EDITORIAL
La
muerte de los amantes
La
muerte de los artistas
La
muerte de los pobres
Las
venas adheridas al espanto, al asfalto,
esa zona de entendimiento cuando se
susurran cosas calladas,
donde dos criaturas están envueltas
y huelen a agua
mojada a roca y casa.
En
una nube privada cada amanecer los encuentra
en una jaula de obediencia en el
lomo, en un estado de salvajismo.
Cada
cosa está vigilada por un hada pronta a volar.
en
una relación indefinible, pero maravillosamente justa.
Carbón
sonoro
carbón
amo del sueño
frente
a frente con el fuego
que ilumina con exactitud las piedras llevadas por el
viento
y que murmuran calendarios ciegos sobre ese laberinto infernal.
Una
de las acciones más directas del lenguaje es preciso encontrarla en el lenguaje
imaginativo, entre lo que empuja y lo que aspira. Jacques Ranciere en su libro
“Las distancias del cine” dice que un film se opone a las historias como verdad
o mentira. Lo visible ya no es la sede de las ilusiones sensibles que la verdad
debe disipar. Es el lugar de la manifestación de las energías que constituyen
la verdad de un mundo. No existe las apariencias y lo real. Existe la
comunicación universal de los movimientos. La lengua de las imágenes es un
compromiso entre poéticas divergentes sobre la base de las múltiples maneras
que tienen las artes de lo visible de inventar miradas y transformar los
espacios que recorren. Siguiendo a la “Teoría Estética” de Paul Valery una obra
no es otra cosa que el instrumento de esta multiplicación o regeneración
posible donde la Esperanza es verdaderamente el único lenguaje activo y la
única ilusión susceptible de ser transformada en buen movimiento.
Siguiendo
una luz oscuramente oscura
recuerdo
del primer gato que amé
Reinaba
sobre el rio Sena aquel silencio tuyo
En
un día sin pájaros pero de peces voladores.
Los
últimos fulgores del carbón
despiadado
carbón.
Marina
Rossetto.-
Canción
elegida para la editorial
Encontrarse
en el medio de corazones profanos, hundidos en las salvajes tiranías del amor
puede considerarse un juego peligroso. Un escenario de dudosa procedencia,
donde ciertos cuerpos esperan sanar sus heridas pero fundamentalmente limpiar
sus almas. A ese bosque lleno de hojas secas y desperdigadas hemos llegado más
de una vez buscando todo tipo de respuestas. Allí derramamos lágrimas por
amores perdidos y nos extasiamos ante sonrisa etéreas. Allí sufrimos la
melancolía de quedarnos desnudos ante todos, libres de toda ropa por más
desvencijada que sea. Mendigos de placer y ciegos de pasión. Como Alex
y Michelle,
los personajes del film Los amantes del
Pont-Neuf de Léos Carax. El
director nos trae una hermosa historia romántica pero para nada edulcorada. Un
puente unirá los mundos de Alex (Denis
Lavant), un mendigo alcohólico y adicto a los sedantes y Michelle (Juliette Binoche), una chica de clase
media alta que está perdiendo poco a poco la vista. El escenario será el puente
más antiguo de París, llamado
contrariamente Puente Nuevo, a
orillas del bello Río Sena, mientras
es reacondicionado para los festejos del bicentenario de la Revolución Francesa. Seremos testigos de
la presentación de los personajes, mientras viajamos en un auto por las calles
de la capital francesa. Veremos el sufrimiento de él en primer plano, antes de
caer al piso, donde dicho auto pasará por encima de sus pies.
También
conoceremos a ella, casi como una pordiosera y nos enamoraremos inmediatamente.
Carax desarrollará la historia de forma lineal. Sabremos que Alex es un “sin techo” que quiere escapar todas las
noches de ese albergue con forma de prisión y ella, una pintora que divaga por
las calles luego de la pérdida de un amor. No será necesario indagar sobre ese
pasado, sino de vivir el presente. El joven director francés hará un poema de
cada imagen. Contará con unos excelentes planos generales del puente como si
fuéramos los principales testigos de esa relación casi imposible. Utilizará
primeros planos de los rostros de los protagonistas y planos detalles, además
de ubicar la cámara siempre en el lugar justo, como esas imágenes en ángulo
picado recorriendo el puente. La fotografía será exquisita, con colores fríos
durante esos primeros minutos, envuelto en colores azules o marrones, mientras
que con el correr del metraje se transforman en más cálidos, como nos muestra
el verde claro del agua o los vestidos de la protagonista. El director contará
con una excelente banda musical, pasando de la música clásica al rock o al pop,
que será tan importante como la imagen, como ese fondo con la sonata para violonchelo de Kodály mientras ambos corren por
los pasillos del subte en una de las mejores escenas del film.
Carax no se
hunde solo en lo musical sino también posee una cantidad de sonidos
perfectamente logrados, como el rompimiento de las olas en el mar o los ruidos
de esos fuegos que escupe Alex como artista circense, elementos que el director
utiliza más de una vez, dándonos a entender que entre el fuego y el agua está la liberación y el verdadero ser de los
protagonistas. El guion nos llevará por la curva dramática de forma
impecable, con un montaje muy bien logrado a cargo de Nelly Quettier. Seremos parte de ese amor que nace bajo las
estrellas. La realidad nos abofeteará la cara más de una vez mostrando la
visión más demoledora del mismo, cuando Alex descubre que ella puede tener una
cura para su vista, pero eso la aleja justamente de su vida. En su enfoque del
mundo, las posibilidades de que ella se vaya deteriorando es la piedra basal
para no perderla. Cosa que el director muestra más de una vez enfocando el rostro
de ella mientras el horizonte queda fuera de foco con las luces borrosas, como su
punto de vista. Llegará la tragedia y la prisión pero también el reencuentro. Veremos
a los amantes en un puente totalmente arreglado, tanto como las vidas de ambos.
El libre. Ella con la vista perfecta. Será el agua quien los desnude otra vez
para unir esos corazones y concretar esos sueños, pese al miedo de ella de
dañar otra vez su vista. Será solo un mal recuerdo. Será esa vieja mala pintura
olvidada en un rincón la que devuelva esta vez otra imagen. La de dos corazones
unidos preguntándose y que más por este amor…
Marcelo
De Nicola.-
Canción post impresiones
Uno
de los temas del film
UNIVERSO CARAX
Nacido
el 22 de noviembre de 1960 en Suresnes, Francia, es hijo de la periodista
norteamericana y crítica de cine Joan Dupont (International Herald Tribune) y
del periodista de la ciencia francés Georges Dupont.
Su nombre artístico es un anagrama de Alex
que es el nombre del personaje principal en la mayoría de sus películas (y el
nombre que le dieron sus padres) y de Oscar
en referencia a los Premios Óscar: “Nací
en 1976 en una cámara oscura y sería muy difícil para mí que me hubieran hecho
nacer antes bajo un nombre sacado del papeleo. He hecho cine para ser huérfano.
Antes, era como si yo hubiera dormido durante diecisiete años”, declara Carax. A
finales de la década de los 70 estudió en el centro Censier de la Universidad Sorbona Nueva - París, donde conoció a Serge Daney y Serge Toubiana que lo presentaron con los Cahiers du Cinéma, donde permanece un corto periodo. Comenzó el
rodaje de un filme de bajo presupuesto, en el cual fracasó, llamado La fille rêvée; la empresa terminó
cuando un proyector roto encendió las cortinas de un restaurante chino donde se
había realizado una de las escenas. Con apenas 24 años, Carax, realiza Boy meets girl (1984), que llama la
atención por un estilo visual maduro, el film tiene la influencia de cineastas
como Cocteau, Dreyer, Godard o Bresson.
Le siguió el filme de ciencia ficción Mala sangre en 1986. La película es un
claro homenaje a la Nouvelle vague,
y en especial a una de sus grandes influencias, Jean-Luc Godard. Continúa con su exploración del amor en los
tiempos modernos, que adquiere un tono más oscuro y extremo en esta cinta.
Cinco años más tarde filma Los amantes
del Pont-Neuf que sufre grandes retrasos debido a la financiación, a pesar
de que terminó siendo la más cara del cine francés. En 1999 filma Pola X, una adaptación del cuento de Herman Melville, "Pierre o las ambigüedades", sobre
un joven que conoce en el bosque una misteriosa chica que cambiará su vida. A finales
de 2007, participa con el segmento titulado "Merde" en el largometraje japonés Tokyo!
Trece años después de su última película, en 2012, presenta Holy Motors,
protagonizada otra vez por Denis Lavant
donde muestra un día en la vida de un hombre con múltiples personalidades:
asesino, mendigo, ejecutivo, monstruo y padre de familia. El protagonista
encarna personajes diversos como si se tratase de una película dentro de una
película. Lo último que ha filmado es el cortometraje Gradiva.
FICHA TÉCNICA
Título
original: Les amants du Pont-Neuf
Año:
1991
Duración:
125 min.
País:
Francia
Dirección:
Leos Carax
Guion:
Leos Carax
Música:
Varios
Fotografía:
Jean-Yves Escoffier
Reparto: Juliette Binoche, Denis Lavant, Klaus-Michael
Grüber, Daniel Buain, Marion Stalens, Chrichan Larson, Edith Scob.
SINOPSIS
En
torno al Pont Neuf, pese a su nombre, el puente más antiguo de París, se
desarrolla una fascinante historia de amor entre dos vagabundos: Alex y
Michelle. Él es un frustrado artista de circo a causa de su adicción al
alcohol, y ella es una pintora que ha sufrido una dolorosa ruptura sentimental
y, además, se está quedando ciega. Entre ellos nace un sentimiento cada vez más
fuerte de mutua dependencia.