EDITORIAL
Lobos feroces atacan desde la ignorancia.
Están en todos lados. En la televisión, los diarios, las calles, las oficinas y
hasta en el Congreso. Emanan odio en cada una de sus palabras. Repiten
discursos hasta el hartazgo. Maldicen desde lo más profundo de sus entrañas.
Utilizan su ambivalente moral para señalar con el dedo. Cada derrota los hunde
más en su resentimiento. El cordero ha vencido y el lobo teme por su manada.
Buscan refugios paganos para satisfacer su insano juicio. Porque solos no se
atreven a confrontar y el miedo los deja sin palabras. Verdes esquirlas se
esparcirán por el rebaño, algunas equivocarán el camino pero el sentido de
unidad será más fuerte. Porque el tiempo es hoy. Porque allá quedaron ciertas
revolucionarias tratadas como locas. Porque hay que seguir haciendo historia.
No por venganza, sino por futuro. La venganza la veremos en la otra vereda.
Escupirán fuego desde sus cuerpos sin sangre. Y contra ellos, no hay perdón que
valga. Estarán allá, siempre del otro lado del mostrador. Porque la muerte
acecha desde siempre, pero nunca está del lado de los cobardes. A ellos también
les dará la espalda, aunque en su nombre terminen las peores aberraciones.
Servirá de aprendizaje para conquistar esos derechos que se han negado tanto
tiempo. Será el tiempo de cambiar la lucha desigual y entender la sociedad como
un todo. Será tiempo de no decidir por el otro. Levantaremos las manos
esperando celebrar otra victoria. Festejaremos una vez más que la realidad es
más importante que cualquier ficción y así nos enfrentaremos ante cualquiera
que quiera jurar venganza.
Marcelo De Nicola.-
Canción elegida para la editorial
Un clásico de Queen
IMPRESIONES
SOBRE REAL FICTION
Soy aquella sombra proyectada en el olvido.
Soy todo lo escrito en aquel caos que agoniza con la prisa del reflejo. Camino
solo en este bosque herido de miedo. Suena en mí el eco de voces perdidas en el
tiempo, ensayando palabras huérfanas que nada nombran. Soy nadie, aquel que es
ni siquiera ya un sueño. Será en aquellos temibles arrabales, en esa acertada y
filosa ausencia donde se desate la feroz batalla que es el arte. Sobre aquellas
brasas arderá al fin el alma del artista y será la belleza de esa llama también
su obra. Sera el director coreano Kim Ki
Duk quien nos abra las puertas de aquel infernal proceso en su obra Real Fiction. El film relatará la
historia de un artista humillado que buscara vengarse de sus agresores. Eso
será lo que veremos, allí la antesala al infierno. Kim Ki Duk experimentará
desde la dramaturgia buscando un quiebre tanto en la creación de los escenarios
donde la acción se desarrolla como también
en la construcción de los personajes. A pesar de esto, la estructura sobre la
que se narrará la historia será lineal y no habrá rupturas temporales en el
relato.
El personaje transitará los tres actos aristotélicos respetando en
aquel plano también la organización clásica de una obra. Será tal vez en el
análisis de su sentido connotado donde se encuentre el verdadero brillo del
film, será ese, sin duda, el lugar desde donde la obra misma nos interpele y
hasta nos desafíe. Entraremos aquí en un terreno huérfano al fin de certezas,
aquel lugar virgen de teorías y ensayos de donde solo podremos salir a través
del juego. El director planteará personajes que estarán fuera del verosímil
sobre el cual el relato general se estructure pero que funcionaran orgánicamente
sobre la trama. Será un ejemplo de este laberíntico juego la aparición de
personajes que sean parte del drama y que a su vez oficien de camarógrafos,
otros que mueran y revivan algunas escenas más adelante. Seremos espectadores
también de escenas cuyo raccord se
respete, esto es la continuidad dinámica del personaje a través del corte del
montaje, pero no así su continuidad lógica. Pasaremos de esta manera, entonces,
de un exterior calle a un interior sobre un escenario con solo atravesar una
puerta. Creeremos descubrir en todo aquello cierto vestigio del dogma planteado
en el 95 por Von Trier, pero luego, con el devenir de la obra nos daremos cuenta
que la intención estética nada tendrá que ver con aquel planteamiento.
Creeremos intuir cierta influencia del surrealismo bretoniano en la construcción del relato, pero finalmente aquella
idea naufragará en la tibieza misma de la simple creencia. Tal vez uno de los
juegos posibles que la obra proponga o por lo menos soporte, sea el de entender
en aquel relato, la intención del director de poner ante la desorientada mirada
del espectador el espectáculo mismo de la creación de la obra. El director
luchando en aquel abismo oscuro de la ausencia para adueñarse del personaje y
en su desatada ambición, también de la trama. La construcción de la
tridimensionalidad a través de todas sus instancias, en donde en un comienzo el
personajes es hablado y atravesado por la mirada del otro hasta lograr un
sustento en sí mismo. La rebeldía con la
que se desprende con terrorífica independencia de la mano de quien lo escribe
para adueñarse de su conflicto y perderse al fin para siempre de su creador. El
artista sublimando a través de su obra. Será así como el film tomará otro vuelo
y lo denotado y connotado se divorcien dando lugar al hecho artístico. Será
allí donde veremos arder al director con morboso placer y donde decidamos
también arder nosotros. Porque después de todo siempre preferiremos arder en la
hoguera de la profundidad de una obra a quemarnos lentamente en la
superficialidad de toda mediocridad.
Lucas Itze.-
Canción post impresiones
La magia de Charly
UNIVERSO
KIM KI-DUK
Nacido en Boghwa, Corea del Sur el 20 de diciembre de 1960, es uno de los directores
más prolíficos de su país. De acuerdo a Kim, fue en París donde acudió por
primera vez al cine; entre las primeras películas que vio se contaron El silencio de los inocentes, de Jonathan Demme, y Los amantes del Pont Neuf, de Léos
Carax, que le causaron ambas una gran impresión. De regreso en su país
natal, su recién descubierta afición le llevó a presentarse a varios concursos
de guion; en 1993 obtuvo el premio mayor del Instituto Nacional del Guion de
Corea del Sur por Un pintor y un criminal condenado a muerte. En 1994 logró la
tercera plaza del concurso organizado por el Concejo Coreano de Cine (KOFIC)
con Doble exposición, y al año siguiente el premio mayor del KOFIC por Cruce
imprudente. Aunque ninguno de estos guiones llegó a rodarse, su éxito le permitió
obtener un contrato con Joyoung Films para rodar Cocodrilo, la brutal historia de un grupo de personas sin hogar que
viven bajo un puente sobreviviendo a fuerza de astucia y violencia.
Su primer
guion se transformó en Animales salvajes,
rodada en 1996 en las calles de París, que se exhibió en el Festival
Internacional de Vancouver. En 1998 La
puerta azul se elaboró sobre otro guion premiado por KOFIC y tuvo más
exposición internacional, proyectándose en la Berlinale y en el Festival de
Cine de Karlovy Vary. En 2000 rodaría dos películas: la muy experimental Ficción verdadera, rodada en apenas 200
minutos y montada en tiempo real, acerca de un artista callejero, su ex novia,
y otros personajes que atraviesan la plaza en la que éste ofrece sus obras
durante la hora larga que dura el film, y la obra que le representaría el salto
a la fama crítica internacional: La isla.
Una morosa narración de la relación entre un fugitivo de la ley y la
propietaria de un centro de pesca, en la que los inquilinos habitan tiendas flotantes
en el lago. Luego llegó Domicilio
desconocido que abrió el festival de Venecia al año siguiente, y Mala gente—una nueva incursión en el
mundo de la prostitución forzada y la violencia como vínculo amoroso— que fue
su primer éxito de taquilla. Su siguiente película, El guardacostas contó con la presencia de una estrella local, Jang
Dong-kun, pero resultó menos efectiva que las anteriores. En el 2003 Primavera, verano, otoño, invierno... y
otra vez primavera atrajo nuevamente la atención masiva, sobre todo por la
mayor accesibilidad de un film desprovisto por completo de violencia.
Fue
también la primera de sus películas en alcanzar distribución a gran escala
fuera de los festivales y, fijó las bases para que las posteriores Samaria (que obtuvo el Oso de Plata al
mejor director en Berlín en el 2004) y Casa
vacía, también llamada Hierro 3
(ganadora del premio equivalente en Venecia) aparecieran en el circuito
comercial.
A partir de ahí fue estrenando una película por año. El arco (2005), El tiempo (2006), que tuvo muy buenas críticas sobre una pareja que
empieza a pasar una crisis. En 2007 llega Aliento,
nominada a la Palma de Oro en Cannes y en 2008 Sueño. Pasaron unos años para que en 2011 llegue con dos films: Amen (su film más criticado) y Airang. Volvió al buen nivel con el
film Piedad en 2012 con el que se lleva
el León de oro en Venecia. Un año después estrena Moebius, un drama psicológico con buenas críticas. En 2014 llega One on One, un thriller sobre un
crimen. Un año después lanza la experimental Stop y en 2016 llega su último film, La red, un drama de un pescador varado entre las aguas de las dos
Coreas.
FICHA
TÉCNICA
Título original: Shilje sanghwang (Real
Fiction)
Año: 2000
Duración: 86 min.
País: Corea del Sur
Dirección: Kim Ki-duk
Guion: Kim Ki-duk
Música: Sang-Yun Jun
Fotografía: Hwang Cheol-hyeon
Reparto: Ju Jin-Mo, Jin-ah Kim, Min-seok
Son, Je-rak Lee, Ki-yeon Kim, Sun-mi Myeong, Jang Hyun-Sung.
SINOPSIS
Cuenta la historia de un artista sin nombre
que pinta retratos en un parque. Al mismo tiempo sufre a causa de la rudeza con
la que le tratan algunos de sus clientes y por la presión de los miembros de
una banda que le exigen dinero. Una chica le lleva al teatro y, allí, un incidente
le convertirá en un agresivo delincuente. El llevará a cabo una cruel venganza
contra los que le han hecho sufrir.
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