lunes, 26 de marzo de 2018

EL ELEMENTO DEL CRIMEN - FORBRYDELSENS ELEMENT



EDITORIAL

Huellas sobre el barro que van dejando su marca. Algunas parecen invisibles. Otras aparecerán con el paso del tiempo. Será cuestión de afinar el ojo, y seguir la intuición. El agua que cae hace todo menos accesible. Pastos amarillentos, retazos de basura, y un recalcitrante hedor completan la secuencia. Rezos, llantos, arcadas, son algunas de las reacciones ante tanta locura. El aire se vicia de olores rancios que hace que las flores se marchiten en un segundo. Las aves revolotean el cielo, pero sus voces no pueden cantar. La sangre empieza a acercarse a nuestros pies. Cualquier contacto con la escena del crimen puede resultar fatal. Las horas se hacen eternas. El tiempo se para por completo. La historia, definitivamente, no pinta para nada bien. El llamado, algunos minutos antes, siempre sorprende, cuando se trata de un tema tan espinoso. Uno cree que ha visto todo, y ese, es el quid de la cuestión. 


Porque siempre hay algo nuevo, ya que el ser humano inventa hasta nuevas formas de mutilar, aunque parezca increíble. Y después vendrá la prensa, las preguntas, los culpables, las sospechas. Pero para eso habrá tiempo. Este es el momento de evitar miradas indiscretas. Se forma un tumulto de gente. ¿Estará entre ellos el asesino? ¿Vendrá para observar su propio trofeo? Fotos, de acá y de allá. De todos los ángulos. No pueden faltar. No deben. Cada flash disparado puede ser la puerta para abrir este cerrojo. De la víctima, y de los curiosos, sin que lo noten. Después se analizará todo. Los perfiles psicológicos. Las últimas horas. La vida antes de la muerte. Los pasos, piel que quizás quedó pegada en una mata de pasto. Entrar en recovecos de nuestra mente que hasta nos asusten de nosotros mismos. Pero todo es necesario para llegar a la última página del libro. Libro que quien ahora yace bajo tierra no pudo terminar, porque alguien le arrancó las hojas de prepo. Al final del día, llegarán las imágenes que las veremos una y mil veces, durante una indeterminada cantidad de tiempo, pero que finalmente servirá para poder dar con el elemento del crimen.

Marcelo De Nicola.-

Canción elegida para la editorial



Los Guns y su crimen perfecto



IMPRESIONES SOBRE EL ELEMENTO DEL CRIMEN


Las caras surgen desde las sombras, adustas, pétreas, macilentas. El silencio de sus bocas cadavéricas lo aturde todo. No es contemplación, es sometimiento. La tierra gime una furia divina. El eco se opaca en el sórdido rebote que entregan aquellos cuerpos verdosos e inertes, rígidos de tiempo, arrojados a la suerte de los arrabales de nuestros recuerdos. La muerte se acumula sobre los sócalos del tiempo. Y los segundos mueren en minutos, y los minutos en horas y nosotros lo hacemos todo el tiempo, aniquilando con crueldad el estampido de cualquier brillo. El sol ruge sus tempestuosas maldiciones, derrama su odio en el ardor cruel de la peor de las venganzas, alcanzándolo todo, purificándolo todo. No corran… no, no corran. Ya no hay donde correr, no hay refugio que nos proteja del monstruo, no hay disfraz que oculte a la bestia. En el espejo vive el asesino. Sera allí, en el otro, del cual soy reflejo, soy víctima y victimario, donde nuestro gran amigo el poeta, el filósofo, el cineasta, el extraordinario artista Lars Von Trier deposite la semilla de la maldad. Su temprano film “El elemento del crimen” es una delicada prueba de aquello. La cinta relatará el obsesivo intento de un detective por echar luz sobre una verdad: la identidad de un cínico y morboso asesino en serie. La estructura del relato será no lineal, y se desarrollará en la construcción de varios raccontos, tomando como presente del tiempo narrativo una suerte de terapia psicológica a la que el protagonista acude no solo para liberarse de una terrible jaqueca, sino también para recordar lo sucedido en Europa, lugar donde se desarrolló su investigación. 


El film abrirá con una serie de imágenes atormentadoras, densas, caóticas. Jamás veremos al protagonista en el presente, solo lo conoceremos a través de la proyección de sus recuerdos, o tal vez, sus fantasías. La fotografía se destacará en toda la película por su cuidada e inteligente construcción. Sera una historia narrada en colores sepias, siendo fiel a aquella convención la cual reza que el recuerdo carece de cualquier otro tono. Su montaje será ágil y sus encuadres provocativos. Se buscará en cada corte la alegoría, construyendo de esa manera poderosas imágenes conceptuales. Habrá algo del montaje intelectual de Einsestein y se narrará desde la convención del policial negro, utilizando la mayoría de sus herramientas. Transitaremos la narración manejando la misma información que el protagonista, lo que ayudara a generar tensión a través del suspense. Creeremos estar en casi todo momento dentro del universo Lynchiano, atravesando sus tinieblas, confundiendo los caminos, dudándolo todo. Pero al instante recaerá la profundidad sobre cada tema, sobre las frases de diálogos, sobre un encuadre, sobre una imagen que se repite y nos grita una verdad a la cara, y caerá también aquel peso insoportable sobre el que mira, aquel voyeur que es el espectador interpelado ahora por la obra… allí no estará otro sino Von Trier. Alguna vez dijimos sin demasiadas vueltas que Von Trier lastima, Von Trier duele, hoy lo repetimos con la misma admiración y con la misma certeza. 


Se buscará la verdad tanto en el protagonista como en su investigación a través del uso del método socrático llamado Elenchos (Eléni). Habrá reflexión y razonamiento, habrá refutación tal como Platón describiera en los diálogos Socráticos y si alguna verdad se alcanzara, tal vez no sea otra que la que revele la maldad humana. Vendrá a nuestra mente, con seguridad, nuestro amigo Lucien Ducasse, más conocido en los bailongos como el Conde de Lautreamont, con aquel extenso poema llamado “Los cantos de Maldoror” y creeremos sentir en el Elemento del Crimen la misma atmósfera agobiante que recubren los versos de aquel poema maldito. Nos llamara la atención la elección de el Cairo como punto del presente narrativo y no tardaremos en recordar al África como aquel destino, aquel viaje hacia nada en el que se embarcaron la mayoría de los escritores malditos. Viaje del que muchos no volverían. Entenderemos en África, el inicio de la humanidad, el salvajismo más puro, la naturaleza agobiante. A tales confines nos lleva Von Trier para reflexionar sobre el hombre y su maldad, aquella que convirtió en un asesino al primer pez que tuvo hambre, aquella maldad que somete al hombre por el hombre, encerrándolo y torturándolo en la nefasta jaula de la desigualdad. Nos dirá Unamuno, que la inteligencia humana busca lo muerto, pues lo vivo se le escapa. Lo vivo, lo que es absolutamente inestable, lo absolutamente individual es, en rigor, ininteligible.

Lucas Itze.-


Canción post impresiones




Sonaba Hilda Lizarazu, en homenaje a todas las mujeres…



UNIVERSO VON TRIER

Nació en Copenhague (Dinamarca) el 30 de abril de 1956.
Lars von Trier fue uno de los creadores de Dogma 95, un movimiento cinematográfico con el cual se llama al regreso de historias más creíbles en la industria fílmica, al uso mínimo de los efectos especiales.
Empezó a fines de los 70 con pequeñas películas en su país natal, y fue en el año 1984, cuando recién salido de la escuela de cine, empezó a ser reconocido por la crítica. Con El Elemento del crimen, dio comienzo a la trilogía Europa, que siguió con Epidemic en 1987 y que se cerraría con Europa en 1990.
En 1996 lanzó otra trilogía, a la que tituló Corazón Dorado, que arrancó con Rompiendo las olas, con el que terminó de afianzarse en todo el mundo. Luego llegó Los Idiotas en 1998, y Bailarina en la oscuridad en 2000.
Otra trilogía iba a armar a partir del 2003, cuando con Dogville dio origen a la trilogía USA, donde el director muestra el punto de vista del país americano. En 2005 filmó Manderlay, y se espera Washington, que nunca vio la luz.
En el medio filmó el documental Las cinco obstrucciones, junto al antiguo director Jorgen Leth.
En 2007 filmó la única película que no forma parte de una trilogía: El jefe de todo esto.
Su nueva trilogía se dio a llamar Trilogía de la Depresión y comenzó con Anticristo en 2009, siguió con Melancolía en 2011 y en 2013 salió la polémica Nymphomaniac.

FICHA TÉCNICA

Título original: Forbrydelsens element (The Element of Crime)
Año: 1984
Duración: 103 min.
País: Dinamarca
Dirección: Lars von Trier
Guion: Lars von Trier, Niels Vørsel
Música: Bo Holten
Fotografía: Tom Elling
Reparto
Michael Elphick, Esmond Knight, MeMe Lai, Jerold Wells, Ahmed El Shenawi, Astrid Henning-Jensen, Janos Hersko,  Stig Larsson

SINOPSIS

Fisher, un inspector de policía, regresa a El Cairo después de haber estado investigando un asesinato en Europa. Se encuentra en un estado de confusión que lo lleva a buscar la ayuda de un psicoterapeuta. Su objetivo es intentar reconstruir, por medio de la hipnosis, el crimen a partir de los datos que ha ido recopilando.


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