jueves, 19 de noviembre de 2015

VIDAS PERDIDAS - KIDS


EDITORIAL

Y de repente estamos solos…
Aquellas manos firmes, confiables, que hacen de nuestra aventura vivencial un exquisito placer, mientras velan los peligros de este mundo, se desprenden dejándonos en una brava marea que nos arrastra hacia quien sabe dónde. Entonces el mundo se agiganta. Las veredas se hacen más anchas y las cuadras internas del barrio, liberan a las bestias peligrosas en las esquinas. Los caprichos de nuestro océano, un día, resuelven arrojarnos a las costas de aquella plaza, donde sabíamos domar a los caballos que se balancean al son de melodías alegres. Enseguida, reconocemos la forma de la calesita que sigue estando allí, dándole cuerda al mundo fantástico del cual fuimos despojados. Abrazado al recuerdo y a la fría visión del porvenir, surge la decepción hacia aquella maquina giratoria. La admiración se convierte en odio dirigido al verdugo de la sortija. Comprendemos, sin entender, que el futuro nos espera ver subidos al caballito de la vuelta eterna, a la espera de la bondad de futuros hombres de sortijas transformados en patrones que tienen el poder de finalizar, cuando se le antoje, cada una de nuestras celebraciones. Para ese entonces ya habrá pasado una generosa cantidad de agua salada por nuestros pulmones.


A cierta edad, cuando la sal no puede con nosotros, el sentimiento de inmortalidad rebalsa nuestra carne y lo único que vemos, cuando fijamos la vista en aquella rueda que gira sobre su eje, es la metáfora de la muerte hecha rutina. Por eso, haciéndole honor a nuestro título de navegantes de mares desconocidos, no dudamos en pegar la vuelta y tomar la decisión de patear lo más lejos posible, el desafío de hacernos de esa sortija. Explorar nuevas alternativas del azar es para este caso la mejor solución. Morir en pantanos de sabanas, buscando el momento en el que se eterniza la mujer, asimilada con la imagen de una rosa del Nilo, se vuelve necesario y más atractivo que la pasividad que augura todo camino hacia adelante. Hacerse de realidades psicodélicas en donde palabras, como municiones de gran porte, te quitan la vida de un solo disparo al pecho. Cada una de esos actos, conformará el eje de nuestra pequeña y ridícula calesita, que montaremos hasta hacerla estrellar contra ese miedo que arrastra la fuerza de conservar la salud del cuerpo. Será el tiempo y la suerte los, que luego, nos permitan escribir con cierta nostalgia, acerca de aquellos naufragios. Seremos pocos los que recordaremos el calor de esos infames pactos fraternales, de espíritu hedonista, que dejaran historias de aprendizaje sostenidos por los vestigios de sortijas celebradas, pero lamentablemente también de muchas vidas perdidas.

Alan Beneitez.

Canción elegida para la editorial



IMPRESIONES SOBRE KIDS


No hay nada más parecido a la inmortalidad que la adolescencia. En aquellos años, el fuego recorre nuestras venas con su voracidad intacta y el desengaño, aun, no colma nuestra copa de su ácido cinismo. El tiempo no asfixia nuestras ganas y el pasado es aun tan nuevo que ni siquiera se atreve a dolernos. Aquel olor a inmortalidad que se respira por las calles que caminamos, o su idea misma, que creemos vislumbrar escondida detrás de alguna sombra, ayuda a mantener lejos la idea del tiempo. Después de todo, la inmortalidad en aquellas épocas, no es otra cosa que el destronamiento final de Cronos, su mortal caída y posterior derrumbe de aquel imperio levantado sobre sus impalpables cimientos de horas, meses y segundos. En la eternidad, mis queridos amigos, todos los tiempos son el presente. Esto nos lleva a pensar, entonces, que la eternidad, niega rotundamente al futuro. Sería absurdo proyectar hacia adelante cuando tal dirección no existe. Algo de esta idea ronda por las cabezas de Telly y Casper y de todo aquel grupo de adolescentes que protagoniza el film KIDS, del director Larry Clark. La película narra un día en la vida de este grupo de jóvenes. El relato se moverá a través de la curva dramática al romperse aquel orden establecido con el primer acto, en el momento en que Jennie, tras hacerse un chequeo, descubre que fue Telly quien la ha infectado con HIV ya que fue con el único hombre que ha tenido sexo. 


Ella lo buscará para advertirlo, mientras que en un montaje paralelo, Telly seducirá a otra chica con la idea de acostarse con ella esa misma noche. En aquella búsqueda se sostendrá el film, aunque entenderemos al terminar el relato, que su intención es mucho más amplia. Larry Clark, buscara retratar con sinceridad artística y con precisión sociológica las creencias y las costumbres de aquella tribu urbana de la que forman parte aquel grupo del que los protagonistas forman parte. Veremos entonces, su indiferencia ante los peligros de la vida y ante la muerte misma. Esto quedara plasmado en la segunda secuencia del film, hablo de aquel grupo de escenas unidas por un mismo tema. Los veremos a Telly y Casper caminar por las calles de Nueva York, despreocupados, sin ninguna conexión con el mundo exterior, mientras cruzan calles casi sin prestar atención y los autos y colectivos atraviesan a montones el cuadro, y sus sonidos ganan muchas veces el primer plano del dialogo. Aquí, la fotografía apoyara la idea de peligro, realizando sus puestas de cámaras, en casi todas las tomas, con referencia de autos estacionados y en movimiento o semáforos y postes, siempre por delante de la imagen de los protagonistas. 


Las cámaras durante el relato, serán en su mayoría en mano, lo que le dará un dinamismo al cuadro que acompañara el caos y desorden en el que viven los integrantes de aquel grupo. Veremos también la falta de la idea de un futuro, y por aquella ausencia, nos dolerá ver en la pantalla niños carentes de toda inocencia, niños con gestos de tipos grandes, que fuman marihuana y descalifican a las mujeres tanto como sus referentes, aquellos adolescentes que solo se drogan, toman alcohol y matan al tiempo sin esperar nada de él. En aquel tugurio miserable transcurren los días de estos jóvenes. Aburridos por no poder mirar más allá de la próxima baldosa. El aburrimiento es una sensación que nace en el futuro, y allí se instala. Uno está aburrido cuando el futuro no propone ningún cambio. Allí la verdadera dolencia de este grupo. Allí, el verdadero tema del film. Las políticas neoliberales de los años noventa han sabido arruinar países enteros, pero tal vez, el peor de sus robos, la peor de sus canalladas, fue el quitarnos el futuro. Nuestra generación tuvo el triste desafío de tener que crecer bajo la sentencia que implicaba aquella carencia. Así, un día entonces, desprestigiamos la política, el arte, el pensamiento y la cultura. Nuestro tesoro más preciado como sociedad. Crecimos, entonces, con la triste idea de que aquel futuro que iluminaba nuestro presente sería, para nuestra desgracia, todo un palo.-

Lucas Itze.-

Canción elegida para las impresiones



UNIVERSO CLARK


Larry Clark, nacido en Tulsa, Oklahoma, el 19 de enero de 1943. Comenzó trabajando con fotografías en blanco y negro. Después de salir de la escuela, estuvo dos años en Vietnam.
A continuación pudo publicar algunos libros de fotografía, incluidos Tulsa y Teenage Lust, y conoció a un joven escritor llamado Harmony Korine en Nueva York. Juntos trabajaron en el libreto de la película Kids, su polémica ópera prima.
Luego del éxito de Kids, en 1998 llegó Al final del Edén, con James Woods y Melanie Griffith, que cuenta la historia de un joven que es baleado en un robo y termina aliándose con su tío en el negocio del tráfico de drogas.
Tres años después, dirige Bully, quizás más polémica que Kids, cuenta la historia de dos amigos, que se dedican a las drogas y a la prostitución en los bares gays del barrio. A medida que van metiéndose en ese pantanoso terreno, la droga, el sexo y la violencia, empieza a escalar rápidamente.


Dirige para la TV y por encargo El regreso a las cavernas, un remake de un viejo film, sobre un futuro post apocalíptico, donde hay unas tribus que viven como en la prehistoria, en cavernas. Un grupo intenta escapa de las cavernas, pero se dan cuenta que el mundo siguió evolucionando sin ellos, brindándole un futuro tan atractivo como aterrador.
Nuevamente vuelve al mundo de los adolescentes en el film Ken Park dirigida junto a Edward Lachman, mostrando la historia de 4 amigos de la infancia. Nuevamente drogas, asesinatos, violaciones y sexo explícito son parte de este conjunto que llene a los personajes de rencor, coraje y odio…


Participó en 2006 de una serie de cortos titulados entre Destricted, junto a Gaspar Noé, Marco Brambilla, entre otros, donde se exploran las diferentes representaciones de la sexualidad en el arte.
Ese mismo año dirige Wassup Rockers, sobre un grupo de latinos skateboards que se van a Beverly Hills  y Hollywood en busca de las chicas más lindas de la ciudad, lo que los meterá en problemas no sólo con la gente del lugar, sino también con la policía.
Varios años después aparece con Marfa Girl, la historia de amor de dos descendientes de inmigrantes mexicanos en Marfa, una localidad de Texas cerca de la frontera con México. Fue elegida la Mejor Película en el Festival de Roma.
Dos años después filma su último film hasta el momento, pero trasladándose a Francia, con The Smell of Us, donde, una vez más, trabaja sobre Un grupo de skaters adolescentes parisinos mata el tiempo patinando y consumiendo lo que se les ponga delante. Como juego, no por necesidad, algunos de ellos empiezan a trabajar de "escorts" para hombres y mujeres mayores vía internet.

Conocemos la banda musical del film


Folk Implossion




FICHA TÉCNICA

Título original: Kids
Año: 1995
Duración: 90 min.
País: Estados Unidos
Director: Larry Clark
Guión: Harmony Korine
Música: Lou Barlow
Fotografía: Eric Edwards
Reparto: Leo Fitzpatrick, Justin Pierce, Chloë Sevigny, Sarah Henderson, Rosario Dawson, Joseph Chan, Sajan Bhagat, Billy Valdes, Christian Bruna, Harold Hunter, Carisa Glucksman, Jon Abrahams, Alex Glen, Johnathan Staci Kim, Stefanie Marco

PELICULA COMPLETA



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