SINOPSIS
Explora la
relación entre el individuo y la sociedad, mostrando lo que sucede cuando una
profesora de secundaria (Katia Pascariu) publica un vídeo personal de
pornografía amateur en una web. Las consecuencias de su decisión le afectarán
profundamente a ella y a la comunidad educativa en la que trabaja.
(FILMAFFINITY)
EDITORIAL
“Ahí vienen esas degeneradas”, se la escucha decir a doña Estela, mientras ve pasar de la mano a sus vecinas, antes de ir a encontrarse con el marido de la del 4° C. “Guardá el celular que viene el negrito ese” le dice Rodolfo a su hijo, sin recordar que esta semana se llevó varios miles de pesos de la caja de la que es empleado en la ferretería. “Este país está lleno de ladrones, así no vamos a ser potencia nunca” repite Juan Carlos, quien hace menos de una hora acaba de coimear a un policía por estar mal estacionado. “En esta escuela adoctrinan” se queja Alberto mientras anda repitiendo que con los milicos estábamos mejor. Derecho y humano, como todo argentino bien. Y tantos otros ejemplos. En el país y en el mundo. Durante el 2020, en plena pandemia mundial, la frase que se repetía era que después de esta tragedia íbamos a ser mejores. La frase caducó a los dos meses, ya que hasta los médicos o enfermeros eran blanco de cierta parte de la sociedad por estar luchando palmo a palmo contra la muerte, pero los echaban de los ascensores porque podían contagiar a alguien... La miseria humana en su máxima expresión. La sociedad sigue subida a esa estupidez supina de ser los faros morales. Recuerdo al maestro Dolina, en una respuesta a una tal Ingrid Hammer, oyente de su programa, quien le preguntaba si seguía bancando a Diego Maradona luego de uno de sus tantos dichos polémicos… Parte de la respuesta de Dolina es todo “Mi respuesta es SÍ. Yo he resuelto -después de un extravío- bancar a Maradona en esto. ¿Sabe por qué? Por personas como usted. La indignación burguesa que sucedió al exabrupto de Maradona fue totalmente patética y asqueante. Un mundo totalmente hipócrita, el mundo de la radio, donde se escucha eso mismo que Diego dijo bajo emoción violenta, pero libreteado (y en la televisión ni hablemos), ese mundo se indignó. Esos tipos se indignaron.
Y esa indignación burguesa me hace ponerme inmediatamente en la
vereda de enfrente” y prosiguió “Esos tipos ahora se ponen en la superioridad
moral de preguntarme a mí si lo defiendo a Maradona. Bueno, sí, lo defiendo. Si
es contra ustedes, lo defiendo. Lo defiendo totalmente. "Y eso de 'que tan
bien nos hace quedar ante la prensa mundial'... ¡Cipayos provincianos que
quieren quedar bien con sus supuestos amos europeos! ¡Yo no tengo ningún
interés en quedar bien ante la prensa mundial! ¡No es ésa nuestra obligación!
¿Qué tenemos que quedar bien ante nadie? ¿Ante quiénes? ¿Ante gobiernos que
aniquilan a sus enemigos? ¿Ante quién tenemos que quedar bien? ¿Dónde está la
Fiscalía del Universo? ¿Dónde está la reserva moral de la Humanidad? ¿En
Estados Unidos? ¿En Europa? ¡Déjeme que me muera de risa, Ingrid Hammer!”.
Nuestro amado Negro dijo algunas cosas más, pero preferimos quedarnos con eso.
Porque es este tipo de gente los que se creen dueños de la moral y siempre es
reconfortable un Dolina para ubicarlos. Y, además, como venimos repitiendo hace
tiempo, las redes sociales multiplican todo desde el anonimato. Hay libre
albedrío para opinar de todo, sin importar el daño que pueda causar. Total,
desde un teclado y con un perfil falso, somos todos capos. La viralización del
odio y la falsedad es un monstruo que crece cada vez más y parece que no hay
forma de pararlo. Y señalar con el dedo parece ser el único objetivo. Esta es
quizás la guerra que debemos enfrentar, antes que nos asesinemos a nosotros
mismos, en nombre del sexo y la religión…
Marcelo
De Nicola.-
Canción
elegida para la editorial
IMPRESIONES SOBRE SEXO DESAFORTUNADO O
PORNO LOCO
¿Cuánto cuesta nuestra libertad? La idea de libertad siempre llamó nuestra atención. Más de una vez, en este mismo espacio, nos dimos el lugar a pensar sobre aquel concepto tan manipulado y tan poderoso. Partamos de la idea de que el humano es libre per se. Es con la aparición del otro que esa libertad se ve afectada. Dejamos de ser libres, salvajes en termines Nietzscheanos, cuando la otredad se erige ante nosotros como límite. Cuando nuestra libertad choca contra otra libertad. La aparición de otro, entonces, es siempre hostil, atenta contra nuestros propios intereses, y genera, claro conflicto. La aparición del otro modifica sustancialmente nuestra idea de libertad. Rápidamente aquí podemos pensar en la libertad como la posibilidad de hacer lo que me plazca dentro de mis posibilidades y mi alcance. Una libertad con esas características no sería más que una libertad caprichosa y sustentada fuertemente en las diferencias. Es por aquel temor al más fuerte, a las diferencias, es por aquel terror a perder, que el humano, a pesar de lo complejo del concepto, decide entonces juntarse y agruparse. Es por miedo que el Ser entrega su libertad personal. Pensemos esta idea aplicada a la agrupación que instaura cualquier institución y será siempre el miedo el resultado de aquella unión. En 1960, Jean Paul Sartre escribe la Critica de la Razón Dialéctica, allí nos hablará sobre la dialéctica del grupo. Dirá Sartre que un grupo es una serie de libertades, un conjunto de sujetos libres que se unen. Al constituirse el grupo bajo la forma que este decida tomar, habrá solo una única cosa que será fundamental para aquella unión, el juramento. Este será aquello a lo que todos los integrantes del grupo, sin ninguna excepción, decidirán ser fieles. El juramento es una coseidad, es la cadena del siervo Hegeliana, porque allí cada integrante del grupo entregará su propia libertad.
Aceptarán no ser libres, delegarán su libertad en el juramento. Al aceptarlo dejarán su individualidad por un yo social. Pero aquí surge una contradicción importante porque, según Sartre, el grupo es imposible. Todo grupo está sentenciado a romperse, el destino grupal no es otro sino la traición. El hombre no puede dejar de ser libre. En la soledad del individuo, en su yo primordial, al encontrarse con su libertad, aquel juramento de pertenencia, pierde fuerza y se rompe. La libertad de cada uno de los miembros va erosionando al grupo porque el grupo no puede quitarle, de ninguna manera, las libertades individuales. La libertad de cada uno, al manifestarse, anula todo juramento. Pensemos en esta dialéctica grupal como la organización intrínseca de una sociedad unida a causa del temor bajo distintos lazos, sobre un territorio que es defendido a través de un juramente patriótico y organizada bajo otros juramentos restrictivos denominados leyes. Cabe pensar aquí que la unión del grupo se mantendrá de alguna manera bajo la utilización de métodos coercitivos y represivos. En este sentido, la quita de la libertad de alguien, el método punitorio para reprimir el quiebre de su juramento para con la sociedad, no será como muchos piensan la restricción en su movilidad, la prohibición misma de la autonomía en sus movimientos, sino algo mucho peor: la conversión completa de todos sus actos que antes tenían carácter privado a públicos. Ese es después de todo el castigo penitenciario. Dejar expuestos, irrestrictamente, todos y cada uno de nuestros actos. Esta dinámica la encontraremos de manera metafórica en el film Sexo desafortunado o Porno loco del director Radu Jude.
El metraje trabajará con la idea de grupo y de pertenencia tanto a nivel de identidad patriótica como laboral. El relato se manejará dentro de las características convencionales de la sátira y estará dividido en tres actos y tres finales posibles. Su estructura será lineal rompiéndose solo en el segundo de sus actos debido al excelente diseño de un collage de ideas que intentaran narrar de forma global algo de la historia de Rumania, de su cultura y de su gente. Habrá en aquel desarrollo dramático cierto aroma a la narrativa de Jean Luc Godard. El film comenzará con la exposición de un video íntimo grabado en formato casero. Veremos a Emi y su pareja mantener relaciones sexuales en el ámbito de su intimidad. Esta primera secuencia quebrará, aunque en ese momento no lo sepamos, la cuarta pared. El director, sin ningún aviso, nos hará cómplices de lo que vendrá después. Miraremos aquel video de sexo explícito, pornográfico, asombrados por no estar dentro de las convenciones del género. Lo juzgaremos, lo disfrutaremos secretamente en la incomodidad propia de estar haciendo público algo que debería ser privado. Esto actuará tanto sobre la pareja protagonista del video como sobre el espectador, que se encontrará observando una escena pornográfica en presencia -probable- de compañía. Nos enteraremos durante el desarrollo del primer acto, que aquel video del principio se fue, de alguna manera, viralizando en las redes. Tomará entonces todo este primer segmento una estética particular con respecto a su fotografía. El director tendrá la brillante idea de comenzar a juzgar a la protagonista a través de la puesta de cámara. Todo el primer acto estará rodado de la misma manera. Se utilizará una cámara fija ubicada siempre desde la vereda de enfrente para observarla pasar a Emi, protagonista de la historia.
La cámara paneará simulando el punto de vista de una persona que sigue con su mirada al personaje, terminando la toma siempre con el reencuadre de algún objeto que funcionará como figura retórica de la sintaxis cinematográfica. Veremos allí el avance de la globalización, la contaminación audiovisual y sobre todo, veremos la violencia. Jude, nos dejará en claro desde su cámara, desde su relato, desde su punto de vista particular, que estamos inmersos en una sociedad violenta y en decadencia por los estragos vividos durante la pandemia del COVID. Vendrá entonces el segundo acto, donde se desarrollará el collage de ideas, con un montaje rápido y disruptivo. A pesar de su valor estético, nos dejará un sabor amargo a violencia y retroceso. Entenderemos que para lo único que sirvió la razón europea fue para fabricar esclavos y monstruos. Que la gran Europa se hizo a sí misma a través del sometimiento, de la esclavitud y la violencia. Recordaremos en el devenir hipnótico, vertiginoso y variopinto de aquel particular acto al nuevo sujeto histórico Sartreano, a aquella reivindicación del sometido luchando por su libertad, haciendo historia con aquella lucha. Decía Sartre que cuando un colonizado recibe su fusil recibe su humanidad, porque ante el sometimiento lo único que queda es la violencia. Cuando un colonizado mata a un colonizador nace un hombre libre.
Y la
violencia será la protagonista en el tercero de sus actos con sus tres finales
alternativos. Veremos allí, que Emi es maestra en una prestigiosa escuela la
cual le exige participar en una reunión de padres para aclarar ante ellos y las
autoridades, el desafortunado hecho de la viralización del video íntimo.
Aquello será un linchamiento público. Será descarnado, aunque la convención de
la sátira siga marcando el tono narrativo. La moral solo puede fundarse sobre
la libertad del sujeto, si no somos libres no podemos ser éticamente
responsables. A Emilia se le arrebatará su libertad, se harán públicos de
manera morbosa y descarada sus actos más privados. Ella los intentará explicar,
pero la excitación y la sed de muerte será más fuerte, será más clara. Alguien
tiene que pagar, si ese alguien es el otro, siempre es mucho mejor. Se vulnerará
la libertad del sujeto más básica de elegirse a sí mismo y elegir el mundo en
el que quiere vivir. La violencia surgirá desenmascarando las carencias del
grupo, que tal como dijimos en el comienzo, su destino no es otro sino
romperse. Veremos lo más bajo del ser humano surgir en nombre de los principios
y la moral, vamos, en nombre del juramento.
La violencia surgirá, tal como está surgiendo ahora, por el sofocamiento de las
instituciones, por el trágico agotamiento de los canales de diálogos que deben
existir en cualquier democracia. Por no aceptar de ninguna manera, tal como no
lo hará Emilia, la enajenación ni la esclavitud. La resistencia es el nuevo sujeto
de la historia, el humano será libre o no será nada.
Lucas
Itze.-
Canción
post impresiones
UNIVERSO JUDE
Nacido en Bucarest el 28 de marzo de 1977. Licenciado en cine por la Universidad de Medios de la ciudad, Radu Jude comenzó su carrera como asistente de dirección en Amén. (2002), dirigida por Costa-Gavras, y La muerte del Señor Lazarescu (2005), de Cristi Puiu. Ha dirigido varios cortometrajes, entre ellos Corp la corp (2003), Marea Neagră (2004), Lampa cu căciulă (2006) – el cortometraje rumano mejor galardonado de todos los tiempos, ganador de premios en Sundance, San Francisco, Los Ángeles, Grimstad, Hamburgo, Bilbao, Huesca, Trieste, Montpellier, Cottbus, Aspen, entre otros. Tres años después hizo su debut cinematográfico con La chica más felíz del mundo, que se proyectó en el Foro de 2009 y atrajo la atención mundial. Cuenta la historia de una chica de 18 años que gana un auto de lujo en un concurso y durante el viaje con sus padres se empieza a mostrar su relación familiar por una discusión sobre lo que cada uno quiere hacer con el premio. Entre cortos y metrometrajes, en 2012 llega Everybody in Our Family, un film sobre un hombre separado de 40 años y sus discusiones con la familia de su hija de 5 años.
Jude ganó el Oso de plata al Mejor director en la Berlinale 2015 con Aferim!, un film ambientando en el siglo XIX sobre un fugitivo buscado por un policía local. Un año después llega Scarred Hearts, Adaptación libre de la novela homónima de Max Blecher. Inspirándose en su propia vida, Blecher relata en su libro las vivencias extremas de Emanuel, un veinteañero que padece tuberculosis ósea. En 2017, proyectó su primer documental, The Dead Nation, una película construida a partir de una enorme colección de fotografías descubiertas sobre Rumania de los años 30 y 40. Los siguientes años, Jude continuó en la dirección de documentales y cintas de ficción. En 2018 filmó I Do Not Care If We Go Down in History as Barbarians, que cuenta la historia de Mariana, una joven artista, que intenta reconstruir la masacre antisemita de Odessa de 1941. Mientras desarrolla su espectacular proyecto, se ve obligada a enfrentarse y superar todas las objeciones que van surgiendo, tanto por parte de las autoridades como por los habitantes que contrata como extras. En 2020 filma Uppercase Print, sobre una joven de 16 años que en 1981 es interrogada por escribir en las paredes, críticas hacia el gobierno del dictador Nicolae Ceausescu.
Luego llega otro film polémico: Sexo desafortunado o porno loco, con el
que gana el Oso de Oro a mejor película en Berlín. Su último largometraje fue No esperes demasiado del fin del mundo,
una comedia negra que nos presenta a Angela, quien es ayudante de producción y
trabaja para una empresa rumana. Conduce por Bucarest y el resto del país para
cumplir la misión de una multinacional: buscar testimonios para un spot sobre
seguridad laboral. Este año presentó dos documentales: Sueño #2, sobre Andy Warhol y Ocho
postales de un mundo ideal co-dirigido junto a Christian Ferencz-Flatz,
sobre imágenes encontradas montado exclusivamente a partir de anuncios
publicitarios de la Rumanía postsocialista. Al reunir estos documentos del
largo periodo de transición rumano, se consigue hablar de la vida, el amor y la
muerte, del cuerpo y la fragilidad humana, de la naturaleza y lo sobrenatural,
de la historia reciente y, por supuesto, del socialismo y el capitalismo
FICHA TÉCNICA
Título original:
Babardeală cu buclucsau porno balamuc
Año: 2021
Duración: 106
min.
País: Rumanía
Dirección: Radu
Jude
Guion: Radu Jude
Reparto: Katia
Pascariu, Claudia Ieremia, Olimpia Mălai, Nicodim Ungureanu, Alexandru
Potocean, Andi Vasluianu
Música: Jura
Ferina, Pavao Miholjevic
Fotografía: Marius
Panduru
PELÍCULA COMPLETA