lunes, 25 de noviembre de 2019

VIDEODROME



SINOPSIS

Max Renn, un aburrido operador de televisión por cable, descubre un día una televisión "real" llamada Videodrome. Una palpitante pesadilla de ciencia-ficción que nos muestra un mundo en el que el vídeo puede controlar y alterar la vida humana. (FILMAFFINITY)

EDITORIAL

Horas de mirar atónitos. La palabra zapping retumba en tu mente. Mientras la cabeza no para de recibir imágenes e información que no tardarán en procesarse. La tv juega con la mente humana. Y los medios son los encargados de utilizarla para desatar su máxima ferocidad posible. El filósofo canadiense Marshall McLuhan en su libro El medio es el mensaje nos decía “Los medios, al modificar el ambiente, suscitan en nosotros percepciones sensoriales de proporciones únicas. La prolongación de cualquier sentido modifica nuestra manera de pensar y de actuar, nuestra manera de percibir el mundo. Cuando esas proporciones cambian, los hombres cambian”. Por lo tanto, lo que importa en sí, es el mensaje y no quien lo transporta y allí apuntaba su foco de estudio. Además McLuhan señaló que “un medio afecta a la sociedad en la que desarrolla un papel, no solo por el contenido que posee, sino también por las características del medio en sí”


Desde su omnipresencia, los medios imponen condiciones. Ellos son los que eligen cual tema debe mover el amperímetro de la opinión pública y cual no. Ellos marcarán la agenda y decidirán quienes son los buenos y quienes son los malos. La caja boba entonces, asume esos principios de modo excepcional.  Nos llenarán de porquería barata disfrazadas de realitys o programas de chimentos para tapar la realidad. Nos venderán los espectáculos deportivos como indicio de estar conectados con el mundo. Nos intentarán ofrecer que políticas de estado son las mejores para el país y sin que nosotros los sepamos, también para sus bolsillos. Seremos sus conejillos de indias. Seremos nosotros los que tendremos que encontrar en esa revolución tecnológica que sirve y que no. Las redes sociales llegaron para quedarse y vendernos al mejor postor. Será nuestra la capacidad de pensar por nosotros mismos, no dejar convencernos y así gritarle al mundo que no seremos su nueva carne…

Marcelo De Nicola.-

Canción elegida para la editorial



IMPRESIONES SOBRE VIDEODROME


TV nuestra que estas en el medio, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad así en la mente como en el cuerpo, danos hoy el morbo nuestro de cada día, etcétera, amen. El dios cíclope de cristal, como lo definiría Mollo, sangra y allí se encuentra herido de muerte. No es que lo ha sentenciado nuestra sociedad debido a un ataque repentino de conciencia, por autodefensa o venganza. Es que parece haberse quedado sin piernas para competir con la fugacidad de estos tiempos que corren tan veloces. Los productos televisivos, durante el auge de las empresas de servicio de televisión por cable, administraban unilateralmente el tiempo de los televidentes, ordenando la cotidianidad del trabajador medio. Con la misma rapidez de siempre, inyectaron en las mentes la sensación de libertad al poder acceder a ese tipo de entretenimiento y al mismo tiempo la obligación de llegar a las 9 de la noche para conciliar el silencio familiar alrededor de una mesa con la cena lista, las conversaciones postergadas, y la novela a todo volumen. Así fue que crecimos acompañados por aquel espejo que buscaba nuestra empatía, al interpretar las realidades sociales que atravesaba un gran sector de la sociedad. 


La normalización de la miseria y la falta de oportunidades en novelas como Gasoleros, El sodero de mi vida y otras de similares características en donde los dueños de pequeñas empresas se veían obligados a venderlas pero que siempre había alguien cercano conspirando en contra de su negocio para sacar tajada de aquella situación y no porque tanto la crisis de aquella situación ficticia como la de este lado de la pantalla eran a causa de políticas aplicadas en detrimento del bienestar general. Los canales de noticia fueron modificando, al paso del tiempo la forma de contar los sucesos dándole cierto marco novelístico, sobre todo a los policiales. En donde siempre es conveniente que el ladrón siempre sea morocho y del conurbano. Que la víctima del femicidio haya sido vista por última vez vestida de forma provocativa. Y sangre, la mancha roja sobre el asfalto, aun sucio por el asesinato que acaba de cometerse a sangre fría para alimentar el morbo. Y si hubo alguien que denuncio poéticamente ese adoctrinamiento televisivo, sexual y morboso fue David Cronenberg. En su octavo largometraje, Videodrome, se trabajará a lo largo de los 89 minutos esta temática. En Max, el personaje principal de esta ciencia ficción, interpretado por James Wood, veremos el intento de un sector que representa a una gran corporación, aniquilar a un sector de la sociedad consumidora de contenidos audiovisuales referidos al sexo y la violencia. 


La estética está caracterizada por la oscuridad e imágenes viscerales, sello característico del guionista y director canadiense. A través del relato lineal, y con un manejo correcto de la intensidad del desarrollo nos introduciremos en la difícil tarea de diferenciar los hechos reales de la fantasía. La televisión, y su cuota diaria de morbo serán la excusa perfecta para que, a través del canal que representa Max, Videodrome ingrese como caballo de troya para romperlo todo. Podremos divisar claras referencias a Marshall McLuhan, al psicoanálisis freudiano, y también estarán allí Apolo y Dionisio en su lucha eterna. Pero por sobre toda aquella desnudez, será el culo de los medios de comunicación enfocando sus cámaras a los ladrones de a pesos, resaltando la libertad con la que se movía por el mundo aquella niña violentada, intentando confundir la igualdad con la caridad, sacándole fotos a las Nike del que reclama un trabajo digno, poniéndole la pollera a Evo Morales. ¿Acaso alguna vez pensaste que podes ser vos el que tenga que salir a reclamar? Por si llegara ese día, ¿Cómo quisieras que te mostraran? ¿Cómo quisieras que te llamaran?

Alan Beneitez.-

Canción post impresiones



UNIVERSO CRONENBERG
  


Nacido en Toronto el 15 de marzo de 1943, de padre escritor, editor y periodista y madre pianista, ambos eran judíos que emigraron de Lituania. Por lo que se crio rodeado de libros y cosas que tenían que ver con el arte. En la comunidad hebrea de Toronto conoce a Ivan Reitman (director de Los Cazafantasmas, Space Jam, entre otras), quienes se acercan al mundo del cine. Se gradúa en la carrera de Literatura en la Universidad de Toronto. Su primer corto fue en 1966 y se tituló Transfer, donde un psiquiatra y un paciente discutían en un campo de nieve. El siguiente fue Fort he Drain, donde dos hombres vestidos yacen en una bañera y permanecen en absoluto silencio hasta que alguien pregunta: ¿vienes aquí a menudo? Empezó con largos de cine experimental. El primero llegó en 1969 bajo el nombre de Stereo, su historia gira entorno a los experimentos sexuales telepáticos que se ejercen en la Academia Canadiense para la Investigación Erótica. Luego fue el turno de Crímenes del futuro, sobre unas mujeres que padecen una extraña enfermedad a causa de un cosmético. Las que no lo están, empiezan a ser secuestradas por una secta. Después de algunos trabajos para televisión, vuelve a la pantalla grande con su primer éxito: Shivers, sobre un científico crea, por medio de unas modificaciones genéticas, una especie de babosas. Cuando estos seres penetran en el cuerpo de un hombre lo convierten en un enfermo aquejado de un insaciable instinto sexual y asesino. En 1977 sorprende al llamar a la actriz porno Marilyn Chambers para protagonizar el film Rabid


Acá vemos a Rose, quien sufre un accidente, y es internada en un centro estético que tienen nuevos tratamientos. Los resultados son fatales: la chica despierta con una fisura bajo su axila, de la cual emerge un apéndice fálico y experimentando una insoportable sed de sangre humana. Rose la saciará gracias a su nuevo miembro con el que penetra, para extraerles sangre, en los cuerpos de sus víctimas. Éstas, posteriormente, caen presas de una incontrolable rabia homicida que, poco a poco, se va extendiendo por la ciudad como una salvaje plaga de terror y violencia. En 1979 llega Fast Company, donde el director une dos de sus pasiones, el rock y los autos de carrera, contando la historia de un piloto y su malvado representante. También filma el film de terror The Brood sobre un psiquiatra que crea una terapia especial para psicópatas pero que no funciona en una paciente que termina desatando un descontrol total. En 1981 llega otro de sus clásicos: Scanners, sobre seres humanos que son capaces de controlar la mente de los demás. Darryl Revok es el jefe del grupo, pero cuando un doctor descubre otro con más poderes, decide utilizarlo para acabar con el grupo. Se muda a Estados Unidos para realizar La zona muerta, basada en la novela de Stephen King, sobre un hombre que pasa cinco años en coma y despierta con poderes extra sensoriales, por lo que la policía pedirá su colaboración para resolver una serie de asesinatos. Ese año también filma Videodrome. En 1986 llega otro de sus grandes clásicos: La Mosca, sobre un científico que se utiliza a sí mismo para crear una máquina de teletransportación. La prueba es un éxito pero empieza a sufrir extraños cambios y descubre que una mosca se introdujo con él en la cápsula. 


En 1988 dirige Inseparables (Dead Ringers), la historia de dos gemelos que comparten todo, hasta que la llegada de una mujer se convierte en un espiral de perversión, drogas y locura. El film fue un éxito y fue nominado en los grandes festivales. En 1991 adapta la novela de uno de sus escritores preferidos: hablamos de William Burroughs y El almuerzo desnudo, la historia de un escritor que empieza a sufrir fuertes alucinaciones luego de perder a su mujer. Por tercera vez consecutiva trabaja con Jeremy Irons, esta vez en Mr. Butterfly, donde se da un cambio rotundo a lo que venía filmando. Aquí cuenta la historia real de René Gallimard, un diplomático francés destinado en China en los años 60, y Song Liling, una fascinante y misteriosa diva de la ópera que consigue ocultarle durante muchos años un oscuro secreto. Filma otro clásico en 1996: Crash, basada en una novela de J.G. Ballard. Tratar sobre un grupo de personas que experimentan sinforofilia, una excitación sexual con los accidentes de autos. 


En 1999 llega EXistenZ, sobre un juego en el que los usuarios no distinguen lo virtual de lo real. El nuevo siglo trajo a Spider, un film ambientado en los 60 donde sigue la vida de un hombre que estuvo en un psiquiátrico e ingresa a un asilo, donde recordará parte fundamental de su infancia. Vuelve al éxito con el film Una historia violenta, sobre un hombre que luego de evitar un robo es llamado héroe nacional. Aunque luego recibe una extraña visita que asegura conocer su pasado.  Es una de las cintas de más alto presupuesto y de mayor recepción masiva que ha filmado a la fecha. Él ha dicho que la decisión de dirigirla fue motivada por haber tenido que bajar su salario debido al bajo presupuesto del filme Spider.  Para demostrar que seguía en ascenso, dos años después vuelve a juntarse con Viggo Mortensen en Promesas del este. Un trhiller sobre mafiosos que fue uno de los grandes éxitos del año 2007, con guion de un tal Steven Knight, quien años después escribiría Peaky Blinders


Otra vez con Viggo, filma Un método peligroso, la turbulenta relación de Carl Jung, con su mentor, Sigmund Freud y la psiquiatra Sabina Spielrein. Después de esos años en el Reino Unido, vuelve a Canadá para filmar Cosmópolis, adaptación de la novela de Don DeLillo, la historia de un joven multimillonario que quiere ser asesinado, mientras el capitalismo está a punto de llegar a su fin. Lo último que filmó fue Polvo de estrellas, un cuento moderno sobre la obsesión por la popularidad y una sátira a la industria del cine. Saliendo de su filmografía, podemos mencionar que Cronenberg ha contratado a Howard Shore para componer la banda sonora en prácticamente todas sus películas. Otros colaboradores regulares incluyen a su hermana, la diseñadora de vestuario Denise Cronenberg, al actor Robert Silverman, al director de arte Carol Spier, al editor Ronald Sanders, al editor de sonido Bryan Day y, de 1979 a 1988, el director de fotografía Mark Irwin. Desde Dead Ringers (1988), Cronenberg ha trabajado con el director de fotografía Peter Suschitzky en cada una de sus películas. A la par de la lealtad que muestra con sus colaboradores clave, Cronenberg continúa siendo un cineasta de tierra canadiense incondicional, ya que casi todas sus películas –incluyendo las de grandes estudios hollywoodenses The Dead Zone y The Fly– han sido filmadas en su provincia natal de Ontario (con excepción de M. Butterfly y Spider, las cuales fueron filmadas en su mayor parte en China e Inglaterra, respectivamente, así como de Rabia, que aunque fue filmada en Canadá, sus locaciones fueron en los alrededores de la ciudad de Montreal). Sus películas recientes han sido financiadas, al menos parcialmente, por Telefilm Canada y Cronenberg es un partidario de que los proyectos fílmicos sean apoyados por los gobiernos, argumentando que "cada país necesita un sistema de fondos gubernamentales con el fin de tener un cine nacional frente a Hollywood". Para finalizar, es uno de los principales exponentes de lo que se ha denominado horror corporal, el cual explora los miedos humanos ante la transformación física y la infección. Inaugura y abandera el concepto de la "nueva carne", eliminando las fronteras entre lo mecánico y lo orgánico. En sus películas, usualmente se mezcla lo psicológico con lo físico. Junto a John Carpenter y a Wes Craven se le ha llegado a considerar dentro de un grupo denominado de "las tres C" del cine de horror contemporáneo.

FICHA TÉCNICA

Título original: Videodrome
Año: 1983
Duración: 88 min.
País: Canadá
Dirección: David Cronenberg
Guion: David Cronenberg
Música: Howard Shore
Fotografía: Mark Irwin
Reparto: James Woods, Deborah Harry, Sonja Smits, Jack Creley, Peter Dvorsky, Leslie Carlson, Lynne Gorman

jueves, 14 de noviembre de 2019

UN LUGAR EN EL MUNDO



SINOPSIS

Ernesto hace un viaje a la provincia argentina de San Luis, a un remoto pueblo en un valle puntano, para recordar su infancia y las circunstancias que han determinado su vida: sus padres se habían exiliado voluntariamente de Buenos Aires para vivir en una comunidad campesina. La llegada de un geólogo español, contratado por el cacique local para buscar petróleo, representa una amenaza para la forma de vida de los campesinos. (FILMAFFINITY)

EDITORIAL

Estamos aquí, hoy, en este mundo. En este mundo donde nada es lo que parece y todo resulta cuestionable. En donde la revoltosa mano de un niño o una niña ensaya alegremente los garabatos que mañana crearán las leyes que enjaulen su propia libertad. Sí, claro, aquí, en donde estamos cagados de miedo y vale más un auto que un hermano con frio y hambre, y más aún que cualquier sentimiento profundo capaz de entregarnos vulnerables sobre las oscuras orillas de la locura. Aquí donde alguna vez entendimos que solo hay ahora y que el resto es un relato, un triste acercamiento cargado de mentiras, una mala foto condenada a los enredados vericuetos de quien la narra. Aquí, donde los que ayer se aventuraban al heroísmo de mares embravecidos, a la ferocidad de batallas desiguales contra bestias infernales, hoy caminan solos y encorvados, con sus ojos ciegos de nostalgia y sus sueños derrotados bajo el espantoso puño de un salario. En este mundo, sí, al que hemos enfermado con la agria saliva de nuestro egoísmo, al que hemos devastado con la autoritaria mano de nuestras guerras y nuestras estúpidas ambiciones. Sí, aquí, hoy, en este mundo. ¿Pero cuál es realmente nuestro verdadero mundo? Digo, aquel desde donde construimos y destruimos, aquel desde donde significamos y nombramos, aquel donde matamos o morimos. 


Ese mundo sos vos. Ante todo esto, tan inaprensible y fugaz, tan lejano y distante, nuestra aventura en este lio, en aquel juego al que llamamos existencia, no es otra más que la del autoconocimiento. Saber quiénes somos, aquí, hoy, no es poco. Apartar las cortinas de lo establecido y de lo impuesto para descubrir nuestro deseo es volver a mirar al mundo y saberlo nuevo. La tarea, por cierto, no será fácil y el bosque por lo general será oscuro y tenebroso. Pelearemos contra nuestros propios fantasmas y aquella será la peor de nuestras batallas. Pero entonces llegara la mañana y algunos se abrazaran a esos soles festejando su victoria. Llevaran así una vida somnolienta y miserable, atesoraran solo una anécdota y se abrazaran a ella celosamente porque será la única prueba de su paso por el mundo. Otros, entenderán que no hay victoria. Que el objetivo de nuestra existencia es la desestabilización de toda neutralidad instalada, la ebullición misma de toda calma aparente. Esa será nuestra militancia. Allí encontraremos nuestro único lugar en el mundo.

Lucas Itze.-

Canción elegida para la editorial


IMPRESIONES SOBRE UN LUGAR EN EL MUNDO


De chico soñábamos con ser grandes. Nuestra inocencia no nos permitía percibir todo lo que había a nuestro alrededor. Ver a nuestros padres o abuelos trabajar horas para poder darnos algún gusto cada tanto, era para nosotros algo natural. A medida que avanzamos en este camino llamado vida nos daremos cuenta que no todo es tan simple. Mientras vamos tomando nuestras propias obligaciones, entenderemos que en este juego son muchos más los que pierden que los que ganan. Y cuando ellos ya no estén, hundidos en el dolor, recordaremos todo lo que heredamos. Aparecerán entonces los valores, la humildad, la preocupación por el otro y el ir siempre con la verdad como pautas que forjarán nuestro ser y nuestro destino. Ese destino que estará ligado también a un punto de partida. Un lugar que será la marca que llevaremos siempre dentro de nuestro pecho. Ese lugar al que como dice el tango, siempre estaremos volviendo, aunque nunca nos hayamos ido. Será el gran Adolfo Aristarain el que nos recuerde de dónde venimos, a donde vamos y que queremos ser. Será Un lugar en el mundo, un film que nos llevará a reflexionar, mientras nuestros ojos se humedecen en un segundo. 


Estaremos ante un drama rural muy bien logrado. La cinta abrirá con esos caminos de tierra muy propios de nuestro país. Una ruta en el medio de la nada, un campo con animales y de repente el relato de una voz en over que se entremezcla con la música desoladora que suena de fondo. La llegada de un joven al pueblo después de muchos años, será la forma de empezar a contar la historia. En esos primeros minutos, la cámara se posará generalmente detrás del personaje, como indicando que vendrá por su pasado. A partir de allí, el guion romperá la linealidad para iniciar un racconto donde veremos al joven unos años antes, siendo un pre adolescente. Un tren que se acerca a toda velocidad romperá con la monotonía del relato. Del otro lado, el joven con un carro a caballo intentará cruzar antes que la locomotora, mientras la cámara lo sigue con un pequeño travelling. La banda sonora nos envolverá sin darnos cuenta. El montaje nos llevará de una imagen a otra sin pestañear. Será un film donde la cámara estará puesta siempre buscando el mejor plano. Habrá planos abiertos para mostrar la inmensidad del pueblo, cercano a la cordillera. Y servirá para destacar la soledad y el aislamiento. Mientras que en el interior, el encuadre se situará en planos medios o primeros planos. 


La fotografía de Ricardo DeAngelis servirá una paleta de colores otoñal, reflejando la monotonía del lugar pero a su vez ensalzando la belleza pre cordillerana. Llegará entonces la presentación de los personajes, con Ernesto (Gastón Batyi) como el hijo de la pareja formada por Mario y Ana, interpretados de manera magistral por Federico Luppi y Cecilia Roth, maestro y médica en un pueblo donde la pobreza gana la partida. En un principio veremos la llegada de Hans (José Sacristán), tiempo después nos enteraremos que es un geólogo español contratado por el intendente del pueblo y será vital en el desarrollo de la trama. El director nos entregará un film que será un espejo desolador de la Argentina de los ´90. La falta de insumos médicos, la pobreza en los pueblos rurales, la des alfabetización fueron temas estructurales que hundieron al país en esos primeros años de democracia. La llegada de capitales extranjeros y las ventas de tierras al mejor postor terminaron de dinamitar la calidad de vida de los habitantes, que trabajaban por migajas para servir a los terratenientes de turno, que volvían a mostrar al campo como el enemigo interior. Serán Mario y Ana, exiliados durante la dictadura y repatriados luego, quienes intentarán llevar un poco de esperanza al pueblo. 

Será Ernesto, casualmente llamado como el Che Guevara, quien intente seguir el legado de su padre. Y será Hans, alguien que se define a sí mismo como vendido al mejor postor, el que terminará cautivado por la familia. El sólido guion y los destacados diálogos no serían lo mismo sin las maravillosas actuaciones del cuarteto protagonista ni de los secundarios de lujo. Habrá una lucha de poder y sufriremos como Mario al ver como sus empleados y vecinos compran espejitos de colores, quizás porque sabemos cómo termina la historia. Nos quedaremos en silencio cuando el mismo Mario destruya su propia cooperativa. Pero lo entenderemos. Porque también estamos cansados de verlos triunfar a los déspotas de siempre. Y entonces tendremos la misión de comerles el hígado, como dice Hans, para luego levantar la bandera del honor y la ilusión por un mundo mejor. Un mundo que no sabemos si aún existe pero que añoramos la utopía de encontrarlo. Quizás nosotros nunca lo veamos. Quizás nuestros hijos o nietos puedan ser testigos de ese mundo nuevo por el que tantos cayeron peleando. En el silencio del más allá, seguiremos conversando con nuestros viejos queridos para confirmar que estamos en el rumbo correcto. Solo así brindaremos con la copa en alto para que las utopías alguna vez se transformen en realidad, sabiendo que encontraremos ese lugar.
                   
Marcelo De Nicola.-

Canción post impresiones


UNIVERSO ARISTARAIN


Nacido en el barrio porteño de Parque Chas el 19 de octubre de 1943, desde muy chico se interesó por el cine y prefirió no terminar sus estudios para ganarse la vida dando clases de inglés (idioma que dominaba muy bien) y tener tiempo libre para concurrir a los rodajes. Tras un pequeño papel de extra en Dar la cara (1961), de José Martínez Suárez, se marchó por unos meses a Brasil, donde trabajó en un laboratorio que doblaba series norteamericanas. A mediados de los 60 ya trabajaba con continuidad en el cine argentino, primero como meritorio y luego como ayudante de dirección. Unos años de exilio en Europa le permitieron ponerse a las órdenes, en carácter de asistente de dirección, de realizadores como Mario Camus, Giorgio Stegani, Vicente Aranda, Sergio Leone, Lewis Gilbert, Gordon Flemyng y Peter Collinson. En 1974 regresó a la Argentina con la intención de dirigir su primer largometraje. Aquí fue asistente de Daniel Tinayre y Sergio Renán entre otros. Cuatro años después de su llegada, pero pudo dar a luz un policial, La parte del león (1978), que sorprendió por su calidad y por abordar un género bastante inusual para la época en la Argentina, donde la censura impuesta por la dictadura militar no permitía el tratamiento de ciertos temas. La historia giraba en turno a un hombre común que se encontraba una suma de dinero en una terraza y los ladrones originales empiezan a buscarlo. La película fue un fracaso comercial, pero su solidez narrativa le brindó al director el reconocimiento del ambiente cinematográfico y la productora Aries -la más grande del país por entonces- lo contrató para dirigir dos films de una serie de musicales -La playa del amor (1979) y La discoteca del amor (1980)-, comedias livianas de poco relieve que le dieron dinero como para sortear los años difíciles y le valieron el cuestionamiento de la crítica, ambos con Cacho Castaña como protagonista, que venía de realizar Los éxitos del amor y La carpa del amor. En 1981 realizó Tiempo de revancha, film que refleja los conflictos sociales y laborales de la realidad argentina a través de la historia de un obrero ex-sindicalista, especialista en explosivos, quien frente al poder de un grupo financiero desarrolla un agudo juego. Logró el premio a la mejor película en los Festivales de La Habana y Montreal


La trilogía de buenos policiales la cerró en 1982 con Últimos días de la víctima, adaptación de la novela de José Pablo Feinmann en la que brilla Federico Luppi en el papel de un asesino a sueldo. De regreso en España, dirigió en 1983 una miniserie de ocho capítulos para Televisión Española, Pepe Carvalho, un producto atípico por su audacia. De nuevo en la Argentina, se hizo cargo de un film para los estudios Columbia que no quiso estrenar en el país: La extraña (The Stranger), sobre una mujer que despierta en un hospital sin acordarse de nada. A propósito de ella, declaró en una entrevista en el año 2013 en el periódico La Nación: "A excepción de la que hice en Estados Unidos para Columbia, que fue un espanto, recuerdo todo mi cine con enorme afecto." Tras el naufragio de varios proyectos, Aristarain volvió al éxito con Un lugar en el mundo (1991), un obra diferente en su filmografía sobre un matrimonio de ideas socialistas que se instala en un pequeño pueblo argentino para crear un proyecto corporativo y verlo fracasar a la par de sus ideales. Protagonizado por su actor fetiche, Luppi, Un lugar en el mundo le valió al director un gran reconocimiento y el máximo premio en el Festival de Cine de San Sebastián. Allí en España le financiaron su siguiente proyecto, La ley de la frontera (1995), una festejada película de aventuras que sirvió para comenzar a introducir a Luppi en el cine hispano, sobre dos niños criados en la frontera entre España y Portugal y que se reencuentran después de 20 años  Y también allí realizó, en coproducción con Argentina, Martín (Hache), con Luppi, Eusebio Poncela y Cecilia Roth. Historia de una familia dividida por los rencores y la distancia -la madre vive en Argentina, el padre en España y el hijo navega entre ambos mundos-, es la obra más descarnada y -para muchos- personal del cineasta. Una película que fue un éxito en España. 


Luego llegó el turno de Lugares comunes, una vez más con Luppi, en este caso acompañado por la española Mercedes Sampietro. El film trabaja nuevamente sobre las relaciones familiares (sobre todo, padre e hijo), con un contexto político-social muy evidente como trasfondo. Su último film llegó en 2004, hablamos de Roma, la historia de Joaquín Goñez , un escritor argentino que vive en España hace más de veinte años y contrata al joven Manuel Cueto para que lo ayude a escribir su autobiografía. La relación entre ambos se afianzará a medida que la película cuente, mediante flashbacks, la vida de Goñez cuando era joven en Buenos Aires y su relación con Roma, su madre…

FICHA TECNICA

Título original: Un lugar en el mundo
Año: 1992
Duración: 120 min.
País: Argentina
Dirección: Adolfo Aristarain
Guion: Adolfo Aristarain, Alberto Lecchi (Historia: Adolfo Aristarain, Kathy Saavedra)
Música: Emilio Kauderer
Fotografía: Ricardo de Angelis
Reparto: Federico Luppi, Cecilia Roth, José Sacristán, Leonor Benedetto, Gastón Batyi,  Mariano Ortega, Rodolfo Ranni, Lorena del Río, Hugo Arana, Mario Alarcón

miércoles, 6 de noviembre de 2019

VOLVER



SINOPSIS

Raimunda (Penélope Cruz) es manchega, pero vive en Madrid. Está casada con un obrero en paro (Antonio de la Torre) y tiene una hija adolescente (Yohana Cobo). Su hermana Sole (Lola Dueñas) se gana la vida como peluquera. Ambas echan de menos a su madre (Carmen Maura), que murió en un incendio. Pero, inesperadamente, la madre se presenta en casa de su hermana (Lampreave); después va a ver a Sole, a Raimunda y a Agustina (Portillo), una vecina del pueblo. (FILMAFFINITY)

EDITORIAL

Una calle vacía. El polvo se levanta como por arte de magia, cuando un auto se presenta sin aviso. Luego, todo vuelve a la fotografía habitual. Ampliando el encuadre, un paredón blanco y una fila de eucaliptus inmensos completan el plano. Un llanto interrumpe la calma en la hora de la siesta. Son esos horarios donde solo se escuchan pequeños pasos y el canto de las aves. La mañana es el momento más transitado. Y cuando cae la noche, los misterios empiezan a sacudir las tinieblas. En la profunda oscuridad miles de almas salen a buscar su pasado. Siempre nos encontraremos con alguna leyenda que traspasa el tiempo. Porque alguien se quedó inmortalizando un momento eterno. Y allá irán en busca de sus vidas y sus recuerdos. Y nosotros seremos quizás testigos silenciosos de sus andanzas. Los pueblos convertirán ciertos nombres en mito y pasarán de generación en generación. De niños escucharemos todo tan atentamente con el corazón a punto de pararse de golpe. 


En cambio, en estas ciudades donde casi ni nos miramos a los ojos, ni los espíritus son registrados. ¿Será esa visión dantesca de la realidad que nos ofrece la ciudad? ¿O será nuestra indiferencia que no nos permite ver más allá de nosotros mismos? Le tenemos terror a la muerte y pensamos cómo será el después ¿No castigamos demasiado a la vida como para volver a vivirla? ¿Qué nos hace tan inconformistas? ¿En serio creemos que vamos a ser mejores una vez extinguidos, que seremos una secuela perfectamente diseñada para complacer al mundo? Solo palabrería barata, porque si regresan, les tendremos miedo, odio y rencor. Serán los chivos expiatorios y los culpables de cualquier mal. Porque como dicen, hay que temerle más a los vivos que a los muertos, que estarían descontaminados de esta locura. Mientras andarán dando vueltas, buscando encontrarse entre el ruido, con su único gran anhelo que es volver a ser… o simplemente volver….

Marcelo De Nicola.-


IMPRESIONES SOBRE VOLVER
  


A decir verdad, la ausencia muy pocas veces se relaciona con el hecho de no estar. O mejor dicho, uno puede no estar de muchas maneras, pero lo cierto es que por lo general la ausencia no es consecuencia del hecho fáctico e irrefutable de la falta esencial del objeto. Intuyo que no desde la literatura, o por lo menos de aquella bien escrita, pero sí tal vez desde el esoterismo o cierta metafísica de orilla, Richard Bach escribió en algunas de las pocas páginas de su “Ningún lugar está lejos” aquello de que Si quieres estar con Rae, ¿no estas ya ahí? Compartir entonces el aquí y ahora de alguien, aquel ápice vertiginoso que es el presente Borgeano, y claro, el de todos nosotros y nosotras, jamás aseguró nuestra existencia. Estar juntos es simplemente compartir un espacio, pero existir es por cierto mucho más. La imposibilidad en la comunicación nos ausenta. El cambio de costumbres nos arroja bien lejos del ser que soy en la fugacidad del instante, y nos proyecta incansablemente en aquel siendo escurridizo que no termina jamás de llegar. Estar con Rae es evocarlo, porque Rae es su propia evocación. Pensemos por un instante el desarrollo filosófico e intelectual que implicaría la exhaustiva argumentación resultante de la simple afirmación “estoy con Rae” ¿Qué es estar? ¿Abarca el nombre Rae a la plenitud de su Ser? ¿Hay una plenitud, un absoluto de Rae? ¿Qué es ser? ¿Existe realmente Rae? y de hacerlo ¿Puede alguien existir de manera irreal? 


En este sentido, vale aclarar, tal como nos hemos pronunciado más de una vez, que de darse la oportunidad de elección, este grupete se pronunciaría incansablemente a favor de aquella idea del amigo Unamuno de la existencia de bulto en claro detrimento de esta otra de evocación o de sombra. Apropiarnos de la existencia aun siendo esta ficticia o tal como hemos expuesto, poco comprobable. De esta manera, entonces, cómo podríamos volver a un lugar del que nunca nos fuimos, o tal como dice aquel maravilloso poema dedicado a Troilo, cómo volver, si siempre estamos llegando. El retorno es siempre imposible, nadie vuelve a ningún lado. El pasajero que se aventure a tal periplo debe estar advertido de su fatal destino. El lugar al que se retorna ya no existe y peor aún, el que regresa ya es otro. Tal gambeta metafísica es la base sobre la que se construye el argumento del film de Pedro Almodóvar Volver. La estructura trabajada por Pedro para este film será lineal y compleja. Se abrirán con el devenir del relato múltiples subtramas de las cuales algunas tomaran cierta fuerza que no llegara a competir con la principal, pero que aportaran confusión al entendimiento general del argumento. Lejos de resaltar todo esto como una falencia, podríamos hasta percibir cierto intento de narrativa Hitchcockiana en aquellos desarrollos secundarios. Habrá algo de McGuffin en aquellas fuerzas dramáticas laterales que se desarrollan que será directamente funcional al crecimiento del suspenso dentro del film. 


La fotografía tendrá como en todos los films de Almodóvar un papel destacable por su belleza, su cuidado y su constante referencia al movimiento artístico pop. La pantalla estará plena de rojos sangre y su complementario verde esmeralda. La puesta de cámara logrará planos interesantes y hasta se animara en ciertos momentos a organizar otro relato independiente al principal organizado desde la sutileza, la evocación y la sugerencia. Las actuaciones estarán trabajadas con precisión focalizando en varias escenas la intención en aquello no dicho en dialogo, en aquello silenciado y sugerido. El trabajo entonces será interno y representado como respuesta física a aquel proceso. Lo que comenzará como un relato con tintes de comedia, en su desarrollo se volverá oscuro, denso y pesado. Volverá al presente un pasado que se creía enterrado. Tal como lo adelanta el comienzo del film, se desempolvaran las tumbas tormentosas de un relato del pasado diseñado para que no duela más y allí quedará demostrado que ningún retorno es posible. Todos serán diferentes y el relato sobre el conflicto ahora será otro. Uno más crudo y doloroso. Uno menos amable. Uno maquillado de nuevas mentiras. Irene, la madre de Raimunda y Sole, volverá desde el olvido, que es también la muerte, diferente, distinta. Tal vez más fuerte, dispuesta a dar nuevas peleas, a generar nuevas estructuras. Lo que sonará a continuación es una composición del maestro Piazzolla y Horacio Ferrer llamada “Balada para mi muerte”. Es quizás esta mi propia manera de estar con Rae. No hay adiós, porque siempre tendremos a Piazzolla. Salud, desde este pequeño lugar del mundo.

Lucas Itze.-

UNIVERSO ALMODOVAR


Nacido el 25 de septiembre de 1949 en Calzada de Calatrava. Se mudó a los 18 años a Madrid donde trabajó durante doce años como ordenanza en Telefónica, en esa época participaba de un grupo teatral llamado Los Goliardos, en el que conoció a Carmen Maura, entre otros. También crea el grupo de punk-glam rock Almodovar y McNamara, junto al músico Fabio McNamara.
También en esa época escribe sus primeras novelas y aparece en diferentes revistas o periódicos como El País, Diario 16 y La Luna. Empieza a hacer comics contraculturales que tuvieron un gran éxito en la ciudad, como fueron Star, El Vibora y Vibraciones.
Su primer filmación en Super 8 fue el film amateur Folle... folle... ¡fólleme Tim! La historia trata de una pobre chica que trabaja en unos grandes almacenes, con un novio ciego que toca la guitarra. Cuando él se hace famoso, ella se queda también ciega. Luego hace el corto Salomé. Ambos en el año 1978.
Según muchos analistas, a pesar de que todo el cine de Almodovar tiene una especie de linealidad y coherencia, se podría dividir en cuatro etapas:
Etapa experimental: Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón, con la participación de Carmen Maura y la aparición de una joven Cecilia Roth. Laberinto de pasiones, una historia de amor entre una ninfómana y un jeque árabe, Entre tinieblas, una comedia negra en torno a la religión y a las drogas, el corto para TV, Tráiler para amantes de lo prohibido y ¿Qué he hecho yo para merecer esto?, otra comedia negra con la mujer como figura protagónica.


Etapa de perfeccionamiento formal: Matador, la historia de un torero que luego de retirarse sigue con ansias de matar, La ley del deseo, que nos presenta a dos hermanos que se dedican al mundo del espectáculo, Mujeres al borde de un ataque de nervios, ¡Átame!, donde una actriz es secuestrada por un obsesivo fanático, Tacones lejanos, otra gran historia entre madre e hija con un juez demasiado particular y Kika, la historia de una maquilladora de carácter ingenuo que un día recibe un encargo muy especial: ha de maquillar a un muerto, un atractivo fotógrafo llamado Ramón...


Etapa social: La flor de mi secreto, donde nos muestra a una escritora en crisis, Hable con ella, donde en una clínica se cruzan la historia de cuatro personas y la Trilogía de la memoria: Todo sobre mi madre, donde Manuela pierde a su hijo en el día de su cumpleaños número 17 y decide y a buscar al padre a Barcelona, Carne trémula, un drama donde dos policías tienen un enfrentamiento violento con un marginal que venía de tener un encuentro fortuito con una chica. Ese tiroteo traerá consecuencias dos años después y La mala educación, película sobre abusos en un colegio católico.


Etapa introspectiva: Volver, según las propias palabras de Almodóvar, la película nos habla de «tres generaciones de mujeres [que] sobreviven al viento solano, al fuego, a la locura, a la superstición e incluso a la muerte a base de bondad, mentiras y una vitalidad sin límites, Los abrazos rotos, la historia de un escritor que queda ciego luego de un accidente de tránsito, La piel que habito, con Antonio Banderas como un cirujano plástico que experimenta la elaboración de una nueva piel con la que hubiera podido salvar a su mujer de las quemaduras sufridas en un accidente.


Los amantes pasajeros, un grupo que está en un vuelo a México y que durante el viaje, este sufre una avería y hace que los pasajeros confiesen sus secretos más oscuros, Julieta, un film sobre la vida de una mujer y el dolor, la culpa y la pérdida, basada en los relatos "Destino", "Pronto" y "Silencio", de la Premio Nobel de literatura canadiense Alice Munro y por último Dolor y gloria, la historia de un director de cine en el ocaso de su vida, con el que vuelve a sorprender a la crítica.



FICHA TÉCNICA

Título original: Volver
Año: 2006
Duración: 116 min.
País: España
Dirección: Pedro Almodóvar
Guion: Pedro Almodóvar
Música: Alberto Iglesias
Fotografía: José Luis Alcaine
Reparto: Penélope Cruz, Carmen Maura, Chus Lampreave, Lola Dueñas, Blanca Portillo, Yohana Cobo, Antonio de la Torre, María Isabel Díaz, Neus Sanz, Leandro Rivera, Carlos Blanco, Pepa Aniorte, Yolanda Ramos.