miércoles, 15 de marzo de 2023

EL CUCHILLO BAJO EL AGUA - NÓZ W WODZIE (KNIFE IN THE WATER) DE ROMAN POLANSKI

PROGRAMA 401 (10-03-2023)

 

SINOPSIS

 

En el transcurso de un día a bordo de un yate de vela se establecerá un extraño triángulo entre tres personas, una pareja y un hombre, de diferentes estratos sociales, convirtiéndose la mujer en el centro de una lucha de poder entre los dos hombres. (FILMAFFINITY)

 

EDITORIAL

 

Solo vine a ver el jardín dijo, luego caminó unos pasos y volvió a repetirlo. Sus pequeños pies descalzos crujían sobre las hojas secas. Solo vine a ver el jardín. Miró hacia los costados y no encontró nada que la ate a ese lugar. Los árboles se erguían con sus filosos brazos, sus sombras desesperantes huían en busca de nuevas formas. La noche de los cuerpos se estrellaba contra el oscuro firmamento. Alejandra había alertado que la jaula se había vuelto pájaro y se había volado. ¿Qué haremos ahora con el miedo? La noche envolvió las rosas y ya no fueron las rosas. La noche bañó sus manos y ya no fueron sus manos. ¿En qué jardín habrá caído su inocencia? ¿Cuál habrá sido la pregunta que la condujo a este abismo? El viento susurró una historia y le acarició el pelo con su mano invisible. Sus ojos se pulverizaron para siempre con aquel relato. Ya no volvió a ver nunca más la rosa, escaparon para siempre de aquella forma sus manos.



¿Cómo explicar tanta angustia? Las criaturas de la noche devoraron definitivamente toda esperanza. Ahora, ella se aleja de su cuerpo ahogándose entre un mar de palabras que gritan sin sentido. El murmullo de la muerte siempre está vacío de sentido. Solo vine a ver el jardín, se repitió de nuevo para ella. ¿Cómo reproche? No, se lo repitió para que aquella realidad dialogue con honestidad de una maldita vez con la mentira. Se lo repitió para no creer. Para que sus ojos duerman el sereno sueño del engaño. La noche nace en las venas de la pequeña Alicia engullendo su cuerpo. Ya no será ella cuando despierte. ¿Reconocerá sus manos entre tanta muerte? ¿Gobernará sus dedos para secar sus mejillas? ¿Cuál será el jardín que ella vea cuando el sol amanezca en su mirada? La muerte inventa la noche. El olvido se olvida de ella.    

 

Lucas Itze.-

 

Canción post impresiones

 


IMPRESIONES PARA EL CUCHILLO BAJO EL AGUA

 


“Por privilegio de su impunidad, el poder se da el lujo de vivir en estado de perpetua distracción: se olvida de todo, se equivoca, no sabe lo que dice, ni se da cuenta de lo que hace” escribió alguna vez Eduardo Galeano. Ese poder es lo que muestra la real cara de cierta gente, que muchas veces rozan la vergüenza ajena debido a sus decisiones incomprensibles ¿Y cómo generaron ese poder si son personas tan poco inteligentes y empáticas? Hay varias de formas de escalar en el status social y, no vamos a descubrirlo ahora, ese mismo círculo poderoso busca beneficiarse de esas personas para sacar tajada. Un títere fácilmente manejable, siendo más claros. Y en muchos casos, ensimismados en peleas en las que otros no gastarían ni un gramo de su energía. En ese poder también está implícito el sistema patriarcal de la sociedad que descendemos. Allí radica la importancia de mostrarse como el hombre duro, no solo hablando en cuanto a la masculinidad sino en diferentes aspectos. De ahí el famoso “Yo por mi naturaleza de hombre puedo con todo”. Esto último, es algo que se marca en los comienzos en el personaje de Andrzej, el protagonista del primer largometraje de Roman Polanski “El cuchillo bajo el agua”. El polaco demuestra que teniendo una buena premisa y un buen guión (co escrito junto a Kuba Goldberg y Jerzy Skolimowski), sirven para que el argumento sea ingenioso. 



El film comienza con una pareja en un auto siendo manejado por ella. Luego intercambiarán roles y aparecerá alguien haciendo dedo, quien casi es atropellado por conductor. Ya en esas primeras charlas aparecerán los primeros comentarios machistas del esposo. A pesar del incidente, decide subir al joven y hasta lo invita al velero a navegar con ellos. El director confesó que tenía pensado algo más teatral pero que después tuvo que cambiar de idea. Pese a eso, logró algo muy usual en él… que casi todo el metraje se ruede en un pequeño espacio escénico, en este caso, el velero. Ya desde ese comienzo, las miradas y la excelente banda musical, logran crear una tensión sexual en el ambiente. Incluso muchos planos jugarán con lo fálico, desde el cuchillo que da nombre al film hasta el mástil del pequeño barco. Nosotros asistiremos como meros voyeurs a esa disputa entre el marido, de profesión periodista y el joven del cual, y no es un pequeño detalle, ni sabremos su nombre. Inmediatamente la mujer pasará a un segundo plano, los encuadres se quedarán casi obsesivamente con los primeros planos de esos dos hombres en una pelea entre dos formas de vida. Así, ya desde la puesta en escena, confirma en las imágenes el conflicto narrativo. La cámara muchas veces también se posará desde atrás de los protagonistas, para hacernos más espectadores. A pesar de que por momentos parece que no pasa nada, el director siempre nos mantendrá atentos a la pantalla. Los pocos diálogos irán subiendo la energía, empezará ese juego de cazador cazado. Veremos los dos opuestos enfrentarse entre sí. 



El hombre de experiencia, su vida burguesa y su arrogancia de sabérselas todas, cual capitán de barco, versus el joven humilde que transita su vida sin apuros ni objetivos claros, aunque ciertamente nihilista. Y en el medio ella, casi como objeto de batalla. Pero será en ese momento donde Krystyna, la mujer, dejará de pasar desapercibida y empezará a plantear sus cuestionamientos a su pareja. Así ganará confianza y logrará desafiar a su despótico esposo. Las escenas dentro de la embarcación, en un espacio minúsculo crearán claustrofobia y tensión en partes iguales, ayudadas por ciertos silencios que, como sugiere el título del film, se cortan con un cuchillo. Objeto que será la clave en el cambio del curso dramático de la película. Como decía Chejov “Si en el primer acto tienes una pistola colgada de la pared, entonces en el segundo o tercer acto debe ser disparada. Si no, no la pongas ahí”. La caída al agua del objeto será el punto cúlmine para una pelea entre el hombre maduro y el joven rebelde. Una pelea que derivará en importantes consecuencias para la tríada protagonista. El final será con un plano del auto frente a dos caminos donde habrá que elegir uno. Será una metáfora sobre el destino que tendrá que decidir Krystyna, si seguir con su vida burguesa, acomodada y carente de afecto al lado de su marido o entregarse por una vida abierta, sin lujos y soñadora como la que persigue el joven desconocido. En definitiva, si vivir la vida del marinero o el capitán…

 

Marcelo De Nicola.-

 

Canción post impresiones

 


UNIVERSO POLANSKI

 


Nacido en París en 1933, es uno de los directores más reconocidos que quedan con vida del siglo XX. Sus padres se mudaron a Cracovia en 1936. Su madre, pese a no ser judía, murió en el campo de concentración de Auschwitz, su padre, en cambio, se salvó por poco. Siendo muy joven, ya empezó a interesarse por el mundo del cine y comenzó su carrera como actor teatral. Más tarde cursó estudios en la Escuela de Cine de Łódź.

A los 21 años rueda el corto Rower (La bicicleta, 1955), en el que él también actúa con el papel principal. Le siguieron Rozbijemy zabawę... (1957), Uśmiech zębiczny (1957), Dwaj ludzie z szafą (1958) (Dos hombres y un armario), Lampa (La lámpara, 1959) y Gdy spadają anioły (1959) (Cuando los ángeles caen). En 1961 empieza a filmar El cuchillo en el agua, donde un drama entre dos hombres de distintas clases sociales que se encuentran en un yate y pelean por el amor de una mujer. El film, fue nominado al Oscar y el director empezó a hacerse famoso. En el medio rodó un cortometraje en Francia. Ya en 1965 filma Repulsión, un drama psicológico surrealista filmado en el Reino Unido, con una bella Catherine Deneuve en el papel principal. Gana el Oso de Plata en Berlín. Un año después filma la comedia negra Cul-de-sac (Callejón sin salida), que nos cuenta la historia de dos mafiosos que se refugian en un castillo donde viven un inglés con su esposa ninfómana. Oso de Oro en Berlín. En 1967 dirige La danza de los vampiros, una parodia hacia el género del terror que obtiene muy buenas críticas. Allí conoció a su futura esposa, Sharon Tate. En 1968 llega su película de culto, El Bebé de Rosemary, dando el salto a Hollywood, en uno de los films más reconocidos de la década.



1969 iba a ser el año bisagra, por la muerte de su compositor musical en un accidente, pero sobretodo, por el asesinato de su esposa Sharon Tate, quien estaba embarazada, y otras cuatro personas más en su mansión de Los Angeles, mientras Polanski estaba en Londres. Los asesinatos, fueron por obra de la banda de Charles Manson, uno de los grandes asesinos en serie de la historia. Vuelve en 1971 con una adaptación de Macbeth en el Reino Unido. En 1972 filma en Italia ¿Qué? con Marcelo Mastroianni, y en 1974 llega otra de sus obras cumbres. Chinatown, con Jack Nicholson en un drama del cine negro ambientado en los ´30. 11 nominaciones al Oscar, y premio a mejor guion.



Vuelve en 1976 a Francia para filmar El inquilino, otro thriller psicológico donde él es el protagonista. En 1977 fue acusado de abuso sexual a una menor llamada Samantha Geimer. Fue acusado por consumo de drogas, perversión y sodomía, así como por administración de estupefacientes a una menor de trece años. Según ella, Polanski la llevó a la casa de Jack Nicholson en Mulholland Drive con el pretexto de fotografiarla para la revista Vogue; pero una vez allí, le dio champán con metacualona, le tomó fotos con el pecho desnudo, la llevó a un jacuzzi y de allí la llevó al dormitorio, donde la violó a pesar de la oposición de la chica. Estuvo detenido 42 días, luego viajó a Francia, país en el que tenía y sigue teniendo la nacionalidad, evitando así el riesgo de ser extraditado a los Estados Unidos por el Reino Unido, pues de acuerdo con el tratado de extradición entre Francia y los Estados Unidos, Francia se puede negar a extraditar a sus ciudadanos, como hizo en este caso.  En 1978 filma Tess, un drama de época sobre un libro de Thomas Hardy que se llevó tres premios de la Academia. Volvió a Francia para filmar Piratas, una película bastardeada por la crítica. Dirige a Harrison Ford y a su futura esposa 33 años menor, Emanuelle Seigneur en el film Búsqueda frenética de 1988 y cuatro años después llega la candente Perversa luna de miel, otra vez con Seigneur y Hugh Grant



En 1994 filma La muerte y la doncella, película sobre los efectos de una dictadura. Sigue filmando en Francia y en el año 1999 sale La novena puerta, donde Johnny Depp interpreta a un bibliófilo al que le encomiendan encontrar dos textos satánicos, basado en la novela de Arturo Pérez-ReverteEl club Dumas. En 2001 dirige El Pianista y gana el Oscar a la mejor dirección, pero como no puede entrar a Estados Unidos su premio lo recoge Harrison Ford. También gana la Palma de oro en Cannes.



En 2005 dirige una película con la que se identificaba, Oliver Twist, basada en la novela de Charles Dickens. En 2010 llega El escritor oculto, donde un escritor acepta escribir la auto biografía del primer ministro británico pero poco a poco empiezan a complicarse las cosas. En 2011 adapta la obra teatral de Yasmine Reza y la titula Carnage, llamada aquí Un Dios Salvaje, sobre dos matrimonios que discuten temas de sus hijos. El film no cambia de locación en todo el metraje y junta a cuatro grandes actores: Kate Winslet,  Christoph Waltz,  Jodie Foster y John C. Reilly. Su último film fue en 2013, titulado La piel de Venus, la historia de un director de teatro que no consigue a la mujer ideal para su papel, hasta que aparece alguien que tiene todo lo que el detesta, pero que interpreta el papel perfectamente. En 2017 llegó, otra vez con su esposa, Emanuelle Seigneur, D'après une histoire vraie (Basado en una historia real), donde una escritora empieza a ser atormentada por una admiradora. Su último film fue Yo acuso, basado en el caso del capitán francés Alfred Dreyfus, acusado de traición por espiar a Alemania a fines del siglo XIX. Se llevó varios galardones en diferentes festivales.

 

FICHA TÉCNICA

 

Título original: Nóz w wodzie

Año: 1962

Duración: 94 min.

País: Polonia

Dirección: Roman Polanski

Guion: Roman Polanski, Jerzy Skolimowski, Jakub Goldberg

Música: Christopher Komeda

Fotografía: Jerzy Lipman (B&W)

Reparto: Leon Niemczyk, Jolanta Umecka, Zygmunt Malanowicz

 

PELÍCULA COMPLETA

martes, 14 de marzo de 2023

INDIA SONG DE MARGUERITE DURAS

PROGRAMA 399 (24-02-2023)

 

SINOPSIS

 

Recreación de la India de los años 30 a través de la historia de Anne-Marie, la esposa del vice-cónsul francés en el país. Harta del tedio cotidiano en que se ha convertido su vida, la mujer inicia una serie de aventuras amorosas que su marido conoce, pero pretende ignorar. (FILMAFFINITY)

 

EDITORIAL

¿Cómo manejamos los recuerdos? ¿Cuáles quedan en la memoria y porque motivo? De repente cerramos los ojos y ciertas imágenes o aromas empiezan a aparecer como si fuesen un video editado. El olor a tierra mojada, el aroma de ese mate cocido de la mañana, un tango con la voz de Carlitos, algún gol de último minuto… Todos momentos que forman parte fundamental para nosotros. Aunque quizás no tengan la más mínima importancia en el aquí y ahora. Pero están ahí, instantáneamente, en este mundo fugaz en el que estamos inmersos. Entonces me pregunto: ¿Por qué idealizamos el pasado? Nos estaremos (o me estoy, quizás es algo mío) volviendo viejos porque todo lo pasado es mejor. Crecimos escuchando a padres, tíos o abuelos diciendo esa frase como un mantra y nos creíamos imposible de repetirla. Sin embargo, aquí estoy diciendo que tal música me parece una mierda, que tal jugador no le ata ni los cordones a tal otro o que la tecnología sirve más para complicarte la vida que ayudarte a resolver problemas. 



Entonces ¿porque llegamos a esa idealización? Si sabemos que ciertos momentos del pasado son oscuros y vulgares, donde la palabra de muchos era silenciada y los derechos apenas eran un puñado que se contaban con los dedos de las manos. Sabemos que la memoria es el mejor aliado para no repetir los errores del pasado. Pero hay puntos que memoria y recuerdos se desconfían entre sí. Recuerdos que mienten un poco nos diría nuestro amigo Solari. Entonces quizás allí, en alguna caja perdida, es donde guardamos esos momentos que no queremos olvidar. Y aunque desconfiemos de esas imágenes que se nos aparecen en la mente, estemos seguros de que por algún motivo siguen ahí. Será ese recuerdo olvidado el que tendremos que desbloquear para seguir el camino. Allí, en esa biblioteca virtual que tenemos como memoria, tendremos que ser capaces de encontrar esos archivos ocultos que alguna vez guardamos para liberarnos de la condena de nuestro propio pasado.

Marcelo De Nicola.-

 

Canción elegida para la editorial

 


IMPRESIONES SOBRE INDIA SONG

 


Allí está él, aún entre las sabanas. ¿Es febrero? No, lo sé. Pero el calor agobia. El calor desdibuja las figuras que se ven detrás de la ventana, como si de un efecto cinematográfico se tratara. Fuma y la noche aún se confunde entre sus sabanas. ¿Y ella, ya se ha ido? No, ella permanece inmóvil frente a la ventana. Sus ojos están tristes. ¿Piensa en el futuro? Con seguridad. Siempre el amor acaba triste porque sabe que nunca tiene futuro. Ella viste de blanco, solo su ropa interior blanca y su piel húmeda. ¿Él ya le dijo que se irá? No, aun no. Pero ella lo intuye. Se nota en su ausencia, en su mirada que se escapa por la ventana hacia las orillas del lago lodoso que tanto odia. Ella no necesita oírlo. Ella lo sabe. Lo supo porque sus manos la tocaron con culpa. Lo supo por su silencio. No necesita oírlo, ella lo sabe. ¿Por qué no se va, por qué se queda mirando a través de la ventana? Porque está recordando. Ella recuerda su niñez repleta de ausencias, de despedidas sórdidas, repentinas, no anunciadas como la que sabe que ahora le espera. Recuerda a su madre muriendo ahogada. Recuerda a su madre caminando hacia el mar. ¿La vio? No, pero el recuerdo aun así es vivido. Recuerda la noticia a sus 15 años y aquella pena infinita por la falta de un último abrazo. 



No recuerda un último beso, ni una ultima caricia. ¿Sintió odio? Tal vez. Sintió todo el dolor del silencio, toda su locura desesperante. Siente odio por olvidar la verdadera voz de su madre y en cambio escuchar en su recuerdo aquel tono neutral diciendo sus líneas. Diciendo aquello que ahora cree que dijo. Aquellas frases de madre que jura haber oído, que cree profundamente haber escuchado. Alguien toca Chopin. Su madre tocaba el piano. Había uno en el salón principal, jamás nadie volvió a tocarlo. Son los Nocturnos, el primero de ellos. El piano había sido un regalo de su padre. Ambos se tendían en el piso a escucharla tocar. Tocaba con dulzura, sin ningún virtuosismo, pero con mucho sentimiento y honestidad ¿Vive su padre aun? Si, vive. Aunque la melancolía lo ha vencido. Jamás pudo salir de aquella fantasía oscura, de aquel complejo laberinto donde duelo te arroja. Enterró la música en el fondo del mar. Ella era su música.  



Él se ha sentado ahora en la cama y busca donde apagar su cigarrillo. Camina hacia el cenicero que está al lado de ella y estrella la pequeña brasa encendida sobre él. Ve su espalda desnuda, su pelo rubio recogido todo hacia un lado. Piensa en Modigliani, en cierta belleza distante que huye, que se escapa como un sol que se apaga buscando otro horizonte, como la muerte propia del tiempo. Siente un impulso por abrazarla, pero no lo hace. Mira su reflejo en un espejo. La noche se ha escondido en su mirada. Borges ha escrito su nostálgico desprecio por los espejos en uno de sus famosos poemas. En él, culmina diciendo que dios ha creado las noches que se arman de sueños y las formas del espejo para que el hombre sienta que es reflejo y vanidad. Por eso nos alarman. El recuerdo como el imperfecto reflejo de un espejo lleno de tiempo es el modo que eligió Marguerite Duras para narrar una trágica historia de amor en su desafiante film India Song. El film tendrá el valor de una obra literaria filmada con los recursos cinematográficos mínimos y necesarios para lograr una obra que exceda lo literario como también lo fílmico. Será un relato exquisitamente escrito y extraordinariamente filmado utilizando como claro recurso durante todo su desarrollo el manejo poético del tiempo. Estructuralmente, la directora y guionista, marcará un quiebre en sus líneas narrativas. 



Esto es lo que hará de India Song una pieza tan especial, tan única. Por un lado, las imágenes narrarán el tedio, una sociedad deteriorada en sus valores, en sus políticas, en sus relaciones. Por otro, estará el audio que no necesariamente tendrá una relación de causa y efecto con lo que la pantalla muestre. Serán dos tiempos narrativos guiados por una misma temática, con un mismo objetivo, pero sin una correspondencia necesaria en su desarrollo. Se trabajará mucho desde la fotografía los planos fijos, largos, monótonos, como las relaciones y el padecimiento de los personajes que los componen. Estallarán los rojos, tal vez para remarcar ciertas pasiones. Las locaciones estarán cargadas y transmitirán la misma pesadumbre transitada por los personajes de la historia. Duras trabajará desde cámara el punto de vista de un observador externo que no interviene de manera alguna en la historia. Todo el film será un ejercicio preciso sobre el recuerdo, aparecerá seguido aquella metáfora del espejo, multiplicando personajes, mintiendo profundidades, exponiendo soledades. El reflejo distorsionado de una realidad aparente que se completa de confusiones y fantasías. El reflejo de errores que juramos aciertos. El recuerdo de una historia plagada de mentiras.        

 

Lucas Itze.-            

 

Canción post impresiones

 


UNIVERSO DURAS

 


Nació en Vietnam en 1914 cuando el país era parte de la Indochina Francesa. Las experiencias que vivió junto a su madre en Indochina, donde residió hasta 1932, le inspiraron la novela Un dique contra el Pacífico, con la que se dio a conocer en 1950, tras publicar varias novelas de escaso éxito. Trabajó como secretaria en el Ministerio de las Colonias de 1935 a 1941. Cambió su apellido en 1943 por el de un pueblo de Lot-et-Garonne, donde estaba la casa paterna. Se casó en 1939 con Robert Antelme. Tuvo un hijo que murió en 1942. Ese año, Duras conoció a Dionys Mascolo, que terminó siendo su amante, y con quien tuvo otro hijo. Durante la Segunda Guerra Mundial, participaron en la Resistencia francesa. Su grupo cayó tras una emboscada; Marguerite logró escapar ayudada por François Mitterrand, pero Robert Antelme fue apresado y enviado a un campo de concentración el 1 de junio de 1944. En 1945, pese a su deseo de divorciarse, cuando Robert regresó en penosas condiciones del campo de Dachau, ella se quedó con él para cuidarlo, hecho que relatará en su novela tardía El dolor (La douleur). Se divorció en 1946. Militó en el Partido comunista del que fue expulsada en 1955. Una vez terminada la contienda, inició su intensa actividad en los campos del periodismo, la novela, el teatro y el cine, y escribió y dirigió varias películas y obras teatrales. Encuadrada inicialmente en los moldes del neorrealismo de posguerra (Los caballitos de Tarquinia, 1953) y afín a la línea existencialista de Jean-Paul Sartre y Albert Camus, se acercó después a los postulados del «nouveau roman» de Alain Robbe-Grillet, aunque sus novelas no se limitan nunca al mero experimentalismo, sino que dejan traslucir un aliento intensamente personal y vivido, como sucede en Moderato cantabile. Escribió el guión de la célebre película Hiroshima, mon amour (1958), dirigida por Alain Resnais con gran éxito. 



Además, dirigió varias películas, entre las que se encuentran: La música, Destruir, dice ella, Nathalie Granger, La mujer del Ganges, Su nombre de Venecia en el desierto de Calcuta, Días enteros en los árboles, El camión, Baxter, Vera Baxter, Le Navire Night, El hombre atlántico, Agatha y las lecturas ilimitadas o Los niños. Casi todas sus películas son experimentales, además dirigió varios documentales. Los temas de Duras fueron siempre los mismos: el amor, el sexo, la muerte, la soledad. En 1969 publicó Destruir, dice y dos años después El amor (1971), que anticipa en ciertos aspectos su obra más celebrada, El amante (1984), ganadora, entre otros, del Premio Goncourt. Al año siguiente apareció el relato con fondo autobiográfico El dolor, que fue escrito en 1945, y en 1990 su última novela, La lluvia de verano. La agitada vida de Marguerite Duras rivaliza y se combina con su obra hasta el punto de ser ambas difícilmente comprensibles por separado. Es difícil definir su personalidad: iracunda o dulce, genial o narcisista pero hay que creerle cuando asegura: "Yo soy una escritora, no vale la pena decir nada más". De hecho, C'est tout, de 1995, fue su último texto. "Para que el mundo sea soportable, es necesario exorcizar las obsesiones, pero la escritura puede, tanto esconderlas como desvelarlas". Entonces Duras tantea, repite una y otra vez, busca la palabra justa, "prueba" escribir, como se prueba amar aun sabiendo que nunca se logrará totalmente. Marguerite decía: "Escribir es tratar de saber lo que uno escribiría si uno escribiera". "Escribir ha sido siempre lo único que llenaba mi vida, lo único que me separaba de la locura", confiesa en su ensayo de 1993 Escribir”.

 

FICHA TÉCNICA

 

Título original: India Song

Año: 1975

Duración: 120 min.

País: Francia

Dirección: Marguerite Duras

Guion: Marguerite Duras

Música: Carlos d'Alessio

Fotografía: Bruno Nuytten

Reparto: Delphine Seyrig, Michael Lonsdale, Mathieu Carrière, Claude Mann, Vernon Dobtcheff, Didier Flamand

 

PELÍCULA COMPLETA

PICKPOCKET DE ROBERT BRESSON

PROGRAMA 398 (17-02-2023)

 

SINOPSIS

 

Michel es un carterista que no roba por necesidad como tampoco lo hace por vicio; no es cleptómano, roba para darse a sí mismo un valor, porque el robo es el medio de expresar sus sentimientos. (FILMAFFINITY)

 

EDITORIAL

 

Recuerdo aquella frase del escritor francés Jean de La Fontein que decía aquello de que "A menudo encontramos nuestro destino, por los caminos que tomamos para evitarlo”.

Camino solo por las calles, no importa cual. Los veo pasar apurados, decididos, demostrando seguridad con sus posturas, con sus movimientos, intentando siempre alcanzar su ego. Todos saben hacia donde ir y tienen un plan. Todos tienen miedo. Todos estamos solos. Nadie te mira, aunque claven sus ojos en tus pupilas. Somos invisibles o somos siempre otra cosa. Nadie te oye, no existe dialogo posible. Todas las charlas son la misma charla. Todas tienen el mismo destino, morir en la incomprensión, en la ausencia misma de sentido. Todas las charlas nacen rotas, huérfanas, mueren por estar mal concebidas desde un comienzo. 



Solo hay ruido, no comunicación. Solo hay interpretación, distorsión del mensaje. Demostramos lo que somos cuando aquel virus de la palabra nos hace hablar. Seres solitarios, sin un destino, con un vacío de sentido insoportable. Desde la ventana de cualquier bar los veo pasar, la lluvia cae sobre ellos y se cubren y evitan los charcos. Se sirven de paraguas para no mojar sus ropas porque en sus mentes siempre hay un después, siempre hay ese destino que está más adelante. ¿Qué los hace caminar tan seguros de sus valores, de ellos mismos, de sus destinos? ¿En qué lugar hallan tanta arrogancia? ¿Qué pasará con ellos cuando se enfrenten a sus propios abismos, a su oscuridad más íntima? Allí, donde no hay plan. Ahí, donde no hay más palabras. En ese lugar, donde ya no existe el ego.

 

Lucas Itze.-

 

Canción elegida para la editorial


 

IMPRESIONES SOBRE PICKPOCKET

 


Más de una vez mi mente agarró caminos sinuosos y empezó a imaginar delirios impensados. Delirios que, para alguien como yo, eran sumamente equivocados. No por ser un paladín de la moral, sino por temas más estrictamente temerosos. ¿Qué es lo que quiero decir? Qué más de una vez pasé por un kiosco y al tener ciertos elementos cerca de la calle, tomar algo y seguir mi camino. O yendo un poco más allá, estar en un transporte público y detenerme a observar cuán fácil sería sacarle las pertenencias a alguien. La adrenalina del momento, quizás, sería lo más interesante para vivenciar. Pero claramente, fueron sólo pensamientos o ensayos sociales que nunca se convirtieron en actos, no sólo por el hecho en sí sino, y creo que esto es lo principal, porque no tengo los huevos necesarios para ejecutarlos. Y, además, porque nunca estuve en una situación económica desesperante como para llegar a eso. Aunque para otros, esa adrenalina suele transformarse en algo habitual, y hasta algunos los transforman en un arte. Un robo millonario en un banco, como los de películas o mismo como alguno que se ha hecho en el país, lo considero una obra de arte. Sí, me van a saltar a la yugular, pero creo que el arte está en muchos lados, y en mi forma de pensar, ese tipo de situaciones consuman varios elementos para que lo nombre de tal modo. 



El cine, ese sin dudas, es otro tipo de arte. Algunos con más talento, otros con menos, pero cada película forma parte de esa rama tan particular. Claramente, Robert Bresson fue uno de los que mejor fusionó sus pensamientos para trasladarlos a la gran pantalla y que se transforme en arte automáticamente. Y en Pickpocket, film de 1959, muestra el arte no sólo de un cineasta sino también de un carterista que busca que sus golpes pasen desapercibidos. La película, de poco más de 75 minutos de duración, nos introduce con el siguiente relato: “Esta no es una película de estilo policíaco. El autor trata de expresar a través de imágenes y de sonidos, la pesadilla de un joven empujado por su debilidad, en una aventura de robo para la cual no estaba hecho. Pero esta aventura, por caminos extraños, reunirá a dos almas, que, sin ella, quizás nunca se hubieran conocido”. Es básicamente una síntesis argumental del film. Y nada más cierto que se basa en imágenes y sonidos, aunque también en sensaciones. Las palabras salen solo por momentos y los silencios son parte fundamental de la película donde Michel, el protagonista, será el narrador. Como es su costumbre, Bresson trabajará con actores no profesionales para darle más veracidad a la historia. De hecho, pocas veces volvió a convocar a un actor con el que haya trabajado. 



En este caso, ciertas dudas de los mismos le sirven para que el personaje sea más parecido a lo que quería reflejar. La película tendrá una hermosa fotografía en blanco y negro a cargo de Léonce-Henri Burel, habitual colaborador y uno de los más renombrados del cine galo y la banda musical será en gran parte de composiciones de Jean-Baptiste Lully. El guion será sencillo, pero no por eso simple y tendrá su base en Crimen y castigo de Dostoievski. Utilizará las elipsis temporales que se sucederán a lo largo del metraje y se conjugarán de gran manera con un montaje que roza la excelencia. Como si fuera un documental o un film neo-realista, el director sacará la cámara al exterior y los sonidos de las calles, del metro o las escenas en bares o estaciones de tren tendrán un carácter de una realidad ineludible. Contará con primeros planos y con encuadres que por momentos encierren a los personajes, creando así espacios claustrofóbicos y asfixiantes. Y así como Tarantino nos enseña los pies de sus estrellas en cada film, Bresson hace lo mismo, pero con las manos. Que son sin dudas las otras protagonistas. Como si fueran sus magos preparando trucos, aquí la magia será para seguir las peripecias de Michel para convertirse en carterista (significado de Pickpocket en castellano). 



Ahí también el montaje demostrará toda su excelencia. Ya desde ese preámbulo, sabemos cómo será el final. Sin embargo, iremos viendo el trabajo artesanal de Michel para convertirse en un eximio ladrón. No lo hará por necesidad sino para sentir adrenalina o tomar valor para cosas cotidianas con las que no puede luchar. Por una vida aburrida, por la falta de trabajo y de desafíos. Lo único con lo que parece sentirse realizado, es con el robo de carteras u otros objetos, que irá perfeccionando con el tiempo. Solo una joven Jeanne podrá rescatarlo de ese encierro físico y mental. Ella, como un bello ángel inocente, será la musa para encontrar una salida. Será con la que habrá una comunicación con la que no tuvo en su vida. Con su silencio y su sufrimiento interior, cosa que el director no pasa por alto. Todo eso está delante de nuestros ojos, pero no siempre es sencillo verlo. “Oh Jeanne, para llegar hasta ti, que extraño camino tuve que tomar” relata al final Michel. Será la única vez que sus sentimientos afloren y se desnude tal cual es. Y viendo en ella una señal sobre qué camino debía tomar.

 

Marcelo De Nicola.-

 

Canción post impresiones

 


UNIVERSO BRESSON

 


Robert Bresson nació en Paris el 25 de septiembre de 1901. Estudió fotografía y periodismo antes de dedicarse al cine. En 1934 realizó su primer cortometraje: Les Affaires publiques, un cortometraje cómico. Recién empezada la Segunda Guerra Mundial, fue apresado por más de un año en un campo de concentración alemán. Por ese motivo, luego realizó en 1943 su primer largo: Los ángeles del pecado (Les Anges du péché), basado en diálogos de Jean Giradoux. Su segundo film llegó dos años después: Las damas del bosque de Bolonia (Les Dames du Bois de Boulogne), guión suyo y diálogos en este caso de Jean Cocteau. Una gran tragedia psicológica. A partir de ahí empezó a imponer su estilo, basado en renunciar a actores profesionales como su gran marca. Así llega en 1950 Diario de un cura rural, basada en la novela homónima de Georges Bernanos, logrando el Gran Premio en el Festival de Venecia. En 1956 llega otra obra maestra: Un condenado a muerte se escapa, donde se mete en el mundo carcelario durante el nazismo, con el que se llevó el premio a Mejor Director en Cannes. En 1959 rueda otro clásico: Pickpocket, sobre un ladrón que no roba por necesidad ni por vicio, sino para sentirse vivo. En 1962 llega El proceso de Juana de Arco, basada en la heroína francesa, con la que logró premios en Cannes y en Valladolid. Luego llegaron dos obras cumbres: Al azar de Baltasar y Mouchette, donde en ambas, habla del trágico paso de la niñez a la adolescencia. 



Al igual que en Baltasar, sigue con sus guiones basadas en relatos de Dostoyevski como en Une femme douce (1969) y Quatre nuits d'un rêveur (1971). En 1974 llega su primer film en color: Lancelot del Lago, adaptación de la historia de Camelot y el rey Arturo. Ya en el final de su carrera llegaron el drama psicológico El diablo probablemente en 1977 y El dinero en 1983, con el que se llevó el premio a mejor director en Cannes. Creador de un lenguaje cinematográfico diferente, fue uno de los grandes realizadores del cine mundial. Ya retirado, se dedicó a escribir, a dar simposios y a cuidarse de una enfermedad que lo tenía a mal traer. Murió en París a los 98 años el 18 de diciembre de 1999.

 

FICHA TÉCNICA

 

Título original: Pickpocket

Año: 1959

Duración: 75 min.

País: Francia

Dirección: Robert Bresson

Guion: Robert Bresson

Música: Jean-Baptiste Lully

Fotografía: Léonce-Henri Burel (B&W)

Reparto: Martin Lasalle, Marika Green, Jean Pelegri, Dolly Scal, Pierre Leymarie, Kassagi, Pierre Étaix, César Gattegno

 

PELÍCULA COMPLETA

VIVIR SU VIDA - VIVRE SA VIE DE JEAN-LUC GODARD

PROGRAMA 397 (10-02-2023)

 

SINOPSIS

 

Nana (Anna Karina) es una joven veinteañera de provincias que abandona a su marido y a su hijo para intentar iniciar una carrera como actriz en París. Sin dinero, para financiar su nueva vida comienza a trabajar en una tienda de discos en la que no gana mucho dinero. Al no poder pagar el alquiler, su casera la echa de casa, motivo por el que Nana decide ejercer la prostitución. (FILMAFFINITY)

 

EDITORIAL

Cruzó las vías por última vez. El color carmín de sus labios se confundía con sus bellos rizos. El maquillaje escondía la peor cara. La risa le era esquiva hacía mucho tiempo. No recordaba la última vez que una carcajada brotó de sus entrañas, sin compromiso alguno. Sin olor a champagne barato y a cigarros regalados. Sin promesas de París o Ibiza de por medio. Promesas que se esfumaban como humo apenas los billetes tocaban la repisa. Y que solo servirían para pagar ajustadamente otro mes de alquiler. Mientras cruzaba esas vías recordaba los vagones desvencijados. Pero para ella, que venía de una pobreza extrema, era una locomotora de lujo. En esos años, se sucedían rostros e historias. Bailes privados y amores de una noche.  Borracheras y comisarías. Todo en un mismo cuerpo, que ya pedía a gritos escapar de ahí. Muchas de sus compañeras de ruta fueron perdiéndose con el tiempo. Algunas lograron salir de ese universo. De otras no tuvo más noticias, pero nunca prefirió saberlas. Tenía bien claro que cuando de un día para el otro no las veía más, era mejor no preguntar. 



A veces saber de más no es bueno. Su miedo se transformó en una coraza que le heló el corazón. Más de una vez también se preguntó hacia donde iría. –Si no se hacer nada más que esto-, se respondía a sí misma, dejando el tema otra vez en espera. Hasta que un día, el estallido. Bocinas, sirenas, puertas golpeadas y gritos la despertaron con furia. Agarró como pudo un poco de ropa y se tiró por la ventana. Algún que otro disparo resonó entre las habitaciones. Con las rodillas ensangrentadas empezó a caminar sin rumbo. Algo había salido mal. Y entendió en ese momento que lo mejor era huir. De tantos pasos inertes, llegó otra vez a esas vías. Y creyó que el destino quería, de una vez por todas, tirarle una soga. El sonido del tren la llenó de viejos recuerdos. Eligió el mismo vagón que muchos años antes. Los rostros, los malos olores y las horas sin dormir empezaron a difuminarse. Esta vez las agujas del reloj giraron en sentido contrario. Y por fin llegó el momento de vivir su vida.

Marcelo De Nicola.-

 

Canción elegida para la editorial

 


IMPRESIONES SOBRE VIVIR SU VIDA

 


No hace mucho llegó a mis oídos el singular relato del narrador de historias. Fue en una cena familiar, aquellas de mesas pobladas por distintas generaciones, de parentescos forzados y de caras pocas veces vistas, donde alguien me señaló la punta opuesta a nuestra ubicación y me dijo de manera reveladora: aquel que está ahí es un primo lejano tuyo y su trabajo es contar historias. Historias de vidas reales, o sea, lleva al papel aquello que otros le cuentan. Rápidamente, y con cierto sarcasmo, contesté que, a aquello, en las cercanías de mi barrio, se lo solía llamar con el curioso nombre de escritor. Mi interlocutor lanzo sobre mí una mirada dura y desaprobatoria y volvió a la carga. No, lo que hace este pibe es distinto. No vende libros, no hace ficción (o quizás no del todo) sino más bien ordena recuerdos y los escribe. Les da un hilo. ¿Biografía? tampoco. Alguien lo contacta, le cuenta una situación particular y él la redacta intentando conservar el estilo de la narración original. Como ya sabrán, siempre me interesé por los procesos creativos, la construcción de relatos y las técnicas empleadas por aquellos que los creaban. Pero como también sabrán ustedes del otro lado, la simpatía y la capacidad de charla espontánea jamás fueron mis fuertes. Intentando apartar lo segundo, decidí ir por lo primero. Me levanté y encaré a aquel sujeto casi desconocido para mí. No hubo preámbulos, solo una copa de vino para cada uno. La charla fluyó con cierta naturalidad, más por su parte que por la mía, hasta que de pronto, la confesión llegó. 



Con cierta angustia, y entre sorbos de vino que se hacían cada vez más largos, más profundos, como si buscara alguna verdad en el fondo de la copa, aquel primo, o lo que fuere, reconoció no ser un escritor. Continuó, luego de una pausa que utilizó para llenar su copa y la mía, con lo siguiente: con el correr del tiempo entendí que la mejor manera de contar cualquier historia es siempre a través de la anécdota. Y que lo que las personas quieren es siempre oír historias. Historias de lo que sea, tenga el contenido que tenga. Lo que pasó en la cola de un banco, el error al dar un vuelto, una alianza perdida, la traición de un amigo, una puerta que no se abrió, un amor que nunca fue. Rara vez la vida toma un sentido digno de ser narrado, dijo mirándome a los ojos, pero todos sueñan con aquel sentido, todos juegan a que en un olvido muere para siempre un ángel, que en la suma de los números que conforman nuestro documento está la clave para ser millonario. Mi tarea, siempre humilde, no es otra que darles la razón. Realizó entonces una larga pausa. El vino ya se había terminado. Fue ahí entonces cuando entendí que se equivocaba. Aquel tipo que tenía frente a mí, era realmente un escritor. Alguna vez en esta misma casa, explicamos aquel concepto imprescindible para el armado, la organización y la escritura de un guion llamado secuencia. Si entendemos que la escena, aquella unidad de tiempo y espacio, es la partícula elemental de su armado, podemos plantearnos que la escena es al guion lo que el plano es al montaje. En este mismo sentido, entonces, definimos a la secuencia como una unidad de sentido. El espacio y el tiempo que es una escena se multiplica en función de narrar una situación cuya hilaridad se resuelva en el objetivo de lograr un mismo sentido, el cual claro, tiene un principio y un final. Es por esto que las secuencias pueden nombrarse. 



Podríamos hallar por ejemplo la secuencia de la seducción, la secuencia del entrenamiento, la de la persecución. Tal como podemos ver, nada más parecido a la construcción de una anécdota. Un grupo de escenas, unidas por un sentido en común que confluyen en el objetivo de contar una historia. Vivir su vida, de nuestro hermano Jean-Luc Godard se estructura según estos mismos parámetros recién descriptos. Una placa lo anuncia al comienzo del film: una vida contada en 12 secuencias. La película, como toda la filmografía de Jean-Luc será una experiencia en sí misma. Excede aquello de contar una historia. Un film de Godard es siempre mucho más que un film, logra llevar a esta expresión artística a niveles pocas veces visto, inimaginados. Podemos decir con seguridad que este director no hace películas, hace siempre mucho más. Cualquier título de su autoría es siempre un ejemplo preciso de disrupción, de uso del lenguaje audiovisual en toda su magnitud. Vivir su vida comenzara el relato de las 12 anécdotas que narraran la vida de Nana con sus dos personajes de espaldas sentados a la barra de un café. Hablaran y la cámara lejos de panear, optará por el travelling lateral. Estaremos viendo en la pantalla la separación de una pareja. Ella lo deja a él. Ella expone el por qué con calma y claridad. El problema, claramente, no es actual sino una situación, un malestar, que viene arrastrándose desde el pasado, que pesa en sus espaldas, que genera un ruido en la continuidad de su pareja. Una relación que ya no se mira con sinceridad a los ojos, sino que forma unas paralelas en sus vidas que jamás volverán a tocarse, por lo menos en este plano. Allí estará entonces la argumentación por la cual el director dispone a los cuerpos en escena de aquella particular manera, allí estará el por qué Jean-Luc decide presentar a su protagonista sin mostrarlo. 



Tal como ya lo dijimos, la estructura del film estará diseñada según el orden de 12 secuencias que a su vez obrarán como si de capítulos de una novela se tratara. Aquella será la marca indeleble de la Nouvelle Vague, del cine pluma. La cinta estará repleta de decisiones precisas, correctas e innovadoras. Cada escena del metraje podría ser sometida a un análisis meticuloso de estructura, composición y significado logrando de ellas un material de estudio inigualable. Sigamos con las sutilezas, con otro ejemplo magistral del manejo del lenguaje audiovisual. En otra escena, Nana charla con un hombre al que pretende. Estarán sentados enfrentados, el punto de vista del director será de frente a ella a una altura de cámara baja. Jean-Luc decidirá nuevamente no panear jamás la cámara, no caer en la dinámica típica del plano y contraplano. Aquello lo dejará para la industria, él optará por moverse en travelling laterales apoyándose en lo que el dialogo diga. La cámara entonces la tomará a ella cuando hable; cuando él responda, su respuesta será siempre una definición sobre ella. Él hablará para definirla. Allí entonces la cámara se moverá, sutilmente, con poesía, de manera lateral hasta tapar a Nana y dejar en soledad al personaje masculino de espaldas. Después de todo, definir a alguien es siempre limitarlo, no es más que un dialogo con uno mismo. La película planteará también una posición filosófica sobre el lenguaje. Hablará de la palabra como una imposición y dejará planteada la fantasía de su abolición definitiva. Fantasía a la que le responderá el propio Godard 52 años después con aquella otra maravilla de la cinematografía experimental a la que llamo Adiós al lenguaje. El personaje de Nana comenzará triste y en el transcurso de su curva dramática creerá encontrar la felicidad. Pero Jean Luc nos dejará en claro, en el último acto de la película, que la dicha, no es una cosa alegre.

 

Lucas Itze.-                          

 

Canción post impresiones

 


UNIVERSO GODARD

 


Godard nació el 3 de diciembre de 1930 en París, Francia. Su infancia la pasó en el lado suizo del Lago Lemán donde su padre tenía una clínica. Pero pronto su vida estuvo marcada por la guerra que vivió Europa durante los primeros años de los 40. 

Esta situación de inestabilidad no fue un impedimento para que el joven Jean-Luc quedara prendado del séptimo arte. Este flechazo fue debido a un libro llamado “Esbozo de una psicología del cine” del novelista francés André Malraux. En este libro, el autor francés reflexionaba sobre el papel del cine en la sociedad. 

Terminada la guerra, Godard volvió a Francia donde se interesó por la pintura y la antropología. El interés por la antropología viene por la influencia de Jean Rouch, un antropólogo que se convirtió en el primer director/teórico del cine documental cinéma vérité («cine de realidad»). 

Los cineastas del Cinéma vérité emplean equipos de televisión ligeros para captar la realidad casi sin filtros, intentando llegar a un acercamiento lo más cercano posible a la realidad y con ello hacer un relato lo más objetivo posible.

Fruto de esta influencia, grabó su primer cortometraje: Opération Béton. Un documental sobre los trabajadores de la construcción en Suiza. Tras este primer cortometraje, el director de cine rodó otros tres cortometrajes Une femme coquetteUne historie d’eau y Charlotte et son Jules, rindiendo homenaje al poeta Jean Cocteau. 

Durante esa etapa de su vida se introdujo en los cine-clubes franceses donde se hacían coloquios y se opinaba sobre cine con mucha pasión. Jean-Luc Godard pertenecía al CCQL (Ciné-Club du Quartier Latin): junto con el crítico Maurice Schérer y los jóvenes cinéfilos, Francois TruffautClaude Chabrol y Jacques Rivette. Todos estos jóvenes compartían su amor por el cine y todos comenzaron sus andaduras como críticos de cine. En concreto, Godard empezó como crítico de cine para Cahiers du cinéma

A finales de la década de los 50, concretamente en 1959, Godard comenzó el rodaje de Al final de la escapada (A bout de souffle). Film que a la postre significaría una revolución en la forma de hacer cine, un cine sin reglas establecidas y una pieza clave para el desarrollo del movimiento cinematográfico de la Nouvelle Vague. 



Para esta película, su ópera prima, Godard contó con los actores Jean-Paul Belmondo y Jean Seberg. La película fue rodada siguiendo un modus operandi en el que la improvisación era muy importante. Godard, con ayuda de Truffaut y Chabrol, diseñaron unas series de pautas que se debían seguir en cada escena, pero no un guion fijo. El film se estrenó en la Berlinale, donde Godard ganó el Oso de Plata a la Mejor Dirección

Después de este film, Godard realizó catorce películas: Le petit soldat (1960), Una mujer es una mujer (1961), Vivir la vida (1962), Los Carabineros, (1963), El desprecio (1963), Banda aparte (1964), Una mujer casada (1964), Pierrot El loco (1965), Masculino Femenino (1966), Made in U.S.A. (1966)2 o 3 cosas que yo sé de ella (1967), La Chinoise (1967), Week-end (1967).



Posiblemente, la película más famosa de ese periodo revolucionario fue el drama de ciencia ficción Alphaville  (1965). La película fue reconocida con el Oso de Oro del Festival de Cine de Berlín. El film cuenta con numerosas referencias a Metrópolis (1926) de Fritz Lang y se centraba en las investigaciones de un periodista llamado Ivan Johnson, quien llegaba a la ciudad de Alphaville para investigar el paradero del profesor Von Braun, creador de una máquina con la que controlaba la mente de los habitantes de esa ciudad.



Una de las figuras más importante en la vida de Godard fue Anna Karina, modelo y actriz danesa con la que Godard se casó en el año 1961. Anna Karina protagonizó numerosas películas del director galo, entre las que se encuentran: la comedia romántica Una Mujer Es Una Mujer (1961), Vivir Su Vida (1962) o Banda Aparte (1964)El matrimonio entre Anna Karina y Jean-Luc Godard duró 6 años, aunque ese mismo año el director se casó con Anne Wiazemsky, también actriz.



A partir de los años 70 la calidad y cantidad de las películas de Godard fue descendiendo llegando a ser muy irregular. En la década de 1980 participó en proyectos cinematográficos en su país, así como en California y Mozambique. Su obra más notable de la década fue su «trilogía de lo sublime «, que consistió en tres películas: Pasión (1982)Nombre: Carmen (1983), y el controvertido film Yo te saludo, María «Je vous salue, Marie» (1985), película en la que introdujo su punto de vista sobre feminidad, naturaleza y cristianismo.



En los 90, el cineasta se centró en el documental sobre la historia de la cinematografía: Histoire(s) du cinéma (1988 – 1998), que ofrecía una construcción muy personal sobre los primeros 100 años de la historia del cine. Esta obra es para algunos, la mirada más lúcida sobre la Historia del Cine. 

En este documental, Godard utiliza varias técnicas como collages, fragmentos de films, textos, citas, fotos, cuadros, fragmentos musicales, sonidos, y lecturas a cargo de narradores de excepción (Juliette Binoche, Alain Cuny, Julie Delpy y el propio Godard).

Jean-luc fue sobre todo una persona con un fuerte carácter y una gran conciencia política, lo que le diferencia de su colega Truffaut que nunca permitió que la política condicionara su cine y su forma de ver la vida. En este sentido, Jean-Luc Godard politizó sus películas desde los tiempos revolucionarios de 1968, año en el que creó el Dziga Vertov Group, conjunto de cineastas atraídos por las ideologías marxista y maoísta. 

Sus últimas películas son el collage experimental Film socialisme (2010), Adiós al lenguaje (2014)una narrativa fragmentada sobre un hombre, una mujer y un perro, filmada en 3-D. Su último estreno fue El Libro De Imágenes (2018) siendo un ensayo cinematográfico, con un montaje de clips de películas, fotografías e imágenes de guerra, en el que Godard aporta comentarios. Jean-Luc Godard fue galardonado con un Oscar honorífico al conjunto de su carrera en el año 2010. El maestro nos dejó el 13 de septiembre de 2022 a los 91 años.

 

FICHA TÉCNICA

 

Título original: Vivre sa vie: Film en douze tableaux

Año: 1962

Duración: 83 min.

País: Francia

Dirección: Jean-Luc Godard

Guion: Jean-Luc Godard

Música: Michel Legrand

Fotografía: Raoul Coutard (B&W)

Reparto: Anna Karina, Sady Rebbot, André S. Labarthe, Guylaine Schlumberger, Gérard Hoffman, Monique Messine

 

PELÍCULA COMPLETA