EDITORIAL
Y
de repente estamos solos…
Aquellas
manos firmes, confiables, que hacen de nuestra aventura vivencial un exquisito
placer, mientras velan los peligros de este mundo, se desprenden dejándonos en
una brava marea que nos arrastra hacia quien sabe dónde. Entonces el mundo se
agiganta. Las veredas se hacen más anchas y las cuadras internas del barrio,
liberan a las bestias peligrosas en las esquinas. Los caprichos de nuestro
océano, un día, resuelven arrojarnos a las costas de aquella plaza, donde
sabíamos domar a los caballos que se balancean al son de melodías alegres. Enseguida,
reconocemos la forma de la calesita que sigue estando allí, dándole cuerda al
mundo fantástico del cual fuimos despojados. Abrazado al recuerdo y a la fría
visión del porvenir, surge la decepción hacia aquella maquina giratoria. La
admiración se convierte en odio dirigido al verdugo de la sortija.
Comprendemos, sin entender, que el futuro nos espera ver subidos al caballito
de la vuelta eterna, a la espera de la bondad de futuros hombres de sortijas
transformados en patrones que tienen el poder de finalizar, cuando se le
antoje, cada una de nuestras celebraciones. Para ese entonces ya habrá pasado
una generosa cantidad de agua salada por nuestros pulmones.
A
cierta edad, cuando la sal no puede con nosotros, el sentimiento de
inmortalidad rebalsa nuestra carne y lo único que vemos, cuando fijamos la
vista en aquella rueda que gira sobre su eje, es la metáfora de la muerte hecha
rutina. Por eso, haciéndole honor a nuestro título de navegantes de mares
desconocidos, no dudamos en pegar la vuelta y tomar la decisión de patear lo
más lejos posible, el desafío de hacernos de esa sortija. Explorar nuevas
alternativas del azar es para este caso la mejor solución. Morir en pantanos de
sabanas, buscando el momento en el que se eterniza la mujer, asimilada con la
imagen de una rosa del Nilo, se vuelve necesario y más atractivo que la
pasividad que augura todo camino hacia adelante. Hacerse de realidades
psicodélicas en donde palabras, como municiones de gran porte, te quitan la
vida de un solo disparo al pecho. Cada una de esos actos, conformará el eje de
nuestra pequeña y ridícula calesita, que montaremos hasta hacerla estrellar
contra ese miedo que arrastra la fuerza de conservar la salud del cuerpo. Será
el tiempo y la suerte los, que luego, nos permitan escribir con cierta
nostalgia, acerca de aquellos naufragios. Seremos pocos los que recordaremos el
calor de esos infames pactos fraternales, de espíritu hedonista, que dejaran
historias de aprendizaje sostenidos por los vestigios de sortijas celebradas,
pero lamentablemente también de muchas vidas perdidas.
Alan
Beneitez.
Canción
elegida para la editorial
IMPRESIONES SOBRE KIDS
No
hay nada más parecido a la inmortalidad que la adolescencia. En aquellos años,
el fuego recorre nuestras venas con su voracidad intacta y el desengaño, aun,
no colma nuestra copa de su ácido cinismo. El tiempo no asfixia nuestras ganas
y el pasado es aun tan nuevo que ni siquiera se atreve a dolernos. Aquel olor a
inmortalidad que se respira por las calles que caminamos, o su idea misma, que
creemos vislumbrar escondida detrás de alguna sombra, ayuda a mantener lejos la
idea del tiempo. Después de todo, la inmortalidad en aquellas épocas, no es
otra cosa que el destronamiento final de Cronos, su mortal caída y posterior
derrumbe de aquel imperio levantado sobre sus impalpables cimientos de horas,
meses y segundos. En la eternidad, mis queridos amigos, todos los tiempos son
el presente. Esto nos lleva a pensar, entonces, que la eternidad, niega
rotundamente al futuro. Sería absurdo proyectar hacia adelante cuando tal
dirección no existe. Algo de esta idea ronda por las cabezas de Telly y Casper y de todo aquel grupo
de adolescentes que protagoniza el film KIDS,
del director Larry Clark. La
película narra un día en la vida de este grupo de jóvenes. El relato se moverá
a través de la curva dramática al romperse aquel orden establecido con el
primer acto, en el momento en que Jennie, tras hacerse un chequeo, descubre que
fue Telly quien la ha infectado con HIV ya que fue con el único hombre que ha
tenido sexo.
Ella lo buscará para advertirlo, mientras que en un montaje
paralelo, Telly seducirá a otra chica con la idea de acostarse con ella esa
misma noche. En aquella búsqueda se sostendrá el film, aunque entenderemos al
terminar el relato, que su intención es mucho más amplia. Larry Clark, buscara
retratar con sinceridad artística y con precisión sociológica las creencias y
las costumbres de aquella tribu urbana de la que forman parte aquel grupo del
que los protagonistas forman parte. Veremos entonces, su indiferencia ante los
peligros de la vida y ante la muerte misma. Esto quedara plasmado en la segunda
secuencia del film, hablo de aquel grupo de escenas unidas por un mismo tema.
Los veremos a Telly y Casper caminar por las calles de Nueva York,
despreocupados, sin ninguna conexión con el mundo exterior, mientras cruzan
calles casi sin prestar atención y los autos y colectivos atraviesan a montones
el cuadro, y sus sonidos ganan muchas veces el primer plano del dialogo. Aquí,
la fotografía apoyara la idea de peligro, realizando sus puestas de cámaras, en
casi todas las tomas, con referencia de autos estacionados y en movimiento o
semáforos y postes, siempre por delante de la imagen de los protagonistas.
Las
cámaras durante el relato, serán en su mayoría en mano, lo que le dará un dinamismo
al cuadro que acompañara el caos y desorden en el que viven los integrantes de
aquel grupo. Veremos también la falta de la idea de un futuro, y por aquella
ausencia, nos dolerá ver en la pantalla niños carentes de toda inocencia, niños
con gestos de tipos grandes, que fuman marihuana y descalifican a las mujeres
tanto como sus referentes, aquellos adolescentes que solo se drogan, toman
alcohol y matan al tiempo sin esperar nada de él. En aquel tugurio miserable
transcurren los días de estos jóvenes. Aburridos por no poder mirar más allá de
la próxima baldosa. El aburrimiento es una sensación que nace en el futuro, y
allí se instala. Uno está aburrido cuando el futuro no propone ningún cambio.
Allí la verdadera dolencia de este grupo. Allí, el verdadero tema del film. Las
políticas neoliberales de los años noventa han sabido arruinar países enteros,
pero tal vez, el peor de sus robos, la peor de sus canalladas, fue el quitarnos
el futuro. Nuestra generación tuvo el triste desafío de tener que crecer bajo
la sentencia que implicaba aquella carencia. Así, un día entonces,
desprestigiamos la política, el arte, el pensamiento y la cultura. Nuestro
tesoro más preciado como sociedad. Crecimos, entonces, con la triste idea de
que aquel futuro que iluminaba nuestro presente sería, para nuestra desgracia, todo
un palo.-
Lucas
Itze.-
Canción
elegida para las impresiones
UNIVERSO CLARK
Larry
Clark, nacido en Tulsa, Oklahoma, el 19 de enero de 1943. Comenzó trabajando
con fotografías en blanco y negro. Después de salir de la escuela, estuvo dos
años en Vietnam.
A
continuación pudo publicar algunos libros de fotografía, incluidos Tulsa y
Teenage Lust, y conoció a un joven escritor llamado Harmony Korine en Nueva
York. Juntos trabajaron en el libreto de la película Kids, su polémica ópera prima.
Luego
del éxito de Kids, en 1998 llegó Al
final del Edén, con James Woods y Melanie Griffith, que cuenta la historia
de un joven que es baleado en un robo y termina aliándose con su tío en el
negocio del tráfico de drogas.
Tres
años después, dirige Bully, quizás
más polémica que Kids, cuenta la historia de dos amigos, que se dedican a las
drogas y a la prostitución en los bares gays del barrio. A medida que van
metiéndose en ese pantanoso terreno, la droga, el sexo y la violencia, empieza
a escalar rápidamente.
Dirige
para la TV y por encargo El regreso a
las cavernas, un remake de un viejo film, sobre un futuro post
apocalíptico, donde hay unas tribus que viven como en la prehistoria, en
cavernas. Un grupo intenta escapa de las cavernas, pero se dan cuenta que el
mundo siguió evolucionando sin ellos, brindándole un futuro tan atractivo como
aterrador.
Nuevamente
vuelve al mundo de los adolescentes en el film Ken Park dirigida junto a Edward Lachman, mostrando la historia de
4 amigos de la infancia. Nuevamente drogas, asesinatos, violaciones y sexo
explícito son parte de este conjunto que llene a los personajes de rencor,
coraje y odio…
Participó
en 2006 de una serie de cortos titulados entre Destricted, junto a Gaspar Noé, Marco Brambilla, entre otros, donde
se exploran las diferentes representaciones de la sexualidad en el arte.
Ese
mismo año dirige Wassup Rockers,
sobre un grupo de latinos skateboards que se van a Beverly Hills y Hollywood en busca de las chicas más lindas
de la ciudad, lo que los meterá en problemas no sólo con la gente del lugar,
sino también con la policía.
Varios
años después aparece con Marfa Girl,
la historia de amor de dos descendientes de inmigrantes mexicanos en Marfa, una
localidad de Texas cerca de la frontera con México. Fue elegida la Mejor
Película en el Festival de Roma.
Dos
años después filma su último film hasta el momento, pero trasladándose a
Francia, con The Smell of Us, donde,
una vez más, trabaja sobre Un grupo de skaters adolescentes parisinos mata el
tiempo patinando y consumiendo lo que se les ponga delante. Como juego, no por
necesidad, algunos de ellos empiezan a trabajar de "escorts" para
hombres y mujeres mayores vía internet.
Conocemos la banda musical del film
Folk Implossion
FICHA TÉCNICA
Título
original: Kids
Año:
1995
Duración:
90 min.
País:
Estados Unidos
Director:
Larry Clark
Guión:
Harmony Korine
Música:
Lou Barlow
Fotografía:
Eric Edwards
Reparto:
Leo Fitzpatrick, Justin Pierce, Chloë Sevigny, Sarah Henderson, Rosario Dawson,
Joseph Chan, Sajan Bhagat, Billy Valdes, Christian Bruna, Harold Hunter, Carisa
Glucksman, Jon Abrahams, Alex Glen, Johnathan Staci Kim, Stefanie Marco
PELICULA COMPLETA