viernes, 27 de diciembre de 2019

TODO SOBRE MI MADRE



SINOPSIS

Madrid. Manuela, una madre soltera, ve morir a su hijo el día en que cumple 17 años, por echarse a correr para conseguir el autógrafo de Huma Rojo, su actriz favorita. Destrozada, Manuela viaja entonces a Barcelona en busca del padre del chico. (FILMAFFINITY)

EDITORIAL

San Telmo, la noche empieza a empuñar sus armas. Una calle se corta en un pequeño pasaje. Cientos de adoquines permanecen inmutables. La lluvia moja las baldosas flojas que serán testigos de alguna puteada al aire. El olor a un faso atrae ciertas miradas. Las luces del patrullero titilan con más vehemencia. La vida empieza a destruirse a medida que avanza la madrugada. La tristeza se abraza a cada copa vacía. Afuera de los bares están ellas esperando a algún cliente. Ellas que pueden ser ellos. Y ellos que pretenden ser ellas. Nada se pierde, todo se transforma diría algún verso. Y a medida que pasan las noches, van desapareciendo, palabra que luego nos dará escalofríos. Desde lejos retumban viejos tacones. Los teatros van cerrando sus puertas y sus estrellas buscan lugares donde guarecerse. Las familias se esconden de la oscuridad y buscan purificarse saludando al galán de moda. Es épocas de silencios y aquí no ha pasado nada. Otros eligen drogas para escapar de esa realidad enfermiza. Son los herederos de los nadies. Los olvidados de siempre. Que quizás busquen solo un poco de amor. 


Algo tan simple pero tan lejano. En ciertos sitios el amor viene en cómodas cuotas. En otros se emparentará con violencia, locura y muerte. La vida misma, una fotocopia humillante de conocidos escenarios. La quietud de la noche empieza a alejar los fantasmas. Los primeros rayos de sol emergen sin herederos porque las nubes les impiden el paso. El sonido de los colectivos y el smog porteño ganarán la partida. La ciudad se despierta y San Telmo le da paso al microcentro. Y la plaza del pueblo se llena de gente mientras las palomas hacen sus acrobacias al pasar. Y allá están ellas. Ellas y su plaza. Ellas y sus marchas. Ellas como sinónimos de madres. Y como símbolo de una pérdida. Y las piezas que se unen como un rompecabezas. Y los años pasan. Y la Plaza queda. Y las muertes siguen. Y San Telmo muere y renace. Y nosotros nacemos hijos. Y nuestras madres luchan. Y sus sueldos no alcanzan. Y su sonrisa queda. Porque al fin y al cabo todos venimos desde el mismo lugar. Y por ellas brindamos en cada año que comienza. Y en cada brindis les ofreceremos nuestro corazón.

Marcelo De Nicola.-

Canción elegida para la editorial



IMPRESIONES SOBRE TODO SOBRE MI MADRE


Se ha dicho, y en más de una ocasión hasta lo hemos discutido en este mismo foro, que el pasado, queramos o no, condena a una identidad. A través de estos micrófonos, y también seguro desde cualquier otra mesa, han escuchado aquello que dice que el desarrollo de la identidad se da sobre los pilares de la centralización narrativa de experiencias pasadas, pero también sobre la narración especulativa de lo que se continuará siendo. Quien les habla posee una identidad tan atada a su pasado que por mucho que se esfuerce, jamás podrá florecer soberbiamente por entre la tierra y ostentar ante la potencia del sol sus colores enfurecidos. Entendemos de esta manera, entonces, que la idea de identidad se relaciona íntimamente con el concepto de límite. Tal como lo denunciara nuestro gran amigo el filósofo de Salamanca, el pasado clavará sus uñas allí en el futuro, infectándolo y proyectándose. Allí entonces se levantaran aquellos muros inescrupulosos de los límites que separaran al caminante de la sorpresa. Ya no serán los estímulos aquellos vagabundos del tiempo, sin destinos ni definiciones, urgentes de peligros y salvajismo. En cambio habrá la soberbia especulativa de quien enuncia, aquella mano fría y gris del orden. Surgirá de manera que simulará la espontaneidad de lo natural, el plan. Aquella conquista de un futuro improbable funcionará como un claro fármaco ante esas almas deseosas de certezas y seguridades. 


Planificar mata al ser desde su esencia más profunda. Es el intento desesperado de transcender para evitar de alguna forma a la muerte. Es otorgarle de manera fantasiosa a nuestra existencia un mañana, un después de este ahora que tanto no promete. Tal como decía Stuart Mill, el desconocimiento del futuro es indispensable para la vida en sociedad. Todos nuestros pensamientos, todas nuestras lógicas, todos los pilares de nuestra civilización y todas nuestras construcciones mentales descansan sobre el desconocimiento del futuro. Conocerlo, aventurarlo es no haber comprendido jamás el juego. ¿Qué hubiera sido de Manuela, aquel personaje repleto de fortaleza que protagoniza el film Todo sobre mi madre del amigo Almodóvar, que hubiera sido de sus decisiones de haber sabido los desenlaces futuros, todas sus consecuencias? El film será una joya con aquel sello único e inconfundible que Pedro tan bien sabe retratar. Lo notaremos en la fotografía y el arte que el relato trabaja, repleto de rojos y verdes intensos, de objetos con aroma a los setenta, con ambientes inteligentemente cargados y artísticamente encuadrados. La cinta comenzará dando una gran pista sobre la trama. La cámara recorrerá en plano detalle, a través de un teleobjetivo que se encargará de focalizar nuestra atención sobre el objeto reduciendo en ese sentido la profundidad de campo de la toma, la bolsa de un suero la cual deformará la luz generando diversas figuras. 


Se sobreimprimirán los nombres de actores y equipo técnico sobre esta imagen con un efecto que simulará la deformación por agua y con esto fraguará de alguna manera aquel icono por excelencia de la identidad que es nuestro nombre. Ya desde los títulos entonces Pedro nos adelantará el conflicto. El relato, asimismo, estará llevado adelante por personajes sacados de aquel mundo interno del propio Almodóvar. Encontraremos entre ellos los excesos, la diversidad sexual, la increíble fortaleza de los personajes femeninos, capaces de perderlo todo y aun así seguir caminando. La estructura narrativa será lineal y se buscará el dinamismo del relato a través de la dosificación del conflicto y en particular del uso de la herramienta de la elipsis que ayudara a relatar en una hora cuarenta y cinco una cantidad considerable de años y de idas y venidas. El film planteara conflictos y problemáticas desde su subtramas que recién hoy, veinte años después, son abordados con naturalidad y seriedad por distintas obras. Pedro nos hablará por medio de estos personajes tan tridimensionales, tan orgánicos, tan viscerales y alejados de los grises, sobre la violencia de género, el sida, el aborto, la violencia familiar, la prostitución, el travestismo, el lesbianismo, las angustias y por qué no la venganza y el perdón. Temáticas todas que forman parte imprescindible de su universo creador. 


El relato estará estructurado en tres actos claramente divididos por dos grandes, pesados y angustiosos puntos de giros y estas sensaciones se repetirán a lo largo de toda la cinta con excepción de alguna que otra sonrisa que asomará contadas veces mientras secamos nuestras lágrimas. El conflicto será denso de sobrellevar y nos impregnará de una profunda tristeza aunque en su resolución, luego del tercer acto, Almodóvar dejara un mensaje que tal vez hoy, con las herramientas que contamos, podemos descifrar con más claridad. Gracias a las luchas feministas que aunque datan de varios años, tal vez en estos últimos lograron la visibilidad necesaria; gracias a la pelea dada por los movimientos de diversidad sexual, intersexuales, diversidad cultural y la idea que se expresó a través de los votos de las últimas elecciones, de que el país y la sociedad que queremos es una más rica en cuanto a la aceptación de las diferencias, que incluya a todos, todas y todes, podemos darnos cuenta que tal vez hayamos ganado más libertad al plantearnos con sinceridad y seriedad aquel concepto de identidad del que hablábamos al comienzo, presentándolo ya no arrastrado por un pasado limitador sino enriquecido y fortalecido por un presente inclusivo y respetuoso de las elecciones y diferencias. Esa es la batalla y no descansaremos hasta ganarla.-

Lucas Itze.-

Canción post impresiones


UNIVERSO ALMODÓVAR

Nacido el 25 de septiembre de 1949 en Calzada de Calatrava. Se mudó a los 18 años a Madrid donde trabajó durante doce años como ordenanza en Telefónica, en esa época participaba de un grupo teatral llamado Los Goliardos, en el que conoció a Carmen Maura, entre otros. También crea el grupo de punk-glam rock Almodovar y McNamara, junto al músico Fabio McNamara.
También en esa época escribe sus primeras novelas y aparece en diferentes revistas o periódicos como El PaísDiario 16 y La Luna. Empieza a hacer comics contraculturales que tuvieron un gran éxito en la ciudad, como fueron StarEl Vibora y Vibraciones.
Su primer filmación en Super 8 fue el film amateur Folle... folle... ¡fólleme Tim! La historia trata de una pobre chica que trabaja en unos grandes almacenes, con un novio ciego que toca la guitarra. Cuando él se hace famoso, ella se queda también ciega. Luego hace el corto Salomé. Ambos en el año 1978.
Según muchos analistas, a pesar de que todo el cine de Almodovar tiene una especie de linealidad y coherencia, se podría dividir en cuatro etapas:

Etapa experimentalPepi, Luci, Bom y otras chicas del montón, con la participación de Carmen Maura y la aparición de una joven Cecilia RothLaberinto de pasiones, una historia de amor entre una ninfómana y un jeque árabe, Entre tinieblas, una comedia negra en torno a la religión y a las drogas, el corto para TV, Tráiler para amantes de lo prohibido y ¿Qué he hecho yo para merecer esto?, otra comedia negra con la mujer como figura protagónica.


Etapa de perfeccionamiento formalMatador, la historia de un torero que luego de retirarse sigue con ansias de matar, La ley del deseo, que nos presenta a dos hermanos que se dedican al mundo del espectáculo, Mujeres al borde de un ataque de nervios¡Átame!, donde una actriz es secuestrada por un obsesivo fanático, Tacones lejanos, otra gran historia entre madre e hija con un juez demasiado particular y Kika, la historia de una maquilladora de carácter ingenuo que un día recibe un encargo muy especial: ha de maquillar a un muerto, un atractivo fotógrafo llamado Ramón...


Etapa socialLa flor de mi secreto, donde nos muestra a una escritora en crisis, Hable con ella, donde en una clínica se cruzan la historia de cuatro personas y la Trilogía de la memoria: Todo sobre mi madre, donde Manuela pierde a su hijo en el día de su cumpleaños número 17 y decide y a buscar al padre a Barcelona, Carne trémula, un drama donde dos policías tienen un enfrentamiento violento con un marginal que venía de tener un encuentro fortuito con una chica. Ese tiroteo traerá consecuencias dos años después y La mala educación, película sobre abusos en un colegio católico.


Etapa introspectivaVolver, según las propias palabras de Almodóvar, la película nos habla de «tres generaciones de mujeres [que] sobreviven al viento solano, al fuego, a la locura, a la superstición e incluso a la muerte a base de bondad, mentiras y una vitalidad sin límites, Los abrazos rotos, la historia de un escritor que queda ciego luego de un accidente de tránsito, La piel que habito, con Antonio Banderas como un cirujano plástico que experimenta la elaboración de una nueva piel con la que hubiera podido salvar a su mujer de las quemaduras sufridas en un accidente.


Los amantes pasajeros, un grupo que está en un vuelo a México y que durante el viaje, este sufre una avería y hace que los pasajeros confiesen sus secretos más oscuros, Julieta, un film sobre la vida de una mujer y el dolor, la culpa y la pérdida, basada en los relatos "Destino", "Pronto" y "Silencio", de la Premio Nobel de literatura canadiense Alice Munro y por último Dolor y gloria, la historia de un director de cine en el ocaso de su vida, con el que vuelve a sorprender a la crítica.

FICHA TÉCNICA

Título original: Todo sobre mi madre
Año: 1999
Duración: 105 min.
País: España
Dirección: Pedro Almodóvar
Guion: Pedro Almodóvar
Música: Alberto Iglesias
Fotografía: Affonso Beato
Reparto: Cecilia Roth, Marisa Paredes, Penélope Cruz, Candela Peña, Antonia San Juan, Rosa María Sardà, Fernando Fernán Gómez, Fernando Guillén, Toni Cantó, Eloy Azorín, Carlos Lozano, Cayetana Guillén Cuervo

LOS CUENTOS DE LA LUNA PÁLIDA DESPUÉS DE LA LLUVIA - UGETSU MONOGATARI



SINOPSIS

Japón, siglo XVI. Durante la guerra civil, los aldeanos Genjuro y Tobei pretenden hacer fortuna: Genjuro como alfarero y Tobei como samurai. Ambos dejan a sus esposas abandonadas para cumplir con sus ambiciosos sueños. La misteriosa Lady Wakasa, otra víctima de la guerra, se cruzará en el camino de Genjuro. (FILMAFFINITY)

EDITORIAL

La noche se quiebra en un destello como el relámpago de una espada que vence la sutil resistencia de una fina tela. Entre aquellos jirones nace el bosque. Los secretos de cada piedra, de cada hoja, de cada insecto murmuran en equilibrio bajo el manso refugio cósmico de la oscuridad acogedora. El astro azulado ha vencido al fin la muerte, su luz palidece las hojas de los arboles con la belleza de un recuerdo. Su fantasmagórica mano blanca ya sin tiempo vagabundea en el universo vistiendo las ropas de la inefable evocación. Su voluntad excede su esencia. Su deseo fluye incontenible a través de sus orillas vencidas hace siglos. La estrella ha muerto, pero la noche aun es blanca. Aquella luz es a pesar de ya no ser, y aun así su belleza se mantiene intacta, imperturbable en aquella persistencia del existir más allá de sí mismo. Tal vez lo bello esté en aquella terquedad desbordante del ser, en aquella permanencia insolente que excede a la propia materia y ya no tiene entonces ni lugar ni tiempo. 


La fotogenia milagrosa de la forma aun en la ausencia de ella. Un frágil pétalo de hielo me acaricia y el rio calla advirtiendo lo que siento. Hoy miro el bosque bajo la luz de aquella estrella que me recuerda lo bello y lo ausente que quizás no sea más que la misma cosa. Una lágrima recorre mi rostro y cae sobre una hoja seca. Es otoño aquí y afuera. Quisiera ser poeta para contarte este paisaje que ya vimos tantas veces y que hoy miro por vez primera. Quisiera verlo con tus ojos y sentirlo a tu manera para desprenderme de esta angustia, de toda esta ausencia que es noche y es otoño pero también es estrella. La luna baila sobre el rio la silenciosa música de mis sentidos. La luna se llevará con ella toda la noche y nuestra historia se hará en su boca. Se oirán nuestros nombres, lo juro, luego de un feroz trueno, y encarnaremos lo triste de la belleza en aquellos cuentos de la pálida luna después de la lluvia.

Lucas Itze.-

Canción elegida para la editorial



IMPRESIONES SOBRE LOS CUENTOS DE LA 
LUNA PÁLIDA DESPUÉS DE LA LLUVIA


Las luces de sus ciudades irradian belleza a toda hora. Por las noches, resplandece ese brillo que hace que parezcan eternas. Los sabores y olores contrastan con los mágicos colores que imaginamos a cada paso. La vida organizada y sus empresas mundialmente famosas los erigen como los perfectos aldeanos de este mundo globalizado. Resurgidos de las tinieblas después de guerras, terremotos y años de marginaciones. Desde ser un imperio hasta la llegada de las bonanzas económicas. Y luego la Segunda Guerra Mundial haciendo estragos en su pequeña isla para más adelante volver a renacer. Japón fue siempre una tierra de encuentros y desencuentros. El imperio del sol naciente logró reponerse a todo. Y fue Kenji Mizoguchi quien retrató quizás como nadie el país a lo largo de su historia. Cuentos de la luna pálida nos llevará al Japón del siglo XVI. El film estará basado en cuentos homónimos de Ueda Akinari publicado en 1776 y el guion estará firmado por Matsutaro Kawaguchi y Yoshikata Yoda. La película arrancará con un plano general de un poblado mientras un cuadro de texto nos anuncia la época y el lugar donde se plantea la historia. La cámara bajará mostrando el paisaje hasta estacionarse frente a las aldeas. El director utilizará una gran profundidad de campo para que el espectador no se pierda detalle de lo que pasa alrededor. 


Porque a lo largo del metraje tendremos que ver lo que pasa también más allá. Ya en ese comienzo la banda sonora empezará a darnos indicios de lo que se viene, con ruidos de disparos que vaticinan la guerra. La música con sonidos propios de oriente, serán también parte del relato. Como casi en toda su filmografía, el film será rodado en blanco y negro bajo una excelente fotografía de Kazuo Miyagawa. Con un muy buen montaje que luego perfeccionó su compatriota y admirador Akira Kurosawa, Kenji sigue la historia de Genjuro y Tobei, dos aldeanos ambiciosos que quieren dejar atrás la pobreza. El primero quiere comercializar sus cerámicas. El segundo convertirse en samurái. Mizoguchi seguirá la andanza de ambos y también el desarraigo que sufrirán sus esposas (Miyagi y Ohama) luego de que el ejército arrase con la ciudad. El director utilizará travellings o planos secuencia para seguir la travesía de sus protagonistas.  Los encuadres estarán compuestos de manera milimétrica, tanto para las escenas externas como las internas. Será el escape en una balsa en el medio de la bruma lo que cambiará para siempre a las dos familias. Una sutil voz cantando de fondo y la aparición de un moribundo en una barca anunciarán un sutil desenlace. Será el paso entre la vida y la muerte. 


Entre la realidad y la fantasía  Genjuro dejará a su mujer y a su hijo del otro lado de rio para ir a vender cerámicas mientras Tobei se desprenderá de su mujer en busca de convertirse en samurái. La aparición de una fantasmagórica mujer cambiará la vida de Genjuro. Será cuestión del espectador también descubrir cuánto hay de realidad y cuanto de fantástico, ya que Mizoguchi viajará de un lado a otro hasta el final del film, donde se contrastará desde la fotografía, la iluminada nueva vida de Genjuro y la lúgubre oscuridad en la que se esconde su esposa. La ambición y el deseo librarán un duelo mental ante la idea de volver al pueblo. Un pueblo que sufre la humillación de los invasores que destruyen todo a su paso, inclusive la dignidad de sus mujeres. Ohama y Miyahi serán atacadas en dos de las escenas más impactantes del cine japonés. Mizoguchi demostrará el horror de la guerra en una escena donde la música y la imagen se magnifican. Porque cuando parece que la crudeza nos va a romper los ojos, el director decide no mostrar nada aunque el espectador lo sepa todo. Pero no se conforma y va por más, ya que minutos después si nos dejará ver lo peor de la guerra en una secuencia de dos minutos mientras el llanto del bebé nos revuelve las tripas. No faltará un final poético y trágico, clásico del cine japonés. Porque a fin de cuentas siempre seremos capaces de encontrar un motivo para seguir luchando entre tanta oscuridad.

Marcelo De Nicola.-

Canción post impresiones


UNIVERSO MIZOGUCHI


Nacido el 16 de mayo de 1898 en Tokio, crece en una familia complicada. La pobreza que los asola luego de la crisis de 1904, hace que se tengan que trasladar al barrio más pobre de Tokio. El padre, carpintero de profesión, se comporta violentamente con su madre y termina vendiendo a su hermana como geisha. Empieza a interesarse en el mundo de la pintura, donde consigue un título en la Academia de dicho arte. Empieza a trabajar como ilustrador publicitario en Kobe pero es despedido a causa de participar en los disturbios producidos como consecuencia de la Revolución Rusa. Al cine ingresa en 1920 primero como actor y luego como asistente de dirección. Su primera película la dirige en 1922 bajo el título El día en el que regresó el amor, que es censurada por el gobierno por sus inclinaciones socialistas. Además, como sería algo ya clásico en su carrera, recurriría a personajes femeninos como protagonistas, cosa poco habitual y por la que tuvo que pelear con la productora. En 1923 un terremoto asola Tokio y Mizoguchi aprovecha para filmar escenas de su film En las ruinas

Entre las décadas del ´20 y el ´30 filma Papel de seda, La marcha de Tokio y Una profesora de canto, que marca su primera colaboración con su amigo de la infancia el escritor Matsutaro Kawaguchi. No estará exento de polémica, ya que No hay guerra sin dinero, que fue una crítica al ejército, y Sinfonía de la gran ciudad, que fue censurada por su trasfondo marxista. Pese a su amor por las mujeres en el plano cinematográfico, eso no se condecía con su vida real, donde por ejemplo debido a su carácter mujeriego, en 1925 fue acuchillado por una amante a la que abandonó y lo dejó seis meses sin poder caminar, cosa que marcó a fuego su carácter irascible y exigente. Mientras, rueda alrededor de 70 películas con varias adaptaciones de Eugene O'Neill, León Tolstói o versiones de películas expresionistas alemanas, que se perdieron con el comienzo de la Segunda Guerra Mundial.  En la década del ´30 filma la primera película sonora de Japón, llamada La tierra natal, pero no tendría éxito porque en el país seguían teniendo enorme popularidad los llamados Benshi (alguien que se encargaba de la narración de películas extranjeras que se proyectaban para una audiencia que no podía entender los rotulos). En esos años filma Osen de las cigüeñas, Dios guardián del presente, Elegía de Naniwa y Hermanas de Gion, la que para él fue su primer film serio, en 1936. A partir de ahí su trabajo se acerca al neorrealismo gracias a films como La historia del último crisantemo o Los cuarenta y siete ronin


Siguiendo con su veta personal, en esa época le contagia sífilis a su mujer, quien ingresa periódicamente a hospitales para tratarse, mientras Kenzi termina saliendo con su cuñada. Japón disfruta después de 1945 de un movimiento de libertad del que Mizoguchi es testigo privilegiado en sus películas militantes a favor del voto femenino como La victoria de las mujeres y Arde mi amor. Luego de la segunda guerra mundial, empieza a ser conocido en Occidente sobre todo gracias al crítico y director Jacques Rivette, allí llegan sus films más destacados, siempre con las mujeres como protagonistas: El amor de la actriz Sumako, El retrato de madame Yuki, La señorita Oyu y La vida de Oharu, con el que obtuvo el máximo galardón en Venecia, y que repetiría más adelante con El intendente Sansho y Cuentos de la luna pálida


Sus últimos años tuvieron otros films de renombre como Los amantes crucificados y sus únicos films en color: La emperatriz Yang Kwei Fei y El héroe sacrílego. Vuelve al blanco y negro con La calle de la vergüenza, sobre un grupo de prostitutas, tema central de su filmografía. Su camino será seguido por Yasujirō Ozu y luego por Akira Kurosawa. Más tradicionalmente japonés que sus compatriotas, Mizoguchi emociona por la sutilidad de su poesía, que sin embargo no oculta la sordidez, a través de un universo en blanco y negro en el que era un verdadero maestro. Mientras preparaba la que hubiera sido su película número 90, Historia de Osaka, a Mizoguchi le diagnosticaron leucemia. Finalmente tuvo que ser ingresado en el hospital de Kyoto, donde murió, el 24 de agosto de 1958.

FICHA TÉCNICA

Título original: Ugetsu monogatari
Año: 1953
Duración: 96 min.
País: Japón
Dirección: Kenji Mizoguchi
Guion: Matsutaro Kawaguchi, Yoshikata Yoda
Música: Fumio Hayasaka, Tamekichi Mochizuki, Ichiro Saitô
Fotografía: Kazuo Miyagawa (B&W)
Reparto: Machiko Kyô, Mitsuko Mito, Kinuyo Tanaka, Masayuki Mori, Eitarô Ozawa, Eigoro Onoe, Ichisaburo Sawamura, Ryôsuke Kagawa, Sugisaku Aoyama

ROMA, CIUDAD ABIERTA - ROMA CITTA APERTA



SINOPSIS

Segunda Guerra Mundial. Estando Roma ocupada por los nazis, la temible Gestapo trata de arrestar al ingeniero Manfredi (Marcello Pagliero), un comunista que es el líder del Comité Nacional de Liberación. Pero en la redada Manfredi consigue escapar y pide ayuda a Francesco, un camarada tipógrafo que en unos días se casará con su novia Pina (Anna Magnani), una viuda con un niño. Además el cura de la parroquia, Don Pietro (Aldo Fabrizi), también apoya la causa e intenta ayudar a Manfredi y los partisanos de la resistencia. (FILMAFFINITY)

EDITORIAL

No hay más palabras. Es volver a repetir lo mismo una y mil veces. Esas palabras forman vagones interminables. Nos cansamos de nombrarlas. Guerra, muerte, llanto, dolor, locura. La inocencia que muere. La vida que cambia en un instante. Las oraciones que se repiten. Las canciones que vuelven a la mente. Las escenas que conmueven. La ficción que nunca será como la realidad. El campo de batalla. Lo que deseamos no conocer. La imaginación como un todo, lejos de la acción. El frío, la soledad, el hambre. Sensaciones que si vivimos, fueron en cuentagotas. La invasión, la venganza, el ocultamiento. Las sirenas sonando. Los tanques destruyendo todo a su paso. Los uniformes a rayas. El ser humano y su imagen más decadente. La resistencia. La vida por el otro. El final de todo. Y luego la otra historia. El terror que se descubre. Lo imposible que ya es posible. Juicios, denuncias y más muerte. Y el mundo cíclico. Nuevas invasiones. Otras víctimas. Otros mundos. Las mismas miserias. Ahora vista en alta definición. Y la prensa sacando su propia tajada. Y los sueños que no llegan a nacer. Y las guerras que terminan siempre del mismo modo. Porque todos sus caminos conducen a la muerte, como si fuera su propia Roma.

Marcelo De Nicola.-

Canción elegida para la editorial


IMPRESIONES SOBRE ROMA, CIUDAD ABIERTA


En su maravilloso y preciso Fausto, Goethe desciende a la abismal oscuridad del ser humano para narrarnos en definitiva, la historia de una seducción. Será en el prefacio celestial, el segundo de ellos, bien al comienzo de la obra, donde aquel personaje bellísimo, el más humano quizás, interpele al dios eterno, ese que nosotros siempre nombramos en minúscula, diciéndole lo siguiente: No sé nada sobre el sol y los mundos, solo veo cómo se atormenta el hombre. El pequeño dios del mundo sigue igual que siempre, tan extraño como el primer día. Viviría un poco mejor si no le hubieras dado el reflejo de la luz celestial, a la que él llamo razón y que usa solo para ser más brutal que todos los animales. Y de la mano de esa razón, un día llego el poder. Un día pensamos y allí empezó el comienzo del fin. Allí, sometimos a las fieras imponiendo nuestra propia luz y tiniebla. Allí instalamos en nuestras cabezas a ese dios de la culpa y el miedo porque nos creímos superiores al resto. Allí comenzó la dictadura de lo humano y la construcción de su imperio por sobre todo lo que habita en este mundo. Nada puede pensarse fuera de lo humano, nada puede concebirse fuera de aquel núcleo, nada puede pensarse fuera de la palabra, ni siquiera a dios. Ahí yace su pequeña trampa. 


Lo que más sorprendió a los nativos al ver llegar a los españoles no fueron sus barcas, ni sus desarrolladas armas o su pretenciosa vestimenta. Tampoco fue su oro. Fue la palabra. Allí los nativos encontraron el poder de manejar el tiempo, de unir a través de una cadena de sonidos el pasado, el presente y el futuro. Y en aquel poder, claro, estaban las cadenas. El sometimiento, entonces, fue cada vez más duro, más sistemático y organizado. Hombres ya no luchando por su supervivencia, desplegando su feroz batalla desesperada hacia el control de una naturaleza superior y hostil, sino hombres contra hombres. Hombres derramando la sangre de otros hombres, sometiendo a sus pares a los peores sufrimientos, a los más tristes martirios solo por poder. La dinámica del imperio para su permanencia no es otra más que la expansión. Imperio que no se expande, imperio que es absorbido por otro. Su razón de ser, es entonces, el no quedarse quieto, el ir por mas todo tiempo, sin límite alguno, sin posibilidad de saciar aquel hambre voraz que todo deglute porque entonces estaría yendo en contra de su propia naturaleza, de su propia razón, aquel reflejo de luz celestial. 


Sin lugar a dudas, Roma, Ciudad Abierta no hace más que dejar un claro mensaje en este sentido. Es quizás una gran denuncia audiovisual de nuestro particular amigo Roberto Rossellini respecto de las terribles consecuencias que conlleva el ejercicio del poder desmesurado, o sea, el poder del imperio. Un film que se realiza con las heridas aún abiertas, sin necesidad de evocación alguna. Bajo la consigna de salir a buscar aquel susurro de balas y bombas que en las calles aún se oía. Salir a mirar lo que las paredes agujeradas aun gritaban sobre el espanto. Es allí donde Rossellini pone la cámara y es así el método que utiliza para ir a buscar las historias que darán forma a este relato. Fiel a este axioma de trabajo y al esquema estipulado por los neorrealistas, sus actores no serán profesionales y por lo general no desarrollaran un papel, trabajará con la misma gente del pueblo salvo en los papeles del cura Don Pietro y Pina. Las puestas de cámaras se adaptarán a la locación y no al revés como era común en la época. Habrá muchos exteriores y poco estudio, decisión que ahonda la idea de que el relato es también el pueblo. 


El film culminará con un plano que parecerá inocente, un plano de reacción, pero que nada tiene que ver con todo eso. Aquel plano tendrá la potencia de un rayo. En aquel plano, que bien podría haber sido rodado por Eisenstein, estará el origen de toda la angustia, la razón primordial de este lamento que no busca cerrar una herida sino ser fiel testimonio del padecimiento humano. Veremos a los pibes y pibas del barrio, mirar con angustia, ya sin ninguna esperanza en aquellos ojos nuevos, sin ningún rastro de aquella bella curiosidad que ilumina la mirada de los niños, sino más bien con unos ojos cansados y hastiados de ver el mundo, de conocerlo, los veremos mirar detrás de un alambrado el fusilamiento de una de las personas más queridas por todos allí en el pueblo. Será en ese plano en donde descubriremos el mensaje que quiere Roberto gritarnos en la cara. Es allí donde más le duelen las muertes de la guerra, en aquel futuro descreído, desolado, repleto de grandes angustias indelebles, en aquellas miradas enmarcadas entre siniestros alambres de púa.-

Lucas Itze.-

Canción post impresiones



UNIVERSO ROSSELLINI


Nacido en Roma el 8 de mayo de 1906, creció en una familia burguesa. Su padre construyó el primer cine romano, lo que hizo que desde chico se moviera en ese ambiente. Luego de la muerte de su padre, trabajó como técnico de sonido y en otros campos relacionados al cine. Su primer corto lo realizó en 1938 titulada en francés como Prélude à l'après-midi d'un faune. En 1941 debuta en el largometraje con La Nave Bianca, documental de propaganda sobre un barco, financiado por el ministerio de Marina. Inicia la llamada Trilogía Fascista, que se completa con Un piloto regresa y L'uomo dalla croce, al servicio del gobierno de Benito Mussolini. Rossellini que no era del régimen fascista se consideraba un apolítico y solo le interesaba el avance de su carrera. Colabora con él Vittorio Mussolini, hijo del Duce y fundador de la productora Alleanza Cinematográfica Italiana, y de la revista Cinema, que tuvo una enorme influencia en la nueva hornada de realizadores italianos. Gracias a Vittorio Mussolini conoce a Federico Fellini y Aldo Fabrizi, que se harían grandes amigos suyos. Antes de que termine la guerra empezaría con ellos la preparación de Roma, ciudad abierta, con Fellini ayudándole a escribir el guión –también colaboró Sergio Amidei– y Fabrizi en el papel de sacerdote, uno de los protagonistas. Por aquella época, el despreocupado Rossellini tomó conciencia del sufrimiento causado por el totalitarismo, y decidió plasmarlo en el cine.  Allí siguió actuando con actores no profesionales y sobre esto declaró: "para crear realmente el personaje que uno tiene en mente, es necesario para el director entablar una batalla con el actor que normalmente termina sometiéndose a los deseos del actor. Como no deseo estar malgastando mis energías en una batalla como ésta, sólo uso actores profesionales en contadas ocasiones".  En 1948 dirigió a su amigo Federico Fellini en El amor. La década del ´50 arranca con Francisco, juglar de Dios y con la primera película protagonizada por quien fue su musa y esposa: Ingrid Bergman, en uno de los romances más importantes de la historia del cine. 


Esta relación causó un gran escándalo en algunos países (Bergman y Rossellini estaban casados antes de conocerse); el escándalo se intensificó cuando comenzaron a tener hijos (uno de los cuales es Isabella Rossellini). Su primera película juntos fue Stromboli, tierra de Dios, otra obra maestra del neorrealismo. Europa ´51 y Viaggio en Italia fueron parte de la llamada Trilogía de Ingrid. Este último film tiene una gran influencia en Francia donde es reconocido por Cahiers du Cinéma como uno de los orígenes estilísticos de la Nouvelle Vague. Rueda uno de sus mejores trabajos, El general de la Rovere, donde un pobre diablo –un inolvidable Vittorio De Sica– acepta ingresar en prisión y hacerse pasar por un legendario general de la resistencia, con el fin de recabar información de los presos. Pero tras ser recibido como un héroe, acaba tratando de comportarse como tal... 


Tras Fugitivos en la noche, Viva Italia y Alma negra, la carrera de Rossellini languidece. En 1959, decidió pasarse a la televisión, porque según él, al ser un medio frío y dirigido a un público masivo podría mejorar la comunicación con el espectador de la sala de cine, considerada regresiva, Roberto Rossellini realizó su primer trabajo televisivo, L'India vista da Rossellini, que inauguró una serie de obras para la pequeña pantalla que ocuparían su última etapa creativa y de entre las que destacan La edad del hierro (L'età del ferro, 1965), La toma del poder de Luis XIV (La presa di potere di Luigi XIV, 1967), además de estudios biográficos como los dedicados a los filósofos Sócrates (Socrate, 1971) y Blaise Pascal (1972). Vuelve al cine con Año uno en 1974 y Il Messia en 1975. Dos años después, el 3 de junio de 1977, un infarto de miocardio, apagó la vida de uno de los más importantes directores de la historia, a los 71 años.

FICHA TÉCNICA

Título original: Roma città aperta
Año: 1945
Duración: 100 min.
País: Italia
Dirección: Roberto Rossellini
Guion: Federico Fellini, Sergio Amidei, Roberto Rossellini (Historia: Sergio Amidei, Alberto Consiglio)
Música: Renzo Rossellini
Fotografía: Ubaldo Arata (B&W)
Reparto: Aldo Fabrizi, Anna Magnani, Marcello Pagliero, Maria Michi, Harry Feist, Vito Annichiarico, Francesco Grandjacquet, Giovanna Galletti, Carla Rovere