EDITORIAL
La luz se apaga. El rojo sangre deja de
titilar. El rostro imperfecto se torna oscuro. Los recuerdos vuelven a
desaparecer de la mente. No corras. De nada sirve escapar. Respirá hondo. Vas a
necesitar contener la respiración unos minutos.
Están allí. No los ves. Cargarás con tu cruz y ellos serán tus fiscales.
Sentirás la presión sobre tu cabeza, como un viejo roble que cae sobre ti.
Renacerán escenas perdidas. Pasados tormentosos. Muertes ilegales. Víctimas sin
sueños. Todos se unirán para bailar la misma canción. La danza será una
coreografía infinita. No temas. El miedo vendrá a su tiempo, con toda la razón
a cuestas. No grites, nadie te escuchará. No implores, Dios muere en cada bala
escupida. No mires las horas, tu tiempo se está acabando. No te confíes, la
vigilia no acabará nunca. Ya lo dije, estarán ahí. Otra vez. Lo repetiré mil
veces si es necesario. Y no podrás escapar jamás. Nadie lo hará.
Todos somos
parte del sistema. Todos caeremos ante esos ojos que todo lo ven. Aunque nos
creamos solitarios, alguien nos observará. No importa desde donde. Tampoco
desde cuándo. Se repetirá la película de forma eterna. La veremos en otros
ojos, que a su vez estarán viendo otras mientras se repite un círculo sin fin.
No, no mires atrás mientras escuchas estas palabras. No vas a descubrir nada.
Solo tus recuerdos lograrán despojarte de toda esta furia. Recuerdos secretos
olvidados en un pasillo deshabitado. Ese olvido que siempre es la primera
muerte. Esa muerte que a veces llega para liberar conciencias. O para encerrar
fotos añejas de gritos atragantados. Solo quedará el silencio, como siempre
cuando no queda nada. Hasta el final. Hasta que la cinta deje de grabar y todo
se funda a negro. Hasta que los pasos dejen de sonar y quede al descubierto
todo lo que hemos escondido.
Marcelo De Nicola.-
Canción elegida para la editorial
IMPRESIONES
PARA CACHÉ
Ludwig
Van Beethoven nos advirtió alguna vez que jamás rompamos
un silencio si no es para mejorarlo. Debussy,
por su parte afirmó que la música es aquel silencio que existía entre las
notas. En todo caso, podemos percibir aquel peso agobiante que decae sobre la
responsabilidad del uso de la expresión sea cual fuere su medio. Ambas
sentencias, dejan percibir cierto fracaso en la intención de comunicación, una
haciendo referencia a la dudosa capacidad superadora de la idea y la otra a la
ineficacia tajante del uso de las formas que vinculan íntimamente al binomio
comunicacional. En este sentido, Ortega
y Gasset apunta que el lenguaje lo podríamos definir como el medio para
manifestar nuestros pensamientos, pero en un movimiento rápido también nos
previene sobre el peligroso optimismo de aquella aseveración, ya que esta no
nos asegura que el lenguaje sea el medio más adecuado y eficaz para transmitir
aquello que pensamos. Finalmente agrega con cierto sabor a derrota que el
lenguaje no da para tanto. Dice poco más
o menos una parte de lo que pensamos, y pone una valla infranqueable a la
transfusión del resto. Es notoria la incapacidad en el intento de eludir este
conflicto del film Caché de nuestro
amigo, el director austriaco Michael
Haneke.
El film será estructurado de manera clásica y responderá
obsesivamente a las convenciones de dilación y anticipación de la acción y a la
administración del recurso de la sorpresa que estipula el género del suspense.
Habrá rupturas en temporalidad lineal narrativa a través del uso de flashbacks
y flashes oníricos. La fotografía trabajará una paleta de colores fríos y
dispondrá de una puesta de cámara en función del ocultamiento y la sorpresa,
narrando a través del uso de planos preferentemente cerrados, alturas normales
y el uso de travellings. Se reforzará mediante esta elección estética aquel
punto sobre el cual la película hace particular hincapié que es la visión del otro. Se creará entonces
a través de la fotografía un otro que irrumpirá con su punto de vista en la
acción y más de una vez será el director mismo quien juegue, no sin generar
incomodad, a otorgar al propio espectador aquel punto de vista irruptivo,
rompiendo de esta manera aquella convención clásica que sitúa al público en un
lugar pasivo y vouyerista. La cinta
contará con actuaciones notables y una correcta dosificación de la crisis
dramática. Tal como anunciamos al principio de esta charla, será el mensaje
propio del film quien cargue con las severas dificultades comunicacionales sin
afectar en este caso la atención de quien observa.
Estarán los que vean cierta
pronunciación acerca del racismo, del abuso de poderes, del trato o destrato
respecto de la inmigración. Estarán aquellos, que yendo aún más lejos, juren
ver cierta perversión del director en el engaño de la trama. No faltarán
tampoco los aventureros del pensamiento que asalten aquella idea foucaultiana sobre el accionar retardado
de la ley y la necesaria adaptación a las transgresiones de las mismas. La
ejecución de la ley no es preventiva sino siempre punitoria. Pero tampoco
faltaran aquellos que sensibilizados por la construcción del punto de vista del
otro propuesto por el film, crean ver en aquella mirada el insoportable peso de
un juicio que no hará más que sacar a la luz a la culpa. Tal vez sea este peso
el que movilice el engranaje oscuro y siniestro de este argumento. Tal vez la
clave para descifrar el encriptado mensaje no se corra demasiado lejos de
aquella vieja charla sobre el juicio entre el bien y el mal, sobre la banalidad
del mal y su ejercicio no sobre una intención directa sino desde un lugar aún
peor que es la indiferencia, su naturalización. Tal vez, nos quedemos solo con
la triste idea de que el bien y el mal no se diferencian, porque como ya todos
sabemos, uno necesita del otro para su existencia.
Lucas Itze.-
Canción post impresiones
UNIVERSO
HANEKE
Nacido el 23 de marzo de 1942 en Munich
(Alemania) creció en Austria, concretamente en la ciudad de Weiner Neustadt. Hijo del director y
actor Fritz Haneke y de la actriz Beatrix von Degenschild.
Después de fracasar en su intento de
ingresar en la Escuela teatral Max
Reinhardt, Haneke cursó estudios de filosofía, psicología e interpretación
en la Universidad de Viena antes de trabajar como crítico de cine y director de
obras de teatro y películas televisivas durante los años 70 y 80.
Su primer largometraje cinematográfico fue
“El Séptimo Continente” (1989), un
drama familiar en tonos sombríos y desesperanzados que estaba basado en un
hecho real. Este título fue el primer film de una trilogía conocida como la
glaciación emocional que fue continuada por “El Vídeo de Benny” (1992), otra historia con familia disfuncional
que contaba con el protagonismo de un psicópata adolescente, a quien le regalan
una cámara y graba cómo sacrifican a un cerdo con una pistola, el punto de
partida para iniciarlo en el salvajismo. El film fue nominado como mejor film europeo.
La tercera parte fue “71 Fragmentos De
Una Cronología Del Azar” (1994), realización en donde se incidía en
comportamientos criminales significando la violencia existente en la sociedad
urbana, en este caso, diferentes líneas narrativas e historias no relacionadas
que confluyen en una matanza en un banco austriaco. Esta vez, los premios
fueron el de mejor película en el Festival
de Chicago y película, guion, y premio de la crítica en Sitges, Cataluña.
En el medio rueda
para la TV Die Rebelion, la historia
de un soldado que pierde una pierna en la guerra y empieza a perder su
patriotismo.
En 1997 adapta para la televisión, El Castillo, de Franz Kafka. Otra vez la alienación, la burocracia, y la
frustración forman parte de su filmografía. Ulrich Muhe como K. era el protagonista. Se vuelve a unir con este
actor para el film Funny Games, la
historia de una familia que se va de vacaciones a su casa de verano. Allí, dos
jóvenes vecinos ingresaran para pedirles huevos, pero con un juego bastante
particular: a las 9 del día siguiente, los integrantes de la familia tienen que
estar muertos. Obtuvo el premio de la crítica en Cannes.
En el 2000 se traslada a Francia donde
dirige Código Desconocido, película
con la participación de la actriz francesa Juliette
Binoche, una historia coral que aborda asuntos de racismo e inmigración. El
film fue nominado a la Palma de Oro
en Cannes. Un año después llega “La Profesora de Piano” (2001), film
protagonizado por Isabelle Huppert,
Annie Girardot y Benoit Magimel, en un drama erótico y
psicológico basado en una novela de la escritora austriaca Elfriede Jelinek que le valió ganar el Gran Premio del Jurado en el Festival
de Cannes, además de los premios
para los actores principales. Allí, una profesora de piano, para escapar de la
influencia maternal, frecuenta cines porno y sex shops hasta que uno de sus
alumnos, comienza a seducirla. Además, logró el BAFTA como mejor película extranjera, y varias nominaciones en
diferentes festivales, no sólo al film, sino a la actriz protagónica.
En 2003, vuelve a convocar a Huppert para
el film El tiempo del lobo, en un
tiempo indeterminado, un desastre ha ocurrido, se sabe que el agua sin
contaminar es sagrada y el ganado debe ser quemado. Una familia escapa de la
ciudad al campo, pero evitar el caos generalizado, será imposible. Mejor guion
en Sitges.
Dos años después filma Caché (Escondido), un thriller en el que vuelve a retratar otro
descenso a los infiernos de una familia aparentemente normal. Daniel Auteuil encarna al presentador de
televisión que recibe videos anónimos de su entorno familiar, filmados sin que
nadie lo advierta mientras que la policía se niega a ayudarlo, ya que no
constituye ningún delito. Haneke se llevó el premio a mejor Director en Cannes, además de que el
film se llevó el premio de la crítica, además de premios en varios festivales y
asociaciones de críticos.
Dos años después vuelve a filmar Funny Games pero en Estados Unidos, con
Naomi Watts y Tim Roth como
protagonistas. Vuelve a Alemania en 2009 para filmar La cinta blanca, ambientada en la época previa a la Primera Guerra
Mundial. En un pueblo alemán se suceden una serie de hechos violentos con un
grupo de niños como testigos. La
historia reflexiona sobre los orígenes del nazismo mucho tiempo antes de que
empiece a dar que hablar. La película más premiada de Haneke, con Globo de Oro a mejor película
extranjera (perdió el Oscar ante El secreto de sus ojos). Palma de Oro en Cannes, además del Premio de la Crítica y Mejor
película europea, entre otras decenas de premios y nominaciones.
Si con La cinta blanca saltó
definitivamente a la fama, con su próxima película, lo confirmó. En 2012 llegó Amor, la historia de una pareja de 80
años, ambos jubilados que viven en París y profesores de música clásica. Un
día, ella sufre un infarto que le paraliza un costado, donde luego de una
operación, queda hemipléjica. Ella le pide a su marido que nunca más la lleve a
un hospital. La unión y el amor se pondrán a prueba. La película, protagonizada
por la actriz de 85 años, Emanuelle Riva
(Hiroshima Mon Amour) fue un éxito
mundial. Ganadora del Oscar, Globo de Oro (ambas como película
extranjera) y Festival de Cannes,
tres de los premios más importantes del cine, entre muchos otros.
Este año volvió a trabajar con Isabelle Huppert en Final feliz. La película gira en torno a una familia burguesa y el
drama de los refugiados. La familia posee una empresa en Calais, al lado de los
campamentos donde viven miles de refugiados, pero su vida, no es color de rosa.
Por primera vez, el director deja el drama para para irse un poco para el lado
de la comedia… Veremos con que sigue el maestro europeo.
FICHA TÉCNICA
Título original: Caché
Año: 2005
Duración: 117 min.
País: Francia
Dirección: Michael Haneke
Guion: Michael Haneke
Música: Varios
Fotografía: Christian Berger
Reparto: Daniel
Auteuil, Juliette Binoche, Maurice Bénichou, Annie Girardot, Lester Makedonsky,
Bernard Le Coq, Walid Afkir, Daniel Duval, Aïssa Maiga.
SINOPSIS
Georges es el típico burgués: presenta un
programa literario en televisión y lleva una vida acomodada con su mujer y su
hijo adolescente. Pero, de repente, empieza a recibir unos paquetes anónimos
que contienen cintas de vídeo, grabadas desde la calle, y unos dibujos
inquietantes cuyo significado es un misterio. No sabe quién se los envía; pero
las secuencias que aparecen en las cintas son cada vez más personales, lo que
parece indicar que el remitente lo conoce desde hace tiempo. Georges siente que
una amenaza se cierne sobre él y su familia, pero, como no hay evidencias de
delito alguno, la policía se niega a ayudarlo.
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