EDITORIAL
Dicen
que "lo que se perdió duele cuando no se ha defendido". Desde niños
nos enseñan el sentido de pertenencia y los especialistas están todos de
acuerdo con que esas prácticas son fundamentales en la psiquis de los chicos
para el posterior desarrollo. Pero vamos un poco a la experiencia y hagámonos
estas preguntas, tal vez un poco inocente e inducidas: ¿No sienten que a medida
en que crecemos y que va pasando el tiempo nos van quedando cada vez menos
pertenencias? ¿No sienten que ni los recuerdos quedan en estado original y que
estamos muchas veces queriendo recuperar algo perdido de nuestra esencia?
Cada
cierta cantidad de tiempo ni las células nos quedan en su estado original. Pero
ahí van "ellos", "los especialistas", con " su
mesita" "su lugar" "sus juguetes" después "su
cuaderno, sus colores, su merienda..." y claro esto sigue. De nuevo, este
es mi lugar para estacionar, este es mi lugar para vender, este es mi lugar
para vivir no el tuyo... esta mujer es mía... Y saben, esto luego se pone peor.
Claro y entonces nos vamos dando cuenta que lo que se pierde duele
independientemente de si se haya peleado o no. A veces se pierde la pelea antes
de concebirla. Y duele la perdida porque no se sabe lo que se perdió o duele
porque no nos enseñaron de chiquitos que las cosas no se pierden porque jamás
fueron nuestras y lo que se pierde es vació, es algo que nunca tuvimos, que
nunca fue nuestro. Estamos condenados al dolor al aferrarnos a lo que perece, a
lo que cambia a lo que muere. Tal vez por eso la mayor locura que cometemos es
la de enamorarnos con ese amor celoso, ese amor de posesión, es una locura! y
como duele!!
Creo que la mayoría, y me incluyo, nos enamoramos por primera vez
de esa manera. Algunos reinciden, o recaen diría Julito, otros aprendemos y
tratamos de concebir todo lo humano como algo que no nos pertenece. Pero igual
nos duele lo que se ha perdido, así como nos duele la conciencia de muerte y
todas esas mentiras que nos enseñaron en nuestro origen, tanto el sentido de
pertenencia, el cual no es otra cosa que el origen de la desigualdad, como
también todas las demás mentiras religiosas, incluida la ignorancia sobre las
muerte y todo lo que ya tenemos incorporado en nuestro ADN. Pero no importa,
cruzamos igual estas fronteras cargando bagayos envueltos y nos pasamos la vida
arrastrándolos a pura sangre...
Una
de mis mayores decepciones fue la de pensar que el mundo era mío. Hice decenas
de planes, pero me encontré con que había niños con un sentido de pertenencia
tan alto que habían comprado, y agrego que desde antes de que todos nosotros
naciéramos, montañas, ríos, campos y hasta cielos. Me encontré con que para
subir una montaña tenía que pagarle a su dueño, me encontré con que si quería
viajar a otro país debía pedir permiso, en síntesis me encontré con un mundo
parcelado, alambrado y custodiado por sus dueños celosamente. Y claro me dirán
que por eso hay que tomar del montón las migajas que quedaron, con las dos
manos o haciéndole un doblez a la remera para que cuando pinchen la piñata
caiga adentro de nuestra ventaja la mayor cantidad de confites posible. "¿Y
el otro? Que llore, que me importa, yo me lo gane, es mío, tuve la astucia de
concederme una mayor capacidad que el otro para saciarme". Es el mismo
principio que el anterior. Ésta señores, es nuestra historia.
Tal
vez tenga sus cosas buenas en lo metafísico, pero materialmente hablando, el
sentido de pertenencia, esa seguridad sobre las cosas y sobre los demás no es
solo ficticia, es atroz...
Queridos
audiófilos hoy charlaremos sobre una película que muestra, si se quiere, una
trialidad. Por un lado el calor aún reverberante de una época dorada, por el
otro, ese hábito de los pueblos pobres, la eterna añoranza, y... la frustración
de todo eso, el ahora, lo que pasa, lo que sucede. Es ahí, en este último,
donde encontramos el espíritu de estos personajes arrancados de una realidad
para ficcionarlos. Es ahí donde encontraremos esos compañeros que nos ayudaran
a cargar nuestros bagayos. Es ahí donde el vecino te deja la única tele de la
cuadra antes de irse. Es ahí donde los que integran esas barricadas sacan las
monedas que tienen para compartirlas o te sacan de las cantinas embriagado del
aquí y ahora. Es ahí también donde ya no hay nada que te salve. Es ahí donde te
encontras solo contra todos, fiel a lo que no sos porque nada te pertenece. Es
ahí donde lo que entendías que te iba a salvar termina dándote nauseas.
Dice
Jean Paul "Somos lo que hacemos
con lo que hicieron de nosotros" reflexionémoslo - Uruguay, un país con el nombre de
un río.
Christian
Soria.-
Canción
elegida para la editorial
IMPRESIONES SOBRE EL BAÑO
DEL PAPA
En
donde se acaba este camino que conocemos, allí, donde comienza el lodo, ahí
están ellos. Carroñando la vida entre los escombros del tiempo, desayunando
olvido y puteadas, siempre antes de que el sol aparezca. Están ellos allí,
aquellos que raspan, esos que no son censo sino estadística, con sus escasas
risas desafinadas, con sus sueños en ojotas, allí donde el mundo muere su
vergüenza, en el sótano abismal de la esperanza. Acunarán sus historias de
arrabales, sus herencias baratas y violentas y sus soles morirán esperando
alguna respuesta de aquel espantapájaros mal diseñado al que todos llaman dios.
¿Quién calmará el aullido de sus penas? ¿Quién los rescatará de aquel baldío
del olvido? ¿Cuál de todos nosotros, tendrá el valor de mirarlos a los ojos y
avisarles al fin, que dios ha muerto? Por aquellas calles, sin duda, veremos
pasar a Beto, con aquella bicicleta
cansada, con sus rodillas que ya no lo acompañan. Y también estará el Negro y Carmen y Silvia.
Serán estos
personajes, nacidos en aquel barro de las orillas, los que darán vida al relato
cinematográfico llamado “El Baño del
Papa” escrita y dirigida por Cesar
Charlone y Enrique Fernández. ¿Cómo ser justo con semejante obra? ¿Cómo
acercarnos a la profundidad de su temática, al colorido de sus personajes, a
aquella pena que sobrevuela la cinta como un ave empecinada en su rapiña? Tal
vez semejante aventura sea imposible, tan imposible como la justicia misma.
Reduzcamos nuestras pretensiones, entonces, a resaltar la linealidad
estructural del relato, como si esto fuera a agregarnos gran cosa. La
distancia, la frialdad del análisis, muchas veces es el único remedio. El film
contará con una fotografía extraordinaria, repleta de encuadres exquisitos. Se
buscará un dinamismo en el montaje bastante inusual para los films de estas
características y hasta se intentará narrar y conceptualizar desde la construcción
misma de la banda de sonido generando verdaderos collages que, a pesar de
sacarnos de la naturalidad propia que otorga la linealidad temporal, no
competirá jamás con la construcción de la diégesis. “El Baño del Papa” contará
con personajes tridimensionales y completamente vivos. Serán incorrectos,
contradictorios, por momentos agresivos, luego tiernos, serán humanos.
Los
veremos dejarlo todo, y lo terriblemente triste será el darse cuenta que aquel
todo es nada. El film, tal vez en su temática principal, busque realizar cierta
crítica importante al catolicismo. Según
su etimología, la palabra religión viene del latín religió, que vendría a
significar algo así como acción y efecto de ligar o amarrar fuertemente. Aquella
ligadura, claro está, será entre el hombre y dios, entre lo terrenal y lo
espiritual. El relato contará entonces, la llegada de Juan Pablo II, aquella
sucursal principal de dios en la tierra, a Melo, un pueblito de gente humilde,
aquellos personajes secundarios que empalagan y dan color a las ciento de
páginas que conforman la biblia. Ellos esperaran aquella unión de la que habla
la religión, ellos buscaran respuestas empeñando su presente. Pero aquella
ligadura fracasará. Pasará el Papa sin
siquiera verlos, con la maldita frialdad del acto administrativo. Dará su
misa, sin saber de sus penas, sin caminar sus calles, sin mirar los rostros de
aquellos que buscaban por lo menos una esperanza. Se retirará finalmente en
menos de una hora para no volver nunca más. Se derramará la sangre de cristo de
un botellazo rabioso hacia el cielo, habrá un fatídico dolor por el fracaso y
los ojos lloraran un buen rato, la inesperada muerte de dios.-
Lucas Itze.-
(Suena – God – Lennon)
Canción post impresiones
CINE URUGUAYO
Carrera de bicicletas en
el velódromo de Arroyo Seco se llamó el primer documental
uruguayo, filmado en 1898, a cargo del empresario Félix Oliver.
La
primera película es Pervanche, de
1919, dirigida por León Ibáñez. En
1929 se estrena El pequeño héroe del
Arroyo del Oro, dirigida por Carlos
Alonso y basada en la historia real de Dionisio Díaz, un niño que muere a
los 9 años en una pelea con su abuelo por defender a su madre, y es conocido
popularmente como el héroe de Arroyo de Oro.
Entre
1898 y 1993 se estrenan más de 30 películas, entre las que se destaca La historia casi verdadera de Pepita la
Pistolera de Beatriz Flores Silva en 1993. Un año después se estrena El Dirigible, que tuvo un gasto de casi
un millón de dólares, un monto increíble para la época, y que supuso el quiebre
para la productora.
En
los 90 se destacan El Chevrolé, la
historia de un músico que quiere reencontrarse con su antiguo grupo, lo
protagonizan Rubén Rada, Hugo Fattoruso y
Leo Masliah.
El
siglo XXI empieza con todo gracias al film 25
watts, de Pablo Stohl y Juan Pablo
Rebella. Premios en los festivales de La Habana y Rotterdam demostraban que
el cine uruguayo estaba en pleno crecimiento. Fue el salto a la fama del hoy
reconocidísimo Daniel Hendler, quien
luego trabajó con ellos en Whisky.
La muerte de Rebella, con 31 años, en 2006, fue un golpe tremendo para el cine
oriental.
En
tanto, un año antes, el país se llevaba su primer Oscar, pero en forma de
canción, gracias al tema Al otro lado del río, de Jorge Drexler, por el film Diarios de motocicleta.
Uno
de los géneros que más se trabaja en Uruguay es el documental, con Mario Handler como uno de los más importantes
de país.
En
cuanto a la ficción, algunos de los films que aparecieron en los últimos años
fueron: En la puta vida de Beatriz
Flores Silva; El viaje hacia el mar
de Juan José Morosolli; Matar a todos
de Esteban Schroeder; El último tren
de Diego Arsuaga, La demora de Diego
Plá; Miss Tacuarembó (con Natalia
Oreiro) de Martín Sastre; y El 5 de
Talleres de Adrián Binez, pero fue, sin dudas, El baño del Papa, la
película uruguaya más elogiada por la crítica internacional hasta el momento.
FICHA TÉCNICA
Título
original: El baño del Papa
Año:
2007
Duración:
90 min.
País:
Uruguay
Director:
César Charlone, Enrique Fernández
Guión:
César Charlone, Enrique Fernández
Música:
Gabriel Casacuberta, Luciano Supervielle
Fotografía:
César Charlone
Reparto:
César Troncoso, Virginia Méndez, Virginia Ruíz, Mario Silva, Nelson Lence,
Henry De Leon, Jose Arce, Rosario Dos Santos, Hugo Blandamuro
SINOPSIS
Es
el año 1988 y Melo, una pequeña población uruguaya en el límite con Brasil, ve
alterada su tranquilidad por la llegada de una de las personas más importante
del mundo: el Papa Juan Pablo II. La supuesta llegada de 50000 mil personas, hace que los habitantes empiecen a crear
diferentes maneras de ganar dinero, vendiendo comestibles, medallas, banderines
y demás cosas. Entre ellos está Beto, un bagayero (persona que vende mercadería
brasileña de contrabando en Uruguay), que tiene una idea que cambiará la vida
de él, su mujer y su hija. La idea: hacer letrinas para los visitantes que
vienen a ver a su santidad.