sábado, 14 de junio de 2014

LA ÚLTIMA TENTACIÓN DE CRISTO

Programa 33 (28-10-2013)



EDITORIAL

Todo empezó en una de esas mañanas de sol y aire fresco, absurda y fastidiosa, como toda mañana. Siempre me sentí más cómodo en el refugio de la noche, bajo aquel manto oscuro capaz de inundarlo todo con autenticas sombras en donde poder ocultar mi ser de la ferocidad y estupidez del mundo. Ojo, no culpo ni quiero cuestionar en este momento al mundo, solo reivindico mi intolerancia. Aquella mañana, junto a una treintena de almas, que también saboreaban la tristeza de aquellas primeras horas solares (o por lo menos sus rostros así lo indicaban) viajábamos hermanados, no por decisión nuestra, sino por la amalgama que proponía el colectivo en el que viajábamos. Bajo estas circunstancias, con seres emergiendo desde lugares inhóspitos, iba yo escapándome entre las sabrosas páginas de un libro. Yo creo que los libros, muchas veces funcionan como desesperadas botellas arrojadas a un mar, con un mensaje capaz de generar una conexión entre el autor y el que lee. Aquella magia, aquella conexión, solo sucede, si el mensaje es leído a tiempo. De no ser así, las palabras se escabullirán entre tus dedos como la miserable arena del tiempo, condenando al libro, quizás, al más temible de los olvidos. Entonces, el autor muere, y el lector, un poco también. No fue ese el destino de mi texto. Esa mañana, mis ojos llegaron a un párrafo, que supo modificar mi existencia. Decía así: la primera ley de la termodinámica declara que la energía del mundo es constante; la segunda, que esa energía propende a la incomunicación, al desorden, aunque la cantidad total no decrece. Esa gradual desintegración de las fuerzas que componen al universo, es la entropía. 


Una vez igualadas las diversas temperaturas, una vez excluida (o compensada) toda acción de un cuerpo sobre otro, el mundo será un fortuito concurso de átomos. En el centro profundo de las estrellas, ese difícil y mortal equilibrio, ha sido logrado. A fuerza de intercambios el universo entero lo alcanzara y estará tibio y muerto.  Tristemente, comprendí la cantidad de veces que por temor, por miedo (valores fundacionales que trafican las religiones hace siglos) forcé al equilibrio a aquel caótico sistema que soy. Recordé, amargamente, mis nefastos intentos por encajar, todos y cada uno de mis traicioneros silencios que callaron mis ideas, mis amargas sonrisas al recibir dos monedas de más a fin de mes, mientras veía quemarse mis aventuras, mientras veía herido de muerte al niño que fui. Tiendo al equilibrio cuando no juego con mis hijos, cuando no asesino al despertador para poder saborear tu cuerpo sin horarios, cuando no me animo a explorar esas sombras que ocultan mis deseos, aunque tenga la certeza de que ellos también me hacen quien soy. Y en ese equilibrio, esta mi muerte, pero también está la muerte de todos ustedes. El equilibrio es la cruz, que mata lentamente al hombre. Y digo al hombre, para alejarme lo más posible de esa especie de mago de estampita que nos contaron en las clases de catequesis. Esa mañana, esa triste mañana, atrapado entre la gente que poblaba aquel colectivo, sentí mi cruz pesada, sentí ese horrendo equilibrio marchando monótonamente sobre mis hombros cansados, sobre mis piernas arrodilladas, lo sentí en mis parpados que se cerraban. Ese día no fui a trabajar. Desesperado, me abrí paso entre la gente, salte de aquella pesadilla con ruedas y corrí. Corrí sin sentido, sin dirección. Corrí lejos de las cruces, corrí rápido, dejando atrás al equilibrio. Corrí en la maravillosa tentación del fuego, aquella a la que el Cristo hombre también sucumbió. Aquella tentación que eligió para poder arder de una vez y para siempre. Su última tentación que no hizo más que llenarlo de humanidad, la ultima tentación de Cristo.-

 Lucas Itze.-  

Canción elegida para la editorial


IMPRESIONES SOBRE LA ÚLTIMA TENTACIÓN DE CRISTO


Martin Scorsese es un apasionado por el cine, y eso puede verse  en cada una de sus películas. Puede verse en la precisión de sus puestas de cámara, en cada uno de sus encuadres, en el exhaustivo trabajo con sus actores. Es un director que juega su pellejo en cada una de sus puestas, y eso, inevitablemente, le reserva un lugar en nuestra mesa. Muchas de sus películas terminaran siendo verdaderos cuestionamientos, profundos análisis, de aquel sector de la sociedad tantas veces excluida, aquella basura escondida debajo de la alfombra de las buenas costumbres. Invito a recordar. Será él quien nos cuente, la historia de Travis, un ex convicto con delirios mesiánicos cuya intención es la de limpiar las calles de Nueva York de la manera mas salvaje y violenta. Usara la historia de un joven boxeador, Jake Lamotta, para contarnos sobre la presión del éxito, el manejo de las mafias, allí aparecerá eso de: cuidado con lo que deseas porque puede hacerse realidad… También analizara la alineación sufrida en la vida moderna con su maravilloso film After Hour, infalible estudio sobre la sociedad industrializada. Y entonces llegara otro gran desafío, hablar de un personaje del que ya todo se sabe. Pero la provocación estará en hacerlo desde un lado poco común, quizás subversivo. 
Su personaje será Cristo y su punto de vista será el hombre. 


“La ultima tentación de Cristo”, como sus Films anteriores, vuelve a meter el dedo en la llaga de las buenas costumbres, vuelve a agitar el gran avispero de la sociedad, la cual no tardara en responder con aquella bofetada retrograda que es la censura. Este relato no estará basado en los evangelios, centrara su argumento, en aquella deliciosa discusión filosófica entre el espíritu y la carne. Humanizara a Cristo de tal manera, que lograra, que los que solo creemos en nosotros mismo, hagamos empatía automáticamente con aquel personaje. Porque lo veremos dudar, lo veremos padecer como hombre y no como deidad. Veremos en sus lágrimas su pánico a la muerte, sentiremos aquel peso salvaje de tener que salvar al mundo. Nos daremos cuenta de sus errores, seremos conciente de aquel torbellino que vivencia su espíritu. Finalmente, “La ultima tentación de Cristo”, resultara ser un film que lograra evangelizar más que aquellos bofes de carne podrida hollywoodenses, que invaden las pantallas para saciar el hambre de los fieles en las fanáticas semanas de pascuas. 


El bajo presupuesto destinado para el film, no lograra afectar en lo más mínimo a la potencia del relato. Contara con paisajes naturales realmente bellos, tendrá una fotografía tipo Rembrandt muy cuidada y elaborada. Oiremos diálogos inteligentes y secuencias capaces de alborotar a más de una sotana. Recuerdo aquella secuencia  tan llena de un amor verdadero, un amor realmente humano, en la que Cristo decide formar una familia. Entonces, abrazados a sus hijos y a su señora, él dice algo así como: me siento realmente feliz porque estoy donde quiero estar… Luego, al ver arder a su pueblo, al recibir a los apóstoles, quienes vienen a recriminarle su deserción, volverá a ser aquel Cristo, aquel hijo de dios que deberá morir por nosotros. Volverá esa maldita carga, y entonces, volverá también la cruz. Aquí Scorsese, jugara una ficha más, la última ficha, y nos recordara aquel cuadro maravilloso de Dalí llamado Cristo de San Juan de la Cruz. 


Colocara la cámara por encima de aquella maquina de tortura, pero, a diferencia de la pintura, el punto de vista será por  detrás de la misma. Como espectadores, entonces, obtendremos la blasfema mirada del padre por sobre el hijo, observaremos a aquellas bestias matar de la manera mas obscena al hombre. Veremos sus caras y no nos sentiremos muy diferentes por más encima de la cruz que nos pongan. De alguna u otra manera, desde nuestra comodidad de sociedad avanzada, seguimos crucificando lo diferente, matando lo distinto. Allí morirá aquel Cristo humano, aquel tipo que pensó, como dice una canción, que tal vez vivir cueste el pecado, aunque después, luego de tanto tiempo, sigamos encontrando su cuerpo muerto, pudriéndose en el baldío.

Lucas Itze.-

Canción post análisis

                
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Y nos fuimos rezando por vos



FICHA TÉCNICA

Título original: The Last Temptation of Christ
Año: 1988
Duración: 164 min.
País: Estados Unidos
Director: Martin Scorsese
Guión: Paul Schrader (Libro: Nikos Kazantzakis)
Música: Peter Gabriel
Fotografía: Michael Ballhaus
Reparto: Willem Dafoe, Harvey Keitel, Barbara Hershey, Victor Argo, Juliette Caton, Verna Bloom, Harry Dean Stanton, Randy Danson, Roberts Blossom, David Bowie, Irvin Kershner, Andre Gregory, Leo Burmester, Peggy Gormley, Tomas Arana, John Lurie, Gary Basaraba, Michael Been, Paul Herman

Sinopsis


Jesús, un carpintero de Nazaret, decide atender la constante llamada de Dios. Pero cuando está a punto de completar su misión, debe hacer frente a la mayor de las tentaciones y realizar un sacrificio para salvar a todos los hombres.

Trailer


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