EDITORIAL
Debo
decirte que esta vez, lo sujeté bien fuerte. Con tanta fuerza que lo sentí como
sangrando y hasta casi desgarrándose en mis manos – un recuerdo más, aquel
dolor de sujetar con tanta fuerza.
Debo
confesarte que la mayoría de los sucesos a los que se sometió este cuerpo,
quedaron abandonados sobre, quien sabe que orillas de este caudaloso rio. Sí,
no soy un tipo memorioso. Creo que he perdonado más por olvidadizo que por
conciliador o por amable.
Siento
la necesidad de despojarme de esta piel y que mis huesos te expliquen lo que es
sentirse abordado por toda la generosidad de la naturaleza. Quizás no estuvimos
preparados para recibirlo todo a la vez, y entonces creamos el tiempo para
acomodar allí toda aquella catarata desbordante de fuerza.
Pero
insisto. Esta vez lo sujeté fuerte, lo acomodé en aquel rincón, resguardado de
todo tipo de diluvio. Recuerdo nuestras pieles sudando, el estúpido intento de volverse
a los quehaceres del orden y la cena. Nuestros cuerpos allí, el reloj inmóvil,
nuestras miradas buscándose, en ese intento de espera amable, cómplices,
inquietas y expectantes. Recuerdo la fecha, la hora…
A
las 22.18 nos abrazamos y lloramos. Luego, el calor de las brasas, el sabor
inolvidable de tu beso, y el de ese vino que envolvieron aquel regalo tan
extraño y desconocido.
Nada
mejor para este tipo amante de lo extraño y desconocido, del porvenir. Nada
mejor que aferrarse, al fin, a un suceso de mi río, el recuerdo de aquel día.
Esta será, sin duda, una batalla perdida para mi cabeza borradora…
Alan
Beneitez.-
Canción elegida para la editorial
IMPRESIONES SOBRE CABEZA
BORRADORA
El
viento aúlla su muerte contra los oscuros paredones de la ciudad. Las máquinas
murmuran con aspereza cierta idea del fin de los tiempos. Él está allí y no
dice nada. Él viste con dignidad sus harapos. Él camina asustado sobre las
calles rotas, esas que ya no conducen a ningún lado. Sus pasos son pesados,
torpes, cortos. Las sombras se multiplican por debajo de las baldosas rotas,
las sombras se alimentan de otras sombras. Una canción infantil suena en su
cabeza, rebota en la oscuridad sanguinolenta de su cerebro. Habla de una niña y
su palacio, habla de una niña y su amigo, un sucio muñeco de trapo. Él viaja en
ese recuerdo. Hay un pasillo oscuro y húmedo que el recorre tanteando
ciegamente las paredes. Las paredes que ya son barrosas y endebles, las paredes
que se diluyen como el tiempo entre sus dedos. El comienza a quitar el barro
con desesperación, siente asfixia, siente sus músculos agotados y pesados.
Quita el barro con sus pies, con sus manos y con sus brazos mientras que la
melodía insiste en su cabeza contando sobre la niña, la niña y el muñeco de
trapo. Cae rendido por aquella tarea, cae de rodillas sobre el pasillo oscuro,
cae en aquel recuerdo que ahora evoca esa puerta de su infancia. Intenta
refugiarse allí de la repetitiva melodía. Abre la puerta de un golpe y la
música se detiene. Él ve a su madre, a su madre que canta, pero ahora lo hace
en un mutismo absoluto.
Acuna a un muñeco de trapo descuartizado, lo acuna con
la mímica del canto en su boca, lo acuna sin letra ni música, en un puro
silencio ensordecedor. Es su madre que canta sin cantar, que acuna aquella
muerte y lo mira de reojo al entrar. Lo mira severo y con reproche. Lo mira con
cierto odio. Lo mira tal vez con repulsión. Lo mira y sus labios se aprietan
con desprecio. Un desprecio angustioso e hiriente. Un desprecio de silencio y
de distancia. Un desprecio que él conoce pero que ya no acepta. Ella lo mira, y
entonces, con cierta dificultad, dice: No hay música. ¿Serán estas sombras tal
vez las que habitan los relatos lynchianos? ¿Aquellos tiempos sin tiempos?
¿Aquel desplazamiento, aquella condensación? Algunos de estos aspectos, pueden
encontrarse, por lo menos, en “Eraserhead” su primer largometraje.
El film contará con cierto aroma ciberpunk, con ciertas herramientas
surrealistas, con un blanco y negro delicioso. El relato transcurrirá en un
tiempo histórico irreconocible, repleto de pobreza, fábricas y desolación. El bajo
presupuesto con el que contó el realizador para llevar a cabo su proyecto, será
tomado de modo creativo y estético. Habrá economía de puesta de cámara, lo que
resultara en encuadres bellos e inteligentes, habrá economía lumínica, lo que
generara una oscuridad intimidatoria que será profundamente funcional a la
tensión buscada en la historia.
La estructura narrativa no será lineal ya que
el film recurrirá a los flashes oníricos para narrar el mundo interno del protagonista,
para detenerse en sus sensaciones, en sus angustias. La película criticará la
estructura organizativa de la familia, nos hablará de las represiones, del
manejo del deseo y las fantasías. Construirá fuerte metáforas visuales respecto
de ciertas realidades impuestas, respecto de lo que se debe y lo que se quiere.
La banda sonora estará armada con delicadeza y obsesión. El viento sonará de
fondo de manera amenazante todo el tiempo, habrá un murmullo mecánico, aquel
murmullo del futuro tal vez, de un futuro no muy prometedor. Las actuaciones
estarán perfectamente equilibradas, dando una sensación de perturbación
constante, de irrealidad desesperante. El personaje no se moverá por su deseo,
por un objetivo, sino que su movimiento dentro de la curva dramática será el
resultado de su padecimiento por el mundo que lo rodea. Aquel mundo que todo lo
devora, aquel mundo hostil que ya nada tiene para ofrecer. Aquel será el dolor
y la angustia de nuestro protagonista, por las calles de aquel mundo sin tiempo
paseara su inexistencia, en aquellos baches verá tropezar sus deseos, desde la
oscuridad de aquel mundo nos relatará esta terrible historia.-
Lucas
Itze.-
Canción post impresiones
También sonó
UNIVERSO LYNCH
Decir David Lynch es decir
surrealismo. Después de un debut en una película
animada titulada Seis hombres enfermos
en 1966, siguió con un par de cortos, pero no hasta el año 1977 donde se daría
a conocer con la rarísima Cabeza
borradora, película surrealista y sombría filmada en blanco y negro. Para
Stanley Kubrick, una de sus películas favoritas de todos los tiempos.
Gracias
a esto, atrajo la atención del productor Mel Brooks, quien lo contrató para
dirigir El hombre elefante. La
catarata de nominaciones y premios que albergó la película (una de las mejores
de los ´80), habla a las claras de que Brooks estaba en lo cierto. 8
nominaciones al Oscar (incluído dirección y guión adaptado) y un Bafta a mejor
película.
Cuatro
años después llegó Dune, su primer
fiasco, una multi producción que no tuvo éxito ni en la taquilla ni en la
crítica.
En
1986 llegó Blue Velvet, lo que
terminó de erigir en uno de los grandes directores de la época, otra nominación
al Oscar como mejor director, no estuvo nominada a mejor película, a pesar de
que Woody Allen, ganador por Hannah y sus hermanas, haya declarado que era la
mejor película del año.
Después
de una par de películas para la Tv ,
llegó Corazón salvaje, una cinta con
críticas buenas y malas pero que le valió la Palma de Oro en Cannes.
Luego
creó una de la series más aplaudidas de los 90, como fue Twin Peaks (con su película incluída, que fue nominada a la Palma de Oro en Cannes).
En
1997 filma otra obra maestra: Carretera
perdida, donde el surrelismo al que nos tiene tan acostumbrado mezclado con
el cine negro que pocos como él lo manejan.
En
1999 dirige Una historia sencilla,
demostrando que Lynch también puede contar historias normales, y hacerlo con
gran calidad. Otra nominación en Cannes, un clásico para el a esta altura.
El
comienzo del siglo XXI lo encontró con otra obra cumbre: El camino de los sueños (Mulholland
Drive). Una de las películas más extrañas, pero que demuestra que la marca
David Lynch está en su mejor momento. Nueva nominación como mejor director en
los Oscar, premio que sí consiguió en Cannes.
En
2006 dirigió INLAND EMPIRE, otra
obra surrelista que dejó críticas de las mejores, y también de las peores…
A
partir de ahí, sólo se dedicó a filmar cortos, y documentales. Veremos si uno
de los reyes del surrealismo aparece de nuevo.
Lynch también es cantante...
Canción homenaje a la película
FICHA TÉCNICA
Título
original: Eraserhead
Año:
1977
Duración:
90 min.
País:
Estados Unidos
Director:
David Lynch
Guión:
David Lynch
Música:
Peter Ivers
Fotografía:
Frederick Elmes (B&W)
Reparto: Jack Nance, Charlotte
Stewart, Allen Joseph, Jeanne Bates, Judith Anna Roberts, Darwin Joston, T. Max
Graham
SINOPSIS
Henry
Spencer, un joven deprimido y asustadizo, sufre desde pequeño unas extrañas
pesadillas de las que intenta liberarse a través de su imaginación. Cuando un
día Henry es invitado a cenar a casa de su amiga Mary, se entera de que ha sido
padre de un bebe prematuro e inhumano. Mary y el extraño bebé se instalan en
casa de Henry, donde un escenario iluminado tras el radiador revela la
presencia de una mujer.
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