EDITORIAL
La
cabeza da vueltas. Las venas se inflan, mientras el sudor sale por los poros.
Los ojos desorbitados intentan escapar sin lograrlo. El cuerpo permanece
inerte, intento arrastrarme, pero no tengo la fuerza necesaria, ni tampoco la
lucidez mental para hacerlo.
¿Cómo
llegué a esto? ¿En qué me he convertido? Me encuentro totalmente paralizado.
Necesito saber de dónde vienen esas voces que retumban mis oídos, como si
fueran esas máquinas que trabajan rompiendo el concreto… Sí, es como si uno de
esos taladros gigantes me picara el cerebro una y otra vez.
Ni
la más maravillosa música permitirá relajarme un segundo. Fue un instante, del
cielo al infierno, del éxtasis a la locura, del amor al odio, todo se puede dar
en cuestión de minutos. De la vida a la muerte…
Y
pensar que sólo fue una pequeña picadura, un leve pinchazo que desató un volcán
interno, que estalló de afuera para adentro y explotó en el corazón.
Quizás
llegué a esto para evadir. Sí, para evadir todo tipo de cuestiones. Las
discusiones familiares, el estudiar para no llegar a nada, el no encontrar un
trabajo decente, enloquecerme en esta maldita ciudad, de amorfos personajes que
transitan sin vida, tratando de liberarse de sus propias caretas, para sentirse
felices, para hacernos creer que llevan una vida normal. Normalidad que
generalmente está dictada por las leyes de una sociedad maquiavélica, por una
moral que no siempre se respeta a si misma…
Quizás
el dejar de lado esa falsa moralidad, ese estatuto público, esa vida perfecta
me hizo irme del otro lado, hasta quizás, pasarme definitivamente de la raya.
Creo
que si llegué a este momento es por una razón, y no voy a poner ningún tipo de
excusas al respecto. En parte, lo hice conscientemente, como para poder escapar
de este acartonado mundo y sus falsos guiones de telefilm. Quedará una vida
bella, sin grises, con una locura propia de los que buceamos en el océano de la
verdad. Quedará un cuerpo demacrado, que seguramente cuidarán como cristal,
como nunca lo hicieron antes. Quedarán miles de sueños, quizás tantos como
lágrimas derramadas. Quedarán amigos… y me reencontraré con otros. Quedará, en
definitiva, un sol que nos seguirá iluminando, mostrándonos lo más hermoso que
tiene la naturaleza y que el hombre se empeña en destruirlo.
De
repente, los latidos empezarán a bajar el ritmo lentamente, se escuchará un
concierto de voces, entremezcladas con el tortuoso sonido de una sirena.
Aparecerá ella, con su cabello negro y su oscura mirada, para llevarme antes
que lleguen los demás. Me entregaré a sus brazos, veré el hermoso cielo y toda
la ciudad iluminada. Me prometerá amor eterno, me susurrará al oído que es
tiempo de dejar de sufrir, me dirá, sin más preámbulos, que ella será mi heroína…
Marcelo
De Nicola
Canción elegida para la editorial
Impresiones para
“Trainspotting”
La
velocidad del mundo comienza en el instante en el que nos reconocemos finitos.
Allí nace, quizás, la madre de todas nuestras angustias. Todo nuestro triste
apuro por descubrir quiénes somos, por entender por qué estamos acá o hacia
dónde vamos, radica en la certeza de que tarde o temprano, nos vamos a morir.
De no saber que todo este circo tiene un final, de no intuir entre ciertas
actitudes del mundo, ciertos descuidos, las frías intenciones de aquel telón
inevitable, no perdería mis noches en la desesperada búsqueda de palabras que
revelen algo. No valdría un tango la mujer de mi vida, ya que en la desdicha de
su negativa, solo bastaría esperar… y esperar. Respetable mesa, queridos amigos
del otro lado: digámoslo de una vez, transitamos la muerte, a nacer es hacia
dónde vamos. Esta finitud urgente, actúa en las personas de manera curiosa.
Algunos intentaron perdurar en el tiempo a través de matanzas indescriptibles,
han conquistado tierras de la manera más salvaje, han desaparecido amigos, han
pateado al olvido valiosas culturas. A ellos no nos cabe más que decirles,
desde este humilde espacio: no corran muchachos, no se apuren. No se apuren,
que no hay nada de que escapar. Ustedes son la muerte. Otros muchos, más
interesantes, han compuesto grandes obras, nos han contado la belleza del mundo
recurriendo a la inteligencia, la melancolía, disfrutando, a su manera, del
viaje.
Pero también está el resto. Aquellos autómatas siguiendo al pie de la
letra las consignas que dicta el plan. Serán los de este grupo, los que
carezcan de la puta fuerza para robarse una maldita uva o derramar sus lágrimas
ante un acorde desconocido. Entonces, aparecerá entre estas almas grises, la
necesidad de llenar aquel vacío con el triste resultado de sus cadenas.
Brindaran felices ante la compra de su celular último modelo. Sentirán el peso
del mundo en sus hombros por el solo hecho de cambiar el modelo de su auto y
darán laureles y premios al que denigre más al prójimo o muestre más de cerca
aquel culo que ninguno de nosotros podrá tocar. Quizás comprenda un poco más tu
mundo Renton al pensar en todo esto. Quizás comprenda tu duda de hacia dónde
escapar en este mar de gente muerta. Trainspotting, como también lo hizo en su
momento La Naranja Mecánica pero con otra profundidad sobre el tema, vendrá a echar luz sobre la hipocresía y la
perversidad ejercida por la sociedad. Veremos la ineficacia del estado,
tendremos ante nuestra vista la falta de oportunidades.
Después de todo, las
elecciones de Renton varían entre lo malo y lo peor, esas son las variantes que
le ofrece este mundo. No hay más. ¿Cómo entonces cuestionar su vida, sus
traiciones? ¿Desde qué lugar? ¿Por qué sentir que nuestra existencia brilla más
que la suya, que la de cualquiera? El film trabajara siempre el punto de vista
del protagonista. Nos ahogaremos junto con Renton en el devenir de sus
fantasías, gritarán nuestras tripas junto a sus necesidades, aullaremos, como
tristes lobos bajo la luna, por un pinchazo más. La estructura del relato
estará repleta de flashes oníricos y se apoyará en un montaje ágil y dinámico,
que no hará más que acompañar y reflejar los estados de ánimo del protagonista.
Desde un punto de vista Aristotélico, teniendo en cuenta su poética,
Trainspotting cuadraría dentro de las convenciones que definen a la comedia.
Dice el filósofo que lo cómico se vincula con la inteligencia dentro de un
marco social, o sea que si necesitamos a un personaje para realizar una crítica
social, que movilice la inteligencia de nuestros receptores, lo hallaremos, con
seguridad, dentro del marco de la comedia. Esa será, entonces, la función de
Renton. Venir a escupirnos sobre nuestras caras recién afeitadas, que después
de todo, tanto nosotros como él, somos la misma victima.-
Lucas
Itze.-
Canción post análisis
También les dejamos otra perla de Charly
Lou Reed, otro que le cantó a las drogas
Y uno de los clásicos de Clapton
Nos fuimos con algo de Almafuerte, para cerrar bien arriba
FICHA TÉCNICA
Título
original: Trainspotting
Año:
1996
Duración:
90 min.
País:
Reino Unido
Director:
Danny Boyle
Guión: John Hodge (Novela:
Irvine Welsh)
Música:
Rick Smith, Varios
Fotografía:
Brian Tufano
Reparto:
Ewan McGregor, Robert Carlyle, Jonny Lee Miller, Ewen Bremner, Kelly MacDonald,
Kevin McKidd, Peter Mullan, James Cosmo, Eileen Nicholas, Susan Vidler, Pauline
Lynch
SINOPSIS
Mark
Renton, un joven escocés, y sus amigos son adictos a la heroína, lo que
significa que viven fuera de la realidad, en un mundo aparte. Dentro del grupo
hay un psicópata alcohólico y violento, un joven desesperado, un mujeriego con
un conocimiento enciclopédico sobre Sean Connery y un entusiasta de las
caminatas y de Iggy Pop.
Trailer
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