SINOPSIS
Bosnia, julio de
1995. Aida trabaja como traductora para
EDITORIAL
Más de una vez hemos traído a esta mesa, siempre desde nuestra humilde perspectiva, desde nuestro corto alcance, la problemática filosófica que decide reflexionar sobre la idea de “el otro.” Quiero decir que la otredad es un tema recurrente en el mundo artístico, en el del pensamiento, y en el cinematográfico en particular, y desde estas trincheras, hemos intentado compartir algunas ideas, algunos escritos de personas que han dedicado buen tiempo a pensar sobre el tema. Se ha dicho, con cierto aire resolutivo, aquello de que el otro es todo lo que yo no soy. Aquella estructura que postulaba Derrida según la cual diferenciaba entre un yo, un otro y un radicalmente otro. Aquella idea de que el otro nos excede y por eso se nos escapa siempre. El verdaderamente otro es aquel que de ninguna manera puedo terminar de alcanzar, es ese inabarcable, aquel inaccesible. Hemos pensado aquello también de que el yo está continuamente traduciendo al otro a su propia forma, a su propia lógica y subjetividad y en ese accionar, al delimitarlo, al definirlo, lo reduce salvajemente. Introducir al otro, entonces, dentro de nuestro marco perceptivo es simplificarlo y acomodarlo a lo que nuestro dispositivo previo y heredado, ese dispositivo creador de subjetividades, logre captar de aquello que su ser transmita. ¿Podríamos decir aquella verdad de su ser? Estas ideas, entre otras, hemos expuesto ante este mismo micrófono más de una vez. Hasta que un día nos llegó aquello de que La patria es el otro y desafió con una valentía inigualable todo este pensamiento lúcido y crítico reproducido por nosotros hasta el momento. La patria, o sea todo aquello que nos reúne en un cuerpo masa, todo aquello que nos identifica dentro de un ser popular, todo aquello que somos y nos define y por lo tanto nos diferencia, es definido ahora como el otro, o sea, todo aquello que yo no soy, todo lo inabarcable e inaprensible. Aquello inalcanzable es entonces, ahora, lo que yo soy.
Cuando menos lo esperábamos,
una idea revolucionaria e innovadora, una idea desafiante y deconstructiva nos
interpela y moviliza luego de tanto tiempo sin que un pensamiento original nos
invite a patear las estanterías de nuestros saberes. Una idea vanguardista que
es muy posible que nos lleve mucho tiempo comprender y poner en funcionamiento.
Decía Hobbes: Pues la verdad, no oponiéndose a ningún beneficio ni placer humano, es
bienvenida para todos los hombres. Pero la pregunta entonces sería:
¿Queremos realmente la verdad o siempre hay un beneficio subyacente que le
atribuye a su composición, a su construcción y armado, un modo particular?
¿Cuál es entonces la verdad que queremos? Alguna vez el filósofo argentino Diego Singer, gran amigo de esta casa,
citando a Sócrates en Fedro,
destacaba la siguiente frase: El poder de
las palabras se encuentra en que son capaces de guiar las almas. Dejando
cualquier ingenuidad a un lado, entendemos que Platón, en aquel texto, nos habla del poder real de gobierno que
posee el discurso sobre el ser. Definir al
otro, en este contexto, entonces ¿no respondería a una dirección
tendenciosa por donde nuestra alma es llevada? ¿Cómo separar entonces entre opinión y conocimiento, entre apariencia
y verdad? Bien sabemos que es la
apariencia lo que persuade y nunca la verdad. ¿Cómo llegar a la verdad sin una
construcción metafísica que la respalde, sin un mundo de las ideas que asegure
su pureza? Hay un texto muy pequeño que solemos citar de Nietzsche llamado “Sobre verdad y mentira en el sentido
extramoral”, en el cual Federico afirma que la verdad no es más que un acuerdo, una convención que respetamos para
poder vivir de forma más segura, con cierto grado de entendimiento y
previsibilidad. Buscar la verdad, en este sentido, no es otra cosa que
buscar la seguridad, nuestra seguridad de individuos que comparten un habitad y
se relacionan dentro de una sociedad. El objetivo final no es no ser engañado, no ser seducido por un discurso mentiroso, sino no ser perjudicados
por el engaño, por las consecuencias hostiles de ciertas clases de embustes.
Agregaba Federico: “Que la verdad sea más valiosa que la apariencia, eso no es más que un
prejuicio moral; es incluso la hipótesis peor demostrada que hay en el mundo.”
Lucas Itze.-
Canción elegida
para la editorial
IMPRESIONES PARA QUO VADIS, AIDA?
“–Me despierto y siento que está vivo –dice una, dicen todas–. Me voy desinflando mientras pasa la mañana. Se me muere al mediodía. Resucita en la tarde. Entonces vuelvo a creer que llegará y pongo un plato para él en la mesa, pero se vuelve a morir y a la noche me caigo dormida sin esperanza. Me despierto y siento que está vivo...” La pluma de Eduardo Galeano imaginaba perfectamente a ciertas madres de estas tierras en Memoria del Fuego. Siempre con las palabras justas, el escritor uruguayo nos dejaba con un nudo en la garganta. Mas adelante agregaba: “Las llaman locas. Normalmente no se habla de ellas. Normalizada la situación, el dólar está barato y cierta gente también. Los poetas locos van al muere y los poetas normales besan la espada y cometen elogios y silencios. Con toda normalidad el ministro de Economía caza leones y jirafas en la selva africana y los generales cazan obreros en los suburbios de Buenos Aires...” Años más tarde, esa pluma apuntaba contra los mismo de siempre cuando hablaba de otro conflicto: “Donde dice: Misión humanitaria, debe decir: Misión publicitaria. "La próxima guerra mundial se hará con piedras", había anunciado Albert Einstein, pero a la vista está: no es exactamente con piedras que se ejecutan sus ensayos. Esta interminable misión humanitaria contra Yugoslavia esta dejando sin misiles a las potencias occidentales. Las empresas consagradas a la industria más prospera del mundo están fabricando nuevos misiles, a todo vapor, para abastecer al Pentágono y a sus socios del otro lado del mar. Lo mismo había ocurrido, antes, en el caso del Irak. La demanda de misiles agotaba los stocks de la industria bélica y de las fábricas de juguetes. A fines del año pasado, en mi ciudad, Montevideo, el misil era uno de los juguetes mas solicitados por los niños como regalo de Navidad. En abril de este año, las armas utilizadas contra Yugoslavia han sido las mas exitosas en la gran feria bélica abierta en Río de Janeiro”. Concluyó Galeano.
Las misiones
humanitarias son ese juego donde los países más importantes tienen que
demostrar que le importan los países más conflictivos. Así, se han dado una
vuelta por varios países africanos, por la vieja Yugoslavia, por Afganistán,
Irak y siguen las firmas. Disfrazados de Cascos
Azules, OTAN o Cruz Roja, estarán allí ante las
cámaras. Pero las cámaras se apagan cuando empresas como Boeing, General Motors, Ford, IBM, Motorola, Microsoft y Sony
financian una reunión cumbre de
Sobre la base de ese conflicto se situará el film Quo Vadis, Aida? de Jasmila Zbanic. Basada en el libro de Hasan Nuhanovic “Bajo la bandera de
El montaje
será dinámico e irá plano por plano desde el comienzo. La cámara recorrerá el
campo con paneos lentos pero se acelerará cuando haya más tensión. Habrá
travellings donde correremos con la protagonista por todo el campo. La música
acompañará los instantes más solemnes. Y habrá palabras. Habrá lenguaje. En
inglés, holandés, serbio o bosnio. Y habrá miradas y gestos, que no hacen falta
traducir. Pero entre tanto idioma, será su voz la que no sea escuchada. Sólo
podrá anunciar falsas promesas que ella misma sabe no llegarán a nada. Su
desesperación se hará más fuerte a medida que pasa los días. La guerra estará
más allá. La denuncia será, esta vez, por la inoperancia de los cascos azules
holandeses enviados por
Marcelo De Nicola.-
Canción post
impresiones
UNIVERSO ZBANIC
Jasmila Zbanic
nació en Sarajevo el 19 de diciembre de 1974. Žbanić asistió a escuelas locales
antes de asistir a
En 2010 sigue con En
el camino, la historia de una joven pareja que quiere superar ciertos
obstáculos como el alcoholismo del joven, que para dejarlo se empieza a
transformar en un fundamentalista religioso. En 2013 filma For Those Who Can Tell No Tales sobre una turista australiana
descubre el silencioso legado de las atrocidades cometidas en tiempos de guerra
cuando llega a un pequeño pueblo y aparentemente idílico en la frontera entre
Bosnia y Serbia. Un año después se vuelca a la comedia con el film Love Island, sobre una pareja bosnia
que se va a una isla croata y se sienten atraídos por una hermosa mujer. En
2015 filma el documental One Day in
Sarajevo sobre el centenario del asesinato de Francisco Fernando, el
heredero al trono del imperio austrohúngaro, que desencadenó
FICHA TÉCNICA
Título original:
Quo Vadis, Aida?
Año: 2020
Duración: 104
min.
País: Bosnia y
Herzegovina
Dirección:
Jasmila Zbanic
Guión: Jasmila
Zbanic
Música: Antoni
Lazarkiewicz
Fotografía:
Christine A. Maier
Reparto: Jasna
Djuricic, Izudin Bajrovic, Boris Ler, Dino Bajrovic, Boris Isakovic, Johan
Heldenbergh, Raymond Thiry, Emir Hadzihafizbegovic, Joes Brauers, Reinout
Bussemaker, Teun Luijkx, Ermin Sijamija, Alban Ukaj, Rijad Gvozden, Juda
Goslinga, Ermin Bravo, Sanne den Hartogh, Micha Hulshof, Sol Vinken, Emina
Muftic, Job Raaijmakers, Drazen Pavlovic
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