EDITORIAL
La niebla trae un poco de luz entre tanta
oscuridad. La ruta parece cada vez más desierta y las estrellas se esconden en
el cielo. Los recuerdos se vuelven más difusos. Los contornos se hacen cada vez
menos visibles. Allá está ella. Sus labios carmín emanan fugaces palabras
furiosas. Aparece y desaparece en los sueños como por arte de magia. Me
pregunto cuanto hay de realidad y cuanto de imaginación. Sigo conduciendo hacia
un destino incierto. Vienen a la mente las últimas palabras ahogadas en un
murmullo de viscosa sangre. Temo cerrar los ojos pero recuerdo que estoy
manejando hacia quien sabe donde. De repente el parabrisas se transforma en una
pantalla. Aparecen nuevamente esos labios echando una bocanada de humo de un
cigarrillo al que le quedan pocos segundos de vida. Detrás de la humareda
empieza a aparecer su cuerpo danzando eróticamente.
Sus uñas pintadas amenazan
salir de la pantalla y rasguñar la poca vergüenza que me queda. Se balancea
frente a mí susurrándome insultos al oído. Las luces de la autopista amagan
formar remolinos de sangre a mí alrededor. Su cara comienza a deformarse hacia
mil rostros diferentes. Ella como parte de todas. Las gotas de sudor logran
empapar mi cuerpo. Es el último pasaje hacia el infierno. Los tambores suenan
con más violencia destrozando por completo mis oídos. La música se eleva
infinitamente. Mi cabeza parece girar aunque esté en una posición fija. Mis
ojos no pueden hacer foco porque las lágrimas cortan los párpados. Se escucha
una última risa diabólica envolviendo todo. Unas luces gigantes aparecen para
acabar el cuento. Una bocina interminable sonará como canción de despedida. El
estallido romperá huesos y los metales se esparcirán en mil pedazos. Será el
fin tratando de escapar de mi propio infierno ansiando encontrarte nuevamente
en la carretera perdida.
Marcelo De Nicola.-
Canción elegida para la editorial
IMPRESIONES
SOBRE CARRETERA PERDIDA
Miguel Hernández concluía
uno de sus poemas con una poderosa sentencia descripta en los siguientes
versos: Ayer, mañana, hoy / Padeciendo por todo / mi corazón, pecera melancólica,
/ Penal de ruiseñores moribundos. / Me sobra el corazón. Tal como ya
hemos discutido en este foro una innumerable cantidad de veces, hoy volveremos,
no sin cierto sabor amargo, a decirles a todos ustedes, queridos amigos, que el
arte miente. Las obras teatrales mienten en sus puestas, las canciones mienten
inocencias y profundidades en cada melodía, Hernández mismo embellece mentiras en
la construcción de versos perfectos, este que les habla, no hace más que balbucear
mentiras con tono de sólidas verdades de las que descreerá a la vuelta de la primera
esquina. Doblaremos entonces la apuesta diciendo que aquellos que ocupan aquel
otro lado del binomio comunicacional planteado por cualquier hecho artístico
según términos de Wagensberg no son otra cosa sino cómplices. Será
entonces el propósito del propio artista no el de convencernos de la veracidad
de su truco sino el de complacernos en nuestro deseo de ser engañados.
Amparados en aquella fe poética descripta por Samuel Coleridge en 1817 funcionará finalmente la comunicación
entre la obra y su espectador.
En la misma línea de pensamiento, Pablo Picasso definirá al arte como una
mentira que nos acerca a la verdad. ¿Pero cuál será aquella verdad? ¿Habrá algo
en aquello que sea lo que encierre aquel término o simplemente será el vacío? Nietzsche decía al respecto, que la verdad es una mentira exitosa. Podemos
entender entonces, que al igual que la mentira, la verdad no es más que una
construcción, la cual se hace a través de palabras ineficaces, agotables, inconsistentes,
arbitrarias y lábiles. Aristóteles advertía
que decir de lo que es lo que es y de lo que no es lo que no es, es verdadero
mientras que decir de lo que no es lo que es y de lo que no es lo que es, es
falso. Comprobamos aquí también que instala el decir en la construcción tanto
del concepto verdad como del de mentira. Podemos entender, entonces a la verdad como una construcción que se
genera en relación entre el sujeto (el yo) con el objeto, y que el carácter
artificial de aquella relación no deriva de una construcción natural que surja
de las cosas. ¿Cómo entonces proponerse a buscar la verdad en un film Lyncheano?
El ejemplo que hoy nos convoca lleva el nombre de Carretera perdida,
estructurado en un relato no lineal, denso y oscuro. El film comenzará narrando
la historia de Fred donde se remarcaran sutilmente ciertos aspectos de su fría
relación con Renee.
Aparecerá allí la negación y el tormento, sentirá
nuestro protagonista, tal como lo hacía Hernández desde su poema, que le sobra
el corazón. A partir de ese primer acto, trascurrirá en un devenir impredecible
y sorprendente el desarrollo de la curva dramática. El relato estará estructurado
dentro de la estética planteada por la escuela surrealista y buscará introducirnos en
los confines oscuros de una pesadilla. Trabajará con las mismas leyes que
plantea el psicoanálisis respecto del inconsciente que no son otras que la
condensación y el desplazamiento. Habrá una ruptura trabajada desde la imagen
que puede entenderse a través de la significación saussureana que une arbitrariamente
el significado al significante, esto es la idea al sonido de una palabra, condensando
significados y desplazando el significante que lo nombra por otro. Este será el
juego que nos propondrá David Lynch en su film. No jugarlo, no entregarse a ese
desafío lúdico implicará un devenir inútil de elaboradas interpretaciones, de
nuevas y propias verdades, que no harán más que intentar adaptar aquello que es
real a un preconcepto personal. Heidegger
habla de la verdad como un des ocultamiento. Las cosas, se nos presentan en
apariencia, maquilladas, entonces hablar de la verdad es quitar esa cobertura,
es descubrir. En aquel descubrir, para seguir buscando, o tal vez para seguir
construyendo, estará la base de toda esta mentira que llamamos vida.
Lucas
Itze.-
Canción post impresiones
UNIVERSO
LYNCH
Decir David Lynch es decir surrealismo.
Después de un debut en una película animada titulada Seis hombres enfermos en 1966, siguió con un par de cortos, pero no
hasta el año 1977 donde se daría a conocer con la rarísima Cabeza borradora, película surrealista y sombría filmada en blanco
y negro. Para Stanley Kubrick, una
de sus películas favoritas de todos los tiempos.
Gracias a esto, atrajo la atención del
productor Mel Brooks, quien lo
contrató para dirigir El hombre elefante.
La catarata de nominaciones y premios que albergó la película (una de las
mejores de los ´80), habla a las claras de que Brooks estaba en lo cierto. 8 nominaciones al Oscar (incluído dirección
y guión adaptado) y un Bafta a mejor película.
Cuatro años después llegó Dune, su primer fiasco, una multi
producción que no tuvo éxito ni en la taquilla ni en la crítica.
En 1986 dirigió Blue Velvet, lo que terminó de erigir en uno de los grandes
directores de la época, otra nominación
al Oscar como mejor director, no estuvo nominada a mejor película, a pesar
de que Woody Allen, ganador por
Hannah y sus hermanas, haya declarado que era la mejor película del año.
Después de una par de películas para la Tv,
llegó Corazón salvaje, una cinta con críticas buenas y malas pero que le valió
la Palma de Oro en Cannes.
Luego creó una de la series más aplaudidas
de los 90, como fue Twin Peaks (con
su película incluída, que fue nominada a la Palma de Oro en Cannes).
En 1997 llega con otra obra maestra: Carretera perdida, donde el surrealismo
al que nos tiene tan acostumbrado mezclado con el cine negro que pocos como él
lo manejan.
En 1999 llega Una historia sencilla, demostrando que Lynch también puede contar
historias normales, y hacerlo con gran calidad. Otra nominación en Cannes, un clásico para el a esta altura.
El comienzo del siglo XXI lo encontró con
otra obra cumbre: El camino de lossueños (Mulholland Drive). Nueva nominación como mejor
director en los Oscar, premio
que sí consiguió en Cannes.
En 2006 dirigió INLAND EMPIRE, otra obra surrealista que dejó críticas de las
mejores, y también de las peores…
A partir de ahí, sólo se dedicó a filmar
cortos, documentales y la una nueva temporada de Twin Peaks 25 años después. Veremos si uno de los reyes del
surrealismo aparece de nuevo.
FICHA
TÉCNICA
Título
original: Lost Highway
Año: 1997
Duración: 134 min.
País: Estados Unidos
Dirección: David Lynch
Guion: David
Lynch, Barry Gifford
Música: Angelo
Badalamenti
Fotografía: Peter
Deming
Reparto: Bill
Pullman, Balthazar Getty, Patricia Arquette, Robert Loggia, Robert Blake, Gary
Busey, John Roselius, Michael Massee, Richard Pryor, Louis Eppolito, Jack
Nance, Lucy Butler, Henry Rollins.
SINOPSIS
Fred Madison (Bill Pullman), un músico de
jazz que vive con su esposa Renee (Patricia Arquette), recibe unas misteriosas
cintas de vídeo en las que aparece una grabación de él con su mujer dentro de
su propia casa. Poco después, durante una fiesta, un misterioso hombre (Robert
Blake) le dice que está precisamente en su casa en ese instante. Las sospechas
de que algo raro está pasando se tornan terroríficas cuando ve la siguiente
cinta de video...
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