EDITORIAL
Se
puso de pie trabajosamente, y en silencio se acercó a ella. Intentó buscar su
mirada, pero su vista, que ocultaba vaya uno a saber qué rencores, permanecía
distante en el horizonte más lejano, perdida en aquel ensueño que él ya le
conocía. Decidió no discutir, no esa noche que el frio helaba más profundo que
el olvido. Él sabía con certeza que la primavera se escondía celosa en aquellos
labios, que un universo inconmensurable de colores despertaba cada mañana
detrás de aquellos ojos que lo ignoraban, que su sola presencia lo invitaba a
mejorar, a no querer jamás bajar los brazos, a querer trascender… si, aquella
fantasía vagaba últimamente corroyendo cada arista dura que con instintivo
esfuerzo su mente había creado para mantenerlo a salvo… a él que no era nada ni
nadie, que solo era un hombre entre todos los hombres, un numero tal vez en la
triste lista interminable de todos los números. Cerró entonces sus ojos
embriagado en aquel juego de las distancias, los cerró con alguna intención
lejana de recordar aun lo que justamente era un juego, evocando aquel dulzor
con el que aquella pócima abría todas las puertas y ventanas, olvidando por un
instante a aquel hombre cuerdo que siempre habita entre los locos.
Cerró los
ojos y la besó, y al hacerlo, su mano acarició aquel rostro que insistía en la
crueldad de la indiferencia. La beso ofreciendo toda la ternura que un hombre
como él podía entregar. La acarició con un grito desesperado que suplicaba en
su lento recorrido tal vez cobijo, tal vez cariño. Entonces, el cartel con el
rostro de aquella dama se apagó. El hombre tardó unos instantes en
alejarse, refugiado quizás en la tibieza de los tubos que ya lo abandonaba como
un beso fugitivo. Finalmente, aquel hombre de edad incierta, tomó su roída
manta e improvisó una cama a los pies de la oscura publicidad. Se recostó y
clavo su mirada en el horizonte más lejano, allí lejos de toda la miseria que
lo rodeaba, en aquel infinito silencioso y distante, con el único deseo de
encontrarla.-
Lucas
Itze.-
Canción
elegida para la editorial
La
fantasía de Charly
IMPRESIONES PARA LA
TORTUGA ROJA
Caminamos
por la salvaje cornisa de la vida intentando destruir la tiranía de los miedos.
Buceamos sin sentido, descubriendo sigilosas mentiras que nos contaron desde
nuestros comienzos. Soportamos la presión de vivir bajo algunos conceptos
ridículamente confirmados. No nos queda otra, entonces, que lanzarnos al mar de
las vacilaciones buscando escapar de nuestras propias mentiras. De sumergirnos
entre los temores más infames de nuestra existencia. De lanzarnos al mundo
desnudo, en busca de un renacer. De naufragar hasta esa lejana isla donde
encontrar la libertad. De elegir quedarse ahí para siempre, o volver al mundo
que nos rodea. Con un naufragio, justamente, arranca la ópera prima animada del
holandés Michael Dudok de Wit,
titulada La Tortuga Roja. Autor de
uno de los cortos más premiados de los últimos años, Father and Daughter, nada menos que el estudio Ghibli, con Hayao Miyazaki
a la cabeza, puso los ojos en el director para su primera Coproducción Internacional. En el film, confluirán dos importantes
corrientes animadas.
Por un lado, estará claramente marcada la relación del ser
humano con la naturaleza, como en la mayoría de las películas del famoso
Estudio, recordando a films como La
princesa Mononoke o Ponyo en el
acantilado, pero por el otro, estará muy patente el trazo fino (llamado Ligne claire) de su admirado Hergé, creador de Tin Tin, sobre todo en los rasgos occidentales de los personajes, y
también, todo lo relacionado con los dibujos franco-belgas que el director mamó
desde pequeño. De hecho, el mismo dice que los ojos, como simples puntos
negros, son su mejor homenaje. El guion, firmado en dupla con la francesa Pascale Ferran no nos dará datos de
tiempo y lugar, como tampoco habrá palabras para entender lo que pasa, haciendo
que la falta de diálogos, haga centrarnos completamente en la trama. Las
imágenes serán grandilocuentes. Los colores vivos, mostrarán el poder de la
naturaleza, y los planos generales, demostrarán lo pequeño que es el hombre
frente a todo lo que lo rodea. La música creada por Laurent Perez del Mar, al no haber diálogos, será la pieza
fundamental del film, así como la banda sonora de la película, con esos ruidos
de olas desgarradoras, o pasos de pequeños cangrejos que conviven en la isla.
El guion establecerá los tres actos aristotélicos que venimos nombrando desde
el comienzo de nuestros tiempos. Habrá una presentación, donde el solitario
protagonista, esa especie de Robinson Crusoe, intentará por cualquier medio
irse de la isla, ese será su conflicto, aspirar volver a su vida habitual. Su
lucha será ante la feroz naturaleza, un nuevo mundo salvaje que desconoce.
Intentará por medio de balsas hechas por el, cruzar el océano, esa especie de
pared acuática que lo retiene. Al no poder escapar de la isla, desatará toda su
furia en esa figura extraña que impide su objetivo: la tortuga roja que da
nombre al film. Esta se transformará en una hermosa mujer, y será ese el
momento donde el entenderá que su mundo quizás ya no está allá, sino acá,
siendo este el giro que iniciará la curva dramática del personaje y dando pie
al segundo acto, donde veremos el desarrollo de la historia. Creemos que la
tortuga será la unión entre el ser humano y la naturaleza. De ahí, nacerá ese
hijo como fruto de esa redención del hombre con ese ecosistema que lo retiene.
Aprenderá a convivir en la isla y será el pequeño, quien dará sus primeros
pasos y no necesitará de sus padres para echarse al agua y nadar. Allí, como si
fuera su pequeño mundo, encontrará una botella llegada desde el mar, y buscará
también su libertad, a través de ese pequeño objeto llegado desde la
civilización. Su partida será justamente el desenlace, marcando el principio
del fin también para su padre. Esa botella, donde mirará el horizonte,
significará su encierro, su propia pecera. Salir de ahí, experimentar el ciclo
de vida por su cuenta, será el punto de partida para poder enfrentarse a sus
preguntas para así cruzar ese océano anárquico que lo detiene y
del que su padre nunca pudo salir…
Marcelo De Nicola.-
Marcelo De Nicola.-
Canción
post impresiones
La
poesía de Luis Alberto
UNIVERSO DUDOK DE WIT
Michaël Dudok de Wit
nació en Abcoude en el Países Bajos.
Después de su educación secundaria en los Países Bajos, asistió a la Escuela de Bellas Artes de Ginebra. En
1978, se graduó de la Escuela de Arte y
Diseño de West Surrey (ahora la Universidad para las Artes Creativas) con
su primera película, The Interview.
Después
de trabajar durante un año en Barcelona,
se instaló en Londres, donde dirige
y anima comerciales galardonados para televisión y cine. En 1992, creó el
cortometraje Tom Sweep, seguido de El monje y el pez (1994), que se realizó
en Francia con el estudio Folimage.
Este corto, de seis minutos, fue nominado a un Oscar y ha ganado numerosos premios, incluyendo un premio César por Mejor Cortometraje y el Cartoon d'Or. Michael también escribe e
ilustra libros ilustrados para niños y enseña animación en universidades de
arte en Inglaterra y el extranjero.
Su
película Padre e hija (2000) ganó un
Premio de la Academia, un Premio BAFTA, el Gran Premio en Annecy , el Gran
Premio en Animafest Zagreb y docenas de otros premios importantes. En 2006,
hizo el cortometraje El aroma del té,
que fue dibujado completamente con granos de té. Sus películas The Monk and the Fish y Father and Daughter se incluyeron en el
programa de animación de espectáculos. En 2016, lanzó su primer largometraje: The Red Turtle. Su estilo, Desde Tom
Sweep , todas las películas de Dudok de Wit tienen su característico dibujo de
trazo de pincel y su uso de tinta y acuarela.
Nos
despedimos con algo de Skay
FICHA TECNICA
Título
original: La tortue rouge
Año:
2016
Duración:
80 min.
País:
Francia
Dirección:
Michael Dudok de Wit
Guion:
Michael Dudok de Wit, Pascale Ferran
Música:
Laurent Perez del Mar
SINOPSIS
Un
náufrago vive en una isla tropical poblada por tortugas, cangrejos y aves. En
completa soledad, el protagonista pronto conocerá los contornos de esa isla, y
sacará todas las fuerzas necesarias para aprender a construir una balsa y así
poder huir. Pero todos sus intentos de huída se verán frustrados por la
misteriosa intervención de una gigantesca tortuga que destruye sus
embarcaciones.