EDITORIAL
Si la mano tiene una cuerda que guía a la
bestia, esa cuerda es el miedo. Si el amo para conservar su poder, necesita de
la mano, de la cuerda y de reducirlo todo bajo la sucia suela de la palabra
bestia, no es por otra cosa más que por miedo. Por miedo nos juntamos, aun
cuando nunca dejamos de desconfiar en el otro. Por miedo también creamos un
idioma, erigimos complejas ciudades, diseñamos tecnologías para estar aun no
estando, añorando de alguna manera aquella soledad primaria a la que también
por miedo no nos entregamos, o peor aún de la que creímos haber salido sin
haberlo logrado. Por miedo nos convertimos en sofisticados asesinos, hicimos
las guerras que destruyeron aquellas mismas ciudades que hace solo un instante
decíamos que por miedo habíamos levantado. Por miedo también inventamos el
amor, idealizamos, armamos familias, domesticamos el deseo y nos proyectamos en
nuestra propia descendencia.
Por miedo matamos toda sorpresa escribiendo
erróneamente nuestro pasado sobre aquel incierto futuro, planificando así el
abismal caos que nos rodea. Perdimos cualquier respeto hacia la vida, entonces
también por miedo torturamos, forzamos voluntades y hasta desaparecimos a esos
otros que también por miedo nos gritaron verdades en la cara. Por miedo hemos
llegado hasta aquí, nos hemos convertido en todo esto que somos y tal vez por
miedo, un día, decidamos no seguir. Hay un murmullo que surge de la oscuridad,
que se aproxima lento, avasallante y sin permisos. Se organizan bajo consignas
y banderas y luchan bajo la desinteresada idea de saber que su lucha no es para
uno mismo, sino para el otro. Vienen sucios, roídos, con sus muecas oscuras o
vacías. Vienen por lo que es suyo, sin importar lo que cueste. Vienen
convencidos, imbatibles, vienen con aquella rabia ancestral de Tupac Amarus, de
Atahualpas, con la resonancia de aquel aullido soberano de la tierra. Son
aquellos, los que un día por miedo también, intentamos arrojarlos al olvido.
Lucas Itze.-
Canción elegida para la editorial
La canción de AC/DC que tiene el nombre del film, aunque salió antes...
IMPRESIONES
SOBRE RIFF RAFF
Ruidos que trituran oídos. Golpes que
resuenan una y otra vez. La tierra se esparcirá por el aire, mientras el olor a
cemento cubrirá todo. Ellos van llegando desde temprano, para derretir sus
sueños bajo los rayos del sol. Quizás el trabajo se termine antes de lo
pensado. Proyectarán en sus mentes, cientos de edificaciones que jamás
habitarán. Hasta que sus patrones los devuelvan a la realidad. El tiempo de
almuerzo parece acabar de un saque con los deseos. Y será otra vez el volver a
empezar. Buscarán terminar lo más rápido posible, sabiendo que al otro día,
tendrán que hacer exactamente lo mismo. Si algo falla, serán condenados al
ostracismo, serán un número más, mientras la ratas huirán por las
alcantarillas, para evitar cualquier juicio. Y serán estos roedores los que
marcarán el inicio del film de Ken Loach,
titulado Riff Raff, que en la jerga
británica, significa chusma. El director británico es un especialista en
retratar las clases bajas de los suburbios de su país. De famosa militancia
troskista, es inevitable al hablar de un film suyo, repasar como piensa. Esta
vez, los que caerán ante la tentación del director serán los obreros de una
construcción, donde congenian personas procedentes de distintos puntos del
país, así como inmigrantes ilegales.
Loach nos mostrará esa faceta que luego
dos admiradores suyos lo contarán, como es su costumbre, mucho más crudamente.
Hago referencia a los hermanos Dardenne
y su film La promesa. Riff Raff, en tanto, estará basado en un guión de Bill Jesse, antiguo amigo del director,
quien trabajó durante un tiempo en la construcción, donde convivía con las
ratas a diario. Bill le propuso contar todo lo que vivía y Loach decidió
financiar su proyecto, pero lamentablemente, un infarto dejó a Bill sin poder
ver su historia meses antes de estrenarse. Volviendo al film, este no tendrá
planos inolvidables ni mucho menos una fotografía exquisita, no habrá decorados
sino espacios reales, con luz natural, y sonidos propios que vienen de las
máquinas que se están utilizando. Los encuadres serán por momentos amplios,
pero también habrá algunos muy cortos, centrado en un objetivo marcado. La
cámara, en muchos casos, se mezclará entre los actores como si fuera una
protagonista más. La puesta en escena conforma una mezcla de neorrealismo con un
estilo casi televisivo, o documentalista, como es su costumbre. ¿Por qué? El
mismo director nos abre las puertas de un debate que puede llenar varias hojas.
Pese a su reconocimiento en muchas partes del mundo, a Loach se lo ha criticado
por las técnicas utilizadas.
Más de una vez, ha repetido que él prefiere hablar
sobre sus películas con espectadores, y no con cinéfilos, ya que ahí, están los
posibles protagonistas de sus films, como en este caso, los obreros. Y cuando
decimos protagonistas, lo decimos con todo el sentido de la palabra, ya que la
mayoría de los personajes eran actores amateurs que trabajaban como obreros
(algo bastante habitual en toda su filmografía). Una vez, un reconocido
dramaturgo británico llamado Trevor
Griffiths, declaró “si Loach pudiera
hacer una película sin cámaras, lo haría. Él quisiera que sus actores fueran
ellos mismos, para que todo se viera como si acabara de ocurrir”. El film
nos cuenta la vida de Stevie, un escocés que llega con una mano atrás y otra
adelante a los suburbios de Londres. Ahí encontrará trabajo en una obra en
construcción, donde fruto de ese neoliberalismo típico de los noventa, están
edificando unos departamentos de lujo donde antiguamente había un hospital,
aunque él tenga que conformarse con ocupar una casa en esos complejos edilicios
que se caen a pedazos, como hay en las grandes ciudades. Allí conocerá a una
chica que será quien mejor intente perseguir sus sueños, aunque estos se
derrumben más temprano que tarde. El tratará de tener siempre una sonrisa a
mano, porque como bien dice, deprimirse es para burgueses, no para obreros.
Serán ellos quienes le pongan ese toque de humor, porque saben perfectamente
que la comedia y la tragedia van unidas. Será una crítica a ese mundo
empresarial que busca la maximización del beneficio propio al menor costo, sin
siquiera pagar la seguridad social de los trabajadores, en un lugar donde están
olvidadas por completo las cuestiones de prevención o protección ante algún un
accidente que podría ser fatal. Nos quedarán preguntas sin responder, como
cuando Larry, quien más abogaba por los derechos de los trabajadores, es
despedido y se va sin decir ni una palabra. Quizás a esa pregunta responda el
director, cuando en una entrevista declare: “Lo único que espero, cuando la gente vea mis películas, es que digan,
‘Sí, así es como son las cosas’ y si así es como son las cosas, entonces ¿no
deberíamos tratar de cambiarlas?”. Por eso, este mundo está lleno de
“Larrys” que se van con la cabeza gacha, lleno de “Desmonds” que pueden encontrar
la muerte tratándose de ganar el pan, pero también llenos de “Stevies” que no
se quedarán callados y saldrán a incendiar todo, para que una vez los que
tengan algo que perder sean los de arriba y así transformarse ellos, en esas
ratas que bailen al ritmo del vals del obrero.
Marcelo De Nicola.
Canción post impresiones
Londres en llamas
Nos despedimos con un clásico...
UNIVERSO
LOACH
Ken
Loach nació en Warwickshire en 1936, asistió a la Universidad de Oxford desde 1957 hasta
1960, y actuó como actor durante dos años antes de convertirse en ayudante de
dirección de un teatro de repertorio. Adquirió experiencia, comenzando en el
año de 1963, trabajando en la BBC
como director en prácticas en el departamento de drama y en la popular serie
policial Z-Cars. Loach ganó
reconocimiento por su trabajo con el productor Tony Garnett en una serie de producciones para la serie Obra del miércoles de la BBC, que
comenzó en 1964.
Las producciones de televisión 3 Clear Sundays (1965), Up the Junction (1965), Cathy Come Home (1966) y su primer
largometraje, Poor Cow (1967), todos
ellos con Carol White, hicieron
claras las simpatías y preocupaciones de Loach. Las tres producciones se
trataban de la clase obrera de Londres y sus problemas de vivienda, empleo,
delincuencia, amor y sexualidad en medio de la pobreza. Estas tres obras
crearon controversia, y su trabajo en televisión, en particular, atrajo una
considerable audiencia popular. Sobre todo Up
the Junction, que fue vista por 10 millones de personas en su primera
transmisión y un récord de televidentes telefoneó a la BBC para protestar por su
lenguaje soez y su retrato de la promiscuidad sexual. Su enfoque de los abortos
clandestinos tuvo un gran impacto, influyendo en el debate que condujo a la
legalización del aborto en 1967. Por su parte, con Poor Cow, logra la primera nominación al Globo de Oro como mejor película extranjera de habla inglesa.
El primer éxito comercial de Loach llegó en
1969 con Kes, la historia de un
muchacho de edad escolar de 15 años de edad, en un pueblo minero de Yorkshire.
El niño vive con su madre y un medio hermano tosco que trabaja como minero. El
único placer y significado de su vida se derivan de una relación que lleva con
un ave de caza. Al final, su hermano mata al pájaro, sugiriendo la forma en que
la clase obrera vuelve su violencia sobre sí misma, y todas las opciones del
muchacho se apagan. Obtuvo premios en varios festivales así como la famosa National Board Review la nombró entre
las diez películas del año.
A finales de 1960, Loach, junto con una
capa completa de artistas e intelectuales, había estado en contacto con los
trotskistas de la Liga Socialista
Laboral (después nombrado Partido Revolucionario de los Trabajadores). Esta relación indudablemente dirigió a Loach
bastante directamente hacia los problemas de liderazgo de la clase obrera: las
traiciones del Partido Laborista y sindicalistas burócratas y la lucha por una
alternativa revolucionaria.
Por esas épocas, filma para televisión The Big Flame (1969), que trata de una
ocupación de los muelles de Liverpool, Rank
and File (1971), una versión dramatizada de la huelga de vidrio Pilkington
de 1970, y la miniserie Days of Hope
(1975), que trazó los años entre el final de la Primera Guerra Mundial y la
traición de la Huelga General británica de 1926, todos fueron esfuerzos
dirigidos a hacer frente a estas cuestiones. En cuanto a Days of Hope, Loach ha
dicho: “El gran problema que tratamos de hacer entender a la gente común fue
que el liderazgo del Partido Laborista los había traicionado hace cincuenta
años, y estaban a punto de hacerlo de nuevo”.
En 1971, Loach hizo Life Family, con un guion de David
Mercer y se basa en el trabajo de un psiquiatra radical, R. D. Laing. La
película intenta mostrar que la “esquizofrenia” del personaje central es un
producto de las relaciones sociales y familiares.
Loach volvió a dirigir largometrajes sólo
al final de la década de 1970 con Black
Jack (1979), una adaptación de un libro para niños, The Gamekeeper (1980) , sobre un guardabosques y la relación de la
gente con la naturaleza y Looks and
Smiles (1981), la historia de una pareja de adolescentes de la clase obrera
de Sheffield, ganando el Premio al Cine
Contemporáneo en Cannes.
Varios de los proyectos de Loach en los
ochenta, como Questions of Leadership
(1983), que trata de la traición de los dirigentes sindicales comerciales
británicos, Which Side Are You On?
(1984), una recopilación de canciones y poemas de los mineros, y la obra
teatral anti sionista Perdición
(1987) han sido prohibidos por razones políticas.
En 1986, Loach filmó Singing the Blues in Red, la historia de un cantante disidente del
Este de Alemania, anti estalinista y anticapitalista, que se va para el Oeste,
nominada al León de oro en Venecia, y en 1990 lanza su film más político y
crítico contra Margaret Thatcher, Agenda
Oculta exponiendo el papel de los servicio de inteligencia británicos en
Irlanda del Norte. Logra el Premio
Especial del Jurado en Cannes.
A partir de ahí, el director empezaría a
filmar más seguido, comenzando los ´90 con Riff-Raff,
donde logra otro premio en Cannes,
esta vez el de la Crítica y la mejor película en los Premios del Cine Europeo. En 1993 filma Raining Stones (Como caídos del cielo), la lucha de una pareja para
conseguir el dinero necesario para que su hija pueda tener un vestido de
comunión nuevo. Otro premio en Cannes,
esta vez el Especial del Jurado, más
nominaciones en los Bafta, Cesar y Goya.
Un año después llega la durísima Ladybird,
Ladybird, basada en la historia real de una madre con cuatro hijos de
distintos padres, que sufre la persecución de los servicios sociales británicos
y cree empezar a cambiar su vida cuando conoce a un inmigrante chileno. Varias
nominaciones, sobre todo para la actriz protagonista.
En 1995 llega uno de sus mayores éxitos, Tierra y Libertad, sobre la Guerra Civil Española, y la ida de un
joven comunista británico que viaja a luchar por sus ideales. Ganadora en Cannes, en los César Franceses y en los Premios
Europeos.
Vuelve a trabajar con Robert Carlyle en 1996 cuando filma La Canción de Carla, la historia de un
escocés y una refugiada nicaragüense que decide volver a su país para defender
la Revolución
Sandinista. En 1998 llega Mi
nombre es Joe, la historia de un alcohólico que busca recuperarse
entrenando a un equipo de fútbol y ayudando a una pareja de yonquies. Ahí se
enamora de Sarah, la asistente social, pero tendrán que luchar juntos para que
todo salga bien. Peter Mullan se
llevó el Premio al Mejor Actor en Cannes, además del film obtener los
premios a mejor película en el Festival
de Valladolid y en el BAFTA.
Los 2000 lo siguen encontrando cada vez más
metido en el cine de protesta, como cuando filma Pan y Rosas, la historia de dos mexicanas ilegales en Los Angeles
que trabajan en unas oficinas. Su relación empeorará cuando la menor conozca a
Sam, un activista que intentará convencerlas que necesitan sindicalizarse para
que dejen de ser explotadas. Otra nominación en Cannes. Un año después llega La
cuadrilla, ambientada en el sur de Yorkshire, cuando la empresa ferroviaria
British Rail es privatizada, los trabajadores se encuentran ante un dilema:
acatar las nuevas normas de la compañía o aceptar el despido y pasar a engrosar
las listas de las agencias de trabajo temporal.
En 2002 llega Dulces 16, la historia de Liam, quien está a punto de cumplir 16
años y tiene a su madre en prisión y saldría justo para su cumpleaños. Su sueño
es tener una familia, un lugar para vivir y un trabajo, pero para eso,
necesitará dinero, y se meterá en graves problemas. Mejor guion en Cannes y película en Valladolid y el Cine Europeo.
En 2004 dirige Sólo un beso, sobre un chico escocés de origen paquistaní que,
debido a las diferencias religiosas y culturales de su familia, tendrá una
relación secreta con una joven católica inglesa, que es la profesora de música
de su hermana. Un año después dirige un episodio del film Tickets, junto Abbas Kiarostami
y Ermanno Olmi. Terminará de ser
reconocido en el mundo gracias al film bélico El viento que acaricia el prado, con Cillian Murphy, sobre dos hermanos que se unen al IRA para luchar por la
independencia de Irlanda en la década del ´20.
Obtuvo el premio a Mejor Película en Cannes. Vuelve a los
barrios bajos con el film En un mundo
libre, donde Angie es una mujer que abre una agencia temporal para
inmigrantes, con los peligros que esos trabajos de mano de obra barata acarrean.
Obtiene el Mejor guion en Venecia.
Se da un pequeño lujo en 2009 cuando dirige
la comedia Buscando a Eric, la
historia de alguien al que nada le sale bien, y un día, se le aparece de pronto
su gran ídolo, Eric Cantona, el ex
jugador del Manchester United para ayudarlo a resolver sus problemas. Obtiene
otra vez el Premio del Jurado en Cannes. Se mueve para la Guerra de Irak un año
después, en Route Irish, la ruta que
une al aeropuerto de la ciudad con la parte comercial, donde contará la
historia de dos soldados británicos que se enamoran de la misma mujer. En 2012
llega la comedia La parte de los ángeles,
la historia de Robbie, un padre primerizo de Glasgow que se salva de ir a la
cárcel pero lo mandan a hacer trabajos sociales. Su educador, los inicia en el
arte del whisky, y Robbie descubre que tiene un talento natural como catador y
es capaz de identificar hasta las cosechas más caras… Otro premio del jurado en
Cannes. Un año más tarde dirige el documental El espíritu del ´45, sobre el socialismo de la posguerra, luego
desmantelado por Thatcher.
En 2014 vuelve a los hechos reales, con Jimmy´s Hall, donde cuenta la historia
de James Gralton, un activista y líder comunista irlandés que se convirtió en
el único deportado político de la República de Irlanda. Este año, se acaba de
estrenar el que, para muchos, es su mejor film en años. Yo, Daniel Blake, nos muestra la vida de un hombre de 59 que siendo
carpintero, sufre problemas cardíacos y se ve obligado a pedir un asistente
social. Pese a que el médico le prohibió trabajar, la administración lo obliga
a conseguir uno para que pueda cobrar lo que necesita. Mientras busca empleo,
se cruza con Katie, madre de dos hijos y entre los dos, intentarán ayudarse
mutuamente. Reciente ganador de la Palma
de Oro en Cannes, además de ser nominado en los principales festivales
europeos.
FICHA
TÉCNICA
Título original: Riff-Raff
Año: 1991
Duración: 96 min.
País: Reino Unido
Director: Ken Loach
Guion: Bill
Jesse
Música: Stewart
Copeland
Fotografía: Barry
Ackroyd
Reparto: Robert
Carlyle, Emer McCourt, Jimmy Coleman, George Moss, Ricky Tomlinson, David
Finch, Derek Young, Richard Belgrave, Bill Moores, Luke Kelly, Peter Mullan.
SINOPSIS
Narra la historia de un joven obrero,
trabajador en una empresa de la construcción donde no se observan las reglas, y
su romance con una joven cantante adicta a las drogas, en el mundo marginal de
Londres.
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