lunes, 25 de noviembre de 2019

VIDEODROME



SINOPSIS

Max Renn, un aburrido operador de televisión por cable, descubre un día una televisión "real" llamada Videodrome. Una palpitante pesadilla de ciencia-ficción que nos muestra un mundo en el que el vídeo puede controlar y alterar la vida humana. (FILMAFFINITY)

EDITORIAL

Horas de mirar atónitos. La palabra zapping retumba en tu mente. Mientras la cabeza no para de recibir imágenes e información que no tardarán en procesarse. La tv juega con la mente humana. Y los medios son los encargados de utilizarla para desatar su máxima ferocidad posible. El filósofo canadiense Marshall McLuhan en su libro El medio es el mensaje nos decía “Los medios, al modificar el ambiente, suscitan en nosotros percepciones sensoriales de proporciones únicas. La prolongación de cualquier sentido modifica nuestra manera de pensar y de actuar, nuestra manera de percibir el mundo. Cuando esas proporciones cambian, los hombres cambian”. Por lo tanto, lo que importa en sí, es el mensaje y no quien lo transporta y allí apuntaba su foco de estudio. Además McLuhan señaló que “un medio afecta a la sociedad en la que desarrolla un papel, no solo por el contenido que posee, sino también por las características del medio en sí”


Desde su omnipresencia, los medios imponen condiciones. Ellos son los que eligen cual tema debe mover el amperímetro de la opinión pública y cual no. Ellos marcarán la agenda y decidirán quienes son los buenos y quienes son los malos. La caja boba entonces, asume esos principios de modo excepcional.  Nos llenarán de porquería barata disfrazadas de realitys o programas de chimentos para tapar la realidad. Nos venderán los espectáculos deportivos como indicio de estar conectados con el mundo. Nos intentarán ofrecer que políticas de estado son las mejores para el país y sin que nosotros los sepamos, también para sus bolsillos. Seremos sus conejillos de indias. Seremos nosotros los que tendremos que encontrar en esa revolución tecnológica que sirve y que no. Las redes sociales llegaron para quedarse y vendernos al mejor postor. Será nuestra la capacidad de pensar por nosotros mismos, no dejar convencernos y así gritarle al mundo que no seremos su nueva carne…

Marcelo De Nicola.-

Canción elegida para la editorial



IMPRESIONES SOBRE VIDEODROME


TV nuestra que estas en el medio, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad así en la mente como en el cuerpo, danos hoy el morbo nuestro de cada día, etcétera, amen. El dios cíclope de cristal, como lo definiría Mollo, sangra y allí se encuentra herido de muerte. No es que lo ha sentenciado nuestra sociedad debido a un ataque repentino de conciencia, por autodefensa o venganza. Es que parece haberse quedado sin piernas para competir con la fugacidad de estos tiempos que corren tan veloces. Los productos televisivos, durante el auge de las empresas de servicio de televisión por cable, administraban unilateralmente el tiempo de los televidentes, ordenando la cotidianidad del trabajador medio. Con la misma rapidez de siempre, inyectaron en las mentes la sensación de libertad al poder acceder a ese tipo de entretenimiento y al mismo tiempo la obligación de llegar a las 9 de la noche para conciliar el silencio familiar alrededor de una mesa con la cena lista, las conversaciones postergadas, y la novela a todo volumen. Así fue que crecimos acompañados por aquel espejo que buscaba nuestra empatía, al interpretar las realidades sociales que atravesaba un gran sector de la sociedad. 


La normalización de la miseria y la falta de oportunidades en novelas como Gasoleros, El sodero de mi vida y otras de similares características en donde los dueños de pequeñas empresas se veían obligados a venderlas pero que siempre había alguien cercano conspirando en contra de su negocio para sacar tajada de aquella situación y no porque tanto la crisis de aquella situación ficticia como la de este lado de la pantalla eran a causa de políticas aplicadas en detrimento del bienestar general. Los canales de noticia fueron modificando, al paso del tiempo la forma de contar los sucesos dándole cierto marco novelístico, sobre todo a los policiales. En donde siempre es conveniente que el ladrón siempre sea morocho y del conurbano. Que la víctima del femicidio haya sido vista por última vez vestida de forma provocativa. Y sangre, la mancha roja sobre el asfalto, aun sucio por el asesinato que acaba de cometerse a sangre fría para alimentar el morbo. Y si hubo alguien que denuncio poéticamente ese adoctrinamiento televisivo, sexual y morboso fue David Cronenberg. En su octavo largometraje, Videodrome, se trabajará a lo largo de los 89 minutos esta temática. En Max, el personaje principal de esta ciencia ficción, interpretado por James Wood, veremos el intento de un sector que representa a una gran corporación, aniquilar a un sector de la sociedad consumidora de contenidos audiovisuales referidos al sexo y la violencia. 


La estética está caracterizada por la oscuridad e imágenes viscerales, sello característico del guionista y director canadiense. A través del relato lineal, y con un manejo correcto de la intensidad del desarrollo nos introduciremos en la difícil tarea de diferenciar los hechos reales de la fantasía. La televisión, y su cuota diaria de morbo serán la excusa perfecta para que, a través del canal que representa Max, Videodrome ingrese como caballo de troya para romperlo todo. Podremos divisar claras referencias a Marshall McLuhan, al psicoanálisis freudiano, y también estarán allí Apolo y Dionisio en su lucha eterna. Pero por sobre toda aquella desnudez, será el culo de los medios de comunicación enfocando sus cámaras a los ladrones de a pesos, resaltando la libertad con la que se movía por el mundo aquella niña violentada, intentando confundir la igualdad con la caridad, sacándole fotos a las Nike del que reclama un trabajo digno, poniéndole la pollera a Evo Morales. ¿Acaso alguna vez pensaste que podes ser vos el que tenga que salir a reclamar? Por si llegara ese día, ¿Cómo quisieras que te mostraran? ¿Cómo quisieras que te llamaran?

Alan Beneitez.-

Canción post impresiones



UNIVERSO CRONENBERG
  


Nacido en Toronto el 15 de marzo de 1943, de padre escritor, editor y periodista y madre pianista, ambos eran judíos que emigraron de Lituania. Por lo que se crio rodeado de libros y cosas que tenían que ver con el arte. En la comunidad hebrea de Toronto conoce a Ivan Reitman (director de Los Cazafantasmas, Space Jam, entre otras), quienes se acercan al mundo del cine. Se gradúa en la carrera de Literatura en la Universidad de Toronto. Su primer corto fue en 1966 y se tituló Transfer, donde un psiquiatra y un paciente discutían en un campo de nieve. El siguiente fue Fort he Drain, donde dos hombres vestidos yacen en una bañera y permanecen en absoluto silencio hasta que alguien pregunta: ¿vienes aquí a menudo? Empezó con largos de cine experimental. El primero llegó en 1969 bajo el nombre de Stereo, su historia gira entorno a los experimentos sexuales telepáticos que se ejercen en la Academia Canadiense para la Investigación Erótica. Luego fue el turno de Crímenes del futuro, sobre unas mujeres que padecen una extraña enfermedad a causa de un cosmético. Las que no lo están, empiezan a ser secuestradas por una secta. Después de algunos trabajos para televisión, vuelve a la pantalla grande con su primer éxito: Shivers, sobre un científico crea, por medio de unas modificaciones genéticas, una especie de babosas. Cuando estos seres penetran en el cuerpo de un hombre lo convierten en un enfermo aquejado de un insaciable instinto sexual y asesino. En 1977 sorprende al llamar a la actriz porno Marilyn Chambers para protagonizar el film Rabid


Acá vemos a Rose, quien sufre un accidente, y es internada en un centro estético que tienen nuevos tratamientos. Los resultados son fatales: la chica despierta con una fisura bajo su axila, de la cual emerge un apéndice fálico y experimentando una insoportable sed de sangre humana. Rose la saciará gracias a su nuevo miembro con el que penetra, para extraerles sangre, en los cuerpos de sus víctimas. Éstas, posteriormente, caen presas de una incontrolable rabia homicida que, poco a poco, se va extendiendo por la ciudad como una salvaje plaga de terror y violencia. En 1979 llega Fast Company, donde el director une dos de sus pasiones, el rock y los autos de carrera, contando la historia de un piloto y su malvado representante. También filma el film de terror The Brood sobre un psiquiatra que crea una terapia especial para psicópatas pero que no funciona en una paciente que termina desatando un descontrol total. En 1981 llega otro de sus clásicos: Scanners, sobre seres humanos que son capaces de controlar la mente de los demás. Darryl Revok es el jefe del grupo, pero cuando un doctor descubre otro con más poderes, decide utilizarlo para acabar con el grupo. Se muda a Estados Unidos para realizar La zona muerta, basada en la novela de Stephen King, sobre un hombre que pasa cinco años en coma y despierta con poderes extra sensoriales, por lo que la policía pedirá su colaboración para resolver una serie de asesinatos. Ese año también filma Videodrome. En 1986 llega otro de sus grandes clásicos: La Mosca, sobre un científico que se utiliza a sí mismo para crear una máquina de teletransportación. La prueba es un éxito pero empieza a sufrir extraños cambios y descubre que una mosca se introdujo con él en la cápsula. 


En 1988 dirige Inseparables (Dead Ringers), la historia de dos gemelos que comparten todo, hasta que la llegada de una mujer se convierte en un espiral de perversión, drogas y locura. El film fue un éxito y fue nominado en los grandes festivales. En 1991 adapta la novela de uno de sus escritores preferidos: hablamos de William Burroughs y El almuerzo desnudo, la historia de un escritor que empieza a sufrir fuertes alucinaciones luego de perder a su mujer. Por tercera vez consecutiva trabaja con Jeremy Irons, esta vez en Mr. Butterfly, donde se da un cambio rotundo a lo que venía filmando. Aquí cuenta la historia real de René Gallimard, un diplomático francés destinado en China en los años 60, y Song Liling, una fascinante y misteriosa diva de la ópera que consigue ocultarle durante muchos años un oscuro secreto. Filma otro clásico en 1996: Crash, basada en una novela de J.G. Ballard. Tratar sobre un grupo de personas que experimentan sinforofilia, una excitación sexual con los accidentes de autos. 


En 1999 llega EXistenZ, sobre un juego en el que los usuarios no distinguen lo virtual de lo real. El nuevo siglo trajo a Spider, un film ambientado en los 60 donde sigue la vida de un hombre que estuvo en un psiquiátrico e ingresa a un asilo, donde recordará parte fundamental de su infancia. Vuelve al éxito con el film Una historia violenta, sobre un hombre que luego de evitar un robo es llamado héroe nacional. Aunque luego recibe una extraña visita que asegura conocer su pasado.  Es una de las cintas de más alto presupuesto y de mayor recepción masiva que ha filmado a la fecha. Él ha dicho que la decisión de dirigirla fue motivada por haber tenido que bajar su salario debido al bajo presupuesto del filme Spider.  Para demostrar que seguía en ascenso, dos años después vuelve a juntarse con Viggo Mortensen en Promesas del este. Un trhiller sobre mafiosos que fue uno de los grandes éxitos del año 2007, con guion de un tal Steven Knight, quien años después escribiría Peaky Blinders


Otra vez con Viggo, filma Un método peligroso, la turbulenta relación de Carl Jung, con su mentor, Sigmund Freud y la psiquiatra Sabina Spielrein. Después de esos años en el Reino Unido, vuelve a Canadá para filmar Cosmópolis, adaptación de la novela de Don DeLillo, la historia de un joven multimillonario que quiere ser asesinado, mientras el capitalismo está a punto de llegar a su fin. Lo último que filmó fue Polvo de estrellas, un cuento moderno sobre la obsesión por la popularidad y una sátira a la industria del cine. Saliendo de su filmografía, podemos mencionar que Cronenberg ha contratado a Howard Shore para componer la banda sonora en prácticamente todas sus películas. Otros colaboradores regulares incluyen a su hermana, la diseñadora de vestuario Denise Cronenberg, al actor Robert Silverman, al director de arte Carol Spier, al editor Ronald Sanders, al editor de sonido Bryan Day y, de 1979 a 1988, el director de fotografía Mark Irwin. Desde Dead Ringers (1988), Cronenberg ha trabajado con el director de fotografía Peter Suschitzky en cada una de sus películas. A la par de la lealtad que muestra con sus colaboradores clave, Cronenberg continúa siendo un cineasta de tierra canadiense incondicional, ya que casi todas sus películas –incluyendo las de grandes estudios hollywoodenses The Dead Zone y The Fly– han sido filmadas en su provincia natal de Ontario (con excepción de M. Butterfly y Spider, las cuales fueron filmadas en su mayor parte en China e Inglaterra, respectivamente, así como de Rabia, que aunque fue filmada en Canadá, sus locaciones fueron en los alrededores de la ciudad de Montreal). Sus películas recientes han sido financiadas, al menos parcialmente, por Telefilm Canada y Cronenberg es un partidario de que los proyectos fílmicos sean apoyados por los gobiernos, argumentando que "cada país necesita un sistema de fondos gubernamentales con el fin de tener un cine nacional frente a Hollywood". Para finalizar, es uno de los principales exponentes de lo que se ha denominado horror corporal, el cual explora los miedos humanos ante la transformación física y la infección. Inaugura y abandera el concepto de la "nueva carne", eliminando las fronteras entre lo mecánico y lo orgánico. En sus películas, usualmente se mezcla lo psicológico con lo físico. Junto a John Carpenter y a Wes Craven se le ha llegado a considerar dentro de un grupo denominado de "las tres C" del cine de horror contemporáneo.

FICHA TÉCNICA

Título original: Videodrome
Año: 1983
Duración: 88 min.
País: Canadá
Dirección: David Cronenberg
Guion: David Cronenberg
Música: Howard Shore
Fotografía: Mark Irwin
Reparto: James Woods, Deborah Harry, Sonja Smits, Jack Creley, Peter Dvorsky, Leslie Carlson, Lynne Gorman

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