jueves, 24 de marzo de 2016

EL BAÑO DEL PAPA


EDITORIAL

Dicen que "lo que se perdió duele cuando no se ha defendido". Desde niños nos enseñan el sentido de pertenencia y los especialistas están todos de acuerdo con que esas prácticas son fundamentales en la psiquis de los chicos para el posterior desarrollo. Pero vamos un poco a la experiencia y hagámonos estas preguntas, tal vez un poco inocente e inducidas: ¿No sienten que a medida en que crecemos y que va pasando el tiempo nos van quedando cada vez menos pertenencias? ¿No sienten que ni los recuerdos quedan en estado original y que estamos muchas veces queriendo recuperar algo perdido de nuestra esencia?
Cada cierta cantidad de tiempo ni las células nos quedan en su estado original. Pero ahí van "ellos", "los especialistas", con " su mesita" "su lugar" "sus juguetes" después "su cuaderno, sus colores, su merienda..." y claro esto sigue. De nuevo, este es mi lugar para estacionar, este es mi lugar para vender, este es mi lugar para vivir no el tuyo... esta mujer es mía... Y saben, esto luego se pone peor. Claro y entonces nos vamos dando cuenta que lo que se pierde duele independientemente de si se haya peleado o no. A veces se pierde la pelea antes de concebirla. Y duele la perdida porque no se sabe lo que se perdió o duele porque no nos enseñaron de chiquitos que las cosas no se pierden porque jamás fueron nuestras y lo que se pierde es vació, es algo que nunca tuvimos, que nunca fue nuestro. Estamos condenados al dolor al aferrarnos a lo que perece, a lo que cambia a lo que muere. Tal vez por eso la mayor locura que cometemos es la de enamorarnos con ese amor celoso, ese amor de posesión, es una locura! y como duele!! 


Creo que la mayoría, y me incluyo, nos enamoramos por primera vez de esa manera. Algunos reinciden, o recaen diría Julito, otros aprendemos y tratamos de concebir todo lo humano como algo que no nos pertenece. Pero igual nos duele lo que se ha perdido, así como nos duele la conciencia de muerte y todas esas mentiras que nos enseñaron en nuestro origen, tanto el sentido de pertenencia, el cual no es otra cosa que el origen de la desigualdad, como también todas las demás mentiras religiosas, incluida la ignorancia sobre las muerte y todo lo que ya tenemos incorporado en nuestro ADN. Pero no importa, cruzamos igual estas fronteras cargando bagayos envueltos y nos pasamos la vida arrastrándolos a pura sangre...
Una de mis mayores decepciones fue la de pensar que el mundo era mío. Hice decenas de planes, pero me encontré con que había niños con un sentido de pertenencia tan alto que habían comprado, y agrego que desde antes de que todos nosotros naciéramos, montañas, ríos, campos y hasta cielos. Me encontré con que para subir una montaña tenía que pagarle a su dueño, me encontré con que si quería viajar a otro país debía pedir permiso, en síntesis me encontré con un mundo parcelado, alambrado y custodiado por sus dueños celosamente. Y claro me dirán que por eso hay que tomar del montón las migajas que quedaron, con las dos manos o haciéndole un doblez a la remera para que cuando pinchen la piñata caiga adentro de nuestra ventaja la mayor cantidad de confites posible. "¿Y el otro? Que llore, que me importa, yo me lo gane, es mío, tuve la astucia de concederme una mayor capacidad que el otro para saciarme". Es el mismo principio que el anterior. Ésta señores, es nuestra historia.


Tal vez tenga sus cosas buenas en lo metafísico, pero materialmente hablando, el sentido de pertenencia, esa seguridad sobre las cosas y sobre los demás no es solo ficticia, es atroz...
Queridos audiófilos hoy charlaremos sobre una película que muestra, si se quiere, una trialidad. Por un lado el calor aún reverberante de una época dorada, por el otro, ese hábito de los pueblos pobres, la eterna añoranza, y... la frustración de todo eso, el ahora, lo que pasa, lo que sucede. Es ahí, en este último, donde encontramos el espíritu de estos personajes arrancados de una realidad para ficcionarlos. Es ahí donde encontraremos esos compañeros que nos ayudaran a cargar nuestros bagayos. Es ahí donde el vecino te deja la única tele de la cuadra antes de irse. Es ahí donde los que integran esas barricadas sacan las monedas que tienen para compartirlas o te sacan de las cantinas embriagado del aquí y ahora. Es ahí también donde ya no hay nada que te salve. Es ahí donde te encontras solo contra todos, fiel a lo que no sos porque nada te pertenece. Es ahí donde lo que entendías que te iba a salvar termina dándote nauseas.
Dice Jean Paul "Somos lo que hacemos con lo que hicieron de nosotros" reflexionémoslo - Uruguay, un país con el nombre de un río.

Christian Soria.-

Canción elegida para la editorial



IMPRESIONES SOBRE EL BAÑO DEL PAPA

En donde se acaba este camino que conocemos, allí, donde comienza el lodo, ahí están ellos. Carroñando la vida entre los escombros del tiempo, desayunando olvido y puteadas, siempre antes de que el sol aparezca. Están ellos allí, aquellos que raspan, esos que no son censo sino estadística, con sus escasas risas desafinadas, con sus sueños en ojotas, allí donde el mundo muere su vergüenza, en el sótano abismal de la esperanza. Acunarán sus historias de arrabales, sus herencias baratas y violentas y sus soles morirán esperando alguna respuesta de aquel espantapájaros mal diseñado al que todos llaman dios. ¿Quién calmará el aullido de sus penas? ¿Quién los rescatará de aquel baldío del olvido? ¿Cuál de todos nosotros, tendrá el valor de mirarlos a los ojos y avisarles al fin, que dios ha muerto? Por aquellas calles, sin duda, veremos pasar a Beto, con aquella bicicleta cansada, con sus rodillas que ya no lo acompañan. Y también estará el Negro y Carmen y Silvia


Serán estos personajes, nacidos en aquel barro de las orillas, los que darán vida al relato cinematográfico llamado “El Baño del Papa” escrita y dirigida por Cesar Charlone y Enrique Fernández. ¿Cómo ser justo con semejante obra? ¿Cómo acercarnos a la profundidad de su temática, al colorido de sus personajes, a aquella pena que sobrevuela la cinta como un ave empecinada en su rapiña? Tal vez semejante aventura sea imposible, tan imposible como la justicia misma. Reduzcamos nuestras pretensiones, entonces, a resaltar la linealidad estructural del relato, como si esto fuera a agregarnos gran cosa. La distancia, la frialdad del análisis, muchas veces es el único remedio. El film contará con una fotografía extraordinaria, repleta de encuadres exquisitos. Se buscará un dinamismo en el montaje bastante inusual para los films de estas características y hasta se intentará narrar y conceptualizar desde la construcción misma de la banda de sonido generando verdaderos collages que, a pesar de sacarnos de la naturalidad propia que otorga la linealidad temporal, no competirá jamás con la construcción de la diégesis. “El Baño del Papa” contará con personajes tridimensionales y completamente vivos. Serán incorrectos, contradictorios, por momentos agresivos, luego tiernos, serán humanos. 


Los veremos dejarlo todo, y lo terriblemente triste será el darse cuenta que aquel todo es nada. El film, tal vez en su temática principal, busque realizar cierta crítica importante al catolicismo. Según su etimología, la palabra religión viene del latín religió, que vendría a significar algo así como acción y efecto de ligar o amarrar fuertemente. Aquella ligadura, claro está, será entre el hombre y dios, entre lo terrenal y lo espiritual. El relato contará entonces, la llegada de Juan Pablo II, aquella sucursal principal de dios en la tierra, a Melo, un pueblito de gente humilde, aquellos personajes secundarios que empalagan y dan color a las ciento de páginas que conforman la biblia. Ellos esperaran aquella unión de la que habla la religión, ellos buscaran respuestas empeñando su presente. Pero aquella ligadura fracasará. Pasará el Papa sin siquiera verlos, con la maldita frialdad del acto administrativo. Dará su misa, sin saber de sus penas, sin caminar sus calles, sin mirar los rostros de aquellos que buscaban por lo menos una esperanza. Se retirará finalmente en menos de una hora para no volver nunca más. Se derramará la sangre de cristo de un botellazo rabioso hacia el cielo, habrá un fatídico dolor por el fracaso y los ojos lloraran un buen rato, la inesperada muerte de dios.-

Lucas Itze.-

(Suena – God – Lennon)

Canción post impresiones



CINE URUGUAYO

Carrera de bicicletas en el velódromo de Arroyo Seco se llamó el primer documental uruguayo, filmado en 1898, a cargo del empresario Félix Oliver.
La primera película es Pervanche, de 1919, dirigida por León Ibáñez. En 1929 se estrena El pequeño héroe del Arroyo del Oro, dirigida por Carlos Alonso y basada en la historia real de Dionisio Díaz, un niño que muere a los 9 años en una pelea con su abuelo por defender a su madre, y es conocido popularmente como el héroe de Arroyo de Oro.
Entre 1898 y 1993 se estrenan más de 30 películas, entre las que se destaca La historia casi verdadera de Pepita la Pistolera de Beatriz Flores Silva en 1993. Un año después se estrena El Dirigible, que tuvo un gasto de casi un millón de dólares, un monto increíble para la época, y que supuso el quiebre para la productora.
En los 90 se destacan El Chevrolé, la historia de un músico que quiere reencontrarse con su antiguo grupo, lo protagonizan Rubén Rada, Hugo Fattoruso y Leo Masliah.
El siglo XXI empieza con todo gracias al film 25 watts, de Pablo Stohl y Juan Pablo Rebella. Premios en los festivales de La Habana y Rotterdam demostraban que el cine uruguayo estaba en pleno crecimiento. Fue el salto a la fama del hoy reconocidísimo Daniel Hendler, quien luego trabajó con ellos en Whisky. La muerte de Rebella, con 31 años, en 2006, fue un golpe tremendo para el cine oriental.
En tanto, un año antes, el país se llevaba su primer Oscar, pero en forma de canción, gracias al tema Al otro lado del río, de Jorge Drexler, por el film Diarios de motocicleta.
Uno de los géneros que más se trabaja en Uruguay es el documental, con Mario Handler como uno de los más importantes de país.
En cuanto a la ficción, algunos de los films que aparecieron en los últimos años fueron: En la puta vida de Beatriz Flores Silva; El viaje hacia el mar de Juan José Morosolli; Matar a todos de Esteban Schroeder; El último tren de Diego Arsuaga, La demora de Diego Plá; Miss Tacuarembó (con Natalia Oreiro) de Martín Sastre; y El 5 de Talleres de Adrián Binez, pero fue, sin dudas, El baño del Papa, la película uruguaya más elogiada por la crítica internacional hasta el momento.

FICHA TÉCNICA

Título original: El baño del Papa
Año: 2007
Duración: 90 min.
País: Uruguay
Director: César Charlone, Enrique Fernández
Guión: César Charlone, Enrique Fernández
Música: Gabriel Casacuberta, Luciano Supervielle
Fotografía: César Charlone
Reparto: César Troncoso, Virginia Méndez, Virginia Ruíz, Mario Silva, Nelson Lence, Henry De Leon, Jose Arce, Rosario Dos Santos, Hugo Blandamuro

SINOPSIS

Es el año 1988 y Melo, una pequeña población uruguaya en el límite con Brasil, ve alterada su tranquilidad por la llegada de una de las personas más importante del mundo: el Papa Juan Pablo II. La supuesta llegada de 50000 mil personas,  hace que los habitantes empiecen a crear diferentes maneras de ganar dinero, vendiendo comestibles, medallas, banderines y demás cosas. Entre ellos está Beto, un bagayero (persona que vende mercadería brasileña de contrabando en Uruguay), que tiene una idea que cambiará la vida de él, su mujer y su hija. La idea: hacer letrinas para los visitantes que vienen a ver a su santidad.


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