SINOPSIS
Maggie tiene
cuatro hijos, todos de distintos padres y que, debido al violento ambiente
familiar, están a cargo de los servicios sociales británicos. Cuando Maggie
conoce a Jorge, un refugiado hispanoamericano, vislumbra la posibilidad de
rehacer por fin su hogar. Sin embargo, su pasado sigue atormentándola. Una vez
involucrada en la burocracia de la asistencia social, le resultará muy difícil
conseguir la custodia de sus hijos, pero Maggie no se da por vencida.
(FILMAFFINITY)
EDITORIAL
Una lágrima rueda sobre una mejilla y rebota contra el suelo. La otra intenta no despegarse de los ojos pero el final es inevitable. El dolor se transforma en vacío, en ira, en desesperanza. Es un dolor diferente al del estómago vacío, ese que siente casi día por medio. También es un dolor invisible, escondido bajo la alfombra. ¿Cómo es la voz de los que siempre callan? ¿Dónde se escuchan sus silencios entre tanta miseria? ¿A qué canal vamos a ir a buscar los restos de alegría que tan burocráticamente ciertos sistemas nos han robado? Los niños ríen su risa infinita mientras sus madres lloran sus lágrimas eternas. De repente, las cámaras, los canales de televisión y el mundo de las estrellas arman un reality sobre vidas olvidadas. Una vez que el tema se termine, que no venda más rating, ellos volverán a sus miserables mundos mientras otros recogerán de la basura un poco de dignidad. Las risas seguirán contagiando mientras muchas madres esperarán volver a oírlas.
Hace un tiempo, a una de
ellas le preguntaron porque en ciertos lugares tenían tantos hijos, sabiendo
que era difícil mantenerlos, a lo que ella respondió: porque las sonrisas de
los niños es una de las pocas cosas que aún nos quedan... Será ahí donde habrá
que apuntar con las cámaras, será en esos barrios donde el Estado tendrá que
estar presente y no solo en época de elecciones. Porque cuando los televisores
se apaguen, ciertos sectores volverán a vomitar su odio y su indiferencia.
Porque ahí aparecerán los policías de la moral exigiendo separar niños de sus
madres como si fueran sólo un número más. Y se quejarán de las ayudas y mencionarán
sus impuestos como palabra santa, mientras polarizan los vidrios para no mirar
la realidad. Y no habrá asistencia social, seguridad o periodistas para
ayudarlos. Y los barrios se seguirán inundando y hacinando. Y aunque corten las
calles, las lágrimas seguirán brotando, hasta que dejen de tratarlos como
ganado...
Marcelo De
Nicola.-
Canción elegida
para la editorial
IMPRESIONES SOBRE LADYBIRD, LADYBIRD
Es recurrente en este foro sumergirnos e indagar en uno de los laberintos que más nos emociona que es aquel del lenguaje. Nos embarcamos en aquella aventura de descubrir la magia oculta que une significados y significantes, insistimos en la búsqueda de palabras nuevas, no por inventarlas, sino por saberlas olvidadas, olvidadas por aquel decir que expresa que aprender es recordar y al recordarlas, hacemos el esfuerzo de incorporarlas al inventario de nuestro vocabulario, porque creemos firmemente que la libertad, aquella por la que militamos, se encuentra ligada directamente a las chances de conseguirla. Solemos mencionar que los poderosos son quienes mejor manejan el arte del vocabulario. Son ellos quienes definen las reglas del juego porque cuentan entre muchas otras cosas con un abanico más amplio de expresión, con una maquinaria puesta a trabajar para mantener sus privilegios intactos. Veremos claramente en Ladybird Ladybird del director Ken Loach, esto que intento exponer, en el papel de Maggie. Las posibilidades de progreso de este personaje serán tan acotadas como su lenguaje. La cámara del director nos mostrará lo que esconde bajo la alfombra Inglaterra y su capitalismo brutal sostenido por un aparato estatal agobiante. La historia contará de manera lineal, por algunos raccontos al principio, la vida de una mujer abandonada a su suerte desde niña.
Vulnerada desde los primeros años de vida lo único que fortaleció fue la bronca, la angustia y la impotencia. Por eso la veremos fumar, gritar e insultar desde el inicio al final. Despojada de toda oportunidad se aferrará a lo que hemos escuchado ya reiteradas veces de personas sumidas en una pobreza extrema que al no tener nada sólo pueden tener hijos. Esa revelación dolorosa y que desde los mismos escritorios del poder forman un sentido común en las clases sociales que tienen un poco más y rechazan desde la comodidad de sus hogares aquella postura sin entender que aquel concepto profundo es producto de una desigualdad tan ocultada como asquerosa. La libertad de Maggie estará basada en el hecho de poder cuidar de sus hijos a pesar de los impedimentos. Y el estado sólo aparecerá cada vez que sea madre, para quitarle aquello que en su acotado mundo pudo concebir como lo único que puede tener. Técnicamente hablando no veremos una gran producción, no habrá lugar para encuadres poéticos, no habrá búsqueda en la paleta de colores, será más bien un formato estilo televisivo, con un mensaje directo al hueso, un relato duro que tiene la intención de denunciar, tal como hemos visto en los hermanos Dardenne, desde una visión crítica, las dificultades que tiene la clase trabajadora en un país considerado como del primer mundo.
Para finalizar, queremos aclarar que casualmente se
vienen dando películas en nuestro programa que coinciden con cuestiones de
agenda pública. Semanalmente sorteamos dentro de un listado que elaboramos la
película de la que hablaremos en la próxima emisión. Dicho esto, quiero
suscribir a las palabras de esta mujer que salió de una villa en Bahía Blanca
para desmitificar cuestiones de la pobreza y hoy en día tenemos la suerte de
contar con su claridad al referirse a hechos de los que ninguno de nosotros ha
vivido por lo que hace que sus palabras estén más calificadas al referirse a
cuestiones que atravesó en carne propia. Ella es Mayra Arena y esta semana
escribió lo siguiente: Voy a decir algo frío, les pido disculpas. Las emociones
por los hechos que nos conmueven se pasan rápido. Algunos crímenes, como los
que son contra los niños, o todo lo que los ponga en peligro, suelen tener un
repudio generalizado de la sociedad, sin importar la orientación política de
las personas. En este momento un país entero respira aliviado porque hasta
anoche se le helaba la sangre pensando en todo lo que le podía estar pasando a
una nena. Bien sabemos que para un sector todo lo que se haga por los pobres no
es por el bien común, si no para “comprar votos”. Pero –hasta en estos casos
hay un pero– las políticas públicas que muchas veces serían repudiadas, en el
momento justo de indignación colectiva, generarían alivio. Es exactamente lo
que hace la derecha cuando nos quiere meter la mano en el bolsillo a los
laburantes o endurecer ciertas leyes: se genera una situación –causal o casual,
da lo mismo– y como excusa aplican la medida que “alivia” ese gran descontento
social y que ellos ya tenían pensada de antes. Aun cuando todo un país está
tenso por un mismo hecho, suele tardarse muy poco en que la noticia y la
indignación colectiva cambie. En este momento de consenso, donde todos queremos
derechos para los niños, sería ideal que se tome alguna medida de esas que en
otro momento la opinión pública que hoy visibiliza la desigualdad trataría de
aniquilar. No hay mejor truco que tener un montón de políticas pensadas por quienes
saben, estudian e investigan e ir enchufándolas ahí, cuando todos las reclaman,
cuando nadie se atrevería a decir que es un despilfarro. Mañana se nos pasa y
otra vez qué bronca que la plata de mis impuestos se use para estos negros que
encima que te vienen a pedir ensucian toda la plaza.
Alan Beneitez.-
Canción post impresiones
UNIVERSO LOACH
Ken Loach nació
en Warwickshire en 1936, asistió a la Universidad de Oxford desde
1957 hasta 1960, y actuó como actor durante dos años antes de convertirse en
ayudante de dirección de un teatro de repertorio. Adquirió experiencia,
comenzando en el año de 1963, trabajando en la BBC como
director en prácticas en el departamento de drama y en la popular serie
policial Z-Cars. Loach ganó reconocimiento por su trabajo con el
productor Tony Garnett en una serie de producciones para la
serie Obra del miércoles de
A finales de 1960, Loach, junto con
una capa completa de artistas e intelectuales, había estado en contacto con los
trotskistas de la Liga Socialista Laboral (después nombrado
Partido Revolucionario de los Trabajadores). Esta relación
indudablemente dirigió a Loach bastante directamente hacia los problemas de
liderazgo de la clase obrera: las traiciones del Partido Laborista y
sindicalistas burócratas y la lucha por una alternativa revolucionaria. Por
esas épocas, filma para televisión The Big Flame (1969), que
trata de una ocupación de los muelles de Liverpool, Rank and File (1971),
una versión dramatizada de la huelga de vidrio Pilkington de 1970, y la
miniserie Days of Hope (1975), que trazó los años entre el
final de
A partir de ahí, el director empezaría a filmar
más seguido, comenzando los ´90 con Riff-Raff, donde logra otro
premio en Cannes, esta vez el de
Vuelve a trabajar con Robert Carlyle en 1996 cuando
filma
Vuelve a los barrios bajos con el film En
un mundo libre, donde Angie es una mujer que abre una agencia temporal para
inmigrantes, con los peligros que esos trabajos de mano de obra barata
acarrean. Obtiene el Mejor guion en Venecia. Se da un pequeño lujo
en 2009 cuando dirige la comedia Buscando a Eric, la historia de
alguien al que nada le sale bien, y un día, se le aparece de pronto su gran
ídolo, Eric Cantona, el ex jugador del Manchester United para
ayudarlo a resolver sus problemas. Obtiene otra vez el Premio del
Jurado en Cannes. Se mueve para
FICHA
TÉCNICA
Título original: Ladybird, Ladybird
Año: 1994
Duración: 102 min.
País: Reino Unido
Dirección: Ken Loach
Guion: Rona Munro
Música: George Fenton
Fotografía: Barry Ackroyd
Reparto: Crissy
Rock, Vladimir Vega, Ray Winstone, Sandie Lavelle, Mauricio Venegas, Clare
Perkins, Jason Stracey