sábado, 7 de junio de 2014

EL GRAN LEBOWSKI - THE BIG LEBOWSKI

Programa 21 (05-08-2013): https://www.youtube.com/watch?v=03EjeOZIEbs

EDITORIAL

“Vago, borracho, egoísta, demente, desecho de la sociedad”… De esta manera es calificada la gente que se desprende de “la vida correcta” e intenta ser feliz buscando otras alternativas. Quizás no quieran vivir con el corazón al límite de sus pulsaciones. Seguramente prefieren esperar el colectivo vacío para disfrutar de los paisajes urbanos y no salir a correr al que ya no le entra ningún hueso más, para mezclarse luego en una masa de malhumor. Puede ser que deseen tener un hogar lejos de la locura metropolitana, pero prefieran conformarse creando un diminuto paisaje natural de 40mts cuadrados, bajas expensas, aunque cerca de las personas que quiere. Seguramente les gusta colgarse escuchando sonidos en algún bosque, selva, o la música que hace el viento al chocar contra algo, en lugar de perderse en algún barato y entretenido chimento televisivo o seguir el caso de alguna desgracia ajena, o mirando cuanta pelotudez encuentre hasta que se olvide de que vivir es diferente a ver vivir.
        “Pero que agradables, que simpáticas son aquellas personas, eh.” –Diría alguna persona normal- “siempre y cuando no se las vea sumergidos en ese cuelgue desesperante, como si estuviesen bajo el efecto de algún sedante. Colgados, lentos, perdidos, no saben lo que es la vida, pobres diablos...”
Muchas personas creen que es mejor no verlos. Evitan hacerlo y no porque verdaderamente les genere repugnancia o lastima aquel “vago”, sino porque probablemente les hagan caer en su propia realidad y se dan cuenta de que no son tan libres como creen serlo. Que esa sensación de sentirse realizados con sus trabajos estables de 8 horas diarias, su elegancia refinada y correcta, su sobriedad, todas sus cuotas al día, sus mueble con fármacos y cremas, como una sede farmacéutica hogareña, que le proporciona estabilidad psíquica y física. Que aquella estabilidad sólo depende de alguien con cara de pervertido al que le gusta afilar el sable en carne humana para engordar su billetera y acabar marcando los límites a su parecer. “Pobres y malditos diablos libres”… 


 El cerebro automatizado a la velocidad del rating no deja ver. También es mentira la fábrica de gente educadita temerosa. La que no sale por temor a lo que pueda llegar a pasar. Las victimas del show de la inseguridad. Que no mueren de un disparo al corazón pero si de un disgusto laboral. No se que es  peor.
        Mientras pienso en las diversas formas y estilos de vida con las que me cruzo día a día, la luna esta a punto de alcanzar su punto más alto, muy lejos estoy de los bosques y aquella avenida hace que decenas de motores tapen por completo algún viento armonioso. Todo esto ocurre mientras la soga de tu cuello tira menos que hasta hace un par de horas, o mientras recordas que te dejaste la sonrisa olvidada en aquel cajón de la oficina. Todo ocurre mientras nos ponemos de acuerdo en que lo importante es no perder la libertad de poder pensar pese a cualquier condición externa. Luego de lograr eso, que la vida nos lleve donde sea…

Alan Beneitez

Canción elegida para la editorial


IMPRESIONES SOBRE EL GRAN LEBOWSKI


Para usted, yo soy ateo. Para dios, soy Leal a la Oposición. Esto dijo alguna vez Woody Allen y una estrepitosa carcajada me sacudió el cuerpo durante varios minutos. La risa nos jura que no estamos muertos, de eso no hay dudas. Por pocos segundos logramos abolir al tiempo y a través de esa danza casi epiléptica, llena de estallidos espasmódicos, acompañada en el mejor de los casos de húmedas lágrimas, de rostros al rojo vivo, haciendo alarde de feroces dientes y sonoros gritos chamánicos, logramos espantar a ese cuervo nefasto que se alimenta de nuestras angustias, miedos y cotidianeidades. Generar aquel mágico estallido es quizás cualidad que solo unos pocos son capaces de lograr. Joen y Ethan Coen poseen, sin duda, esta cualidad de la que les hablo. Tienen entre sus bolsas de conjuros aquellas sustancias que mezcladas son capaces de generar la risa. “El gran Lebowski” defiende a cada segundo esto que digo. Es un relato en donde estos hechiceros dejan a la vista lo mejor de sus magias. 


Pero detengámoslos un segundo aquí e indaguemos unos instantes sobre el origen de este género maravilloso. Inicialmente, entendamos al cine como un hecho comunicacional del que surgen los actores Emisor y Receptor. De la relación de ambos, surge la creación del verosímil, a lo que Aristóteles definió como aquello que se adapta a las leyes de un género preestablecido. Por lo tanto, un género se nutre de verosímiles. Yendo un poco más allá, podemos decir que estos no dejan de ser convenciones y por lo tanto están conformados por pautas que se reiteran a través del tiempo planteando límites propios y esenciales. Podríamos nombrar dos géneros que de forma distinta influyen sobre todos los demás. Estos son La tragedia y la Comedia. En su poética, y hablo de la poética como el estudio de las partes, Aristóteles plantea que la comedia responde a la imitación de los peores, pero no ciertamente de toda la maldad, sino de lo risible, lo cual es una especie de lo feo. 


El filosofo Bergson agrega que parece ser que lo cómico surge cuando un grupo de hombres reunidos fijan su atención sobre uno de ellos, mientras enmudecen su sensibilidad y actúa solamente su inteligencia. Aquí, inevitablemente surge la crítica. “El gran Lebowski” nada por estas aguas todo el tiempo. Posee personajes sólidos, tridimensionales, excelentemente construidos. Esta “El DUDE”, ese hippie al que tanto le envidiamos su libertad, también esta WALTER, el gigante sin términos medios y DONNIE, el frágil muchachito al que siempre hacen callar. Son personajes rápidamente reconocibles y con los que generamos empatia sin ninguna clase de problemas. Personajes clavados en el pasado y ahí, quizás, empiezan a funcionar sus metáforas. El DUDE, seguirá con su cabeza junto a los hippies de los 70, aunque se halla convertido en el cliché de su época. WALTER también vivirá en el pasado todo el tiempo, no podrá superar nunca su separación, aunque haya sucedido 5 años atrás, tampoco Vietnam lo dejara en paz ni un solo segundo.


Y DONNIE… bueno, cállate DONNIE!!.  Stephen Nachmanovitch nos advierte desde su maravilloso libro Free Play que la musa más potente de todas es nuestro niño interno. El poeta, el músico, el artista, continua toda su vida en contacto con el niño, el yo que todavía sabe jugar. Y remata, sabiamente, diciendo que  es en el juego y solo en el juego que el niño o el adulto como individuo son capaces de ser creativos y de usar el total de su personalidad, y solo al ser creativo el individuo se descubre a si mismo. No me cabe ninguna duda, que estos magos, Ethan y Joe Coen, escondan sus pócimas en ese lugar, muy cerca de aquel niño que todavía juega, desposeído de toda regla, libre como el DUDE, inestable como WALTER, inocente como el frágil DONNIE. Me voy pensando que ahí esta la magia, en esa risa de chico que pocos se animan a atender. De ahí surgen las grandes obras, los mejores chistes, de esos momentos en que bajamos la guardia y olvidamos de una maldita vez esas reglas que no hacen más que poner en macetas ese bosque que somos. Te lo digo yo, que me quito el sueño todos los días pensando que la dicha, no es una cosa alegre…

Lucas Itze.-    

Tema post análisis


Uno de los temas de la peli:


El tema dedicado a Jesús Quintana: 


Y nos despedimos con el genio de Dylan: 



FICHA TÉCNICA

Título original: The Big Lebowski
Año: 1998
Duración: 117 min.
País: Estados Unidos
Director: Joel Coen
Guión: Joel Coen, Ethan Coen
Música: Carter Burwell
Fotografía: Roger Deakins
Reparto: Jeff Bridges, John Goodman, Julianne Moore, Steve Buscemi, David Huddleston, Philip Seymour Hoffman, Sam Elliott, John Turturro, Tara Reid, Ben Gazzara, Peter Stormare, Mark Pellegrino, Jon Polito, David Thewlis, Flea       

Argumento

The Dude, (Jeff Bridges), es un vago que vive en Los Angeles, no trabaja y es fanático de los bolos. Un día, es confundido con Jeff Lebowski (David Huddleston), un millonario con el que sólo comparte apellido, y un par de matones entran a la casa, lo golpean y hasta le orinan en la alfombra, lo que origina que The Dude, empiece la búsqueda del millonario para saldar deudas (y de paso, conseguir una alfombra nueva).
Una vez que lo encuentra, surgirá un trato: recibirá una recompensa si encuentra a Bunny (Tara Reid), la mujer del magnate que fue secuestrada.
The Dude les cuenta el trato a sus compañeros de bolos, el frágil y despistado Donny (Steve Buscemi) y el huraño veteraño de Vietnam, Walter (un genial John Goodman), pero este último está completamente seguro que el secuestro es una farsa, e insiste en que tienen que quedarse con el dinero del rescate (un millón de dólares), por lo que cuando van a pactar la entrega del maletín, arroja uno con su ropa sucia.
Como la jugada les sale mal, el grupo de nihilistas matones vuelve a la carga para castigar a The Dude quien además vuelve a sufrir un robo de su alfombra, en este caso a manos de Maude (Julianne Moore), la hija del millonario Lebowski.
Luego de una charla en el bar, The Dude sale y se da cuenta que su auto ha sido robado, con el dinero adentro. Maude le ofrece un trato: si The Dude recupera el dinero del rescate, ella le entregará el 10% del dinero recuperado, excepto la alfombra, la cuál le quitó ya que es un regalo de la madre de ella, quien es la verdadera millonaria en la familia.
Finalmente, se descubre que Bunny no ha sido secuestrada, y que Lebowski nunca le había dado dinero en el maletín.
Luego de una discusión a la salida de la bolera con los nihilistas, Donny fallece de un infarto fulminante, es cremado y terminan esparciendo sus cenizas en un acantilado del Pacífico. Los dos amigos terminan otra vez en la bolera, ya que se juegan su pase a la final de bolos…

TRAILER


          

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