martes, 28 de abril de 2015

PHILADELPHIA


EDITORIAL

Caminamos por las saladas aguas del mar. Imaginamos como será navegar en el más bello de los océanos. Descubrimos la tiranía de la tristeza, que invade vilmente los anticuerpos de nuestra propia felicidad. Recordamos ese instante en que nuestros cuerpos se fundieron en una horda de pasiones y deseos irrefrenables, para luego dar paso al placer más profundo. Encontramos en esos pequeños actos la belleza más pura. Descubrimos que a pesar de que la vida nos patee la cara vergonzosamente, no podrá doblegar esas memorias. Serán nuestras. Serán guardadas en el arcón de los recuerdos como si fuera nuestro tesoro más preciado. Y será ayer. Y hoy. O tal vez mañana. Siento miedo por el mañana. Por no llegar a descubrir que decía ese papel mojado por la lluvia. Por entender que somos aves de paso, un simple número de documento, un nombre más en un cementerio añejo. Nos entregamos al salvaje bocado del ostracismo, que nos desgarra con toda su maldita furia. Somos presas del odio y de la mentira. Actores secundarios de nuestra propia película, producidas por la sociedad y dirigidas por los medios más infames. Escapemos de este guión de telenovela. Hundámonos en el bar más lúgubre del barrio. Bebamos de la copa menos brillante de todas. Escuchemos al anciano que siempre está sentado hablando sólo, que seguro tendrá una buena historia para contar. Dejemos que las risas vuelen al compás de la música. Incitemos a acabar con la dictadura de las palabras y logremos que ese silencio hable más que nosotros mismos. Juguemos con nuestros deseos aunque nos griten que es demasiado tarde. 


No amigos, nunca es tarde. Siempre quedará esa pequeña luz que nos trae la luna para que no nos perdamos en ese laberinto de los pasos perdidos. Siempre tendremos a alguien que nos enseñará a dar la vida por nosotros. Siempre lo sabremos al final del show… Siempre. Aunque nunca nos demos cuenta. Aunque estemos parados sobre la vía, mientras suena la bocina del tren. Aunque caminemos por el borde de un edificio, mientras las piernas tiemblan. Crucemos esa vía, bajemos de esa orilla, volvamos a envolvernos de los recuerdos más poderosos, inmortalizando esa sonrisa, o quizás, alguna mueca de felicidad luego de un fugaz roce de miradas. Subamos nuevamente a la montaña rusa de emociones para dejar atrás los túneles más oscuros. Seamos felices hasta el final, haciendo oídos sordos a los cultores del pesimismo. Es tarde, el reloj de arena de la vida empieza a llegar a su final. Todo tiene un maldito final… Ya no siento más miedo, el mañana llegará, lo imaginamos de varias formas, pero ya me he decidido… lo esperaré con una sonrisa en la cara, y una copa en la mano, recordando los maravillosos momentos que transitamos por las calles de Filadelfia.

Marcelo De Nicola

Canción elegida para la editorial



IMPRESIONES SOBRE PHILADELPHIA


Fue nuestro querido Jorge Luis quien escribió en aquel cuento maravilloso titulado “There are more Things” que el hombre olvida que es un muerto que conversa con muertos. Si nuestras charlas desfallecen en la velocidad aparente de un mensaje de texto. Si mis ojos se conmueven con las luces de estrellas ya muertas hace tanto. Si el deseo nos olvidó un día, para convidarnos con aquella cicuta que es la rutina. Entonces, en su lugar, apareció la fantasía, esa zanahoria que nos mantiene caminando repletos de promesas, jurándonos no apartarnos jamás de aquel camino que nadie, nadie recuerda haber elegido. Me resulta absurdo negar la muerte, ocultar canallescamente sus pequeños triunfos elaborando mascaras que ya no nos convencen ni a nosotros mismos. Temerle a aquel cuervo oscuro que nos acompaña incondicionalmente a nuestra izquierda es el miserable resultado de una vida abnegada. Deberíamos recibir aquel final con el festejo que se merece. Deberíamos vivir la vida buscando llegar a aquel punto repletos de luz, habiendo besado los labios que queríamos, habiendo apartado a la gente que creímos debería estar lejos, habiendo dicho te amo con sinceridad, mirando directo a los ojos. 


Habiéndonos equivocado todo lo que podíamos, repletos de barro y de historias. Bajo aquellas circunstancias, no habrá lugar para el miedo. Nos tocará el hombro, aquella compañera, y le daremos la mano con dignidad, la misma dignidad que le vimos en la mirada a Andy, aquel abogado interpretado inolvidablemente por Tom Hanks en el film “Philadelphia” devorado cobardemente por esa fiera hambrienta que es el Sida. La película planteará dos grandes temas que enferman en el corazón mismo a toda sociedad: la discriminación y los prejuicios. El relato será riguroso en su cronología, salvo algún que otro flashback carente de importancia. Esta linealidad temporal, estará supeditada tanto al desarrollo del juicio por despido sufrido por el protagonista como por el avance de su enfermedad. El film se servirá del deterioro del personaje para potenciar más aquella lucha. Andy peleará junto a Miguel, su pareja, hasta el último momento, con el final de sus fuerzas, con la entereza de alguien que muere con decoro. 


Viviremos el desarrollo de aquel personaje a través de su curva dramática, tan de cerca que desearemos abrazarlo en aquella despedida. El film, quizás nos sirva de espejo y logre ponernos en frente alguno de todos nuestros prejuicios, algunos de todos esos miedos absurdos que nos convierten en tipos comunes, capaces de perderse en aquel mar de anónimos que es la sociedad. Nos quedará rebotando en la mente, quizás, aquella pregunta directa elaborada por Miller, el abogado defensor de Andy, al jurado y a los testigos: ¿Sos gay? Y en aquella consulta, directa y a los ojos, dejando de lado los preámbulos somnolientos de quien intenta no ofender al otro, creo que está la clave de la película. El día que aquella pregunta no nos incomode, no necesitaremos más Philadelphias, habremos dado un importante paso y seguramente pasaremos a formar parte del grupo de los que esperan su muerte llenos de festejos y buenos recuerdos. A los hipócritas dejamos las muertes oscuras y tristes, repletas de buenas intenciones. Verán llegar aquellos tipos entre lágrimas, el solemne planear del Pájaro Negro.-

Lucas Itze.-

CANCIÓN POST IMPRESIONES


La noche ha caído, yo he quedado despierto
Puedo sentir a mi mismo desvanecer
Pues recíbeme hermano con tu beso infiel
O nos dejaremos uno al otro así
En las calles de Filadelfia



UNIVERSO DEMME


Jonathan Demme nació en 12 de febrero de 1944 en Nueva York y estrenó su primer film a los 30 años, cuando rodó La cárcel caliente. La vida de una chica que es enviada a la cárcel y allí, por intermedio de la superintendente, quien castiga duramente a las reclusas con violaciones, y salvajes electroshocks.
En 1975 dirige Crazy Mama, situada en los años 50, sigue la ola de crímenes de un grupo de hombres y mujeres entre California y Arkansas.
Un año después rueda Luchando por mis derechos, donde un granjero de Arkansas pelea contra un grupo inmobiliario que quiere echarlo de su tierra.
En 1977 diirige Handle with Care, un reparador de radio que salva a un camionero de un accidente.
En 1978 dirige un capítulo de la famosa serie Columbo y un año después filma El eslabón del Niágara, con Roy Scheider en el papel de un agente secreto que termina en una institución mental luego de ver como asesinan a su esposa.
Empieza a ser reconocido por la crítica cuando filma el oscarizado guion de Bo Goldman titulado Melvin y Howard: La trama nos narra la vida de un propietario de una gasolinera de Utah, Melvin Dummar que recoge a un anciano que dice llamarse Howard Hughes.
En 1984 llega la comedia Chicas en pie de guerra, donde dos vecinas, viejas enemigas, empiezan a trabajar juntas debido a la falta de mano de obra por la Segunda Guerra Mundial.
Ese año dirige el aclamadísimo documental titulado Stop Making Sense, sobre tres recitales de la banda Talking Heads. Para muchos, marcó el inicio de los grandes recitales filmados.
En 1986 dirige Algo salvaje, la vida de un rutinario hombre de negocios (Jeff Daniels) que se enamora de una mujer exactamente diferente a él (Melanie Griffith).
En 1987 dirige Nadando a Camboya, donde el actor Spalding Gray da cuenta de todos los pormenores que situaron mientras filmaba el film Los gritos del silencio. Nos habla de la convulsa situación política, drogas y sexo por doquier, que había en el país asiático.
En 1988 dirige una comedia sobre la mafia titulada Casada con todos, donde Michelle Pfeiffer es la femme fatale que atrae a un grupo de mafiosos.
Tres años después llegaría su obra maestra. Basada en un guion de Ted Tally y en una novela de Thomas Harris, filma El silencio de los inocentes. La actuación de Anthony Hopkins como Hannibal Lecter quedó en la historia. El film logró algo que sólo otros dos filmes lograron, ganar los 5 Oscars principales.


En 1993 llega otro éxito de la mano de Philadelphia. Cinco años tardó para volver a dirigir, esta vez con drama sobre el racismo Beloved, ambientada durante la Guerra Civil estadounidense.
En 2002 dirige La verdad sobre Charlie, una remake del film de 1963 Charada. Cuenta la historia de Reggie, una mujer que luego de volver de Paris, descubre que su cuenta está vacía y su marido asesinado. Aunque hay gente que sospecha de ella.
En 2003 dirige el documental The Agronomist. La verdadera historia de Jean Dominique, periodista de radio haitiano y activista de derechos humanos.
Un año después dirige otra remake, esta vez El embajador del miedo.  Protagonizada por Denzel Washington como Bennett Marco, un tenaz y virtuoso oficial del ejército quien sospecha del Sargento Raymond Shaw, que es manipulado para convertirse en candidato a la vicepresidencia.
Sigue con dos documentales, uno sobre Neil Young y su concierto en Nashville en 2006 y otro sobre los intentos de Jimmy Carter de conseguir acordar la paz entre Israel y Palestina del año 2007.
En 2008 rueda La boda de Rachel, donde una ex modelo regresa a su casa luego de varias crisis personales para asistir a la boda de su hermana, y lo que iba a ser una fiesta termina en una disputa familiar debido a las viejas tensiones entre los integrantes.


Luego llegan otros dos documentales, uno sobre Carolyn Parker, la última mujer que decidió dejar su vecindario cuando emitieron la orden de evacuación cuando el Huracán Katrina se acercaba a Nueva Orleans, en verano de 2005. Y en el otro vuelve a filmar un concierto de Neil Young, titulado Journeys.
Durante estos años se alejó del cine para dirigir capítulos de diferentes series como En cuerpo y alma, Iluminada o The Killing.
Hace poco terminó de filmar A Master Builder, una adaptación de la obra de Henrik Ibsen. Y está terminando de filmar Ricki and the Flash, donde Meryl Streep encarna a una mujer que deja a su familia para convertirse en una estrella de rock.

Apocalipsis, fin del mundo, castigo de Dios.
Pretextos fascistas que confunden a la población.
Cubrir el sexo es la mejor opción
pero cubrir no es la solución.
Nada se cura con miedo y discriminación


La sangre es para siempre nada podes hacer


Alguien me está hablando,
Llamándome por mi nombre
Me dice que no tengo la culpa
No me avergonzaré de amar.


Y tu vida va pasando,
tenés menos cartas que los demás pero no bajés la guardia,
si hay gente sana que no vale nada
y tu sinceridad va a ser tu nueva atracción
Enséñale al mundo, hermana!
viviendo con él...




FICHA TÉCNICA

Título original: Philadelphia
Año: 1993
Duración: 119 min.
País: Estados Unidos
Director: Jonathan Demme
Guión: Ron Nyswaner
Música: Howard Shore
Fotografía: Tak Fujimoto
Reparto: Tom Hanks, Denzel Washington, Antonio Banderas, Joanne Woodward, Jason Robards, Mary Steenburgen, Ron Vawter, Robert Ridgely, Charles Napier, Roberta Maxwell, Lisa Summerour, Roger Corman, Bradley Whitford, Anna Deavere Smith

SINOPSIS

Andrew Beckett, un joven y prometedor abogado de Philadelphia, es despedido del prestigioso bufete en el que trabaja cuando sus jefes se enteran de que ha contraído el sida. Decide entonces demandar a la empresa por despido improcedente, pero en un principio ningún abogado acepta defender su caso.


TRAILER


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