SINOPSIS
Tras una noche de disturbios en un barrio
marginal de las afueras de París, tres amigos adolescentes, Vinz, Saïd y Hubert
(un judío, un árabe inmigrante y un boxeador amateur negro, respectivamente),
son testigos de un hecho, en el que su amigo Abdel resulta herido por la
policía. El deambular por la ciudad, la violencia entre bandas y los conflictos
con la policía son las constantes en las 24 horas siguientes de la vida de
estos jóvenes.
EDITORIAL
Michael
Onfray dice acerca de la violencia: “Se le llama violencia legítima cuando pretende hacer respetar el orden
republicano- de hecho cuando se contenta con permitir y garantizar el buen
funcionamiento de la máquina liberal. Por el contrario, se le considera
ilegítima cada vez que proviene de individuos que actúan por su cuenta- de la
ratería al asesinato político pasando por las agresiones, crímenes y delitos
legales”. Opino que la delincuencia de los individuos funciona como
contrapunto de la delincuencia de los gobiernos. En todas partes del planeta
los Estados contaminan, avasallan a las minorías, declaran guerras, reprimen
las sublevaciones, reprimen las manifestaciones, encarcelan a los opositores,
practican la tortura, las detenciones arbitrarias, ahorcan, arrestan, en todas
partes compran silencios y complicidades, desvían fondos en cantidades
faraónicas y otras preciosidades reportadas parcialmente por la prensa
cotidiana. Esa violencia no encuentra nada por encima de ella, y es eso lo que
la hace llamarse legítima. El dinero, el poder, los honores, el goce, la
fuerza, la dominación, la propiedad lo es todo para ellos, un puñado, una
elite; para los otros, el pueblo, los humildes, los simples, bastan la pobreza,
la obediencia, la renunciación, la impotencia, la sumisión, el malestar...
Villas señoriales en los barrios elegantes contra chozas derrumbadas en zonas
devastadas; fortunas concentradas en el Norte, contra pobreza en el Sur; ricos
del centro y desheredados de los suburbios, perros y gatos hartos en Europa,
niños africanos que mueren de hambre; prosperidad económica de los pudientes
contra suspiro de las víctimas desfallecidas. Violencia legítima de poderosos
contra violencia ilegítima de los mendigos, el viejo motor de la historia. Nos
equivocaríamos si apuntáramos los proyectores sobre las violencias individuales
cuando todos los días la violencia de los actores del sistema liberal fabrica
situaciones deletéreas en las que se hunden aquellos perdidos, sacrificados,
sin fe ni ley, ni ética, sin valores, expuestos a las asperezas de la máquina
social que los tritura, se contentan con reproducir su nivel, en su mundo, las
exacciones de aquellos que los gobiernan y permanecen en la impunidad. Si las
violencias llamadas legítimas cesaran, se podría finalmente considerar la
reducción de las violencias llamadas ilegítimas.
En el día de la poesía leo a Pessoa con su palabra tajante:
"Prefiero
la derrota con el conocimiento de la belleza de las flores, a la victoria en
medio de los desiertos, llena de la ceguera del alma a solas con su nulidad
apartada"
Marina Rossetto.-
Canción post editorial
IMPRESIONES
SOBRE EL ODIO
¿Cómo definimos a la libertad? Al parecer,
para hablar de ella, en primer lugar tenemos que pensar desde que lugar lo
intentamos. Una definición filosófica arrojada en calzones y ojotas podría ser
que la Libertad es la facultad o capacidad del ser humano de actuar según sus
valores, criterios, razón y voluntad. Pero hay un problema. Hoy, en la era de
la deconstrucción, se demuestra en cada mate, que los valores, criterios, la
voluntad y la razón parten de un estado sumamente cautivo y para nada libre.
Políticamente se utiliza la palabra libertad para referirse a la facultad que
tienen los ciudadanos de un país para actuar o no según su voluntad y lo
establecido en la ley. Mismo problema, amigues. La voluntad del ciudadano y lo
establecido en la ley ni llegan a ser un tufillo de libertad. Sociológicamente,
libertad es también el estado o la condición en que se encuentra un individuo
que no está en condición de prisionero, coaccionado o sometido a lo que le
ordene otra persona. Podemos seguir intentando definir la libertad toda la
noche y seguiremos terminando atrapados en un callejón sin salidas.
Al parecer,
sobre el cuerpo del habitante sólo conviven normas, costumbres, culturas y
leyes que lo va direccionando según la suerte lo coloca en una familia adinerada,
en un barrio de clase media, en el campo y su folclore o en una villa. En ese
marco y bajo el aparente manto de la libertad, se intentara construir una
existencia. Acostumbrados a un mundo que insiste caprichosamente en
catalogarnos cromáticamente va a aparecer Mathieu
Kassovitz a impartir un poco de justicia. Haciendo uso del lenguaje que
mejor sabe utilizar, nos va a presentar un film en blanco y negro. Ante la mala
costumbre, el espectador tendrá que recurrir a otras estrategias, lejos de una
paleta de colores amplia y desde ese lugar percibir los hechos que allí se
relatan, sin el vicio de pasar por ese camino engañoso. El guion estará basado
en un hecho ocurrido en Paris el 6 de abril de 1993, Makome M’Bowole, un chico de 17 años, moría de un disparo en la
cabeza mientras estaba esposado en una comisarías. La policía alegó legítima
defensa para justificar el disparo. Durante una semana se produjeron
enfrentamientos entre los jóvenes del barrio y la policía. Estos hechos
impulsaron a Kassovitz a rodar El odio,
ir a los suburbios y preguntar desde allí cuáles eran las razones de aquella
situación.
Una película, como tantas otras que narra las vicisitudes de una
sociedad que funciona bajo las reglas del capitalismo. Que le puede explicar
tranquilamente a la señora del almacén de acá a la vuelta que hasta en la
ciudad de las luces y el glamour, que alberga a la hermosa Torre Eiffel
enmarcada y colgada al lado del estante de las yerbas, esconde la mugre bajo la
alfombra. Que la miseria, la pobreza y la vagancia son solo caracterizaciones
de las cuales el poder se sirve para generar aquel relato bastardo que defiende
la cultura del mérito. La frase con la que inicia la secuencia al principio y
sobre el final es la siguiente "Es la historia de un hombre que cae de un
edificio de cincuenta pisos. Para tranquilizarse mientras cae al vacío, no para
de decirse: hasta ahora todo va bien, hasta ahora todo va bien... hasta ahora
todo va bien. Pero lo importante no es la caída, es el aterrizaje."
Mientras sigamos replicando sociedades conformistas y egoístas como en las que
nos toca vivir. Sólo encontraremos vestigios de libertad, jugando al equilibrio
en las cornisas del lenguaje y violencia “ilegitima”. Hasta entonces amigos
será una incógnita encontrar la que nos falta.
Alan Beneitez.-
UNIVERSO
KASSOVITZ
Mathieu
Kassovitz nació en París el 3 de agosto de 1967. Su padre Peter nació en Hungría y como muchos
judíos tuvo que emigrar durante la Segunda Guerra Mundial. Se fue a Francia en
1956 luego del levantamiento de Budapest y allí comenzó en el mundo del cine
donde escribió y dirigió varias series en ese país. También dirigió el film Una señal de esperanza (Jacob the Liar)
en 1999 con Robin Williams como
protagonista ambientada en esa guerra de la que el escapó. Por lo tanto, su
hijo Mathieu estuvo involucrado en
el cine, donde debutó como actor en un film de su padre en 1979. Con poco más
de 20 años empezó a dirigir sus primeros cortometrajes: Fierrot le Pou , Cauchemar blanc y Assassins. En 1993 dirige Métisse, su primer largo. Cuenta la
historia de Lola, quien está embarazada y no sabe quién es el padre. Puede ser
un musulmán negro o un mensajero judío. En 1995 llega El Odio que se convierte es su película más aplaudida hasta la
fecha. Dos años después llega Assassin[s],
la historia de un veterano asesino que busca encontrar a su sucesor. En el 2000
llega otra película que obtuvo muy buenas críticas: Los ríos color púrpura, donde Jean
Renó y Vincent Cassell son dos
policías que investigas casos diferentes que tienen una conexión inesperada.
En
2003 se va a Estados Unidos para filmar En
compañía del miedo (Gothika),
con Halle Berry como protagonista.
Allí representa a Miranda Gray una psicóloga
criminal que despierta un día como paciente del propio hospital donde trabaja y
donde ha sido enviada luego de asesinar a su marido, aunque ella no recuerda
nada. En 2008 llega la distópica Babylon
A.D con Vin Diesel como un
mercenario que debe proteger una joven rusa hasta Nueva York, en un mundo de
anarquía total. Su último film vuelve a estar en boca de la crítica: Rebellion (L'ordre et la morale) dirigida en 2011.
Relata los acontecimientos
vividos en 1988 en la isla de Ouvéa, en el archipiélago de la Lealtad en Nueva
Caledonia, colonia francesa, cuando 30 policías franceses fueron secuestrados
en la Cueva Gossanah por independentistas kanakas. Francia envió 300 militares
en helicóperos para intentar restablecer el orden. Como actor ha trabajado en decenas de films,
entre los que se encuentran Mira a los hombres caer de Jacques Audiard, Amelie de Jean-Pierre
Jaunet, Amen de Costa-Gavras,
Munich de Steven Spielberg o Happy
End de Michael Haneke.
FICHA
TÉCNICA
Título original: La haine (Hate)
Año: 1995
Duración: 95 min.
País: Francia
Dirección: Mathieu Kassovitz
Guion: Mathieu Kassovitz
Música: Varios
Fotografía: Pierre Aïm (B&W)
Reparto: Vincent Cassel, Hubert Koundé,
Saïd Taghmaoui, Abdel Ahmed Ghili, Solo, Joseph Momo, Héloïse Rauth, Rywka
Wajsbrot, Olga Abrego, Laurent Labasse, Choukri Gabteni, Nabil Ben Mhamed,
Benoît Magimel, Mathieu Kassovitz, Anthony Souter.
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