SINOPSIS
Corre el año
2010 en Argentina, es el bicentenario de
EDITORIAL
Necesito otro trago de whisky. La pena me ahoga más rápidamente por la noche. Necesito escapar de esos pensamientos oscuros. La vida es tan hermosa. Pero también es tan cruel. La cabeza se estrella entre miradas y palabras. Miro la plaza y veo palomas rondando. También pañuelos que desafían a la muerte. Veo el mundo de hoy y me desespero por el mañana. A veces creo que es todo una farsa en la que somos los invitados de copetín. ¿Y si no hay mañana? ¿Qué estamos haciendo para cambiar el futuro? Ayer volví a soñar. Hacía mucho que no lograba conciliar el sueño. Pero ayer, por fin, lo logré. Y me encontré con la nada misma. Me desesperé por despertarme. Pero ese enemigo íntimo que es el despertador esta vez no sonaba. Me vi en sueños soñando sueños muertos. En un futuro siempre negro donde la alegría se evaporaba de las manos.
Me encontré recordando
pasados ajenos. Olvidando presentes quemados por el apuro del aquí y ahora. Me
vi en quince años arrastrando estos harapos sin alma. Pensado en dónde iremos a
buscar la esperanza ¿A esas montañas de cemento que nos amontonan como
hormigas? ¿A esas pantallas donde vemos lo exitoso cada vez más lejano y las
tragedias cada vez más cercanas? Me vi demacrado, hastiado del vivir sin más.
De que ni siquiera en los sueños podamos ser felices. De que se borre todo de
un plumazo. De que estas palabras volcadas al papel sean tan reales y a la vez
tan efímeras. Me vi terminando ese último trago, para volver a ser un sonámbulo
en busca de un futuro que no quiero recordar...
Marcelo De
Nicola.-
Canción elegida
para la editorial
IMPRESIONES SOBRE
¿Quién escribe el texto? ¿Quién interpreta el discurso? Alguien lo firma, con nombre y apellido. ¿Qué singularidad podrá aportarnos la categoría Lucas y de que peculiaridad se jactará el apellido Itze? Recuerdo la sorpresa compartida con mi amigo Pablo cuando descubrimos una noche entre vinos que ni siquiera nuestros nombres nos pertenecían. La identidad limita. Identificarse A asesina de manera automática al resto del abecedario. Si A no B. Reconocerme quien soy, este que escribe y que habla, este bípedo que piensa y esta atravesado por el virus del lenguaje, impide taxativamente que extienda sus extremidades y disfrute de una manera única el reverdecer de sus nuevos brotes o el canto singular de alguna ave. Mis pies seguirán corriendo estúpidamente hasta algún final y jamás tendrán la firmeza pétrea de un árbol. Jamás. Si A no B. Tenemos una vida de soberbios caminantes, de avasallantes oradores, de simplistas razonadores como para entender que el pasado condena a una identidad. El tedio del absurdo nos explicará Camus en su libro El mito de Sísifo nace en la forzada búsqueda de una estabilidad, de una continuidad, aun bajo la pesada conciencia de que la existencia es una inestabilidad insoportable. Construimos identidad sobre la centralización narrativa de experiencias pasadas, pero también sobre la narración especulativa de lo que se continuará siendo.
Aquella imagen que laboriosamente sostenemos de
un pasado que nos excede, buscará clavar sus uñas allí en el futuro ajeno e improbable
infectándolo y proyectándose. Morirá en aquella intromisión, la sorpresa. Pero
claro, bien sabemos que hemos convertido este cascote solitario en un frio
laberinto cuidadosamente diseñado para dar respuesta a la obsesiva organización
destinada al salvajismo de la productividad. La sorpresa no tiene rentabilidad
en ninguna góndola. Buscar una identidad, entonces, implica laboriosamente
esquivar la sorpresa ya que tal como dijimos la construcción de una identidad
se basa en la sustentación de un estado inmutable y de alguna manera constante.
La búsqueda de la identidad es siempre una búsqueda de la verdad. Una búsqueda
de la verdad es también una búsqueda de lo absoluto. Platón en el desarrollo de todo su pensamiento buscó sostener y
argumentar la idea de la existencia de una realidad objetiva e inamovible, de
un absoluto, de una realidad realmente
real. La encontrará, pero no en este plano, recodaremos aquí el cuadro de Rafael, La escuela de Atenas,
donde Platón es representado
señalando hacia arriba. Ese será para el filósofo el lugar donde lo real resida.
Sacará a la verdad, a lo real del plano corporal por ser deficiente, mutable,
degradable y sensible y la ubicará allí en el mundo de las ideas, de lo
incorpóreo. Aparecerá entonces el concepto de alma y le dará forma a aquella idea que ya todos conocemos como dualismo ontológico. El alma es lo
verdadero y el cuerpo es la cárcel del alma. Lo sensible, lo que percibimos es
solo una resonancia, un reflejo de aquello absoluto y real. Esto nos lleva a pensar
en aquel universo distópico, en aquel verosímil tan delicadamente construido que
nos invita a transitar Fernando Spiner
en su maravillosa película
Claramente estamos frente a una estructura narrativa no lineal. El film contará la historia de una sociedad que ha perdido la memoria por culpa de una prueba experimental aparentemente fallida realizada por el estado con sustancias químicas. Los afectados, ciento de miles de personas, son rehabilitados en el centro que las autoridades han destinado a tales efectos. El mensaje es claro, ante el robo fortuito (o no) de la memoria, es el propio estado quien reafirma la identidad de quienes la han perdido y los obliga a sostenerla en el tiempo. Aparecerá entonces el tema de la memoria como una catástrofe urbana y utilizará en su narrativa herramientas propias de la literatura fantástica argentina. Habrá cierto acercamiento en este sentido a Bioy Casares, tal vez a Borges o Cortázar. La protagonista del film Eva Rey será una suerte de esperanza para esa masa que deambula en aquel ensueño de ser todo presente, carente de la memoria imprescindible para la construcción de cualquier identidad. Ricardo Piglia, co-guionista de la obra, dirá que el personaje es una especie de mito, en su construcción habita algo de Eva Duarte y el trágico personaje de Tebas Edipo.
Un Edipo Rey peronista concluirá el
escritor argentino. Habrá otro personaje muy interesante interpretado
magistralmente por Lorenzo Quinteros
en un registro que por momentos rozará lo grotesco, hablamos del doctor que dirige
la clínica de recuperación. En él se representará la voz de la ciencia que ayudará
a generar el armado de un verosímil científico bastante psicótico, por cierto.
El doctor es la cita de la ciencia en la palabra ciencia ficción, un elemento
pleno de género. La película tendrá dos partes bien marcadas, una en donde la
acción se centralizará en un escenario urbano y otra en los arrabales transformándola
en una road movie. Los personajes
buscaran a través de su recorrido destruir aquel mundo impuesto para recuperar
otro no mucho más real. El fin del mundo es una mujer que despierta
se dirá cerca de la resolución del conflicto y la frase nos quedará sonando no
solo por su contundencia sino también por la potencia que concentra. Pero
rápidamente la tristeza volverá a llenar nuestra copa con un agrio desencanto,
porque bien sabemos que despertar de las sombras, salir de la caverna, escapar
de aquella prisión que creemos verdadera, es solo un juego semántico. La
realidad, queridos amigos y amigas es siempre una proyección de tenebrosas y
tristes apariencias.
Lucas Itze.-
Canción post
impresiones
UNIVERSO SPINER
Nacido el 27 de
diciembre de 1958 en Buenos Aires, se fue a estudiar a Italia, donde se egresó en
el Centro Sperimentale Di Cinematografía de Cinecittá, Roma, Italia, donde fue
alumno de Gianni Amelio, Carlo Di Palma,
Furio Scarpelli y Roberto Perpignani.
Fue profesor en la carrera de Comunicación Social de
FICHA TÉCNICA
Título original: La sonámbula, recuerdos del futuro
Año: 1998
Duración: 107 min.
País: Argentina
Dirección: Fernando Spiner
Guion: Fabián Bielinsky, Ricardo Piglia, Fernando
Spiner
Música: Leo Sujatovich
Fotografía: José Luis García
Reparto: Sofía Viruboff, Eusebio Poncela, Alejandro
Urdapilleta, Lorenzo Quinteros, Patricio Contreras, Norman Briski, Gastón Pauls,
Martin Slipak, Pastora Vega, Belén Blanco, Facundo Lozano, Lucrecia Capello,
Pía Uribelarrea, Silvina Bosco
PELÍCULA COMPLETA
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