viernes, 8 de febrero de 2019

EL CIUDADANO - CITIZEN KANE



SINOPSIS

Un importante magnate estadounidense, Charles Foster Kane, dueño de una importante cadena de periódicos, de una red de emisoras, de dos sindicatos y de una inimaginable colección de obras de arte, muere en Xanadú, su fabuloso castillo de estilo oriental. La última palabra que pronuncia antes de expirar, ”Rosebud”, cuyo significado es un enigma, despierta una enorme curiosidad tanto en la prensa como entre la población. Así, un grupo de periodistas emprende una investigación para desentrañar el misterio. (FILMAFFINITY)

EDITORIAL

Vassily Kandisky en su libro “De lo espiritual en el arte” escribe acerca de cómo la belleza se mide sobre la grandeza y necesidad interior, diciendo que “Es bello lo que brota de la necesidad anímica interior. Bello será lo que sea interiormente bello. El artista crea misteriosamente la verdadera obra de arte por vía mística. Separada de él, adquiere vida propia y se convierte en algo personal, un ente independiente que respira de modo individual y que posee una vida material real. La obra artística vive y actúa, participa en la creación de la atmósfera espiritual. Sólo desde este punto de vista interior puede discutirse si la obra es buena o mala. Si su forma resulta mala o demasiado débil, es que es mala o débil para provocar vibraciones anímicas puras. El artista no sólo puede sino que debe utilizar las formas del modo que sea necesario para sus fines. Sólo es necesaria la libertad sin trabas del artista para escoger sus medios. Esta necesidad supone el derecho a la libertad absoluta, que sería criminal desde el momento en que no descansara sobre la necesidad. Artísticamente, el derecho a esa libertad corresponde al citado plano interior moral. En todos los aspectos de la vida (y por lo tanto también en el arte) es un objetivo puro. Someterse sin objeto a los hechos científicos nunca es tan nocivo como negarlos sin sentido. En el primero de los casos aparece la imitación (material), útil para algunos fines específicos. En el segundo el resultado es una mentira artística que, como todo pecado, tiene muchas y malas consecuencias. El primer caso deja un vacío en la atmósfera moral, la petrifica. El segundo la envenena”



La noche es un tiempo olvidado
Agítate murciélago peludo
Es preciso sonreir a cualquier precio
De lo contrario estaría todo perdido
Al borde de un espejo sin fondo

Buscar pruebas de que algo es posible
Donde yo soy la próxima vez

Marina Rossetto.-

Canción elegida para la editorial


IMPRESIONES SOBRE CITIZEN KANE


Deconstruir. Desnaturalizar. Evidenciar. Visibilizar tal vez emancipar. Esa es la única revolución posible. Esa es la gran batalla contra el plan y todas sus redes, allí nuestras únicas armas para atentar contra las más feroces de todas las bestias: el poder. Deconstruir, desnaturalizar, evidenciar, visibilizar y emancipar. ¿Pero no son estos conceptos expresados en palabras? ¿No son las palabras productos de una organización fonética históricamente heredada, arbitraria e impuesta, interrelacionada en sus resultados a través de estrictas leyes fundadoras de sentido? ¿No son las palabras y su utilización el resultado de la aplicación de un orden preestablecido y ese orden no es ya la expresión del poder? Nuestras únicas armas entonces para combatir el poder, son dadas por el mismo poder. Paradoja compleja e interesante. El poder está allí, acechando, entrometiéndose. Nos observa como un espejo que olvida en su gracia quien es el reflejo y quien el reflejado. El poder está allí, tal como dice Paul Beatriz Preciado, inscripto en nuestro cuerpo, interviniéndolo, operándolo, produciéndolo. Porque en definitiva, y tal es la base del estudio realizado por Preciado, el cuerpo es un constructo del poder. Lo define, lo ordena, lo jerarquiza. Peor aún, lo normaliza. Normalizar remite a normal y si vamos un poco más allá, normal viene de norma lo que implica en definitiva a un sujeto normalizador, o sea alguien que dicte la norma. Si hay una construcción de lo normal, claramente también la hay de lo anormal. Se normaliza, volviendo una vez más a Preciado, un tipo de sexualidad y se declara automáticamente anómalo todo lo que queda por fuera de ella, todo lo que no sigue la norma, lo que no está incluido, contenido, contemplado ni aceptado. 


La norma, entonces supone un orden que implica una relación no natural con los objetos, por lo tanto, toda norma es impuesta. Michael Foucault, fue tal vez uno de los pensadores más interesados en hacer una genealogía del poder, su libro Historia de la Sexualidad tal vez sea el resultado más profundo de aquel trabajo, nos dice que el poder invade la vida enteramente. Al normalizar la vida, la hace administrable y es así como la atraviesa en todas sus instancias. Entonces, el poder no solo administra la vida sino que también la construye. El poder no es, se ejerce nos dirá más adelante el propio Foucault y como no hay poder más eficaz que el que no se ve, lo que busca a través de la norma, de la normalización, no es otra cosa más que la naturalización del ordenamiento, su invisibilización. No hay conciencia de su ejercicio, se instala como un orden básico, incuestionable, natural, convirtiendo al poder en algo inmanente. Desde esta normalidad instalada, entonces, construirá también subjetividades a partir de los dispositivos estructurales previos. Es así como entonces somos objeto y sujeto del poder, reproduciéndolo, trascendiéndolo, repitiéndolo. En aquel libro memorable de nuestro amigo Vicente Zito Lema, Conversaciones con Pichón Riviere, se le pregunta al psicólogo social sobre el concepto de sano, a lo que Pichón Riviere contesta, que aquel concepto responde a los valores de una sociedad en particular según una época determinada. Allí otra vez el poder naturalizando, instalándose, ordenando y modificando cuerpos. Repitiéndose. Es sin ningún lugar a dudas el film Citizen Kane, una película cuya temática se desarrolla en todo momento vinculándose al  poder. 


Cada plano, cada movimiento de cámara, cada línea de dialogo tiene impregnada en su esencia la idea del poder. Desde la misma fotografía y puesta de cámara, que para mi entender es unas de las más maravillosas y vanguardistas en la historia del cine, se trabaja esta idea magnificando en todo momento al protagonista a través del uso de la cámara baja y la angulación contrapicada. El film comenzará con un plano detalle de una reja y un cartel que indica Prohibido Avanzar. Funcionará casi como un mandato de lo que vendrá, un desafío, y allí también jugara el poder disfrazado de esperanza, mostrando la posibilidad del movimiento en una pirámide social. Allí estará desde el relato planteado el quizás, el movimiento mágico que en un segundo nos lleva de la nada al todo, del mendigo al rico. Se planteará también desde la fotografía el distanciamiento que genera el poder económico y la acumulación de bienes en aquel juego interesante de la figura / fondo. Se optara mayoritariamente por planos abiertos, con igualdad de iluminación entre el fondo y la figura relacionando inevitablemente de esta manera al personaje con su entorno, disminuyéndolo en algunos casos, como es en la secuencia de la relación de Kane con su primer mujer, o remarcando su superioridad, como en la mayoría de los planos dedicados al protagonista, que aun en su peor momento jamás dejan de magnificarlo. Estaremos frente a un film de vanguardia en cuanto a sus movimientos de cámara, los cuales lejos de buscar la economía de puesta, optan por movimientos casi imposibles para la tecnología de la época, pero también vanguardista desde la estructura del relato. 


El ciudadano Kane comienza con un cortometraje de un noticiero de unos  12 minutos de duración aproximada en donde se plantea al personaje y se hace el anuncio de su muerte. Hasta aquí el primer acto, narrado con frialdad de informativo, con distancia, apostándolo todo con aquel formato, jugándose la atención del espectador a todo o nada. Y vendrá el interrogante sobre el que se apoyara todo el film: ROSEBUD, aquella última palabra dicha por el magnate. La estructura se llenará entonces de raccontos, de idas y venidas por el tiempo narrativo. Aparecerá el poder al marcar la agenda política a través del monopolio informativo que Kane construirá. Aparecerá en sus relaciones amorosas al definir el deseo de sus parejas. Atravesará sus cuerpos, sus decisiones, sus hábitos y sus gustos. Será un film que responderá al concepto elaborado por un amigo de esta casa, el filósofo Julio Cabrera en su libro Cine: 100 años de filosofía, en donde plantea la idea de concepto / imagen sobre el cual se puede hacer filosofía utilizando el relato cinematográfico como disparador. Comenta Cabrera en su libro que hay imágenes que arman conceptos que van más allá de la experiencia visual de un plano, y esto lo extiende muchas veces a films enteros denominándolos macro / concepto / imagen. El ciudadano Kane responde claramente a esta idea ya que su premisa argumental se construye en torno a la idea de poder. Un poder que lo consumirá, lo enajenará y lo matará dejando como única herencia su expresión mínima, una palabra: ROSEBUD.      

Lucas Itze.-

Canción post impresiones


También sonó...


UNIVERSO WELLES


Nacido el 6 de mayo de 1915 en Kenosha, Wiscosin, fue el segundo hijo de una artista y un propietario de una fábrica de camionetas, además de inventor aficionado. Proveniente de una familia adinerada, su educación fue poco convencional y desde chico se interesó por la pintura, época en que ya se decía que era un niño prodigio. A los 3 años apareció en su primera obra de teatro y se va a vivir con su madre a Chicago. A sus nueves años, su madre fallece y vuelve a vivir con su padre.  Un año después protagonizó su primera obra en la escuela primaria: El extraño caso del doctor Jekyll y míster Hyde. Luego ingresó en el Todd School de Illinois donde descubrió a su mentor: Roger Hill. A los 16 se fue a trabajar al teatro de Dublín en Irlanda y al año siguiente debutó en Broadway de Nueva York con Romeo y Julieta. Años más tarde, fundó el famoso Mercury Theatre. En 1938 dirige su primer film, Too Much Johnson, una película muda que se creía perdida por un incendio en la casa del director en los años 70 pero en julio de 2013 se encontró una copia completa en Italia y fue restaurada para su estreno mundial. 

Ese año, con miembros de su  compañía, alcanzó fama mundial luego de la transmisión para la CBS por radio de la versión de HG Wells, La Guerra de los Mundos. La emisión fue tan realista que muchos habitantes de Nueva Jersey salieron disparados de sus casas ante la inminente invasión alienígena. Tal episodio hizo que la prestigiosa RKO Pictures lo contrate al año siguiente plena libertad para escribir, producir y dirigir dos películas. Con 24 años convenció al guionista Herman J. Mankiewicz para escribir una historia basada en la vida del magnate de la prensa William Randolph Hearst, que se transformó en Citizen Kane. El film fue un éxito de crítica pero no de público, gracias a las trabas en la distribución propiciadas por el mismo Hearst. En 1942 dirige Soberbia (The Magnificent Ambersons), basada en una novela ganadora del Pulitzer de 1919 sobre la vida de una familia norteamericana de principios de siglo XX. El montaje final fue alterado por la RKO al punto que según el director habían arruinado su obra. Luego aparecen dos películas inacabas y desconocidas como It´s All True y Tanks. En 1946 filmó El extranjero, una película sobre el nazismo que solamente dirigió. 


Un año después llegó La dama de Shanghai, junto a Rita Hayworth, en un thriller de cine negro y una mujer fatal. En 1948 adapta Macbeth de Shakespeare, fue la primera adaptación de un texto del escritor. Al siguiente año protagoniza y co-dirige Cagliostro (junto a Gregory Ratoff), una adaptación de la novela de Alejandro Dumas. En 1952 filma bajo bandera marroquí otra obra de Shakespeare, Otello obteniendo el Gran Premio del Jurado en Cannes. Con una premisa parecida a Citizen Kane, filma en 1955 Mr. Arkadin en Francia. En 1958 llega su segunda obra maestra: Sed de mal, una compleja historia sobre el poder y la corrupción policial, donde destaca su plano secuencia de apertura, un prodigio de dominio de la técnica y puesta en escena, y sin duda uno de los mejores comienzos de la historia del cine. 


Cuatro años después adapta El Proceso de Franz Kafka y en 1965 vuelve con Shakespeare, esta vez en Falstaff - Campanadas de medianoche. En 1968 dirige el mediometraje Una historia inmortal y en 1970 rodó en las costas de Croacia The Deep, una película inacabada que fue encontrada y restaurada en el Museo de Munich. Luego fue el turno de los documentales, uno de los más recordados fue Con F de Falso que mezcla realidad y ficción. Trata sobre sobre el fraude y las falsificaciones que se centra en la figura del falsificador Elmyr de Hory y su biógrafo, Clifford Irving, autor también de la fraudulenta biografía de Howard Hughes. Además de su carrera como director, participó en decenas de películas, donde fue dirigido por la talla de cineastas como Robert Stevenson, John Huston, Martin Ritt, Jean-Luc Godard, Pier Paolo Pasolini, Roberto Rosellini y Claude Chabrol, entre otros. Su última aparición en pantalla fue cinco días antes de su muerte, haciendo un cameo en la exitosa serie ochentosa Luz de Luna, con Cybill Shepherd y un joven Bruce Willis

Sin embargo, la muerte del cineasta en 1985 producto de un infarto dejó varias perlas inconclusas. Una de ellas fue Al otro lado del viento, film que durante cinco años intentó terminar pero que por cuestiones económicas nunca pudo montar. La película, casi autobiográfica, narra las peripecias de un director que no puede completar su propia película, también llamada Al otro lado del viento. El año pasado, con presupuesto de Netflix, el film terminó de montarse, gracias al trabajo de edición del director de fotografía Gary Graver y el editor Bob Murawski siguiendo marcaciones y apuntes en el guion dejados por el director de Citizen Kane. La película es además un homenaje a los cineastas, ya que en ella participaron John Huston, Peter Bogdanovich (discípulo y amigo de Welles) y Claude Chabrol, también aparece la co guionista del film, la croata Oja Kodar, quien fue pareja de Orson. Para la mayoría de los críticos, una obra maestra digna de Welles, entremezclado con grandes como David Lynch o Andrei Tarkovski. Años después de su muerte, el director estadounidense nos deja así su mejor homenaje.

FICHA TECNICA

Título original: Citizen Kane
Año: 1941
Duración: 119 min.
País: Estados Unidos
Dirección: Orson Welles
Guion: Orson Welles, Herman J. Mankiewicz
Música: Bernard Herrmann
Fotografía: Gregg Toland (B&W)
Reparto: Orson Welles,  Joseph Cotten,  Everett Sloane,  George Coulouris, Dorothy Comingore,  Ray Collins,  Agnes Moorehead,  Paul Stewart,  Ruth Warrick, Erskine Sanford,  William Alland,  Alan Ladd,  Arthur O'Connell

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