Nicola.-

 

Canción elegida para la editorial

 


IMPRESIONES SOBRE EXPRESO DE MEDIANOCHE

 


Prisión, monasterio, claustro, cueva. ¿De qué busca protegerse el hombre? ¿Qué es lo que lo atemoriza tanto? ¿Qué es lo que busca esconder, y vale también preguntar, cuál es aquel hombre? Es posible pensar que el miedo nace ante la inminente aparición de un antagonismo preocupado por atentar de forma directa contra nuestros intereses. Nace aquel sentimiento de pavura, de desesperación, cuando aparece algo que sentimos profundamente que para nosotros tiene valor y no queremos bajo ningún concepto entregarlo, compartirlo o repartirlo. Le damos a aquello un valor tal porque su sola posesión nos distingue del resto de la manada, nos revaloriza en un mundo atravesados por la posesión y la acumulación misma del valor. Nadie tiene miedo de que el otro respire, pero la cosa cambia cuando lo que se pone en disputa son las regalías que cada individuo percibe. El miedo nace allí, la perversión que con él convive también. Hay que regular a la sociedad entonces a favor del poder dominante. Hay que diseñar sus redes adoctrinadoras para que llegue a cada humano, al cuerpo de cada uno, al interior más profundo de sus mentes. Hay que normalizar y trabajar desde la inocencia aparente, desde lo cotidiano, desde la naturaleza misma de las cosas. Desde allí, desde donde no se ve, opera el poder. Decía nuestro amigo Foucault que así como otras instituciones disciplinarias tales como la escuela, los manicomios o los hospitales, las cárceles son consideradas a su vez centros de clasificación, administración y regulación de los cuerpos en el sentido, claro, de sus posibilidades dentro de una sociedad. O sea, que sus facultades operan directamente sobre las posibilidades propias de los cuerpos. 



El papel disciplinario de todas estas instituciones se centraliza en el claro objetivo de desarrollar su capacidad de controlar los comportamientos de los individuos a través de la reconducción de la energía de sus cuerpos hacia la funcionalidad social.  Foucault observa en su análisis sobre las instituciones, que en la Francia del Siglo XVII, la burguesía comenzaba a hacerse con el poder de las relaciones y transacciones sociales. Fue por miedo a perder la posición recientemente ganada que aquellas pocas familias, aprovechando el acostumbramiento del pueblo al poder del monarca, la naturalización de su poder impuesto, crearon instituciones sociales capaces de defender sus intereses, nacen entonces, instituciones tales como la policía y las cárceles. Con su aparición se crea un control social inédito hasta el momento, el control social que los carceleros podían ejercer sobre cualquier ciudadano. La cárcel es la institución legal que representara la legitimación de un estado de excepción donde un carcelero puede arremeter contra los derechos de los ciudadanos. Los “ilegalismos controlados”, los actos señalados como ilegales por la burguesía, derivarán en una técnica de control para efectivizar la neutralización de cualquier infracción contra el emergente status quo. Estas técnicas de control se perfeccionarán llegando al siglo XIX a través del uso de un mecanismo de control corporal al que Foucault denominó técnica de biopoder, cuyo objetivo no será otro sino el de controlar a las masas regulando lo que estas pueden hacer con su cuerpo, es decir, delimitar con claridad dónde pueden estar, cómo pueden actuar, de qué manera pueden reaccionar a una situación, etc. 



La clase dominante de una sociedad dirá Michel, no se define tanto por su dominio de la economía como por su poder para gestionar los castigos contra los infractores del sistema. La cárcel es una institución punitoria pero educativa a su vez, ya que obliga a asimilar a ese mismo sistema. Se domina entonces al cuerpo porque ese este el que debe obedecer, ya que es el único engranaje que el sistema necesita para funcionar. Somos maquinas mal hechas, por eso el fabricante nos puso acá, le dirá un filósofo a Billy Hayes, protagonista de la obra cinematográfica Expreso de medianoche, en el patio de una de las peores cárceles de Turquía. La dirección de este film estará a cargo de Alan Parker y el guión estará en manos de un amigo de esta casa, el señor Oliver Stone. Tal como introdujimos, la película manejará una idea Foucaultiana respecto del papel punitorio de la institución carcelaria. Tomará como eje principal la técnica de biopoder, el registro sobre el cuerpo para inculcar a fondo el funcionamiento del sistema. Presenciaremos interminables caminatas en círculo sin sentido alguno. Habrá golpizas, requisas y torturas. Habrá traiciones y muertes. Habrá también la idea de un soplón entre los presos, los cuales no se encontrarán recluidos en celdas individuales sino que vivirán todos juntos, lo que introducirá también la idea de panóptico, desarrollada por el filósofo francés en su famoso libro Vigilar y Castigar. No habrá alguien que los vigile constantemente, sino que serán ellos mismos los que se cuiden de no fallar por temor a ser reprendidos. Más allá del conflicto marco que la historia trata, hablo del castigo por el intento de trafico menor de drogas por el que se lo acusa a Billy, el film presentará otro conflicto mucho más sabroso e interesante, el cual será interno, y se desarrollará de manera dosificada contándonos minuciosamente la degradación física y mental de nuestro protagonista. 



Veremos cómo los objetivos cortos desaparecen junto con las esperanzas. Veremos como la adaptación se convierte en camuflaje, como la búsqueda de la libertad deviene en despiadada violencia. Veremos la reacción desesperada del humano ante el ultraje final de su dignidad como especie. Expreso de medianoche se centrará en el infierno hecho por los hombres para defender a aquellos que temen, a esa burguesía que un día creó las reglas para proteger cobardemente sus arcas e intereses. Ese será el oscuro escenario de esta obra. Habrá una construcción casi Dantesca de locaciones, ya que con el devenir del film iremos bajando a través de los anillos del infierno hasta pisar fondo. Oliver Stone, el guionista, pondrá allí al conocimiento. En aquel último infierno Billy se encontrará con el filósofo, quien le develará la idea Foucaultiana del objetivo último de la institución disciplinaria: volver a ser pieza del engranaje del sistema. Prisión, monasterio, claustro, cueva. Este mantra dicho casi mecánicamente por Billy, con su mirada perdida hacia la nada, tomará sentido hacia el final de la obra. Serán los métodos que el poder detenta para legitimarse, para disciplinar a aquellos que provocan su miedo, que avivan el fuego de su avaricia. Encausar la energía de los cuerpos hacia los fines decretados por los que imparten la disciplina. Disociar el poder del individuo, atacar su capacidad organizativa es el medio, convertir las individualidades en mecanismos fáciles de dominar, homogeneizar las particularidades hasta disolverlas por completo dando lugar así al nacimiento mismo del hombre masa, ese, ese es el fin.

 

Lucas Itze.-


Canción post impresiones

 


UNIVERSO PARKER

 


Alan William Parker nació en Londres, Inglaterra, el 14 de febrero de 1944. Nació en el seno de una familia de clase obrera, hijo de Elsie Ellen, modista y de William Leslie Parker, un pintor de casas.  Asistió a la escuela secundaria fundada en Islington por Dame Alice Owens. En los años de la década de 1960 dejó los estudios y fue contratado en agencias de publicidad como redactor. Pronto se encargó de dirigir la filmación de los anuncios. Sus trabajos más famosos y duraderos en esa época surgieron en la agencia Collett, Dickenson y Pearce de Londres. Entre ellos el anuncio para la casa de vermuts Cinzano, protagonizado por Leonard Rossiter y Joan Collins exhibido en el Reino Unido. Sus comienzos en el cine coinciden con su encuentro con el productor David Puttnam, quien produjo en 1971 la película Melody, uno de cuyos guionistas era Parker. Su debut llega en 1976 con Bugsy Malone, que es una película musical sobre gánsteres que son niños. No hay balas, sino pistolas de crema. Fue nominada a ocho premios de la Academia Británica de cine, de los cuales recibió cinco. Con Jodie Foster. Se terminó de consagrar con Expreso de Medianoche, con un guión de Oliver Stone, con este film, Parker se dio cuenta del poder que tiene una película para conmover al público. Obtuvo dos Oscar, de las 6 nominaciones, y seis Globos de Oro. En 1980 dirige el musical Fama que es un éxito mundial y que deriva en una serie. Igual que su film anterior, consiguió dos Oscar de las seis nominaciones, y seis Globos de Oro. 



En 1981 llega Después del amor, que le resultó difícil porque le evocaba la ruptura de su propio matrimonio. En 1982 llega uno de sus films más recordados: The Wall, con guión de Roger Waters sobre el disco de Pink Floyd. En 1984 dirige Birdy, Alas de libertad, la historia de un joven que sueña con volar y al volver de la guerra de Vietnam vuelve convencido que es un pájaro. Recibió el premio especial del Festival de Cannes. Con Matthew Modine y Nicolas Cage (dos actores hasta entonces desconocidos). En 1987 llega Corazón Satánico, con Mickey Rourke y Robert De Niro. Es una extraordinaria mezcla de cine negro y santería. En 1988 llega otra de sus películas fundamentales: Mississippi en llamas, con Gene Hackman y William Dafoe. Siete nominaciones a los Oscar de los cuales recibió tres. La historia real de unos agentes del FBI que se hacen cargo de la desaparición de tres activistas de los deechos humanos a cargo del Ku Kux Klan. 



En 1990 llega Bienvenido al paraíso. Con Dennis Quaid. Alan Parker insistió con el tema de esta película porque le parecía que no había dicho todo lo que quería sobre el racismo. Vuelve al musical con The Commitments. Recibió el premio al mejor director en el festival de Tokio. Recibió cuatro premios de la Academia Británica. Fue la primera experiencia profesional del más tarde exitoso grupo The Corrs. En 1994 filma Cuerpos perfectos, una comedia sobre un sátiro doctor que reúne a numerosos personajes de clase alta para poner en práctica sus innovadoras y rigurosas normas dietéticas. Interpretada por Anthony Hopkins, Bridget Fonda, Matthew Broderick y John Cusack. Viene a Argentina en 1996 para filmar un musical súper polémico: Evita, con Madonna como protagonista. Adaptación del musical de Andrew Lloyd Webber. Escrita, dirigida y producida por Alan Parker, quien quería hacer una ópera teatral. Protagonizada por Madonna y Antonio Banderas. Ganó tres Globos de Oro (uno de ellos, para Madonna) y el Oscar a la mejor canción original (You must love me, añadida para la película). Fue nominada a otras cuatro estatuillas. 



En 1999 filma Las cenizas de Ángela. Con Emily Watson y Robert Carlyle. Pasó de la grandiosidad de Evita a la sencillez de esta película. Pero no fue menos difícil, porque en ésta tenía que trabajar con niños. Según el propio director, «trataba de hacer cosas diferentes, porque la variación mantiene fresca la creatividad». Su último film fue La vida de David Gale, un duro alegato en contra de la pena capital, con Kevin Spacey, Kate Winslet y Laura Linney. A partir de ahí se dedicó a dar clases en universidades y siendo homenajeado en distintas partes del mundo. Falleció en Londres el 31 de julio de 2020 a los 76 años, tras una larga enfermedad.

 

FICHA TÉCNICA

 

Título original: Midnight Express

Año: 1978

Duración: 121 min.

País: Estados Unidos

Dirección: Alan Parker

Guion: Oliver Stone. Autobiografía: Billy Hayes

Música: Giorgio Moroder

Fotografía: Michael Seresin

Reparto: Brad Davis, John Hurt, Bo Hopkins, Irene Miracle, Randy Quaid, Paolo Bonacelli.

 

PELÍCULA COMPLETA

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