jueves, 5 de julio de 2018

REAL FICTION



EDITORIAL

Lobos feroces atacan desde la ignorancia. Están en todos lados. En la televisión, los diarios, las calles, las oficinas y hasta en el Congreso. Emanan odio en cada una de sus palabras. Repiten discursos hasta el hartazgo. Maldicen desde lo más profundo de sus entrañas. Utilizan su ambivalente moral para señalar con el dedo. Cada derrota los hunde más en su resentimiento. El cordero ha vencido y el lobo teme por su manada. Buscan refugios paganos para satisfacer su insano juicio. Porque solos no se atreven a confrontar y el miedo los deja sin palabras. Verdes esquirlas se esparcirán por el rebaño, algunas equivocarán el camino pero el sentido de unidad será más fuerte. Porque el tiempo es hoy. Porque allá quedaron ciertas revolucionarias tratadas como locas. Porque hay que seguir haciendo historia. No por venganza, sino por futuro. La venganza la veremos en la otra vereda. Escupirán fuego desde sus cuerpos sin sangre. Y contra ellos, no hay perdón que valga. Estarán allá, siempre del otro lado del mostrador. Porque la muerte acecha desde siempre, pero nunca está del lado de los cobardes. A ellos también les dará la espalda, aunque en su nombre terminen las peores aberraciones. Servirá de aprendizaje para conquistar esos derechos que se han negado tanto tiempo. Será el tiempo de cambiar la lucha desigual y entender la sociedad como un todo. Será tiempo de no decidir por el otro. Levantaremos las manos esperando celebrar otra victoria. Festejaremos una vez más que la realidad es más importante que cualquier ficción y así nos enfrentaremos ante cualquiera que quiera jurar venganza.

Marcelo De Nicola.-

Canción elegida para la editorial


Un clásico de Queen


IMPRESIONES SOBRE REAL FICTION


Soy aquella sombra proyectada en el olvido. Soy todo lo escrito en aquel caos que agoniza con la prisa del reflejo. Camino solo en este bosque herido de miedo. Suena en mí el eco de voces perdidas en el tiempo, ensayando palabras huérfanas que nada nombran. Soy nadie, aquel que es ni siquiera ya un sueño. Será en aquellos temibles arrabales, en esa acertada y filosa ausencia donde se desate la feroz batalla que es el arte. Sobre aquellas brasas arderá al fin el alma del artista y será la belleza de esa llama también su obra. Sera el director coreano Kim Ki Duk quien nos abra las puertas de aquel infernal proceso en su obra Real Fiction. El film relatará la historia de un artista humillado que buscara vengarse de sus agresores. Eso será lo que veremos, allí la antesala al infierno. Kim Ki Duk experimentará desde la dramaturgia buscando un quiebre tanto en la creación de los escenarios donde la acción se desarrolla  como también en la construcción de los personajes. A pesar de esto, la estructura sobre la que se narrará la historia será lineal y no habrá rupturas temporales en el relato. 


El personaje transitará los tres actos aristotélicos respetando en aquel plano también la organización clásica de una obra. Será tal vez en el análisis de su sentido connotado donde se encuentre el verdadero brillo del film, será ese, sin duda, el lugar desde donde la obra misma nos interpele y hasta nos desafíe. Entraremos aquí en un terreno huérfano al fin de certezas, aquel lugar virgen de teorías y ensayos de donde solo podremos salir a través del juego. El director planteará personajes que estarán fuera del verosímil sobre el cual el relato general se estructure pero que funcionaran orgánicamente sobre la trama. Será un ejemplo de este laberíntico juego la aparición de personajes que sean parte del drama y que a su vez oficien de camarógrafos, otros que mueran y revivan algunas escenas más adelante. Seremos espectadores también de escenas cuyo raccord se respete, esto es la continuidad dinámica del personaje a través del corte del montaje, pero no así su continuidad lógica. Pasaremos de esta manera, entonces, de un exterior calle a un interior sobre un escenario con solo atravesar una puerta. Creeremos descubrir en todo aquello cierto vestigio del dogma planteado en el 95 por Von Trier, pero luego, con el devenir de la obra nos daremos cuenta que la intención estética nada tendrá que ver con aquel planteamiento. 


Creeremos intuir cierta influencia del surrealismo bretoniano en la construcción del relato, pero finalmente aquella idea naufragará en la tibieza misma de la simple creencia. Tal vez uno de los juegos posibles que la obra proponga o por lo menos soporte, sea el de entender en aquel relato, la intención del director de poner ante la desorientada mirada del espectador el espectáculo mismo de la creación de la obra. El director luchando en aquel abismo oscuro de la ausencia para adueñarse del personaje y en su desatada ambición, también de la trama. La construcción de la tridimensionalidad a través de todas sus instancias, en donde en un comienzo el personajes es hablado y atravesado por la mirada del otro hasta lograr un sustento en sí mismo.  La rebeldía con la que se desprende con terrorífica independencia de la mano de quien lo escribe para adueñarse de su conflicto y perderse al fin para siempre de su creador. El artista sublimando a través de su obra. Será así como el film tomará otro vuelo y lo denotado y connotado se divorcien dando lugar al hecho artístico. Será allí donde veremos arder al director con morboso placer y donde decidamos también arder nosotros. Porque después de todo siempre preferiremos arder en la hoguera de la profundidad de una obra a quemarnos lentamente en la superficialidad de toda mediocridad.

Lucas Itze.-

Canción post impresiones


La magia de Charly


UNIVERSO KIM KI-DUK


Nacido en Boghwa, Corea del Sur el 20 de diciembre de 1960, es uno de los directores más prolíficos de su país. De acuerdo a Kim, fue en París donde acudió por primera vez al cine; entre las primeras películas que vio se contaron El silencio de los inocentes, de Jonathan Demme, y Los amantes del Pont Neuf, de Léos Carax, que le causaron ambas una gran impresión. De regreso en su país natal, su recién descubierta afición le llevó a presentarse a varios concursos de guion; en 1993 obtuvo el premio mayor del Instituto Nacional del Guion de Corea del Sur por Un pintor y un criminal condenado a muerte. En 1994 logró la tercera plaza del concurso organizado por el Concejo Coreano de Cine (KOFIC) con Doble exposición, y al año siguiente el premio mayor del KOFIC por Cruce imprudente. Aunque ninguno de estos guiones llegó a rodarse, su éxito le permitió obtener un contrato con Joyoung Films para rodar Cocodrilo, la brutal historia de un grupo de personas sin hogar que viven bajo un puente sobreviviendo a fuerza de astucia y violencia. 


Su primer guion se transformó en Animales salvajes, rodada en 1996 en las calles de París, que se exhibió en el Festival Internacional de Vancouver. En 1998 La puerta azul se elaboró sobre otro guion premiado por KOFIC y tuvo más exposición internacional, proyectándose en la Berlinale y en el Festival de Cine de Karlovy Vary. En 2000 rodaría dos películas: la muy experimental Ficción verdadera, rodada en apenas 200 minutos y montada en tiempo real, acerca de un artista callejero, su ex novia, y otros personajes que atraviesan la plaza en la que éste ofrece sus obras durante la hora larga que dura el film, y la obra que le representaría el salto a la fama crítica internacional: La isla. Una morosa narración de la relación entre un fugitivo de la ley y la propietaria de un centro de pesca, en la que los inquilinos habitan tiendas flotantes en el lago. Luego llegó Domicilio desconocido que abrió el festival de Venecia al año siguiente, y Mala gente—una nueva incursión en el mundo de la prostitución forzada y la violencia como vínculo amoroso— que fue su primer éxito de taquilla. Su siguiente película, El guardacostas contó con la presencia de una estrella local, Jang Dong-kun, pero resultó menos efectiva que las anteriores. En el 2003 Primavera, verano, otoño, invierno... y otra vez primavera atrajo nuevamente la atención masiva, sobre todo por la mayor accesibilidad de un film desprovisto por completo de violencia. 


Fue también la primera de sus películas en alcanzar distribución a gran escala fuera de los festivales y, fijó las bases para que las posteriores Samaria (que obtuvo el Oso de Plata al mejor director en Berlín en el 2004) y Casa vacía, también llamada Hierro 3 (ganadora del premio equivalente en Venecia) aparecieran en el circuito comercial. 


A partir de ahí fue estrenando una película por año. El arco (2005), El tiempo (2006), que tuvo muy buenas críticas sobre una pareja que empieza a pasar una crisis. En 2007 llega Aliento, nominada a la Palma de Oro en Cannes y en 2008 Sueño. Pasaron unos años para que en 2011 llegue con dos films: Amen (su film más criticado) y Airang. Volvió al buen nivel con el film Piedad en 2012 con el que se lleva el León de oro en Venecia. Un año después estrena Moebius, un drama psicológico con buenas críticas. En 2014 llega One on One, un thriller sobre un crimen. Un año después lanza la experimental Stop y en 2016 llega su último film, La red, un drama de un pescador varado entre las aguas de las dos Coreas.

FICHA TÉCNICA

Título original: Shilje sanghwang (Real Fiction)
Año: 2000
Duración: 86 min.
País: Corea del Sur
Dirección: Kim Ki-duk
Guion: Kim Ki-duk
Música: Sang-Yun Jun
Fotografía: Hwang Cheol-hyeon
Reparto: Ju Jin-Mo, Jin-ah Kim, Min-seok Son, Je-rak Lee, Ki-yeon Kim, Sun-mi Myeong, Jang Hyun-Sung.

SINOPSIS

Cuenta la historia de un artista sin nombre que pinta retratos en un parque. Al mismo tiempo sufre a causa de la rudeza con la que le tratan algunos de sus clientes y por la presión de los miembros de una banda que le exigen dinero. Una chica le lleva al teatro y, allí, un incidente le convertirá en un agresivo delincuente. El llevará a cabo una cruel venganza contra los que le han hecho sufrir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario