miércoles, 18 de septiembre de 2024

SEXO DESAFORTUNADO O PORNO LOCO - BABARDEALA CU BUCLUCSAU PORNO BALAMUC DE RADU JUDE

PROGRAMA 444 (06-09-2024)

 

SINOPSIS

 

Explora la relación entre el individuo y la sociedad, mostrando lo que sucede cuando una profesora de secundaria (Katia Pascariu) publica un vídeo personal de pornografía amateur en una web. Las consecuencias de su decisión le afectarán profundamente a ella y a la comunidad educativa en la que trabaja. (FILMAFFINITY)

 

EDITORIAL

 

“Ahí vienen esas degeneradas”, se la escucha decir a doña Estela, mientras ve pasar de la mano a sus vecinas, antes de ir a encontrarse con el marido de la del 4° C. “Guardá el celular que viene el negrito ese” le dice Rodolfo a su hijo, sin recordar que esta semana se llevó varios miles de pesos de la caja de la que es empleado en la ferretería. “Este país está lleno de ladrones, así no vamos a ser potencia nunca” repite Juan Carlos, quien hace menos de una hora acaba de coimear a un policía por estar mal estacionado. “En esta escuela adoctrinan” se queja Alberto mientras anda repitiendo que con los milicos estábamos mejor. Derecho y humano, como todo argentino bien. Y tantos otros ejemplos. En el país y en el mundo. Durante el 2020, en plena pandemia mundial, la frase que se repetía era que después de esta tragedia íbamos a ser mejores. La frase caducó a los dos meses, ya que hasta los médicos o enfermeros eran blanco de cierta parte de la sociedad por estar luchando palmo a palmo contra la muerte, pero los echaban de los ascensores porque podían contagiar a alguien... La miseria humana en su máxima expresión. La sociedad sigue subida a esa estupidez supina de ser los faros morales. Recuerdo al maestro Dolina, en una respuesta a una tal Ingrid Hammer, oyente de su programa, quien le preguntaba si seguía bancando a Diego Maradona luego de uno de sus tantos dichos polémicos… Parte de la respuesta de Dolina es todo “Mi respuesta es SÍ. Yo he resuelto -después de un extravío- bancar a Maradona en esto. ¿Sabe por qué? Por personas como usted. La indignación burguesa que sucedió al exabrupto de Maradona fue totalmente patética y asqueante. Un mundo totalmente hipócrita, el mundo de la radio, donde se escucha eso mismo que Diego dijo bajo emoción violenta, pero libreteado (y en la televisión ni hablemos), ese mundo se indignó. Esos tipos se indignaron. 



Y esa indignación burguesa me hace ponerme inmediatamente en la vereda de enfrente” y prosiguió “Esos tipos ahora se ponen en la superioridad moral de preguntarme a mí si lo defiendo a Maradona. Bueno, sí, lo defiendo. Si es contra ustedes, lo defiendo. Lo defiendo totalmente. "Y eso de 'que tan bien nos hace quedar ante la prensa mundial'... ¡Cipayos provincianos que quieren quedar bien con sus supuestos amos europeos! ¡Yo no tengo ningún interés en quedar bien ante la prensa mundial! ¡No es ésa nuestra obligación! ¿Qué tenemos que quedar bien ante nadie? ¿Ante quiénes? ¿Ante gobiernos que aniquilan a sus enemigos? ¿Ante quién tenemos que quedar bien? ¿Dónde está la Fiscalía del Universo? ¿Dónde está la reserva moral de la Humanidad? ¿En Estados Unidos? ¿En Europa? ¡Déjeme que me muera de risa, Ingrid Hammer!”. Nuestro amado Negro dijo algunas cosas más, pero preferimos quedarnos con eso. Porque es este tipo de gente los que se creen dueños de la moral y siempre es reconfortable un Dolina para ubicarlos. Y, además, como venimos repitiendo hace tiempo, las redes sociales multiplican todo desde el anonimato. Hay libre albedrío para opinar de todo, sin importar el daño que pueda causar. Total, desde un teclado y con un perfil falso, somos todos capos. La viralización del odio y la falsedad es un monstruo que crece cada vez más y parece que no hay forma de pararlo. Y señalar con el dedo parece ser el único objetivo. Esta es quizás la guerra que debemos enfrentar, antes que nos asesinemos a nosotros mismos, en nombre del sexo y la religión…

 

Marcelo De Nicola.-

 

Canción elegida para la editorial

 


IMPRESIONES SOBRE SEXO DESAFORTUNADO O 

PORNO LOCO

 


¿Cuánto cuesta nuestra libertad? La idea de libertad siempre llamó nuestra atención. Más de una vez, en este mismo espacio, nos dimos el lugar a pensar sobre aquel concepto tan manipulado y tan poderoso. Partamos de la idea de que el humano es libre per se. Es con la aparición del otro que esa libertad se ve afectada. Dejamos de ser libres, salvajes en termines Nietzscheanos, cuando la otredad se erige ante nosotros como límite. Cuando nuestra libertad choca contra otra libertad. La aparición de otro, entonces, es siempre hostil, atenta contra nuestros propios intereses, y genera, claro conflicto.  La aparición del otro modifica sustancialmente nuestra idea de libertad. Rápidamente aquí podemos pensar en la libertad como la posibilidad de hacer lo que me plazca dentro de mis posibilidades y mi alcance. Una libertad con esas características no sería más que una libertad caprichosa y sustentada fuertemente en las diferencias. Es por aquel temor al más fuerte, a las diferencias, es por aquel terror a perder, que el humano, a pesar de lo complejo del concepto, decide entonces juntarse y agruparse. Es por miedo que el Ser entrega su libertad personal. Pensemos esta idea aplicada a la agrupación que instaura cualquier institución y será siempre el miedo el resultado de aquella unión. En 1960, Jean Paul Sartre escribe la Critica de la Razón Dialéctica, allí nos hablará sobre la dialéctica del grupo. Dirá Sartre que un grupo es una serie de libertades, un conjunto de sujetos libres que se unen. Al constituirse el grupo bajo la forma que este decida tomar, habrá solo una única cosa que será fundamental para aquella unión, el juramento. Este será aquello a lo que todos los integrantes del grupo, sin ninguna excepción, decidirán ser fieles. El juramento es una coseidad, es la cadena del siervo Hegeliana, porque allí cada integrante del grupo entregará su propia libertad.



 Aceptarán no ser libres, delegarán su libertad en el juramento. Al aceptarlo dejarán su individualidad por un yo social. Pero aquí surge una contradicción importante porque, según Sartre, el grupo es imposible. Todo grupo está sentenciado a romperse, el destino grupal no es otro sino la traición.  El hombre no puede dejar de ser libre. En la soledad del individuo, en su yo primordial, al encontrarse con su libertad, aquel juramento de pertenencia, pierde fuerza y se rompe. La libertad de cada uno de los miembros va erosionando al grupo porque el grupo no puede quitarle, de ninguna manera, las libertades individuales. La libertad de cada uno, al manifestarse, anula todo juramento. Pensemos en esta dialéctica grupal como la organización intrínseca de una sociedad unida a causa del temor bajo distintos lazos, sobre un territorio que es defendido a través de un juramente patriótico y organizada bajo otros juramentos restrictivos denominados leyes. Cabe pensar aquí que la unión del grupo se mantendrá de alguna manera bajo la utilización de métodos coercitivos y represivos. En este sentido, la quita de la libertad de alguien, el método punitorio para reprimir el quiebre de su juramento para con la sociedad, no será como muchos piensan la restricción en su movilidad, la prohibición misma de la autonomía en sus movimientos, sino algo mucho peor: la conversión completa de todos sus actos que antes tenían carácter privado a públicos. Ese es después de todo el castigo penitenciario. Dejar expuestos, irrestrictamente, todos y cada uno de nuestros actos. Esta dinámica la encontraremos de manera metafórica en el film Sexo desafortunado o Porno loco del director Radu Jude



El metraje trabajará con la idea de grupo y de pertenencia tanto a nivel de identidad patriótica como laboral. El relato se manejará dentro de las características convencionales de la sátira y estará dividido en tres actos y tres finales posibles. Su estructura será lineal rompiéndose solo en el segundo de sus actos debido al excelente diseño de un collage de ideas que intentaran narrar de forma global algo de la historia de Rumania, de su cultura y de su gente. Habrá en aquel desarrollo dramático cierto aroma a la narrativa de Jean Luc Godard. El film comenzará con la exposición de un video íntimo grabado en formato casero. Veremos a Emi y su pareja mantener relaciones sexuales en el ámbito de su intimidad. Esta primera secuencia quebrará, aunque en ese momento no lo sepamos, la cuarta pared. El director, sin ningún aviso, nos hará cómplices de lo que vendrá después. Miraremos aquel video de sexo explícito, pornográfico, asombrados por no estar dentro de las convenciones del género. Lo juzgaremos, lo disfrutaremos secretamente en la incomodidad propia de estar haciendo público algo que debería ser privado. Esto actuará tanto sobre la pareja protagonista del video como sobre el espectador, que se encontrará observando una escena pornográfica en presencia -probable- de compañía. Nos enteraremos durante el desarrollo del primer acto, que aquel video del principio se fue, de alguna manera, viralizando en las redes. Tomará entonces todo este primer segmento una estética particular con respecto a su fotografía. El director tendrá la brillante idea de comenzar a juzgar a la protagonista a través de la puesta de cámara. Todo el primer acto estará rodado de la misma manera. Se utilizará una cámara fija ubicada siempre desde la vereda de enfrente para observarla pasar a Emi, protagonista de la historia. 



La cámara paneará simulando el punto de vista de una persona que sigue con su mirada al personaje, terminando la toma siempre con el reencuadre de algún objeto que funcionará como figura retórica de la sintaxis cinematográfica. Veremos allí el avance de la globalización, la contaminación audiovisual y sobre todo, veremos la violencia. Jude, nos dejará en claro desde su cámara, desde su relato, desde su punto de vista particular, que estamos inmersos en una sociedad violenta y en decadencia por los estragos vividos durante la pandemia del COVID. Vendrá entonces el segundo acto, donde se desarrollará el collage de ideas, con un montaje rápido y disruptivo. A pesar de su valor estético, nos dejará un sabor amargo a violencia y retroceso. Entenderemos que para lo único que sirvió la razón europea fue para fabricar esclavos y monstruos. Que la gran Europa se hizo a sí misma a través del sometimiento, de la esclavitud y la violencia. Recordaremos en el devenir hipnótico, vertiginoso y variopinto de aquel particular acto al nuevo sujeto histórico Sartreano, a aquella reivindicación del sometido luchando por su libertad, haciendo historia con aquella lucha. Decía Sartre que cuando un colonizado recibe su fusil recibe su humanidad, porque ante el sometimiento lo único que queda es la violencia. Cuando un colonizado mata a un colonizador nace un hombre libre



Y la violencia será la protagonista en el tercero de sus actos con sus tres finales alternativos. Veremos allí, que Emi es maestra en una prestigiosa escuela la cual le exige participar en una reunión de padres para aclarar ante ellos y las autoridades, el desafortunado hecho de la viralización del video íntimo. Aquello será un linchamiento público. Será descarnado, aunque la convención de la sátira siga marcando el tono narrativo. La moral solo puede fundarse sobre la libertad del sujeto, si no somos libres no podemos ser éticamente responsables. A Emilia se le arrebatará su libertad, se harán públicos de manera morbosa y descarada sus actos más privados. Ella los intentará explicar, pero la excitación y la sed de muerte será más fuerte, será más clara. Alguien tiene que pagar, si ese alguien es el otro, siempre es mucho mejor. Se vulnerará la libertad del sujeto más básica de elegirse a sí mismo y elegir el mundo en el que quiere vivir. La violencia surgirá desenmascarando las carencias del grupo, que tal como dijimos en el comienzo, su destino no es otro sino romperse. Veremos lo más bajo del ser humano surgir en nombre de los principios y la moral, vamos, en nombre del juramento. La violencia surgirá, tal como está surgiendo ahora, por el sofocamiento de las instituciones, por el trágico agotamiento de los canales de diálogos que deben existir en cualquier democracia. Por no aceptar de ninguna manera, tal como no lo hará Emilia, la enajenación ni la esclavitud. La resistencia es el nuevo sujeto de la historia, el humano será libre o no será nada.

 

Lucas Itze.-

 

Canción post impresiones

 


UNIVERSO JUDE

 


Nacido en Bucarest el 28 de marzo de 1977. Licenciado en cine por la Universidad de Medios de la ciudad, Radu Jude comenzó su carrera como asistente de dirección en Amén. (2002), dirigida por Costa-Gavras, y La muerte del Señor Lazarescu (2005), de Cristi Puiu. Ha dirigido varios cortometrajes, entre ellos Corp la corp (2003), Marea Neagră (2004), Lampa cu căciulă (2006) – el cortometraje rumano mejor galardonado de todos los tiempos, ganador de premios en Sundance, San Francisco, Los Ángeles, Grimstad, Hamburgo, Bilbao, Huesca, Trieste, Montpellier, Cottbus, Aspen, entre otros. Tres años después hizo su debut cinematográfico con La chica más felíz del mundo, que se proyectó en el Foro de 2009 y atrajo la atención mundial. Cuenta la historia de una chica de 18 años que gana un auto de lujo en un concurso y durante el viaje con sus padres se empieza a mostrar su relación familiar por una discusión sobre lo que cada uno quiere hacer con el premio. Entre cortos y metrometrajes, en 2012 llega Everybody in Our Family, un film sobre un hombre separado de 40 años y sus discusiones con la familia de su hija de 5 años. 



Jude ganó el Oso de plata al Mejor director en la Berlinale 2015 con Aferim!, un film ambientando en el siglo XIX sobre un fugitivo buscado por un policía local. Un año después llega Scarred Hearts, Adaptación libre de la novela homónima de Max Blecher. Inspirándose en su propia vida, Blecher relata en su libro las vivencias extremas de Emanuel, un veinteañero que padece tuberculosis ósea.  En 2017, proyectó su primer documental, The Dead Nation, una película construida a partir de una enorme colección de fotografías descubiertas sobre Rumania de los años 30 y 40. Los siguientes años, Jude continuó en la dirección de documentales y cintas de ficción. En 2018 filmó I Do Not Care If We Go Down in History as Barbarians, que cuenta la historia de Mariana, una joven artista, que intenta reconstruir la masacre antisemita de Odessa de 1941. Mientras desarrolla su espectacular proyecto, se ve obligada a enfrentarse y superar todas las objeciones que van surgiendo, tanto por parte de las autoridades como por los habitantes que contrata como extras. En 2020 filma Uppercase Print, sobre una joven de 16 años que en 1981 es interrogada por escribir en las paredes, críticas hacia el gobierno del dictador Nicolae Ceausescu. 



Luego llega otro film polémico: Sexo desafortunado o porno loco, con el que gana el Oso de Oro a mejor película en Berlín. Su último largometraje fue No esperes demasiado del fin del mundo, una comedia negra que nos presenta a Angela, quien es ayudante de producción y trabaja para una empresa rumana. Conduce por Bucarest y el resto del país para cumplir la misión de una multinacional: buscar testimonios para un spot sobre seguridad laboral. Este año presentó dos documentales: Sueño #2, sobre Andy Warhol y Ocho postales de un mundo ideal co-dirigido junto a Christian Ferencz-Flatz, sobre imágenes encontradas montado exclusivamente a partir de anuncios publicitarios de la Rumanía postsocialista. Al reunir estos documentos del largo periodo de transición rumano, se consigue hablar de la vida, el amor y la muerte, del cuerpo y la fragilidad humana, de la naturaleza y lo sobrenatural, de la historia reciente y, por supuesto, del socialismo y el capitalismo

 

FICHA TÉCNICA

 

Título original: Babardeală cu buclucsau porno balamuc

Año: 2021

Duración: 106 min.

País: Rumanía

Dirección: Radu Jude

Guion: Radu Jude

Reparto: Katia Pascariu, Claudia Ieremia, Olimpia Mălai, Nicodim Ungureanu, Alexandru Potocean, Andi Vasluianu

Música: Jura Ferina, Pavao Miholjevic

Fotografía: Marius Panduru

 

PELÍCULA COMPLETA

martes, 3 de septiembre de 2024

LARGO VIAJE HACIA LA NOCHE - DI QIU ZUI HOU DE YE WAN DE BI GAN

PROGRAMA 443 (30-08-2024)

 

SINOPSIS

 

Luo Hongwu regresa a Kaili, su ciudad natal, de la que huyó hace varios años. Comienza la búsqueda de la mujer que amaba, y a quien nunca ha podido olvidar. Ella dijo que su nombre era Wan Quiwen. (FILMAFFINITY)

 

EDITORIAL

 

La memoria es un oficio que ejerzo cada vez menos. Hablo de la memoria personal, no de aquella otra colectiva que nos construye como sociedad. La angustia que trae aparejado el recuerdo nostálgico deviene sin dudas de aquel sabor a muerte que nos deja en la boca la imagen evocada cuando se esfuma en la fugaz espuma de su devenir. El aficionado al recuerdo entiende aquella soledad en la que nos deja la imagen perdida como una marea que sube y baja todo el tiempo, como un oleaje sereno que en su ronroneo nos susurra suave al oído que nada vuelve de la misma manera. Los confines del recuerdo son siempre tierras áridas, castigadas por una bruma densa y constante, habitadas por temibles fantasmas cuya malévola finalidad no es otra que la de confundir al viajante. Quien emprende la travesía de la memoria, aquel que se entrega al canto de sirenas del recuerdo, deberá saber que se encuentra siempre en peligro. Aquellos espectros infernales esperan la llegada confiada del memorioso para abusar sin ningún reparo de su fe poética. Comenzará allí un chantaje sentimental absurdo repleto de caras conocidas, de supuestos sentimientos heroicos, de coincidencias exactas, de momentos justos, de lugares precisos. Aquellos serán algunos de los materiales con los que esas sombras aberrantes levantarán las paredes del letal laberinto de la memoria. El fin del viaje es conocido por todos nosotros. Quedará el memorioso ensimismado olvidado en el centro del laberinto, perdido para siempre en los destellos de una vida que no fue. Los fantasmas del recuerdo irán modificando cada anécdota para ajustarla al relato exigido por el viajante. El hechizo será potente y ponzoñoso, el engaño será preciso para que la víctima no descubra jamás el truco. 



Vivirá entonces el sentenciado una vida alumbrada por el farol de viejos relatos, generando de esa manera una inmensa sombra que será su presente. Morirá en el recelo de historias deformadas y mentirosas, entre frases del tenor de “si usted me hubiera visto en aquellos años…” o aquella otra “porque en mi época…” A partir de allí toda forma será engaño, todo brillo el de una estrella muerta. No habrá nunca posibilidad de pensamiento para aquel olvidado en el laberinto de la memoria. Pensar es olvidar diferencias, es conseguir la capacidad de abstracción.  De todas maneras, siempre estaremos tentados al recuerdo porque el olvido lastima. El olvido nos propone empezar de nuevo, genera movimiento, entrega al cuerpo para que las cosas sucedan. Recordar nos protege de próximos fracasos, presiente antes de amar haciendo de esa apuesta un barato juego de naipes, un negociado inescrupuloso donde las partes protegen intereses. Nada bueno lograremos cayendo en el sinuoso laberinto del recuerdo. No habrá premio para aquella aventura. No volverán jamás las canciones, los poemas, los amigos ni los amores. La única manera de reencontrar un amor perdido es en otra persona. Buscar personas y tiempos que ya han pasado es una actitud demencial que conduce a la perdición. Bien sabemos que este viaje será arduo y complejo, es por eso que hemos decidido llevar aquella luz de nuestra existencia bien pegada a nosotros, iluminando nuestro aquí y ahora. Solo de esa forma tendremos la oportunidad de girar nuestra mirada para observar el camino transitado y ya sin correr ningún peligro, lejos de toda nostalgia, ver el largo viaje hacia la noche.          

 

Lucas Itze.-        

 

Canción elegida para la editorial

 


IMPRESIONES SOBRE LARGO VIAJE A LA NOCHE

 


Un día como cualquier otro, caminaba junto a un amigo por el microcentro porteño. De repente, entramos a esos juegos de realidad virtual. Casi sin pensarlo, mi respiración se agitaba. Tenía un arma en la mano y alguien nos perseguía. El lugar era muy oscuro. Había caños y caminos enchapados por doquier. Luces de neón verdes y rojas eran la poca iluminación que tenía. De pronto giré hacia la derecha y vi a mi compañero de viaje correr para un lado. Como si ya lo hubiese vivido antes, le grité para que vaya para el lado contrario. En ese momento sentí que eso lo había visto o soñado alguna vez. ¿Cómo iba yo a saber de ese peligro si nunca realmente estuve allí? Mis pensamientos hicieron que quede paralizado en la escena. Luego de unos minutos deambulando por ahí, la imagen se fundió a negro y otra vez estábamos en las calles porteñas. De repente el sonar de un teléfono le dio fin a la historia. Todo había sido un sueño, pero… yo sentía que lo había soñado antes, sino… ¿Cómo saber de dónde iba a venir el enemigo para dar aviso a mi compañero? ¿Por qué parecía haberlo vivido? Este mismo amigo recuerdo que contaba que él pensaba en algo y a la noche soñaba con eso, cosa que claramente no le creíamos. ¿Y si era verdad? Total, los sueños son sumamente propios. El amigo Freud fue quién empezó a interesarse por ellos. Uno de sus mayores descubrimientos fue que los individuos padecen de emociones enterradas en el subconsciente y que estos ascienden a una superficie consciente durante los sueños que cada uno tiene. Según su interpretación, en primer lugar, para lograr interpretar los sueños, se deberá descomponer el relato en diferentes partes y realizar preguntas (¿Quién había en el sueño?, ¿Qué enfrentaba?, ¿Cómo me siento con ello?) y al final se revelará el sueño como una realización de deseos propios, conocido como "deformación onírica”. 



El tiempo, además, en los sueños es infinito. Es allí donde uno hace y deshace las horas a su antojo. Allí no miraremos el reloj continuamente, y aunque no lo crean, eso es un triunfo. Y la memoria, ¿Qué papel juega en todo eso? ¿Cuánto de ese subconsciente está abrazado directamente a la memoria? A lo largo de estos años hemos traído este tema muchas veces. Y todavía le seguimos dando vueltas. Sueños, tiempo y memoria. Tres palabras que siempre suelen estar conectadas. Así como las conecta el talentoso Bi Gan en su film Largo viaje hacia la noche (que nada tiene que ver con la obra de Eugene O´Neall). El cineasta chino nos trae la historia de Luo Hongwu, quien regresa a Kaili por el funeral de su padre, para comenzar la búsqueda de una mujer que amó y no pudo olvidar: Wan Quiwen. Bi Gan nos lleva por un viaje hipnótico, donde la música, las imágenes y los colores se unen para embellecer la pantalla. ¿Entendemos lo que estamos viendo? No del todo, pero seguimos ahí y eso es un punto a favor. El film estará dividido claramente en dos partes. Esa primera parte durará un poco más de una hora, notaremos que el guión no será lineal y viajaremos del presente al pasado todo el tiempo, por lo que hablamos también de una estructura circular, algo que quedará confirmado con el travelling final. Conoceremos a esos dos amantes y también a otros personajes que serán parte de la historia, como Wildcat, un ladrón y amigo de Luo por el que comenzará todo el drama. La memoria será la protagonista de todo ese desarrollo. A través de lo poco que recuerda de Wan, Luo intentará encontrarla de alguna forma. Habrá algo de Wong Kar-Wai en cada fotograma. El verde será el color protagonista por tres elementos claves de la historia: un reloj, un libro y un vestido. El rojo será el otro color que resalte. La lluvia incesante, hasta en lugares techados, creará una atmósfera pesada y densa, como si estuviera en La Zona de nuestro amigo Tarkovski



Los planos fijos y los planos generales tendrán una perfección absoluta, habrá algunos primeros planos bellísimos y tristes a la vez. La música será la musa perfecta para la combinación audiovisual. Seguiremos en ese comienzo a Luo sin entender mucho de lo que pasa. Sabremos, eso sí, que, si una manzana aparece, una lágrima caerá por alguna mejilla. Detalles que trataremos de descifrar a lo largo del metraje. A borbotones tendremos que ir juntando información de Luo. Trabaja en un casino y se da a entender que está familiarizado con el crímen organizado. Wan, su amor perdido, era la mujer de un gángster llamado Zuo, quien además asesinó a su amigo Wildcat por no cumplir una entrega. Esa vieja historia se mezclará con el recorrido actual donde nuestro amigo visita su viejo barrio y los recuerdos empiezan a aparecer. Ciertos lugares y objetos aparecerán para darle importancia al relato: el restaurant de su madre, el cine, un libro de poesías de portada verde, una foto con un agujero, las manzanas que nombramos anteriormente… El tiempo se deforma y se trasforma y por momento nos perdemos, pero que importa, el juego ya lo estamos jugando. Otra vez un reloj, en esa metáfora del tiempo, servirá para iniciar el otro viaje de Luo, cuando encuentre un número de teléfono y una foto de Wan. Su búsqueda será incesante en otro pueblo donde parece que siempre es de noche y la lluvia no para nunca. 



Se encuentra con una prostituta que le dice que espere en un cine. Luo se pone sus anteojos 3D y… el título de la película comienza. Asistiremos entonces a aproximadamente 59 minutos de una de las cosas más bellas, hipnotizantes y perfectas que dio el cine. Será un viaje en un plano secuencia que nos llevará con Luo a recorrer esa noche. ¿Lucimiento egocéntrico o un recurso expresivo? Pueden ser las dos, o ambas a la vez. “La diferencia entre cine y memoria es que las películas siempre son falsas. Están compuestas por una serie de escenas” nos había anticipado nuestro protagonista. Aparecerán personajes que nos recordarán a otros, pero ni nosotros ni el protagonista tendremos la respuesta final. Nos meteremos en una mina abandonada, nos subiremos a una moto y luego a una aerosilla, para terminar en un pool o recorriendo pasillos de ese pequeño pueblo. Lo veremos desde la tierra, pero también desde el cielo, volando por sobre esos techos. Aquí ya no hay lluvia y las luces le dan un poco de vida al lugar. La cámara seguirá todo hasta que se apague la última chispa de una bengala. Nos quedaremos pensando si ese final es todo producto de un sueño. O si todo en definitiva lo fue. O que parte de eso será relativo a la memoria. Capaz no tendremos muchas respuestas, aunque, en definitiva, lo importante fue ser parte de ese onírico viaje.

 

Marcelo De Nicola.-

 

Canción post impresiones

 


UNIVERSO BI GAN

 


Bi Gan nació en la ciudad de Kaili en la provincia de Guizhou en junio de 1989. Durante sus años universitarios, Bi vio Stalker de Andrei Tarkovsky, y luego declaró en una entrevista: "El cine puede ser diferente [de las películas convencionales]; puedes hacer lo que quieras. Lo que había visto hasta ese momento eran principalmente películas de Hollywood. Lo que me enseñaron fue bastante aburrido". Debido a esta película en particular, decidió dedicarse al cine. "Antes de eso, mis padres y mis parientes pensaron que me quedaría sin trabajo después de graduarme porque no quería hacer nada". En 2010 realizó el cortometraje de ficción South, que ganó el primer premio en el Festival de Cine "Guang Sui Ying Dong" (La luz sigue el movimiento de la sombra), patrocinado por la universidad. Dos años más tarde, en 2012, realizó un cortometraje en blanco y negro, Diamond Sutra (también conocido como El poeta y cantante), que presenta una historia de asesinato en un pequeño pueblo aislado en la montaña. La película recibió el Premio de Mención Especial de la 19.ª Ifva de Hong Kong (Incubadora de Cine y Medios Visuales en Asia), un premio organizado por el Centro de Artes de Hong Kong, y se ubicó entre los 10 primeros en el 9º Festival de Cine Independiente de China en Nanjing. En 2015, el largometraje debut de Bi, Kaili Blues, escrito por él, le dio al director emergente una mayor exposición. La película obtuvo el premio al Mejor Director Revelación en la 52.ª edición de los Golden Horse Awards, el Premio FIPRESCI, el Premio Montgolfiere de Oro en el 37º Festival de los Tres Continentes de Nantes, y la Mejor Ópera Prima Premio en el 68.º Festival de Cine de Locarno. 



Kaili Blues nos narra qué en la mística y subtropical provincia de Guizhou, hay una pequeña clínica donde trabajan dos doctores de vida tranquila. Uno de ellos, Chen Sheng, debe viajar para ir a buscar a su sobrino, que ha sido abandonado por su padre. Durante el viaje, Chen Sheng para en un lugar llamado Dang Mai, donde el tiempo parece haberse detenido y donde la vida de sus habitantes es un misterio. En 2017, Bi escribió y dirigió su segundo largometraje, Largo viaje hacia la noche, protagonizado por Tang Wei, Huang Jue, Sylvia Chang y Lee Hong-chi. La película también tiene su sede en la provincia de Guizhou y se estrenó en 2018. Su último trabajo también es un corto titulado Una historia corta.

 

FICHA TÉCNICA

 

Título original: Di qiu zui hou de ye wan (Long Day's Journey Into Night)

Año: 2018

Duración: 133 min.

País: China

Dirección: Bi Gan

Guion: Bi Gan

Reparto: Sylvia Chang, Yongzhong Chen, Jue Huang, Lee Hong-Chi, Meng Li, Wei Tang

Música: Lim Giong, Point Hsu

Fotografía: Dong Jingsong, David Chizallet, Yao Hung-i

 

PELÍCULA COMPLETA

BURNING - BUH-NING DE LEE CHANG-DONG

PROGRAMA 442 (23-08-2024)

 

SINOPSIS

 

Cuando hace una entrega, Jongsu (Yoo), un joven mensajero, se encuentra por casualidad con Haemi (Jun), una chica que vivía en su vecindario. La joven le pide que cuide a su gato durante su viaje a África. A su regreso, Haemi le presenta a Ben (Yeun), un joven misterioso y con dinero que conoció allí. Un día, Ben revela a Jongsu un extraño pasatiempo que tiene... Adaptación de una historia de Haruki Murakami. (FILMAFFINITY)

 

EDITORIAL

 

Apareció como de la nada. Su sonrisa blanca brillaba en medio de una marea humana. La estación de Retiro, en época de Navidad, siempre resulta ser un caos. Las corridas y las valijas tropezando estaban a la orden del día. Los altoparlantes nombraban empresas, lugares y hasta nombres de personas que no se encuentran. Al contrario del mundo, ella caminaba con una paz ajena a todo, como en cámara lenta. Su piel blanca y su mirada felina en unos ojos no tan redondos, le habían dado el apodo más clásico, pero “la China” lo tomaba como algo natural. Quizás chocamos nuestras miradas, pero el primer encuentro se dio cuando un paquete se cayó sobre mis pies. Ni siquiera atiné a agacharme cuando ella lo levantó como un rayo, agradeciéndome de todos modos. Luego, minutos después, ambos quisimos parar el mismo taxi. Como un gesto de caballerosidad, dejé que se suba ella, pero me sorprendió cuando dejó la puerta entre abierta para que me sume al paseo. No tenía idea donde viajaba cada uno, pero sentí que una oportunidad así no se desperdicia. Así me enteré que era del norte del país y viajaba a un congreso de medicina que se haría al mediodía. Tenía ya el lugar de alojamiento y sorprendentemente me pidió que sea su guía para unas horas en la ciudad de la furia, lugar que sólo había visto por televisión. Dudé unos instantes, pero su simpatía fue más fuerte. Esa espontaneidad me había llamado la atención como nadie. Luego de pasar por casa para cambiarme y asearme, llegué al lugar del encuentro. Mientras caminábamos, sus historias salían de su boca como si fueran pequeños cuentos. Era casi un monólogo que quería que sea infinito. Aparecían y desaparecían personajes como por arte de magia. Ya los sentía como de mi propio universo. El Obelisco, San Telmo, La Boca se trasformaban en vagos testigos de su encanto. Hasta el Riachuelo parecía tener mejor aroma con ella al lado. Bajamos por la boca del subte, que para la China era como una película de ciencia ficción. Había algo triste en su miraba que no podía descubrir. 



Hablaba de fogatas ancestrales y árboles que se encendían cada noche. Cada vez que decía la palabra fuego era como un multiverso de gestos. Su voz cambiaba, su piel se oscurecía, sus ojos como nunca se volvían más circulares. Pero de la nada cambiaba de tema y como si fuese un juego nombraba pueblos y parajes olvidados por Dios. La llegada a Palermo contrastaba con toda esa historia. Yo hubiese preferido otros sitios, pero había que hacer lo clásico en poco tiempo. Me habló de su infancia, de las tardes al sol con su abuela preferida, de los velorios largos por ser familia numerosa y de sus mascotas. Las horas parecían segundos y casi de forma automática volvimos para su hotel. Por mi parte, casi no había hablado. Solo me limité a observar y deducir. Había tanto para preguntar, pero a la vez tan poco. Ni siquiera mi alma de periodista quiso romper ese hechizo. En la habitación una copa de champagne ofició de bienvenida. Nos abrazamos cálidamente e inundamos las sábanas como una pareja que no se ve durante meses. Como si fuera el amor del más puro. Me desperté cuando el sol iluminaba mi cara. El silencio tenía un sabor amargo. Las copas de champagne estaban como nuevas. No había nada más alrededor, solo un anotador con ciertos garabatos. Su valija ya no estaba. Su ausencia lo tapaba todo. Bajé raudamente y me fui hasta la terminal de Retiro pero no la encontré. No tenía ni una foto. Solo era “la China”. Cada época cercana a la Navidad me acerco hasta la terminal a ver si esa blanca sonrisa aparece de golpe. Entre cientos de papeles encontré nombres de esos pueblos y parajes, algunos que ni aparecían en el mapa. Llevo recorrido 2467 kilómetros. Solo su voz y algunas imágenes borrosas de su rostro se me aparecen cada tanto. La oscuridad se acerca al costado de la ruta, la vuelta se hace más eterna. Mientras a lo lejos, los árboles vuelven a prenderse fuego cuando se asoma la primera estrella…

 

Marcelo De Nicola.-

 

Canción elegida para la editorial

 


IMPRESIONES SOBRE BURNING

 


Borges escribió alguna vez respecto de su estilo de escritura que él no era poseedor de ninguna estética, que el tiempo le había enseñado algunas astucias. Siempre recordamos aquellos versos de Angelus Silesius que decían: La flor es sin porque, florece porque florece. No tiene preocupación por sí misma, no desea ser vista. Gran alivio para el creador ¿verdad? Hablo de aquel que tiene la pulsión creadora y que ejerce sin engaños ni posturas su disciplina, de aquel que vive una vida artística y no de ese otro que es poeta de 9 a17, lleno de especulaciones y necesidades ajenas. Muchachos, Muchachas… la flor es sin porque. Borges en aquel párrafo, entonces, agrega dos factores esenciales: tiempo y astucia. Escribir es ser verosímil en el desarrollo del engaño. Atención que no dije verídico, la verdad es otra cosa. Artísticamente hablando, la verdad no tiene ningún valor ya que precisa de una rigurosidad de la que el proceso creativo carece. Al igual que el mago con su acto de magia, quien escribe, debe preparar sus artilugios de manera sutil, dosificada e inteligente. Descubrir el hilo, encontrar la carta, baja de manera automática al lector del relato, levanta sin dudas al espectador de su butaca. Tiempo para lograr que la agilidad de nuestras manos sea infalible, para descubrir cuales son aquellos movimientos que somos capaces de realizar para esconder las cartas con mayor eficacia. Tiempo para entender el juego, para no detenernos en el porqué de la flor, para aceptar de una buena vez su falta de preocupación por sí misma. Esto no nos exime de estar atentos a los detalles, muy por el contrario, pero sí nos da la libertad para que las imágenes fluyan aboliendo aquella actitud detectivesca que aniquila toda creación. Astucia para adiestrar nuestros sentidos. Para ver en la piedra al David y saber que solo hay que quitar lo que sobre para descubrirlo. 



Astucia para lograr que no te distraigas nunca de mi voz, para lograr entretenerte, que no es otra cosa que tenerte entre. Para aguzar el oído y la vista y lograr así que nuestros relatos sean honestos y estén vivos. Podemos llegar a comprender el relato fílmico Burning del director y guionista Lee Chang - Dong como el desarrollo de un proceso creativo realizado por un escritor. Juguemos con aquella posibilidad. Después de todo, la palabra juego está siempre emparentada a cualquier proceso creativo. Stephen Nachmanovitch, nos recuerda en su libro Free Play que para que la creación fluya hay que tomar una actitud acrítica y jugar con la misma seriedad que lo hace un niño. El vocablo inglés para designar la interpretación actoral no es otra sino play, jugar, play a rol. Al guión cinematográfico se lo denomina como screenplay. Pero volvamos al film. La película comienza sobre la pantalla negra de los títulos. Abre primero el audio con la vaguedad de una idea que comienza a gestarse, como algo que llega desde lejos, por partes, una propuesta, una invitación al juego, un primer estímulo para que nuestra creatividad comience a armar el rompecabezas, un sentimiento al que habrá que poner atención para realizar aquel bello juego de la mente llamado pareidolia, esa capacidad de encontrar formas a través de patrones vagos. Como quien encuentra formas observando una nube, llegará entonces la imagen a vestir a aquel audio. El director decidirá presentar a su protagonista desde la ausencia. Lee Jong-Su es un joven escritor que durante todo el metraje se jactara de su intención de comenzar a escribir una novela. Es probable que la elección de presentarlo desde la ausencia responda a esta idea invisible de la mano del autor en una obra. Este desaparecer de quien escribe para que la obra tome su propia identidad. Igual que dios con su propia creación, el autor siempre es desde la ausencia. La primera imagen que nos entrega el film es la de una bisagra de gran tamaño en primer plano. 



Viene entonces a nuestra mente, de forma casi instantánea, aquella idea de Gabriel García Márquez respecto del oficio del escritor, donde realiza la analogía de la carpintería. Márquez dice que el escritor debe hipnotizar al lector para que éste no piense sino en el cuento que se le está contando. Eso requiere de una enorme cantidad de clavos y bisagras para que no despierte. La técnica de escribir depende de esa carpintería. El metraje continuará y el protagonista caminará por la desbordada ciudad. Ruido ensordecedor de autos, una muchedumbre yendo y viniendo, parlantes vendiendo productos. Allí el caos de la creación, caos que, por otra parte, la mano del artista debe ordenar para darle algún sentido. En esa primera secuencia podemos ver la materia prima del escritor, del artista. De aquel pan es de donde debe nutrir su arte. Trabajar sobre universos que uno conoce hace que la imaginación fluya, hace que ese universo que envento sea orgánico y verosímil. Cuando hablamos de construcción de universos, hablamos de la creación de aquel lugar que podemos habitar internamente, sea real o no. El caos se reducirá entonces a ella, Shin Hae-Mi. Nuevamente la pareidolia, la capacidad de encontrar una forma, su personaje, entre patrones vagos, la masa de gente. Espinoza decía lo siguiente: «Nadie hasta ahora ha determinado lo que puede un cuerpo». Para empezar a escribir debemos visualizar cuerpos, formas concretas, detalles. Ella le hablará primero y le dirá que se conocen de antes. Él no la recordará. Ibsen decía que el primer contacto con sus personajes era como si cruzaran miradas en un viaje a larga distancia. Allí, él observaría su apariencia y conversaría de algunas trivialidades como para empezar a conocerse. Será en esa misma escena donde ella le dirá que no la reconoce porque se ha realizado una cirugía estética. Hay algo de ella, como personaje en construcción, que se resiste al autor. Él la conoce porque es parte de su universo, pero no la recuerda porque aun la está construyendo, tridimencionando



Ella introducirá más a delante a Ben, personaje que conocerá en su viaje a África (destino típico de los escritores llamados malditos, recordemos que Rimbaud vivió hasta casi su muerte en aquellas tierras). Lee Jong-su lo definirá rápidamente marcando la fuerza de intención del personaje, aquella característica central que guiará su accionar, su motivación, su deseo. Lo comparará con el protagonista de una obra de otro escritor, Scott Fitzgerald, dirá es un Gran Gatsby cualquiera. Con el correr del drama, ella le comentará que está estudiando pantomima e instalará de ese modo aquella idea de la inteligencia mimética de los actores. La capacidad de entender y hacerse entender a través de un sistema de signos que se crean en el cuerpo, la capacidad de crear en su cuerpo, la presencia de una ausencia. Ella logrará como personaje hacer presente en nuestro protagonista el recuerdo de un amor olvidado, la memoria de un pueblo que cambio, una libertad perdida, una pasión que ya no sentía. Nadie escribe a partir de una idea. La idea por si sola nunca es fecunda, no moviliza, es siempre un prejuicio, siempre un juicio previo. Es el carro delante del caballo. Lo que genera movimiento, lo que encierra un mito, lo que posee una hipótesis poética es siempre la imagen. Sartre decía que es solo frente al otro que el yo aparece y se manifiesta. Ese otro es imagen y solo en aquel paño podremos vestir otras morales, otros valores, solo en aquel paño podremos ponerle voz a la demencia y vestir el andrajoso ropaje de los excesos. Kartún decía que si el poeta tiene la pulsión de mirar alrededor suyo una multitud de seres alados que vuelan sobre él, el dramaturgo además tiene la pulsión de convertirse en ellos. Habitar esas almas es siempre el gran desafío de este juego, aunque aquello nos quite el sueño y en la oscuridad de la noche, a veces, pensemos en graneros que se derrumban al incendiarse.

 

Lucas Itze.-  

 

Canción post impresiones

 


UNIVERSO LEE CHANG-DONG

 


Nacido en Daegu el 1 de marzo de 1954, se graduó en filología coreana a mediados de los ´80. Trabajó como director de teatro y profesor de lengua en una escuela secundaria hasta convertirse en uno de los novelistas más exitosos de su país gracias a El Botín. El cambio de rumbo lo dio a mitad de los ´90 cuando escribió los guiones de los films de su amigo Park Kwang-suTo the Starry Island y Single Spark. Luego llegó su primer largometraje, fechado en 1997 bajo el nombre Green Fish, una crítica de la sociedad coreana a través de los ojos de un joven que se ve atrapado en el submundo criminal. En 2000 hizo Peppermint Candy, la historia de un hombre soltero a lo largo de veinte años de historia de Corea del Sur en orden cronológico inverso (desde la revolución estudiantil de 1980 hasta 2000). 



La misma pareja de protagonista se une para el film Oasis, con el que gana el León de oro a mejor director en el Festival de Venecia. En 2007 llega Secret Sunshine, la trágica historia de una mujer que enviuda y se va a vivir con su hijo a otra ciudad. Termina de hacerse conocido en el mundo gracias a su film del año 2010 “Poesía para el alma”, un melodrama que mezcla la poesía, la vejez y la dura enfermedad del Alzheimer. 



Logra el premio a Mejor Guión en Cannes. Su último film es quizás el más conocido, hablamos de Burning, un extraño thriller basado en una historia de Haruki Murakami,q que llegó a Netflix estos últimos años. Logró premios y nominaciones en muchas partes del mundo

 

FICHA TÉCNICA

 

Título original: Buh-ning

Año: 2018

Duración: 148 min.

País: Corea del Sur

Dirección: Lee Chang-Dong

Guion: Lee Chang-Dong, Jungmi Oh. Historia: Haruki Murakami

Reparto: Yoo Ah-in, Steven Yeun, Jeon Jong-seo, Gang Dong-won, Moon Sung-keun

Música: Mowg

Fotografía: Hong Kyung-pyo

 

PELÍCULA COMPLETA