martes, 27 de mayo de 2014

EN BUSCA DEL DESTINO - GOOD WILL HUNTING

Programa 11 (27-05-2013)


EDITORIAL

La noche era espesa y pegajosa, entonces la noticia cayó a los oídos de la tribu con la frescura de una llovizna leve. Todos los integrantes se alteraron y pronto dejaron sus lugares. Solo el más anciano, guiado quizás por su eterna sabiduría, mantuvo la calma y limito sus acciones a un abrir grande de ojos que luego se transformo en pura sorpresa. Entonces se puso de pie y habló: Es una gran noticia, dijo… La noche pronto se llenó de copas en alto, abrazos fraternales, ojos húmedos, pero sobretodo, de esperanza. Borges dice que lo venidero nunca se anima a ser presente del todo sin antes ensayarse y que ese ensayo es la esperanza. ¡Bendita seas, esperanza, memoria del futuro, olorcito de lo por venir, palote de dios! Esa noche nos fuimos todos llenos de esperanza. Aquel olorcito del porvenir, aquella memoria del futuro ya crecía y se hacía notar tiernamente en la pancita de su mamá. ¿Cómo acompañarte en aquel viaje en el que sé que tenés que hacerlo todo vos? ¿Cómo te cuento esta ansiedad, este adivinarte en ambos sexos? ¿Cómo explico que desde ahora sé que nadie en esta tierra va a saber pronunciar mejor que vos la palabra “tío”? No lo se. Simplemente me voy a dedicar a esperarte.


Tu aventura ya empezó y eso me pone feliz. De este lado te espera un zoológico sin demasiado sentido, pero no te asustes, hay algunas luces que van a brillar para vos siempre. Acá te esperan los caballos de calesita, las frutillas de las plantas de la abuela, las rodillas raspadas, los Beatles, Astor, Spinetta, Miller, el viejo Bukowski, algún atardecer que sepa robarte el alma. Te esperan hermanos, primos. Te espera mamá y papá. Te espero yo. Ojala sepamos abrir nuestros oídos y nuestras manos para recibir también todo lo que vos traes para nosotros. Pronto nos vamos a ver en persona y vamos a salir a pasear por este mundo. Mientras tanto no voy a parar de soñarte, ni ahora ni nunca. Ojala pronto perdamos la soberbia de querer guiarte, de querer enseñarte. Las cosas están servidas para que vos las tomes, nunca nos creas cuando nuestras palabras suenen seguras.  Los que acá estamos hace un tiempo somos tanto o mas novatos que vos en esto de vivir, simplemente el tiempo nos volvió miserables y fingimos seguridades que nos son completamente ajenas. Nadie sabe nada acá, pero todos tenemos una explicación para todo. Pasamos el día en la triste misión de explicarle al vecino que el piso es duro, mientras él nos jura que el cielo es azul. Pero ya vamos a tener tiempo para todo esto, te lo juro: de boca de duende a oído de duende. Ojala entendamos pronto, que tanto vos como nosotros, estamos aquí, en este pasillo absurdo, en busca de lo mismo: en busca del destino.

Lucas Itze.-

Canción elegida para la editorial



IMPRESIONES SOBRE EN BUSCA DEL DESTINO



Estamos frente a un gran guión, de eso no hay dudas. Sólido en su construcción de personajes, sólido en sus líneas narrativas, sólido por donde se lo mire. Es verdad que no hay una gran originalidad en su historia, pero el relato esta tan bien armado que poco nos importa eso. En este caso, las labores de guionista y dirección están repartidas en distintas personas. Gus Van Sant, director del film, llevo a la acción aquellas páginas llenas de sueños que es el guión y lo hizo con grandeza. Se sabe que el guión cinematográfico no es una obra terminada, una obra en si. Nos dice Jean Claude Carrier y Pascal Bonitzer en su libro “The End, práctica del guión cinematográfico” libro que recomendamos abiertamente, que el guión es un estado transitorio, una forma pasajera destinada a metamorfosearse y a desaparecer, como la oruga que se convierte en mariposa. Insiste mas adelante y agrega: es un objeto efímero, no esta concebido para durar sino para desaparecer, para convertirse en otra cosa. Esa otra cosa, es nada más y nada menos que el hecho audiovisual. En este caso, la película. Un gran guión no asegura nunca una gran película, es solo un buen primer paso. Entendamos al guión como lo que enciende la gigantesca maquinaria que es un rodaje. A partir de él, cada área implicada en el rodaje (fotografía, dirección, producción, actores, etc.) realizará una lectura egoísta del mismo y aportaran desde su arte todo lo que puedan para llegar al objetivo final que es la película, el producto audiovisual. Ahí comienza la oruga a transformarse en mariposa, ahí lo que se escribió en soledad, toma dimensiones inimaginables y alcanza lugares nunca proyectados. 


En busca del destino es una bella mariposa, su vuelo es melancólico, pero finalmente despliega sus alas y nos inunda con sus colores maravillosos. El film comienza con un engaño. Empieza presentándonos a Will, ese pibe de los suburbios, aquel genio de 20 años que coquetea con las niñas mimadas de Harvard y sin muchas preguntas lo convertimos al instante en nuestro héroe. ¿Como no hacerlo? En una misma noche ajusticia a los golpes a su opresor de jardín de infantes, toma cerveza con amigos tan fieles e impresentables como los nuestros, desenmascara la soberbia de un pseudo sabiondo disfrazado de tipo duro, un triste recitador de autores, otro opresor, pero ahora de las ideas, al cual también invita a pelear y termina ganándole a la chica. Creemos ver en él representada la lucha de clases. Creemos ver en él la reivindicación del humilde, la mojada de oreja a la maldita oligarquía, la tocada de culo final. Pero no, la película tomara otro rumbo, otro destino y buscará profundizar más su contenido. Iremos asistiendo de a poco al derrumbe del personaje y con esto, también a su nacimiento. Gus Van Sant lo grafica muy bien este estadio de Will con las escenas de él en la obra en construcción. Cada ladrillo que Will voltea, cada martillazo que descarga sobre los muros, también lo hace sobre el muro de sus defensas, sobre los muros de sus limitaciones. Su ayudante en esta feroz batalla es nada más y nada menos que Sean Maguire, aquel psicólogo interpretado por el siempre genial Robbin Williams. Un analista muy poco ortodoxo, tan de barrio como Will, tan brillante como él. Aquella mirada tierna, mirada que solo Robin Williams puede lograr, va a acompañarnos durante toda la película y va a desarmarnos a nosotros también como espectadores. Pronto entenderemos las tragedias vividas por Will, su soledad nos caerá encima como un balde de agua fría, su miedo a la perdida nos quedara clarísimo y lloraremos junto a Skylar, aquella hada hechicera, la ruptura de su amor. 


Creo que la columna vertebral del relato está constituida por las distintas sesiones de Will con Sean. Ese trabajo junto al psicólogo irá humanizando al personaje y de aquellas charlas rescataremos diálogos geniales. Son en estos encuentros donde conoceremos al verdadero Will, al que está escondido detrás de una lista interminable de citas, de datos precisos, de cálculos imposibles. Veremos al Will que se parece mas a nosotros y ya no tanto a lo que nos gustaría ser. Finalmente, la oruga se hará mariposa, y reconoceremos al niño que es Will, a ese chico repleto de fantasmas. Entenderemos, una vez más, que de nada sirve tenerlo todo sin apostarlo. Entenderemos que la búsqueda del destino es constante, ya que nada nos garantiza el éxito de nuestras decisiones. Ahí esta el sabor de todo esto. Perdonen a este que escribe por la torpeza en su análisis, es que una vez más decidí apostarlo todo y tuve que ocuparme de una chica…    

Lucas Itze.-

Canción post análisis


Una de las canciones del film, en vivo para la ceremonia de los Oscar:


Y nos despedimos con un temazo:


FICHA TÉCNICA

Título original: Good Will Hunting
Año: 1997
Duración: 126 min.
País: Estados Unidos
Director: Gus Van Sant
Guión: Matt Damon, Ben Affleck
Música: Danny Elfman
Fotografía: Jean-Yves Escoffier
Reparto: Matt Damon, Robin Williams, Minnie Driver, Ben Affleck, Stellan Skarsgård, Casey Affleck, Cole Hauser, Philip Williams, John Mighton, Rachel Majorowski, Colleen McCauley, Matt Mercier, Richard Fitzpatrick

Argumento

Will (Matt Damon), es un rebelde de los suburbios de Boston que trabaja como personal de limpieza en la Universidad de Masachussets, una de las facultades de matemáticas más importantes del mundo. Luego del trabajo, suele juntarse a beber con sus amigos y a buscar pelea, en una de ellas, Will cae detenido.
El profesor Gerald Lambeau (Stellan Skaargard) es el más importante del organismo y siempre deja en la pizarra un problema matemático difícil de resolver, hasta que un día el problema apareció resuelto, pero nadie sabía quien lo había hecho.
Gerald descubre que esa persona es nada menos que Will, entonces decide pagarle la fianza para salir de la cárcel, a cambio de estudiar matemáticas y, sobre todo, ver a un terapeuta.
Will pasa por varios profesionales pero con ninguno encuentra la forma de relacionarse, hasta que el profesor decide llamar a un viejo conocido, Sean (Robin Williams), ex compañero, profesor y psiquiatra de profesión.
Con Sean, Will se empieza a abrir, y ambos empiezan a descubrir que sus vidas no son tan diferentes, que la vida los ha golpeado a los dos de una manera violenta. Mientras tanto, Will se enamora de Skylar (Minnie Driver), una estudiante de Harvard que le hace despertar el amor, aunque el lo niegue de forma rotunda.
Por su parte, Gerald intenta por todos los medios conseguirle un gran empleo a Will, mediante entrevistas que el rechaza una tras otra y empieza una disputa con Sean porque sólo le importa como “genio” y no como persona.

Cuando su chica se va a California a estudiar, y su mejor amigo Chuckie (Ben Affleck) le dice que no sea estúpido y que aproveche el don que la vida le dio, ahí es cuando Will decide aceptar una oferta de trabajo, pero también hace caso de las enseñanzas del profesor Sean, obedece lo que le dice su corazón y parte hacia California a buscar al amor de su vida.

TRAILER


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