lunes, 29 de diciembre de 2014

LA SALVAJE Y AZUL LEJANIA - THE WILD BLUE YONDER


EDITORIAL

Cuando esta habitación, caprichosamente, te pone en situación de cautiverio y no existe salida alguna. Cuando este encierro te paraliza hasta las uñas y no podes escapar ni de tu reflejo. Cuando en toda posible fuga se repiten sin fin, reflejos y reflejos exactos, agobiantes reflejos. No existe más que reflejo. Esta habitación es reflejo de otra antes reflejada infinitamente. Reflejo de cautiverio, de parálisis, de uñas e intentos de escapes. Entonces hacia fuera todo se repite. Entonces nos condenamos a la estandarización de las danzas, de los sonidos, afinación 440. Un metro, leyes, comportamientos y formas de actuar en este plano. ¡El plano mismo! Repetir la misma muerte en otra galaxia no sería para nada sorprendente entonces. Alienar otras formas de vida con exacta estupidez. Olvidar a los dioses y entonces de nuevo la soledad, la agonía… tropezar tres veces seria la salvación. Ojala fuesen solamente tres. ¿Hacia dónde la fuga entonces? Hacia lo desconocido, eso desconocido que somos cada uno de nosotros. El viaje al interior, ese consejo que escuchamos de la piedra que choca salvajemente contra el mar. Aquella pregunta sabia e ignorada por lo cruel de su respuesta. Porque luego de la respuesta no deberíamos esperar otra cosa más que la muerte. Sería el verdadero acto heroico, el más puro de los sentimientos abarcando la totalidad de los tiempos pero que no duraría ni milésimas de segundo. 


No existiría el tiempo porque tampoco encontraríamos la forma de expresarlo. No en este plano ¿en qué plano volcar aquello que somos? ¿No es absurdo que quepa en el corazón, o en el hígado, en los chinchulines? ¿Qué idioma habla aquello que somos? Al parecer, no es el mismo que utilizamos hacia afuera. Deduzco entonces, estrictamente tiene que ser algo en estado salvaje. Algo que está encerrado y no dejamos salir tiene que ser si o si algo bravo. Basta con observar los rugidos que logran exteriorizarse y son como aquella piedra que hace espuma contra el mar. Quizás sea esa la explicación del porque le huimos a ese ser y preferimos dedicarnos a domesticar un gato o una tortuga ¿No? Supongamos que se emprende aquel viaje y sabemos del peligro que conlleva encontrarse con aquel salvaje ser. Habría que utilizar algún tipo de camuflaje con el cual tener alguna chance de no ser sorprendidos de golpe. ¿Qué colores o color esperar de aquel sitio? Bueno, muy claro no debe ser. Rojo sería muy obvio y estaríamos equivocándonos de camino. En todo caso, podríamos seguir con la idea del mar y su azul profundo. Buscar lo azul profundo de uno mismo. Aterrorizarse de lo azul que es eso que habita en lo más recóndito de nuestro interior para luego partir. Olvidar los idiomas que lo explican todo con palabras vacías y colores pálidos. Adentrarse en aquella jungla, cazar a la bestia y esperar que el caos lo explique todo. Acercarse a la piedra de una buena vez, aventurarse en la búsqueda y enfrentarse a la respuesta sabiendo que en el arrepentimiento solo habitará la salvaje y azul lejanía.

Alan Beneitez

Canción elegida para la editorial



IMPRESIONES SOBRE LA SALVAJE Y 
AZUL LEJANÍA


La lejanía sopla con su aliento frío sobre los débiles pétalos de mis recuerdos. La rosa de mi noche se aflige ante esos filosos susurros, se rinde ante su borracha danza tambaleante, apaciguando cualquier calor, erosionando su delicada forma, aquella forma que yo mismo le di tan cuidadosamente. Confundiendo esos colores que esparcí en nombre de cierta verdad. Generando preguntas donde busco alguna respuesta. La lejanía matará tus labios exagerando el dulzor de tu boca para luego arrojarlos, huérfanos, a la hambrienta bestia del olvido. Alguien me confeso alguna vez que, después de todo, los únicos paraísos que existen, son los paraísos perdidos. Como aquella salvaje lejanía azul, de la que nos narra, en el naufragio de la melancolía, nuestro gran amigo Werner Herzog. Alguien comenzará contando a cámara su propia historia. Sus ojos estarán desorbitados, su apariencia desalineada. 


Hablará con pasión. Ganará nuestro interés al instante. Veremos cierta tristeza en aquella mirada, tal vez melancolía. Creeremos distinguir en ella, quizás, el cansancio de alguien hastiado de ver al mundo, aburrido de su funcionamiento, desilusionado por la triste repetición de sus torpes errores. Pronto nos confesará, con total naturalidad, que es un extraterrestre y de esta manera, el personaje, nos introducirá en el género de la ciencia ficción. Entenderemos al instante la necesidad del director de buscar un observador externo para lograr el análisis sobre la sociedad que expone el relato. El film será un falso documental y se nutrirá, en casi su totalidad, del montaje de imágenes obtenidas y ofrecidas por la NASA. Recordaremos en este proceso al gran trabajo de aquel cineasta y teórico ruso, creador junto con Pudovkin, en la década del 20, del grupo de trabajo llamado “El laboratorio”. No hablo aquí de otro más que del señor Lev Kuleshov, quien a través de varios experimentos utilizando como objeto el montaje cinematográfico, esto es el armado de una estructura mediante la yuxtaposición de los distintos planos capturados en rodaje, llego a numerosas e importantes conclusiones. 


El cineasta ruso, comprendía al plano como un signo que construye al cine, del mismo modo que las letras hacen palabras, que después son textos. Nacerá, luego de una ardua investigación, el llamado efecto Kuleshov. Aquel efecto, si lo analizamos desde el punto de vista de la psicología perceptual, nos explica que la yuxtaposición consecutiva de imágenes indica, para la mayoría de las personas, la existencia de una relación entre ellas. Asimismo, al ver las imágenes se formulan hipótesis sobre su significado narrativo, generando muchas veces, una unión semántica. Herzog, entonces, utilizará las imágenes de archivo de la NASA, generando un nuevo sentido en aquel material, concediéndole a su fría lejanía, una historia. Será la historia de alguien que mira, pero desde afuera. Será la historia de alguien que sufre por la distancia, la de alguien que con tristeza nos cuenta que el futuro que planea el ser humano para su especie estará estructurado, una vez más, por el maldito capitalismo. Será la historia de alguien que quiso advertir y no lo escucharon. Será la historia, la triste historia, de alguien que partió dejando atrás, un beso y una flor.

Lucas Itze.-

Canción post impresiones


También sonó Intoxicados...


Y nos subimos a la escalera al cielo... 


Fito y Chico juntos...


Y todo es mentira en este mundo...


Fito homenajeó a Charly 


Y nos despedimos bailando con el...



FICHA TÉCNICA

Título original: The Wild Blue Yonder
Año: 2005
Duración: 81 min.
País: Alemania
Director: Werner Herzog
Guión: Werner Herzog
Música: Ernst Reijseger
Fotografía: Tanja Koop, Henry Kaiser
Reparto: Brad Dourif, Capt. Donald Williams, Dr. Ellen Baker, Franklin Chang-Diaz, Shannon Lucid, Michael McCulley

SINOPSIS


Un grupo de astronautas queda vagando por el espacio, sin posibilidad de volver a la Tierra, pues el planeta ha quedado inhabitable...

TRAILER


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