miércoles, 16 de agosto de 2023

LAST AND FIRST MEN DE JÓHANN JÓHANNSSON

PROGRAMA 418 (04-08-2023)

 

SINOPSIS

 

Cinta de ciencia-ficción experimental ambientada millones de años en un futuro, con un planeta Tierra sin vida y en el que la humanidad ha evolucionado hacia 18 especies diferentes, algunos no corpóreos. No aparece ninguna persona en esta película, pero en ella destacan la arquitectura, la voz de Tilda Swinton y la música del propio director de la película, Jóhann Jóhannsson, compositor de la banda sonora de "Sicario" y "Arrival", fallecido en 2018 a los 48 años. (FILMAFFINITY)

 

EDITORIAL

 

En el año 1926, Jorge Luis Borges, escribe su segundo libro de ensayos llamado “El tamaño de mi Esperanza”. Ya en su comienzo, el distinguido escritor, disipa toda duda sobre el tema, aventurándose a la construcción de una definición contundente. Lo venidero nunca se anima a hacerse presente del todo sin antes ensayarse y ese ensayo, escribe nuestro amigo, es la esperanza. Más adelante la invocará calificándola como la memoria del futuro, como aquel olorcito del porvenir. Tener esperanza en un mundo carente de absolutos y de eternidades, en un mundo huérfano de toda certeza, donde la dialéctica entre conceptos se encuentra arrojada en el rincón más oscuro de alguna biblioteca, punto geográfico, por cierto, reservado para solo unos pocos; en este mundo que habitamos, donde el vecino nos convence a los gritos de que cielo es azul mientras otro le jura entre lágrimas que el piso es duro, es siempre un placebo. La esperanza instala una posibilidad, un supuesto posible, una idea proyectada allí donde lo único que hay es nada. Es una virtud, claro está, más teniendo en cuenta el panorama recién planteado, pero lo es únicamente por el hecho de que la esperanza no es un pagaré. Dictamina su jurisdicción allá en el futuro inaprensible. Lejos de aquel instante que acaba de pasar. Bien sabemos que el futuro es una proyección que realiza el humano desde su propia acumulación de pasado, es un planteamiento especulativo desde la ausencia, desde lo que falta en el presente, el cual a su vez también se nos disgrega y por ende nos resulta inhabitable. Nuestra conciencia de existencia se desarrolla, entonces, en el punto de encuentro entre el pasado y el futuro, en el crudo cruce entre dos nadas. La del pasado, porque ya no es y la del futuro, que por especulativo e hipotético, resulta también irreal. Asimismo, pensar el presente es hacerlo siempre de forma retrospectiva. De este modo, el presente no es sino una construcción fantasiosa sobre la que nos proyectamos y desde la que construimos existencia y también lenguaje. El presente entonces es también nada, es lo que tampoco hay. La esperanza, en este sentido, funciona como un simple consuelo. Nos resguarda de aquella idea que instalamos en el futuro que nunca llegara. Si las cosas llegaran, si tuviéramos esa certeza, no necesitaríamos tener esperanza sino paciencia. Es así como entonces este sentimiento, este proceso de fe, siempre está relacionada con la frustración. 



Como bien dijo un amigo de esta casa, Don Alejandro Dolina, la esperanza es un arma que utilizan aquellos que justamente están encargados de que eso que usted está esperando no llegue jamás. ¿Qué pasaría entonces si extirpáramos de nuestras vidas la esperanza? ¿Si construyéramos una existencia sin proyecciones, sin zanahorias que mientan caminos, sin el juego retorico de la memoria del futuro? Eliminada la hipótesis, el desconocimiento, se instalaría entonces la verdad, el absoluto, la tranquilizadora certeza. El economista y filósofo John Stuart Mill sostenía que el desconocimiento del futuro resultaba indispensable para la vida en sociedad. Todos los pilares de nuestra civilización correrían graves riesgos si conociéramos de ante mano lo que sucederá.  Todo nuestro pensamiento, toda nuestra lógica, toda nuestra construcción mental descansa sobre el desconocimiento del futuro, o sea, sobre la falta de eternidad, sobre la angustiosa idea de saber que un día, vamos a morir. Eliminar la esperanza es, de alguna manera, también matar al tiempo. En un mundo falto de espera, carente de toda expectativa, desaparecería también la capacidad revitalizadora de la sorpresa. Nuestra vida se desarrollaría en el tedioso ámbito de lo conocido, de la naturalización de verdades, en el desafortunado estado de estatismo, en la inmovilidad absoluta, digámoslo, en el puro aburrimiento. Porque después de todo, aburrirse no es otra cosa que perder toda perspectiva de que algo va a cambiar. En un mundo que se suicida como un bonzo, que muere a cada instante, solo nos queda defender la sorpresa. Solo nos queda pretender el cambio y buscar de esta forma siempre ser mejores. Hablo de tomar consciencia de nuestro ámbito, de aquello que nos rodea y forma nuestro espacio. Hablo del registro y el respeto ante la existencia de un otro. Hablo de honrar ese desafío como si algún valor tuviera. El objetivo, bien lo sabemos, no lo lograremos jamás y allí estará el truco para seguir intentándolo. Un objetivo inalcanzable, depositado en un futuro que no existe para modificar un presente que no es. Una sorpresa que nos invita al dinamismo, una pregunta que nos obliga a dar aquel paso que sigue. Hablo, queridos amigos, de los paraísos perdidos.  

 

Lucas Itze.-

 

Canción elegida para la editorial

 


IMPRESIONES SOBRE LAST AND FIRST MEN

 


Todo ha llegado a su fin. Se evaporó el último suspiro y con ese aliento la vida eterna. El mundo fue evolucionando en sus millones de años. Seres gigantes y moléculas invisibles al ojo humano se extinguieron y fueron cambiando sus cuerpos a través del tiempo. La historia de Adán y Eva y la ciencia aportando al homo sapiens crearon dos corrientes alternativas. Sea como sea, el humano afrontó sus luchas con victorias y derrotas. Pasaron los siglos, las pestes, las guerras y las miles de especies que murieron en ese período. Desde Antes de Cristo que nos hacemos preguntas. Desde los llamados pre socráticos hasta hoy seguimos buscando respuestas. Hoy el planeta está en crisis pero no podemos ver más allá de nuestras propias narices. Los mares rugen mientras la tierra tiembla cada vez más. Son gritos de espanto ante tanto maltrato. Las sequías se extienden por el mundo. Los glaciares se deshielan cada vez con más frecuencia. Las especies empiezan a desaparecer de a poco. El hombre solo piensa en sus viajes interplanetarios para colonizar y destruir sitios vírgenes. U otras razas si las hubiese. El final está cada vez más cerca. Aunque la tecnología y la ciencia nos alarguen la esperanza de vida. ¿Cómo llegará ese final? Siempre nos preguntamos… ¿Será un meteorito nuevamente? ¿O estallarán miles de guerras y nos mataremos unos a otros? Quizás el sol se cansará de tanto desastre y empiece a escupir bolas de fuego, eliminando los océanos y secando todo a su paso. No estaría nada mal por cierto. La muerte viene marchando y nos preguntamos cómo será todo cuando dé sus campanadas finales. No la de uno mismo, sino la de la humanidad. 



¿Por qué tener ese pensamiento soberbio y egoísta de que vamos a durar para siempre? Al paso que vamos, sabemos que estamos haciendo todo lo posible para extinguirnos más temprano que tarde. Pero como será la evolución de la especie. ¿Evolucionaremos o involucionaremos? ¿Quedaremos como simples cuerpos esparcidos por el aire? La ciencia ficción nos ha llevado a vivir diferentes mundos. Hemos visto y leído de todo. Seres alienígenas y autos voladores. Sequías mundiales y máquinas del tiempo. Y siempre nosotros como los responsables. Dejaremos recuerdos a cada instante, como fotografías olvidadas de lo que alguna vez fuimos. ¿Alcanzará eso para creernos héroes? Quedarán imágenes, sonidos y pensamientos. Alguien quizás dentro de miles de años estará escuchando este texto mientras me pregunto si habrá servido para algo. Si habremos cambiado algo… Quizás es nuestro último grito buscando piedad. ¿Last and First Men habrá sido el último grito de Jóhann Jóhanssonn antes de convertirse en polvo? Nunca lo sabremos, pero el islandés nos dejó varias preguntas rondando en nuestras cabezas. Para algunos, experimental, para otros, cine arte, pero lo que estamos seguros es que estamos en presencia de uno de los films de ciencia ficción más extraños de la historia. No harán faltan marcianos ni naves extravagantes. Solo imágenes. El film está basado en la novela de Olaf Stapledon de los años ´30. Este está ambientado millones de años en el futuro. La vida como tal en el planeta Tierra ya no existe y la humanidad ha evolucionado a 18 especies diferentes, entre corpóreas y no corpóreas. Los recursos naturales de la Tierra fueron agotados y los humanos empiezan a habitar planetas como Venus o Neptuno, mientras la radiación del sol destruye la vida solar. 



La cinta, de poco más de 70 minutos de duración, tendrá tres bases principales: las imágenes, la música y la voz que narra. Las imágenes nos mostrarán un futuro apocalíptico, con una bella fotografía en blanco y negro del noruego Sturla Brandth Grøvlen, marcada por el granulado del 16mm, que es una poesía visual. Serán todas esculturas gigantes, lo único que queda en el pie en el mundo, como si fueran las ruinas del futuro. Habrá enfoques desde distintas angulaciones, desde abajo o desde el aire, para hacerlas más imponentes. Lo que vemos, no son más que las Spomeniks, una muestra de arquitectura brutalista que podemos encontrar en todos los países de la ex Yugoslavia socialista, el viejo legado que nos dejó Tito. Y quizás también una analogía entre pasado y futuro. También en esos primeros minutos, vendrán a la mente Kubrick y su 2001: Odisea del espacio, o más acá en el tiempo, cierto aire a Andrei Tarkovski o Béla Tarr, todos tendrán un micro homenaje asegurado. La cámara irá buscando su propio lenguaje, con sus pequeños movimientos. Los encuadres y los planos también. Los puntos de vista cambiarán ciertas formas, será todo muy geométrico. La música por su parte será la que una voz e imagen. Johansson ha sido uno de los grandes compositores de la última década, siendo el creador de la banda sonora de films como La llegada, Sicario (ambas de Denis Villeneuve, de quien era su habitual colaborador), Mother de Darren Aronofsky o La teoría del todo de James Marsh. De hecho, La llegada y Last and First Men comparten no sólo el género de la ciencia ficción, sino que algunas composiciones se hermanan entre sí. Y aquí es parte esencial, porque es una obra musical por sí misma, con un texto adherido. De hecho, la primera vez que se mostraron estas imágenes fueron acompañadas de una actuación musical en directo, en el Festival de Manchester, en 2017. 



La banda sonora, además de Johansson y Yair Elazar Glotman, tuvo la participación de una de las más talentosas compositoras islandesas, hablamos de Hildur Guðnadóttir, quien trabajó en el Joker o la serie Chernobyl. Y por último la voz. Nuestra querida Tilda Swinton será la encargada de unir música e imagen. La voz como lo único que queda en un futuro de atmósfera oscura y agobiante, lejos de tecnologías y como el gran medio de comunicación. Con sus formas y sus tiempos nos guiará y nos adentrará en ese universo tan inhóspito como intrigante. Nos relatará la vida y la muerte. Nos detallará en que nos convertiremos y como hemos llegado hasta allí. Nos hablará de amores y odios, los preceptos fundamentales del ser humano. Nos comentará sobre ese futuro de seres pasivos que buscan también la salvación. Pero sobre todo, nos hará una advertencia. Una reflexión sobre ese final definitivo. Y el último intento de poder cambiar el pasado. De avisarnos que somos nosotros los que tenemos el futuro en nuestras manos. Y que a pesar de todo hay un mensaje esperanzador, ya que evolucionaríamos y nos adaptaríamos. Pero igual tendremos que tratar de modificarlo desde el presente, aunque pensemos que cada vez falta menos para que el mundo se acabe.

 

Marcelo De Nicola.-

 

Canción post impresiones

 


UNIVERSO JÓHANNSSON

 


Jóhann Jóhannsson nació en Reikiavik, Islandia, el 19 de septiembre de 1969. hijo de Jóhann Gunnarsson, un ingeniero de mantenimiento que trabajaba para IBM, y Edda Thorkelsdóttir.  Aprendió a tocar el piano y el trombón desde los 11 años, pero los abandonó durante su adolescencia. Jóhann asistió a la Universidad de Islandia, donde estudió lenguas y literatura. Comenzó su carrera musical a fines de la década de 1980 influenciado por la banda Daisy Hill Puppy Farm, que lanzó un par de EP que fueron interpretados por el DJ británico John Peel. Continuó trabajando como guitarrista y productor tocando en bandas de indie rock islandesas, como Olympia, Unun y Ham. En 1999, Jóhann cofundó Kitchen Motors, un grupo de expertos, una organización de arte y un sello musical que alentó las colaboraciones interdisciplinarias entre artistas del punk, el jazz, la música clásica, el metal y la música electrónica. Su propio sonido surgió de estas experimentaciones musicales. El primer álbum en solitario de Jóhann, Englabörn, fue una suite basada en la música escrita para la obra de teatro del mismo nombre. Jóhann se acercó a la composición grabando instrumentos de cuerda y procesándolos a través de filtros digitales, lo que le permitió deconstruir las grabaciones y volver a montarlas. Para su segundo álbum, Virðulegu Forsetar, una pieza ambiental de una hora, Jóhann usó una orquesta de 11 músicos de metal, glockenspiel, piano y órgano, con campanas y electrónica adicionales, creando un sonido que combinaba música clásica, ambiental y experimental. IBM 1401, A User's Manual, el cuarto álbum de estudio de Jóhann, fue lanzado el 30 de octubre de 2006 en el sello 4AD. Se inspiró en su padre, un ingeniero de IBM y uno de los primeros programadores informáticos de Islandia, que utilizó hardware antiguo para componer melodías durante su tiempo libre en el trabajo. Jóhann usó sonidos producidos por las emisiones electromagnéticas del IBM 1401 como parte de la composición. Fordlandia, el sexto álbum de estudio de larga duración de Jóhann, fue lanzado en noviembre de 2008 a través de 4AD, y fue influenciado temáticamente por el fracaso de Fordlândia, la planta de caucho brasileña de Henry Ford . En 2010, Jóhann colaboró ​​​​con el cineasta Bill Morrison en The Miners 'Hymns (2011), una película y composición de acompañamiento para una banda de música, órgano de tubos y electrónica, basada en la minería del carbón en el condado de Durham. La película se destacó por celebrar "los aspectos sociales, culturales y políticos de la industria extinta y la fuerte tradición regional de las bandas de música de la mina". La pieza general fue en sí misma un tributo a las huelgas de mineros que ocurrieron en el área durante la década de 1980. La pieza se estrenó en vivo en la catedral de Durham en julio de 2010 y se lanzó en CD y DVD en mayo de 2011. La BBC describió el álbum como "un magnífico réquiem basado en metales para la antigua comunidad minera del noreste de Inglaterra”. Antes, había trabajado en banda musicales, en una serie de trabajos simultáneos con su carrera en solitario durante la década de 2000, incluida la comedia islandesa Dis en 2004, la serie de televisión Svartir englar en 2007 y In the Arms of My Enemy en 2007. Sin embargo, es su trabajo con Denis Villeneuve para el cual él es el más conocido. Su primera colaboración con Villeneuve fue Prisoners en 2013. Posteriormente trabajó en las películas Sicario (2015), que fue nominada al Premio de la Academia a la Mejor Banda Sonora Original, y Arrival (2016). 



Además, ha ganado el Globo de Oro por La teoría del todo de James Marsh. Otros films donde compuso la música fueron Mother de Darren Aronosky, Mandy de Panos Comatos, The Mercy de James Marsh y María Magdalena de Garth Davis, entre otras. Su único trabajo detrás de cámara había sido End of Summer, un mediometraje filmado en película Super 8 en blanco y negro, "End of Summer" es un viaje hipnótico y lento a través de los austeros paisajes de la isla de Georgia del Sur y la Península Antártica. Filmada como una serie de cuadros en su mayoría estáticos durante un período de 20 días durante los últimos días del verano antártico, la película es una mirada sorprendente a la vida en el borde del mundo. Luego llegó Last and First Men que fue su obra post mortem, ya que falleció sorprendentemente en Berlín el 9 de febrero de 2018 a la edad de 48 años. Los informes de toxicología alemanes indicaron que una combinación letal de cocaína y medicamentos contra la gripe fue la causa probable de su muerte. Sus colaboradores Yair Elazar Glotman, Sturla Brandth Grøvlen y José Enrique Macián, fueron algunos de los encargados de cerrar su historia.

 

FICHA TÉCNICA

 

Título original: Last and First Men

Año: 2020

Duración: 71 min.

País: Islandia

Dirección: Jóhann Jóhannsson

Guion: Jóhann Jóhannsson, José Enrique Macián. Novela: Olaf Stapledon

Reparto: Tilda Swinton

Música: Jóhann Jóhannsson, Yair Elazar Glotman

Fotografía: Sturla Brandth Grøvlen (B&W)

 

PELÍCULA COMPLETA

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