martes, 10 de noviembre de 2015

EL VIENTO SE LEVANTA - KAZE TACHINU


EDITORIAL

Las hojas de los árboles se mueven lentamente al compás de los susurros del viento. Las cenizas de esa romántica fogata empiezan a ser una simple evocación de lo vivido, como las miles de palabras escritas en el aire. Las estrellas se empiezan a apagar con el correr de la noche, mientras los recuerdos van invadiendo la memoria.
Una hermosa silueta, empieza a hacerse polvo en una habitación inerte, descorazonada ante tanta miseria y paredes descascaradas. Un último suspiro será el primer paso hacia un viaje tantas veces imaginado, con forma de luces blancas, y repleto de experiencias vividas, mientras en alguna parte, una pequeña lágrima intenta escaparse de un laberinto de poros, y termina su vida estrellada contra la seda de un pañuelo.
Viajamos por nuestra mente para invocar esos fantasmas del pasado que nos muestren aquellos satélites de amor que vigilaban nuestra galaxia. Vemos esa sonrisa implacable ante cada momento de placer que arrugaba sábanas desnudas por arrebatos de pasión. Sentimos esos gritos de lujuria marcados a fuego por el ardor de los cuerpos, embebidos en el romanticismo más puro. Olemos el perfume de los cabellos al viento, revoloteando como pájaros que celebran la libertad.


Todo porque un día, nos encontramos de repente siendo la misma persona, jurando amor eterno, hasta que llegue la despedida. Esa que nunca pensamos que llegaría ya que eso es para los que no tienen nada, los que piden limosna por un centavo de cariño.
Un amor entregado al son de las risas alegres. Un amor preso de breves llantos desconsolados. Un amor testigo de las caricias y de las peleas perdidas por nocaut. Un amor como son todos los amores, y tan distintos también. Un amor al que no vencerá ni la propia muerte, aunque ella siempre tenga una carcajada en el bolsillo.
Y así nos encontramos un día, jugando nuestra propia final, en el medio de un bosque frío y despoblado, repleto de hojas muertas esperando volar hacia ninguna parte, quizás para encontrar esas almas que divagan esperando que alguien les tienda una mano, para encontrar el significado de porque el viento se levanta…

Marcelo De Nicola.-

Canción post editorial



IMPRESIONES SOBRE EL VIENTO SE LEVANTA


Un día, sin demasiado aviso, nos damos cuenta que el tiempo pasó. Y nos damos cuenta así, en pasado, cuando ya es demasiado tarde. Cuando ya este cuerpo llora de pena al sentir el dolor de no poder salir a jugar cuando lo desea. Aquellos que jugaban y perdían sus mentes más allá de cualquier límite, hoy los vemos pasar vistiendo sus trajes de adultos. Están allí, especulando, atravesados por los muros del tiempo, paseándose por las calles con los pesados problemas de alguien que finalmente decidió crecer. Lo dicen sus caras. Está escrito en sus ojos, en sus bocas. Lejos quedo la inocencia, la némesis de mares desbordantes, las aventuras en mundos mágicos, las charlas con brujas, el montar lobos a través de bosques frondosos, el luchar junto a los animales contra las verdaderas bestias, esos tipos monstruosos que buscaban matar al bosque. No hay vestigios siquiera, de aquello de enamorarse perdidamente de un dragón, y no de cualquier dragón, un dragón especial, uno que antes fue un río, o de vencer cualquier hechizo, abrazados al corazón llameante de un niño.


Ahora ellos fuman. Largan por sus bocas el fatídico humo de un mundo que no comprenden, de un mundo del que no son parte y en el que quedaron varados al perder de vista aquella puerta hacia la fantasía. Fuman el nervio de las cosas nimias y fuman también el vacío existencial. Fuman todo el tiempo, y no duermen, e intentan y no les sale, y el mundo enloquece de una manera absurda a cada instante. Ahora solo queda el sueño como único refugio para buscar respuestas, o para ir a buscarte y despedirnos, despedirnos para siempre. “El viento se levanta” será una despedida. La despedida de un caballero, que quizás haya pensado lo que Barrie y haya resuelto seguir jugando en secreto. “El viento se levanta, es que intenta vivir” dirá la placa de inicio, citando los primeros versos de la última estrofa de aquel extenso poema de Paul Valery llamado “El cementerio marino”. Allí quizás la premisa, el tema, el eje que guiara a Jiro a través de la curva dramática del relato. Él buscara todo el tiempo levantarse, levantarse de aquella hora que nunca brilla, de todos esos intentos fallidos, de la soledad de ver al mundo a través de unos ojos que miran distinto, del temor a la muerte. 


El film poseerá una fotografía extraordinaria, repleta de encuadres poéticamente compuestos, con colores intensos y vivos. La estructura del relato no será lineal, ya que estará repleta de flashes oníricos, aquellas escenas donde brillará con más intensidad la mirada de Hayao Miyazaki. Sera quizás uno de los films más realistas del realizador, en donde se hablará de la guerra, las miserias del hombre, la pérdida, la mezquindad humana, ya sin aquella caricia poética de la metáfora. El mensaje estará allí, delante de nuestros ojos, con la crudeza propia de los hechos históricos. Jiro, terminará despidiéndose de Nahoko, quien desaparecerá en aquel prado de sus sueños, y al verla partir, él simplemente dirá gracias. Entenderemos aquella despedida como una mucho más grande, y esto hará que su peso se duplique. Será el propio director, quien a través de su personaje, nos diga gracias y se despida de nosotros sencillamente. A quienes nos toca ocupar hoy esta mesa, no nos queda más que levantar nuestra copa y desearle la mejor de las vidas. Lo despedimos como se despide a un amigo, con aquella dulce tristeza que dejan las tareas concluidas, pero siempre dejando su lugar en la mesa, por si algún día se le ocurriera volver. Defenderemos el sueño y la fantasía hasta el último momento, es una promesa.

Lucas Itze.-

Canción post impresiones


Algo de música japonesa...




UNIVERSO MIYAZAKI


Nacido en Japón el 5 de enero de 1941, Miyazaki es sinónimo de éxito y talento.
Después de crear un de series de TV junto a su coequiper Isao Takahata, en 1979 debutó con el film El castillo de Cagliostro.
En 1984 empezó a hacerse más conocido con Nausicäa del valle, una película de índole apocalíptica.
En 1986 llegó El castillo en el cielo, y dos años después uno de sus grandes clásicos: Mi vecino Totoro.


En 1989 llega Nicky, la aprendiza de bruja. Y más tarde llegaron títulos como Porco Rosso (1992); además de un par de cortometrajes, pero fue en 1997 cuando dio que hablar nuevamente con La Princesa Mononoke, que para muchos es una obra maestra.
En 2003 llega su película más conocida, El viaje de Chihiro, que lo termina de lanzar al estrellato. 


En 2004 filmó El castillo ambulante, y otra vez se llevó varios premios y nominaciones.
En 2006 apareció Ponyo en el acantilado, que tuvo buenas críticas aunque no tanta repercusión.
Con El viento se levanta, se despide a lo grande del cine. Lo vamos a extrañar…

Murasaki, gran banda del Japón


Y nos fuimos con un gran cover...


FICHA TÉCNICA

Título original: Sen to Chihiro no kamikakushi (Spirited Away)
Año: 2001
Duración: 124 min.
País: Japón
Director: Hayao Miyazaki
Guión: Hayao Miyazaki
Música: Joe Hisaishi
Fotografía: Atsushi Okui

SINOPSIS

Chihiro es una niña de diez años que viaja en coche con sus padres. Después de atravesar un túnel, llegan a un mundo fantástico, en el que no hay lugar para los seres humanos, sólo para los dioses de primera y segunda clase. Cuando descubre que sus padres han sido convertidos en cerdos, Chihiro se siente muy sola y asustada.


Trailer


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