miércoles, 19 de agosto de 2015

ADIOS AL LENGUAJE - ADIEU AU LANGUAGE

PROGRAMA 108 (24-07-2015)

EDITORIAL

Yo que creí en aquel juego soberbio del tiempo, conté grano por grano de arena que iba cayendo delante de cada paso que daba. Recuerdo cuando podía recorrer aquel bosque y yo era el lobo. Ese era mi juego, cada árbol, cada criatura que acompañaba mi aventura existían porque así se le antojaba a mi parecer. Recuerdo, la infinitud del mundo y las cosas que vivían en aquellas tardes de mi infancia. Me vi, de repente, transitando el tiempo hecho desierto y quise acelerar el paso. Fue en ese instante o unos pocos granos de arena más que me di cuenta que llevaba un nombre. Desde aquel día ya no pude ser otra cosa. Debió ser el mismo tiempo en que, en aquel infinito universo, los incontables objetos que habitaban en mi mente y se sometían a mis fantasías, corrieron la misma suerte que la mía y, por la maldita lógica, comencé a recordarlos más por sus nombres que por sus cualidades. Tal fue así que recuerdo el día en que deje de imaginar el bosque y quise viajar para conocerlo en su materialidad. Sé que lo vi tan inmenso que salí corriendo espantado de miedo. 


La valentía sostenida por la ignorancia de las cosas con nombre se hizo inversamente proporcional a lo cobardemente recordado. Había olvidado olvidar mientras repetía, sin sentido, el nombre de las cosas. Me encontré entonces como aferrado a un tronco en medio del mar creyendo más en las palabras que en lo que representaban. El conocimiento devenido en fe logro el cometido de sentir la muerte en vida. De que transitara desorbitado el laberinto de la comunicación. Recuerdo que un día enloquecí y decidí terminar con mi vida. Corrí hacia el bosque y sin dudarlo me aventuré a su suerte. Ya no quería seguir recordando, quería volver a ser aquella criatura peluda, de colmillos temerosos y paso firme en los paisajes olvidados. Yo quería seguir la voracidad del juego de las cosas sin nombre y no pude lograrlo. Colonicé todo roble posado sobre la superficie verde de aquel bosque, nombre a cada planta, animal, bicho y cosa de ese inmenso lugar. Recuerdo mi cuerpo tirado en el barro, derrotado de palabras y falsa sabiduría despidiéndome de cada objeto rodeando mis últimos instantes de respiración. Recuerdo porque desperdicié toda mi vida cuando pude decirle adiós al lenguaje…

Alan Beneitez.

Canción post editorial



IMPRESIONES SOBRE ADIOS AL LENGUAJE


Abro mis ojos nuevamente al mundo. El sol transita como un caracol perezoso los vértices de mi ventana. Miro mi rostro en el espejo y temo su respuesta autoritaria. Busco en aquel que me mira, algún vestigio de Lucas. Busco con cuidado algún gesto familiar, la desordenada literatura, los planos de celuloide que atacan desde el recuerdo. Busco desanimado cierta fortaleza aventurera ancestral, y los miedos más profundos, alguna elegía tanguera o cierta cadencia de acordes. Intento descubrir en aquellos ojos, el dejo melancólico de las historias y los versos jamás encontrados, perdidos para siempre, esperando quizás, otras vidas. Ya no sé si soy yo el que mira en su reciente vigilia, o soy el que observa y sueña las insuficiencias del otro en un amanecer cualquiera. Veo la flaqueza del espejo, sus carencias, su inadecuada retórica, y descubro también, las torpezas de las palabras al intentar llenar aquel vacío. El desánimo ahora, es infinito. Entiendo al mundo desarrollarse, distante, en el recuadro de cada espejo, que no es otra cosa que la parcialidad de nuestra mirada. Siento la frialdad de los objetos al intentar abarcarlos con las ya gastadas palabras. Pienso en Godard y en su desafío, y grito ante mi espejo, con la madre de los gritos, también su exabrupto: Adiós al Lenguaje. Será en aquella cinta, donde nuestro gran amigo Jean Luc, ponga luz en las consecuencias de ciertas ineficiencias y su relación con nuestra libertad. Sera un film difícil, complejo e incómodo. Casi inabarcable. 


Cualquier relato, logra su orden y cierta coherencia mediante la supeditación de su mensaje a las reglas establecidas por cierto lenguaje. Así, un relato estructurado según el lenguaje de señas, solo será decodificado por aquel que conozca sus reglas. Al despedirse uno del lenguaje, entonces, aquellas reglas destinadas a organizar los signos elegidos para comunicar, caerán, otorgándole al mensaje una libertad de la que carecía, instalando incertidumbre en el receptor, o por lo menos, sorpresa. El relato, entonces, tendrá el aspecto de un collage audiovisual, exigiendo del espectador un trabajo mucho más intensivo. Entra aquí quizás en juego, aquella teoría de Paulo Freire expuesta en su libro “Pedagogía del Oprimido”, según la cual divide la educación en dos sistemas: Uno bancario, el cual requiere de un alumno sumiso y pasivo, esperando ser cultivado por un educador poseedor del saber; y un sistema de educación problematizadora, donde la figura del alumno es dinámica y critica. Godard, entonces, saca al espectador de su postura de oprimido, de su sumisión ante el mensaje, apelando a su función crítica y haciendo de él un ser dinámico poseedor de conocimiento. Entendemos, en consecuencia, que estamos ante un film que nos habla de la libertad, que denuncia cierta opresión del lenguaje sobre la humanidad toda. 


En algún momento, comparara el nacimiento de la televisión con el nazismo y vendrá a nuestra mente, otro amigo de esta casa, el señor Marshal Mc Luhan con aquel concepto de que el medio es el mensaje y veremos allí la opresión a través de los medios calientes. La idea de la opresión será representada también a través de lo visual con la insistencia de ciertos planos, viene a mi memoria la imagen de ELLA sentada detrás de una reja, la mano de EL que entra en cuadro diciendo: Estoy a tus órdenes. Se desprende, tal vez, desde ahí, el concepto de familia como idea antinatural y base de la opresión y organización capitalista. Más adelante, alguien dirá: DESDE QUE NACEMOS, ESTAMOS CONFUNDIDOS CON OTRO. LO EMPUJAMOS, LO TIRAMOS. LO OBLIGAMOS A PONERSE EN PERSONAJE. Quizás sea esta una propuesta del director para trabajar el film desde las herramientas aportadas por Jacques Lacan al plantear al sujeto como un sujeto hablado (o pensado) por el otro, entendiendo al “otro” como el prójimo y al mismo tiempo el conjunto de sujetos que constituyen a la cultura y a la sociedad. Básicamente, Lacan plantea que el lenguaje antecede al ser humano y que lo adquiere a través de las significaciones impuestas por aquel “otro”. Así entonces, destruir el lenguaje, quebrar la arbitrariedad de la significación, según términos Saussureanos, aquel matrimonio carente de sentido entre el significante y el significado, es también buscar la libertad. Aunque en aquella búsqueda, volvamos a caer, inevitablemente, en la dictadura de todas estas palabras.-

Lucas Itze

Canción post impresiones


Era callejero por derecho propio
Su filosofía de la libertad
Fue ganar la suya sin atar a otros
Y sobre los otros no pasar jamás
Aunque fue de todos nunca tuvo un dueño
Que condicionara su razón de ser
Libre como el viento era nuestro perro
Nuestro y de la calle que lo vio nacer 


Habla conmigo,
viejo perro blanco,
busca descanso,
con tu molinete,
que los amos,
no descansan...
ya no existen...


Nos fuimos con esta gema...


FICHA TECNICA

Título original: Adieu au langage
Año: 2014
Duración: 70 min.
País: Suiza
Director: Jean-Luc Godard
Guión: Jean-Luc Godard
Fotografía: Fabrice Aragno
Reparto: Héloise Godet, Zoe Bruneau, Kamel Abdelli, Richard Chevalier, Jessica Erickson, Alexandre Païta, Dimitri Basil

SINOPSIS


A pesar de la fragmentación del relato, se puede entrever la relación entre una mujer casada y un hombre soltero que se aman y se pelean. Mientras, un perro vaga entre el campo y la ciudad.

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