miércoles, 28 de junio de 2017

TIO BOONMEE RECUERDA SUS VIDAS PASADAS - LUNG BOONMEE RALUEK CHAT


EDITORIAL

Hojas que caen desparramándose en el suelo. Árboles que con sus ramas escalan hasta el infinito. Cielos que reflejan el futuro del universo. Nubes que chocan en busca de alguna conexión divina. Gotas que caen para cristalizar la tierra. Cantos que se oyen desde los cuatro puntos cardinales. Ojos que buscan amores correspondidos. Aromas que florecen desde lo más profundo de la tierra. Versos que escupen frases poéticas. Guitarras que aúllan verdades. Sonrisas que vencen cualquier enojo. Caricias que tocan el alma. Relojes que no desesperan. Naturaleza viva. Naturaleza humana.
La calma que precede a la tormenta. El caos como consecuencia de todo. La violencia como antídoto salvaje.


Miradas que huyen de persecuciones siniestras. Voces que gritan historias sin final. Miedos que callan a los más débiles. Egos que celebran victorias inmorales. Culturas mutiladas por el paso de los años. Especies extinguidas por la avaricia de los más poderosos. Bosques desmantelados como hojas de papel. Mares contaminados por un puñado de billetes. Corazones que sangran por adioses incomprensibles. Sitios que se encuentran cara a cara con la muerte. Playas devastadas por tsunamis rencorosos. Ciudades enterradas por bombardeos mesiánicos... Naturaleza muerta, naturaleza humana.
Causa y efecto. Nuestro karma…

Marcelo De Nicola.-

Canción elegida para la editorial


Seguimos con el karma



IMPRESIONES SOBRE TIO BOONME RECUERDA SUS VIDAS PASADAS



Fue el escritor y poeta Michael Houellebecq quien reprodujera alguna vez aquella pregunta formulada por el psiquiatra francés Jean Didier Vincent que cuestionaba con lucidez la costumbre de los roedores. Preguntaba entonces Vincent: ¿Qué es lo que hace una rata al despertar? Olisquear. Como ya hemos charlado más de una vez en este foro, los que hacemos este programa, creemos ver aquel destello chispeante y prometedor que es la inteligencia no en las respuestas, sino en las preguntas. Uno responde desde la memoria, las preguntas, sin embargo surgen del instinto. Olfatear, husmear, preguntar no es otra cosa que desconfiar. Cuestionar aquello que nuestros ojos ven, que nuestras manos palpan, cuestionar a las malditas rectas, a los colores que mienten rojos o amarillos, cuestionar cada limite, cada nota, cada palabra. Cuestionar para construir lo que derribaremos mañana. A principios del siglo pasado, Máximo Gorki escribía en su obra “Los bajos Fondos” que un hombre puede creer o no creer, eso es cosa suya. Porque es su propia vida la que apuesta por la fe, la incredulidad, el amor y la inteligencia. Y no hay sobre la tierra otra verdad más grande para el espíritu humano que esta gloriosa y humilde condición. 


El hombre arriesga su propia vida cada vez que elige y eso lo hace libre. Y esa libertad es el único lugar que debemos buscar dentro de este mundo que duerme en el arrullo constante de aquellas leyes que como el más triste de los prospectos nos enseña la libertad. La película que hoy nos reúne, del mítico director tailandés Apichatpong Weerasethakul, manejará esta misma idea de libertad desde su inicio. La oscuridad se quebrará primero desde el sonido. Oiremos, pájaros, insectos, la selva. Vendrán luego las imágenes. Un buey amarrado a un árbol mientras sus dueños comen al aire libre. El buey lucha por soltarse y lo logra. El animal corre por instinto pero a los pocos metros se detiene sin saber qué hacer con aquella libertad jamás experimentada. El hombre lo atrapa. La cinta trabajará durante todo su devenir, este concepto de intentar liberar los sentidos, las culpas, los karmas. Aparecerá aquella idea budista de la causa y el efecto. Aparecerán fantasmas, algunos de aspecto temible, que vendrán a contarnos sobre aquello que no vemos, que no sentimos. 


El film buscará romper estructuras establecidas e impuestas todo el tiempo. Desde el convencionalismo genérico se quebrará aquella idea de presentación de personajes típicas del género de terror, desde lo narrativo, veremos un quiebre en ciertas secuencias que tomaran el formato de leyendas, quebrando no solo la estética, sino también el verosímil planteado por el director. La fotografía será muy cuidada, planteando cuadros armónicamente compuestos y equilibrados. Las tomas, en general, serán largas, rompiendo allí también el dinamismo establecido por el cine comercial propio de la industria. Estaremos casi dos horas frente a un film metafórico, que hará referencias a códigos de una cultura que no es la nuestras. Quizás a veces quedaremos afuera de los conceptos allí expuestos, pero esto no será un inconveniente para el disfrute. Prevalecerá con suerte aquella seductora sensación del sonido de los cimientos de nuestros sentidos al romperse. Nos creeremos libres, aunque sea por un instante.-

Lucas Itze.- 

Canción post impresiones


También sonó este gran tema de ANIMAL


Y nos despedimos con esto



FICHA TÉCNICA

Título original: Lung Boonmee raluek chat (Uncle Boonmee Who Can Recall His Past Lives)
Año: 2010
Duración: 113 min.
País: Tailandia
Director: Apichatpong Weerasethakul
Guion: Apichatpong Weerasethakul
Música: Varios
Fotografía: Yukontorn Mingmongkon, Charin Pengpanich, Sayombhu Mukdeeprom
Reparto: Thanapat Saisaymar, Jenjira Pongpas, Sakda Kaewbuadee, Natthakarn Aphaiwonk,  Geerasak Kulhong, Kanokporn Thongaram, Samud Kugasang, Wallapa Mongkolprasert, Sumit Suebsee, Vien Pimdee

SINOPSIS


El Tío Boonmee sufre una insuficiencia renal aguda y decide acabar sus días entre los suyos en el campo. Sorprendentemente, los fantasmas de su mujer muerta y de su hijo desaparecido se le aparecen y lo toman bajo sus alas. Mientras medita sobre los motivos de su enfermedad, Boonmee atraviesa la jungla con su familia hasta llegar a una cueva en la cima de una colina, el lugar donde vino por primera vez al mundo.

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